Competencias ciudadanas en educación básica Dra. Graciela González Juárez ggj102@yahoo.com.mx Dra. María Teresa Reyes Ruíz mtreyes2005@yahoo.com.mx
Ambas autoras tienen el grado de Doctorado en Pedagogía por parte de la Facultad de Folosofía y Letras, UNAM y son profesoras de la carrera de Pedagogía, FES Aragón, UNAM
Resumen
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a investigación reportada sobre la formación cívica para el desarrollo de competencias ciudadanas desde el prescolar muestra inconsistencias entre lo establecido en el currículo, las prácticas docentes, el diseño de los materiales didácticos y el interés de los estudiantes. Con una perspectiva sociológica con Alain Touraine (concepto de ciudadanía) y Philliphe Perrenoud (concepto de competencia) como referentes, se proponen las siguientes ocho competencias ciudadanas: conciencia crítica, reflexivo, inclusivo, propositivo, empático, perceptivo, comunicador intercultural y dominio de la lengua nacional; competencias sociales que pueden promoverse desde el ámbito escolar y articularse a experiencias de la vida cotidiana para propiciar una actitud hacia la democracia en las relaciones con otros ciudadanos. Palabras clave: Competencias ciudadanas, democracia, ciudadanía.
Abstract The research reported on civic training for the development of civic skills from the preschool shows inconsistencies between provisions in the curriculum, teaching practices, the design of training materials and the interest of students. With a sociological perspective based on Philliphe Perrenoud (competition concept) and Alain Touraine (concept of citizenship) researches, the following eight civic skills are proposed: critical awareness, reflective, inclusive, proactive, empathetic, perceptive, intercultural communicator and proficiency in the national language; social skills that can be promoted from the school environment and articulate to everyday life experiences to foster an attitude towards democracy in relations with other people.
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Keywords: Citizen competences, democracy, citizenship.
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Introducción El propósito de este documento es delinear una propuesta de competencias ciudadanas, para la cual se tomaron dos referentes teóricos: por un lado, Alain Touraine (2006) con el concepto de ciudadanía en las sociedades democráticas y por otro, la noción de competencias ciudadanas de Phillipe Perrenoud (2008). Este documento contiene un primer apartado denominado la ciudadanía y el papel de la escuela para la formación de competencias ciudadanas para la democracia. En el segundo, se revisa la investigación que en materia de formación cívica y ética se ha realizado en México en educación básica en sus tres niveles. El tercero, presenta un esbozo de lo que de la propuesta para la formación de competencias ciudadanas, más allá del sufragio, los procedimientos electorales y el voto. Finalmente, se incluye un apartado con las conclusiones. Este trabajo es producto de la participación en la línea de Ciudadanía y Educación de la Maestría en Pedagogía de la FES-Aragón y de la reflexión permanente en el seminario que sobre educación superior y ciudadanía dirige el Dr. Juan Manuel Piña Osorio en el IISUE-UNAM.
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Ciudadanía y escuela En palabras del sociólogo francés Alain Touraine “…creemos que la democracia ha vencido. Hoy en día se impone como la forma normal de organización política de una modernidad económica basada en la economía de mercado y cuya expresión cultural es la secularización” (2004, p. 15). Se cree o se nos ha hecho creer, que hemos logrado transitar a un régimen democrático del que todos participamos y nos beneficiamos. A diario en los diversos discursos hablados o escritos, se hace referencia a la vida democrática de nuestro país. Sin embargo, la presencia de un discurso que aluda a conceptos asociados a la democracia, no indica que realicemos prácticas democráticas; un régimen de esta índole requiere de su reconstrucción permanente en las relaciones que establecemos (Reyes, 2011).
La idea de ciudadanía es indispensable para la democracia, “descansa sobre la separación de la sociedad civil y la sociedad política; garantiza los derechos jurídicos y políticos de todos los ciudadanos de un país, cualquiera que sea su pertenencia social, religiosa o étnica” (Touraine, 2004, p. 107). Es decir, la democracia se constituye a través de la cultura política y de la cultura ciudadana. La primera se construye activamente entre la participación, la diversidad y la información para el reconocimiento de los derechos políticos y civiles y de las obligaciones del Estado. La segunda, se establece entre las personas y las instituciones en forma cotidiana así como entre los ciudadanos, grupos e instituciones; quienes a partir de su conocimiento, ideologías y culturas pueden construir instituciones que fortalecen la democracia, como la familia, la escuela y los medios masivos de comunicación. Estos, juegan un papel nodal en los aprendizajes para la democracia y la ciudadanía. La ciudadanía es conciencia de pertenencia en dos aspectos complementarios: la conciencia de ser ciudadano y la de pertenencia a una comunidad. La ciudadanía funda el derecho de participar directa o indirectamente en la gestión de la sociedad. Mientras que la nacionalidad hace referencia a los deberes, la ciudadanía da los derechos (Touraine, 2004).
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Lo anterior implica una relación entre los ciudadanos y el Estado, a través de diversos mecanismos, instituciones y organizaciones para cumplir las leyes que regulen la participación ciudadana de un país. Touraine afirma que “el espíritu y la organización de una sociedad se manifiestan con mayor claridad en sus reglas jurídicas y programas educativos” (2006, p. 273). La función principal de la escuela es “preparar a los alumnos a aprender a cambiar y no sólo adquirir competencias específicas que corren el riesgo de quedar superadas o resultarles muy pronto inútiles” (op. cit., p. 274). Sin embrago, el individuo es competente como resultado de experiencias de muy diversa índole, construidas a través del tiempo y no sólo en las etapas y contextos escolares.
Cabe mencionar que las competencias para la vida, conocimientos, habilidades, actitudes y valores orientados para enfrentar con éxito diversas tareas se establecen en el perfil de egreso de la Educación Básica del Plan de estudios (2011), están centradas en el aprendiz y orientada hacia la participación individual, es decir, centradas en el sujeto. En cambio, las competencias para participar en grupos de manera colaborativa y/o comunitaria se consideran de manera tangencial.
Investigación sobre la formación cívica y ética dentro de la educación básica en México La investigación se ha orientado en diferentes aristas: el currículo, los docentes, los materiales y los estudiantes. En cuanto al currículo Alba et al. (2011) identificaron inconsistencias entre la justificación, los contenidos curriculares y los libros de texto; respecto de los derechos humanos que son el núcleo central en el discurso pero que no están incorporados como tal entre los componentes curriculares. En la asignatura Formación Cívica y Ética, la visión de los derechos humanos no corresponde con lo que plantean los materiales de apoyo para enseñarla. En la primaria, pese a que existe el programa oficial de la asignatura Educación Cívica no se destinaban horas específicas para su estudio, ni existían materiales especializados de apoyo al docente que le permitieran desarrollar algún plan de trabajo en esta área de formación, Alba et al. (2011). En la secundaria en cambio, los cursos de Civismo I y II se impartían en primero y segundo grados, y había libros de texto para su estudio. La enseñanza de la asignatura de Educación Cívica, se orientaba a la socialización política de conocimientos jurídicos y organizativos de nuestro país y de sus principales instituciones.
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Adicionalmente, Chávez (2009) reportó que los contenidos de la asignatura Formación Cívica y Ética no han cambiado ni se han actualizado pese a la complejidad de la realidad social, económica, cultural y política del país y del mundo actual. Los contenidos de los cursos y programas se abordan principalmente con una perspectiva valoral, pero las capacidades pedagógicas y el dominio de los conocimientos específicos y de saberes formales, no muestran una atención equivalente. Las inconsistencias diagnosticadas son resultado de una realidad paralela al currículo formal, en las que el docente, es un eje articulador entre éste y el currículo oculto. Chávez (2009) afirma que la Formación Cívica y Ética, requiere de comunicación, espacios de diálogo y reflexión para clarificar valores y posturas éticas personales. La actualización de docentes de educación básica se ha centrado en temas relacionados con los valores, la ciudadanía y la convivencia democrática y ha sido promovida principalmente por asociaciones civiles, privadas y algunas universidades (Latapí, 2002). La formación cívica y ética en los estudiantes de secundaria, de acuerdo con una investigación realizada por Tirado y Guevara (2006), muestra que los estudiantes tienen conocimientos parciales, ya que reconocen a los partidos políticos y algunos de sus actores, más no demuestran una clara comprensión de cómo se constituyen los poderes en México, ni de sus funciones y responsabilidades. Aspectos como la escolaridad de los padres, el número de libros en casa y la motivación por el estudio, son más importantes que el nivel de ingresos económicos. Adicionalmente, Chávez (2009) reportó que los contenidos de la asignatura Formación Cívica y Ética no han cambiado ni se han actualizado pese a la complejidad de la realidad social, económica, cultural y política del país y del mundo actual. Los contenidos de los cursos y programas se abordan principalmente con una perspectiva valoral, pero las capacidades pedagógicas y el dominio de los conocimientos específicos y de saberes formales, no muestran una atención equivalente. Las inconsistencias diagnosticadas son resultado de una realidad paralela al currículo formal, en las que el docente, es un eje articulador entre éste y el currículo oculto. Chávez (2009) afirma que la Formación Cívica y Ética, requiere de
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comunicación, espacios de diálogo y reflexión para clarificar valores y posturas éticas personales. La actualización de docentes de educación básica se ha centrado en temas relacionados con los valores, la ciudadanía y la convivencia democrática y ha sido promovida principalmente por asociaciones civiles, privadas y algunas universidades (Latapí, 2002). La formación cívica y ética en los estudiantes de secundaria, de acuerdo con una investigación realizada por Tirado y Guevara (2006), muestra que los estudiantes tienen conocimientos parciales, ya que reconocen a los partidos políticos y algunos de sus actores, más no demuestran una clara comprensión de cómo se constituyen los poderes en México, ni de sus funciones y responsabilidades. Aspectos como la escolaridad de los padres, el número de libros en casa y la motivación por el estudio, son más importantes que el nivel de ingresos económicos. En la primaria se enfatizan aspectos de la formación cívica y ética, aunque es preciso considerar la cultura ciudadana. García y Díaz-Barriga (1999) identificaron tres factores principales para explicar que la cultura ciudadana: características infantiles y procesos de aprendizaje, diversidad y equidad e intervención educativa. La cultura ciudadana está vinculada principalmente con la diversidad y la equidad, independientemente de las diferencias socioeconómicas y culturales entre los estudiantes. Las competencias cívicas y éticas se promueven en niños de primaria de diferente manera. Conde (2004) identificó catorce competencias cívicas para saber convivir, a través de actitudes y valores, mismos que se describen a continuación:
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1. 2. 3. 4. 5. 6. 7.
Autorregulación y autoconocimiento Conocimiento, respeto y defensa de los derechos humanos Participación democrática Dialogo Toma de decisiones Manejo y resolución de conflictos Comprensión crítica
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Perspectiva social y búsqueda del bien común Respecto a la diversidad Respeto y valoración de la justicia y la legalidad
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11. Convivencia democrática (los valores de la democracia) 12. Comprensión de la democracia como forma de gobierno y de organización
social 13. Ejercicio democrático de la autoridad y control ciudadano del poder 14. Participación en procesos electivos y de consulta democrática Las competencias cívicas descritas, muestran que cinco de ellas están orientadas también a la formación ciudadana. En ellas, se reconoce a los otros con una participación democrática, como sigue: el diálogo, la perspectiva social y la búsqueda del bien común, la convivencia democrática así como con la participación en procesos electivos y de consulta democrática. Las nueve restantes no precisan el papel de co-construcción como parte de la competencia misma. La formación cívica y ética en el preescolar ha sido insuficientemente investigada. El programa de educación preescolar está orientado por competencias y reconoce que son necesarias para el desarrollo personal y social, el lenguaje y la comunicación, el pensamiento matemático, la exploración y conocimiento del mundo, la expresión y apreciación artística y el desarrollo físico y salud (SEP, 2009). Algunas experiencias respecto de la educación para la ciudadanía y las competencias fueron reportadas por, Marmolejo y Jiménez (2005) a través de estrategias situadas y textos narrativos, analizaron la comprensión de los niños frente a las competencias ciudadanas y reportaron que los tipos de preguntas y las experiencias directas de los niños, posibilitan una mayor comprensión lectora en temas de ciudadanía.
Hacia las competencias ciudadanas en educación básica Cabe precisar que la noción de competencia es tangencial en la perspectiva toureiniana. Perrenoud elabora la noción de competencia ciudadanas, enfocándose en la noción de competencia que en el de ciudadanía. La competencia se define como “[…] la capacidad de actuar en forma eficaz de la mejor manera posible en una situación definida y se apoya en los conocimientos sin reducirse a ellos, generalmente para enfrentar exitosamente una situación debemos usar y asociar varios recursos cognitivos complementarios, entre los cuales se encuentran los conocimientos” (Perrenoud, 2008, p.7). En su propuesta, educar para la ciudadanía es una tarea colectiva y en ambientes seguros contribuyen a ello.
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La competencia ciudadana está fuertemente vinculada con la autorregulación de los aprendices, sus emociones y su capacidad de comunicación para transmitir asertivamente intereses particulares sin transgredir el derecho del otro. Así como, tomar decisiones morales, ante dilemas, que implican la decisión en una situación específica, sin dañar a los demás. Puede afirmarse que las competencias ciudadanas son la capacidad de actuar de forma eficaz y proactiva en una situación colectiva, comunitaria o grupal, a partir de reconocer a los otros ciudadanos en su opinión o participación, en actividades de la vida pública sin distinciones de edad o género. Las ocho que se enuncian a continuación, pueden promoverse desde el preescolar: 1. Conciencia crítica, para reflexionar, disentir y respetar las diferencias individuales. 2. Reflexivo, para argumentar con base científica. 3. Inclusivo, para identificar las desigualdades de hecho y tratar de corregirlas activamente. 4. Propositivo, para reubicar los conocimientos en situaciones sociales e históricas concretas, ciencias físicas, biológicas, sociales y humanidades. 5. Empático, capacidad lúdica para propiciar la integración social del grupo. 6. Comunicador intercultural, capacidad de expresarse oralmente y por escrito para comprender mensajes, dialogar, argumentar y contra-argumentar mediante el análisis del discurso del Otro. 7. Dominar la lengua nacional. 8. Perceptivo. Capacidad para reconocer al otro, y de propiciar la vida común en forma respetuosa. Las ocho competencias son alusivas a los atributos que un individuo puede desarrollar desde temprana edad. Se pueden desarrollar progresivamente en el esquema de educación básica, requieren de escenarios de comunicación interactiva colaborativa y grupal con actitudes y valores de la democracia. Así, una competencia ciudadana fundamental y transversal tiene que ser la capacidad de reconocer al otro en sus derechos y obligaciones.
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La democracia no es una cuestión de retórica, las prácticas democráticas se reflejan en las relaciones que establecemos con los niños y las niñas, en las formas de operar el currículo, la solución de problemas, la creatividad y el pensamiento crítico para un mundo en constante cambio (Olson, 2004). La escuela es el lugar donde se forman para resolver las problemáticas que plantea el mundo globalizado y democrático que permitan al sujeto estructurar el aprendizaje para el resto de su vida y alcanzar un mínimo de bienestar, a través de la educación.
Conclusiones El propósito de este trabajo fue delinear una propuesta de competencias ciudadanas con la recuperación de los conceptos de ciudadanía de Alain Touraine y el de competencias ciudadanas de Phillipe Perrenoud. La escuela de nivel básico es un escenario de oportunidades para gestar la ciudadanía democrática y la conciencia ciudadana desde la infancia, reconociendo que toda competencia requiere tiempo en su conformación.
El sistema educativo básico de nuestro país, ha enfrentado desde hace ya mucho tiempo una deuda con sus ciudadanos, porque en su historia por consolidar una nación democrática lo que se observa es que uno de los objetivos fue la cobertura de los servicios educativos, que la educación llegara a todos los hombres y las mujeres de todas las edades y a todos los rincones de la nación sigue sin saldarse. La escuela tiene la función social de contribuir a a formar ciudadanos responsables y activos desde muy temprana edad.
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