Origen de las crisis económicas y financieras César Zaletas Rivera cesar_zaletas@comunidad.unam.mx Profesor de asignatura de la carrera de Economía FES Aragón, UNAM.
Resumen
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a crisis actual es un reflejo de lo que caracteriza a las crisis económicas capitalistas en un sentido general. Es decir, es resultado de las contradicciones en las que cae el capitalismo en su afán de seguir incentivando la reproducción de capital. Sin embargo su origen se remite no a la esfera de la producción (economía real) sino a la esfera de las finanzas y del capital ficticio (economía financiera). Palabras clave: crisis económica, sistema financiero internacional, economía financiera.
Abstract The current crisis is a reflection of what characterizes the capitalist economic crisis in a general sense. That is, result of the contradictions in which falls the capitalism in its eagerness to continue encouraging the reproduction of capital. However its origin refers not to the sphere of production (real economy) but to the sphere of finances and the fictitious capital (financial economics). Keywords: economic crisis, international finantial system, financial economics.
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I. Introducción El presente ensayo busca abordar el tema de las crisis económicas propias del capitalismo. En particular, se hace una breve explicación y análisis sobre la crisis económico-financiera de 2008 y sus efectos a nivel mundial. Si bien se aborda desde un enfoque marxista, las conclusiones obtenidas son compatibles con otros puntos de vista no marxistas, teniendo en cuenta los graves daños que ha causado la desregulación financiera. En la primera parte, se da una introducción teórica marxista de las crisis y el rol predominante de la caída de la tasa de ganancia. La segunda parte comprende la aplicación de los elementos teóricos para explicar la reciente crisis económica global. Por último, se reflexiona acerca de los efectos producidos por dicha crisis, el posible replanteamiento de la economía mundial y del papel que deben jugar las instituciones y el Estado.
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La teoría marxiana de la crisis económica
La crisis actual es un reflejo de lo que caracteriza a las crisis económicas capitalistas en un sentido general. Es decir, es resultado de las contradicciones en las que cae el capitalismo en su afán de seguir incentivando la reproducción de capital. Sin embargo su origen se remite no a la esfera de la producción (economía real) sino a la esfera de las finanzas y del capital ficticio (economía financiera). El sistema capitalista siempre ha buscado alternativas para la subsistencia de las relaciones sociales de producción imperantes para poder seguir existiendo. En un principio, la esfera de la producción marcaba los elementos característicos del sistema y sus causalidades. Es decir, las formas en las que se utilizan los medios de producción, la cantidad de estos recursos e incluso las decisiones de inversión del capitalista industrial determinaban el dinamismo de los bancos y del crédito. Los lazos del capital industrial y el capital bancario se hicieron cada vez más fuertes debido a la necesidad de los industriales de obtener mayores ganancias, con la consecuente aceleración en la esfera de la circulación.
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Los tiempos de rotación de las mercancías y del propio dinero, se fueron reduciendo. Inclusive los lazos cada vez más fuertes del capital industrial y bancario permitieron la aceleración de la producción hasta el punto de comprometer mercancías sin antes tenerlas en stock. Así es como el capital financiero (capital industrial + capital bancario) se volvió pieza fundamental para la subsistencia del capitalismo. Las diferentes formas de ganancia juegan un papel importante. En primer lugar el capitalista dueño de los medios sociales de producción, obtiene su ganancia gracias a la explotación de la fuerza de trabajo, la cual es la que aporta el valor adicional (plusvalía o plusvalor) a las mercancías producidas, las cuales, al hacerse efectivo el 1 intercambio comercial (D-M-D`) , aportan al capitalista la expresión a la que hace referencia el precio de la mercancía. Es en ese momento en el que el capitalista industrial recupera el costo de la mercancía (precio de costo) más la plusvalía obtenida, la cual será su ganancia (Marx, 1867). En segundo lugar, el banquero (capitalista administrador de los fondos obtenidos desde la esfera de la producción) es el que dispone del capital-dinero de los industriales para obtener su propia ganancia por medio del crédito: la tasa de interés. Esa forma de ganancia, vista como el costo de oportunidad (i.e. vista como la ganancia obtenida por el capitalista bancario por prestarlo y abstenerse de ocuparlo en otra actividad económica), es la que impulsa a los banqueros a incentivar la aceleración del tiempo de rotación del dinero. Mientras más créditos puedan otorgar, mayores serán las ganancias por interés. En este punto es donde se deriva la forma en la cual el dinero es utilizado para crear más dinero. El dinero puede ponerse en manos de otros individuos o instituciones para poder invertirlo, dejar que pase un tiempo determinado y poder ver incrementado su dinero: la fórmula D-D` con D`=ΔD. El capital ficticio entra en escena. 1 1
Esta es la fórmula general del capital.
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Lo anterior forma un marco general en el cual se desarrolla todo un sistema para que la creación y acumulación de capital pueda mantener de una forma que se pretende sea permanente por parte de los capitalistas (en detrimento de los dueños de la fuerza de trabajo).
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La caída de la tasa de ganancia
El afán de los capitalistas por mantener las ganancias de sus empresas ocasiona que se incremente y mejore el capital fijo para poder incrementar la eficiencia en su producción (inversión en tecnología, maquinaria, edificios, etc.). Pero esto, a su vez, hace que se incremente la composición orgánica del capital (O) y, por lo tanto, disminuya la tasa de ganancia. Recordemos que
En donde C es el capital constante y V es el capital variable. Es evidente que si aumenta la el capital constante, la composición orgánica del capital aumenta. Por otro lado,
En donde p es la masa de plusvalía, c el capital constante y v el capital variable. Dado que el trabajo que forma parte del capital variable es la única parte que puede aportar el valor necesario para trasladarlo a los precios y después a los bolsillos del capitalista, si la composición orgánica del capital aumenta, la tasa de ganancia disminuye (Marx, 1894). Esta, quizá, sea la contradicción más importante en la que cae el capitalismo.2
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A parte de Marx, otros autores han puesto en evidencia este problema, como Schumpeter (1935) o
Kalecki (1977).
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La inversión misma es la que ocasiona, paradójicamente, la caída en la tasa de ganancia. Esta paradoja o contradicción es el origen de lo que conocemos como crisis. Las crisis son, entonces, desajustes severos en la economía causados por reacciones ante la caída de la tasa de ganancia, que conllevan una destrucción masiva de capital. Ahora tenemos casi todas las herramientas teóricas para entender la crisis actual. Solo hay que agregar una parte importante que queda implícita en la génesis del capital ficticio. Este tipo de capital se alimenta del deseo de obtener dinero a partir del dinero mismo, es decir, el obtener una ganancia sin tener de por medio un proceso de producción D-M-D`, ni de la metamorfosis de las mercancías. En otras palabras, el desenvolverse en el ámbito puramente financiero, despegándose totalmente de la parte real de la economía.
4. Relaciones entre la economía real y la economía financiera La existencia de todo un sector financiero en la economía es justificada convencionalmente mediante la definición de su función original: canalizar los recursos financieros de las unidades (entidades) superavitarias a las unidades deficitarias. Es decir, aquellos capitalistas que pueden alimentar los fondos prestables, los cuales pueden ser utilizados por otros capitalistas para fines productivos. La categoría que une a ambas esferas es el capital financiero. Sin embargo, en este último se crea una ilusión o una fetichización del dinero, lo cual genera un rompimiento de la función básica mencionada. En el seno del sistema financiero surge un creciente interés por la obtención de cantidades del dinero cada vez más independientes de los procesos de producción. Así se tiene que, en un principio, el sistema financiero (con el sistema bancario incluido) y la economía real estaban estrechamente ligados, con un marcado servicio del primero hacia el segundo. Sin embargo, las operaciones realizadas en los mercados financieros (bolsas de valores, bolsas de derivados, operaciones interbancarias, etc.) empezaron a ser vistas como fuentes de ganancias a menor plazo e inclusive mayores a los que ofrece la economía real, lo que ocasiona que exista un desvío de recursos hacia este tipo de operaciones en detrimento de la esfera real de la economía. La influencia del sistema financiero en la economía real, ha sido cada vez
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mayor. Ya no sólo la producción es la que marca la pauta para la demanda de créditos bancarios, sino que es el mismo sistema financiero el que determina e influencia al dinamismo de la producción. Ahora tenemos completo el panorama para poder entender los cuales surgen las crisis hoy en día.
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Burbujas financieras
Los movimientos que se desarrollan en la esfera financiera son cada vez más especulativos. Este ha sido el rasgo distintivo en las últimas décadas, sobre todo por los avances en modelos financieros y el uso de derivados. La teoría que sustenta a esos instrumentos se centra en la teoría financiera la cual, a su vez, se basa fuertemente en la teoría económica neoclásica, la cual utiliza el laissez-faire como lema principal. La correcta asignación de recursos, información perfecta y expectativas racionales son indispensables para poder valuar futuros, opciones, swaps y derivados exóticos. Las matemáticas utilizadas en esos instrumentos son avanzadas, las cuales son utilizadas por especialistas en el tema. Esto hace que sea una élite (tecnócratas, capitalistas y banqueros) la que maneje ese tipo de transacciones. Pero no son los instrumentos complejos o las matemáticas utilizadas las que crean el problema per se. Precisamente, se necesita la combinación de ideales liberales que utilicen la bandera de la desregulación financiera y de la búsqueda incesante del incremento de las ganancias para que se realicen operaciones que comprometen mayores montos cada vez más desapegados de su fundamento real. Las burbujas financieras no son más que el producto de una creciente especulación y desregulación de los mercados que, una vez que las contradicciones que emanan de ellos mismos, son capaces de provocar grandes pérdidas y provocar una onda de choque que puede llegar hasta la economía real.
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La enajenación y la financiarización
Se ha dicho anteriormente que la búsqueda de incrementar la masa de ganancia, trae consigo la caída de la tasa de ganancia. Esto, combinado con la alta innovación, la entrada de participantes en el mercado y la destrucción y creación de capital latentes, provoca que los capitalistas busquen nuevas formas de obtener la ganancia que desean. Cuando los productores de mercancías no demandan créditos productivos y los mercados financieros se saturan, es hora de mirar hacia el crédito al consumo y crear instrumentos financieros que sean atractivos para la gente en general (proletariado). A esto se le conoce como financiarización de la economía bajo el lema de “educación financiera para todos” (Lapavitsas, 2010). El utilizar los propios fondos bancarios para otorgar créditos al consumo es una enajenación de los recursos de los trabajadores. Pero los fondos en los que los trabajadores tienen sus ahorros también pueden ser utilizados para financiar proyectos más grandes y someterlos a la inversión en los mercados financieros para que generen rendimientos. Esta es la bursatilización de esos recursos y se ha vuelto una práctica muy común en las economías modernas para financiar, por ejemplo, proyectos de vivienda.
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Origen de la crisis de 2008
En el principio del siglo XXI se han producido crisis que han marcado la forma en la que se concibe a la Economía y el papel que deben jugar las instituciones para regular el sistema financiero. Pero ¿por qué se ha llegado a dudar del mismo sistema financiero, algo que por definición debe ser autorregulable y predecible bajo las expectativas racionales? Los desastres financieros han estado presentes,3 lanzando una alerta acerca de los problemas que puede causar la desregulación financiera (Correa, 1998). Pero, bajo los supuestos que rigen la ideología económica imperante en la actualidad, se tomaron solo como desajustes temporales y como errores de tipo fortuito o externo a las decisiones de los agentes en la economía.
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Tal es el caso de las empresas Enron y Worldcom y el banco británico Barings.
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Pero en la llamada crisis de las dot com o empresas tecnológicas en Estados Unidos, el problema se complicó bastante, ya que para incentivar la inversión y recuperar el dinamismo de esas empresas la FED aplicó políticas para bajar las tasas de interés cercanas a un nivel del 0%. Pero las tasas de interés no subieron después. En consecuencia, hubo un periodo de auge para obtener recursos a bajo costo. Ahora, recordemos que para hacer frente a la caída de la tasa de ganancia, los capitalistas buscan nuevas alternativas de solución. En este caso, los bancos buscaron nuevos clientes a los cuales brindar créditos, recurriendo a la financiarización. A causa de la desregulación, el afán desmedido de ver incrementados su dinero, hizo que se otorgaran créditos aún a personas que no podían comprobar su solvencia, aumentando el riesgo de impago. En concreto, esos créditos se realizaron en el mercado de hipotecas. Pero la especulación y los movimientos financieros no pararon en ese punto. Los bancos y otras instituciones gubernamentales decidieron negociar con la deuda (bonos) sobre hipotecas de alto riesgo (sub-prime) y las hipotecas de bajo riesgo (prime) “empaquetándolas”, con una mezcla de un número fijo de ambas. Es así como se armó la bomba, solo habría que esperar la chispa que la detonara, es decir, que rompiera esa burbuja especulativa. La chispa que se necesitaba llegó al fin en forma de una subida en las tasas de interés, lo cual hizo imposible el cumplimiento de la amortización de la deuda para muchas personas, dejando al sistema sin liquidez. Pero el problema no acabó ahí. Los bonos que alguna vez circularon solo en Estados Unidos, fueron comprados en otros países desarrollados, en su mayoría europeos. Así, estos bonos tóxicos existían en el sistema financiero internacional. Cuando la liquidez empezó a escasear, esos bonos se convirtieron en los denominados bonos chatarra, debido a la baja súbita de la demanda de los mismos. Todo lo anterior provocó una alta tasa de destrucción de capital (quiebra de bancos) y un efecto dominó que se extendió a varias instituciones. Primero quebraron los bancos tenedores de bonos y las instituciones de financiamiento de la vivienda en Estados Unidos. Al quebrar los bancos, los fondos de los trabajadores desaparecieron y el consumo se colapsó, creándose así el vaso comunicante de la crisis financiera y la crisis económica. Los efectos de esta crisis fueron devastadores. Una amplia destrucción de capital transformó a la economía mundial: deflación en el mercado de commodities
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Necesidad de replanteamiento de la Economía
Varios autores con diferente enfoque (Lapavitsas; 2010, Stiglitz; 2010, Krugman, 2012) han puesto en evidencia la alta peligrosidad que conlleva seguir con un sistema financiero desregulado. En particular, Stiglitz afirma que la crisis exportada desde Estados Unidos es un claro ejemplo de que el sistema financiero no puede llegar por sí solo a los equilibrios que se requieren y que se necesita un marco regulatorio mucho más fuerte, es por eso que aplaude la celebración de acuerdos como los de Basilea II y III, que establecen la estandarización sobre capitalización de los bancos mediante pruebas de estrés, riesgo sistémico y valor en riesgo. Este tipo de acuerdos ofrecen una herramienta útil para regular a los bancos, pero ¿qué pasa con el papel del Estado? La crisis de deuda Europea que actualmente se vive y que repercute en la economía global y el ámbito político y académico, se caracteriza por fuertes debates en los que se argumenta, por un lado, que la disciplina fiscal y la fortaleza del sector externo servirán para revertir los efectos de la crisis, claramente son políticas de corte neoliberal; por otro lado, hay quienes afirman que los modelos actuales no son capaces de prevenir las crisis severas y que los planes de austeridad conllevan a problemas de recesión más graves que incluso pueden llevar a un desplome del Euro. Este último argumento, corresponde a quienes proponen que el Estado reactive la economía mediante el gasto e impuestos progresivos que corresponden a soluciones de tipo keynesiano. Sin embargo las razones por la cual suceden esas crisis hacen que los planteamientos de Marx tengan vigencia y un lugar en el debate académico, aunque en ámbito político haya quedado totalmente desacreditada.
Bibliografía · Correa Vázquez, María Eugenia (1998). Crisis y desregulación financiera. Siglo XXI-UNAM, México. · Kalecki, Michal (1977). Ensayos Escogidos Sobre Dinámica de la Economía Capitalista, 1933-1970. Fondo de Cultura Económica, México. · Krugman, Paul (2012). End this depression now! W. W. Norton & Company, Estados Unidos. · Lapavitsas, Costas. (2010). Financialization and capitalist accumulation: structural accounts of the crisis of 2007-9. Research on Money and Finance. Discussion paper no 16. School of Oriental and African Studies, University of London. Reino Unido. · Marx, Karl (1867-1894). El Capital, tomo III: 213-263; Fondo de Cultura Económica, 2ª ed. 1959, México.
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· Schumpeter Joseph A. (1935). Análisis del Cambio Económico; Ensayos sobre el Ciclo Económico: 17-35. Fondo de Cultura Económica, México, 2ª ed. 1956 · Stiglitz, Joseph E (2009). The Current Economic Crisis and Lessons for Economic Theory. Eastern Economic Journal no. 35, Columbia University, Estados Unidos . · Stiglitz, Joseph E (2010). Who do these bankers think they are? Harvard Business Review no. 88, p.36, Columbia University, Estados Unidos.
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