EL ESTUDIO DE LA RECEPCIÓN: HACIA UN REPLANTEAMIENTO

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EL ESTUDIO DE LA RECEPCIÓN: HACIA UN REPLANTEAMIENTO

Rafael Ahumada Barajas ahumadabar@hotmail.com FES Aragón, UNAM Resumen: La ponencia analiza los aspectos metodológicos, teóricos, así como las orientaciones del objeto de estudio propio de los trabajos denominados: “Estudios de recepción”, pues conceptualmente suele haber confusión entre los trabajos de investigación de audiencias (audiómetros) e investigación de mercados con las de recepción. Se analiza si dichas investigaciones estudian o analizan: el uso, consumo, la audiencia, la apropiación de medios y mensajes o el significado y sentido que el receptor da a las emisiones. Ahora que con los medios emergentes (Tic) el escenario mediático se está transformando.

Palabras clave: estudios de recepción, análisis, metodología.

Abstract: The paper discusses the methodological and theoretical aspects as well as the orientations of the object of study of work called “reception studies” because conceptually there is often confusion between the research audience (people meters) and market research with the reception. We analyze whether such research study of analyze: the use, consumption, audience, media ownership and messages or meaning and sense that the receiver gives emissions. Now that emerging media (ICT), the media landscape is changing.

Keywords: reception studies, analysis, methodology, patterns of consumption.

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Introducción:

Los medios de comunicación incluyendo las tecnologías de la información y la comunicación requieren ser observados desde un punto de vista actualizado. Esto no tiene nada que ver con el proyecto de modernidad, compuesto por un conjunto de creencias que han acompañado a los medios desde su surgimiento y su desarrollo. Los medios tradicionales (cine, radio, prensa y televisión) han alcanzado su madurez y las TIC están próximas a alcanzarla. Las Tic representan de forma irreversible un papel protagonista tanto en las actividades profesionales como en la vida privada o en el espacio público.

Hoy las Tic (las redes e

internet, la telefonía móvil, la microinformática, los

contenidos digitales, etcétera) forman, sin lugar a dudas, un panel de retos absolutamente prioritarios: retos como los económicos (entre los grandes grupos de comunicación multinacionales, operadores de telecomunicación, fabricantes de materiales e industriales de la cultura o de la información), político culturales (como consecuencia de la globalización), sociales (¿podrán resultar favorecidas las posibilidades de una comunicación distinta, incluso alternativa, o serán sometidas al dominio generalizado de la mercancía?), este último reto puede y debe ser motivo de estudio de la investigación de la recepción, pues con frecuencia más que estudiar la forma en que los sujetos interactúan con los medios y las Tic, suelen suministrar datos sociodemográficos, gustos y preferencias y hábitos de uso y consumo de los receptores como si se satisficieren necesidades de información de los medios y no los movimientos transversales que se dan en un doble sentido: conectando a la vez todo lo que parte de la producción (o la emisión) hacia el consumo (y la recepción), y actuando de un campo social a otro, como se da del educativo a las industrias culturales.

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Considerando el origen de los estudios de recepción:

Las aportaciones para examinar a los medios, sus contenidos, sus formas expresivas y sus diferentes formas de recepción a partir del contexto social y cultural que los circundan las hicieron los estudios culturales (Casetti, 1999).

Fue a partir de la exigencia de estudiar los productos mediáticos en relación con los procesos culturales que marcan el ritmo de la vida social y que ahora se manifiestan con mucha fuerza en estos últimos años.

Es verdad que no se trata de ninguna novedad, pues la investigación, sobre todo la académica, desligada de la obligación de responder a las exigencias de la industria mediática, siempre ha dedicado mucha atención a las relaciones entre los medios y la sociedad, a su recíproca influencia y a sus posibles elementos de conflicto.

Sin embargo, el resurgimiento de este tipo de investigación, tal y como se produjo recientemente, ha sufrido la influencia de algunos presupuestos teóricos que, en algunos casos, han acabado ampliando y modificando la perspectiva desde donde se observan los fenómenos de los medios. Casetti (1999) resume dichas consideraciones en tres ideas básicas.

La primera idea es que un texto (contenido mediático), no es sólo una construcción semio-lingüística, caracterizada por una determinada estructura y funcionamiento interno, sino también un evento que se produce en un tiempo y un espacio determinados; algo que sucede en algún lugar, en un momento, para alguien; y que aún cuando pueda ser minúsculo (te informo que…/ te garantizo que…/ te prometo que…) entra a formar parte de nuestro mundo.

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Este carácter de “evento” que posee el texto mediático, tiene una doble cara. Por un lado, el texto encuentra en el marco histórico, geográfico, cultural y social que lo albergan las condiciones de su propia existencia; es decir, el carácter productivo del texto depende del contexto, su naturaleza y su posibilidad de ser recibido. Y por otro lado, el texto contribuye a su vez, a definir el cuadro histórico, geográfico, social y cultural que lo alberga; esto es, todo lo que afirma y el modo en que lo hace reestructuran, al menos para la percepción común, la realidad circundante. En este sentido, los mensajes de los medios “dan forma al contexto en la misma medida en que dependen de dicho contexto”.

La segunda idea que distingue a esta área de investigación es que un texto mediático, no es un dispositivo que guarde para sí, y luego entrega a su destinatario, un sentido definido y realizado. Por el contrario, el texto facilita una propuesta que manifiesta las intenciones de quien promueve la comunicación y que se ofrece a ser interpretado por el destinatario. Es decir, el texto es el lugar donde se confrontan todo lo que el emisor quiere decir, lo que consigue expresar concretamente y lo que el destinatario comprende del mensaje. Entonces el significado del texto se produce de la superposición de un significado del emisor, de un significado intrínseco y de un significado del receptor.

En el proceso de interpretación se produce, principalmente, una especie de careo entre el texto y su destinatario, cuya confrontación desemboca en una verdadera “negociación” de sentido, que comprende diferentes aspectos del acto de recepción.

La tercera idea es que, para los sujetos sociales, el texto constituye un recurso que se debe utilizar, además de ser una propuesta que hay que interpretar.

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Los textos de los medios se prestan a diferentes usos. Por ejemplo, ofrecen imágenes de la realidad que confirman, integran o corrigen los mapas cognitivos de los individuos. Facilitan esquemas que explican los eventos cotidianos, casi siempre a partir del modo en que tratan los casos públicos. Facilitan repertorios de expresiones, símbolos, figuras retóricas, etc., que se pueden volver a utilizar en diferentes ocasiones, incluso en nuestras conversaciones cotidianas. Activan cuadros comunicativos que conforman o desmienten las jerarquías sociales reconocidas. Favorecen o bloquean las interacciones personales. Ofrecen sugerencia para la acción.

La propuesta de un esquema de análisis.

Por lo expuesto hasta ahora, se evidencia que rehusamos la técnica como una instancia exterior a la sociedad y separada de ella. Con más precisión, nos orientamos, en primer lugar, a analizar los desarrollos técnicos a través de sus determinaciones sociales y sobre todo a partir de modelos de organización y de las lógicas sociales de la comunicación que contribuyen a su expansión. De igual modo, en segundo término, intentamos analizar las mutaciones y los cambios sociales relativos a la información-comunicación a través de la emergencia y la subsiguiente estabilización de los medios, incluyendo las TIC.

Es conveniente recalcar que en el análisis de la recepción mediática es necesario determinar las especificidades de la información-comunicación, en segundo lugar, la localización de los movimientos detectados en una temporalidad bien especificada que no puede ser otra que el largo plazo; y por último, el esclarecimiento de la cuestión misma de la innovación.

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En primer lugar, a propósito de la información-comunicación: la llegada de las TIC conlleva un ensanchamiento y una complejización del dominio de los medios. Pero las TIC siguen siendo, en parte, técnicas de comunicación y, por lo tanto, de relación entre individuos, contribuyendo así a un incremento de la mediatización de la misma (con respecto a la comunicación ordinaria, basada en el lenguaje y la corporeidad). Así mismo se observa una tendencia a la individualización de las prácticas informacionales y culturales en relación con el uso creciente de las TIC. Todas estas dimensiones son esenciales y las más de las veces se descuidan en muchos trabajos de investigación.

La temporalidad es un factor clave en la investigación de las determinaciones técnicas y, sin embargo, es un aspecto que se descuida la mayoría de las veces. A pesar de las advertencias de la mayor parte de los filósofos o de los epistemólogos, muchos tecnólogos y publicistas, y desde ya los directamente implicados en la promoción de una u otra herramienta, sitúan el alcance de sus reflexiones (y proyecciones) a corto plazo, cuando el largo plazo es el cuadro temporal de los desplazamientos de la técnica (Miége, 2010)

El problema de la innovación no deja de estar relacionado con el factor tiempo, pero la forma en que, por lo general se lleva a cabo esa relación en los ambientes profesionales y en los discursos sociales es empírica e induce a confusiones recurrentes. Resulta imprescindible una clarificación conceptual, pues casi siempre la innovación queda insuficientemente diferenciada frente a nociones próximas tales como mutación o cambio, incluso perfeccionamiento (por ejemplo, las versiones sucesivas de un software), con los que está conectada pero a las que no puede ser asimilada. El conocimiento de las evoluciones contemporáneas gana mucho cuando se identifica o ven lo que distingue a los conceptos evocados (innovación, mutación, cambio y perfeccionamiento), y cuando se sitúa a cada uno en su lugar.

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Por otro lado, también hay motivos para separar lo que concierne a lo sociotécnico (y ahí encontramos a las TIC) de los supuestos efectos producidos en uno u otro dominio de la acción social (por extensión, se llega a hablar incluso de innovación pedagógica, cultural, informacional, etc.)

Las innovaciones rupturistas son las que a traen más directamente a la investigación en información-comunicación; efectivamente las TIC en su conjunto participan de una importante carga de innovación de este tipo, puesto que conjugan: 

La digitalización de (cantidades importantes) datos y su tratamiento.

La condensación de señales, sobre todo para la transmisión en la red.

La miniaturización de los componentes.

Y al hacer esto, el tratamiento, la visualización de los datos y su modelización, así como la ampliación de las posibilidades de interactividad.

La ampliación efectivamente detectable de la oferta de información no da lugar por sí misma a formas de consumo y de aprovechamiento en igualdad de condiciones para todos, debido a que el proceso de información responde generalmente a leyes del mercado e incluso a modalidades estrictamente industriales.

Los modelos de consumo en los estudios de las audiencias. El consumo se puede entender, según Néstor García Conclini como: “el conjunto de procesos socioculturales en que se realizan la apropiación y lo usos de los productos”, explica que a pesar de la connotación del término excesivamente cargado por su origen económico lo ve con más fuerza para abarcar las dimensiones no económicas que las otras naciones afines: recepción, apropiación, audiencias o usos.

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En los estudios de la recepción es el análisis de las prácticas de consumo cultural lo que se debe buscar como línea de trabajo (García, 1991).

Este autor plantea seis modelos de consumo a distinguir en los estudios de las audiencias:

En el modelo, el consumo es el lugar de reproducción de la fuerza de trabajo y de expansión del capital. De esta manera, todas las actividades que las personas desarrollan en su vida cotidiana (comer, descansar, el ocio, etc.) son organizadas desde los imperativos mercantiles de los grupos hegemónicos y tienen por objetivo la expansión del capital. En dicho modelo la perspectiva teórico-metodológica está basada en el marxismo sobre el consumo y los estudios comunicacionales de la cultura. El propósito nuclear de este modelo es descifrar el modo en que se articula la racionalidad de los productores con la racionalidad de los consumidores.

En el modelo dos, el consumo es el lugar donde las clases y los grupos compiten por la apropiación del producto social. Si el capitalismo alberga el conflicto por la apropiación del capital que se expresa en las luchas laborales, es el consumo donde se continúa esta lucha a propósito de la apropiación de los bienes materiales y simbólicos productos del trabajo social.

Por su parte, el modelo tres, concibe el consumo como lugar de diferenciación social y distinción simbólica entre los grupos. Para esta perspectiva, las diferencias entre clases sociales no se expresan en los objetos que se poseen, sino en el modo de consumirlos y usarlos.

En el modelo cuatro, el consumo se entiende como un sistema de integración y comunicación. El consumo no sólo diferencia las clases sociales, sino también las integra al crear sentidos de pertenencia a partir del consumo de los objetos.

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Con relación al modelo cinco, el consumo refiere a un escenario de objetivación de los deseos. Así como la gente consume para satisfacer necesidades básicas (o culturalmente construidas) también consume para satisfacer deseos inconscientes que no siempre pueden ser satisfechos con los objetos disponibles.

Y, finalmente, en el modelo seis, el consumo es entendido como proceso ritual. Es a través de los rituales que una sociedad organiza actos y eventos que dan curso a lo que considera valioso para ese grupo humano. El consumo es también objeto de ritualización dotado de significados.

Conclusión:

La conclusión de todo esto es que la investigación de las audiencias desde la perspectiva de la recepción no puede escindir absolutamente de su contexto. No solo organiza su existencia en torno a dicho contexto, toda vez que su aparición (la recepción) depende de un marco espacial, temporal, cultural y social, al que modifica a su vez, sino que define la relación entre el contexto y sus significados a través de un proceso colectivo de construcción de sentido. Y no podemos solo realizar estudios que midan frecuencias de visionado y pretendemos obtener datos porcentuales susceptibles de volverse estadísticas, porque se miden volúmenes de audiencia y datos sociodemográficos.

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Bibliografía 

Casetti, Francisco y Federico de Chio (1990), Análisis de la televisión: instrumentos, métodos y prácticas de investigación, España, Paidos.

García Canclini, Néstor (1991), El consumo sirve para pensar, Revista Diálogos de la Comunicación, No. 30.

Miége,

Bernard

(2010), “La

cuestión de

las

TIC:

hacia nuevos

planteamientos”, en Dênis de Moraes (Comp.), Mutaciones de lo visible: comunicación y procesos culturales en la era digital, Argentina, paidós. 

Morales, Susana (2009), Los jóvenes y las TIC, Argentina, Escuela de Ciencias de la Información.

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