1 minute read

Juan Cuéllar

Next Article
Pablo Pinto

Pablo Pinto

Juan Cuéllar

LA CASETA

Advertisement

Era muy temprano la ominosa noche se encontraba. Cubiertas con pieles y harapientas telas, pertenecientes a una pequeña familia, una madre [y dos hijas querían conocer a Charlie y esperaban ganarse su favor.

Una maleta vieja, unas ya derruidas prendas mientras él con una mirada fría se dirigía hacia ella.

Y le pregunta: Sus documentos por favor, sin ellos no hay forma de que le permita pasar. De lo contrario, y a mi pesar, tendré que advertir a los hombres [de la torre. Ella desesperada le explicó que sus documentos se habían extraviado en un infortunado accidente. El hombre miro a las dos niñas y se dirigió a la madre ¿qué hay de las niñas? ¿ellas tendrán algún documento? Si están identificadas podría hacer algo por usted.

El hombre al interior de la caseta agarró su bolígrafo, firmó un pequeño papel y le puso el sello de un águila. Se lo entregó a la madre. Lo último que dijo fue: Tienen 90 días para resolver su situación, [de lo contrario… (Este hizo silencio por un momento) . . .

Bueno, usted sabe muy bien qué puede pasar.

Al interior de la desvencijada caseta, el hombre entró. La jornada fue larga y extenuante, estirar su cuerpo apenas le era posible, miro en su escritorio los papeles.

Una pequeña agenda donde tomaba registro de los migrantes. ………..

@cypher.goats

This article is from: