Codelco: con las buenas intenciones no basta En las próximas semanas debiera votarse en la Cámara de Diputados el informe de la comisión investigadora encargada de analizar el alza de costos de Codelco. Su diagnóstico confirma lo que era un secreto a voces para la opinión pública: la empresa enfrenta serios problemas de competitividad y un deterioro que hacen urgente impulsar una reforma en su gobierno corporativo. Esa es su conclusión más relevante. Asimismo, la Presidenta, en su discurso del 21 de mayo, reforzó la idea de que es necesario un cambio al señalar: “Los llamo también a que hagamos un esfuerzo de unidad para sacar adelante el proyecto que crea un moderno gobierno corporativo para Codelco, nuestra principal empresa pública”. ¿Será suficiente la aprobación de este informe o la declaración de buenas intenciones de la Presidenta para movilizar la tan anhelada reforma? No parece tan claro. Codelco no deja de estar en la primera línea del debate nacional. Los frecuentes problemas que la aquejan reviven periódicamente la discusión en torno a su gobierno corporativo con cierta fuerza, pero sin la potencia necesaria para provocar un movimiento efectivo del gobierno. Existe un consenso transversal de que es a todas luces urgente modernizar su estructura jurídica; sin embargo, el proyecto de ley que se supone que debía hacerse cargo de esa necesidad se empantanó, hace ya un año, en el Congreso Nacional, y el Ejecutivo no ha desplegado esfuerzos significativos para darle curso. Como lo señaló el diputado Jorge Burgos el 13 de mayo en este mismo medio, la pasividad del gobierno en este punto no se explica. Nosotros creemos, sin embrago, que esa pasividad tiene una explicación, y ella es, precisamente, la deficiencia más profunda que se esconde tras el actual modelo de gobierno corporativo de Codelco. Nos referimos a los problemas de su único controlador: el Estado. Más allá de los cuestionamientos que pueden hacerse respecto de los mecanismos de nombramiento y atribuciones de los órganos directivos y ejecutivos de la empresa –cuestión nada inocua-, la razón profunda de que Codelco esté en permanente entredicho es su excesiva politización, que redunda en que las deficiencias del gobierno en el ámbito político sean heredadas.
La mirada política con que se suele manejar y evaluar el desempeño de Codelco dista mucho de criterios empresariales y, desafortunadamente, no es esperable que eso cambie en el futuro, pues en la práctica se ha instalado en algunos sectores (los mismo que detienen cualquier modernización) cierta convicción de que la empresa debe cumplir un rol social más propio de un servicio público que de una empresa, por pública que ésta sea. Una reforma que no peque de ingenua y garantice un desenvolvimiento competitivo de Codelco en el futuro debiera hacerse cargo de esa transposición del plano político al ámbito empresarial y evitarla a toda costa, y ello no sólo implica impulsar la modificación legal de su estatuto orgánico, sino que también involucra un esfuerzo por mantener a la empresa alejada de la coyuntura política, esto es, que ministros y personeros de Gobierno no ejerzan presiones indebidas en sus asuntos con el objeto de posicionar intereses ideológicos.
Gonzalo Carreño P. Área Legislativa Fundación Jaime Guzmán E.