Facilitar la inscripción automática La Cámara de Diputados aprobó la inscripción automática y el voto voluntario con un debate intenso, bien argumentado y condimentado por el rechazo de algunos diputados de la Concertación al voto voluntario, que por momentos complicó al Gobierno. Ahora, queda que en marzo se inicie el estudio de la ley que regule la automaticidad del registro electoral. Pero existe la duda razonable de lograr los consensos con la prontitud requerida para que esta reforma funcione en la elección de diciembre. Aún falta la ratificación final del Senado a la reforma constitucional y en menos de cuatro meses debe tramitarse la ley de inscripción automática en el Congreso, ser revisada por el Tribunal Constitucional, promulgada por el Ejecutivo, aplicada por el Servicio Electoral y divulgados los cambios al electorado, lo que no permite ningún margen de error. Es complejo que, en el plazo señalado, se logre acordar cómo se normará el sistema, previendo de antemano los errores o correcciones que deban enfrentarse y cómo resolverlos y establecer las responsabilidades y sanciones ante fallas o fraudes. Además, el Servel debe crear el nuevo padrón con información correcta y actualizada de 12 millones de electores, no sólo de los 3,8 millones que no están inscritos. Creemos esencial, mientras tanto, introducir cambios que faciliten el registro de los electores, simples de implementar y de aplicación inmediata y que pueden mejorar la participación electoral sin afectar la integridad y legitimidad del actual padrón. Sobre todo cuando estamos hablando de algo tan esencial para la fortaleza democrática como el modo en que las personas ejercen su ciudadanía y expresan su voluntad soberana. Primero, ampliar la cobertura de las Juntas Inscriptoras. Si la gente y particularmente los jóvenes no van a sus locales a inscribirse, hay que permitir que los locales de inscripción se desplacen a lugares donde sea previsible encontrar potenciales electores que no están inscritos. Por ejemplo, instalar locales de
inscripción temporales en los colegios y universidades con visitas calendarizadas y divulgadas previa y masivamente por el Servel. En la misma lógica, instalar oficiales electorales en las oficinas del Registro Civil para ofrecer este trámite proactivamente a quien acude a obtener o a renovar su cédula de identidad o pasaporte. Segundo, establecer mecanismos complementarios de inscripción, permitiendo el registro a través de internet utilizando firma electrónica o posibilitando la preinscripción virtual y que al concurrir a su primera votación el elector la ratifique junto con su firma y huella digital en el libro de registro respectivo. Asimismo, se debiera facilitar la modificación de la inscripción por cambio de domicilio, para que este simple trámite también se pueda hacer vía internet, minimizando de paso la excusa de encontrarse lejos del local de votación. Tercero, ampliar el plazo de inscripción electoral lo más cerca del día de la elección (hoy se cierran las inscripciones 90 días antes de ella) para que las personas dispongan de más tiempo para conocer a los candidatos y se entusiasmen con votar al fragor de la campaña y la propaganda electoral. Por último, más allá del sistema de inscripción, se debe avanzar hacia el establecimiento del voto electrónico. Precisamente este tipo de medidas resultan mucho más relevantes para atraer la participación electoral de todos los ciudadanos, para quienes, sin duda, lo más tedioso no es inscribirse en los registros electorales sino asistir a sufragar el día de las elecciones y la posibilidad de ser designado vocal. Carolina Infante D. Fundación Jaime Guzmán