¿Piensan en los jóvenes los promotores de la inscripción automática? Se ha planteado que la inscripción electoral automática es una aspiración mayoritaria, en especial de los jóvenes. Siendo que ella se vincula con la participación democrática, es esencial considerar los factores que involucra la automaticidad del registro. Parte de la férrea defensa de esta reforma se funda en que el actual sistema de inscripción voluntaria aleja a los jóvenes. La propia Presidenta concluyó que éste implica una barrera a la incorporación de nuevos electores (Mensaje 21 de mayo 2008). Sin embargo, estudios de opinión revelan que las principales razones de quienes no se inscriben son: desinterés en la política (59%), falta de identificación con los políticos (41%) y desconfianza en ellos (37%); mientras que las razones que derivan del tipo de sistema de inscripción (no ser vocal de mesa, no sabe cómo inscribirse, etc), se ubican por debajo del 15% de las respuestas. Sobre lo engorroso de la inscripción, esta es una justificación impuesta por quienes defienden la automaticidad, ya que el proceso que opera hoy es uno de los trámites más fáciles que enfrenta un chileno: existen más sedes de juntas inscriptoras que oficinas del Registro Civil y atienden en horarios más amplios, por lo que no hay problemas de accesibilidad. A su vez, la inscripción automática -y por tanto obligatoria-, genera más reticencia de lo que se cree en los jóvenes, pues no sólo evalúan este proceso. También consideran lo que viene después, como ser vocal de mesa o tener la obligación ineludible de votar. Es necesario, entonces, reformular el debate para definir el medio de inscripción que mejor respete los principios democráticos desde el prisma electoral. Así, el primer criterio es preservar la transparencia y legitimidad que el actual sistema entrega a los ciudadanos. Desde 1988, ningún sector ha puesto en duda la confiabilidad del padrón ni de los resultados electorales. El segundo es ampliar las opciones de inscripción, manteniendo en las personas la decisión soberana de hacerlo. Por ejemplo, al renovar su cédula de
identidad o pasaporte una persona podría solicitar al Registro Civil que remita sus datos al Servel y éste lo inscriba. El tercero, que el Gobierno haga campañas permanentes de fomento a la inscripción y la autoridad electoral cuente con recursos para dar la información necesaria. A menos de un mes de que cierren los registros para participar en las municipales, no se ha hecho nada, contradiciendo el interés declarado por la Presidenta de que más gente se sume al padrón. Finalmente, es necesario que los actores políticos respondan a las causas que los jóvenes declaran para no inscribirse: desapego y mala evaluación de la política. Si no se asume esta tarea, ni el mejor sistema de inscripción podrá rejuvenecer el padrón electoral ni hacerse cargo de lo que los jóvenes realmente quieren. Carolina Infante D. Área Legislativa Fundación Jaime Guzmán