Presencia Exterior de Chile
La discusión presupuestaria para el año 2008 abre la oportunidad de revisar detalladamente la distribución de recursos al Ministerio de Relaciones Exteriores. El debate ha girado tradicionalmente en torno a los abultados recursos de la Secretaría y Administración General y Servicio Exterior y a las escuálidas asignaciones de otros programas.
Esta discusión termina siempre en la imperiosa necesidad de modernizar la Cancillería para hacerla funcional a los intereses del país en el nuevo milenio. Durante estos últimos 16 años nunca se ha hablado sobre la estructura de la red de embajadas, misiones, consulados y oficinas comerciales, las que consumen la mayor parte de los más de 125 millones de dólares que contempla el presupuesto del Ministerio. Analizar si esas misiones están en los lugares adecuados y si esa ubicación es coherente con los objetivos de política exterior, es indispensable antes de evaluar la propuesta presupuestaria del Ejecutivo. Pero no sólo debe considerarse la ubicación sino también su dotación, ya que seleccionando el capital humano apropiado el trabajo puede ser muy eficiente.
Algunos ejemplos. Latinoamérica concentra sólo el 15% de nuestras exportaciones, sin embargo, tenemos 18 oficinas comerciales, lo que contrasta con otras regiones, como el Asia Pacifico, que concentra el 34% del destino de nuestras exportaciones y donde sólo contamos con 11 oficinas comerciales. Las relaciones políticas y comerciales con Estados Unidos nos obligan a revisar nuestra presencia en dicho país. Por ejemplo, ¿por qué tenemos aún un consulado en Filadelfia y no en Atlanta, si actualmente es esta última ciudad el puerto de entrada de nuestras exportaciones? Finalmente, la estructura de la Unión Europea debe ser un factor relevante para racionalizar la permanencia de misiones residentes en el Viejo Continente.
Estamos consientes de que la tarea no es fácil ya que para hacer un correcto análisis de la situación deben considerarse también parámetros no cuantificables como lo son los aspectos políticos, la influencia internacional, las visiones coincidentes, las relaciones históricas y las características de la colonia chilena residente, entre otros.
A ello se suma lo delicado que puede ser cerrar embajadas, misiones, consulados y oficinas comerciales, pero estimamos que si estas decisiones son fundadas y adoptadas con coherencia debieran ser aceptables, ya que la necesidad de optimizar los recursos presupuestarios es una realidad para todos los países.
Beatriz Corbo A. Área Legislativa Fundación Jaime Guzmán