Reforma a los gobiernos regionales: un trabajo a medio hacer
Antes de iniciar su receso, la Cámara de Diputados despachó al Senado el proyecto de reforma constitucional de los gobiernos regionales, iniciativa del Ejecutivo calificada como un gran paso para la descentralización.
¿Cuáles son los grandes cambios aprobados?
Primero, cuando se cree una región, esta deberá constituir a su vez una circunscripción senatorial. En gran parte de los casos, esto significa que se sumarían dos nuevos cupos al Senado.
Segundo, se define la elección directa de los consejeros regionales (Cores), que durarán cuatro años en el cargo y podrán reelegirse.
Tercero, se fija que una ley orgánica constitucional determine la forma y modo en que el Presidente de la República podrá transferir a uno o más gobiernos regionales, temporal o definitivamente, una o más competencias de los ministerios y servicios públicos creados para el cumplimiento de la función administrativa, en materias de ordenamiento territorial, fomento de las actividades productivas y desarrollo social y cultural.
De los tres puntos, sólo el último incidiría en la descentralización. Aún así, es una medida altamente discrecional, pues deja en manos del Presidente la opción de realizar o no traspasos de competencia a los gobiernos regionales, pudiendo no entregárselas a todos ellos, sino que sólo a algunos. Por lo demás,
las materias sobre las cuales podrían realizarse dichas transferencias son de menor relevancia para las provincias que decidir ellas mismas sobre la administración e inversión de los recursos que les correspondan.
Así, es una mala señal que nuevamente se diluya la oportunidad de avanzar en materia de descentralización, como habría sido entregar atribuciones definitivas de inversión regional a los Cores, darle mayor autonomía de los municipios, fijar también la elección de los intendentes y el traspaso de sus funciones ejecutivas a los gobernadores, dar estímulos a la descentralización económica y a la inversión privada en regiones, etc. Más aún si existe el consenso transversal de avanzar para que todos los chilenos puedan acceder al progreso y a recursos e inversiones acordes a lo que necesitan en cada rincón de nuestro territorio y no según lo que se decida tras un escritorio en Santiago.
Igual o más preocupante es que el Gobierno sustente en ésta reforma la manifestación de su preocupación por las regiones, ya que ella ha terminado por ser esencialmente un proyecto electoral, donde la descentralización es una materia marginal, mostrando una vez más que en esta administración los grandes temas sólo se trabajan a medias.
Carolina Infante Dulcic Investigadora Área Legislativa. Fundación Jaime Guzmán E.
Publicado en La Segunda, 13 de Febrero 2008