FACULTAD LATINOAMERICANA DE CIENCIAS SOCIALES FLACSO SEDE-ACADÉMICA GUATEMALA
No. 2
Tercera época
Guatemala, mayo de 2009
El PRIMERO DE MAYO
Y EL MOVIMIENTO DE LOS TRABAJADORES GUATEMALTECOS
Foto cortesía de Thelma Cienfuegos Zapatería High Life, circa 1920 ciudad de Guatemala
El primero de mayo los trabajadores y el movimiento de los trabajadores guatemaltecos Clemente Espinoza*
E
l domingo 20 de julio del 2009 se cumplen 120 años desde que, en la sala Pétrelle en Paris, Francia, el Congreso Socialista Obrero (que tuvo lugar del domingo 14 al sábado 20 de julio 1889) al filo de las 20:30 ó 21 horas del sábado, votó por unanimidad, que se decretaba que una manifestación pondría de pie el mismo día a la élite obrera de ambos mundos. He aquí el texto de esta resolución capital: “Se organizará una gran manifestación internacional con fecha fija de manera que, en todos los países y ciudades a la vez, el mismo día convenido, los trabajadores intimen a los poderes públicos a reducir legalmente a ocho horas la jornada de trabajo y a aplicar las otras resoluciones del congreso internacional de París. Visto que una manifestación semejante ya ha sido decidida por la American Federación of Labor para *Licenciado en economía por la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM); maestro en cooperación internacional sanitaria por la Universidad Internacional de Andalucía, Sevilla, España
el 1º de mayo de 1890, en su congreso de diciembre de 1888 en Saint Louis, se adopta esta fecha para la manifestación internacional. Los trabajadores de las distintas naciones llevarán a cabo esta manifestación en las condiciones impuestas por la especial situación de su país.” Pero, ¿qué ha pasado en el mundo y en particular en Guatemala a partir de esta decisión trascendental, que en la primera década del siglo XXI, involucra a los trabajadores organizados del mundo? Responder someramente a esta interrogante, es la intención de este ensayo, para refrescar en la mente de los trabajadores guatemaltecos uno de los episodios más significativos de la historia social internacional de los trabajadores, rastreando para el propósito, algunas generalidades de origen, ulterior desarrollo, manifestaciones presentes y reflexiones a futuro.
Curiosidades en la prehistoria del primero de mayo ¿Tiene el primero de mayo antecedentes remotos, que en la evolución humana, racional o fortuitamente lo vinculen con la decisión obrera de constituirlo en el día internacional de los trabajadores?
Como es natural, la pregunta anterior ha movido la imaginación de más de un historiador, quiénes han dado respuestas diferenciadas, dependiendo de la profundidad con que han penetrado en la historia humana, para tratar de encontrar en ella, desde los primeros tiempos, raíces de los diversos patrones culturales y sociales que expliquen el anclaje terrenal de este evento de la historia social contemporánea. En la prehistoria del primero de mayo, como en otros temas, que evolucionan y desarrollan dentro de la compleja cultura sociopolítica y económica occidental, se trata de encontrar una relación, lógica o fortuita, que la vincule con mitos y leyendas ancestrales cosmogónicos y/o al naturalismo grecorromano, y a las celebraciones cristiano religiosos, que desde la Edad Media evolucionan en contraposición y/o sustitución de aquellas, justificadas en supuestos paganos. Poéticamente, al mes de mayo se le adjudica la juventud del año, la expansión de la primavera y da la solución de la eterna resurrección; este mes ejerció siempre poderoso atractivo sobre la imaginación popular. El historiador francés Maurice Dommanget (1,976) ilustra que: Entre los romanos, el 1o. de mayo se celebraba como la fiesta de los cereales y de las flores. Maya, originariamente diosa del crecimiento y de la savia, reinaba en los cortejos floridos. Se la evocaba para que las cosechas fueran mejores. Luego, los romanos unieron en un mismo culto a Flora y a Maya. Las floralias se festejaban del 30 de abril al 3 de mayo. Progresivamente, entre los romanos el 1º de mayo llegó a ser un día de licencia, ya que en Roma las cortesanas mezcladas con la multitud se despojaban de sus vestiduras y se entregaban a las actitudes más lascivas. En las campañas,
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los jóvenes y las muchachas cantaban himnos a Maya y plantaban árboles en su honor. En la antigüedad romana encontramos, empero, una fiesta que de manera muy vaga anunciaba en uno de sus aspectos la fiesta del trabajo. Es la de los lares, genios que protegían los campos y los hogares. Eran objeto de un culto doméstico, y el 1o. de mayo, en el curso de los compitales figuraban en primer lugar los esclavos, los trabajadores de ese entonces. Ese día holgaban, gozaban de una efímera libertad, se divertían, eran respetados y recibían raciones suplementarias. En las aldeas francesas, refiere Dommanget, también se ligaba al 1o. de mayo con la idea de la virtud bienhechora, de valor mágico, de “mascota”. Algo de la antigua fiesta de las flores y de la “carrera de las rosas” ha subsistido y subsiste, por cierto, en las fiestas provenzales de Mayo o Bello de Mai, en la fiesta de los pastores, del muguete, de las rosas, o celebrando a las doncellas. Sin ninguna relación con la lucha posterior por las ocho horas, curiosamente el 1o. de mayo de 1531, los obreros de la seda de la ciudad italiana de Lucca hicieron una manifestación por un salario mínimo y otras reivindicaciones. Además, históricamente se registran los edictos de Felipe II que tratan el tema; se podría hacer una lista de los reglamentos y estatutos de la edad media y aún de la antigüedad. Pero el autor citado se preocupa en aclarar, en respuesta a los puritanos, que la anterioridad de estos primeros de mayo alegres y bienhechores, de estos primeros de mayo humanos, no implica parentesco con el 1o. de mayo proletario y la Fiesta del Trabajo. Y resulta atrevido escribir, como S. Spins, que el 1o. de mayo debe un poco a estas tradiciones ceremoniales el ser la fiesta de los trabajadores.
Son hechos muy curiosos el paro, aunque decidido por los amos, y este paso de los trabajadores al primer plano en la misma fecha del 1º de mayo. Pero indudablemente con el paro voluntario de los proletarios modernos en la misma fecha.
Acerca de la “fiesta para el Trabajo” Desde el origen mismo de la instauración internacional del primero de mayo, como el día de los trabajadores, dio lugar al debate: sí este día era un “día de fiesta para el trabajo o un día de lucha emancipadora”. Debate que no es casual, pues se aferra a los antecedentes inmediatos que confieren a esta fecha la calidad de una fiesta del trabajo o el de una jornada de lucha y de reivindicación, dependiendo del estímulo inmediato que precede a una u otra connotación. Lo cierto es que fiesta o día de lucha emancipadora, tienen el común denominador que les vincula, directa o indirectamente, con la reivindicación obrera de la reducción de la jornada de trabajo y, en consecuencia, con las contradicciones emanadas de la revolución industrial y de las relaciones de producción y acumulación que ésta desarrolla. Originariamente, el 1o. de mayo, los términos que vienen a su pluma
son los de manifestaciones, puesta en movimiento, intimación, ya que se trata de hace triunfar la reivindicación de las ocho horas y, al mismo tiempo, las otras reivindicaciones formuladas en el Congreso de 1889. No es con una fiesta como se obtienen reivindicaciones o reformas. Por lo demás, tampoco en el 1o. de mayo proyectado por el movimiento americano se trataba de fiesta, sino simplemente de presión obrera. Dommanget (1976). Probablemente fue la influencia de la Revolución Francesa, la que introdujo por primera vez, la cuestión acerca de un día de fiesta para el trabajo e hizo diversa alegoría con respecto del primero de mayo: El 1o. de mayo es “la fiesta de la naturaleza visible”. El 1o. de mayo, como la “Fiesta de los Derechos del hombre y de la Fraternidad del Género Humano”. El 1º. de mayo como la “Fiesta de la Libertad”. La primera noción de una Fiesta del Trabajo, figura en el informe de Fabre, sobre el calendario leído a la convención el 24 de octubre de 1793. Donde los días complementarios del año están consagrados “a la industria y a la actividad laboriosa”, a los “actos de constancia en el trabajo”, a “todo lo bueno, bello y grande que se haya hecho en las operaciones manuales o mecánicas y de lo cual la sociedad pueda obtener ventajas”. Esta fiesta pública, celebrada “con pompa nacional”, se llama Fiesta del Trabajo. Dommanget (1976) comparte tam-
bién que, la idea más reciente viene de Australia, lo que es bien comprensible, ya que este país fue el primero en conquistar las ocho horas de jornada labora. Así, nueve cuerpos de oficios, que agrupaban a 700 obreros de la provincia de Victoria, que habían logrado las ochos horas, consideraron que debían desfilar en Melbourne el 21 de abril de 1857, para conmemorar el contrato firmado el año anterior. Desde entonces esta fecha, fue consagrada por los obreros australianos al recuerdo de la victoria obtenida, como una Fiesta del Trabajo. Pero como enfatiza Dommanget, al asentarse sobre una victoria no revista carácter sedicioso y difiere profundamente de la jornada decidida en París en 1889. Le faltan todos los elementos de fuerza, todos los factores dinámicos de esta última; su sentido de clase, su tenor en combatividad, su carácter internacional. En Estados Unidos, el Labor Day, complementa Dommanget, es otra fiesta menos inofensiva, menos confucionista, no más internacionalista por cierto, pero igualmente ligada con las ocho horas y del mismo modo surgida de la iniciativa obrera. El origen del Labor Day se remonta a una moción representada en un mitin de la “Central Labor Union” de New York, el 8 de mayo de 1882. El primer Labor Day tuvo lugar el 5 de septiembre de 1882 en Nueva York.
A partir de allí, de 1891 a fines de 1893, más de 21 estados crearon el Labor Day y, el 28 de junio de 1894, fue adoptado por aclamación en el Congreso. Después de 1900 se le reconoció oficialmente por muchos estados y fue ratificado en 1923 por los 48 que en ese entonces integraban la nación del Norte. Hoy, el mundo obrero norteamericano celebra siempre el Labor Day.
Los antecedentes contemporáneos La limitación del tiempo de trabajo, más concretamente, la jornada de ocho horas y el principio de los tres ochos: ocho horas de trabajo, ocho horas de descanso, ocho horas de sueño, están en el origen de la manifestación del 1º de Mayo; primero en su forma nacional, luego en su forma internacional, Dommanget (1976). Con el objeto de comprender bien el alcance histórico, hay que tener en cuenta, que en la Revolución Industrial de fines del siglo XVIII, la explotación del trabajo, particularmente en los niños, se había intensificado hasta tal punto que la justicia había debido legislarla. Jornadas extenuantes de entre 14 y 16 horas, No. 2/mayo 2009
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incluyendo horarios nocturnos, los estaba aniquilando junto a mujeres. Existían casas de bolsa que vendían a los niños a los productores. Es en Inglaterra, cuna de la Revolución Industrial, donde afloran las primeras reacciones. Históricamente, la primicia se le adjudica al también padre del cooperativismo, Roberto Owen, quién en agosto de 1817, como parte del sistema comunitario que proponía, sugirió por primera vez fijar en ocho horas la jornada de trabajo. En su fábrica de New Lanark, Roberto Owen había anticipado de 1816 a 1828 lo que se llamará luego la “legislación obrera”, reduciendo a diez horas y media la jornada de trabajo y protegiendo a la infancia. Son los hilanderos de algodón de Nottingham, los que desde 1825 abren camino a las huelgas para obtener las ocho horas. Así, la lucha por las ocho horas está ligada en forma manifiesta con la idea de huelga general, en un día determinado, y la clase obrera británica se impregna de esta noción. La agitación por la reducción del tiempo de trabajo alcanzó su punto culminante en Inglaterra en 1846-1847. Una ley impuesta por las movilizaciones obreras establece para los adolescentes mayores de trece años y para las obreras, las once horas en espera de su reducción a diez. Esta Ley entra en vigor –curiosa coincidencia– el 1o. de
mayo de 1848. No es casual que la primera batalla reivindicativa por las ocho horas y la primera legislación que disminuye progresivamente las horas de trabajo hayan nacido en Inglaterra.
El 1o. de Mayo en América Hemos visto que en Inglaterra el movimiento por las ocho horas ésta ligado con la huelga general, pero no a la fecha del 1º de mayo. En Estados Unidos, país de emigración inglesa, lo encontraremos ligado con huelgas generalizadas y, esta vez, a la fecha del 1o. de mayo. Así, se efectuará una progresión nueva y muy seria en la génesis de la gran manifestación internacional de la clase trabajadora.
culante. Lo hizo también Owen, al intentar fundar en Estados Unidos la fabrica New Harmony, el 1º de mayo de 1825.
Fueron los emigrantes ingleses los que llevaron a América y Australia la aspiración a las ocho horas y con ella la huelga general como tema y recurso vin-
La agitación inició en Estados Unidos en 1827 con la huelga de carpinteros de Filadelfia. Al respecto escribe Dommanget (1976): Después de 42 años caracterizados por infinidad de huelgas en distintos estados y sectores de la producción, los esfuerzos obreros terminaron por la institución de la jornada de ocho horas en todos los establecimientos del gobierno de la República americana y para todos los trabajos directamente ejecutados o licitados por el Estado. La lucha por la jornada de ocho horas se retoma con fuerza en el IV Congreso de la AFL, celebrado en Chicago en 1884. En el curso de su intervención en el Congreso, Frank K. Foster, secretario del Comité Legislativo, había sugerido que todos los sindicatos manifestaran su voluntad unánime, apoyados por la organización entera, haciendo una huelga general por la jornada de ocho o nueve horas. Gabriel Edmonston, sometió entonces al congreso una resolución por la cual, a partir del 1o. de Mayo de 1886, la jornada normal de trabajo se fijaría en ocho horas por todas las organizaciones obreras.
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de ocho horas. La Unión Central Obrera de Chicago convocó a un mitin, al que asistieron 25 mil personas. Dirigieron la palabra a la concurrencia Spies, Parsons, Fielden y Shcwab. En unos cuantos días, los huelguistas habían llegado a más de 50 mil. Las reuniones se multiplicaron. De allí en adelante, los sucesos son bastantes conocidos, en tanto experiencia emblemática, que sintetiza la historia que conduce al 1o. de mayo, como el día internacional de los trabajadores. El día 3 de mayo se celebró un importante mitin cerca de Mc. Cormicks. Spies, que era conocido como buen orador, fue invitado a hablar. El pueblo empezó a arrojar piedras a la factoría, pidiendo la paralización de los trabajos. Entonces, se avisó por teléfono a la policía, que acudió presurosa. Fue acogida su presencia con grandes muestras de desagrado y acometió por ello a la multitud, disparando algunos tiros. Los obreros se defendieron a pedradas y a tiros de revólver. La policía hizo entonces un fuego vivo y continuo sobre la muchedumbre, no respetando ni a los niños ni las mujeres ni a los ancianos, dejando tras de sí seis muertos y un gran número de heridos.
Es pues, en el Congreso de Chicago, donde apareció por primera vez la idea de hacer del 1o. de mayo una jornada de reivindicación obrera en torno de las ocho horas. Un solo frente para alcanzar una reivindicación única y precisa.
El 4 de mayo, “Cuando era inminente el ataque de la policía, cruzó el espacio un cuerpo luminoso que, cayendo entre la primera y segunda compañía, produjo un estruendo formidable. Cayeron al suelo más de sesenta policías heridos y muerto uno de ellos, llamado Degan. Esta situación fue aprovechada y en un juicio viciado, los principales líderes fueron condenados a la horca y a cadena perpetua.”
Por fin llegó el 1o. de mayo de 1886. Miles de trabajadores abandonaron sus faenas y proclamaron la jornada
Estos se convierten así en los llamados “Mártires de Chicago”, son ellos los que inspiran y reviven el deseo den-
tro del moviendo obrero y sindical internacional, para dedicar un día específico, como jornada mundial, con carácter de huelga general, desde su autonomía e independencia de clase, para lograr la jornada de ocho horas.
De Chicago 1886 a París 1889 La historia da un salto cualitativo entre los sucesos de Chicago de 1886 y la resolución del congreso socialista de 1889, de tal manera, que a partir de 1890 se generaliza progresivamente la implantación en el mundo del primero de mayo, como el día más representativo de lucha y emancipación de la clase trabajadora. Desde Europa Central, se extiende a América y otros continentes. Su empuje lleva, entre otros acontecimientos de trascendencia mundial, la publicación el 15 de mayo de 1891, de la encíclica papal “Rerum Novarum”, por León XIII, que inaugura la emergencia del catolicismo social. Los primero sesenta años se desarrollan en medio de las fuertes contradicciones ideológicas, que en lo que resta del siglo XIX, reconfiguran y delimitan las estructuras políticas de clase, de las estructuras reivindicativas profesionales, sin lograr superar la simbiosisque marca su nacimiento, de tal manera que lo que acontece en lo político trasciende y afecta lo social. Con sus altas y bajas, sorprende la entrada del siglo XX. La primera gran crisis de la economía capitalista, de manera temprana, afecta profundamente al mundo laboral. En medio de las dos
guerras mundiales se acumulan derrotas y victorias, nacionales e internacionales, que reditúan en el triunfo formal de la implantación de la jornada de ocho horas en la mayoría de países, en el desarrollo al derecho al trabajo y al fortalecimiento de las estructuras sindicales y políticas de clase. Sin embargo, es inevitable que surja una y otra vez, como en su momento se preguntó el italiano Armelani, si el 1o. de mayo es una demostración, una conmemoración, una fiesta o una afirmación, y como responde Dommanget: “Al término de esta historia, nos vemos obligados a concluir que, en realidad, el 1o. de mayo ha llegado a ser todo esto a la vez. Como parte de sus debilidades, se le atribuye al 1o. de Mayo que, progresivamente, ha transitado de la acción simultánea, sincronizada, impregnada de ánimo de clase y dirigida por una internacional, en que fieles al llamamiento de sus organizaciones, los trabajadores se liberaban un día entero de la servidumbre y se ponían más o menos a soñar en su futuro de libertad, a convertirse en la práctica, tenga o no reconocimiento legal, en los países grandes o chicos, en una fiesta vulgar, que en poco se diferencia de otras fiestas y feriados del calendario. En suma, que la organización de los trabajadores dado a factores de degradación, ha perdido en profundidad, lo que ha ganado en extensión.
Pero, como al final asienta el autor, la verdad es que, como el 1o. de mayo se halla tan fuertemente arraigado en la conciencia de los trabajadores, está como preservado a un descrédito total. A título de contraprueba, toda jornada obrera que de algún modo quiere disputarle el puesto se ve condenada al fracaso, a despecho de los puntos débiles, de su tendencia a manifestaciones estériles, convencionales e infecundas, por una parte, y a manifestaciones ruidosas, espectaculares y sectarias, por otra, así como a deformaciones que, esclerotizándolo, lo alejan de su principio original.
El 1o. de Mayo en el pasado del movimiento de los trabajadores Guatemaltecos Despojado de su objetivo original, el 1o. de Mayo llegó a Guatemala después de 42 años de iniciada la gesta internacional, con la intervención mediática del dictador Jorge Ubico. En sus memorias, Antonio Obando Sánchez (1978) apunta: Salimos de la prisión a petición que hicieran los trabajadores al propio ubico y nos puso en libertad porque esa vez los señores de la Federación para la Protección Legal del Trabajo (oficial) se cercó a ofrecerle como homenaje, el desfile del primero de mayo de 1931. Condicionó nuestra libertad para ese día, ordenando que el desfile pasara por la 6ª Avenida y se disolviera en el Templo Minerva (Hipódromo del Norte). A partir de allí el 1o. de Mayo quedó proscrito durante los siguientes años de dictadura. La apertura democrática que inaugura la Revolución de octubre de 1944, hace posible que los trabajadores se manifiesten nuevamente. Sin referencia para 1945, el 1o. de mayo se celebra con un solo desfile en 1946, en el que participan las tres centrales existentes. No destacan reivindicaciones de contenido, y el movimiento de los trabajadores se debate en fuertes contradicciones de carácter ideológico y restricciones gubernamentales. El 1o. de mayo de 1947 coincide con la entrada en vigor del Primer Código de Trabajo guatemalteco (Decreto No. 2/mayo 2009
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30 del 8 de febrero de 1947), que aunque avanzado para su época, en materia de sindicatos contiene restricciones, fundamentalmente para la organización de los campesinos, Larrave (2003). La que, además, refiere el historiador, entre 1947-1949 distrae la atención del tema de la unidad sindical. Aún cuando no se especifica en detalle, es de suponer que dado a las bondades del régimen democrático revolucionario, las manifestaciones del 1o. de mayo se sucedieron en los años siguientes de 1949-1950. El 1o. de mayo de 1951-1952, apunta Larrave (2003), el contenido de algunos documentos del Congreso que crea a la CGTG y los pliegos de peticiones que la Central única dirige al gobierno en los primeros de Mayo de 1951 y 1952, demuestran la madurez política del movimiento obrero guatemalteco. Tampoco hay referencia explícita para 1953 y 1954. Para 1953, la CGTG y la CNCG, pasan a formar parte del Frente Democrático nacional (FDN), algo más orgánico, que pretende hacer frente a la presión internacional y a la reacción interna e impulsar el desarrollo progresista del país. Frente que integran también todos los partidos que hacen gobierno. Ya para 1954, todo el esfuerzo de unidad y accionar sindical es concentrado en la lucha contra la eventual intervención extrajera y por la defensa de las conquistas democráticas sindicales. No se manifiesta el 1o. de mayo de 1955. Para el 1o. de Mayo de 1956 (Larrave, 2003), la FASGUA y el Consejo Sindical participan en un desfile conjunto. Castillo Armas lo ha financiado para ir mejorando su imagen. En el transcurso del desfile, universitarios y trabajadores arrebatan los cartelones oficialistas
y los sustituyen por otros combativos. En el mitin que se realiza en el Parque Centenario, el ministro de Trabajo del régimen, Manuel Villacorta Vielman, es acallado a gritos y silbidos y se adueñan del mismo improvisados dirigentes antigobiernistas. Constituye esta la primera manifestación de repulsa del movimiento obrero organizado al régimen de Castillo Armas. Entre 1957 y 1960 no se reportan acciones para el primero de mayo, la situación general del movimiento de los trabajadores es de estancamiento. Para 1961, durante el régimen del general Idígoras Fuentes, la actitud predominante
para con el movimiento obrero fue de corrupción más que de represión, ello hasta 1962, en el que el movimiento de protesta contra el régimen se amplía, hasta desembocar en las históricas “Jornadas cívicas de marzo y abril de 1962”, que culmina con el estado de sitio, muertos, heridos y encarcelados. A partir de 1962 y hasta 1970, no obstante, predomina una creciente organización de sindicatos y centrales. Tampoco se refieren acciones para el 1o. de mayo. Cuando asume el gobierno el general Carlos Arana Osorio, desde principios de 1971 decreta el estado de sitio y, durante tres años paralizó totalmente las actividades sindicales. En el último año de su gobierno reautoriza el desfile con un itinerario antojadizo. Cuando los trabajadores pretendían dirigirse hacia el parque Centenario, al pasar por la 6ª Avenida y 18 calle, el Pelotón Modelo de la Policía Nacional arremete contra los obreros con el saldo trágico de cinco muertos, más de veinte heridos y muchas detenciones. Pese a lo anterior, el empuje de la organización de los trabajadores no se detiene y se concentran en los esfuerzos de unidad que desde el Consejo Nacional de Consulta Sindical (CNCS) maduran la conformación del Comité Nacional de Unidad Sindi-
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cal CNUS, que en adelante enarbola en históricas jornadas emancipadoras del 1 de mayo, demandas sustanciales y de clase, que dan contenido a su plataformas de lucha. Hasta 1980-1981, en medio del ascenso del conflicto armado interno, el movimiento de los trabajadores es sometido a la más brutal represión, que aniquila, exilia y desaparece a la mayoría de sus dirigentes y desarticula la totalidad de sus organizaciones. De 1981 a 1983 se marca por un periodo de reflujo de las organizaciones sindicales, que en intentos fracasados de rearticulación, que cuesta la vida a sus promotores, da pie a proyectos nuevos como la CUSG, en cuya inauguración contó con la presencia del general Efraín Ríos Montt, o el IGEFUS, como iniciativa social cristina. El 1 de mayo en 1986. En este año CITGUA (1989) se crearon expectativas acerca de la envergadura que tendría el 1 de mayo. Finalmente concurrieron –según diferentes fuentes– entre cinco y diez mil personas de UNSITRAGUA, CGTG Y FESEBS. Según Inforpress centroamericana: el desfile: “…estuvo partido en dos: Un sector simpatizante del gobierno, aunque plantea algunas demandas muy generales y otro sector independiente –UNSTRAGUA– dopción ‘firme e inmediata’ de un régimen salarial ajustado a la inflación, la moratoria indefinida en el pago de la deuda externa y una demanda al sector empresarial para que ‘reflexione sobre la necesidad histórica de compartir la riqueza…”
no carente de las contradicciones de un movimiento de los trabajadores, diverso y fraccionado, donde todos marchan juntos, pero cada quién “jala” por su lado.
La Coyuntura y el futuro para el movimiento de los trabajadores guatemaltecos
En síntesis, el 1 de mayo de 1986 evidenció la división en el movimiento sindical, así como su poca capacidad de convocatoria. Sin embargo, al hecho que fuera el primer desfile que se realizaba en seis años, constituyó un paso importante en “el proceso de ganar la calle y perder el miedo aunque fuera paulatinamente”. El 1 de mayo en 1987. Tampoco en 1987 se unieron todos los sectores del movimiento sindical para desfilar en forma conjunta. Esta vez fueron los trabajadores del Estado los que optaron por no participar, debido a las amenazas en el sentido de que sectores campesinos iban a enfrentarse a ellos, como reacción gubernamental al reciente movimiento huelguístico. Esta ves desfilaron juntos CGTG, CUSG, FESEBS y UNSITRAGUA. A juzgar por crónicas periodísticas el desfile no fue grande; periodistas de Prensa libre estimaron que los manifestantes ocuparon apenas ocho cuadras y El Gráfico habló de un ‘triste fracaso a nivel de organizaciones de trabajadores’. El 1 de mayo en 1988. A diferencia de los años anteriores, en el desfile del 1 de mayo de 1988 se reunieron todas las centrales sindicales: CUSG, CGTG,
UNSITRAGUA, FENASTEG Y FESEBS. En esta ocasión también participó el Comité de Unidad Campesina (CUC) –a pesar de las amenazas de muerte que habían recibido– y la Asociación de Estudiantes Universitarios (AEU), concentrando a unas 30 mil personas. También hubo desfiles en las ciudades de Escuintla, Quetzaltenango y Flores, Petén. Los diarios publicaron campos pagados y las demandas se concentraron el exigir “el alto al incremento del costo de vida, a la represión, a la marginación y al hambre”. Además, se demandó la libertad de organización, movilización y expresión.
De hecho, el movimiento de los trabajadores guatemaltecos, en medio de sus contrariedades y procesos, hasta cierto punto autodestructivos, no ha logrado en cerca de 26 años revertir los enormes daños procovados por la violencia institucional, y de debate entre la crisis de liderazgo, la dispersión y el constante debilitamiento institucional. En los últimos diez o veinte años no ha sido capaz de desplegar acciones unitarias sostenidas, para negociar y conquistar reivindicaciones relevantes que favorezcan a la clase trabajadora, y sus acciones más notorias se concentran en la disputa ínter centrales por acceder a puestos y privilegios de instancias tripartitas nacionales o internacionales, en las cuáles dé paso sus delgados, ejecutan una gestión más personal y carente de trascendencia, porque no son capaces de representar intereses orgánicos programáticos. Lamentablemente, la coyuntura nacional e internacional, en caso se quiera rectificar en interés de los derechos y reivindicaciones de los trabajadores, como la tendencia mundial de recesión y crisis de la economía capitalista no son favorables para un cambio de actitud y menos para hacer viable demandas de carácter económico-reivindicativo.
Lo que evidencia la experiencia histórica mundial es que los índices de sindicalización, la unidad, ya sea de acción u orgánica programática y el éxito, y el incremento de las conquistas laborales y la profundización del derecho al trabajo, están en relación directa con el crecimiento económico y el fortalecimiento de la democracia de las naciones. Reivindicar y ganar en condiciones de crisis, nunca ha sido factor de éxito para el sindicalismo en ninguna parte del mundo y, aún cuando intermedien fuertes medidas de presión a través del paro, la movilización y la huelga, los desenlaces casi siempre han conducido al fracaso. Para las organizaciones sindicales, y no es atrevido afirmar que, inclusive para organizaciones sindicales otrora fuertes y poderosas, en esta coyuntura, se han visto obligados a ceder, perder fuerza y negociar en detrimento de importantes conquistas y derechos adquiridos. ¿Qué podemos esperar entonces de las organizaciones débiles? Es incuestionable que la clase trabajadora guatemalteca está desprotegida y está urgida de una sólida representación y defensa de sus intereses, dado a que sus condiciones materiales y morales están expuestas a un constante deterioro. El Informe Nacional de Desarrollo Humano, 2007/2008, del PNUD, proporciona indicadores nada alentadores para la población guatemalteca en términos de empleo/desempleo, los índices de pobreza y extrema pobreza, los cuales se agravan por las consecuencias de las deportaciones que entre el 2008 y principios del 2009, ya afecta a cerca de 30 mil compatriotas e igual número de hogares. Sería recomendable que, las diferentes centrales y federaciones, confe-
De 1988 hasta la firma de la Paz en 1996, y los años posteriores, hasta 2008, las manifestaciones del 1 de Mayo no han variaron en su contenido y forma, a veces con un poco más o menos participación, No. 2/mayo 2009
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organizada, pues en estas necesidades subyace, su razón moral y humana para existir. Por el momento están en marcha los preparativos para participar en una nueva jornada, la del 1 de mayo del 2009. Es de esperarse que la manifestación trascienda de una simple conmemoración a una gesta de protesta y reivindicaciones, que rescate la imagen del movimiento de los trabajadores en Guatemala, del deterioro a que lo exponen espectáculos, como los observados por la ciudadanía el 20 de octubre del 2008. Fuentes de consulta:
deraciones y uniones sindicales del país, tomen conciencia de esta realidad y en medio de la precariedad que les afecta, hagan esfuerzos por empezar a construir
Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales FLACSO-Guatemala La Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, FLACSO-Guatemala, inició sus actividades en 1987 y fue reconocida formalmente por el Estado guatemalteco ese mismo año, por medio del Decreto 96-87 del Congreso de la República.
fortalezas desde sus debilidades, en interés, en primer lugar de las bases que representan, y luego, de la mayoría de trabajadores y trabajadoras que no está
CITGUA. 1989-90, El Movimiento Sindical en Guatemala, México, Ediciones Ciencia y Tecnología para Guatemala. Serie Formación y Capacitación No. 1,2 y 3.
ria del primero de Mayo, Barcelona. Editorial LAIA. Segunda Edición. López Larrave, Mario. 2003, Breve Historia del Movimiento Sindical Guatemalteco, Guatemala. Editorial Universitaria, Colección popular. Universidad de San Carlos de Guatemala. Mella, Ricardo y Dommanget, Maurice.1976, 1º de Mayo. ¿Cuáles son los orígenes del 1º de mayo? ¿Quiénes son los mártires de Chicago? México, D.F. Ediciones Antorcha. Obando Sánchez, Antonio. 1978, Memorias. La Historia del Movimiento Obrero, Guatemala. Editorial Universitaria, Colección popular. Universidad de San Carlos de Guatemala. SNU. Sistema de las Naciones Unidas, 2009, Informe Nacional de Desarrollo Humano 2007/2008: Guatemala: ¿Una Economía al Servicio del Desarrollo Humano? Guatemala.
Dommanget, Maurice. 1976, Histo-
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