Varsky, Laura Lo que el viento me dejó : Cuaderno de Bitácora . - 1a ed. Buenos Aires : Flanbé, 2012. 68 p. : il. ; 14x21 cm. - (Colección Bitácoras / Jimena Passadore; 1) ISBN 978-987-27610-3-5 1. Diseño. 2. Ilustraciones. I. Título CDD 741.6
Edita FlanBé Diseño de colección Jimena Passadore Fotografías Alejandro Varsky, Monstruo Estudio y Laura Varsky CONTACTO + Web lauravarsky.com.ar flanbe.com.ar + E-Mail lv@lauravarsky.com.ar flanbe.ediciones@gmail.com + Dirección postal Av. de los Incas 3350 3B (1426) CABA, Argentina
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CUADERNO DE BITテ,ORA Laura Varsky
LA LECTURA EXPLÍCITA DE UNA FORMA PROPIA por Fernanda Cohen
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Probablemente, la diferencia más tangible entre la ilustración y el diseño gráfico sea la autoría detrás del mensaje a comunicar que caracteriza al ilustrador, en contraste con la eterna flexibilidad y adaptación del diseñador gráfico frente a la idea de un cliente. Sin embargo, esta definición pierde algo de lucidez cuando se presenta una excepción, donde la voz del autor logra complementar la comunicación de un diseño sin perder el equilibrio. Laura Varsky es, muchas veces, la excepción. Con una formación en diseño gráfico y esa pasión por el uso orgánico del alfabeto que la identifica, Laura se distingue por su cualidad inusual de poder expresarse con firmeza, claridad y calidez a la vez. Sus letras revoltosas parecen adueñarse de un juego propio, donde la asimetría y el ornamento son cómplices leales en una picardía multicolor que se escabulle entrelíneas con la espontaneidad de una hermosa carcajada. Lo que el viento me dejó convoca aquellos ingredientes que justifican el adjetivo ilustrativo que suele definir los diseños de Laura Varsky, envasados en una serie de textos que nos susurran al oído algunos de los secretos detrás de su magia.
LAURA VARSKY Y LA SENSIBILIDAD AL PODER por Hernán Ordoñez
9 El mundo tipográfico propone novedades compulsivamente. Revoluciones y paradigmas que lo convierten en un escenario de recursos inagotables. Desde los gestos caligráficos de iluminadores y escribas, pasando por el afán sistematizador y –de alguna manera– propagandístico de la caligrafía del Imperio Carolingio, los tipos móviles de porcelana de la China imperial, devenidos en tipos de plomo Gutembergianos, hasta la actualidad digital. Algunas de sus expresiones formales, tecnológicas y conceptuales las encontramos en las propuestas renacentistas y los diseños de caracteres basados en la escritura manual humanista de Aldo Manuzio y Francesco Griffo, en las modernas de Giambattista Bodoni, y en un mundo industrial obsesionado por la síntesis que toma ímpetu con Edward Johnston, la Bauhaus, Paul Renner, la Nueva Tipografía de Jan Tschichold, o las estrictas leyes del Estilo Suizo. Las apropiaciones técnicas –tan impactantes como felices– de Neville Brody y el trabajo profundamente reflexivo y proyectual de Emigre, los ensayos electrónicos de Wim Crouwell antesala de la era digital. Esta era propone –tal vez como nunca antes– un alto poder de producción (y emisión) de diseño tipográfico y una (¿necesaria?) profusión de fuentes nuevas, muchas diciendo más de lo mismo. Soplan vientos que piden un plus a todo ese poder: sensibilidad. Abordar el diseño desde lo tipográfico implica apropiarse de ciertas técnicas para resolver ideas. Pero ¿qué pasa cuando no hay ideas? Por suerte, la actualidad hipertecnificada nos permite salir del paso con cierto criterio y rapidez. Bien. Solamente bien.
“No tenga nada en su casa que no sea útil o bello”, decía William Morris. Su frase, algo así como una diana, y en su centro acierta la obra tipográfica de Laura Varsky. Y sube la apuesta: su obra invita a disfrutar (en el más amplio sentido de la palabra) de la lectura. Es útil y bella.
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Intentando definir su obra, brotan conceptos sólidos y omnipresentes: caos controlado, dinamismo, hiperkinesis. Como ecos del Art Nouveau, las formas orgánicas de su gesto tipográfico, nunca se detienen. Se convierten en una mágica y misteriosa invitación a la más exquisita de las psicodelias. Sus trazos, sus signos, sus párrafos… una serendipia tipográfica. El cerebro humano no esconde su rigidez: guarda un compartimento separado para la lógica y otro para la creatividad. El corazón lo compensa con dinamismo y constante fluidez y, de ese modo, vamos siendo las dos cosas al mismo tiempo. Podría extenderme buscando razones que el corazón no entiende. Laura comunica de una manera completa: contenido y emoción, razón y corazón, una combinación poco frecuente de encontrar. Policromatismo con destellos barrocos que parecen evocar una genética artística del este europeo y florecen en el oeste de Buenos Aires, configurando su perfil fresco y cotidiano. Pop. Una mirada (esmeralda) que transmite emociones con recursos visuales tan felices como contundentes. Como un viento del sur. Comunicar es la razón de ser de lo tipográfico. Diseñar, proyectar (¿escribir?) el texto para ser leído. Para hacerlo hay una inagotable variedad de corrientes estilísticas, cada una de ellas acertadas. Comunicar y conmover son la razón y el corazón del gesto tipográfico de Laura. Sensibilidad y poder, como dos amigos de infancia que –inevitablemente– deberían trazar un camino de vida bifurcado. Una “Y” que expresada por Laura, nunca se bifurcaría (ahora tengo que tipear una Y no bifurcada; Laura sabrá solucionarlo). Y en cada gesto suyo, único e irrepetible, en la trastienda de este escenario, vive algo mágico: el arte de llevar la sensibilidad al poder.
AN EXPLICIT LOOK INTO A PERSONAL SHAPE by Fernanda Cohen
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The most tangible difference between illustration and graphic design may be illustrators’ characteristic authorship behind the message to be delivered, in contrast with graphic designers’ perpetual flexibility and adaptation to the idea of the client. However, such definition becomes somewhat weaker as soon as we come across an exception, when the voice of the author manages to complement the message without getting in the way. Laura Varsky is often the exception. With a degree in Graphic Design and that strong passion for an organic use of the Western alphabet that defines her, Laura stands out because of her rather unusual ability to express herself with determination, clarity and warmth- all at once. Her restless letters seem to create their own little game, where the asymmetric and the ornamental become loyal accomplices of a colorful adventure that gets away between the lines with the spontaneity of a beautiful laugh. Lo que el viento me dejó (What I was left by the wind) brings together all those ingredients that justify the illustrative adjective that tends to describe Laura Varsky’s designs, bottled up in a series of writings that whisper some of the secrets behind her magic.
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LAURA VARSKY: SENSITIVITY TAKES POWER by Hernán Ordoñez
15 The world of typography puts forward novelties compulsively. Revolutions and paradigms that make it a scene of endless resources. From the calligraphic gestures of illuminators and scribes, cutting through the systematizing drive of the calligraphy of the Carolingians, somehow propagandistic, the movable porcelain types of imperial China, then changing into the lead ones used by Gutenberg and all the way down to the digital types of today. Some of its formal, technological and conceptual expressions are to be found in the renaissance creations of typefaces based on handwriting by humanist designers Aldo Manuzio and Francesco Griffo, in the modern ones by Giambattista Bodoni, in a synthesis-obsessed industrial world that takes momentum with Edward Johnston, the Bauhaus, Paul Renner, in the New Typography of Jan Tschichold, or in the stern laws of the Swiss Style. The technical appropriations –as striking as happy– of Neville Brody, Emigre’s profoundly thoughtful and projective work, and the electronic experiments by Wim Crouwel – forerunners of the digital era. Unlike any other, probably, this era carries a heightened power of production (and emission) of typographic design and a (necessary?) proliferation of new typefaces, many of which add little else. We are in pretty bad need of a ‘plus’ to this unprecedented power: sensitivity. Addressing design from typography entails a borrowing of certain techniques that aid in resolving ideas. But what if it is ideas we lack? We are fortunate to live in a hyper-tech time that lets us get by in a pretty decent and expedite fashion. Fine. Just fine.
“Have nothing in your house that you do not know to be useful, or believe to be beautiful”, said William Morris. His phrase, like a clarion, hits Laura Varsky’s typographic work at its center and calls for more: her work invites enjoyment (in the broadest sense of the word) of the reading. It is useful and beautiful.
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Seeking to define her work brings to mind concepts, ever present and solid: controlled chaos, dynamism, hyperkinesis. Echoing Art Nouveau, the organic forms of her typographic gestures never come to a halt. They feature a magic and mysterious invitation to the most exquisite psychedelia; her strokes, signs, paragraphs… a typographic serendipity. The human brain does not conceal its rigidity: it keeps logic and creativity in separate compartments. The heart makes up for this with constant fluidness and dynamism and we result, thus, from both simultaneously. I could go on and on looking for reasons that the heart will not understand. Laura communicates in a complete manner content and emotion, reason and heart –a rare combination to be found. Polychromatism with baroque flashes and a genetic reminiscence of Eastern Europe art blooming in the west of Buenos Aires conjure up her profile, fresh and casual. Pop. A glance (of emerald green) conveying feelings by visual means, both blissful and firm. Like a southern wind. To communicate is the raison d'être of typography; to design, to project, (to write?) the text to be read. To this end, an endless array of unending styles and trends converge, each of them successful in its own right. To communicate and to move are the reason and the heart of Laura’s typographic gesture. Sensitivity and power. Like two childhood friends before the inevitable forking paths in the road. A “Y” which, in Laura’s work, would never bifurcate (now I should have to type a Y not forked: Laura will know how to fix that). And in each of her gestures, unique and unrepeatable, something magical dwells – backstage-wise: the art of letting sensitivity take power.
“Verba Volant, scripta manent� Las palabras se las lleva el viento, mas lo escrito permanece. Words fly with the wind, writings remain.
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Alguna vez me preguntaron qué me inspiraba. Luego de pensarlo bastante, enumeré: ‘El movimiento del agua, unas rejas antiguas, mi gata durmiendo, cualquier gato jugando, la bodoni, un hilo descosiéndose, las baldosas de una galería, un azaroso close up sobre un van gogh, la primera página de un libro viejo, un bosque en otoño, una mancha de tinta desafortunada...’ No hay dudas: en aquella ocasión debería haber citado también estos textos. Para reparar dicha omisión aquí los escribo. Los dibujo. Los retrato. 18 I was once asked where I drew my inspiration from. After giving it plenty of thought, I listed: "The movement of water, some old grates, my cat sleeping, any cat playing, bodoni font, yarn fraying, the floor tiles of a gallery, a chance close-up on a van gogh, the title page of an old book, a forest in autumn, an unlucky blot of ink... ' No doubt: on that occasion, I ought to have cited these texts as well. To make up for that omission I am writing them down herein, drawing them, portraying them.
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María Elena Walsh La niñez y la edad adulta se unen en un objeto, un recuerdo o una canción que traicionan al paso del tiempo. María Elena es ese puente entre lo que agradezco haber sido y lo que inevitablemente soy. Childhood and adulthood reunite in an object, a memory or a song which betray the passage of time. Maria Elena becomes the bridge which binds what I happily was and what I inevitably am.
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Sei Shônagon Muy difícil sería pretender pensar y sentir (en definitiva, transcurrir) como otro lo hace. Más aún si nos separan siglos y kilómetros. Sin embargo, a mí también me inquieta el reverso de un bordado. ¿Acaso por lo no dicho? ¿Por lo que se nos oculta? ¿O en verdad hablamos tan sólo de un manojo de nudos de hilos? It would be hard to pretend to think and feel (in short, to pass) as another one does. Much more when we are centuries and miles apart. Still, I too am puzzled about the reverse side of a piece of embroidery. Is it perhaps for all the unsaid? For what is not revealed to us? Or is it that we are only talking about a bunch of thread knots?
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