Cuento de Antoñita

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La cena de Antoñita ¿Sabéis lo que hizo Antoñita cuando fue a cenar una noche en casa? Abrió la puerta de la nevera para ver qué era lo que había traído su madre del súper. Intentaba adivinar lo que iba a cenar esa noche. Y de repente, mientras miraba y remiraba una y otra vez los alimentos que se encontraban colocados perfectamente en las bandejas, escuchó una voz que le recordó al chorro del agua del grifo: – Pero niña ¿quieres cerrar la puerta de una vez? Me estoy empezando a calentar y eso no es bueno para mí, luego tu madre dirá que tengo las agallas arrugadas y pálidas y que no soy buena para ti, ¡y eso no es verdad! Hasta ahora mismo estaba fresquísima. Antoñita retrocedió asustada, pero le pudo más la curiosidad de saber quién hablaba dentro de la nevera y prácticamente se metió dentro, hasta descubrir a la pescadilla gorda y brillante que aún seguía refunfuñando. Sorprendida acercó la mano para tocarla pero la retiró a la vez que cerraba la puerta con fuerza cuando volvió a escuchar:

La pescadilla tiene algo muy importante que decirle a Anotñita.


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– ¡¡Cierra la puertaaaaaaaa!! Antoñita se asustó y cerró la puerta pero la volvió a abrir un poquito. – ¡Te hemos dicho que cierres la puerta! Esta vez escuchó un coro de voces que chillaban todas a la vez, pero ya no se asustó sino que abrió del todo la puerta y se quedó mirando a los alimentos. – ¿Se puede saber por qué no cierras la puerta?– le preguntaron – Porque estoy intentando averiguar qué es lo que voy a cenar esta noche– les dijo un poco enfadada. – Antoñita, lo tienes muy fácil, me vas a cenar a mí.– Dijo la gorda pescadilla moviendo sus rojas y brillantes agallas. –¡Uf! ¡No me gustas! Además, tienes muchas espinas.

Todos los alimentos quieren demostrar que son muy sanos

– ¿Y no tienes tú huesos? Pues yo tengo espinas.– le soltó con una cierta chulería – Pero a mí, me las quitan todas y cuando me hacen filetitos, no veas lo rica que estoy. Además, tengo muchas proteínas, vitaminas y minerales. – ¿Y eso qué es?– Preguntó Antoñita

– Pues lo que tú necesitas para hacerte grande y crecer muy sana y encima no tengo nada de grasas malas. Si me comes, te vas a poner guapísima.– Le dijo la pescadilla. – ¡UY! Mira lo que dice la lista de la pescadilla.– Dijeron a coro los filetes de ternera – ¿A que nosotros te gustamos más? – ¡Sííííí! Sobre todo cuando os como en el Burger.


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– ¡Ufff! ¡Qué horror en el Burger todos machacaos! Bueno, para un día no está mal, pero como estamos ricos de verdad es a la plancha o en salsita. Nosotros sí que tenemos un montón de proteínas y de hierro. – Pero para Antoñita soy mucho mejor yo,– dijo la pescadilla toda orgullosa. – Y, además, a mí sí que se me puede hacer de muchas maneras y todas ricas. – ¿De muchas maneras?– Preguntó Antoñita sin convencerse mucho. – Pues claro, me puedes comer en croquetas, en barritas, a la plancha, asado, en salsita, pregúntale a tu mamá, ya verás, ya...

Los lácteos, con todo el calcio que necesitan tus huesos

Antoñita ya estaba un poco más convencida, cuando escuchó un ruido muy fuerte en el cajón de las verduras, lo abrió y las zanahorias, el calabacín, las judías verdes y el puerro gritaron agitándose en su cajón. – Menos mal que nos has abierto, ¿acaso te habías olvidado de nosotras, las verduras? – Es que vosotras sí que no me gustáis nada, ¡prefiero una sopa! – Eso es porque no nos has comido en puré. Todas juntas y con una o dos de nuestras amigas las patatas, bien pasadas por la batidora, estamos riquísimas y cuando nos comas, nosotras sí que te vamos a dar un montón de vitaminas, minerales y calcio que, como dice la pescadilla, sirve para que te hagas una chica fuerte y sana. Y también servimos muy bien de acompañantes, al lado de la pescadilla o de los filetes, ¿verdad que nos lo pasamos muy bien juntos?


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– Ya lo creo, – dijeron a la vez el pescado y la carne – y encima cuando estamos juntos no veas lo bonitos que quedan los platos. Cuando nos comas te va a parecer que te comes un cuadro pintado. – Eso del cuadro pintado somos nosotros, los tomates y nuestra amiga la lechuga. Nosotros sí que somos bonitos, frescos y a vitaminas, minerales y fibra no nos gana nadie, ¿a que nosotros te gustamos mucho? – Bueno en verano más, porque estáis muy fresquitos. – ¡Eh! Que os olvidáis de mí.– chilló el pepino dando saltos por debajo de los tomates, – ¿Qué seríais vosotros sin mí? Una ensalada sin gracia, además, soy muy importante, porque, Antoñita, si me comes vas a tener una piel preciosa y unas uñas fuertes y duras. Antoñita estaba ya un poco atontada con tanta cháchara, nunca había oído hablar a los alimentos ni nunca se había preocupado por saber lo importantes que eran para ella. Comía porque su madre le ponía la comida en la mesa y a veces la obligaba, porque en realidad lo que de verdad le gustaba comer eran chuches y bollitos de esos que vienen en papel de colores. Pero ahora… – ¿Entonces si os como a vosotros,– les dijo a todos los alimentos que se movían en la nevera – me voy a hacer una chica grande y fuerte, voy a crecer muy deprisa y voy a estar muy guapa? – ¡Sííííí!– gritaron todos a la vez. – ¡Y no te olvides de nosotros!– oyó que le decían desde la repisa de la puerta la botella de leche y los yogures.

Las frutas, llenas de vitaminas ¡y tan fresquitas!


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– ¡Que son los que te dan el calcio para tener los huesos fuertes!– gritaron a coro todos los otros alimentos de la nevera. – ¡Ni de nosotras!– gritaron las frutas –Bueno pues no sé a cuál comerme de todos…– dijo Antoñita. – ¡A mí, a mí, a mí!– dijeron todos a coro.– ¡Y cierra la puerta de la nevera de una vez! Que nos estamos calentando y así se gasta mucha energía. Antoñita cerró la puerta y después hizo lo que nunca había hecho, comenzó a escribir en una hoja de papel el menú que quería cenar esa noche: un puré de verduras, unas croquetas de pescado al lado de un filetito de ternera acompañado por una ensalada de tomate, lechuga y pepino. De postre un yogur o una mandarina. Toda orgullosa se lo dejó a su madre sujeto con un imán en la puerta de la nevera.

¡Fin!

www.paracomerbien.es

¡Finalmente, Antoñita se decide por una cena completa y sana!


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