WILLIAM SPRATLING
Mรกs humano que divino
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ISBN: XXX-XXXX-XX
© Derechos Reservados Artenación Primera edición, 2007.
Copyright © 2007 Artenación Publicaciones, Ciudad de México.
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El hombre de Nueva Orleans
El mundo de William Spratling
M茅xico tras lomita
Silver Gringo
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Prólogo Prólogo
William Spratling (nacido en Estados Unidos) un innovador y talentoso diseñador de la Joyería Mexicana: piezas de plata, estaño, cobre, entre otros metales y aleaciones, demostró su apreciación y sensibilidad hacia las culturas contemporáneas de México. Él fue el primero que estableció un modelo para el desarrollo artístico y crecimiento de la industria de plata en Taxco de Alarcón y bien mereció el título “Padre de la Plata Mexicana Contemporánea.” Arq. Arqueólogo, Etnólogo, Escritor, Diseñador, Artesano, etc. Fue el creador de la industria de la que los taxqueños nos sentimos orgullosos. Las artesanías de Taxco son apreciadas en todo el mundo. Hoy día, Asia, Oceanía, Europa y América misma poseen algo de plata hecho en Taxco. William Spratling nació con el siglo en Soyena, Nueva York y murió cerca de Iguala, en el Estado de Guerrero. Fue un personaje polifacético al que la hermosa ciudad de Taxco debe mucho de su renacimiento como centro cultural, comercial, artesanal, y turístico. Arquitecto interesado en la plata y en las culturas precolombinas, Spratling diseño piezas de joyería prehispánica. Reunió una magnifica colección de piezas arqueológicas que dono generosamente al Museo de Taxco que lleva su nombre y que recientemente fue entregada a donación al Gobierno del Estado por el Patronato que el mismo estableció para su custodia. Fue caricaturista, aviador y horticultor y como el mismo escribió, también escritor. Publico diversos trabajos que muestra su pasión y dedicación a nuestro país. En 1931 Taxco era un pueblito inquieto y todos eran pobres. Las pocas minas que se trabajaban era de alto rendimiento, y explotaban sus vetas más ricas, ya que la plata ofrecía pocas utilidades: podía comprarse a 15 pesos por kilo. La minería, desde luego, había sido desde hacia 400 años la industria principal de Taxco, cuando en 1528 Alvarado, un teniente de Cortes, vino a conseguir plata para España. Ahora la plata se vende a miles de pesos el kilo. El mineral no escasea en la región de Taxco; pero la mayoría es de baja ley, que quizá rinde menos de 3 kilos por tonelada de mineral. Cuando Morrow le sugirió la conveniencia de crear una industria en Taxco, los vecinos no podían concebir que alguien quisiera comprar platería. Además ¿ Quien desearía una hebilla de plata, si una de bronce dorado costaba menos?. En Iguala, cerca de Taxco, siempre habían trabajado, y ahí los orfebres consideraban rebajada su dignidad si empleaban su “arte” en el metal blanco. Sin embargo, persuadir a dos muchachos que eran buenos orfebres que vinieran de Iguala a Taxco. Rente un gran casco, un viejo edificio llamado La Aduana. Estaba semideruido tenia tres plantas y aunque carecía de puertas, ventanas y escaleras, el piso se hallaba intacto. La renta era de 12 pesos mensuales. Allí comenzamos a fabricar hebillas de plata y aretes muy sencillos en forma de media naranja que podían venderse a 2 pesos el par ese verano Huber Herring trajo el primer seminario (un grupo de editores y dirigentes cívicos), y permanecieron en Taxco durante dos o tres semanas. Comenzamos a vender objetos de plata, a veces mas de 100 pesos al día. Parecía un buen negocio, y la tienda creció. Puede conseguir un grupo de hojalateros algunos carpinteros y un herrero.
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El hombre de Nueva Orleans William Spratling (nacido en Estados Unidos) un innovador y talentoso diseñador de la Joyería Mexicana: piezas de plata, estaño, cobre, entre otros metales y aleaciones, demostró su apreciación y sensibilidad hacia las culturas contemporáneas de México. Él fue el primero que estableció un modelo para el desarrollo artístico y crecimiento de la industria de plata en Taxco de Alarcón y bien mereció el título “Padre de la Plata Mexicana Contemporánea.” Arq. Arqueólogo, Etnólogo, Escritor, Diseñador, Artesano, etc. Fue el creador de la industria de la que los taxqueños nos sentimos orgullosos. Las artesanías de Taxco son apreciadas en todo el mundo. Hoy día, Asia, Oceanía, Europa y América misma poseen algo de plata hecho en Taxco. William Spratling nació con el siglo en Soyena, Nueva York y murió cerca de Iguala, en el Estado de Guerrero. Fue un personaje polifacético al que la hermosa ciudad de Taxco debe mucho de su renacimiento como centro cultural, comercial, artesanal, y turístico. Arquitecto interesado en la plata y en las culturas precolombinas, Spratling diseño piezas de joyería prehispánica. Reunió una magnifica colección de piezas arqueológicas que dono generosamente al Museo de Taxco que lleva su nombre y que recientemente fue entregada a donación al Gobierno del Estado por el Patronato que el mismo estableció para su custodia. Fue caricaturista, aviador y horticultor y como el mismo escribió, también escritor. Publico diversos trabajos que muestra su pasión y dedicación a nuestro país. En 1931 Taxco era un pueblito inquieto y todos eran pobres. Las pocas minas que se trabajaban era de alto rendimiento, y explotaban sus vetas más ricas, ya que la plata ofrecía pocas utilidades: podía comprarse a 15 pesos por kilo. La minería, desde luego, había sido desde hacia 400 años la industria principal de Taxco, cuando en 1528 Alvarado, un teniente de Cortes, vino a conseguir plata para España. Ahora la plata se vende a miles de pesos el kilo El mineral no escasea en la región de Taxco; pero la mayoría es de baja ley, que quizá rinde menos de 3 kilos por tonelada de mineral. Cuando Morrow le sugirió la conveniencia de crear una industria en Taxco, los vecinos no podían concebir que alguien quisiera comprar platería. Además ¿ Quien desearía una hebilla de plata, si una de bronce dorado costaba menos?. En Iguala, cerca de Taxco, siempre habían trabajado, y ahí los orfebres consideraban rebajada su dignidad si empleaban su “arte” en el metal blanco. Sin embargo, persuadir a dos muchachos que eran buenos orfebres que vinieran de Iguala a Taxco. Rente un gran casco, un viejo edificio llamado La Aduana. Estaba semideruido tenia tres plantas y aunque carecía de puertas, ventanas y escaleras, el piso se hallaba intacto. La renta era de 12 pesos mensuales. Allí comenzamos a fabricar hebillas de plata y aretes muy sencillos en forma de media naranja que podían venderse a 2 pesos el par
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William Spratling (nacido en Estados Unidos) un innovador y talentoso diseñador de la Joyería Mexicana: piezas de plata, estaño, cobre, entre otros metales y aleaciones, demostró su apreciación y sensibilidad hacia las culturas contemporáneas de México. Él fue el primero que estableció un modelo para el desarrollo artístico y crecimiento de la industria de plata en Taxco de Alarcón y bien mereció el título “Padre de la Plata Mexicana Contemporánea.” Arq. Arqueólogo, Etnólogo, Escritor, Diseñador, Artesano, etc. Fue el creador de la industria de la que los taxqueños nos sentimos orgullosos. Las artesanías de Taxco son apreciadas en todo el mundo. Hoy día, Asia, Oceanía, Europa y América misma poseen algo de plata hecho en Taxco. William Spratling nació con el siglo en Soyena, Nueva York y murió cerca de Iguala, en el Estado de Guerrero. Fue un personaje polifacético al que la hermosa ciudad de Taxco debe mucho de su renacimiento como centro cultural, comercial, artesanal, y turístico. Arquitecto interesado en la plata y en las culturas precolombinas, Spratling diseño piezas de joyería prehispánica. Reunió una magnifica colección de piezas arqueológicas que dono generosamente al Museo de Taxco que lleva su nombre y que recientemente fue entregada a donación al Gobierno del Estado por el Patronato que el mismo estableció para su custodia. Fue caricaturista, aviador y horticultor y como el mismo escribió, también escritor. Publico diversos trabajos que muestra su pasión y dedicación a nuestro país. Taxco en 1931 Taxco era un pueblito inquieto y todos eran pobres. Las pocas minas que se trabajaban era de alto rendimiento, y explotaban sus vetas más ricas, ya que la plata ofrecía pocas utilidades: podía comprarse a 15 pesos por kilo. La minería, desde luego, había sido desde hacia 400 años la industria principal de Taxco, cuando en 1528 Alvarado, un teniente de Cortes, vino a conseguir plata para España. Ahora la plata se vende a miles de pesos el kilo. El mineral no escasea en la región de Taxco; pero la mayoría es de baja ley, que quizá rinde menos de 3 kilos por tonelada de mineral. Cuando Morrow le sugirió la conveniencia de crear una industria en Taxco, los vecinos no podían concebir que alguien quisiera comprar platería. Además ¿ Quien desearía una hebilla de plata, si una de bronce dorado costaba menos?. En Iguala, cerca de Taxco, siempre habían trabajado, y ahí los orfebres consideraban rebajada su dignidad si empleaban su “arte” en el metal blanco. Sin embargo, persuadir a dos muchachos que eran buenos orfebres que vinieran de Iguala a Taxco. Rente un gran casco, un viejo edificio llamado La Aduana. Estaba semideruido tenia tres plantas y aunque carecía de puertas, ventanas y escaleras, el piso se hallaba intacto. La renta era de 12 pesos mensuales. Allí comenzamos a fabricar hebillas de plata y aretes muy sencillos en forma de media naranja que podían venderse a 2 pesos el par
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01. Paisaje aĂŠreo Gro. MĂŠxico. ca. 1940. Foto: William Spratling. 02. William Spratling en su velero Zihuatanejo, Gro. ca. 1940.
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03. William Spratling. Anónimo, ca. 1940. 04. Richard Gump, Diego Rivera y William Spratling en San Francisco, 1942. 05. William Spratling, David Alfaro Siqueiros y Sergei Eisenstein durante el arraigo del segundo en Taxco, 1931. Archivo Sala de Arte Público Siqueiros. 06. William Spratling con Mario Moreno “Cantinflas”. 07. William Spratling, David A. Siqueiros y Rosendo Soto; detrás los retratos de Spratling realizados por Siqueiros. Archivo Sala de Arte Público Siqueiros.
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ese verano Huber Herring trajo el primer seminario (un grupo de editores y dirigentes cívicos), y permanecieron en Taxco durante dos o tres semanas. Comenzamos a vender objetos de plata, a veces mas de 100 pesos al día. Parecía un buen negocio, y la tienda creció. Puede conseguir un grupo de hojalateros algunos carpinteros y un herrero. Las Delicias comenzó a atraer la atención hacia Taxco, y le proporcionaba a la gente una excusa para ir allí. Hasta me invitaron a hablar en uno de los seminarios. Era un digno grupo de unas 25 gentes, y Trotsky estaba con ellos. La casa había sido amueblada con sillas de Spratling. Cuando termine de hablar me formularon preguntas. Recuerdo que una anciana me pregunto: - ¿Señor Spratling cual es la expectativa de la gente aquí?. No sabia que responderle; No entendía el lenguaje de sociólogos, y le pedí que se explicara. Ella me contestó: me refiero a la los viejos. Que suceden cuando envejecen. Se mueren le respondí. Otra persona me pregunto ¿La gente que trabaja en su tienda sabe leer y escribir? No creo conveniente que lo divulgue; pero sucede exactamente igual que en Nueva York: Algunos saben leer y escribir otros no le replique. Desde el principio prospero la tienda las delicias. Todo mundo gozaba de libertad y nadie vigilaba la hora los impuestos gubernamentales no ofrecían complicaciones: pero los municipales nos los elevaron en cuanto al presidente municipal descubrió que realmente efectuamos ventas, arbitrariamente nos subió los impuestos al doble. En esta época, el General Cárdenas (entonces candidato a la presidencia) se hallaba efectuando su campaña, y en programa de gira se encontraba Taxco. El alcalde vino a la tienda y me dijo que necesitaba una gran llave de plata para obsequiarla al candidato.
Trabajamos día y noche, ya que contábamos con poco tiempo. La llave era monstruosa y pesaba un par de kilos. Cuando se la entregue, el alcalde se mostró encantado; pero me advirtió: No se la pagaremos hasta el año próximo No le respondí – le dije deme los recibos de mis impuestos de los próximos años, o no le entregare la llave. Como no le pedía dinero en efectivo cerramos el trato. Ahora las cosas son diferentes.
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El mundo de William Spratling
El mundo de William Spratling
Taxco sedujo a William Spratling y le proporcionó los medios y la magia de su ambiente artístico para realizar una vida utópica como escritor, dibujante, empresario, coleccionista, orfebre y benefactor de su comunidad, y también para desarrollar su individualidad maravillosa de aventurero. William Spratling hizo todo lo que quiso y como quiso. En 1929 Taxco era una vieja población minera solitaria en la intrincada sierra de Guerrero cuyas barrancas definen la urbanización taxqueña en románticos callejones de sube y baja hacia el centro del pueblo. Esta vieja población tenía una original arquitectura, determinada por la conformación del suelo, que propició una caprichosa edificación de casa de uno o dos pisos, sobrias y sencillas, con techos de teja roja. La Catedral de Santa Prisca, reina soberana del paisaje, es excepcional testimonio del arte virreinal y de la riqueza minera de nuestro país. Se construyó bajo el patrocinio del legendario personaje José de la Borda, dueño y señor de una de las más grande s fortunas de América en su época. Originario de Sonyea, Nueva York, William Spratling nació en 1900. Cuando llegó a México, se instaló en Taxco, y ya era arquitecto, poseedor de una cultura general y de intereses múltiples, pero con una vocación especial para las artes plásticas. Coincidió su llegada a México con una política nacional de desarrollo económico y fomento del arte y del turismo. El gobierno mexicano dio muchas facilidades y estímulos para atraer artistas e inversionistas del extranjero. Por la fuerza de su cultura, el clima, su situación geográfica, futuro económico y la apertura de carreteras, México era en esos años un país extraordinariamente atractivo para el turismo y en especial para nuestros vecinos norteamericanos. En esa época, además de la inversión de empresarios importantes, recibimos a algunos norteamericanos cultos que admiraron y contribuyeron a la modernización y difusión internacional de nuestros valores artísticos. Entre ellos podemos citar a Edward Weston, Tina Modotti, Frederic Davis, el fundador de las famosas tiendas Sanborns, René D’Harnoncourt, D. H. Laurence, Francis Toor, Robert Redfield, Carleton Beals. WIlliam Spratling llegó a México por vez primera para promover el turismo, como corresponsal de algunos diarios importantes de Estados Unidos. Con seguridad, el impacto de la cultura mexicana en su refinada sensibilidad y talento artístico, definió su vocación romántica para dedicarse a la artesanía de la plata. Conocedor y estudioso del arte popular americano Su olfato de cazador de artesanos lo llevó a localizar en la población de Iguala, cercana a Taxco, a los maestros plateros Artemio Navarrete, Alfonso Mondragón y Wenceslao Herrera, a quienes convenció de iniciar con él un taller de platería en Taxco, que instaló en la calle de las Delicias, para rescatar lo mejor de las técnicas tradicionales antiguas y aportar otras nuevas. Con su buen criterio, le dio nuevo valor a los materiales ya conocidos, en especial a la plata, que había pasado de moda, e introdujo otros en combinación con ella, como carey, jade, malaquita, azabache y otras piedras semipreciosas y maderas finas tropi-
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08. Museo privado de William Spratling en su rancho de Taxco el Viejo. 09. En la inauguración de la exposición “The World of William Spratling” en el Otis Art Institute, 1965. 10. En la exposición “The World of William Spratling” de 1965; al fondo, retrato realizado por Siqueiros. 11. Retrato de Spratling realizado por David Alfaro Siqueiros en los años treinta, en el que hace alusión a su colección de piezas prehispánicas.
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Él fue el primero que estableció un modelo para el desarrollo artístico y crecimiento Mexicana Contemporánea.”
12. Diosa guerrera Cihuatetes de la cultura de “Remojadas” en Veracruz. Museo de Jalapa. Figura completa y detalles. Foto: Manuel Álvarez Bravo para el libro “Más Humano que Divino”. 13. Dibujo de mascarilla prehispánica realizado por William Spratling para su libro “México tras lomita”.
México tras lomita México tras lomita
Taxco sedujo a William Spratling y le proporcionó los medios y la magia de su ambiente artístico para realizar una vida utópica como escritor, dibujante, empresario, coleccionista, orfebre y benefactor de su comunidad, y también para desarrollar su individualidad maravillosa de aventurero. William Spratling hizo todo lo que quiso y como quiso. En 1929 Taxco era una vieja población minera solitaria en la intrincada sierra de Guerrero cuyas barrancas definen la urbanización taxqueña en románticos callejones de sube y baja hacia el centro del pueblo. Esta vieja población tenía una original arquitectura, determinada por la conformación del suelo, que propició una caprichosa edificación de casa de uno o dos pisos, sobrias y sencillas, con techos de teja roja. La Catedral de Santa Prisca, reina soberana del paisaje, es excepcional testimonio del arte virreinal y de la riqueza minera de nuestro país. Se construyó bajo el patrocinio del legendario personaje José de la Borda, dueño y señor de una de las más grande s fortunas de América en su época. Originario de Sonyea, Nueva York, William Spratling nació en 1900. Cuando llegó a México, se instaló en Taxco, y ya era arquitecto, poseedor de una cultura general y de intereses múltiples, pero con una vocación especial para las artes plásticas.
o de la industria de plata en Taxco de Alarcón y bien mereció el título “Padre de la Plata Coincidió su llegada a México con una política nacional de desarrollo económico y fomento del arte y del turismo. El gobierno mexicano dio muchas facilidades y estímulos para atraer artistas e inversionistas del extranjero. Por la fuerza de su cultura, el clima, su situación geográfica, futuro económico y la apertura de carreteras, México era en esos años un país extraordinariamente atractivo para el turismo y en especial para nuestros vecinos norteamericanos. En esa época, además de la inversión de empresarios importantes, recibimos a algunos norteamericanos cultos que admiraron y contribuyeron a la modernización y difusión internacional de nuestros valores artísticos. Entre ellos podemos citar a Edward Weston, Tina Modotti, Frederic Davis, el fundador de las famosas tiendas Sanborns, René D’Harnoncourt, D. H. Laurence, Francis Toor, Robert Redfield, Carleton Beals. WIlliam Spratling llegó a México por vez primera para promover el turismo, como corresponsal de algunos diarios importantes de Estados Unidos. Con seguridad, el impacto de la cultura mexicana en su refinada sensibilidad y talento artístico, definió su vocación romántica para dedicarse a la artesanía de la plata. Conocedor y estudioso del arte popular americano, su olfato de cazador de artesanos lo llevó a localizar en la población de Iguala, cercana a Taxco, a los maestros plateros Artemio Navarrete, Alfonso Mondragón y Wenceslao Herrera, a quienes convenció de iniciar con él un taller de platería en Taxco, que instaló en la calle de las Delicias, para rescatar lo mejor de las técnicas tradicionales antiguas y aportar otras nuevas.
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Taxco sedujo a William Spratling y le proporcionó los medios y la magia de su ambiente artístico para realizar una vida utópica como escritor, dibujante, empresario, coleccionista, orfebre y benefactor de su comunidad, y también para desarrollar su individualidad maravillosa de aventurero. William Spratling hizo todo lo que quiso y como quiso. En 1929 Taxco era una vieja población minera solitaria en la intrincada sierra de Guerrero cuyas barrancas definen la urbanización taxqueña en románticos callejones de sube y baja hacia el centro del pueblo. Esta vieja población tenía una original arquitectura, determinada por la conformación del suelo, que propició una caprichosa edificación de casa de uno o dos pisos, sobrias y sencillas, con techos de teja roja. La Catedral de Santa Prisca, reina soberana del paisaje, es excepcional testimonio del arte virreinal y de la riqueza minera de nuestro país. Se construyó bajo el patrocinio del legendario personaje José de la Borda, dueño y señor de una de las más grande s fortunas de América en su época. Originario de Sonyea, Nueva York, William Spratling nació en 1900. Cuando llegó a México, se instaló en Taxco, y ya era arquitecto, poseedor de una cultura general y de intereses múltiples, pero con una vocación especial para las artes plásticas. Coincidió su llegada a México con una política nacional de desarrollo económico y fomento del arte y del turismo. El gobierno mexicano dio muchas facilidades y estímulos para atraer artistas e inversionistas del extranjero. Por la fuerza de su cultura, el clima, su situación geográfica, futuro económico y la apertura de carreteras, México era en esos años un país extraordinariamente atractivo para el turismo y en especial para nuestros vecinos norteamericanos. En esa época, además de la inversión de empresarios importantes, recibimos a algunos norteamericanos cultos que admiraron y contribuyeron a la modernización y difusión internacional de nuestros valores artísticos. Entre ellos podemos citar a Edward Weston, Tina Modotti, Frederic Davis, el fundador de las famosas tiendas Sanborns, René D’Harnoncourt, D. H. Laurence, Francis Toor, Robert Redfield, Carleton Beals. WIlliam Spratling llegó a México por vez primera para promover el turismo, como corresponsal de algunos diarios importantes de Estados Unidos. Con seguridad, el impacto de la cultura mexicana en su refinada sensibilidad y talento artístico, definió su vocación romántica para dedicarse a la artesanía de la plata. Conocedor y estudioso del arte popular americano Su olfato de cazador de artesanos lo llevó a localizar en la población de Iguala, cercana a Taxco, a los maestros plateros Artemio Navarrete, Alfonso Mondragón y Wenceslao Herrera, a quienes convenció de iniciar con él un taller de platería en Taxco, que instaló en la calle de las Delicias, para rescatar lo mejor de las técnicas tradicionales antiguas y aportar otras nuevas. Con su buen criterio, le dio nuevo valor a los materiales ya conocidos, en especial a la plata, que había pasado de moda, e introdujo otros en combinación con ella, como carey, jade, malaquita, azabache y otras piedras semipreciosas y maderas finas tropi
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14. Arque贸logo Carlo Gay, ca. 1950. Foto: Frederick V. Field 15. Monolito Cultura Mezcala, ca. 1950. Foto: Carlo Gay
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Con su buen criterio, le dio nuevo valor a los materiales ya conocidos, en especial a la plata, que había pasado de moda, e introdujo otros en combinación con ella, como carey, jade, malaquita, azabache y otras piedras semipreciosas y maderas finas tropicales. Sus diseños originales enriquecieron la producción de la platería nacional hasta llevarla a lo que podemos denominar “El esplendor de la plata mexicana en el siglo XX”. De acuerdo con sus circunstancias de trabajo y comerciales, organizó diferentes talleres. El primero estuvo situado en la calle de las Delicias, donde llegó a tener 100 operarios. Continuaron “La Aduana” La casa amigos de Taxco”, “La Florida”, “Spratling y artesanos”, “William Spratling, S. A.”. Este último taller fue cerrado debido a la cancelación de algunos importantes pedidos de parte de almacenes norteamericanos. Después de su muerte se abrió el taller “William Spratling Sucesores”. En estos talleres se formaron los principales plateros de Taxco, quienes a su vez fundaron sus propios negocios. William Spratling consideró que parte de su labor era ésta. En esencia elegante, superó las mexicanadas de aztequismos y mayismos vulgares para intuir a la perfección el espíritu del diseño preshispánico y simplificarlo con una idea muy moderna, aún vigente. De igual manera, rebasó los alardes de habilidad por una artesanía de suprema calidad.
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16. Figura de mujer joven de la cultura de “Remojadas” en Veracruz. Foto: Manuel Álvarez Bravo para el libro “Más Humano que Divino”. 17. Personaje elegante del periodo clásico de la cultura de “Remojadas” en Veracruz. Foto: Manuel Álvarez Bravo para el libro “Más Humano que Divino”. 18. Esbozos de diseños de Spratling. 19. Vasijas con forma de cabeza de guerrero, de la cultura de “Remojadas” en Veracruz. Foto: Manuel Álvarez Bravo para el libro “Más Humano que Divino”.
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En sus diseños, muy acordes con la modernidad, aprovechó la belleza de las vetas de maderas durísimas del trópico, como palo de rosa y palo morado, para alternarlas con plata. Otro tipo de diseños que dominó con maestría fue el geometrivismo, sistema que conocía a la perfección por sus conocimientos arquitectónicos, imprimiéndoles un ritmo que impartía a sus diseños un sentimiento vital. Procuró que las obras de su taller fueran acabadas a mano y obtuvo grandes rendimientos estéticos alternando superficies brillantes y mates. Este tipo de obras tenía alguna familiaridad con los diseños daneses, pero no se confundían con ellos porque tenían la originalidad creativa de Spratling. Perfeccionista obsesivo en la fabricación, no descuidaba en ningún momento el menor detalle para obtener la máxima calidad. Utilizó la plata de ley. 980 en vez de la que normalmente se trabajaba (.925 ley con una aleación legal de cobre de 7.5%). La plata que se usó para joyería en el taller de las Delicias estaba trabajada con sólo 2% de contenido de cobre, lo que evitaba su rápida oxidación, que se manchara y que ensuciara la piel femenina. Además, casi siempre empleó como materia prima la plata maciza y no la laminada industrialmente, que se consumía en otros talleres por su fácil elaboración. En un accidente de carretera acaecido entre Iguala y Taxco el 7 de agosto de 1967, falleció William Spratling. Su entierro constituyó duelo general en la ciudad de Taxco. En todas las casas se colocaron crespones negros. La ciudad celebra anualmente la fiesta del “Día de la plata” en su onomástico, el 27 de junio, y como homenaje una calle lleva su nombre. En Taxco todos lo reconocen como el principal impulsor de la platería y como su benefactor cultural. Su producción es buscada por los mejores coleccionistas de plata. Heredó todas las piezas arqueológicas que había reunido a lo largo de su vida al estado de Guerrero, para el museo que hoy lleva su nombre. Numerosos escritores se refieren a él en sus textos. Si bien se conocen sus obras y sus trabajos de dibujante y caricaturista, su estudio y valoración merecen una atención especial. Sus piezas tuvieron éxito en el mercado nacional e internacional. Se vendían en: Macy’s, Tiffani, Lord and Taylor, de Nueva York; Gumps, de San Francisco; Marshall Fields, de Chicago; Neiman Marcus, de Dallas; en las tiendas más exclusivas de México. Actualmente son objetos de colección. Algunas de ellas se exhiben en diferentes museos. La producción de platería de William Spratling se puede agrupar en dos núcleos principales: servicios de mesa, como cubiertos, juegos de té, platos, ensaladeras y charolas, sólo en plata o en combinación de plata y madera, y joyería, principalmente femenina, como son aretes, pulseras articuladas, gargantillas, brazaletes y broches.
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Raras veces sus diseños son espectaculares. Más bien, sus joyas fueron diseñadas para que la mujer las pudiera lucir a cualquier hora del día y en cualquier circunstancia. Por su sencillez, la misma pieza podía ser usada lo mismo para un viaje que para asistir al trabajo o a una solemne ceremonia. Es una joyería de gran modernidad, pues sin ser ostentosa tiene un uso práctico, cotidiano y discreta elegancia. Mujeres famosas de su tiempo, como Paulette Godard, Rosa Covarrubias, Dolores del Río y Frida Kahlo lucieron sus joyas. Por sus cualidades de hombre de mundo, estilo de vida y carismática personalidad, William Spratling resultaba sumamente atractivo. Alternó lo mismo con campesinos y obreros que con personajes famosos por su riqueza, talento y fama. Sin embargo, creo que quienes más trascendieron en su vida y en su formación artística fueron el famoso escritor norteamericano William Faulkner, los pintores Miguel Covarrubias (con quien tuvo mucho en común) y Diego Rivera, la escritora de guiones Mary Anita Loos y Daniel F. Rubín de la Borbolla. Como escritor, manifestó sus inquietudes de arqueólogo, antropólogo y viajero y publicó Little Mexico, México tras lomita, File on Spratling y colaboró en el Mexican Folkways, New York Herald Tribune y en Mexican Art and Life. Son innumerables las anécdotas que se cuentan de Spratling. Entre ellas, menciono
Con su buen criterio, le dio nuevo valor a los materiales ya conocidos, en especial a la p producción de la platería nacional hasta llevarla a lo que podemos denominar “El esplen su intervención definitiva para que el embajador de Estados Unidos en México, Dwight Morrow, encargara a Diego Rivera pintar los murales en el Palacio de Cortés en Cuernavaca, la navegación en su yate “El pez de plata” a distantes puertos; los intrépidos viajes en su avioneta “Piper Cub”, llenos de peripecias y aterrizajes forzosos, pero en especial el de Alaska, a solicitud del Departamento de Estado de Washington, para seleccionar a ocho obreros esquimales que vinieran a aprender artes textiles en Taxco, con la finalidad de desarrollar en su país su economía y su cultura. Nuestro romántico personaje, como gran apasionado de la vida, conoció los grandes éxitos y fracasos, pero si hacemos un balance llegamos a la conclusión de que tuvo una vida plena y que, como pocos, alcanzó el reconocimiento serio y verdadero de su obra en vida. William Spratling fue un líder en la orientación de la producción de la platería mexicana del siglo XX. Su talento de diseñador definió un nuevo estilo en este arte. Sus preocupaciones culturales, mucho más importantes que las comerciales, así como la introducción de nuevas técnicas y materiales para crear una orfebrería en plata, superaron el concepto simplemente comercial y transformaron su trabajo en una empresa humanista. Taxco sedujo a William Spratling y le proporcionó los medios y la magia de su ambiente artístico para realizar una vida utópica como escritor, dibujante, empresario, coleccionista, orfebre y benefactor de su comunidad, y también para desarrollar su individualidad maravillosa de aventurero. William Spratling hizo todo lo que quiso y como quiso.
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plata, e introdujo otros en combinación con ella. Sus diseños originales enriquecieron la ndor de la plata mexicana en el siglo XX”.
20. Cabeza monumental de Mictlantecuhtli, dios de la muerte y la reencarnación, de la cultura de “Remojadas” en Veracruz. Foto: Manuel Álvarez Bravo para el libro “Más Humano que Divino”.
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En 1929 Taxco era una vieja población minera solitaria en la intrincada sierra de Guerrero cuyas barrancas definen la urbanización taxqueña en románticos callejones de sube y baja hacia el centro del pueblo. Esta vieja población tenía una original arquitectura, determinada por la conformación del suelo, que propició una caprichosa edificación de casa de uno o dos pisos, sobrias y sencillas, con techos de teja roja. La Catedral de Santa Prisca, reina soberana del paisaje, es excepcional testimonio del arte virreinal y de la riqueza minera de nuestro país. Se construyó bajo el patrocinio del legendario personaje José de la Borda, dueño y señor de una de las más grande s fortunas de América en su época. Originario de Sonyea, Nueva York, William Spratling nació en 1900. Cuando llegó a México, se instaló en Taxco, y ya era arquitecto, poseedor de una cultura general y de intereses múltiples, pero con una vocación especial para las artes plásticas. Coincidió su llegada a México con una política nacional de desarrollo económico y fomento del arte y del turismo. El gobierno mexicano dio muchas facilidades y estímulos para atraer artistas e inversionistas del extranjero. Por la fuerza de su cultura, el clima, su situación geográfica, futuro económico y la apertura de carreteras, México era en esos años un país extraordinariamente atractivo para el turismo y en especial para nuestros vecinos norteamericanos. En esa época, además de la inversión de empresarios importantes, recibimos a algunos norteamericanos cultos que admiraron y contribuyeron a la modernización y difusión internacional de nuestros valores artísticos. Entre ellos podemos citar a Edward Weston, Tina Modotti, Frederic Davis, el fundador de las famosas tiendas Sanborns, René D’Harnoncourt, D. H. Laurence, Francis Toor, Robert Redfield, Carleton Beals. WIlliam Spratling llegó a México por vez primera para promover el turismo, como corresponsal de algunos diarios importantes de Estados Unidos. Con seguridad, el impacto de la cultura mexicana en su refinada sensibilidad y talento artístico, definió su vocación romántica para dedicarse a la artesanía de la plata. Conocedor y estudioso del arte popular americano Su olfato de cazador de artesanos lo llevó a localizar en la población de Iguala, cercana a Taxco, a los maestros plateros Artemio Navarrete, Alfonso Mondragón y Wenceslao Herrera, a quienes convenció de iniciar con él un taller de platería en Taxco, que instaló en la calle de las Delicias, para rescatar lo mejor de las técnicas tradicionales antiguas y aportar otras nuevas. Con su buen criterio, le dio nuevo valor a los materiales ya conocidos, en especial a la plata, que había pasado de moda, e introdujo otros en combinación con ella, como carey, jade, malaquita, azabache y otras piedras semipreciosas y maderas finas tropicales. Sus diseños originales enriquecieron la producción de la platería nacional hasta llevarla a lo que podemos denominar “El esplendor de la plata mexicana en el siglo XX”. De acuerdo con sus circunstancias de trabajo y comerciales, organizó diferentes talleres. El primero estuvo situado en la calle de las Delicias, donde llegó a tener 100 operarios. Continuaron “La Aduana” La casa amigos de Taxco”, “La Florida”, “Spratling
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21. Representación de mandatario tatuado y rasgos muy expresivos. Cultura de “Remojadas” en Veracruz. Foto: Manuel Álvarez Bravo para el libro “Más Humano que Divino”. 22. Prendedor de plata zoomorfo, mono prehispánico. Foto: Gerardo Suter.
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Taxco sedujo a William Spratling y le proporcionó los medios y la magia de su ambiente artístico para realizar una vida utópica como escritor, dibujante, empresario, coleccionista, orfebre y benefactor de su comunidad, y también para desarrollar su individualidad maravillosa de aventurero. William Spratling hizo todo lo que quiso y como quiso. En 1929 Taxco era una vieja población minera solitaria en la intrincada sierra de Guerrero cuyas barrancas definen la urbanización taxqueña en románticos callejones de sube y baja hacia el centro del pueblo. Esta vieja población tenía una original arquitectura, determinada por la conformación del suelo, que propició una caprichosa edificación de casa de uno o dos pisos, sobrias y sencillas, con techos de teja roja. La Catedral de Santa Prisca, reina soberana del paisaje, es excepcional testimonio del arte virreinal y de la riqueza minera de nuestro país. Se construyó bajo el patrocinio del legendario personaje José de la Borda, dueño y señor de una de las más grande s fortunas de América en su época. Originario de Sonyea, Nueva York, William Spratling nació en 1900. Cuando llegó a México, se instaló en Taxco, y ya era arquitecto, poseedor de una cultura general y de intereses múltiples, pero con una vocación especial para las artes plásticas. Coincidió su llegada a México con una política nacional de desarrollo económico y fomento del arte y del turismo. El gobierno mexicano dio muchas facilidades y estímulos para atraer artistas e inversionistas del extranjero. Por la fuerza de su cultura, el clima, su situación geográfica, futuro económico y la apertura de carreteras, México era en esos años un país extraordinariamente atractivo para el turismo y en especial para nuestros vecinos norteamericanos. En esa época, además de la inversión de empresarios importantes, recibimos a algunos norteamericanos cultos que admiraron y contribuyeron a la modernización y difusión internacional de nuestros valores artísticos. Entre ellos podemos citar a Edward Weston, Tina Modotti, Frederic Davis, el fundador de las famosas tiendas Sanborns, René D’Harnoncourt, D. H. Laurence, Francis Toor, Robert Redfield, Carleton Beals. WIlliam Spratling llegó a México por vez primera para promover el turismo, como corresponsal de algunos diarios importantes de Estados Unidos. Con seguridad, el impacto de la cultura mexicana en su refinada sensibilidad y talento artístico, definió su vocación romántica para dedicarse a la artesanía de la plata. Conocedor y estudioso del arte popular americano Su olfato de cazador de artesanos lo llevó a localizar en la población de Iguala, cercana a Taxco, a los maestros plateros Artemio Navarrete, Alfonso Mondragón y Wenceslao Herrera, a quienes convenció de iniciar con él un taller de platería en Taxco, que instaló en la calle de las Delicias, para rescatar lo mejor de las técnicas tradicionales antiguas y aportar otras nuevas. Con su buen criterio, le dio nuevo valor a los materiales ya conocidos, en especial a la plata, que había pasado de moda, e introdujo otros en combinación con ella, como carey, jade, malaquita, azabache y otras piedras semipreciosas y maderas finas tropicales. Sus
diseños originales enriquecieron la producción de la platería nacional hasta llevarla a lo que podemos denominar “El esplendor de la plata mexicana en el siglo XX”. De acuerdo con sus circunstancias de trabajo y comerciales, organizó diferentes talleres. El primero estuvo situado en la calle de las Delicias, donde llegó a tener 100 operarios. Continuaron “La Aduana” La casa amigos de Taxco”, “La Florida”, “Spratling y artesanos”, “William Spratling, S. A.”. Este último taller fue cerrado debido a la cancelación de algunos importantes pedidos de parte de almacenes norteamericanos. Después de su muerte se abrió el taller “William Spratling Sucesores”. En estos talleres se formaron los principales plateros de Taxco, quienes a su vez fundaron sus propios negocios. William Spratling consideró que parte de su labor era ésta. En esencia elegante, superó las mexicanadas de aztequismos y mayismos vulgares para intuir a la perfección el espíritu del diseño preshispánico y simplificarlo con una idea muy moderna, aún vigente. De igual manera, rebasó los alardes de habilidad por una artesanía de suprema calidad. En sus diseños, muy acordes con la modernidad, aprovechó la belleza de las vetas de maderas durísimas del trópico, como palo de rosa y palo morado, para alternarlas con plata. Otro tipo de diseños que dominó con maestría fue el geometrivismo, sistema que conocía a la perfección por sus conocimientos arquitectónicos, imprimiéndoles un ritmo que impartía a sus diseños un sentimiento vital. Procuró que las obras de su taller fueran acabadas a mano y obtuvo grandes rendimientos estéticos alternando superficies brillantes y mates. Este tipo de obras tenía alguna familiaridad con los diseños daneses, pero no se confundían con ellos porque tenían la originalidad creativa de Spratling. Perfeccionista obsesivo en la fabricación, no descuidaba en ningún momento el menor detalle para obtener la máxima calidad. Utilizó la plata de ley. 980 en vez de la que normalmente se trabajaba (.925 ley con una aleación legal de cobre de 7.5%). La plata que se usó para joyería en el taller de las Delicias estaba trabajada con sólo 2% de contenido de cobre, lo que evitaba su rápida oxidación, que se manchara y que ensuciara la piel femenina. Además, casi siempre empleó como materia prima la plata maciza y no la laminada industrialmente, que se consumía en otros talleres por su fácil elaboración. En un accidente de carretera acaecido entre Iguala y Taxco el 7 de agosto de 1967, falleció William Spratling. Su entierro constituyó duelo general en la ciudad de Taxco. En todas las casas se colocaron crespones negros. La ciudad celebra anualmente la fiesta del “Día de la plata” en su onomástico, el 27 de junio, y como homenaje una calle lleva su nombre. En Taxco todos lo reconocen como el principal impulsor de la platería y como su benefactor cultural. Su producción es buscada por los mejores coleccionistas de plata. Heredó todas las piezas arqueológicas que había reunido a lo largo de su vida al estado de Guerrero, para el museo que hoy lleva su nombre. Numerosos escritores se refieren a él en sus textos. Si bien se conocen sus obras y sus trabajos de dibujante y caricaturista, su estudio y valoración merecen una
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En estos talleres se formaron los principales plateros de Taxco, quienes a su vez fundaron sus propios negocios. William Spratling consideró que parte de su labor era ésta. En esencia elegante, superó las mexicanadas de aztequismos y mayismos vulgares para intuir a la perfección el espíritu del diseño preshispánico y simplificarlo con una idea muy moderna, aún vigente. De igual manera, rebasó los alardes de habilidad por una artesanía de suprema calidad. En sus diseños, muy acordes con la modernidad, aprovechó la belleza de las vetas de maderas durísimas del trópico, como palo de rosa y palo morado, para alternarlas con plata. Otro tipo de diseños que dominó con maestría fue el geometrivismo, sistema que conocía a la perfección por sus conocimientos arquitectónicos, imprimiéndoles
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un ritmo que impartía a sus diseños un sentimiento vital. Procuró que las obras de su taller fueran acabadas a mano y obtuvo grandes rendimientos estéticos alternando superficies brillantes y mates. Este tipo de obras tenía alguna familiaridad con los diseños daneses, pero no se confundían con ellos porque tenían la originalidad creativa de Spratling.
23. Joven arrodillado de la cultura de “Remojadas” en Veracruz. Foto: Manuel Álvarez Bravo para el libro “Más Humano que Divino”. 24. Broche de plata y cobre de la Colección de Hal Riney. Foto: Avis Mandel / Alan Ross.
Perfeccionista obsesivo en la fabricación, no descuidaba en ningún momento el menor detalle para obtener la máxima calidad. Utilizó la plata de ley. 980 en vez de la que normalmente se trabajaba (.925 ley con una aleación legal de cobre de 7.5%). La plata que se usó para joyería en el taller de las Delicias estaba trabajada con sólo 2% de contenido de cobre, lo que evitaba su rápida oxidación, que se manchara y que ensuciara la piel femenina. Además, casi siempre empleó como materia prima la plata maciza y no la laminada industrialmente, que se consumía en otros talleres por su fácil elaboración. En un accidente de carretera acaecido entre Iguala y Taxco el 7 de agosto de 1967, falleció William Spratling. Su entierro constituyó duelo general en la ciudad de Taxco. En todas las casas se colocaron crespones negros. La ciudad celebra anualmente la fiesta del “Día de la plata” en su onomástico, el 27 de junio, y como homenaje una calle lleva su nombre. En Taxco todos lo reconocen como el principal impulsor de la platería y como su benefactor cultural. Su producción es buscada por los mejores coleccionistas de plata. Heredó todas las piezas arqueológicas que había reunido a lo largo de su vida al estado de Guerrero, para el museo que hoy lleva su nombre. Numerosos escritores se refieren a él en sus textos. Si bien se conocen sus obras y sus trabajos de dibujante y caricaturista, su estudio y valoración merecen una atención especial. Sus piezas tuvieron éxito en el mercado nacional e internacional. Se vendían en: Macy’s, Tiffani, Lord and Taylor, de Nueva York; Gumps, de San Francisco; Marshall Fields, de Chicago; Neiman Marcus, de Dallas; en las tiendas más exclusivas de México. Actualmente son objetos de colección. Algunas de ellas se exhiben en diferentes museos. La producción de platería Se puede agrupar en dos núcleos principales: servicios de mesa, como cubiertos, juegos de té, platos, ensaladeras y charolas, sólo en plata o en combinación de plata y madera, y joyería, principalmente femenina, como son aretes, pulseras articuladas, gargantillas, brazaletes y broches. Raras veces sus diseños son espectaculares. Más bien, sus joyas fueron diseñadas para que la mujer las pudiera lucir a cualquier hora del día y en cualquier circunstancia. Por su sencillez, la misma pieza podía ser usada lo mismo para un viaje que para asistir al trabajo o a una solemne ceremonia. Es una joyería de gran modernidad, pues sin ser ostentosa tiene un uso práctico, cotidiano y discreta elegancia. Mujeres famosas de su tiempo, como Paulette Godard, Rosa Covarrubias, Dolores del Río y Frida Kahlo lucieron sus joyas. Por sus cualidades de hombre de mundo, estilo de vida y carismática personalidad, William Spratling resultaba sumamente atractivo. Alternó lo mismo con campesinos y obreros que con personajes famosos por su riqueza, talento y fama. Sin embargo, creo que quienes más trascendieron en su vida y en su formación artística fueron el famoso escritor norteamericano William Faulkner, los pintores Miguel Covarrubias (con quien tuvo mucho en común) y Diego Rivera, la escritora de guiones
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La producción de platería Se puede agrupar en dos núcleos principales: servicios de mesa, como cubiertos, juegos de té, platos, ensaladeras y charolas, sólo en plata o en combinación de plata y madera, y joyería, principalmente femenina, como son aretes, pulseras articuladas, gargantillas, brazaletes y broches. Raras veces sus diseños son espectaculares. Más bien, sus joyas fueron diseñadas para que la mujer las pudiera lucir a cualquier hora del día y en cualquier circunstancia. Por su sencillez, la misma pieza podía ser usada lo mismo para un viaje que para asistir al trabajo o a una solemne ceremonia. Es una joyería de gran modernidad, pues sin ser ostentosa tiene un uso práctico, cotidiano y discreta elegancia. Mujeres famosas de su tiempo, como Paulette Godard, Rosa Covarrubias, Dolores del Río y Frida Kahlo lucieron sus joyas. Por sus cualidades de hombre de mundo, estilo de vida y carismática personalidad, William Spratling resultaba sumamente atractivo. Alternó lo mismo con campesinos y obreros que con personajes famosos por su riqueza, talento y fama. Sin embargo, creo que quienes más trascendieron en su vida y en su formación artística fueron el famoso escritor norteamericano William Faulkner, los pintores Miguel
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su rápida oxidación, que se manchara y que ensuciara la piel femenina. Además, casi siempre empleó como materia prima la plata maciza y no la laminada industrialmente, que se consumía en otros talleres por su fácil elaboración. En un accidente de carretera acaecido entre Iguala y Taxco el 7 de agosto de 1967, falleció William Spratling. Su entierro constituyó duelo general en la ciudad de Taxco. En todas las casas se colocaron crespones negros. La ciudad celebra anualmente la fiesta del “Día de la plata” en su onomástico, el 27 de junio, y como homenaje una calle lleva su nombre. En Taxco todos lo reconocen como el principal impulsor de la platería y como su benefactor cultural. Su producción es buscada por los mejores coleccionistas de plata. Heredó todas las piezas arqueológicas que había reunido a lo largo de su vida al estado de Guerrero, para el museo que hoy lleva su nombre. Numerosos escritores se refieren a él en sus textos. Si bien se conocen sus obras y sus trabajos de dibujante y caricaturista, su estudio y valoración merecen una atención especial. Sus piezas tuvieron éxito en el mercado nacional e internacional. Se vendían en: Macy’s, Tiffani, Lord and Taylor, de Nueva York; Gumps, de San Francisco; Marshall Fields, de Chicago; Neiman Marcus, de Dallas; en las tiendas más exclusivas de México. Actualmente son objetos de colección. Algunas de ellas se exhiben en diferentes museos.
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25. Detallada mascarilla de la cultura de “Remojadas” en Veracruz. Foto: Manuel Álvarez Bravo para el libro “Más Humano que Divino”. 26. Rostro de escultura prehispánica. Dibujo de William Spratling para el libro “México tras lomita”. 27. Rostro de joven. Dibujo de William Spratling para el libro “México tras lomita”. 28. Pieza alusiva a la cultura de “Remojadas” en Veracruz. Foto: Mark Alor Powell 29. Pieza alusiva a la cultura de “Remojadas” en Veracruz. Foto: Mark Alor Powell
Por sus cualidades de hombre de mundo, estilo de vida y carismática personalidad, William Spratling resultaba sumamente atractivo. Alternó lo mismo con campesinos y obreros que con personajes famosos por su riqueza, talento y fama. Sin embargo, creo que quienes más trascendieron en su vida y en su formación artística fueron el famoso escritor norteamericano William Faulkner, los pintores Miguel Covarrubias (con quien tuvo mucho en común) y Diego Rivera, la escritora de guiones Mary Anita Loos y Daniel F. Rubín de la Borbolla. Como escritor, manifestó sus inquietudes de arqueólogo, antropólogo y viajero y publicó Little Mexico, México tras lomita, File on Spratling y colaboró en el Mexican Folkways, New York Herald Tribune y en Mexican Art and Life. Son innumerables las anécdotas que se cuentan de Spratling. Entre ellas, menciono su intervención definitiva para que el embajador de Estados Unidos en México, Dwight Morrow, encargara a Diego Rivera pintar los murales en el Palacio de Cortés en Cuernavaca, la navegación en su yate “El pez de plata” a distantes puertos; los intrépidos viajes en su avioneta “Piper Cub”, llenos de peripecias y aterrizajes forzosos, pero en especial el de Alaska, a solicitud del Departamento de Estado de Washington, para seleccionar a ocho obreros esquimales que vinieran a aprender artes textiles en Taxco, con la finalidad de desarrollar en su país su economía y su cultura. Nuestro romántico personaje, como gran apasionado de la vida, conoció los grandes éxitos y fracasos, pero si hacemos un balance llegamos a la conclusión de que tuvo una vida plena y que, como pocos, alcanzó el reconocimiento serio y verdadero de su obra en vida. William Spratling fue un líder en la orientación de la producción de la platería mexicana del siglo XX. Su talento de diseñador definió un nuevo estilo en este arte. Sus preocupaciones culturales, mucho más importantes que las comerciales, así como la introducción de nuevas técnicas y materiales para crear una orfebrería en plata, superaron el concepto simplemente comercial y transformaron su trabajo en una empresa humanista. Taxco sedujo a William Spratling y le proporcionó los medios y la magia de su ambiente artístico para realizar una vida utópica como escritor, dibujante, empresario, coleccionista, orfebre y benefactor de su comunidad, y también para desarrollar su individualidad maravillosa de aventurero. William Spratling hizo todo lo que quiso y como quiso. En 1929 Taxco era una vieja población minera solitaria en la intrincada sierra de Guerrero cuyas barrancas definen la urbanización taxqueña en románticos callejones de sube y baja hacia el centro del pueblo. Esta vieja población tenía una original arquitectura, determinada por la conformación del suelo, que propició una caprichosa edificación de casa de uno o dos pisos, sobrias y sencillas, con techos de teja roja. La Catedral de Santa Prisca, reina soberana del paisaje, es excepcional testimonio del arte virreinal y de la riqueza minera de nuestro país. Se construyó bajo el patrocinio
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30. Ceniceros. Col. Sucesores de William Spratling. Plata con palo de rosa. Foto: Gerardo Suter 31. Prefacio del libro “México tras lomita” por Diego Rivera.
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Taxco sedujo a William Spratling y le proporcionó los medios y la magia de su ambiente artístico para realizar una vida utópica como escritor, dibujante, empresario, coleccionista, orfebre y benefactor de su comunidad, y también para desarrollar su individualidad maravillosa de aventurero. William Spratling hizo todo lo que quiso y como quiso. En 1929 Taxco era una vieja población minera solitaria en la intrincada sierra de Guerrero cuyas barrancas definen la urbanización taxqueña en románticos callejones de sube y baja hacia el centro del pueblo. Esta vieja población tenía una original arquitectura, determinada por la conformación del suelo, que propició una caprichosa edificación de casa de uno o dos pisos, sobrias y sencillas, con techos de teja roja. La Catedral de Santa Prisca, reina soberana del paisaje, es excepcional testimonio del arte virreinal y de la riqueza minera de nuestro país. Se construyó bajo el patrocinio del legendario personaje José de la Borda, dueño y señor de una de las más grande s fortunas de América en su época. Originario de Sonyea, Nueva York, William Spratling nació en 1900. Cuando llegó a México, se instaló en Taxco, y ya era arquitecto, poseedor de una cultura general y de intereses múltiples, pero con una vocación especial para las artes plásticas. Coincidió su llegada a México con una política nacional de desarrollo económico y fomento del arte y del turismo. El gobierno mexicano dio muchas facilidades y estímulos para atraer artistas e inversionistas del extranjero. Por la fuerza de su cultura, el
WIlliam Spratling llegó a México por vez primera para promover el turismo, como corresp la cultura mexicana en su refinada sensibilidad y talento artístico, definió su vocación r clima, su situación geográfica, futuro económico y la apertura de carreteras, México era en esos años un país extraordinariamente atractivo para el turismo y en especial para nuestros vecinos norteamericanos. En esa época, además de la inversión de empresarios importantes, recibimos a algunos norteamericanos cultos que admiraron y contribuyeron a la modernización y difusión internacional de nuestros valores artísticos. Entre ellos podemos citar a Edward Weston, Tina Modotti, Frederic Davis, el fundador de las famosas tiendas Sanborns, René D’Harnoncourt, D. H. Laurence, Francis Toor, Robert Redfield, Carleton Beals. WIlliam Spratling llegó a México por vez primera para promover el turismo, como corresponsal de algunos diarios importantes de Estados Unidos. Con seguridad, el impacto de la cultura mexicana en su refinada sensibilidad y talento artístico, definió su vocación romántica para dedicarse a la artesanía de la plata. Conocedor y estudioso del arte popular americano Su olfato de cazador de artesanos lo llevó a localizar en la población de Iguala, cercana a Taxco, a los maestros plateros Artemio Navarrete, Alfonso Mondragón y Wenceslao Herrera, a quienes convenció de iniciar con él un taller de platería en Taxco, que instaló
en la calle de las Delicias, para rescatar lo mejor de las técnicas tradicionales antiguas y aportar otras nuevas. Con su buen criterio, le dio nuevo valor a los materiales ya conocidos, en especial a la plata, que había pasado de moda, e introdujo otros en combinación con ella, como carey, jade, malaquita, azabache y otras piedras semipreciosas y maderas finas tropicales. Sus diseños originales enriquecieron la producción de la platería nacional hasta llevarla a lo que podemos denominar “El esplendor de la plata mexicana en el siglo XX”. De acuerdo con sus circunstancias de trabajo y comerciales, organizó diferentes talleres. El primero estuvo situado en la calle de las Delicias, donde llegó a tener 100 operarios. Continuaron “La Aduana” La casa amigos de Taxco”, “La Florida”, “Spratling y artesanos”, “William Spratling, S. A.”. Este último taller fue cerrado debido a la cancelación de algunos importantes pedidos de parte de almacenes norteamericanos. Después de su muerte se abrió el taller “William Spratling Sucesores”. En estos talleres se formaron los principales plateros de Taxco, quienes a su vez fundaron sus propios negocios. William Spratling consideró que parte de su labor era ésta. En esencia elegante, superó las mexicanadas de aztequismos y mayismos vulgares para intuir a la perfección el espíritu del diseño preshispánico y simplificarlo con una idea muy moderna, aún vigente. De igual manera, rebasó los alardes de habilidad por una artesanía de suprema calidad.
ponsal de algunos diarios importantes de Estados Unidos. Con seguridad, el impacto de romántica para dedicarse a la artesanía de la plata. En sus diseños, muy acordes con la modernidad, aprovechó la belleza de las vetas de maderas durísimas del trópico, como palo de rosa y palo morado, para alternarlas con plata. Otro tipo de diseños que dominó con maestría fue el geometrivismo, sistema que conocía a la perfección por sus conocimientos arquitectónicos, imprimiéndoles un ritmo que impartía a sus diseños un sentimiento vital. Procuró que las obras de su taller fueran acabadas a mano y obtuvo grandes rendimientos estéticos alternando superficies brillantes y mates. Este tipo de obras tenía alguna familiaridad con los diseños daneses, pero no se confundían con ellos porque tenían la originalidad creativa de Spratling.
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32. Collar con motivos de cánidos. Col. Sucesores de William Spratlling. Foto: Diego Laurenci 33. Broche zoomorfo de la Col. de Sandrine Cederwall. Foto: Avis Mandel / Alan Ross 34. Broche zoomorfo de la Col. de Jean Hakes. Plata con incrustaciones de amatista. Foto: Avis Mandel / Alan Ross 35. Tigre ceremonial con incrustaciones de obsidiana de la cultura de “Remojadas” en Veracruz. Foto: Manuel Álvarez Bravo para el libro “Más Humano que Divino”. 36. Broche con forma de jaguar estilizado. Col. Sucesores de William Spratlling. Plata con carey. Foto: Manuel Echeverría
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su rápida oxidación, que se manchara y que ensuciara la piel femenina. Además, casi siempre empleó como materia prima la plata maciza y no la laminada industrialmente, que se consumía en otros talleres por su fácil elaboración. En un accidente de carretera acaecido entre Iguala y Taxco el 7 de agosto de 1967, falleció William Spratling. Su entierro constituyó duelo general en la ciudad de Taxco. En todas las casas se colocaron crespones negros. La ciudad celebra anualmente la fiesta del “Día de la plata” en su onomástico, el 27 de junio, y como homenaje una calle lleva su nombre. En Taxco todos lo reconocen como el principal impulsor de la platería y como su benefactor cultural. Su producción es buscada por los mejores coleccionistas de plata. Heredó todas las piezas arqueológicas que había reunido a lo largo de su vida al estado de Guerrero, para el museo que hoy lleva su nombre. Numerosos escritores se refieren a él en sus textos. Si bien se conocen sus obras y sus trabajos de dibujante y caricaturista, su estudio y valoración merecen una atención especial. Sus piezas tuvieron éxito en el mercado nacional e internacional. Se vendían en: Macy’s, Tiffani, Lord and Taylor, de Nueva York; Gumps, de San Francisco; Marshall Fields, de Chicago; Neiman Marcus, de Dallas; en las tiendas más exclusivas de México. Actualmente son objetos de colección. Algunas de ellas se exhiben en diferentes museos. La producción de platería de William Spratling se puede agrupar en dos núcleos principales: servicios de mesa, como cubiertos, juegos de té, platos, ensaladeras y charolas, sólo en plata o en combinación de plata y madera, y joyería, principalmente femenina, como son aretes, pulseras articuladas, gargantillas, brazaletes y broches. Raras veces sus diseños son espectaculares. Más bien, sus joyas fueron diseñadas para que la mujer las pudiera lucir a cualquier hora del día y en cualquier circunstancia. Por su sencillez, la misma pieza podía ser usada lo mismo para un viaje que para asistir al trabajo o a una solemne ceremonia. Es una joyería de gran modernidad, pues sin ser ostentosa tiene un uso práctico, cotidiano y discreta elegancia. Mujeres famosas de su tiempo, como Paulette Godard, Rosa Covarrubias, Dolores del Río y Frida Kahlo lucieron sus joyas. Por sus cualidades de hombre de mundo, estilo de vida y carismática personalidad, William Spratling resultaba sumamente atractivo. Alternó lo mismo con campesinos y obreros que con personajes famosos por su riqueza, talento y fama. Sin embargo, creo que quienes más trascendieron en su vida y en su formación artística fueron el famoso escritor norteamericano William Faulkner, los pintores Miguel Covarrubias (con quien tuvo mucho en común) y Diego Rivera, la escritora de guiones Mary Anita Loos y Daniel F. Rubín de la Borbolla. Como escritor, manifestó sus inquietudes de arqueólogo, antropólogo y viajero y publicó Little Mexico, México tras lomita, File on Spratling y colaboró en el Mexican Folkways, New York Herald Tribune y en Mexican Art and Life.
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37. Fachada posterior de la catedral de Santa Prisca en Taxco a principios del siglo XX. Foto cortesía del Museo Guillermo Spratling, INAH. 38. Fachada de la Catedral de Santa Prisca en Taxco. Foto: Mark Alor Powell. 39. Dibujo de Taxco por William Spratling. © 1929 McGraw-Hill Companies.
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Como escritor, manifestó sus inquietudes de arqueólogo, antropólogo y viajero y publicó Little Mexico, México tras lomita, File on Spratling y colaboró en el Mexican Folkways, New York Herald Tribune y en Mexican Art and Life. Son innumerables las anécdotas que se cuentan de Spratling. Entre ellas, menciono su intervención definitiva para que el embajador de Estados Unidos en México, Dwight Morrow, encargara a Diego Rivera pintar los murales en el Palacio de Cortés en Cuernavaca, la navegación en su yate “El pez de plata” a distantes puertos; los intrépidos viajes en su avioneta “Piper Cub”, llenos de peripecias y aterrizajes forzosos, pero en especial el de Alaska, a solicitud del Departamento de Estado de Washington, para seleccionar a ocho obreros esquimales que vinieran a aprender artes textiles en Taxco, con la finalidad de desarrollar en su país su economía y su cultura. Nuestro romántico personaje, como gran apasionado de la vida, conoció los grandes éxitos y fracasos, pero si hacemos un balance llegamos a la conclusión de que tuvo una vida plena y que, como pocos, alcanzó el reconocimiento serio y verdadero de su obra en vida. William Spratling fue un líder en la orientación de la producción de la platería mexicana del siglo XX. Su talento de diseñador definió un nuevo estilo en este arte. Sus preocupaciones culturales, mucho más importantes que las comerciales, así como la introducción de nuevas técnicas y materiales para crear una orfebrería en plata, superaron el concepto simplemente comercial y transformaron su trabajo en una empresa humanista. Taxco sedujo a William Spratling y le proporcionó los medios y la magia de su ambiente artístico para realizar una vida utópica como escritor, dibujante, empresario, coleccionista, orfebre y benefactor de su comunidad, y también para desarrollar su individualidad maravillosa de aventurero. William Spratling hizo todo lo que quiso y como quiso. En 1929 Taxco era una vieja población minera solitaria en la intrincada sierra de Guerrero cuyas barrancas definen la urbanización taxqueña en románticos callejones de sube y baja hacia el centro del pueblo. Esta vieja población tenía una original arquitectura, determinada por la conformación del suelo, que propició una caprichosa edificación de casa de uno o dos pisos, sobrias y sencillas, con techos de teja roja. La Catedral de Santa Prisca, reina soberana del paisaje, es excepcional testimonio del arte virreinal y de la riqueza minera de nuestro país. Se construyó bajo el patrocinio del legendario personaje José de la Borda, dueño y señor de una de las más grande s fortunas de América en su época. Originario de Sonyea, Nueva York, William Spratling nació en 1900. Cuando llegó a México, se instaló en Taxco, y ya era arquitecto, poseedor de una cultura general y de intereses múltiples, pero con una vocación especial para las artes plásticas. Coincidió su llegada a México con una política nacional de desarrollo económico y fomento del arte y del turismo. El gobierno mexicano dio muchas facilidades y estímulos para atraer artistas e inversionistas del extranjero. Por la fuerza de su cultura, el clima, su situación geográfica, futuro económico y la apertura de carreteras, México era en esos años un país extraordinariamente atractivo para el turismo y en especial
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40. Colaboradores del Taller de Spratling en 1934. Col. Sucesores de William Spratling. 41. “Don Ángel Ayala”, dibujo de William Spratling para su libro “México tras lomita”. 42. Antonio Castillo, William Spratling, Héctor Aguilar y Antonio Pineda en la calle Guillermo Spratling de Taxco. 43. Don Marcial Chávez, maestro artesano en jefe del taller de Spratling. Col. Marcial Chávez. 44. Celebración con los miembros del taller, c. 1934.
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Como escritor, manifestó sus inquietudes de arqueólogo, antropólogo y viajero y publicó Little Mexico, México tras lomita, File on Spratling y colaboró en el Mexican Folkways, New York Herald Tribune y en Mexican Art and Life. Son innumerables las anécdotas que se cuentan de Spratling. Entre ellas, menciono su intervención definitiva para que el embajador de Estados Unidos en México, Dwight Morrow, encargara a Diego Rivera pintar los murales en el Palacio de Cortés en Cuernavaca, la navegación en su yate “El pez de plata” a distantes puertos; los intrépidos viajes en su avioneta “Piper Cub”, llenos de peripecias y aterrizajes forzosos, pero en especial el de Alaska, a solicitud del Departamento de Estado de Washington, para seleccionar a ocho obreros esquimales que vinieran a aprender artes textiles en Taxco, con la finalidad de desarrollar en su país su economía y su cultura. Nuestro romántico personaje, como gran apasionado de la vida, conoció los grandes éxitos y fracasos, pero si hacemos un balance llegamos a la conclusión de que tuvo una vida plena y que, como pocos, alcanzó el reconocimiento serio y verdadero de su obra en vida. William Spratling fue un líder en la orientación de la producción de la platería mexicana del siglo XX. Su talento de diseñador definió un nuevo estilo en este arte. Sus preocupaciones culturales, mucho más importantes que las comerciales, así como la introducción de nuevas técnicas y materiales para crear una orfebrería en plata, superaron el concepto simplemente comercial y transformaron su trabajo en una empresa humanista. Taxco sedujo a William Spratling y le proporcionó los medios y la magia de su ambiente artístico para realizar una vida utópica como escritor, dibujante, empresario, coleccionista, orfebre y benefactor de su comunidad, y también para desarrollar su individualidad maravillosa de aventurero. William Spratling hizo todo lo que quiso y como quiso. En 1929 Taxco era una vieja población minera solitaria en la intrincada sierra de Guerrero cuyas barrancas definen la urbanización taxqueña en románticos callejones de sube y baja hacia el centro del pueblo. Esta vieja población tenía una original arquitectura, determinada por la conformación del suelo, que propició una caprichosa edificación de casa de uno o dos pisos, sobrias y sencillas, con techos de teja roja. La Catedral de Santa Prisca, reina soberana del paisaje, es excepcional testimonio del arte virreinal y de la riqueza minera de nuestro país. Se construyó bajo el patrocinio del legendario personaje José de la Borda, dueño y señor de una de las más grande s fortunas de América en su época. Originario de Sonyea, Nueva York, William Spratling nació en 1900. Cuando llegó a México, se instaló en Taxco, y ya era arquitecto, poseedor de una cultura general y de intereses múltiples, pero con una vocación especial para las artes plásticas. Coincidió su llegada a México con una política nacional de desarrollo económico y fomento del arte y del turismo. El gobierno mexicano dio muchas facilidades y estímulos para atraer artistas e inversionistas del extranjero. Por la fuerza de su cultura, el clima, su situación geográfica, futuro económico y la apertura de carreteras, México
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La producción de platería Se puede agrupar en dos núcleos principales: servicios de mesa, como cubiertos, juegos de té, platos, ensaladeras y charolas, sólo en plata o en combinación de plata y madera, y joyería, principalmente femenina, como son aretes, pulseras articuladas, gargantillas, brazaletes y broches.
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En sus diseños, muy acordes con la modernidad, aprovechó la belleza de las vetas de maderas durísimas del trópico, como palo de rosa y palo morado, para alternarlas con plata. Otro tipo de diseños que dominó con maestría fue el geometrivismo, sistema que conocía a la perfección por sus conocimientos arquitectónicos, imprimiéndoles un ritmo que impartía a sus diseños un sentimiento vital. Procuró que las obras de su taller fueran acabadas a mano y obtuvo grandes rendimientos estéticos alternando superficies brillantes y mates. Este tipo de obras tenía alguna familiaridad con los diseños daneses, pero no se confundían con ellos porque tenían la originalidad creativa de Spratling. Perfeccionista obsesivo en la fabricación, no descuidaba en ningún momento el menor detalle para obtener la máxima calidad. Utilizó la plata de ley. 980 en vez de la que normalmente se trabajaba (.925 ley con una aleación legal de cobre de 7.5%). La plata que se usó para joyería en el taller de las Delicias estaba trabajada con sólo 2% de contenido de cobre, lo que evitaba su rápida oxidación, que se manchara y que ensuciara la piel femenina. Además, casi siempre empleó como materia prima la plata maciza y no la laminada industrialmente, que se consumía en otros talleres por su fácil elaboración. En un accidente de carretera acaecido entre Iguala y Taxco el 7 de agosto de 1967, falleció William Spratling. Su entierro constituyó duelo general en la ciudad de Taxco. En todas las casas se colocaron crespones negros. La ciudad celebra anualmente la fiesta del “Día de la plata” en su onomástico, el 27 de junio, y como homenaje una calle lleva su nombre. En Taxco todos lo reconocen como el principal impulsor de la platería y como su benefactor cultural. Su producción es buscada por los mejores coleccionistas de plata. Heredó todas las piezas arqueológicas que había reunido a lo largo de su vida al estado de Guerrero, para el museo que hoy lleva su nombre. Numerosos escritores se refieren a él en sus textos. Si bien se conocen sus obras y sus trabajos de dibujante y caricaturista, su estudio y valoración merecen una atención especial. Sus piezas tuvieron éxito en el mercado nacional e internacional. Se vendían en: Macy’s, Tiffani, Lord and Taylor, de Nueva York; Gumps, de San Francisco; Marshall Fields, de Chicago; Neiman Marcus, de Dallas; en las tiendas más exclusivas de México. Actualmente son objetos de colección. Algunas de ellas se exhiben en diferentes museos.
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45. Marca con las iniciales de William Spratling utilizada entre 1931 y 1945. 46. Foto de Spratling dedicada a Don Marcial Chávez, maestro artesano en jefe del taller. Col. Marcial Chávez. 47. Esbozo para diseño de cuchara con motivos geométricos. 48. Juego de cubiertos. Plata con mango de madera. Foto: Manuel Echeverría. 49. Caja. Foto: Manuel Echeverría.
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52 50. “Flight to the North Star”. Artículo y mapa del vuelo que realizó de Iguala, México a Fairbanks, Alaska en 1949. 51. Spratling al lado de su aeroplano “El Niño”. Alaska, 1949. 52. Estudiantes esquimales en el taller de Spratling. Taxco, Gro. México. 1949.
De acuerdo con sus circunstancias de trabajo y comerciales, organizó diferentes talleres. El primero estuvo situado en la calle de las Delicias, donde llegó a tener 100 operarios. Continuaron “La Aduana” La casa amigos de Taxco”, “La Florida”, “Spratling y artesanos”, “William Spratling, S. A.”. Este último taller fue cerrado debido a la cancelación de algunos importantes pedidos de parte de almacenes norteamericanos. Después de su muerte se abrió el taller “William Spratling Sucesores”. En estos talleres se formaron los principales plateros de Taxco, quienes a su vez fundaron sus propios negocios. William Spratling consideró que parte de su labor era ésta. En esencia elegante, superó las mexicanadas de aztequismos y mayismos vulgares para intuir a la perfección el espíritu del diseño preshispánico y simplificarlo con una idea muy moderna, aún vigente. De igual manera, rebasó los alardes de habilidad por una artesanía de suprema calidad. En sus diseños, muy acordes con la modernidad, aprovechó la belleza de las vetas de maderas durísimas del trópico, como palo de rosa y palo morado, para alternarlas con plata. Otro tipo de diseños que dominó con maestría fue el geometrivismo, sistema que conocía a la perfección por sus conocimientos arquitectónicos, imprimiéndoles un ritmo que impartía a sus diseños un sentimiento vital. Procuró que las obras de su taller fueran acabadas a mano y obtuvo grandes rendimientos estéticos alternando superficies brillantes y mates. Este tipo de obras tenía alguna familiaridad con los diseños daneses, pero no se confundían con ellos porque tenían la originalidad creativa de Spratling. Perfeccionista obsesivo en la fabricación, no descuidaba en ningún momento el menor detalle para obtener la máxima calidad. Utilizó la plata de ley. 980 en vez de la que normalmente se trabajaba (.925 ley con una aleación legal de cobre de 7.5%). La plata que se usó para joyería en el taller de las Delicias estaba trabajada con sólo 2% de contenido de cobre, lo que evitaba su rápida oxidación, que se manchara y que ensuciara la piel femenina. Además, casi siempre empleó como materia prima la plata maciza y no la laminada industrialmente, que se consumía en otros talleres por su fácil elaboración. En un accidente de carretera acaecido entre Iguala y Taxco el 7 de agosto de 1967, falleció William Spratling. Su entierro constituyó duelo general en la ciudad de Taxco. En todas las casas se colocaron crespones negros. La ciudad celebra anualmente la fiesta del “Día de la plata” en su onomástico, el 27 de junio, y como homenaje una calle lleva su nombre. En Taxco todos lo reconocen como el principal impulsor de la platería y como su benefactor cultural. Su producción es buscada por los mejores coleccionistas de plata. Heredó todas las piezas arqueológicas que había reunido a lo largo de su vida al estado de Guerrero, para el museo que hoy lleva su nombre. Numerosos escritores se refieren a él en sus textos. Si bien se conocen sus obras y sus trabajos de dibujante y caricaturista, su estudio y valoración merecen una atención especial. Sus piezas tuvieron éxito en el mercado nacional e internacional. Se vendían en: Macy’s, Tiffani, Lord and Taylor, de Nueva York; Gumps, de San Francisco;
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Marshall Fields, de Chicago; Neiman Marcus, de Dallas; en las tiendas más exclusivas de México. Actualmente son objetos de colección. Algunas de ellas se exhiben en diferentes museos. La producción de platería de William Spratling se puede agrupar en dos núcleos principales: servicios de mesa, como cubiertos, juegos de té, platos, ensaladeras y charolas, sólo en plata o en combinación de plata y madera, y joyería, principalmente femenina, como son aretes, pulseras articuladas, gargantillas, brazaletes y broches. Raras veces sus diseños son espectaculares. Más bien, sus joyas fueron diseñadas para que la mujer las pudiera lucir a cualquier hora del día y en cualquier circunstancia. Por su sencillez, la misma pieza podía ser usada lo mismo para un viaje que para asistir al trabajo o a una solemne ceremonia. Es una joyería de gran modernidad, pues sin ser ostentosa tiene un uso práctico, cotidiano y discreta elegancia. Mujeres famosas de su tiempo, como Paulette Godard, Rosa Covarrubias, Dolores del Río y Frida Kahlo lucieron sus joyas. Por sus cualidades de hombre de mundo, estilo de vida y carismática personalidad, William Spratling resultaba sumamente atractivo. Alternó lo mismo con campesinos y obreros que con personajes famosos por su riqueza, talento y fama. Sin embargo, creo que quienes más trascendieron en su vida y en su formación artística fueron el famoso escritor norteamericano William Faulkner, los pintores Miguel Covarrubias (con quien tuvo mucho en común) y Diego Rivera, la escritora de guiones Mary Anita Loos y Daniel F. Rubín de la Borbolla. Como escritor, manifestó sus inquietudes de arqueólogo, antropólogo y viajero y publicó Little Mexico, México tras lomita, File on Spratling y colaboró en el Mexican Folkways, New York Herald Tribune y en Mexican Art and Life. Son innumerables las anécdotas que se cuentan de Spratling. Entre ellas, menciono su intervención definitiva para que el embajador de Estados Unidos en México, Dwight Morrow, encargara a Diego Rivera pintar los murales en el Palacio de Cortés en Cuernavaca, la navegación en su yate “El pez de plata” a distantes puertos; los intrépidos viajes en su avioneta “Piper Cub”, llenos de peripecias y aterrizajes forzosos, pero en especial el de Alaska, a solicitud del Departamento de Estado de Washington, para seleccionar a ocho obreros esquimales que vinieran a aprender artes textiles en Taxco, con la finalidad de desarrollar en su país su economía y su cultura. Nuestro romántico personaje, como gran apasionado de la vida, conoció los grandes éxitos y fracasos, pero si hacemos un balance llegamos a la conclusión de que tuvo una vida plena y que, como pocos, alcanzó el reconocimiento serio y verdadero de su obra en vida. William Spratling fue un líder en la orientación de la producción de la platería mexicana del siglo XX. Su talento de diseñador definió un nuevo estilo en este arte. Sus preocupaciones culturales, mucho más importantes que las comerciales, así como la introducción de nuevas técnicas y materiales para crear una orfebrería en plata, superaron el concepto simplemente comercial y transformaron su trabajo en una empresa
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53. Spratling observa como los esquimales aprenden a formar objetos de plata basados en motivos de su nativo norte lejano. Taxco, Gro. México, 1949. 54. El maestro Luis Montes de Oca, enseña a Opealuk y Eben como vaciar en moldes metales preciosos. Taxco, Gro. México, 1949. 55. Copa y cuchillo para cartas, dos de los 200 diseños que se realizarían en Alaska. Taxco, Gro. México. 1949.
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Como escritor, manifestó sus inquietudes de arqueólogo, antropólogo y viajero y publicó Little Mexico, México tras lomita, File on Spratling y colaboró en el Mexican Folkways, New York Herald Tribune y en Mexican Art and Life. Son innumerables las anécdotas que se cuentan de Spratling. Entre ellas, menciono su intervención definitiva para que el embajador de Estados Unidos en México, Dwight Morrow, encargara a Diego Rivera pintar los murales en el Palacio de Cortés en Cuernavaca, la navegación en su yate “El pez de plata” a distantes puertos; los intrépidos viajes en su avioneta “Piper Cub”, llenos de peripecias y aterrizajes forzosos, pero en especial el de Alaska, a solicitud del Departamento de Estado de Washington, para seleccionar a ocho obreros esquimales que vinieran a aprender artes textiles en Taxco, con la finalidad de desarrollar en su país su economía y su cultura. Nuestro romántico personaje, como gran apasionado de la vida, conoció los grandes éxitos y fracasos, pero si hacemos un balance llegamos a la conclusión de que tuvo una vida plena y que, como pocos, alcanzó el reconocimiento serio y verdadero de su obra en vida. William Spratling fue un líder en la orientación de la producción de la platería mexicana del siglo XX. Su talento de diseñador definió un nuevo estilo en este arte. Sus preocupaciones culturales, mucho más importantes que las comerciales, así como la
introducción de nuevas técnicas y materiales para crear una orfebrería en plata, superaron el concepto simplemente comercial y transformaron su trabajo en una empresa humanista. Taxco sedujo a William Spratling y le proporcionó los medios y la magia de su ambiente artístico para realizar una vida utópica como escritor, dibujante, empresario, coleccionista, orfebre y benefactor de su comunidad, y también para desarrollar su individualidad maravillosa de aventurero. William Spratling hizo todo lo que quiso y como quiso. En 1929 Taxco era una vieja población minera solitaria en la intrincada sierra de Guerrero cuyas barrancas definen la urbanización taxqueña en románticos callejones de sube y baja hacia el centro del pueblo. Esta vieja población tenía una original arquitectura, determinada por la conformación del suelo, que propició una caprichosa edificación de casa de uno o dos pisos, sobrias y sencillas, con techos de teja roja. La Catedral de Santa Prisca, reina soberana del paisaje, es excepcional testimonio del arte virreinal y de la riqueza minera de nuestro país. Se construyó bajo el patrocinio
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del legendario personaje José de la Borda, dueño y señor de una de las más grande s fortunas de América en su época. Originario de Sonyea, Nueva York, William Spratling nació en 1900. Cuando llegó a México, se instaló en Taxco, y ya era arquitecto, poseedor de una cultura general y de intereses múltiples, pero con una vocación especial para las artes plásticas. Coincidió su llegada a México con una política nacional de desarrollo económico y fomento del arte y del turismo. El gobierno mexicano dio muchas facilidades y estímulos para atraer artistas e inversionistas del extranjero. Por la fuerza de su cultura, el clima, su situación geográfica, futuro económico y la apertura de carreteras, México era en esos años un país extraordinariamente atractivo para el turismo y en especial para nuestros vecinos norteamericanos. En esa época, además de la inversión de empresarios importantes, recibimos a algunos norteamericanos cultos que admiraron y contribuyeron a la modernización y difusión internacional de nuestros valores artísticos. Entre ellos podemos citar a Edward Weston, Tina Modotti, Frederic Davis, el fundador de las famosas tiendas Sanborns, René D’Harnoncourt, D. H. Laurence, Francis Toor, Robert Redfield, Carleton Beals. WIlliam Spratling llegó a México por vez primera para promover el turismo, como corresponsal de algunos diarios importantes de Estados Unidos. Con seguridad, el
56. Caja. Col. de Dan May. Plata y palo de rosa. Foto: Avis Mandel / Alan Ross.
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Como escritor, manifestó sus inquietudes de arqueólogo, antropólogo y viajero y publicó Little Mexico, México tras lomita, File on Spratling y colaboró en el Mexican Folkways, New York Herald Tribune y en Mexican Art and Life. Son innumerables las anécdotas que se cuentan de Spratling. Entre ellas, menciono su intervención definitiva para que el embajador de Estados Unidos en México, Dwight Morrow, encargara a Diego Rivera pintar los murales en el Palacio de Cortés en Cuernavaca, la navegación en su yate “El pez de plata” a distantes puertos; los intrépidos viajes en su avioneta “Piper Cub”, llenos de peripecias y aterrizajes forzosos, pero en especial el de Alaska, a solicitud del Departamento de Estado de Washington, para seleccionar a ocho obreros esquimales que vinieran a aprender artes textiles en Taxco, con la finalidad de desarrollar en su país su economía y su cultura. Nuestro romántico personaje, como gran apasionado de la vida, conoció los grandes éxitos y fracasos, pero si hacemos un balance llegamos a la conclusión de que tuvo una vida plena y que, como pocos, alcanzó el reconocimiento serio y verdadero de su obra en vida. William Spratling fue un líder en la orientación de la producción de la platería mexicana del siglo XX. Su talento de diseñador definió un nuevo estilo en este arte. Sus preocupaciones culturales, mucho más importantes que las comerciales, así como la introducción de nuevas técnicas y materiales para crear una orfebrería en plata, superaron el concepto simplemente comercial y transformaron su trabajo en una empresa humanista.
Taxco sedujo a William Spratling y le proporcionó los medios y la magia de su ambiente artístico para realizar una vida utópica como escritor, dibujante, empresario, coleccionista, orfebre y benefactor de su comunidad, y también para desarrollar su individualidad maravillosa de aventurero. William Spratling hizo todo lo que quiso y como quiso. En 1929 Taxco era una vieja población minera solitaria en la intrincada sierra de Guerrero cuyas barrancas definen la urbanización taxqueña en románticos callejones de sube y baja hacia el centro del pueblo. Esta vieja población tenía una original arquitectura, determinada por la conformación del suelo, que propició una caprichosa edificación de casa de uno o dos pisos, sobrias y sencillas, con techos de teja roja. La Catedral de Santa Prisca, reina soberana del paisaje, es excepcional testimonio del arte virreinal y de la riqueza minera de nuestro país. Se construyó bajo el patrocinio del legendario personaje José de la Borda, dueño y señor de una de las más grande s fortunas de América en su época.
57. Diseño a lápiz con figuras zoomorfas (serpientes entrelazadas) de influencia prehispánica. 58. Collar de cuentas esféricas. Foto: Manuel Echeverría. 59. Prendedor con motivos geométricos. Foto: Manuel Echeverría. 60. Caja de plata con incrustaciones de concha de tortuga, Col. Phyllis y David Goddard. Foto: Avis Mandel / Alan Ross.
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en el taller de las Delicias estaba trabajada con sólo 2% de contenido de cobre, lo que evitaba su rápida oxidación, que se manchara y que ensuciara la piel femenina. Además, casi siempre empleó como materia prima la plata maciza y no la laminada industrialmente, que se consumía en otros talleres por su fácil elaboración. En un accidente de carretera acaecido entre Iguala y Taxco el 7 de agosto de 1967, falleció William Spratling. Su entierro constituyó duelo general en la ciudad de Taxco. En todas las casas se colocaron crespones negros. La ciudad celebra anualmente la fiesta del “Día de la plata” en su onomástico, el 27 de junio, y como homenaje una calle lleva su nombre. En Taxco todos lo reconocen como el principal impulsor de la platería y como su benefactor cultural. Su producción es buscada por los mejores coleccionistas de plata. Heredó todas las piezas arqueológicas que había reunido a lo largo de su vida al estado de Guerrero, para el museo que hoy lleva su nombre. Numerosos escritores se refieren a él en sus textos. Si bien se conocen sus obras y sus trabajos de dibujante y caricaturista, su estudio y valoración merecen una atención especial. Sus piezas tuvieron éxito en el mercado nacional e internacional. Se vendían en: Macy’s, Tiffani, Lord and Taylor, de Nueva York; Gumps, de San Francisco; Marshall Fields, de Chicago; Neiman Marcus, de Dallas; en las tiendas más exclusivas de México. Actualmente son objetos de colección. Algunas de ellas se exhiben en diferentes museos.
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Perfeccionista obsesivo en la fabricación, no descuidaba en ningún momento el menor normalmente se trabajaba (.925 ley con una aleación legal de cobre de 7.5%). La producción de platería de William Spratling se puede agrupar en dos núcleos principales: servicios de mesa, como cubiertos, juegos de té, platos, ensaladeras y charolas, sólo en plata o en combinación de plata y madera, y joyería, principalmente femenina, como son aretes, pulseras articuladas, gargantillas, brazaletes y broches. Raras veces sus diseños son espectaculares. Más bien, sus joyas fueron diseñadas para que la mujer las pudiera lucir a cualquier hora del día y en cualquier circunstancia. Por su senci- llez, la misma pieza podía ser usada lo mismo para un viaje que para asistir al trabajo o a una solemne ceremonia. Es una joyería de gran modernidad, pues sin ser ostentosa tiene un uso práctico, cotidiano y discreta elegancia. Mujeres famosas de su tiempo, como Paulette Godard, Rosa Covarrubias, Dolores del Río y Frida Kahlo lucieron sus joyas. Por sus cualidades de hombre de mundo, estilo de vida y carismática personalidad, William Spratling resultaba sumamente atractivo. Alternó lo mismo con campesinos y obreros que con personajes famosos por su riqueza, talento y fama. Sin embargo, creo que quienes más trascendieron en su vida y en su formación artística fueron el famoso escritor norteamericano William Faulkner, los pintores Miguel Covarrubias (con quien tuvo mucho en común) y Diego Rivera, la escritora de guiones Mary Anita Loos y Daniel F. Rubín de la Borbolla.
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61. Marca con las iniciales de William Spratling utilizada entre 1944 - 1967. 62. Detalle de la caja conmemorativa de los juegos olímpicos de México, 1968. Plata y palo de rosa. Foto: Gerardo Suter. 63. Broche de la caja conmemorativa de los juegos olímpicos. 64. Pin circular con serpiente en relieve. The Brooklyn Museum. 65. Diseño del Galardón Spratling.
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detalle para obtener la máxima calidad. Utilizó la plata de ley. 980 en vez de la que
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66. Don Marcial Chávez, maestro artesano en jefe del taller “Las Delicias”. 67. Don Tomás Vega, maestro artesano del taller Sucesores de William Spratling. Foto: Mark Alor Powell 68. Don Tomás Vega. Foto: Sheva
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Taxco sedujo a William Spratling y le proporcionó los medios y la magia de su ambiente artístico para realizar una vida utópica como escritor, dibujante, empresario, coleccionista, orfebre y benefactor de su comunidad, y también para desarrollar su individualidad maravillosa de aventurero. William Spratling hizo todo lo que quiso y como quiso. En 1929 Taxco era una vieja población minera solitaria en la intrincada sierra de Guerrero cuyas barrancas definen la urbanización taxqueña en románticos callejones de sube y baja hacia el centro del pueblo. Esta vieja población tenía una original arquitectura, determinada por la conformación del suelo, que propició una caprichosa edificación de casa de uno o dos pisos, sobrias y sencillas, con techos de teja roja. La Catedral de Santa Prisca, reina soberana del paisaje, es excepcional testimonio del arte virreinal y de la riqueza minera de nuestro país. Se construyó bajo el patrocinio del legendario personaje José de la Borda, dueño y señor de una de las más grande s fortunas de América en su época. Originario de Sonyea, Nueva York, William Spratling nació en 1900. Cuando llegó a México, se instaló en Taxco, y ya era arquitecto, poseedor de una cultura general y de intereses múltiples, pero con una vocación especial para las artes plásticas. Coincidió su llegada a México con una política nacional de desarrollo económico y fomento del arte y del turismo. El gobierno mexicano dio muchas facilidades y estímulos para atraer artistas e inversionistas del extranjero. Por la fuerza de su cultura, el clima, su situación geográfica, futuro económico y la apertura de carreteras, México era en esos años un país extraordinariamente atractivo para el turismo y en especial para nuestros vecinos norteamericanos. En esa época, además de la inversión de empresarios importantes, recibimos a algunos norteamericanos cultos que admiraron y contribuyeron a la modernización y difusión internacional de nuestros valores artísticos. Entre ellos podemos citar a Edward Weston, Tina Modotti, Frederic Davis, el fundador de las famosas tiendas Sanborns, René D’Harnoncourt, D. H. Laurence, Francis Toor, Robert Redfield, Carleton Beals. WIlliam Spratling llegó a México por vez primera para promover el turismo, como corresponsal de algunos diarios importantes de Estados Unidos. Con seguridad, el impacto de la cultura mexicana en su refinada sensibilidad y talento artístico, definió su vocación romántica para dedicarse a la artesanía de la plata. Conocedor y estudioso del arte popular americano Su olfato de cazador de artesanos lo llevó a localizar en la población de Iguala, cercana a Taxco, a los maestros plateros Artemio Navarrete, Alfonso Mondragón y Wenceslao Herrera, a quienes convenció de iniciar con él un taller de platería en Taxco, que instaló en la calle de las Delicias, para rescatar lo mejor de las técnicas tradicionales antiguas y aportar otras nuevas. Con su buen criterio, le dio nuevo valor a los materiales ya conocidos, en especial a la plata, que había pasado de moda, e introdujo otros en combinación con ella, como carey, jade, malaquita, azabache y otras piedras semipreciosas y maderas finas tropi-
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cales. Sus diseños originales enriquecieron la producción de la platería nacional hasta llevarla a lo que podemos denominar “El esplendor de la plata mexicana en el siglo XX”. De acuerdo con sus circunstancias de trabajo y comerciales, organizó diferentes talleres. El primero estuvo situado en la calle de las Delicias, donde llegó a tener 100 operarios. Continuaron “La Aduana” La casa amigos de Taxco”, “La Florida”, “Spratling y artesanos”, “William Spratling, S. A.”. Este último taller fue cerrado debido a la cancelación de algunos importantes pedidos de parte de almacenes norteamericanos. Después de su muerte se abrió el taller “William Spratling Sucesores”. En estos talleres se formaron los principales plateros de Taxco, quienes a su vez fundaron sus propios negocios. William Spratling consideró que parte de su labor era ésta. En esencia elegante, superó las mexicanadas de aztequismos y mayismos vulgares para intuir a la perfección el espíritu del diseño preshispánico y simplificarlo con una idea muy moderna, aún vigente. De igual manera, rebasó los alardes de habilidad por una artesanía de suprema calidad. En sus diseños, muy acordes con la modernidad, aprovechó la belleza de las vetas de maderas durísimas del trópico, como palo de rosa y palo morado, para alternarlas con plata. Otro tipo de diseños que dominó con maestría fue el geometrivismo, sistema que conocía a la perfección por sus conocimientos arquitectónicos, imprimiéndoles un ritmo que impartía a sus diseños un sentimiento vital. Procuró que las obras de su taller fueran acabadas a mano y obtuvo grandes rendimientos estéticos alternando superficies brillantes y mates. Este tipo de obras tenía alguna familiaridad con los diseños daneses, pero no se confundían con ellos porque tenían la originalidad creativa de Spratling. Perfeccionista obsesivo en la fabricación, no descuidaba en ningún momento el menor detalle para obtener la máxima calidad. Utilizó la plata de ley. 980 en vez de la que normalmente se trabajaba (.925 ley con una aleación legal de cobre de 7.5%). La plata que se usó para joyería en el taller de las Delicias estaba trabajada con sólo 2% de contenido de cobre, lo que evitaba su rápida oxidación, que se manchara y que ensuciara la piel femenina. Además, casi siempre empleó como materia prima la plata maciza y no la laminada industrialmente, que se consumía en otros talleres por su fácil elaboración. En un accidente de carretera acaecido entre Iguala y Taxco el 7 de agosto de 1967, falleció William Spratling. Su entierro constituyó duelo general en la ciudad de Taxco. En todas las casas se colocaron crespones negros. La ciudad celebra anualmente la fiesta del “Día de la plata” en su onomástico, el 27 de junio, y como homenaje una calle lleva su nombre. En Taxco todos lo reconocen como el principal impulsor de la platería y como su benefactor cultural. Su producción es buscada por los mejores coleccionistas de plata. Heredó todas las piezas arqueológicas que había reunido a lo largo de su vida al estado de Guerrero, para el museo que hoy lleva su nombre. Numerosos escritores se refieren a él en sus textos. Si bien se conocen sus obras y sus trabajos de dibujante y caricaturista, su estudio y valoración merecen una
atención especial. Sus piezas tuvieron éxito en el mercado nacional e internacional. Se vendían en: Macy’s, Tiffani, Lord and Taylor, de Nueva York; Gumps, de San Francisco; Marshall Fields, de Chicago; Neiman Marcus, de Dallas; en las tiendas más exclusivas de México. Actualmente son objetos de colección. Algunas de ellas se exhiben en diferentes museos. La producción de platería de William Spratling se puede agrupar en dos núcleos principales: servicios de mesa, como cubiertos, juegos de té, platos, ensaladeras y charolas, sólo en plata o en combinación de plata y madera, y joyería, principalmente femenina, como son aretes, pulseras articuladas, gargantillas, brazaletes y broches. Raras veces sus diseños son espectaculares. Más bien, sus joyas fueron diseñadas para que la mujer las pudiera lucir a cualquier hora del día y en cualquier circunstancia. Por su sencillez, la misma pieza podía ser usada lo mismo para un viaje que para asistir al trabajo o a una solemne ceremonia. Es una joyería de gran modernidad, pues sin ser ostentosa tiene un uso práctico, cotidiano y discreta elegancia. Mujeres famosas de su tiempo, como Paulette Godard, Rosa Covarrubias, Dolores del Río y Frida Kahlo lucieron sus joyas. Por sus cualidades de hombre de mundo, estilo de vida y carismática personalidad, William Spratling resultaba sumamente atractivo. Alternó lo mismo con campesinos y obreros que con personajes famosos por su riqueza, talento y fama. Sin embargo, creo que quienes más trascendieron en su vida y en su formación artística fueron el famoso escritor norteamericano William Faulkner, los pintores Miguel Covarrubias (con quien tuvo mucho en común) y Diego Rivera, la escritora de guiones Mary Anita Loos y Daniel F. Rubín de la Borbolla. Como escritor, manifestó sus inquietudes de arqueólogo, antropólogo y viajero y publicó Little Mexico, México tras lomita, File on Spratling y colaboró en el Mexican Folkways, New York Herald Tribune y en Mexican Art and Life. Son innumerables las anécdotas que se cuentan de Spratling. Entre ellas, menciono su intervención definitiva para que el embajador de Estados Unidos en México, Dwight Morrow, encargara a Diego Rivera pintar los murales en el Palacio de Cortés en Cuernavaca, la navegación en su yate “El pez de plata” a distantes puertos; los intrépidos viajes en su avioneta “Piper Cub”, llenos de peripecias y aterrizajes forzosos, pero en especial el de Alaska, a solicitud del Departamento de Estado de Washington, para seleccionar a ocho obreros esquimales que vinieran a aprender artes textiles en Taxco, con la finalidad de desarrollar en su país su economía y su cultura. Nuestro romántico personaje, como gran apasionado de la vida, conoció los grandes éxitos y fracasos, pero si hacemos un balance llegamos a la conclusión de que tuvo una vida plena y que, como pocos, alcanzó el reconocimiento serio y verdadero de su obra en vida. William Spratling fue un líder en la orientación de la producción de la platería mexicana del siglo XX. Su talento de diseñador definió un nuevo estilo en este arte. Sus preocupaciones culturales, mucho más importantes que las comerciales, así como la introducción de nuevas técnicas y materiales para crear una orfebrería en plata, superaron el concepto simplemente comercial y transformaron su trabajo en una empresa
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En esencia elegante, superó las mexicanadas de aztequismos y mayismos vulgares para intuir a la perfección el espíritu del diseño preshispánico y simplificarlo con una idea muy moderna, aún vigente. De igual manera, rebasó los alardes de habilidad por una artesanía de suprema calidad. En sus diseños, muy acordes con la modernidad, aprovechó la belleza de las vetas de maderas durísimas del trópico, como palo de rosa y palo morado, para alternarlas con plata. Otro tipo de diseños que dominó con maestría fue el geometrivismo, sistema que conocía a la perfección por sus conocimientos arquitectónicos, imprimiéndoles un ritmo que impartía a sus diseños un sentimiento vital. Procuró que las obras de su taller fueran acabadas a mano y obtuvo grandes rendimientos estéticos alternando superficies brillantes y mates. Este tipo de obras tenía alguna familiaridad con los diseños daneses, pero no se confundían con ellos porque tenían la originalidad creativa de Spratling. Perfeccionista obsesivo en la fabricación, no descuidaba en ningún momento el menor detalle para obtener la máxima calidad. Utilizó la plata de ley. 980 en vez de la que normalmente se trabajaba (.925 ley con una aleación legal de cobre de 7.5%). La plata que se usó para joyería en el taller de las Delicias estaba trabajada con sólo 2% de contenido de cobre, lo que evitaba su rápida oxidación, que se manchara y que ensuciara la piel femenina. Además, casi siempre empleó como materia prima la plata maciza y no la laminada industrialmente, que se consumía en otros talleres por su fácil elaboración. En un accidente de carretera acaecido entre Iguala y Taxco el 7 de agosto de 1967, falleció William Spratling. Su entierro constituyó duelo general en la ciudad de Taxco. En todas las casas se colocaron crespones negros. La ciudad celebra anualmente la fiesta del “Día de la plata” en su onomástico, el 27 de junio, y como homenaje una calle lleva su nombre. En Taxco todos lo reconocen como el principal impulsor de la platería y como su benefactor cultural. Su producción es buscada por los mejores coleccionistas de plata. Heredó todas las piezas arqueológicas que había reunido a lo largo de su vida al estado de Guerrero, para el museo que hoy lleva su nombre. Numerosos escritores se refieren a él en sus textos Si bien se conocen sus obras y sus trabajos de dibujante y caricaturista, su estudio y valoración merecen una atención especial. Sus piezas tuvieron éxito en el mercado nacional e internacional. Se vendían en: Macy’s, Tiffani, Lord and Taylor, de Nueva York; Gumps, de San Francisco; Marshall Fields, de Chicago; Neiman Marcus, de Dallas; en las tiendas más exclusivas de México. Actualmente son objetos de colección. Algunas de ellas se exhiben en diferentes museos. La producción de platería de William Spratling se puede agrupar en dos núcleos principales: servicios de mesa, como cubiertos, juegos de té, platos, ensaladeras y
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69. Mapa de la casa de Spratling en la calle de las Delicias, dibujado por ĂŠl mismo. Foto: Sheva 70. Vista actual de la puerta principal del Rancho Spratling en Taxco el Viejo. Foto: Mark Alor Powell 71. Museo privado del Rancho Spratling en Taxco el Viejo. Foto: Mark Alor Powell 72. Vista de la piscina y las habitaciones del Rancho Spratling. Foto: Mark Alor Powell
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Como escritor, manifestó sus inquietudes de arqueólogo, antropólogo y viajero y publicó Little Mexico, México tras lomita, File on Spratling y colaboró en el Mexican Folkways, New York Herald Tribune y en Mexican Art and Life. Son innumerables las anécdotas que se cuentan de Spratling. Entre ellas, menciono su intervención definitiva para que el embajador de Estados Unidos en México, Dwight Morrow, encargara a Diego Rivera pintar los murales en el Palacio de Cortés en Cuernavaca, la navegación en su yate “El pez de plata” a distantes puertos; los intrépidos viajes en su avioneta “Piper Cub”, llenos de peripecias y aterrizajes forzosos, pero en especial el de Alaska, a solicitud del Departamento de Estado de Washington, para seleccionar a ocho obreros esquimales que vinieran a aprender artes textiles en Taxco, con la finalidad de desarrollar en su país su economía y su cultura. Nuestro romántico personaje, como gran apasionado de la vida, conoció los grandes éxitos y fracasos, pero si hacemos un balance llegamos a la conclusión de que tuvo una vida plena y que, como pocos, alcanzó el reconocimiento serio y verdadero de su obra en vida. William Spratling fue un líder en la orientación de la producción de la platería mexicana del siglo XX. Su talento de diseñador definió un nuevo estilo en este arte. Sus preocupaciones culturales, mucho más importantes que las comerciales, así como la introducción de nuevas técnicas y materiales para crear una orfebrería en plata, superaron el concepto simplemente comercial y transformaron su trabajo en una empresa humanista. Taxco sedujo a William Spratling y le proporcionó los medios y la magia de su ambiente artístico para realizar una vida utópica como escritor, dibujante, empresario, coleccionista, orfebre y benefactor de su comunidad, y también para desarrollar su individualidad maravillosa de aventurero. William Spratling hizo todo lo que quiso y como quiso. En 1929 Taxco era una vieja población minera solitaria en la intrincada sierra de Guerrero cuyas barrancas definen la urbanización taxqueña en románticos callejones de sube y baja hacia el centro del pueblo. Esta vieja población tenía una original arquitectura, determinada por la conformación del suelo, que propició una caprichosa edificación de casa de uno o dos pisos, sobrias y sencillas, con techos de teja roja. La Catedral de Santa Prisca, reina soberana del paisaje, es excepcional testimonio del arte virreinal y de la riqueza minera de nuestro país. Se construyó bajo el patrocinio del legendario personaje José de la Borda, dueño y señor de una de las más grande s fortunas de América en su época. Originario de Sonyea, Nueva York, William Spratling nació en 1900. Cuando llegó a México, se instaló en Taxco, y ya era arquitecto, poseedor de una cultura general y de intereses múltiples, pero con una vocación especial para las artes plásticas. Coincidió su llegada a México con una política nacional de desarrollo económico y fomento del arte y del turismo. El gobierno mexicano dio muchas facilidades y estímulos para atraer artistas e inversionistas del extranjero. Por la fuerza de su cultura, el clima, su situación geográfica, futuro económico y la apertura de carreteras, México era en esos años un país extraordinariamente atractivo para el turismo y en especial
En esencia elegante Superó las mexicanadas de aztequismos y mayismos vulgares para intuir a la perfección el espíritu del diseño preshispánico y simplificarlo con una idea muy moderna, aún vigente. De igual manera, rebasó los alardes de habilidad por una artesanía de suprema calidad. En sus diseños, muy acordes con la modernidad, aprovechó la belleza de las vetas de maderas durísimas del trópico, como palo de rosa y palo morado, para alternarlas con plata. Otro tipo de diseños que dominó con maestría fue el geometrivismo, sistema que conocía a la perfección por sus conocimientos arquitectónicos, imprimiéndoles un ritmo que impartía a sus diseños un sentimiento vital. Procuró que las obras de su taller fueran acabadas a mano y obtuvo grandes rendimientos estéticos alternando superficies brillantes y mates. Este tipo de obras tenía alguna familiaridad con los diseños daneses, pero no se confundían con ellos porque tenían la originalidad creativa de Spratling. Perfeccionista obsesivo en la fabricación, no descuidaba en ningún momento el menor detalle para obtener la máxima calidad. Utilizó la plata de ley. 980 en vez de la que normalmente se trabajaba (.925 ley con una aleación legal de cobre de 7.5%). La plata que se usó para joyería en el taller de las Delicias estaba trabajada con sólo 2% de contenido de cobre, lo que evitaba su rápida oxidación, que se manchara y que ensuciara la piel femenina. Además, casi siempre empleó como materia prima la plata maciza y no la laminada industrialmente, que se consumía en otros talleres por su fácil elaboración. En un accidente de carretera acaecido entre Iguala y Taxco el 7 de agosto de 1967, falleció William Spratling. Su entierro constituyó duelo general en la ciudad de Taxco. En todas las casas se colocaron crespones negros. La ciudad celebra anualmente la fiesta del “Día de la plata” en su onomástico, el 27 de junio, y como homenaje una calle lleva su nombre. En Taxco todos lo reconocen como el principal impulsor de la platería y como su benefactor cultural. Su producción es buscada por los mejores coleccionistas de plata. Heredó todas las piezas arqueológicas que había reunido a lo largo de su vida al estado de Guerrero, para el museo que hoy lleva su nombre.
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En esencia elegante, superó las mexicanadas de aztequismos y mayismos vulgares para intuir a la perfección el espíritu del diseño preshispánico y simplificarlo con una idea muy moderna, aún vigente. De igual manera, rebasó los alardes de habilidad por una artesanía de suprema calidad. En sus diseños, muy acordes con la modernidad, aprovechó la belleza de las vetas de maderas durísimas del trópico, como palo de rosa y palo morado, para alternarlas con plata. Otro tipo de diseños que dominó con maestría fue el geometrivismo, sistema que conocía a la perfección por sus conocimientos arquitectónicos, imprimiéndoles un ritmo que impartía a sus diseños un sentimiento vital. Procuró que las obras de su taller fueran acabadas a mano y obtuvo grandes rendimientos estéticos alternando superficies brillantes y mates. Este tipo de obras tenía alguna familiaridad con los diseños daneses, pero no se confundían con ellos porque tenían la originalidad creativa de Spratling. Perfeccionista obsesivo en la fabricación, no descuidaba en ningún momento el menor detalle para obtener la máxima calidad. Utilizó la plata de ley. 980 en vez de la que normalmente se trabajaba (.925 ley con una aleación legal de cobre de 7.5%). La plata que se usó para joyería en el taller de las Delicias estaba trabajada con sólo 2% de contenido de cobre, lo que evitaba su rápida oxidación, que se manchara y que ensuciara la piel femenina. Además, casi siempre empleó como materia prima la plata maciza y no la laminada industrialmente, que se consumía en otros talleres por su fácil elaboración. Numerosos escritores se refieren a él en sus textos. Si bien se conocen sus obras y sus trabajos de dibujante y caricaturista, su estudio y valoración merecen una atención especial. Sus piezas tuvieron éxito en el mercado nacional e internacional. Se vendían en: Macy’s, Tiffani, Lord and Taylor, de Nueva York; Gumps, de San Francisco; Marshall Fields, de Chicago; Neiman Marcus, de Dallas; en las tiendas más exclusivas de México. Actualmente son objetos de colección. Algunas de ellas se exhiben en diferentes museos. La producción de platería de William Spratling se puede agrupar en dos núcleos principales: servicios de mesa, como cubiertos, juegos de té, platos, ensaladeras y charolas, sólo en plata o en combinación de plata y madera, y joyería, principalmente femenina, como son aretes, pulseras articuladas, gargantillas, brazaletes y broches. Raras veces sus diseños son espectaculares. Más bien, sus joyas fueron diseñadas para que la mujer las pudiera lucir a cualquier hora del día y en cualquier circunstancia. Por su sencillez, la misma pieza podía ser usada lo mismo para un viaje que para asistir al trabajo o a una solemne ceremonia. Es una joyería de gran modernidad, pues sin ser ostentosa tiene un uso práctico, cotidiano y discreta elegancia. Mujeres famosas de su tiempo, como Paulette Godard, Rosa Covarrubias, Dolores del Río y Frida Kahlo lucieron sus joyas. Por sus cualidades de hombre de mundo, estilo de vida y carismática personalidad, William Spratling resultaba sumamente atractivo. Alternó lo mismo con campesinos y obreros que con personajes famosos por su riqueza, talento y fama.
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73. Marca de Spratling utilizada entre 1947 y 1967. Foto: Avis Mandel / Alan Ross.