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Flumen 3 (1):91-92 (2007) Revista de la Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo Chiclayo, Perú

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Recensión MALO PÉ, A.

2007, Introducción a la Psicología, Pamplona, Eunsa.

Este libro es un análisis introductorio al estudio de la psicología. El tratamiento que el autor ha utilizado para su desarrollo expositivo, tiene una clara función pedagógica para todos aquellos lectores interesados en ampliar su conocimiento sobre el hombre y el desarrollo de la psicología humanista. Nos encontramos ante un tema atrayente, porque trata de explorar, de forma rigurosa y detallada, el psiquismo humano. El conocimiento humano siempre está potencialmente abierto a descubrir nuevos matices y realidades desconocidas hasta el momento. El hombre es un ser de gran complejidad y riqueza debido a su realidad corpóreoespiritual. De ahí que sea tan enriquecedor tener acceso a una investigación bien fundamentada de carácter psicológico y antropológico, porque nos ayuda a conocernos mejor a nosotros mismos. En la medida que el ser humano aumenta su conocimiento sobre sí mismo también tiene la capacidad de mejorar como persona. Antonio Malo es licenciado en filología y filosofía por la Universidad de Navarra. Además, se doctoró en Filosofía en la Pontificia Universitá de la Santa Croce (Roma) donde también es catedrático de Antropología filosófica. Por tanto, es un pensador especializado en estudiar temas relacionados con el hombre como ya quedó de manifiesto en su obra; Antropología de la afectividad (1999). La estructura de la obra está compuesta de tres partes diferentes que bien podrían erigirse como bloques independientes, además de una breve introducción y una conclusión a modo de resumen final que ayuda a clarificar las ideas fundamentales defendidas por el filósofo: En la primera parte, el autor realiza una descripción y posterior valoración crítica de las principales teorías psicológicas de la historia reciente a lo largo de cuatro capítulos. Psicoanálisis, conductismo, cognitivismo y fenomenología representan cuatro de las escuelas psicológicas más destacadas de la historia de la psicología

reciente. La vertiente histórica de este apartado es patente. En él se va explicando cómo surgen y a partir de qué hechos nacen las nuevas corrientes. En su valoración crítica el autor explica las carencias de cada una de las cuatro teorías que, obviamente, siguen a una previa exposición de cada una de ellas. Este claro esquema de exposición y valoración crítica resulta de gran utilidad para la comprensión del tema por parte del lector ya que no debemos olvidar que nos encontramos ante un libro que pretende ser una introducción a cuestiones de carácter psicológico. La segunda parte se compone de dos capítulos en los que Antonio Malo da un paso más hacia el tratamiento de la psicología como ciencia y su relación con otras disciplinas científicas. El objeto de estudio de la psicología es la vida anímica y, más concretamente, las vivencias; por lo que el autor habla de un doble método experimental: por un lado, la autoobservación, es decir, el conocimiento de uno mismo. Por otro lado, la heteroobservación, o sea, el conocimiento de uno mismo a través de lo que otra persona observa en nosotros. El hombre es un ser social por naturaleza por lo que las relaciones personales con los demás son fundamentales para su desarrollo pleno. El conocimiento que los demás tienen de nosotros viene a completar a través de información externa todo aquello que no vemos en nosotros mismos. En la actualidad, nos encontramos ante el gran auge de la ciencia empírica; sin embargo, no debemos olvidar que cada objeto de estudio es diferente y, por esta razón, no todos admiten el mismo tratamiento, sin que ello signifique que las ciencias humanas tengan menor validez que aquellas áreas más técnicas. Cada ciencia constituye su método en función de su objeto y cada objeto requiere un tratamiento distinto. Finalmente, en la tercera parte del libro, el estilo del autor adopta un carácter filosófico, más latente que en los capítulos anteriores. A lo largo de cuatro capítulos, este


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catedrático de Antropología Filosófica explica el proceso de formación y descubrimiento del yo hasta alcanzar la personalidad madura: Evidentemente, a lo largo de los años vamos constituyendo nuestra propia personalidad a partir del enriquecimiento que aporta la experiencia y el aprendizaje propio. Se trata de un proceso muy interesante en el que no es equivalente la edad y el grado de madurez de una persona. Además, como siempre estamos en constante crecimiento, abiertos a una perfección mayor, también puede suceder que un ser humano sea muy maduro en unos aspectos de su personalidad mientras que todavía es inmaduro en otros terrenos. Por ejemplo, existen personas muy preparadas y responsables en el terreno profesional que cuentan con grandes carencias en el terreno de la afectividad. Esta es una de las razones por las que cada persona es única e irrepetible: la edad no siempre aporta un dato cierto sobre el grado de madurez de una persona. Cada uno necesita un tiempo diferente para crecer e ir avanzando interiormente hacia la madurez como meta. Antonio Malo también trata cuestiones tan interesantes y poco abordadas en la actualidad como el valor de la vida y la muerte en relación con la persona. Es curioso cómo la persona se relaciona con la idea de la muerte de forma diferente según la etapa de la vida en que se encuentre. Conforme vamos creciendo asumimos con mayor certeza que la muerte forma parte de nuestra propia vida y que vamos acercándonos inexorablemente a nuestro final en la medida que pasan los años. Otra cuestión abordada en este último capítulo es el valor del trabajo como una realidad que enriquece la propia vida, ya que cada persona se desarrolla y realiza sobre todo a través de la actividad laboral. De hecho, no debemos olvidar la importancia que tiene la acción dentro de la doctrina de la psicología humanista. Por otra parte, este pensador también dedica un espacio a comentar el

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sentido del sufrimiento como un elemento real en la existencia humana: el sufrimiento determina el encuentro con la realidad del hombre pero también le transforma interiormente. Es en el sufrimiento cuando nos planteamos interrogantes verdaderamente humanos sobre el sentido de la vida y quiénes somos. Por tanto, nos encontramos con una obra muy interesante, no sólo por su contenido, sino también por su tratamiento sencillo, claro y atrayente, para aquel lector que se inicia en la psicología. Además, la obra aporta datos y bibliografía que enriquecen la investigación. Las páginas de este libro constituyen una oportunidad para reflexionar sobre nosotros mismos a través de la doctrina de la psicología humanista que se ocupa especialmente de tres aspectos: el sentido existencial de la vida del ser humano, la importancia de la acción en la formación de la personalidad, es decir, el ser humano va evolucionando a través del obrar. En tercer lugar, la especificidad de la índole psíquica del ser humano como una realidad única e irrepetible que le diferencia del resto de seres del universo creado. Por tanto, la psicología humanista es un estudio psicológico completo del hombre como un ser de una gran riqueza y matices. En este momento, existe gran variedad de corrientes psicológicas. Además, los temas relacionados con la psicología están en auge. Sin embargo, muchas veces el tratamiento que se da a estas cuestiones no es el adecuado. Hoy día, prolifera la publicación de libros de autoayuda y las revistas dirigidas al gran público sobre temas relacionados con el crecimiento personal. Por tanto, Introducción a la psicología es un libro con una temática que está de profunda actualidad y que tiene mucho interés porque ayuda a plantear y resolver interrogantes actuales de nuestra sociedad. Además, el autor aporta dos ingredientes muy valiosos a la obra: su lectura informa a la vez que forma al lector.

Maite Nicuesa Investigadora en formación, doctoranda en filosofía - Universidad de Navarra, beca del Gobierno de Navarra


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Obituario Maestro… las obras quedan Padre Dionisio Quiroz Tequén Padre Dionisio, desde los primeros años de su sacerdocio y siguiendo el camino del Gran Maestro, se inclinó por la enseñanza. Vivió convencido en la fuerza innovadora de la educación y fue, precisamente el ámbito educativo su gran preocupación, que centraba en la formación de la persona. Ya desde las aulas escolares se le escuchaba como una máxima y con aquel particular acento cruceño: “…la ley moral natural…”, expresión que subrayaba incluso corporalmente con el deseo intenso reflejado en su rostro de inyectar valores humanos y cristianos en quienes lo escuchaban. También, desde las aulas escolares fue descubriendo las grandes dificultades, que todo gran emprendedor luego tendría que superar. Vio la luz del día en Atunllushca, Santa Cruz – Cajamarca, un 9 de octubre de 1935; le rodeó desde entonces un ambiente familiar y educativo católico, que determinó fácilmente su vocación por el sacerdocio; formación que se perfiló en el Seminario San Carlos y San Marcelo de Trujillo y finalmente en el Seminario Santo Toribio de Mogrovejo de Lima. Recibió la ordenación sacerdotal en la Catedral de Chiclayo, el 7 de enero de 1968. En su paso por algunos Centros Educativos como Diego Ferré de Monsefú, Karl Weiss y San José de Chiclayo y la Escuela Nacional Enrique López Albujar de Ferreñafe, diseñó su huella de maestro ejemplar con estudio, autoridad y amistad. Este tramo de su vida le sirvió para constatar la precaria situación del profesorado en la asignatura de Educación religiosa, los maestros no estaban preparados en esta materia. La experiencia tan cercana de esta problemática conmovió profundamente a P. Dionisio. Sintió el valeroso impulso de generar espacios que posibiliten una verdadera transformación. Expuso sus inquietudes ante la persona más indicada: Mons. Orbegozo, de quien recibió el encargo de hacer realidad este sueño, y asumió su tarea con responsabilidad y alegría. Por los años 60, se puso en marcha, la oficina Regional de Educación Católica

(ODEC) en cuya dirección, P. Dionisio orientó los cursos de Especialización en Religión para profesores de Educación Primaria y secundaria; y después de catorce años (1983) de tenaz trabajo se puso en funcionamiento el Instituto Superior Pedagógico “Santo Toribio de Mogrovejo”, cuya labor estaba diseñada en dos grandes líneas: la formación de maestros cristianos y la preparación del camino para la Universidad. El Instituto Superior Pedagógico “Santo Toribio de Mogrovejo” (I.S.P. “STM”) llegó a tener no sólo presencia sino también prestigio a nivel regional y nacional; pues, compitiendo con universidades, aporta iniciativas al Programa Nacional de Mejoramiento de la Calidad de la Educación Peruana, y se constituyó en ente ejecutor de capacitación a profesores a nivel nacional. El I.S.P. “STM” -como expresara Mons. Orbegozoconstituyó con seguridad uno de los peldaños básicos e indispensables, sin el cual no habría sido posible dar paso a una institución de educación superior. El 23 de marzo de 1996, Mons. Ignacio dio partida de nacimiento fundando la Universidad Privada Santo Toribio de Mogrovejo; se nombró una Comisión Ejecutiva, que tuvo el apoyo para el estudio de mercado y el asesoramiento para la formulación académica. Ya con orientación de Monseñor Jesús Moliné Labarta, el 14 de octubre de 1998 mediante resolución Nº 474-98-CONAFU, se autoriza el Funcionamiento Provisional de la Universidad Privada Santo Toribio de Mogrovejo; y la Resolución Nº 499-98CONAFU reconoce a la Comisión Organizadora, y el 19 de diciembre del mismo año se procedió a instalar la Universidad Privada Santo Toribio de Mogrovejo; poco después, con autorización de la Santa Sede, CONAFU lo reconoció con el nombre de Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo. El Padre Dionisio contribuyó denodadamente en el desarrollo de funcionamiento de la Universidad impartiendo clases, asesorando y orientando a estudiantes,


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publicando libros y desarrollando trabajos de investigación, siendo uno de ellos publicado en la revista Flumen. En el recuerdo colectivo regional permanece vivo un modelo de humano de verdadero servicio a Dios y al prójimo, una

Obituario

vida que con santo heroísmo e íntegra fidelidad a la autoridad de la Diócesis, contribuyó a crear las condiciones para la formación, capacitación y dignificación de la juventud; esa vida singular fue la del Padre Dionisio Quiroz Tequén, quien nos dejó un 25 de noviembre de 2006. Lic. Wilder Chandiví Calderón


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