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TRAMPA CON FINES DE LUCRO
Por Susan Adams
TRAMPA con fines de
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LUCRO
se le dice hacer “chegging”. Los universitarios por todas partes ya saben lo que significa: “Si se me está agotando el tiempo y tengo algún problema con una tarea o un examen en línea, hago chegg”, dice Matt, un estudiante de 19 años de la Estatal de Arizona. A lo que se refiere es que puede utilizar Chegg Study, un servicio de 14.95 dólares al mes en Chegg, una compañía de tecnología cuyo precio de sus acciones se ha más que triplicado durante la pandemia. Le toma unos segundos buscar respuestas en la base de datos de la plataforma, que cuenta con 46 millones de problemas de libros de texto y exámenes, y presenta la respuesta como propia. En otras palabras, hace trampa. (Matt pidió que se ocultara su nombre real porque sabe que está
LOS ESTUDIANTES SIEMPRE HAN HECHO TRAMPA. PERO EL CAMBIO IMPULSADO POR EL COVID-19 HACIA EL APRENDIZAJE EN LÍNEA HA CONVERTIDO UN PROBLEMA PREOCUPANTE EN UNA EPIDEMIA. ESTE ES EL SÚPER INFECCIOSO CHEGG, QUE SE HA CONVERTIDO EN LA EMPRESA DE TECNOLOGÍA EDUCATIVA MÁS VALIOSA EN ESTADOS UNIDOS AL CONECTAR A ESTUDIANTES UNIVERSITARIOS CON LAS RESPUESTAS BAJO DEMANDA PARA SUS EXÁMENES.
violando el código de honor de su universidad).
Chegg tiene su sede en Santa Clara, California, pero el corazón de sus operaciones se encuentra en India, donde emplea a más de 70,000 personas que poseen títulos avanzados en matemáticas, ciencias, tecnología e ingeniería. Los expertos, que trabajan como freelance, están en línea las 24 horas del día, los siete días de la semana, y brindan
SE LLAMA "CHEGGING". LOS ESTUDIANTES UNIVERSITARIOS DE AQUÍ Y ALLÁ YA SABEN LO QUE SIGNIFICA. "SI SE ME ACABA EL TIEMPO O TENGO PROBLEMAS CON LA TAREA O CON UN EXAMEN EN LÍNEA", DICE MATT, UN ESTUDIANTE DE SEGUNDO AÑO DE 19 AÑOS DE LA ESTATAL DE ARIZONA, “HAGO CHEGG" ”
respuestas paso a paso a las preguntas publicadas por los suscriptores (a veces resueltas en menos de 15 minutos). Chegg ofrece otros servicios que los estudiantes encuentran útiles, incluidas herramientas para crear bibliografías, resolver problemas matemáticos y mejorar la escritura. Pero el principal detonador de ingresos, y la razón por la que los estudiantes se suscriben, es Chegg Study. "Si no quiero aprender el material, uso Chegg para obtener las respuestas", dice un estudiante de segundo año de la Universidad de Florida con especialidad en Finanzas. “Lo uso para hacer trampa descaradamente”, confiesa un estudiante de último año de la Universidad de Portland.
Forbes entrevistó a 52 alumnos que utilizan Chegg Study. Además, de la media docena de estudiantes que Chegg proporcionó a Forbes para conversar con ellos, todos menos cuatro admitieron que usan el sitio para hacer trampa. Se incluyen estudiantes de pregrado y posgrado en 19 universidades, tomando en cuenta escuelas estatales grandes, pequeñas y prestigiosas universidades privadas como Columbia, Brown, Duke y NYU Abu Dhabi.
Las suscripciones a Chegg se han disparado desde que casi todas las universidades del mundo se volvieron virtuales. En el tercer trimestre, crecieron un 69% con respecto al año anterior, a 3.7 millones. Los ingresos de nueve meses aumentaron 54% a 440 millones de dólares (mdd) hasta septiembre y se proyecta que alcancen los 630 mdd. (Al cierre de esta edición, Chegg no había informado las cifras finales de 2020). Mientras tanto, su capitalización de mercado casi se ha cuadriplicado desde el 18 de marzo, cuando Estados Unidos comenzó a cerrarse por el Covid-19. Chegg ahora está valorada en más de 12,000 mdd.
Su ceo, Dan Rosensweig, se ha beneficiado enormemente. Sus tenencias de Chegg más los ingresos después de impuestos de la venta de acciones suman 300 mdd. Rosensweig, quien declinó hablar con Forbes, ha dicho que Chegg Study "no fue construido" para hacer trampa. En cambio, lo describe como el equivalente de un tutor asincrónico, siempre activo, listo para ayudar a los estudiantes con respuestas detalladas a los problemas. En una entrevista de 2019, dijo que la educación superior debe adaptarse a la economía bajo demanda, como lo han hecho Uber o Amazon. "No sé por qué no puedes tomar tus clases por episodios", dijo. “Mi punto de vista es que la educación tendrá que llegar a nosotros a través de los dispositivos que tenemos”.
Dos ejecutivos de Chegg, los vicepresidentes Arnon Avitzur y Erik Manuevo, apoyan las afirmaciones de Rosensweig sobre la intención de la compañía. "Está ahí para ofrecer a los estudiantes un servicio personalizado para ayudarlos a no estancarse", dice Avitzur. En una declaración escrita, uno
Haciéndose viral
Dan Rosensweig asumió el cargo de ceo de Chegg a principios de 2010, pero las cosas se han acelerado durante la pandemia. “El crecimiento de la empresa se ha convertido en extraordinario justo ahora", dijo a finales de octubre. de los presidentes de Chegg, Nathan Schultz, dice: “No somos ingenuos, sabemos que [hacer trampa] es un problema. Y el movimiento masivo hacia el aprendizaje remoto sólo lo ha incrementado. Seguimos comprometidos al 100% a abordarlo y estamos invirtiendo recursos considerables en ello. No podemos hacerlo solos y estamos trabajando con profesores e instituciones, y continuaremos haciendo más, incluida la educación de los estudiantes".
Sus inversiones no parecen estar dando frutos. El otoño pasado, los estudiantes universitarios de un curso de Finanzas en Texas A&M utilizaron Chegg para hacer trampa en varios exámenes en línea. Timothy Powers, quien dirige la oficina del sistema de honor de la universidad, dice que cientos de alumnos enviaron respuestas que copiaron de Chegg más rápido de lo que les habría llevado leer las preguntas. "Es una carrera armamentista", dice Powers. "Estamos tratando de detener la mala conducta académica y los estudiantes se están convenciendo de que todos sus compañeros están haciendo esto".
A lo largo de la pandemia, las escuelas han gastado millones en monitoreo remoto, una práctica controvertida en la que las universidades pagan a empresas privadas como Honorlock y Examity para vigilar a los estudiantes mientras toman los exámenes. Los equipos de supervisión bloquean los navegadores web de los estudiantes y los miran a través de las cámaras de sus portátiles. Los críticos dicen que los servicios invaden la privacidad de los estudiantes. Según los informes, los examinados han orinado en sus escritorios por temor a ser acusados de hacer trampa si la cámara los detecta levantándose para ir al baño.
Aunque la mayoría de los estudiantes entrevistados por Forbes dicen que los supervisores remotos los asustan demasiado por hacer trampa en los exámenes, varios señalan que superan sus pruebas en línea independientemente de si son monitoreados o no. "Mientras no uses el Wi-Fi de la escuela, no te atraparán", dice un estudiante de segundo año de una escuela estatal importante.
LOS ESTUDIANTES SIEMPRE HAN HECHO TRAMPA
En el siglo xii, los chinos que presentaban exámenes cosían copias de textos confucianos del tamaño de una caja de cerillas en sus ropas para poder hacer trampa en los exámenes de la función pública. Henry Ford II abandonó Yale en 1940 después de ser expuesto por pagarle a alguien para que escribiera su tesis de último año.
El tamaño del problema es difícil de dimensionar, dice la profesora de Penn State, Linda Treviño, coautora del libro Cheating in College (2012). Parte del desafío es definir qué constituye hacer una trampa. ¿Es recibir de un amigo una respuesta a un problema de la tarea?, ¿Espiar la hoja de un compañero de clase durante un examen?, ¿Pagarle a alguien para que haga un examen por ti?, ¿Ingresar respuestas de Chegg? También es difícil obtener información confiable. "Dependes de que las personas que hacen trampa sean honesto contigo sobre si hicieron trampa", dice Treviño. Su libro fija la proporción de estudiantes universitarios que hacen trampa en aproximadamente dos tercios.
Los alumnos engañan por varias razones. Para obtener mejores calificaciones para poder ingresar a una escuela de derecho o medicina de élite. Aprobar cursos de distribución obligatorios (ingenieros forzados a estudiar Shakespeare y viceversa) que no les interesan. Para ahorrar tiempo para que puedan jugar fútbol americano universitario o trabajar en algo que pague la escuela y apoye a sus seres queridos. Y porque sienten que todos
los demás lo hacen y no quieren estar en desventaja si no hacen trampas también.
No les preocupa que los atrapen. Aún más desconcertante, no creen que están haciendo nada mal o ni siquiera les importa. En 2020, una graduada de la Universidad George Washington que estaba solicitando el ingreso a la escuela de posgrado dice que trató de usar Chegg de la forma en que los ejecutivos de la compañía dicen que está pensado, "más como una herramienta de instrucción". Pero su curso de física mecánica fue muy difícil. “Me sentí como una polilla atraída por una llama”, dice acerca de hacer chegging en su tarea de física en el último minuto. "Cuando es casi medianoche, ¿por qué no usar Chegg sólo para terminar?".
Chegg Study comenzó su vida como Cramster, una startup del sur de California fundada en 2002 por un recién graduado de ingeniería de UCLA, Aaron Hawkey, quien entonces tenía 24 años. En la universidad, Hawkey deseaba tener un lugar para buscar respuestas a problemas difíciles. Su idea: crear un sitio web que describiera cuidadosamente las soluciones a problemas de matemáticas, ciencias e ingeniería.
Él y su socio Robert Angarita, entonces estudiante de 23 años de la Universidad del Sur de California, sabían que necesitaban generar muchas respuestas de alta calidad. Uno de los profesores de Angarita tenía un primo en la India y los alentó a contratar allí a freelancers bien educados que respondieran a las preguntas que subían los estudiantes. “Era un tema de costo y cantidad”, dice Hawkey.
A finales de 2010, Chegg adquirió Cramster por una suma no revelada. Resultó ser la gallina de los huevos de oro de la empresa en apuros. Chegg se había lanzado apenas dos años antes de Cramster, en 2000, como CheggPost, un mercado de pulgas en línea del campus fundado por Josh Carlson, estudiante de segundo año de la Universidad de Iowa, quien combinó chicken (pollo) and egg (huevo) para crear el nombre.
Después de asociarse con Aayush Phumbhra, un ambicioso estudiante de la India con un MBA de la Universidad de Iowa, se retiró en 2005. Phumbhra y su nuevo socio Osman Rashid acortaron el nombre a Chegg y cambiaron su estrategia al alquiler de libros de texto.
Los estudiantes estaban felices de pagar 30 dólares para alquilar un libro de texto de 250 dólares por un semestre. Pero la compra, el almacenamiento y el envío de libros sangraban dinero. Los capitalistas de riesgo invirtieron 280 mdd de todas formas y, para 2010, el inversionista principal, Ted Schlein, socio de la poderosa Kleiner Perkins de Silicon Valley, reclutó a Dan Rosensweig para replantear Chegg.
Rosensweig, ahora de 59 años, había demostrado su capacidad de liderazgo, primero en la editorial de Nueva York, Ziff Davis, donde dirigió el sitio de noticias de tecnología ZD-Net, una empresa derivada de Ziff, a fines de la década de 1990. El multimillonario japonés Masayoshi Son, propietario de Ziff y miembro del consejo, tenía inversiones en Yahoo, un portal de internet muy en boga en ese momento. Recomendó a Rosensweig para el puesto número 2. Después de desempeñarse como director de Operaciones de Yahoo de 2002 a 2007, Rosensweig trabajó brevemente en capital privado y luego como ceo de Guitar Hero, un popular videojuego en el que los usuarios
RESPONDIENDO A LOS INVERSIONISTAS
LAS ACCIONES DE CHEGG HAN CRECIDO CASI UN 800% DESDE SU OPI A FINALES DE 2013. SUS INGRESOS HAN ESCALADO A UNA PROYECCIÓN DE 630 MDD, INCLUIDO UN “EMPUJÓN POR PANDEMIA” DEL 54%.
$70
$60
$50
$40
$30
$20
$10
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Fuente: Chegg
INGRESOS ANUALES
(en millones de dólares)
PRECIOS DE LAS ACCIONES DE CHEGG
2013 2014 2015 2016 2017 2018 2019 2020 $100
$80
$60
$40
$20
$0
tocan himnos de rock en una guitarra de plástico en miniatura.
Aunque ninguna de sus experiencias previas a Chegg se vinculó a la educación o los libros de texto, a Rosensweig le gusta decir que se sintió atraído por la empresa porque su madre fue maestra en una escuela pública mientras él crecía en Scarsdale, Nueva York, y tenía dos hijas que se estaban preparando para la universidad. Tan pronto como comenzó en Chegg a principios de 2010, agregó un eslogan a la firma de sus correos electrónicos que decía: "Los estudiantes son primero". “Pensé que era un poco cursi”, dice Chi- Hua Chien, entonces socio de Kleiner Perkins, “pero Dan tenía la visión de convertir Chegg en una plataforma de aprendizaje completa de principio a fin”.
Primero Rosensweig tuvo que levantar más capital. En noviembre de 2013, con un balance en números rojos y la competencia de Amazon, que había comenzado a alquilar libros de texto en 2012, hizo pública la empresa. La acción se hundió de un precio inicial de 12.50 dólares a un mínimo de 4 dólares a principios de 2016. Ese fue un período difícil para Rosensweig. En una entrevista de 2017, cuando las acciones ascendieron a 11 dólares, se le preguntó sobre las frustraciones de su carrera: “Vives en Silicon Valley y todo el mundo es multimillonario y tú no. Todo el mundo se hace público y al menos tiene un momento en el que sus acciones suben, pero las tuyas no". Aquello iba tan mal, que dijo: "Estaba yo como niño con miedo, chupándome el dedo metido en mi cama".
A principios de 2015, encontró una manera de reducir las pérdidas de Chegg en el negocio de los libros de texto. El distribuidor de libros Ingram acordó comprar y distribuir el inventario de Chegg, mientras que Chegg continuó como comercializador para el alquiler de libros de texto bajo su propia marca (en 2019, Chegg cambió de distribuidor a FedEx). Basándose en la buena reputación de Chegg entre los estudiantes, adquirió más de una docena de empresas que pensó que encajarían en su plan de ofrecer los servicios que los estudiantes necesitaban, incluidos Internships.com y Study Blue, que ayudan a los estudiantes a hacer tarjetas para memorizar en línea. Pero la mayoría de estas empresas no han generado muchos ingresos y algunas simplemente fracasaron, incluido Campus Special, un sitio de ofertas diarias para estudiantes que Chegg compró por 17 mdd en abril de 2014 y cerró el mismo año.
Afortunadamente para Rosensweig, Chegg Study disfrutaba de un crecimiento estable y poca competencia. Su único rival serio, Course Hero, de propiedad privada, tiene una operación mucho más pequeña, valorada en 1,100 mdd, que genera la mayoría de sus respuestas de los estudiantes.
A mediados de enero, Chegg emitió un comunicado de prensa sobre un nuevo programa llamado Honor Shield. Éste permite a los profesores e instructores enviar previamente exámenes o preguntas de prueba, "evitando que sean respondidas en la plataforma Chegg durante un periodo de examen con tiempo determinado". Once meses después de que las universidades cambiaran al aprendizaje remoto, se cita al presidente de Chegg, Schultz, diciendo que debido al “impacto repentino” de la pandemia, “un pequeño número de estudiantes ha utilizado indebidamente nuestra plataforma de formas para las que no fue diseñada”.
Es dudoso que Honor Shield cause mella al chegging de los estudiantes. Ya muchos profesores e instructores han claudicado en esta batalla. En UCLA, el profesor de física Joshua Samani dice que él cree que "una porción asombrosamente grande" de sus estudiantes ha usado Chegg para hacer trampa en sus exámenes y pruebas.Pero no intenta aprenderlos: "Si pasas tu tiempo intentando luchar contra Chegg, vas a perder", dice. Al final del período de primavera de 2020, el profesor de la Universidad Estatal de Carolina del Norte, Tyler Johnson, descubrió a 200 estudiantes que habían usado a Chegg para hacer trampa en el examen final en su curso de introducción de Estadística. Sobre Chegg Study, Johnson dice: “Es simplemente inconcebible. Chegg sabe absolutamente lo que están haciendo los estudiantes".
Por supuesto, no es razonable echarle toda la culpa de las trampas a Chegg. La naturaleza humana tiene la culpa, especialmente cuando estudiar desde casa hace que sea mucho más difícil que te atrapen. La exposición constante de líderes políticos en las redes sociales que hacen de la deshonestidad una virtud tampoco ayuda. Pero Chegg ha armado la tentación y está sacando provecho de los peores instintos de los estudiantes. Nuestro arsenal de herramientas digitales y conectividad global debe desplegarse para transformar la educación para bien. En cambio, Chegg los está utilizando para subcontratar engaños a la India. Eso es una verdadera tragedia.
NO SÉ POR QUÉ NO PUEDES TOMAR TUS CLASES POR EPISODIOS [COMO UN MARATÓN DE TV]”, DICE DAN ROSENSWEIG, DIRECTOR EJECUTIVO DE CHEGG. “MI OPINIÓN ES QUE LA EDUCACIÓN TENDRÁ QUE LLEGAR A NOSOTROS A TRAVÉS DE LOS DISPOSITIVOS”
LA FIRMA DE CONSULTORÍA QUE USA SU EXPERIENCIA EN LAS “GRANDES LIGAS” Y UN APPROACH “HANDS ON” PARA AYUDAR A EMPRESAS EN AMÉRICA LATINA
The Bottomline Shop™ (BLS), startup latina que se define como un aliado estrategico para las empresas
Eugenio Souto de 31 años, vive en Ciudad de México y es Ingeniero Químico de profesión. Pese a su corta edad, él y sus socios suman más de 30 años de experiencia en las “grandes ligas”, trabajando para empresas que forman parte del ranking Fortune 500 y que son líderes mundiales en su sector.
Inició su exitosa carrera laboral en AB Inbev (líder mundial de cerveza) en el mundo comercial con un rol estratégico regional, dándole acceso a diferentes mercados, formas de trabajo y retos particulares específicos de cada país/cultura. Años después, se encontraba en su quinto rol dentro de la organización de Procurement (Compras) estableciendo estrategias de categorías multimillonarias como latas, vidrio, corrugados, entre otros, en el mundo del empaque.
Durante su trayectoria, Eugenio comenta, “aprendí a jugar con los grandes, en empresas lideres que cotizan y operan en Nueva York, Asia, Europa, etc, creciendo profesionalmente con dos influencias muy grandes: una cultura organizacional muy particular y reconocida a nivel mundial; y, por otro lado, la forma de trabajo y entendimiento de los negocios que permiten plantear proyectos generadores de resultados de impacto positivo en el crecimiento del negocio. Esto quedó plasmado en mí, y en mis socios que vienen de compañías similares, de una forma que pocos profesionales y ejecutivos tienen oportunidad de experimentar en América Latina”.
Consolidando las mejores prácticas de empresas exitosas y con una metodología disruptiva, BLS adaptó esta “forma de jugar” y lo trajo al alcance de empresas grandes, medianas y pequeñas que tienen sed de elevar su juego y entregarse por completo al “performance improvement”. Eugenio comenta: “el foco de nuestro negocio es crear un nuevo ambiente de disciplina operativa que tiene como resultado el incremento en competitividad”, sin importar el giro o industria de sus clientes.
“Existen dos elementos fundamentales en la filosofía de BLS. El primero es que no se limita a entregar un “playbook”, sino que ejecutamos “codo a codo” con los clientes cada proceso e iniciativa generando un impacto sostenible en el tiempo”. El segundo es que predicamos con resultados, porque nuestra experiencia profesional viene del lado de la ejecución, de remangarse la camisa y entregar resultados. En BLS tenemos la confianza y garantía de entregar los resultados comprometidos, y de que se vean reflejados en el Bottom Line (Utilidad Operativa) de nuestros clientes, de allí la razón del nombre de nuestra empresa”.
BLS nació con la convicción de tener presencia en todo el continente, y acorde a su plan, se encuentran ya en ruta con clientes en la Ciudad de México, San Pedro Sula y Lima. BLS trabaja con “la flexibilidad que sus clientes necesitan y que un modelo startup facilita”, comenta Eugenio.
Como ejemplo de nuestra flexibilidad, es acompañar a clientes en sus planes de fusiones o adquisiciones, así como en el proceso posterior; incorporar nuevas metodologías de creación de valor en cualquier punto del supply chain; acompañar con una nueva mentalidad de planeación, presupuesto, metas y monitoreo; incorporar nuevas unidades de negocio o regiones, capacitaciones de negociación e, incluso, estrategias de flujo de caja.
“Nos gusta pensar en BLS como una forma tangible que usa toda la fuerza de la experiencia corporativa como motor de emprendimiento y crecimiento en nuestros países, poniendo un grano de arena al propiciar que nuestras economías puedan empezar a jugar y destacar en los mercados mas competitivos”.