Autoridades Cristina Fernández de Kirchner Presidenta de la Nación Florencio Randazzo Ministro del Interior Luis Eduardo Di Rocco Secretario de Asuntos Políticos y Electorales
Guillermo Justo Chaves
Director del Instituto Nacional de Capacitación Política
Compilaci贸n: Guillermo Justo Chaves Colaboraci贸n: Francisco Lucero - Diego Ronderos Constanza Alonso - Luz Zugarramurdy - Juliana Tomasello
INDICE MIRANDO AL FUTURO. Por Florencio Randazzo.....................................................................................................................pp. 7-8 PROyECTO GENERACIóN BICENTENARIO, UNA MIRADA AL FUTURO DE ARGENTINA. Por Guillermo Justo Chaves ............................................................................................................pp. 9-10 ARGENTINA DEL BICENTENARIO: LOGROs y DEsAFíOs. Por Juan Manuel Abal Medina .....................................................................................................pp. 11-15
1 - ECONOMíA POLíTICA ECONóMICA: BAsEs y EsTRATEGIAs PARA LOs PRóxIMOs AñOs (I). Por Diego Bossio ...........................................................................................................................pp. 19-25 POLíTICA ECONóMICA: BAsEs y EsTRATEGIAs PARA LOs PRóxIMOs AñOs (II). Por Mercedes Marcó del Pont ......................................................................................................pp. 27-31
2 - EDUCACIóN UN MODELO EDUCATIvO PARA EL FUTURO: LOGROs y DEsAFíOs (I). Por Alberto Sileoni ........................................................................................................................pp. 35-39 UN MODELO EDUCATIvO PARA EL FUTURO: LOGROs y DEsAFíOs (II). Por Mario Oporto .........................................................................................................................pp. 41-45 UN MODELO EDUCATIvO PARA EL FUTURO: LOGROs y DEsAFíOs (III). Por Daniel Filmus ..........................................................................................................................pp. 47-52
3 - COMUNICACIóN y MEDIOs COMUNICACIóN, POLíTICA y MEDIOs: NUEvOs EsCENARIO (I). Por Mario Wainfeld.......................................................................................................................pp. 55-61 COMUNICACIóN, POLíTICA y MEDIOs: NUEvOs EsCENARIO (II). Por Luis Lázzaro.............................................................................................................................pp. 63-65 COMUNICACIóN, POLíTICA y MEDIOs: NUEvOs EsCENARIO (III). Por Ricardo Rouvier ......................................................................................................................pp. 67-69
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4 - JUsTICIA y sEGURIDAD JUsTICIA y sEGURIDAD EN ARGENTINA, DEBATEs PENDIENTEs (I). Por León Arslanián ........................................................................................................................pp. 73-80 JUsTICIA y sEGURIDAD EN ARGENTINA, DEBATEs PENDIENTEs (II). Por Eugenio Raúl Zaffaroni............................................................................................................pp. 81-86
5 - INTELECTUALEs LOs INTELECTUALEs y sU ROL EN LA REALIDAD POLíTICA ACTUAL y EN EL FUTURO. Por José Pablo Feinmann ............................................................................................................pp. 89-102
6 - PARLAMENTO AGENDA PARLAMENTARIA DE LOs BICENTENARIOs 2010-2016 (I). Por Agustín Rossi ......................................................................................................................pp. 105-109 AGENDA PARLAMENTARIA DE LOs BICENTENARIOs 2010-2016 (II). Por Carlos Raimundi .................................................................................................................pp. 111-115 AGENDA PARLAMENTARIA DE LOs BICENTENARIOs 2010-2016 (III). Por Silvia Vázquez .....................................................................................................................pp. 117-121
7 - POLíTICA ExTERIOR POLíTICA ExTERIOR ARGENTINA y CONTExTO INTERNACIONAL (I). Por Gustavo Martín Prada.........................................................................................................pp. 125-127 POLíTICA ExTERIOR ARGENTINA y CONTExTO INTERNACIONAL (II). Por Rafael Bielsa .......................................................................................................................pp. 129-133 POLíTICA ExTERIOR ARGENTINA y CONTExTO INTERNACIONAL (III). Por Eduardo Sigal .....................................................................................................................pp. 135-138
8 - FEDERALIsMO GOBIERNOs PROvINCIALEs: UNA MIRADA FEDERAL AL FUTURO DE ARGENTINA (I). Por Gerardo Zamora .................................................................................................................pp. 141-145 GOBIERNOs PROvINCIALEs: UNA MIRADA FEDERAL AL FUTURO DE ARGENTINA (II). Por Juan Manuel Urtubey .........................................................................................................pp. 147-153
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MIRANDO AL FUTURO Por Florencio Randazzo
El tránsito por los bicentenarios 20102016, además de trabajar con esfuerzo y pasión, nos exige pensar nuestra Argentina mirando al futuro. Habiendo tomado conciencia desde dónde venimos y cual es la situación en la que nos encontramos hoy, la proyección al futuro, es decir, hacia donde queremos ir, representa un gran desafío en este complejo contexto del siglo XXI. Estamos convencidos que la Nación se encuentra en un momento en el cual no se puede permitir volver atrás. Creemos firmemente que es tiempo de enfrentar esos grandes retos apuntalando la emergencia de nuevas ideas y nuevos liderazgos, en ámbitos políticos y sociales, en el marco de un proyecto nacional. Tenemos la convicción que se puede, que nos une el amor por nuestra República Argentina y como parte de una generación es indispensable asumir el compromiso de ser protagonistas de la vida política e institucional de nuestra patria. Necesitamos líderes que aporten a un proyecto de país que conso-
lide y garantice la gobernabillidad democrática y rescate nuestros valores de mayo, así como la ética, la solidaridad, el compromiso colectivo y la defensa del interés nacional. Queremos dirigentes que tengan en claro que las decisiones y acciones sobre cosas cotidianas son las que cambian la vida de la comunidad, que gobernar es crear trabajo, que las prioridades son la educación de los hijos, la salud, la vivienda, las jubilaciones, la seguridad ciudadana y el acceso a la justicia, el desarrollo a partir de una economía al servicio de la producción, la inclusión. La presencia del Estado debe ser la garantía para el cumplimiento de estas prioridades, así como el generador de igualdad de oportunidades. Por eso, desde esta compilación de ensayos que titulamos “Una mirada al futuro de Argentina” en el marco del “Proyecto Generación Bicentenario” convocamos en un espacio de participación, de reflexión crítica, a los mas destacados analistas y dirigentes de nuestro país que anhelan una Argentina para todos. Así los grandes temas
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de Estado desde la mirada de los especialistas terminarán de dar forma a ese ideal que nos motiva día tras día a redoblar el esfuerzo. Ese sueño de una Argentina protagonista de la gran patria sudamericana con una educación pública integradora en lo social y generadora de oportunidades para todos, con un sistema de salud eficiente, con políticas activas para crear empleo en todas las ramas de la economía, que a su vez le agregue valor a nuestros productos. Con una juventud que crea en su futuro y en su país, con adultos mayores que
transiten los años de retiro sin sobresaltos, en una Nación en la que nadie se sienta discriminado. Las páginas que siguen a estas breves reflexiones son una guía y referencia de los que podemos lograr si continuamos el camino inciado por aquellos héroes de mayo; próceres, pero a la vez hombres y mujeres de carne y hueso, que lucharon por sus ideas con la convicción de que estaban construyendo una Nación para todos . Esa Argentina justa, insisto, de todos y para todos es el sueño que nos proponemos hacer realidad.
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Proyecto Generación Bicentenario, Una Mirada al futuro de Argentina Por Guillermo Justo Chaves.*
A través del recorrido que hicimos durante estos dos años de gestión, que comenzó el 10 de diciembre de 2007, la vocación del Instituto Nacional de Capacitación Política fué, es y seguirá siendo pensar una Argentina con dirigentes no solamente comprometidos con sus comunidades sino con capacidad para lo que hoy se llama la dirección de gobierno.
junto, fuimos descubriendo muchas cuestiones comunes que tienen que ver, fundamentalmente, con cómo pensamos nuestras provincias, cómo pensamos nuestro país, cómo pensamos nuestra región. De esta manera, nos encontrarnos con un grupo que tenía características propias y así se fue gestando el Proyecto Generación Bicentenario.
Aquellos que forman parte de un grupo, en todas las provincias, con responsabilidades en torno al Estado, ya sea en el ámbito ejecutivo, ya sea en el ámbito legislativo, ya sea como líderes sociales en sus comunidades, saben lo difícil que es, en un escenario tan complejo como es la realidad social actual, conducir con eficacia y eficiencia las distintas organizaciones, los distintos organismos del Estado.
¿Qué es esto de la Generación del Bicentenario? La respuesta no es difícil, es un espacio que tiene su propia impronta desde una perspectiva generacional, etaria. Es un espacio de reflexión, de construcción de ideas y de participación. Pero, fundamentalmente, es un espacio integrado por una generación que tiene muchas cosas en común. Por aquella que algunos denominamos la “generación intermedia”, una generación que tiene un origen y una matriz común.
Desde el INCaP, empezamos con una meta bastante ambiciosa, que fue recorrer todo el país. Trabajamos de manera presencial en veintiuna provincias y, a través de nuestro sistema de educación a distancia, pudimos llegar a las veinticuatro. Así, pudimos acercarnos y observar las demandas de la gente y de los dirigentes a lo largo del país. A partir de la reflexión, del trabajo con-
La Generación del Bicentenario es hija de la democracia. Creció, se educó y se formó en democracia. Ha sido testigo del llamado “salto tecnológico”, observó cómo fue cambiando el mundo. Cada generación es hija de una época, y como no podía ser de otra manera, ésta generación tiene una matriz cultural pro-
* Director del Instituto Nacional de Capacitación Política. Magíster en Ciencias Políticas. Abogado. Profesor Adjunto de Derecho Político, Universidad Nacional de La Plata.
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pia y una identidad, que precisa ser reafirmada. Cuando digo que es preciso afirmarla no es en un sentido discriminatorio sino en términos de qué aporte se puede realizar desde un espacio de estas características. No se trata de la lógica maniquea o binaria de unos u otros, sino, fundamentalmente, se trata de saber cómo muchos hombres y mujeres de toda la República Argentina podemos coincidir en nuestras ideas, las podemos plasmar, expresar y llevar adelante. Cuando pienso en que estamos hablando del futuro, también debemos hacer una mención importante. Debemos remarcar que cuando pensamos en el futuro, tenemos que saber que para que haya futuro, tiene que haber presente y tiene que haber pasado. Los últimos siete años de la República Argentina han hecho que podamos tener un presente, porque hace siete años no sabíamos si el Estado argentino seguía existiendo, si seguíamos existiendo como comunidad, como sociedad. Así también fuimos reconstruyendo poco a poco el pasado, porque a ese pasado le faltaba algo fundamental que era la verdad y la justicia. Eso también hay que remarcarlo porque nosotros siempre decimos que gobernar es crear trabajo pero, hoy también tenemos que saber, que gobernar es crear futuro. Hoy estamos trabajando para eso, para el futuro, por eso, tenemos que pensar en este espacio como un espacio de lucha por las convicciones y no como un espacio de conveniencia; un espacio de oportunidad
y no de oportunismo; un espacio de grandes retos para asumir protagonismos que hoy la sociedad está reclamando. Y cuando pensamos cómo tenemos que trabajar, lo hacemos con el corazón, que es lo que nos moviliza, lo hacemos con el sentimiento, lo hacemos con esta búsqueda del sentido de la vida que creo que todos tenemos al volcarnos por la vocación por lo público. Pero también a eso le tenemos que agregar la capacidad técnico - política para llevar adelante todos los desafíos que el futuro nos va deparando. Por todo esto, tenemos que dar una lucha, una lucha por las ideas, una lucha por tener un Estado más capaz para resolver los problemas cotidianos de los ciudadanos que es, en realidad, la finalidad última y lo más importante. Y, también, saber que esto lo debemos hacer sin desistir de ninguna manera. Macedonio Fernández, un referente del pensamiento nacional, decía que debíamos emanciparnos de los imposibles. Eso es, ni más ni menos, lograr lo que es posible a través de la búsqueda continua y repetida de lo imposible. Finalmente, termino diciendo que nuestro trabajo continúa; la Causa Nacional, que es la causa de todos, perdura; la esperanza está viva, más que nunca y, con esto, nuestros sueños nunca mueren.
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Argentina del Bicentenario: Logros y desafíos. Por Juan Manuel Abal Medina*
En primer lugar, quiero expresar mi agradecimiento por la invitación al Director del INCaP, Guillermo Chaves y al señor Ministro del Interior, Florencio Randazzo. Todas las actividades que tienen que ver con el pensamiento, la reflexión, la construcción de nuevos espacios de construcción militantes, son centrales para la nueva etapa que estamos viviendo. Porque esta nueva etapa, que muchas veces no terminamos de poder comprender del todo, significa sintéticamente el final de una manera de pensar, entender y hacer política que se había instaurado en Argentina en los últimos tiempos. Desde hace 6 años y medio estamos abriendo un nuevo camino que tiene que ver con dejar atrás ese viejo modelo y atrevernos a construir lo nuevo. Un construir lo nuevo que, obviamente, no tenemos muy claro lo que significa, porque como siempre ocurre y como decía el filósofo de Jena (Hegel), “el Búho de Minerva levanta su vuelo en el ocaso”, y uno va viendo realmente lo que ocurrió cuando el tiempo nos permite pasar. Pero lo que sí podemos ver, y que tenemos muy en claro, es que esta transfor* Secretario de Gestión Pública – Jefatura de Gabinete de Ministros
mación que protagonizamos todos nosotros, con el liderazgo de Néstor y Cristina Fernández de Kirchner significó, centralmente, volver a poner a la política en el espacio que siempre debió haber ocupado, volver a ubicar a la política en el terreno por la pelea por los sueños, en el terreno de la transformación de la realidad, en el terreno de la lucha por los ideales. Y esta transformación es central, porque de alguna manera, como decía antes, pone fin a una etapa en la cual se nos había convencido en la Argentina, pero en buena medida también en gran parte del mundo, de que la política ya no servía para eso, de que la política era simplemente el terreno de la administración de lo existente y que, simplemente, se trataba de coordinar con los factores de poder determinados modelos de convivencia pacífica. Ese modelo, que yo defino como el modelo del “imposibilismo”, de alguna manera, es hijo de la derrota. Es hijo de la derrota de los sueños colectivos de los setenta, es hijo de la derrota de todos aquellos que pelearon y creyeron que podían, en alguna manera, alcanzar el cielo con las manos, construir esas grandes utopías y es también hijo del proceso y de la dictadura militar. ¿Por qué? Por-
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que básicamente ese modelo representó en lo concreto la idea de que la política no podía transformar la realidad, de que la política no podía y no debía transformar la realidad. Había enormes restricciones respecto de lo político. El cambio del modelo mundial, las transformaciones que entendemos como la globalización, la crisis de la deuda allá por los ’80, quiere decir que había un conjunto de transformaciones que le ponían límites a lo político. Pero de alguna manera, la clase política argentina, y acá digo la verdad, fueron prácticamente todos, entendieron que su tarea no era pelear por ampliar esos límites sino simplemente aceptarlos y resignarse a convivir con una política cada vez más estrecha que iba dejando de lado las grandes transformaciones populares. Esa frase famosa de Alfonsín cuando dice “No quise, No pude o No supe”, de alguna manera expresa la incapacidad de un político que todavía intentaba transformar esta realidad. Lo que vino después lo sabemos. Ya no hubo intentos, simplemente todo consistió en gerenciar con los factores de poder y negarse explícitamente a transformar esa realidad. Y por eso, a los problemas que la realidad presentaba todo el tiempo, a los problemas que nuestra realidad presentaba, la respuesta fue: No se puede, no se puede y no se hace nada. Así por ejemplo, como me gusta recordar, si en aquellos años había un problema real con las empresas públicas, porque digámoslo, las empresas públicas terminaron la dictadura absolutamente desfinanciadas, con un conjunto de pro-
blemas, la respuesta de la política del Estado, lejos de decir: “bueno, cómo hacemos para transformarlas, como hacemos para arreglarlas”, la respuesta fue: “las privatizamos, las dejamos de lado”. Si había un problema serio con la salud y la educación, el Estado, la política, lejos de pensar, de discutir cómo mejoramos la salud y la educación, la respuesta fue: “la descentralizamos, la desregulamos”. Así, una a una, las principales políticas que se implementaron en la Argentina en los años que van del 83 al 2003 no fueron otra cosa que su propia negación frente a los factores de poder que planteaban límites. La decisión fue correrse. Ejemplo obvio: era muy complicado juzgar a los responsables del genocidio, sin ninguna duda, había problemas reales y objetivos para hacerlo. Se intentó, al principio, probar. Después, rápidamente, ¿cuál fue la cuestión? Punto Final, Obediencia Debida, indultos. Así, una a una, las principales decisiones de esos años no fueron otra cosa que la negación de la política y, al negar la política, se niega al Estado su propia capacidad de acción. ¿Y esto a qué condujo? Condujo a lo que sabemos todos, a un Estado impotente, incapaz de transformar la realidad, que era visto por los ciudadanos, por la ciudadanía, como un lugar que simplemente servía para mejorar la vida de los que estaban ahí. Porque se habían dejado de lado los sueños, las utopías, las construcciones y esas decisiones llevaron a lo que todos conocemos: un Estado que en el 2001 se derrumbó; un Estado que prácticamente desapareció; un Estado en el cual circulaban 16 cuasimonedas en el territorio ar-
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gentino; un país en el cual los empleados públicos cobraban, cuando lo hacían, en esas cuasimonedas; un país en el cual algunas provincias querían irse de la Argentina. Millones de desocupados, jubilados que no cobraban nada y habían tenido la vergonzosa reducción de sus haberes. Es decir, el Estado argentino, prácticamente había desaparecido. Ahí es cuando empieza esta historia, ahí es cuando empieza este modelo del que estamos hablando ahora. ¿Por qué? Porque hubo un proyecto político que entendió que había que recuperar la capacidad de la política de transformar la realidad. Obviamente, los límites objetivos eran los mismos. No había más o menos globalización en 2003 que en el ’98. No había más o menos crisis del Estado de Bienestar en el 2005 que en el ’92. Los límites del mundo eran los mismos. Lo que cambió fue la decisión política de un proyecto que encabezó, en ese momento, Néstor Kirchner que dijo que la política debía volver a trabajar para transformar esa realidad y no simplemente para aceptar esas consecuencias. Ese contexto, esa definición política, que algunos errónea o intencionadamente entendieron como voluntarista, como enojada, como crispada, como que se quiere pelear con todo el mundo, no era otra cosa que recuperar el estilo en el cual la política definiese qué volvería a ocupar el centro de la realidad y, desde ese centro de la realidad, volver a hacer la tarea que siempre se tuvo que hacer, que es transformar el país a favor de las grandes mayorías populares.
Y así, con mucha decisión, con mucho coraje, del año 2003 a hoy, venimos transformando esas cuestiones y la clave de esta cuestión fue discutir ese concepto del “imposibilismo”, discutir el concepto del imposible, del “no se puede” o “no hay capacidad de hacerlo”. Obviamente que es difícil, pero si uno tiene la decisión, tiene la voluntad y tiene el coraje, se puede. Y así, por ejemplo, muchas de esas empresas públicas, que habíamos privatizado, es decir, regalado, fueron recuperadas por el Estado y hoy son un modelo de eficiencia y comportamiento para todos. Aysa, el Correo, Aerolíneas, etc. están demostrando que un Estado puede y es capaz de administrar bien. Y así, de la misma manera, aquellos que seguían diciendo que no se podía juzgar, que era imposible volver atrás, a los responsables del genocidio del Estado porque el mundo no les permitía hacerlo, hoy las dos leyes fueron derogadas, el indulto fue derogado y los responsables del terrorismo de estado están recorriendo hoy los tribunales. Se nos decía que era imposible pensar una quita con la deuda externa, que la deuda externa era así y que a lo sumo se podían discutir los matices, pero que era imposible hacerlo. Con la decisión y el coraje, alguien definió hacerlo y todo un pueblo lo hizo y tuvimos el recorte de la deuda externa más grande que hubo en la historia argentina, en la historia del mundo, del 75%. Una a una, estas decisiones de la política fueron recuperando su capacidad de acción y la fueron recuperando con deci-
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sión y coraje. Y así seguimos, seguimos para adelante, recuperando el Estado, recuperando las capacidades técnicas, políticas, administrativas, y fuimos siendo capaces de avanzar y profundizar este camino. Pero obviamente, y todos lo sabemos, cuando uno avanza con lo de discutir con los factores del poder, cuando uno avanza en dirección a discutir con los núcleos concentrados del poder social, la discusión es muy difícil. Y se hace más difícil cuando estos sectores, una vez que se han recuperado de ese gran golpe que fue el 2001-2002, empiezan cada vez a querer achicar más la cancha. Y creo que ahí vimos, a partir del año 2007, la clave de esta cuestión. Porque frente a esa recuperación justa de poder se habían opuesto pero, de alguna manera habían hasta tolerado el accionar de un Estado más fuerte, más grande. En el año 2007 dijeron “bueno, ya está”, y nos dijeron con mucha claridad en la campaña, no se si se acuerdan de los pensadores que decían, “bueno ha llegado el momento de la moderación, ha llegado el momento de la prolijidad, de la calidad institucional”, entendida como ellos la entiendan. ¿Por qué? Porque nos decían, “bueno, ya está, ahora vuélvanse normales”, y de repente subió Cristina y demostró que no iba a ser normal, que iba a seguir profundizando ese proceso de transformación y de cambio desde el primer día de gobierno. Porque cuando se habla de moderación, de calidad, en algunos sectores, lo que se quiere ocultar es que la política tiene que ver con los conflictos de distribución del poder social.
Ese consenso del que se habla como si fuera una palabra santa, no es otra cosa que la negación del conflicto que en realidad significa simplemente que tienen que gobernar los intereses de los más poderosos. No es otra cosa, la política es conflicto y obviamente que también es consenso, pero es consenso sobre los intereses de todos, no sobre los intereses de algunos. Consensuar es sobre la gran mayoría de los intereses populares y no sobre lo sectores del poder concentrado. Y por eso es que desde el año 2007 en adelante, venimos sufriendo permanentemente el acoso de los factores de poder, porque no pueden tolerar que lo haga una mujer (porque somos una sociedad terriblemente machista) y que pueda profundizar ese proceso y hacerlo de la manera en que lo estamos haciendo, es decir, con fuerza, con voluntad y con ganas de transformación. Y así tuvimos en el 2007 esa pelea salvaje de algún sector que se había enriquecido enormemente con nuestras políticas y dijo “No, no va más, esto es nuestro y queremos tenerlo nosotros y es nuestro país y es nuestra plata”. Escuchamos discursos en el 2007 que nos daban vergüenza ajena, en los que algunos hablaban que la plata debería volver a cada uno, y en los que algún supuesto dirigente llegó a decir que la economía esta muy bien porque si él ganaba más podría contratar a dos albañiles para le hicieran su casa, y ahora por culpa del gobierno no puede contratar a dos albañiles. Yo me acordaba en una solicitada de la Sociedad Rural, cuando se aprobó el estatuto del peón de campo en que decía que justamente si se aprobaba el
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estatuto del peón de campo no iban a poder contratar a tantas mucamas en sus casas. Ese no es el modelo de país que queremos los peronistas. Ese modelo de país no lo queremos los argentinos. Queremos un país integrado, justo y solidario. No nos gustan los conflictos pero son parte necesaria de la política. Nos gusta resolverlos a favor de los que menos tienen. Y es así como avanzamos, aguantamos los golpes y seguimos avanzando. Y tuvimos, nada más y nada menos, que la enorme decisión y coraje cuando en las últimas Elecciones Nacionales no nos fue demasiado bien, en ese momento contra todos los manuales, contra lo que muchos profetas nos decían, y muchos compañeros nos decían “paremos un poquito, frenemos”, ahí la Presidenta tuvo la enorme osadía política de decir al contrario, “vamos por más”.
Tuvimos la inteligencia política a partir de una decisión histórica de recuperar los fondos previsionales, las AFJP una de las vergüenzas de los ´90, que nos permitió con nuestra idea utilizar estos fondos para el beneficios de todos. Las AFJP y Aerolíneas, por ejemplo, y ahora lo estamos viendo. Atreverse en Argentina a pelear y aprobar la Ley de Servicios Audiovisuales demuestra un compromiso profundo con un modelo de transformación y de cambio. Porque justamente no venimos a la política simplemente para ocupar lugares. Ninguno de nosotros cree que esta es una carrera para ver quien queda en mejor cargo que el otro. Venimos a transformar la realidad, a hacer reales nuestros sueños, a hacer posibles los imposibles, a seguir peleando por una Argentina más justa, más grande, más libre y más igualitaria.
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EconomĂa
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Política Económica: Bases y estrategias para los próximos años (I). Por Diego Bossio *
El ANSeS es uno de los organismos de avanzada del Estado, toma decisiones de inversión, toma decisiones de pago de jubilaciones, de asignaciones familiares; toma decisiones tendientes al desarrollo. Entonces me parece relatar que es el ANSeS, de que se ocupa, cómo está el sistema de seguridad social argentino. Me parece que ha habido una gran transformación en este sentido y, finalmente quiero hacer algunas reflexiones de cómo vemos el escenario mundial, cómo vemos la economía argentina y qué perspectivas hay hacia futuro, y qué responsabilidad como generación, como proyecto político, tenemos de acá en adelante. Yo estoy convencido y creo que una de las grandes transformaciones que hizo la Argentina en los últimos años es reconvertir el sistema de seguridad social, reconvertir el sistema de previsión que sostiene no sólo a los jubilados sino también a los trabajadores activos y a los trabajadores formales en la Argentina. Esta decisión implicaba que teníamos que ir al conflicto. Es decir, teníamos que tomar una decisión en donde romper con un status quo significaba tomar una posición y un modelo y herramientas totalmente diferentes a las que existían y las que teníamos. * Director Ejecutivo de ANSES.
Pero detrás de esta decisión hay un componente valorativo, que como generación tenemos que rescatar, y es que en los ’90 existía un sistema jubilatorio y previsional en donde la característica central, el valor o el disvalor, era el individualismo. ¿Por qué? Porque funcionaba en torno a que quien tenía un trabajo formal aportaba y en el momento de jubilarse iba a recibir conforme a su aporte. Pero en un contexto en donde el 50% o el 40% de la población estaba excluida o no tenía un trabajo formal, significaba profundizar la desigualdad, significaba profundizar las diferencias, significaba profundizar los conflictos sociales en la Argentina. Eso era el modelo que se había adoptado en la década de los ’90 y que tenía como disvalor el individualismo. Se pasó a otro modelo en donde el valor central es la solidaridad y esto, como generación, creo que lo tenemos que rescatar. ¿Por qué digo la solidaridad? Porque el sistema previsional argentino, el sistema de seguridad social argentino, se financia en gran parte con el aporte y las contribuciones de los trabajadores formales de la Argentina. El 54% de los recursos que recibe el ANSeS son de aportes y contribuciones de los trabajadores. ¿Que qué
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financian los jóvenes trabajadores? Financian a los abuelos, jubilados, a los viejos. Financian a quienes en un momento de la vida, después de haber trabajado y construido y de haber aportado mucho al país, necesitan tener el espacio y la posibilidad de darle a los jóvenes la posibilidad de que empiecen a trabajar. En el año 2003 y hasta el 2005, el sistema jubilatorio argentino tenía en torno entre 3 millones 200 mil y 3 millones 500 mil jubilados. Esto representaba que, justamente en ese modelo de exclusión, el 50% de los jubilados o personas que estaban en condiciones de jubilarse, no recibían ningún tipo de jubilación. ¿Por qué? Porque habían estado desempleados, porque no estaban en un trabajo formal, porque no habían hecho los aportes como correspondía. Hubo una clara política de inclusión de los adultos mayores en la Argentina y por esa clara política, con una ley del Congreso impulsada por en su momento el Presidente Kirchner, se incorporaron al sector del sistema jubilatorio argentino 2 millones 121 mil nuevos jubilados. Eso es una política en donde estamos priorizando, tomando una decisión de priorizar a los que menos tienen, a los que estaban excluidos y en donde profundiza este criterio que, como generación, tenemos que rescatar que es la solidaridad. Es decir, hoy en la Argentina el 90% de las personas que están en condiciones de jubilarse están jubiladas y esto no es un dato menor, esto es un esfuerzo de todos los argentinos, pero también es una visión clara y de voluntad política de tener un modelo con características inclusivas.
¿Qué más les puedo decir del sistema jubilatorio? Las dos grandes transformaciones que creo que hay que rescatar. Primero, que hay una movilidad jubilatoria. Hoy, dos veces al año, en Marzo y en Septiembre de cada año hay aumentos jubilatorios automáticos con un índice preciso, claro. No responde a ningún criterio discrecional, responde a una política en donde todos los años los jubilados tienen un criterio equitativo, claro y transparente de aumento jubilatorio. Y esto también es un avance, cuando durante los `90 y hasta el año 2001, incluso en el año 2001 hubo una caída, una reducción del haber jubilatorio del 13%. Hoy los jubilados cuentan con una ley que sostiene que bajo ningún punto de vista se pueden bajar las jubilaciones en la Argentina. Hubo 17 aumentos consecutivos, la mínima aumentó un 451% y la jubilación media, el haber medio jubilatorio aumentó un 252% en la Argentina desde el 2003 a la fecha. Esto también habla a las claras de una política de profundización, de inclusión y de privilegiar a quienes más lo necesitan. El otro punto. Recientemente se tomó una de las medidas más trascendentales. El sistema jubilatorio argentino incluyó a los jubilados, ahora tenemos que incluir a los niños. Entonces, la presidenta tomó una decisión, creo que trascendental, que es de incluir a través de la asignación básica para la protección social a los niños en la Argentina que más lo necesitan. ¿Por qué? Porque la discusión era, si era universal o con si los recursos del estado priorizábamos los que más lo necesitaban, y la presidenta fue clara en este concepto. Hay niños en la Argentina que necesitan
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tener un mínimo de protección social. A esos niños nosotros apuntamos. Casi 3 millones de niños en la Argentina van a recibir 180 pesos por mes, y eso es un avance significativo que va a generar una reducción de la pobreza y esto lo han dicho no solo los estudios que hicimos desde el ANSeS, sino también los estudios privados. Una reducción significativa del nivel de pobreza y casi anular la indigencia en la Argentina. Es un piso de protección social, es un piso que da la oportunidad a millones de argentinos y sobre todo en el norte del país, donde creemos que la tasa de cobertura va a ser del orden del 50% de los niños, es un piso que permite que las familias cuenten con un ingreso permanente, seguro, de manera consistente que les va a permitir consumir, que les va a permitir acercarse cada vez más a cubrir necesidades básicas que establecen nuestra Constitución. Esto es un avance y se logra producto de un Estado que tiene fortaleza y tiene capacidad de acción. Se discutía por qué se financia esto desde ANSeS. Ustedes saben que ya financiábamos asignaciones familiares, la ANSeS no sólo financia a los jubilados, también financia a los trabajadores a través de las asignaciones universales. Recientemente la presidenta dijo, hay 10 millones 200 mil niños en la Argentina que reciben algún tipo de cobertura, 4 millones y medio de niños reciben asignaciones familiares porque sus padres son trabajadores formales, un millón 500 mil niños en la Argentina reciben asignaciones familiares porque sus padres son trabajadores municipales o provinciales, y el Estado provincial. Veo
muchas caras de funcionarios provinciales acá, con algunos he compartido algún gabinete o reuniones en algunos foros, financian asignaciones universales. Los jubilados, 500 mil niños, cuyos padres son jubilados, reciben asignaciones familiares y 3 millones de nuevos niños que van a recibir a partir del 1 de Diciembre. Es decir, ya en la Argentina hay 10 millones 200 mil niños que tienen un estándar mínimo o un nivel mínimo de protección social y eso es un avance muy fuerte que nos va a permitir poder reducir la conflictividad social pero además paliar la pobreza, sabiendo que no es la solución definitiva, sabiendo que la solución definitiva es seguir apostando al desarrollo, seguir apostando a la industrialización, seguir apostando al empleo, seguir apostando a transformar la estructura productiva de la Argentina. Y acá me parece que también el ANSeS tiene un cuento, algo para contar y relatar. Desde la transformación del sistema de seguridad social argentino, lo que hemos recuperado, el Estado argentino ha recuperado gran parte de los fondos, o los fondos que administraban las AFJP. Hoy, ese fondo que hace exactamente un año recuperamos, el 5 de Diciembre de 2008, se traspasó al Estado. Ese fondo tenía un valor de 98 mil millones de pesos. Hoy ese fondo está en el orden de los 140 mil millones de pesos. Todo ese incremento fue acompañado producto del aumento en los precios de los activos, producto de la economía que viene mejorándose día a día en estos últimos meses, sobre todo en el último par de meses. Lo que denominamos en economía, fue un efecto precio, no
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hubo incrementos de capitales stock. Pero, acá es importante destacar, que ese stock de recursos, con que cuenta el sistema de seguridad social argentino y el Estado argentino, tiene como criterio profundizar el desarrollo económico, profundizar un modelo productivo tendiente a que haya mayor industrialización, a que haya mayor empleo, que ese empleo sea formal y que de alguna manera se profundice y se multiplique la capacidad productiva de la Argentina. ¿Qué quiero decir con esto? Muchas veces la discusión en este caso también es ideológica porque muchos reclaman que esos fondos tienen que maximizar las ganancias, maximizar el interés y nosotros decimos que la única manera de sostener un sistema de seguridad social en la Argentina, fuerte y consistente, y la única
manera de sacar de la pobreza a muchos, a millones de argentinos, es apostando al desarrollo y al trabajo y al empleo formal. Estos fondos están orientados en ese sentido, por eso hemos multiplicado por 8 los fondos invertidos en infraestructura, en energía, en desarrollo industrial. Tenemos actividades coordinadas con el Banco Nación y con los diferentes estamentos del Estado para apuntalar al desarrollo y el crecimiento de las empresas. Eso hace sostenible el sistema de seguridad social argentino, el único elemento que hace que podamos proteger las jubilaciones, podamos ser consistentes en el tiempo en las asignaciones familiares y que haya trabajo en blanco, trabajo formal, porque ayuda a salir de la pobreza, porque genera mayores aportes a las contribuciones al sistema previsional argentino, porque genera mayores impuestos para el Estado
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tener herramientas para seguir subsidiando determinados sectores de la producción o apuntalando políticas de desarrollo y porque, de alguna manera, genera el trabajo digno que es lo que dignifica y permite que los argentinos podamos tener una visión y una mejor calidad de vida. Eso es un poco el relato del sistema de Seguridad Social. ¿Qué rescato? Como generación me parece importante tomar nota que nuestros fondos y nuestros recursos y las herramientas que hoy tiene el Estado, permiten que podamos, coordinadamente con otros organismos del Estado, tener una política de desarrollo, tener una política de financiar empresas argentinas, tener una política de financiar la inversión pública, tener una política para profundizar el desarrollo y mejorar la capacidad del empleo en la Argentina. ¿Cómo vemos a la Argentina hoy? Tres cosas que me parecen centrales y un poco en perspectiva hacia el futuro. El punto de partida es como está la economía argentina. Algunas cuestiones estructurales positivas que creo que hay que rescatar en cuanto a la Argentina y algún escenario internacional en la próxima década que me parece importante destacar. Primero, la Argentina acumuló seis años de crecimiento consecutivo que no fue fruto de la casualidad, fue producto de una fuerte voluntad política, un claro sentido de planificación y una fuerte orientación hacia la industrialización de la Argentina. Este año fue un año duro por una crisis y un shock externo transitorio muy duro que en la Argentina natural-
mente nos afectó, sobre todo en lo que tiene que ver con el comercio exterior. Se han acumulado reservas internacionales en el orden de 50 mil millones de dólares, 47 mil millones de dólares para ser concreto y reservas internacionales genuinas. Las familias en el mundo han crecido en los últimos años producto del endeudamiento. Eso no ocurre en la Argentina, las familias argentinas no están endeudadas. El sistema financiero que en el mundo se destrozó, en la Argentina tenemos liquidez, cosa que no ocurre en otros países del mundo. Todo lo contrario, el Estado tuvo que salir a capitalizar los bancos que estaban al borde de la quiebra. La deuda con respecto al PBI es históricamente baja, gracias a un proceso, una decisión, la de refinanciar la deuda, de reducir y hacer una quita significativa y comenzar un proceso de desendeudamiento. Cuando uno ve en la Argentina en torno a los términos históricos y una perspectiva un poco más amplia, es inédito que en la Argentina haya siete años seguidos de superávit fiscal, eso es prudencia y eso es criterio, y eso es fortaleza del Estado. Siete años consecutivos de superávit fiscal que permitieron un nivel de desendeudamiento tal que, hoy, la deuda neta, deuda que tienen los organismos públicos nacionales, ya sea el Banco Nación, el ANSeS, el Banco Central y otros organismos públicos nacionales, en términos del PBI es menor al 25%. Cuando asumió el gobierno, la deuda neta, la deuda argentina era del 180% del PBI, casi duplicaba nuestro PBI. En lo que respecta al tipo de cambio, hubo
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una política decidida. El tipo de cambio jugó un rol central en términos de composición de la estructura productiva argentina, en favor de la competitividad y en favor de los sectores industriales. La Argentina, en ese sentido, dio un tipo de cambio que le permite administrarlo, fortalecerlo y tomar decisiones. Es decir, se han incorporado 4 millones de nuevos empleos en Argentina, se han incorporado 2 millones de nuevos jubilados, hay un plan de inclusión de niños, hay un plan en términos productivos que ha permitido que muchas PyMES y muchas empresas medianas en la Argentina hayan crecido e incorporado capital y tengan capacidad exportadora. Yo recuerdo cuando en el 2001 exportábamos 25 mil millones de dólares y el desafío era exportar 70 mil millones de dólares. Hoy, tenemos capacidad para exportar más y el año pasado exportamos 70 mil millones de dólares. Es decir, el punto de partida es una Argentina fortalecida desde el punto de vista económico, no producto de la casualidad, producto de una firme vocación política y un plan diseñado a favor de determinado modelo productivo en la Argentina. Hay herramientas desde el Estado para apuntalar el desarrollo. La obra pública va a representar 15 puntos del PBI, esto es significativo y es la posibilidad de tener un Estado con capacidad de reacción y capacidad para involucrarse en algo necesario que es apuntalar el desarrollo. Es decir, el punto de partida es un punto de partida que se ha construido con criterio, con planificación y con mucha visión de futuro. A eso ¿qué le agregamos? Y desde mi
perspectiva, una Argentina en la cual nosotros como generación y los argentinos tenemos que empezar a creer. Hemos financiado proyectos como el IMBAP. Argentina es uno de los pocos países en el mundo que tiene capacidad de generar un reactor nuclear y lo vende a Holanda o Australia, es uno de los pocos países del mundo, con la decisión en su momento de la CONEAU de creación de Perón y que hoy se restableció y se fortaleció, de tener una política en materia nuclear en la Argentina. Somos de los pocos países del mundo que tenemos capacidad para generar satélites y poner satélites en la órbita. Somos el único país de América Latina que tenemos cinco premios Nobeles, tres en Ciencia. Tenemos una Universidad Pública gratuita, profesionales de primer nivel en el mundo y destacados están en Argentina. Tenemos deportistas y músicos que se destacan en cualquier lugar del mundo. Es decir, tenemos que creer en el talento argentino, tenemos que creer en nuestras capacidades. A esto le sumo un tercer factor que creo que nos da un horizonte, una perspectiva y una esperanza que, si seguimos en esta línea y bajo estos criterios políticos, con esta vocación política tenemos un futuro muy favorable para la Argentina. Creo que los países centrales están en una crisis, creo que siguen teniendo liderazgo político y militar pero estoy convencido también que los países emergentes, China, India, Rusia, Brasil, los países asiáticos, van a liderar el proceso de crecimiento en el mundo. Japón y Corea, desde 1960 hasta la actualidad multiplicaron por siete su ingreso
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per cápita. China en el año 2050 representará el 25% del producto bruto mundial, hace 15 años representaba el 2%. Hoy representa el 12%. En el año 2050 va a representar el 25% del PBI mundial, lo que hoy significa EE.UU. en el PBI del mundo. Es decir, el proceso de crecimiento de los próximos 20 años en el mundo va a estar liderado por estos países y cuando uno mira la composición de estos países en términos de comercio exterior justamente lo que demandan son muchos de los productos en donde Argentina tiene liderazgo, en donde Argentina tiene el desafío y la necesidad de seguir agregando valor. Somos los primeros exportadores de miel, los terceros en soja, los primeros en limones, los segundos en jugo de uva. Es decir, nosotros necesitamos ir en un proceso de industrialización y en eso China también es una oportunidad. En Australia, cada mil habitantes hay 600 autos, en China no llega a 25 autos. Ahí hay un claro desafío para la industria automotriz argentina que, dicho sea de paso, hay dos países en América Latina que tienen industria automotriz, Brasil y Argentina . ¿Qué quiero decir con esto? Parece que hay una gran oportunidad. ¿Por qué? Porque el escenario internacional, y tal como
se está configurando el mundo, nos presenta una oportunidad que no podemos dejar de mirar, porque creemos en el talento y creemos en los argentinos y porque la Argentina tiene un punto de partida muy significativamente mejor que lo que teníamos en el 2001. No fruto de la casualidad, producto de políticas claras y un modelo productivo. En ese sentido creo que como generación, como responsables de diferentes áreas, como funcionarios, como políticos y como un espacio de encuentro y con un proyecto político, tenemos una gran responsabilidad, una gran responsabilidad de militancia, una gran responsabilidad de gestión y una gran responsabilidad de seguir defendiendo un modelo que es la única clave para seguir incluyendo, para seguir creciendo y mejorando la calidad de vida, sobre todo de los que menos tienen, es seguir apostando al desarrollo. En eso tenemos que concentrar nuestro esfuerzo, tenemos que aprender de las lecciones que nos dejaron estos últimos siete años y tenemos que ser rigurosos profesionales, capaces y sobre todo con mucha mística para seguir transformando la Argentina.
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Política Económica: Bases y estrategias para los próximos años (II). Por Mercedes Marcó del Pont *
La Argentina está en condiciones de enfrentar lo que aparece como un proceso de inflexión de la crisis mundial y una lenta recomposición al crecimiento de la economía mundial. Sin haber destruido la capacidad productiva y sin haber destruido empleo. Y esto no es casual, no es producto de lo que nos quieren hacer creer. Todo no es producto de que la soja creció mucho, el viento de cola o que la crisis no nos impactó porque la Argentina no estaba muy endeudada con el resto del mundo. En realidad, la diferencia cualitativa estructural de la Argentina parada frente a esta crisis es que, efectivamente, a partir de la implosión de la convertibilidad en el año 2001/2002 lo que cambia es el patrón de acumulación y de distribución de la riqueza en la Argentina. Lo que cambia es la lógica de la acumulación, lo que se modifica después de 3 décadas, desde mediados de los ´70 hasta el 2001, es un proceso de acumulación en donde el mejor negocio del capital deja de ser la especulación del sector financiero y vuelve a ser la producción. Entonces aquí yo quiero hacer una sal* Presidenta del Banco Central de la República Argentina.
vedad. Ese cambio en el patrón de acumulación no fue la inercia en la salida de la convertibilidad, no era lo que indicaba el cambio de precios relativos que se producía. A lo que conducía esa inercia es a construir un país chiquito que esté en condiciones de importar de todo el resto del mundo a partir de salarios bajísimos. Existió en ese entonces un claro planteo de que era muy fácil avanzar hacia la dolarización. Hay que recordar esa etapa. Y fue una decisión explícita del Gobierno Nacional, en ese momento, de plantearse otro modelo, un esquema en donde el mejor negocio para el capital y la mejor rentabilidad, tenía que venir de la producción, de la economía real, de la generación de empleo. No cualquier crecimiento, un crecimiento fundamentado en el mercado interno. Y el mercado interno no se crea de la nada, se recrea a partir de decisiones explícitas que suponen recomponer la condición salarial en la Argentina, que suponen no solamente hacer todos los esfuerzos para generar empleo y empleo de calidad, sino mejorar sistemáticamente la remuneración del trabajo.
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El mercado en el año 2003/2004, la inercia del mercado, no llevaba a que el salario real aumentara. Había un ejército de desocupados; llevaba a una pulsión hacia crecer a partir de mano de obra barata. Fue por una intervención directa del Estado, a través del Ministerio de Trabajo, con los salarios mínimos, con las sumas fijas, la que forzó en esa primera etapa a la recomposición del salario. Creo que esto lo tenemos que tener muy en cuenta de cara hacia el futuro. El Gobierno Nacional volvió a reivindicar el rol histórico que tiene la inversión pública. La inversión pública había desaparecido de los presupuestos de la Nación. Se reivindica nuevamente el rol de la inversión pública como movilizador de riqueza hacia el interior de todo el territorio nacional y, además, como generador de economías externas, de atractivos para promover la inversión privada. Se plantean entonces políticas que suponen además, entre otras cosas, una concepción de la integración regional y de pensar un mercado interno ampliado, el MERCOSUR, pero sin que Argentina resignara su vocación de constituirse en un país industrial; de alterar lo que había sido esa perversa relación desde que se constituyó el MERCOSUR en los ´80, donde la Argentina era abastecedor de materias primas e importador de bienes industriales del Brasil. Hubo toda una consistencia macroeco-
nómica y de políticas que, a veces a mi me preocupa cuando desde la ortodoxia nos dicen, bueno, que el plan fue suerte. No. Fue planificación, fue consistencia, fueron decisiones estratégicas. La decisión estratégica de que el tipo de cambio fuera uno de los pivotes a partir del cual se promoviera este proceso de industrialización y de reactivación del entramado Pyme de la Argentina. El crecimiento económico, del empleo e inversiones de los últimos años vino de las Pymes. Y sabemos que las Pymes son viables si tienen un mercado sustentable y consistente en el cual apoyarse. Entonces, la conclusión es en realidad que la crisis nos pasó medianamente de costado, no por lo que nos quieren hacer creer, sino porque nos planteamos un modelo de acumulación consistente y fundamentalmente sustentando en nuestro mercado interno. Y ese es el principal activo que uno tiene que seguir manteniendo e ir profundizando hacia adelante. ¿Por qué pongo énfasis en esto? Porque el mundo se derrumbó y aparentemente las economías centrales están recuperándose, pero tampoco hay que hacerse demasiadas ilusiones acerca de lo que va a pasar con la economía mundial. Puede ser una recuperación inestable. Hay una enorme pulsión nuevamente de los mercados financieros a recrear eventuales burbujas especulativas. Y hay una enorme pulsión por parte de las economías centrales a salir rápidamente de estas políticas heterodoxas de intervención. Políticas que, hay que reconocer, no fueron dirigidas a salvar a los pequeños consumidores
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que habían comprado la casa y la habían perdido, sino a los sistemas financieros. La idea de los países centrales de que lo peor de la crisis ya pasó y no miran lo que condujo a la crisis que en gran medida está vinculado a lo que nosotros sufrimos en Argentina durante 30 años, es esta autonomía de lo que pasa en la esfera productiva, de lo que pasa en la esfera financiera. A mí me llama la atención esto de “bueno ya está, basta de heterodoxia, veamos que nos dice el mundo”. El mundo nos está contando una historia bastante trágica y, además, lo que aparece como pensamiento de fondo de lo que son las agendas y las recomendaciones de los Organismos Multilaterales no ha cambiado demasiado para los países subdesarrollados. Y lo que plantea esta globalización financiera, es que en realidad hay que ir en sentido contrario de lo que ha venido haciendo la Argentina, a partir de lo cual hemos logrado lo que hemos logrado los argentinos. Lo que nos plantea el mundo y ese pensamiento más convencional es que, en realidad, los Estados de Bienestar tienen que desaparecer, que hay que desmantelarlos, que lo que hay que plantear son políticas asistenciales. Nosotros profundizamos nuestras políticas, que tienen que ver con el Estado de Bienestar, entendiendo al Estado de Bienestar vinculado a lo que ocurra en el mercado de trabajo. El mercado de trabajo es, y lo seguirá siendo para el Gobierno Nacional, el factor privilegiado de inclusión so-
cial. Por eso realmente lo significativo, relevante y revolucionario que fue recuperar un sistema jubilatorio de reparto, solidario, recuperar esos recursos para que vuelvan a reinvertirse y a generar empleo y valor en la Argentina. Lo que nos dicen desde afuera, también las recomendaciones, es que en realidad hay cierta contradicción para los países en ser competitivos y respetar los derechos laborales. Hay una propensión también a poner en contradicción, en los países subdesarrollados, la competitividad con la protección social y la protección de los trabajadores. Son las viejas ideas flexibilizadoras de los ´90, que tan bien conocemos los argentinos, que siguen vigentes. Nosotros, en cambio, planteamos políticas que tienen que ver con la recomposición de la condición salarial. Con la recomposición y el fortalecimiento del poder gremial de los trabajadores. Este es otro dato que hay que entender. Que desde los países centrales nos dicen que hay cierta contradicción, en gravar al capital, que hay que gravar indirectamente también el trabajo… Nosotros nos estamos planteando hace tiempo políticas que alienten el capital que va a la inversión, pero también capturen rentas extraordinarias de aquellos sectores que tienen ventajas comparativas y que tienen la suerte de tener comportamientos en los mercados mundiales como ese el caso de los precios de los commodities en general, pero fundamentalmente los commodities agropecuarias.
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Todas las agendas de desarrollo que nos plantean a los países subdesarrollados: “atiendan a la pobreza, vean que está pasando con la seguridad alimentaria, vean que está pasando con el medio ambiente”. Todos sabemos que son temas importantes, son consecuencias del subdesarrollo. No nos plantean el cambio estructural, no nos plantean la transformación de nuestras estructuras productivas, y sabemos que el núcleo duro del desarrollo económico supone transformación de las estructuras productivas. Sabemos que no hay países que hayan avanzado en sus procesos de desarrollo, que se hayan anclado en estructuras productivas que se dediquen a explotar sus recursos naturales. Esa es una enorme contradicción que todavía existe y en realidad la Argentina muy claramente ha planteado hacia adelante su vocación de profundizar el proceso de industrialización. Entendamos que lo que se resolvió a través de Presidenta, la universalización de la asignación por hijo, es maravilloso. Además, es fruto de mucha lucha, de muchas discusiones, del planteo de los movimientos sociales, sindicales que este Gobierno lo toma y lo hace. Sabemos que eso va a reducir pobreza, va a reducir indigencia. Pero no creamos que si no avanzamos en la transformación estructural de la economía Argentina, en la transformación de su capacidad productiva, vamos a poder resolver el problema de la igualdad. Sobre todo el problema de desigualdad que todavía abarca a zonas extensísimas de nuestra
geografía nacional y a cantidad de compatriotas nuestros. El tema de la desigualdad no lo podemos desenganchar del tema de la especialización productiva muy primarizada que todavía tiene la Argentina y sobre amplios territorios. También esta discusión de la industrialización, de la modificación de la base material como condición necesaria, no suficiente, del desarrollo y de la mejora y del progreso y transformación de las relaciones sociales, tienen que estar muy presentes a la hora de plantearnos los desafíos hacia adelante. Y eso supone que nosotros tenemos que seguir escribiendo nuestra propia historia, tenemos que escribir nuestro propio libreto de lo que pretende la Argentina para profundizar este proceso realmente transformador iniciado en el año 2003. Ese es el gran desafío hacia el Bicentenario. Realmente no se ha descubierto nada nuevo en teoría económica, en teoría del desarrollo. Las experiencias de la Revolución Industrial en lo que ha sido la experiencia más reciente de Asia, de India, de la China, lo que nos muestran es que lo países tienen que recorrer estos procesos. Obviamente, en situaciones más difíciles porque la globalización ha hecho que se haya perdido capacidad de soberanía y manejo de políticas. La OMC, lo que pueden hacer los países independientemente para modificar sus estructuras productivas. Pero hay muchísimos instrumentos y la Argentina los está usando y los va a seguir usando y a seguir perfeccionando. ¿Esto
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qué quiere decir? La Argentina va a seguir haciendo lo que ha venido recomponiendo en los últimos años que es recomponer capacidad de Estado para intervenir, para asignar recursos a favor de los más débiles. Me parece que esta idea de un Estado cada vez más eficiente, cada vez más complejo, con instrumentos más complejos es también otro de los desafíos que nos está esperando hacia adelante. Para terminar, simplemente les quiero transmitir otra cuestión. No podemos encerrarnos en creer que con la gestión alcanza, que porque estás ahí, marcando la cancha, alcanza. Nosotros estamos en condiciones de crear coaliciones y consensos sociales y políticos que nos acompañen en este proceso. Insisto, realmente tenemos que aprender de nuestra experiencia con la 125. Esa política, que suponía realmente a través de las retenciones móviles toda esa estrategia muy profunda que pretendía que en Argentina no se profundizara el proceso de sojización, que se captaran rentas extraordinarias que después sean trasladadas a otras prioridades económicas y sociales. Las retenciones tienen ese rol enorme para un país productor de materias primas y de alimentos, de poder vender alimentos pero que nuestra sociedad pueda consumir alimentos a precios compatibles con su capacidad adquisitiva. Esa discu-
sión de fondo que suponía que en muchos territorios del interior del país la producción agropecuaria era desplazada por la soja. Nosotros queremos evitar que el mejor negocio sea la soja para poder alentar otras producciones alternativas y tener un sistema agropecuario sustentable. Esta discusión tan profunda, tan ideológicamente relevante, nosotros no la supimos dar a fondo, entonces me parece que hacia adelante es uno de los grandes desafíos que tenemos todos, como Argentina y como región. Porque esto también está siendo muy cuestionado, porque lo que sigue muy impregnado en nuestra sociedad es ese viejo pensamiento único, ese viejo pensamiento convencional. Creo que nuestro principal desafío hacia el Bicentenario es dar la batalla cultural, la batalla por el pensamiento crítico, la batalla por desplazar esa lógica formal tan atractiva que tiene el pensamiento neoliberal, por algo mucho más complicado. La política es conflicto, es abordar los conflictos pero sabiendo y priorizando cuales son los intereses del pueblo, de la mayoría. Entonces, me parece que este tipo de convocatorias son fundamentales para encarar este desafío esencial, para consolidar este proceso iniciado en el 2003, que no se puede truncar porque todavía hay muchísimo por hacer, que es la batalla cultural.
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Educaci贸n
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Una mirada al futuro de Argentina
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Un Modelo Educativo para el futuro: Logros y desafíos (I). Por Alberto Sileoni *
Quiero compartir algunas ideas que tienen que ver con los logros y los desafíos y esta dimensión tan interesante que nos proponemos, pensar en un modelo educativo para el futuro. Es justamente el sitio donde vamos a pasar el resto de nuestros días, y si hay alguna actividad humana, bien humana, es la educación, para pujar qué sociedad queremos para adelante. A los educadores nos gusta mucho el futuro. Siempre digo que tenemos simpatía por el mundo que viene y pensamos que es una tragedia lo que ocurre de entender que el mejor modelo está atrás. Yo creo que los educadores, todos los días, en las 45 mil escuelas, 800 mil dicen lo contrario. El mejor modelo está adelante, ¿por qué clausurar la historia, entender que el mejor modelo está atrás? Pero algunos tienen alguna nostalgia de un pasado dorado que no ocurrió y de eso también quiero hablar brevemente en estos minutos. Los logros forman parte de una gestión de gobierno, por tanto hablamos desde allí, entendiendo que es una obligación de los funcionarios dar cuenta y estar ante el escrutinio de la sociedad. Pero mi opinión, no digo que esté sesgada, nosotros evaluamos como muy positivo lo que se ha hecho * Ministro de Educación de la Nacion.
desde el 2003. La primera gestión de gobierno con el Ministro Filmus fue ir a una provincia que hacía 90 días que no pagaba salarios docentes, o sea que partimos de ahí. Ha habido un recorrido muy importante, tenemos noticias muy interesantes para dar, tenemos muchos logros para dar. Digo, y no para entrar en discusión con las políticas menores, de verdad no es mi idea, pero no hace muchos años, alguien decía “qué lindo es dar buenas noticias”. Y bueno, la buena noticia era el blindaje de 40 mil millones de dólares. Yo creo que hay otras buenas noticias que se están dando y los logros no impiden ver, sería una necedad, lo mucho que falta. Vamos a llegar por un esfuerzo de toda la sociedad argentina. El 6% del PBI en educación, dejó de ser un logro de un gobierno para toda la sociedad, cuando arrancamos en 3.4 de un PBI flaco y en retracción. Hemos sancionado una Ley de Educación Técnico-Profesional importante, ha aumentado el número de alumnos en nuestras escuelas, hemos sancionado una nueva Ley de Educación que dialoga más con la época, que es más moderna, que ratifica la obligación del Estado en torno a su papel en la educación. Se han distribuido millones de libros y becas. Se han construido escuelas como no se construían desde mediados del siglo pa-
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sado y todavía faltan muchas para construir. Tenemos un canal que nos enorgullece, el Canal Encuentro, que prueba que el Estado puede tener una televisión ética, digna, que entretenga, que nos mejore como sociedad. Pero también tenemos muchas deudas para adelante. Yo las resumo y dejo planteado el tema, que no se entienda como que tenemos estas dos y en el resto nos va bien, no? Lo digo desde ahí, porque debiéramos mejorar la calidad de todo el sistema educativo, debiéramos poner adentro de nuestras escuelas a los 40 mil pibes de 5 años que están afuera, debiéramos abolir la repitencia, el abandono. Por tanto, con sinceridad estamos diciendo, dejo entre paréntesis una cantidad de cosas y me refiero a dos que son deudas muy importantes. Primero, cerrar el fecundo ciclo legislativo en educación con una nueva Ley de Educación Superior. Cuando empezamos a hacer circular, no un proyecto en términos de artículos sino algo más que un puñado de ideas en la presidencia de ambas cámaras, con el CIN que es el Consejo Interuniversitario Nacional, con las universidades privadas, como para llegar al año que viene a sancionar una Ley de Educación Superior Universitaria y de Educación Superior no universitaria del Bicentenario. Algunas cuestiones: Crear un sistema universitario unificado, que no lo tenemos, incorporar algunos otros modelos que no sean sólo universidades, estamos discutiendo en estos días la creación de 8 universidades que, en principio, siempre son buenas noticias. Las universidades del Conurbano Bonaerense, el 80 % de sus alum-
nos son primera generación de estudiantes universitarios. Esto siempre es una buena noticia, pero sin dudas es un tema para ordenar. Hay que pensarlo mejor, quizá no en todos los lugares necesitemos una universidad. Hay un modelo que son centros regionales de educación superior que pueden cumplir la satisfacción ciertas demandas más locales, tenemos que pensar en una autonomía que entre en diálogo con el entorno. Nosotros somos defensores de las mejores tradiciones que ha habido en la Argentina, la del radicalismo democrático del 18, la Reforma que ha mejorado la sociedad Argentina extraordinariamente y hace pocos días, hace dos o tres días, hemos conmemorado los 60 años de un hecho no siempre muy conocido que ha sido un decreto de Juan Perón de noviembre del ’49 sobre servicios universitarios, algo a lo que no habíamos llegado en el 18. Entonces, ambas tradiciones, nosotros las atesoramos y las capitalizamos, pero autonomía no es territorialidad, autonomía no es sensibilidad. Tenemos que pensar en una autonomía que dialogue con el entorno, tenemos que hacer que los que menos tienen lleguen a la universidad, que son los que pagan la universidad. Por tanto, en esta nueva ley tiene que haber financiamiento, tiene que haber una cantidad de cosas que en estos días nosotros vamos a compartir. El otro gran tema que está en los diarios, y que dolorosamente se ha banalizado, es la construcción de una nueva escuela secundaria en la Argentina. Somos nostálgicos con esto, algunos miran para atrás y dicen “quiero ir a la escuela en la cual me formé”. Bueno, algunas cifras: en los ’60 estudiaban
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en la escuela el 35% de los que tenían que estudiar. En los ’70 estudiaba el cincuenta y pico por ciento. No sé si se entiende lo que quiero decir. De todos los que debieran ir a la escuela, de 13 a 17, en 1960 adentro de la escuela estaba el 35%. Así que la verdad que a aquella escuela nosotros no queremos volver. Pero no porque no fuera buena, quizás era muy buena y muchos de nosotros hemos sido producto de ella. Es que no era para todos. Somos la primera generación, esto lo suelo decir, somos la primera generación, no sólo como funcionarios, sino como sociedad, que tenemos la obligación de que nuestros hijos e hijas vayan 13 años a la mejor escuela. Lo que era universal hasta no hace mucho era el nivel primario. Hoy hay una ley que dice que todos los jóvenes en la Argentina tienen que ir de los 5 a los 18 años a la escuela. Una de las medidas que nos parece de las más impactantes de los últimos años en materia social, que es la asignación universal por hijo, y tiene dos condicionalidades: una sanitaria y otra educativa. Por tanto, esperamos que la escuela se llene de alumnos y esto puede generar algunas tensiones. Los primeros tiempos quizás la escuela se llene de alumnos con los mismos docentes, con los mismos baños, con los mismos patios, pero hay que celebrar que la escuela se llene de alumnos. Por tanto, yo digo que la reforma sobre la cual estamos pensando tiene mucho de técnico curricular, tiene mucho de representación social. Nosotros tenemos que convencernos como sociedad de que la escuela secundaria debe ser para todos y hay muchos que todavía piensan que la escuela
secundaria debe ser para pocos y que si algunos de esos muchos son docentes, estamos en un problema. Este no es un problema sólo argentino. Bill Gates, que es un tipo que sabe, se ha preocupado por la educación secundaria. Le acaban de destinar 2 mil millones de dólares a la reforma secundaria en los Estados Unidos y sé que de la escuela secundaria en los Estados Unidos se va un joven cada 26 segundos. Mientras los blancos terminan la High School el 85%, los negros y los latinos, la terminan el 38%. Se van de la escuela secundaria. En Francia, donde tuve oportunidad de estar un tiempo hablando con el ministro, le han declarado la guerra al abandono escolar. Están pensando en pagarles a los alumnos, no becas como damos nosotros. Pagarles a los alumnos para que no se vayan. Lo están haciendo en algunas escuelas. Lo está haciendo ya el Reino Unido y lo está haciendo el Estado de Chicago, de Washington y de Nueva York. Más allá de la metodología que a nosotros en algún sentido nos hace ruido quería compartir la problemática, y el tipo de problema es ese, de la escuela se van los que menos tienen y de nuestra escuela secundaria se van los más pobres. Mientras que en el primer quintil más pobre hay un 30% de abandono, en el quinto hay un 6% de abandono, que es menos. Entonces, ahí tenemos un problema que se da sobre la base de una organización federal, por lo menos, difícil para así decirlo. Es la que tenemos y celebramos tener, pero hay 5 provincias que concentran el 80% del PBI en la Argentina y concentran el 85% de las inversiones. Sobre esto, tenemos que hacer educación.
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Hay una cantidad de problemas que lucen educativos, que mucho antes que educativos son sociales y económicos, que tienen que ver con lo social y económico. También formamos parte de un gobierno que creemos que ha hecho cosas muy importantes y decimos que del mismo modo que nos preocupa el ingreso y la permanencia de los chicos en el sistema educativo nos preocupa el ingreso y la permanencia de sus padres en el trabajo. Porque si no, no hay Estado atrás que pueda resolver esta situación. Nosotros hemos distribuido, en el último tiempo, nosotros, digo la Nación, porque la provincia de Buenos Aires tiene una activísima operatoria en la distribución de libros, 22, 23 millones de libros. Puedo asegurarles que no hay un solo libro de esos que haya ido a alguien que no lo merece, pero también puedo reconocer que debe haber algún chico que lo merece y que no ha recibido un libro, porque el Estado tiene límites en esto. Es muy importante que haya un Estado sensible atrás, pero lo mejor que le puede ocurrir a un chico es que el libro se lo compre el padre con el fruto de su trabajo, como nos ha pasado a buena parte de los que estamos acá. Entonces, ahí hay un tema fuerte. Soy de los que piensan que estamos mejorando sustancialmente lo que ocurre más afuera de la escuela. Lo que ocurre adentro de la escuela, esto tiene que ver con la construcción de una secundaria, permítanme la opinión. Creo que algunos gremios ya han banalizado el título: “vamos por una secundaria más fácil”, cuando nunca se pensó esto en el Consejo Federal. Ni los 24 ministros, ni la Nación pueden pensar en una secundaria más fácil para los que menos tienen, por muchas razones,
digo una sola, porque sería una indignidad pensar en una secundaria más fácil para aquellos que están fuera de la escuela o que tienen más posibilidad de abandonar. Pensar en una secundaria más fácil significa no esperar nada de esos chicos y nosotros decimos que cada alumno es un enigma que no tiene techo y que, donde hay pobres expectativas materiales, tenemos que poner altas expectativas pedagógicas. Entonces, no estamos pensando en una secundaria más fácil, estamos pensando una secundaria exigente pero con una enorme diferencia con el pasado, que es que tienen que entrar todos. Ahí hay una tarea, que permítanme que lo diga de esta manera, es una tarea social, no porque como funcionarios queremos rehuir de nuestra responsabilidad, que somos los primeros responsables, sino porque tiene que haber una sociedad atrás, trabajando en ese sentido y entendiendo la complejidad del tema. Una secundaria con normas, también se dice por ahí. No va a haber amonestaciones, tiene que haber normas. La escuela secundaria tiene que ser una institución como lo es ahora, regida por los adultos. Nadie está pensando en que conduzca una escuela secundaria una asamblea de alumnos y docentes. La escuela es una institución regida por adultos, y los adultos deben ejercer la autoridad y le tenemos que dar elementos para que ejerzan la autoridad, pero los adultos deben escuchar a los jóvenes. Me parece que ahí tenemos un déficit. Siempre comparto una investigación de no hace mucho, una investigación de preguntas muy sencillas a los adolescentes, el 49% dicen “no me escuchan” y un 33% restante
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dice “me escuchan poco”. Entonces, ahí me parece que hay un tema que tenemos que pensar. No hay que discutir con los jóvenes el horario de entrada a la escuela, por decir un ejemplo de infinitos otros que no se discuten, pero se pueden discutir si los jóvenes pueden usar el gimnasio un sábado o no. Se los puede escuchar a ver qué escuela quieren. Hemos hecho investigaciones y estudios y no conocemos un solo joven que recuerde admirablemente una escuela donde no le exigían. Es más, el 80 % de los que se van saben que están cometiendo un error. Ninguno recuerda para atrás a un buen docente como el docente que no exigía, pero sí escuchamos una escuela, insisto, con autoridad, sin autoridad, no hay aprendizaje. Queremos que los padres estén más presentes en la escuela, los padres van desapareciendo cuando más lo necesitamos, están mucho en el nivel inicial y están muy poco en la secundaria, y ahí necesitamos más padres. Una escuela donde haya clases. La verdad que, y también lo digo sinceramente, nos parece que hay una recurrencia a la interrupción de las clases exagerada en la Argentina. Tiene que haber clases, tiene que haber continuidad, tiene que haber rutina educativa, una escuela que escuche, reconozca los esfuerzos, donde los docentes sean respetados, también con docentes que quieran enseñar. Los docentes tienen que recordar, a los 18 tomaron una decisión para toda la vida, que es enseñarle a otros. Esa vocación es una vocación que dura para toda la vida y no es mejor que otras vocaciones, pero es distinta, porque
trabaja con seres humanos. De cara al futuro, me parece que como sociedad, le estamos dando mucho más valor a la educación. Cualquiera sabe que la educación es un tema que ya no es sólo de los educadores. Cualquiera sabe que mejorar la escuela es, mejorar el PBI, hacer que las chicas no se embaracen a los 14, sacar a los pibes del Paco y esto me parece que es un valor que tenemos como sociedad. Otro valor de cara al futuro es ratificar el valor del Estado, hemos recuperado el Estado, algunos definen al Estado como un predador insaciable. No, el Estado no es un depredador insaciable, el Estado es una herramienta, justamente para los que menos tienen. Recomiendo el ciclo de Canal Encuentro sobre los presidentes. Lula dice una cosa extraordinaria: “Los ricos no necesitan al Estado”, y no lo decimos en término de antinomia, porque no es una pelea esa. El Estado es el resguardo de los más sencillos. Hay que ratificar el valor del Estado y enlazar, en este caso, Educación, Bicentenario y futuro. Uno es educador y por ahí habla subjetivamente pero no encuentro muchas actividades que tengan tanta virtualidad para construir el futuro como la educación. Entonces, tenemos que avanzar en estos temas, corregir errores, hacer un Estado más eficiente y, de cara al Bicentenario, ratificar que este lugar que pisamos es una Patria. Nosotros lo reiteramos, no es un lugar, no es un simple lugar ni mucho menos un mercado, es una Patria y para construir una Patria es necesario que estén todos adentro.
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Un Modelo Educativo para el futuro: Logros y desafíos (II). Por Mario Oporto *
Nadie hoy dice o pone en duda la importancia de la educación y ese debate saldado nos pone en nuevos caminos mucho más complejos. Realmente muy interesante que se haga esta discusión de política de Estado en el marco del Bicentenario y de la Generación del Bicentenario. Si uno se considera de una generación identificada con un Bicentenario, daríamos como un acuerdo previo que todos rescatamos los valores fundamentales de aquel hecho fundacional ocurrido hace 200 años. Por lo tanto, pensar la educación en ese marco es afirmar algunas ideas que yo quisiera remarcar como herencia de la revolución de 1810. En primer lugar, la libertad. No concebimos una educación que se pueda dar en un marco que no es la libertad y cualquier proyecto educativo tiene que profundizar la idea de libertad. De libertad de cátedra, de libertad de expresión, de amplia libertad para elegir bibliografía y temáticas, libertad para el debate. Reafirmar esa idea que fue una idea fundacional hace 200 años. Es bueno también remarcar que aquella revolución de hace 200 años planteaba el igualitarismo y que nosotros tenemos, por lo tanto, que plantear qué es el igualita-
rismo en el siglo XXI. Y plantearnos qué es el igualitarismo en educación está resumido en la decisión popular del mandato que nos han dado los legisladores con la Ley Nacional de Educación, de educar a todos desde el jardín de infantes hasta terminar la escuela secundaria. El igualitarismo está vinculado con la justicia social y, si uno piensa en la generación de 1810, es bueno recordar la tesis doctoral de Mariano Moreno, que además estudió en una universidad de Bolivia. La tesis doctoral de Moreno fue sobre la Servidumbre Indígena porque ahí estaba la explotación de los indígenas, en la servidumbre. Hoy está en la desocupación, en la marginalidad, en los que no ingresan al mercado laboral, y la justicia social está en los que pueden y deben hacer un proletariado que trabaje con salarios en blanco decentes integrados a la organización laboral. Digo esto porque, cuando uno piensa la educación, piensa que un programa de gobierno como el que se viene pensando desde hace ya 6 años. Éste, se debe basar en dos pilares que son educación, para los niños y los adolescentes, y el trabajo, para los adultos. A partir de allí a la organización de un programa, podemos agregarle, pro-
* Director General de Cultura y Educación de la Provincia de Buenos Aires.
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tección para los ancianos. La generación de la revolución de 1810 también planteó la concepción de soberanía y esa concepción tiene que quedar en la escuela, de la soberanía popular como democracia y de la soberanía nacional como autodeterminación de los pueblos y decisiones soberanas de la Nación. Estos son dos conceptos que hay que trabajar en la escuela. Para terminar, creo que ese programa que, hoy a 200 años, nosotros rescatamos y yo espero que no rescatemos solamente como evento de homenaje sino como continuidad y un mandato fundacional, estuvo basado en construir una Nación, una Nación federal y una Nación que en 1810 entendía mucho más allá de los límites actuales. Debemos rescatarlo como un destino nacional vinculado a los destinos de los países hispanoamericanos y que hoy se agranda mucho más porque pensamos esa nación incluyendo al Brasil. Y si la escuela argentina fue exitosa en el siglo XIX para construir la nacionalidad argentina, con una sociedad que vivió un impacto muy grande por la llegada de la inmigración, hoy la escuela argentina tiene que tener la gran responsabilidad de construir culturalmente la idea de nacionalidad sudamericana, porque ahí va a estar el destino de nuestro futuro. Va a ser muy difícil lograr libertad, independencia, soberanía, igualitarismo si no es en el marco de la unidad con los pueblos de nuestro continente. En ese marco, quiero expresar algunas cuestiones rápidas sobre el tema educativo y el futuro. Siempre cuento una historia sobre cuando me ofrecieron por primera
vez ser Sub Secretario de Educación de la provincia de Buenos Aires. Cuando acepté ese cargo, y lo reiteraron cuando acepté ser Ministro, los compañeros de militancia me decían: “tenés una gestión tremenda. Vas a estar sumergido en la gestión, no vas a tener tiempo para hacer política”. Y yo preguntaba si no es hacer política ocuparse del destino educativo de 4 millones de niños y adolescentes. Si no es hacer política eso, la verdad, ¿qué es hacer política? Esto genera desafíos para el futuro muy grandes porque tenemos un programa y tenemos un mandato popular, la Ley Nacional de Educación, en mi provincia, la Ley Provincial. Por lo tanto, hoy mi gestión no es una gestión fundacional, no es una gestión que inicia, no es una gestión que va a tener en sus orgullos el pensar un programa, lo va a tener como orgullo colectivo pero no como orgullo individual, porque mi gestión es cómo hago para cumplir el mandato popular que implica la Ley Nacional de Educación que se logró con el gran trabajo de Daniel Filmus y el consenso casi total de las dos cámaras. Entonces, la ley marca, y yo les digo la verdad, cuando miro la gestión digo, si al terminar la gestión veo que hemos podido avanzar en ejecutar lo que dice la ley podré tener la tranquilidad de formar parte de un gobierno popular, pero si termino mi mandato y realmente no he avanzado en lo que la ley propone, por más que yo forme parte de una tradición política y que mis lecturas hayan estado vinculados a diferentes corrientes ideológicas, sentiría no haber sido parte de un gobierno popular. Porque si no pudimos lograr que todos los chicos vayan al jardín de infantes, si no podemos lograr extender el horario de la escuela primaria, bajar la repitencia, por lo tanto bajar la sobre edad y que los
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chicos terminen la escuela primaria sabiendo leer y escribir y dividir, y si no podemos lograr cumplir con el mandato popular de que todos los chicos, no solo ingresen, sino que permanezcan y egresen con el conocimiento de la escuela secundaria, vamos a estar lejos entonces con haber cumplido el mandato del conjunto de población. Para esto, al haber un programa, mi debate es cómo hacemos sustentable ese programa, cómo financiamos ese programa. Y voy a hacer referencia a dos o tres puntos principales. En primer lugar, algo que rescato y afirmo, que haya clases, objetivo fundamental, que haya clases. ¿Que estamos diciendo, no? En primer lugar, que el Estado pueda cumplir con el compromiso de generar las condiciones humanas materiales para que los docentes puedan enseñar y los alumnos
puedan aprender. Que haya clases significa buenos y modernos edificios escolares, buen equipamiento escolar en textos y material didáctico, tecnología dentro de las escuelas y ampliar la democracia en la comida escolar, ampliando la participación de las familias y de la comunidad. Cuando digo que haya clases digo que los docentes vayan a dar clases. Y no estoy refiriéndome a los paros que forman parte de un conflicto, que se agranda en el momento que existe, pero que es un conflicto superable en las tensiones necesarias de la necesidad de progreso que tienen los trabajadores y en la discusión con sus empleadores que en este caso es el Estado. Cuando digo que los docentes vayan a dar clase, digo hay que bajar el ausentismo que es mucho más grave que los paros y digo que, también, hay que bajar el ausentismo de los alumnos y que los alumnos, cuando vayan a clases, vayan a clase pudiendo cumplir con todas las tareas que ir a clase implica. Este
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tema es un tema que tiene un solo objetivo general, que no tiene que ser un objetivo de tensiones porque hay otras tensiones. Yo creo que es la mayor tensión que hoy tenemos que resolver, porque es cierto que somos la primera generación que estamos frente a ese desafío histórico. Hubo otra generación, que fue la del siglo XIX, que tuvo el desafío con respecto a la escuela primaria, nosotros lo tenemos con respecto a la escuela secundaria, que es más difícil por la complejidad de la sociedad actual y por la complejidad de la edad en que la que nosotros volcamos la obligatoriedad. Pero realmente nosotros tenemos que lograr que todos los chicos vayan a la escuela y que todos los chicos en las escuelas aprendan y que estos chicos cuando salen de la escuela estén igualitariamente capacitados. Para lograr eso, hay que seguir discutiendo algo que ya se discutió, que fue la Ley de Financiamiento Educativo. Hay que seguir discutiendo. Algo vamos a hacer para financiar y hacer sustentable este proyecto popular para que todos los chicos vayan al colegio desde el jardín de infantes hasta finalizar la escuela secundaria. Porque es cierto que aquella escuela secundaria que a veces añoramos, a la que fuimos todos, la única que todos conocemos, de la que no tenemos otra experiencia, era una escuela selectiva, que educaba al 40% de la población en condiciones de estudiar. Realmente yo creo que tenemos presupuesto para educar al 40%, tenemos condiciones financieras para hacerlo y con alta calidad. La discusión es cómo hacemos para financiar al 100%, y educarlo en una escuela que requiere hoy una inversión en equipa-
miento, en tecnología, que antes aquella escuela no tenía y una escuela, como en el caso de la provincia de Bs. As., que tiene 2.000 escuelas rurales, que requiere que se invierta en transporte para lograr el igualitarismo también en el ámbito rural. Es un tema que es fundamental, porque creer que vamos a poder sostener un proyecto de universalización de la escuela con un modelo exclusivo como aquél, es una falacia y yo creo que ahí está la gran discusión. ¿Cuál es la tensión que yo dejé planteada hace unos segundos? La tensión es cómo hacemos que esta escuela sea inclusiva, que retenga, que no expulse, que no seleccione y, a su vez, que exija. La verdad que creo que muchas de las causas de la deserción escolar son complejas, sería un simplismo decir dos causas o una, porque hay un sinnúmero de causas. Ahora, la verdad que, para la retención escolar yo apuesto más a la exigencia que a la negligencia y yo apuesto más a retener exigiendo que a creer que vamos a retener abandonando a los alumnos adentro de la escuela con respecto al aprendizaje. Y esa es una inmensa tensión, porque hay dos modelos que sabemos organizar. Sabemos organizar una escuela exigente y expulsiva y también sabemos organizar una escuela inclusiva que no enseña ni exige y promociona socialmente sin aprendizajes. Esos dos modelos, son dos modelos posibles, ¿cómo hacemos para encontrar un modelo que ponga la exigencia, el aprendizaje, como un gran instrumento de retención? Y, tal vez allí haya que inventar muchas cosas nuevas, pero también ponerle alguna mirada a aquella escuela primaria que durante el siglo XX dio buena educación a la mayoría o el conjunto de la
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población y es, por último, un comentario sobre la exigencia. La exigencia para nosotros es un proyecto político, no es simplemente un slogan o un instrumento de coyuntura. Digo un proyecto político porque necesitamos en este país científicos y necesitamos ampliar la cultura general y necesitamos especialistas, y necesitamos profesionales y artistas y necesitamos técnicos, y necesitamos investigadores, y necesitamos que esos salgan del conjunto del país y no de una elite que pueda pagarse estudios cuaternarios en universidades extranjeras o en universidades privadas de la Argentina. Necesitamos ampliar el conjunto de la población para lograr que de ese conjunto salgan los cuadros políticos, los cuadros técnicos, los cuadros científicos que este país necesita para desarrollarse. Este es un inmenso desafío, lo sabemos, estamos convencidos que hay que educar a todos. Cuando decimos educar a todos, decimos educar a todos, a los que quieren ser educados y a los que no quieren ser educados, a los que tienen voluntad y a los que no la tienen, a los que tienen familias que los apoyan y a los que tienen familias que los abandonan, a los que tienen dificultades de aprendizaje y a los que tienen facilidad de aprendizaje.
Y ese es un camino político que uno elige, y sabemos que esto nos genera muchos problemas, problemas de infraestructura, problemas de cargo, problemas de pasividad, problemas de capacitación y formación docente, pero son los problemas que queremos tener. Los problemas que queremos tener, son los problemas derivados de la democratización de la educación. No queremos tener los problemas que no existen cuando uno educa solamente a los más aptos. Y es una tarea muy grande, y se la debe conjunto la sociedad y con esto termino. Creo que hemos avanzado muchísimo en estos años y tenemos que seguir avanzando. Ahora, si la educación es un tema estratégico para la cultura y el desarrollo nacional, tiene que ser un proyecto político del conjunto de la sociedad, no ser un problema de docentes y de ministros que se dedican a la educación, sino un problema estratégico del conjunto de la sociedad. Eso es el mayor desafío que tenemos, pero una Ley de Financiamiento que va a hacer llegar al 6% de inversión en el PBI y La Ley nacional que nos obliga a incorporar a todos los alumnos a la escuela desde los 3, 4, 5, nos obliga desde los 5 años incluso hasta los 18 años. Es un proyecto que vale la pena ponerle toda la fuerza política del Estado y de la militancia.
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Un Modelo Educativo para el futuro: Logros y desafíos (III). Por Daniel Filmus *
Si hay algo que tenemos que hacer en el Bicentenario es pensar con respecto al futuro, porque que no hay nada escrito pensando en el futuro, de cómo se hace el futuro. Esto va a depender mucho fundamentalmente de lo que construyamos día a día, por lo cual no hay razón a priori sino que todas las ideas son válidas. No conozco ningún proceso de transformación, de cambio profundo, que no haya sido fruto de un debate y de una polémica en donde pensamos con objetivos comunes pero pensamos también diferente. Cada uno tiene que plantear su propia perspectiva y eso es lo bueno de que se hagan espacios de debate como este. Hay alguna gente que ve el futuro como autopistas, no importa cómo es el camino, importa el lugar de llegada o el lugar de salida y creen que las autopistas son iguales en todo el mundo. Nosotros vemos el futuro como un camino, como un sendero que hay que construirlo, donde el camino es tan importante como el resultado y, en ese sentido, lo tenemos que ir haciendo entre todos. No es menor esta discusión y el aporte de la gente más joven y la gente que tiene menos prejuicio del que tenemos nosotros en cómo va a ser la forma en que * Senador Nacional por la Ciudad de Buenos Aires.
Argentina va a optar, junto con América Latina, para construir el futuro. Hay que encontrar lugares, espacios y momentos de debate y no tener prejuicios. No todo proyecto necesita un proyecto educativo como lo estamos llevando adelante, no cualquier modelo nacional necesita de ese proyecto y cuando uno piensa en la educación, la piensa para un proyecto. En la década del 70 ya discutíamos, tengamos primero el proyecto nacional y después tengamos el modelo educativo. Y, en realidad, si esperamos a tener un modelo nacional para discutir un modelo educativo, bueno, nos va a llevar mucho tiempo. El modelo nacional también se construye en la medida que nosotros vamos construyendo un modelo educativo. No hay uno en el otro. No hay ninguna forma de construir un modelo de justicia social sin un aporte sustantivo del sistema educativo. No hay que esperar uno para tener el otro, pero sólo si tenemos la idea de un país más justo necesitamos un proyecto educativo. Hace 200 años o un poco más, cuando se crea la educación en la Argentina, no se la crea para un modelo de desarrollo económico. En Europa la educación estaba muy vinculada al desarrollo económico, una
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buena parte de la educación en Europa surge con la idea de cómo formar mano de obra, en la Argentina no porque no necesitábamos mano de obra. Con la Ley 1.420 lo que se piensa es cómo construir una Nación, no piensan cómo construir trabajo, porque nosotros comprábamos todo hecho y dependíamos de Inglaterra, vendíamos materia prima y comprábamos los productos manufacturados, pero las casas no las podíamos comprar hechas, el pan, los ferrocarriles había que hacerlos acá. La educación en Argentina surge para construir un modelo nacional que tiene que ver con el modelo de la pampa húmeda y con el modelo del Puerto de Buenos Aires, pero la esencia de nuestra escuela fue reconocer nuestra bandera común, porque los chicos eran chicos que no tenían un pasado común, familias que no tenían un pasado común y tampoco tenían un futuro común. Pasado común para gente de muchos lugares que venía de distintas regiones de la Argentina. Somos el único país del mundo que considera bárbaros a los que vienen de adentro, ¿no?. En general bárbaros son los que vienen de afuera y se considera que nos traen una ideología, manejan las cosas de manera distinta, pero no, nosotros lo hicimos al revés por el puerto. El tema del campo y el valor del campo, el padre que llegaba a la oficina, la madre que no había hecho nada durante el día. Se transmite la ideología como se transmite la educación y la forma de transmitir, de construir la Nación en la Argentina fue la escuela. Por eso es la ley 1420, sino no la entendemos. La 1420 es la forma de construir una Nación a partir de una ideología común, que es la ideología que no es la nacional sino la del puerto de Buenos Aires di-
fundida en todo el país. La escuela Nacional era la que llevaba la ideología para todo el país, el currículum centralizado se hace en Buenos Aires. Ahora, ese modelo que no incluye el trabajo cambia radicalmente cuando llega el peronismo. Esos libros de lectura que uno planteaba con el papá en el sofá fumando una pipa; aparecen tipos rarísimos con mameluco en el libro de lectura y empieza el trabajo a ser el elemento central y empiezan las escuelas técnicas, las escuelas para niños huérfanos, la Universidad Nacional que después se transforma en la UTN y la Comisión Nacional Profesional que después se hace el CONE. Pero hasta ese momento no hacía falta para el trabajo la escuela, ni siquiera una escuela distinta que después va a ser la escuela industrial. Por el momento no existe, pero ya el mundo es otra cosa, Argentina empieza a sustituir importaciones, empieza la industria, el peronismo trae una idea de país distinto, se valora lo de adentro y si uno mira, los valores cambian totalmente. Nosotros nos fijamos. Cuando cantamos la marcha peronista, dice: “Sos el primer trabajador”, eso es lo principal. No dice “Sos el primer emperador”, “Sos el más capaz”, “Sos el más genio”, dice: “Sos el primer trabajador”. Empieza a valorarse otra cosa y la educación transmite esto y para eso sirve la educación. Es verdad que la 1420 existía, pero muy pocos iban a la escuela. Empiezan a ir las mujeres a la escuela, empiezan la escuela con Evita, empiezan a ir a la escuela secundaria. Empiezan a ir los sectores populares. Después llega un momento en que se instaura que la escuela no sirve para nada porque la década del ’60 o la década del ’70 en
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la dictadura militar plantean un país que no necesita industrializarse. Sería lo mismo comprar hecho que fabricarlo acá, se compra más barato afuera, al 1 a 1. Comprémoslo afuera, entonces, para qué poner escuelas, si la gente no va a trabajar, para qué una escuela si una buena proporción de la población va a quedar marginada. Si tomamos el país cuando asumimos nosotros, donde la desocupación está arriba del 20%, cerca de 1 cada 5 argentinos no trabaja, para qué lo voy a educar si no trabaja, si yo invierto en alguien que después no va a producir. La escuela tiene algún sentido como una escuela refugio, donde los chicos van porque no tienen otra cosa para hacer, entonces ahí podemos degradar la calidad de la escuela porque total después no lo voy a necesitar para trabajar. Cuando la pobreza llega al 50% en la población, ¿cómo se educa ahí? Lo que quiere decir es que el modelo de los ’90, el modelo de la dictadura militar no necesita educación y la educación argentina es destruida durante mucho tiempo porque no tiene sentido educar si yo no tengo un para qué, un Modelo Nacional. Los compañeros preguntaban por la educación técnica. Nosotros la recuperamos con una ley específica de educación técnica, pero al mismo tiempo que la recuperamos pusimos el 2%, dice la Ley del Presupuesto Nacional, en educación técnica y así fue que cuando asumimos había 5 millones de pesos para escuelas técnicas, a los 2 años ya habíamos llegado a 15. Lo multiplicamos por 3. Cuando hicimos la Ley de Educación Técnica, de 15 millones, en un año pasamos a 240 millones de pesos que ahora con 500 millones de pesos. De 5 a 500 pero ¿por qué? Porque el principal
tema es que para poder producir necesitamos técnicos, sino no producimos. La Ley Federal de Educación terminó con las escuelas técnicas, el drama fue que nadie protestó porque no hacían falta los técnicos, no sé si está claro. Pero ¿cómo nadie dijo nada? Es que nadie requería técnicos. Cuando empezó a producir el país, para que ustedes tengan una idea, por Argentina se recibían 3 ingenieros textiles por año en el año 2003. Entraban 7 y egresaban 3. ¿Cómo vamos a tener solamente 3 ingenieros textiles por año? Termino yendo en esa dirección, es qué proyecto tiene el país. ¿Por qué se diferenció la escuela pública de calidad para todos? porque llegó un momento que no hacía falta calidad para todos, hacía falta para algunos que se eduquen muy bien y para algunos que no. No es Arabia Saudita un país rico porque está arriba de un océano de petróleo. Japón, Corea, Dinamarca, no tienen nada. Millones de países chiquitos que no tienen nada tienen, sin embargo, lo único que no se mueve por lo menos muy rápido en el mundo es la gente. Todo el capital, todo lo otro se mueve en 1 segundo. Se acuerdan que Cavallo decía que había provincias inviables, ¿se acuerdan? La palabra era “inviables”. Bueno, lo que se pensaba acá, que un sector de la población iba a ser muy productiva y después teníamos políticas sociales, cuando todos sabemos que la única política social es una buena política económica que dé trabajo. No hay idea, entonces, de provincias inviables, no hay idea de país inviable si tiene gente, porque lo más valorable que tiene ese país o esa provincia es su gente y, si esa gente, tiene capacidad para trabajar y para producir.
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Ahora, vamos a ser descarnados, nosotros llegamos en el 2010 al 6% del PBI invertido en educación. Lo que significa que estamos duplicando la mayor inversión que tuvo Argentina en la materia, cuando nosotros asumimos teníamos el 3.5 % de un PBI que se había ido al diablo. Ahora tenemos el 6 de un PBI que es 60% más alto que cuando asumimos, es muchísimo lo que estamos invirtiendo. Después de Cuba y Costa Rica, Argentina debe ser el país que más invierte en educación de América Latina. Los décimos que más invierten en proporción del PBI en el mundo, a partir de ahora. Esto para los que dicen que nuestro gobierno no tiene una mirada de largo plazo. En ciencia y tecnología nosotros multiplicamos por 5, creamos el Ministerio de Ciencia y Tecnología, nadie lo había hecho, y multiplicamos por 5 la inversión. Ahora, ninguna inversión en educación, ciencia o tecnología se va a ver a corto plazo. Fíjense ustedes: ¿Cuándo la Ley de Educación Técnica, es del año 2006, cuando van a egresar los primeros alumnos de las escuelas técnicas? En el 2012 porque son de 6 años, mucho más cara que mandar a un bachiller, si no les importa lo técnico los mando a todos a bachillerato. Se está haciendo la inversión más alta. ¿Para qué? Para el 2012. ¿Quién va a ser gobierno en el 2012? Yo que sé! Pero si no lo hago ahora no tengo a nadie en el 2012 y yo quiero un ingeniero textil, no un técnico textil. Ese ingeniero va a salir en el 2020, pero si no lo hago ahora no voy a tener ese ingeniero en el 2020. Pero si yo quiero un ingeniero en el 2020 tengo que mejorar la enseñanza de la matemática en la primaria y en la secundaria, porque nadie va a ser ingeniero si tuvo un formación pésima en matemática en la escuela primaria. Entonces ya tengo
20 años para hacerlo. Entre que entró en la primaria y termina en la universidad. Claro, yo voy a la escuela, y la escuela sigue siendo por decirlo de alguna manera, tan deficitaria como era hace 10 años, como cuando asumimos. Pero el docente de hoy es el docente que entró cuando se pagaba a los docentes 300 pesos en patacones, y se formó en la escuela en la época de la dictadura, no se si está claro. No es el docente de hoy, mayoritariamente el docente ya del nuevo proceso. Y no hay forma de mejorar la calidad de educación que no sea la calidad del docente. Entonces, bueno, estamos invirtiendo el 6%. Qué van a decir los economistas que van a criticar este gobierno, “estamos invirtiendo el 6%, fíjese, y los resultados que nos da”. Algunos de los que critican al INDEC que nos vengan a decir ahora, porque ahora tenemos comparaciones internacionales, miren ahora nos comparamos con los otros países. ¿Qué pasó con cooperaciones internacionales? Ahora las tenemos, porque tuvimos el coraje de volvernos a enganchar. Tengamos el coraje de saber cómo podemos ir mejorando. Ahí sí tenemos datos, y ahí sí cuando los datos son malos nos critican, pero son malos porque, cómo van a ser los datos después que pasaron los cheques por el 2001, 2002 por la década de los ’90 totalmente marginados. Entonces, vuelvo a esta cuestión: nosotros estamos invirtiendo el 6%. Si nosotros durante 20 años seguimos invirtiendo el 6% probablemente tengamos resultados. Había un gobernador que antes de haber asumido como Ministro, me dijo: “¿para qué vamos a invertir en escuelas si podemos con ello invertir en viviendas? Vos invertís en escuelas y enseguida te están pidiendo algo más. Una vivienda te agradece toda la vida, nunca te pide más nada.
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No pongamos escuelas, pongamos casas”. Es así, los chicos cuando tiene escuela, los maestros cuando tienen escuela piden más salario, cuando tienen escuela tienen mejores expectativas, pero si no invertimos 20 años el 6% no vamos a dar vuelta la situación. No es que hoy invertimos el 6% y voy a la escuela y los chicos aprendieron por arte de magia más. Que alguien me diga una medida mágica para que al otro día el chico aprenda más, entonces se inventa una tecnología en donde se inyecta algo en la cabeza para que el chico aprenda. Sino, la única forma de aprender que tenemos del esfuerzo cotidiano, y eso implica un cambio cultural, insistir. ¿Pero qué camino hizo este gobierno? El gobierno lo que hizo fue: Ley de Educación Técnica, salario docente común. Cuando nosotros asumimos, la provincia que más pagaba con la que menos pagaba había una relación de 1 a 3, ahora la diferencia es de 1 a 1,7. Un piso salarial digno para todo el país, no porque yo sea docente en Tucumán o en Jujuy voy a ganar menos que el que está en la Ciudad de Buenos Aires. Y el Estado compensa esa diferencia salarial. 6% del PBI, Ley de Ciencia y Tecnología, Ley de Educación con Obligatoriedad. Bueno si ese no es el camino, ¿cuál? Ahora, que alguien me diga que porque elegimos ese camino, al otro día vamos a tener en las escuelas un cambio total, esa persona no entiende nada de educación. Ahora, seamos perseverantes, muchos años, muchos gobiernos de los signos que sean invirtiendo el 6%, valorando al do-
cente y prestigiando al docente en su función, no sólo con el salario sino con el respeto que las familias y los medios de comunicación tienen que tener con respecto al docente. Mucho tiempo de insistencia en esta dirección, y Argentina va a tener como han tenido todos los países que tuvieron esta política en 10, 15, 20 años el resultado favorable. El otro camino, el de la ignorancia, es un camino más barato, es un camino que Argentina ya probó y que da el resultado que todos vemos. La educación es un tema político cuyos resultados no se ven al otro día, a tal punto no se ven que ni los chicos votan. El político, el dirigente, que tenga una mirada cortoplacista y no una mirada de Estado en el modelo de construcción de un país a largo plazo y quiera invertir en algo que al otro día le de un vuelto, probablemente no invierta en educación. El dirigente en serio, el que tiene un proyecto de país para el Bicentenario en serio, va a pensar que independientemente de que los resultados no se vean al otro día, no hay otro camino, no hay otro mecanismo. No conozco en la historia del mundo un país que haya dado vuelta una situación crítica como tuvo la Argentina sino invierte sostenidamente y no tiene un proyecto educativo para un modelo nacional , siempre que el modelo nacional tenga estos dos elementos: de independencia, de libertad y de democracia profunda, pero también de justicia social y de integración latinoamericana.
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Comunicaci贸n y Medios
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Una mirada al futuro de Argentina
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Comunicación, Política y Medios: Nuevos escenarios (I). Por Mario Wainfeld *
En una encarnación anterior fui abogado, ahora trabajo de periodista. Algo le queda a uno, pero trata de que no sea mucho porque el derecho envicia el lenguaje y lo acartona y procuro no hacerlo tanto. Algunas pinceladas trataré de dar sobre este tema, que digamos que claramente es polifacético.
“nunca preguntes por quién doblan las campanas, las campanas doblan por ti”, y me gusta parafrasearlos y también señalar que en general las campanas doblan en muchos lugares al mismo tiempo, o sea que lo que nos ocurre a nosotros, ocurre en muchos otros lugares, en otra región, en especial en esta América del Sur.
I - Introducción II - Política y medios Metodológicamente, me interesa primero, mencionar cuan parroquiales somos en la visión de nuestros problemas. Cómo a veces no advertimos que nuestros problemas son comunes en muchos lugares del mundo y, sobre todo, en la región que habitamos. En segundo lugar, también me gustaría un brochazo acerca de lo que significa la ley de medios, sus virtualidades, sus potencialidades y demás, y sus primeros efectos, los efectos culturales que produjo, incluso, su discusión. En tercer lugar, hablar de cómo anda la agenda democrática en la Argentina. No la agenda en los medios sino la agenda democrática. Cómo estamos discutiendo, en dónde andamos y, después, hacer una especie de final voluntarista pero, digamos, no desmesuradamente discrecional. Me gusta siempre recordar aquellos versos bellos de John Donne, aquellos que dicen
La compleja relación ente medios dominantes y determinados gobiernos que traen aires de renovación progresista, socialdemócratas, revolucionaria, bolivariana, indigenista, llámenlo como quieran o defínanlo como quieran, es una cuestión común, ocurre en todas partes. No ocurre en la Argentina, no es un problema propio del Kirchnerismo ni de Clarín, es un problema que ciertamente tienen esos sectores como protagonistas o como participantes calificados, pero ocurre en todos los lugares de la región. Si uno recorre apenas los diarios, los medios masivos o los medios dominantes en Brasil, que es para nosotros mostrado como un país ejemplar, o en Bolivia, en Ecuador o en Uruguay, ahora hay que mirar las cosas que se dicen de Pepe Mujica que acá es planteado como una especie de nazi socialdemócrata, digamos. Hay que leer lo que dicen los
* Ex jefe de la sección política de Página /12. Actualmente se desempeña como columnista en el mencionado periódico.
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diarios (los equivalentes de nuestros grandes medios) de Pepe Mujica, hay que ver esos niveles de confrontación. Si uno lee lo que se ha dicho en Uruguay de Mujica y en Bolivia de Evo Morales, diría que a los Kirchner los tratan comparativamente bien, por lo menos no dicen que son alcohólicos, ignorantes, no dicen que carecen de la capacidad mínima para gobernar. Uno podría decir que muchos de los problemas que nos afectan, que nos tocan, son problemas comunes. Me tocó estar, hace poco en un encuentro en Chile, discutiendo un poco la experiencia de la ley de medios en la Argentina, su construcción social, su debate. Y me encontré con un panel formado por políticos chilenos, de muy variadas extracciones, que discutían su problemática local. Parecía que eran los temas del la ley de servicios de comunicación audiovisual. Discutían incluso el organismo de aplicación, discutían si las regiones debían o no participar. Parecían chistes . Y a mí, que conocía la temática, les confieso, me sorprendía la analogía. Después, uno se da cuenta, es obvio, que esos problemas son comunes. Por supuesto, cada sociedad, le da su tinte, su tono local. Cada gobierno lo define de alguna forma. Pero insisto, estamos insertos en una realidad y, a veces, somos en ese sentido, indeciblemente vecinalistas en nuestros análisis, y eso es un punto que a uno le gusta señalar. La idea del servicio de comunicación audiovisual tuvo una construcción social interesante que merece señalarse, producto de una lucha de muchos años de sectores muy concientizados y minoritarios -volveré sobre esto en algún momento- que fueron consiguiendo expandir sus banderas, hacer carne sus conceptos. En algún momento, el actual gobierno, un momento no sé si tardío, pero
en todo caso no inmediato en un gobierno que lleva más de seis años, este gobierno tomó como propio, formó un arco de alianzas más que interesantes, un arco de alianzas más progresista indiscutible y conseguimos generar un escenario, frente al cual, estamos y miramos con un poco de sorpresa. No diré yo qué va a detonar este escenario, no diré yo cuáles van a ser las consecuencias que van a producir. En parte porque no soy dueño del futuro y porque no me creo quien para vaticinar, y encima, porque como escribo cotidianamente y advierto que es difícil construir escenarios en la Argentina y hacer vaticinios así. Me invade la cautela. Pero sí uno puede decir que algo ya pasó, y que hay una cantidad de cosas que sí son interesantes, que han ocurrido y que se merecen siquiera un vistacito. Lo primero que pasó, me parece, fue que se produjo un destape, o sea se empezaron, se discutieron, tomaron estado público, discusiones que eran conocidas en círculos académicos, en círculos de iniciados, en determinados lugares, entre especialistas y entre todos, muy tumultuosamente, como hacemos las cosas generalmente los argentinos, muy estentóreamente, que también las hacemos así, hemos hecho esto entre todos. No estoy diciendo que lo hemos hecho en acuerdo, porque acá obviamente ha habido una polémica muy importante y relaciones antagónicas muy fuertes. Hemos construido un escenario en donde realmente se han discutido muchas cuestiones, donde se han puesto los intereses adelante, donde se ha explicitado que los medios tienen intereses propios que defienden con mucho vigor, donde hemos expli-
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cado que los medios tienen posiciones políticas propias. Hemos incitado a un lector suspicaz desde algunas trincheras, desde varias trincheras o desde varias posiciones diferentes. Le decimos al lector “ojo con ese diario, ojo con esa radio, ojo con ese periodista, ojo que este labura así, dice esto, mirá el título, mirá como te macanea”. Esto lo decimos quienes defendimos la ley y lo dicen también quienes la cuestionaron. Todos estamos hablando y generando algo que es deseable, aunque lo estamos generado de una forma especialmente, insisto, conflictiva y a veces para mi paladar demasiado gritona. Estamos construyendo un público suspicaz, estamos contribuyendo a un público que no crea en verdades reveladas, ni de un lugar ni de otro. Que se pregunte de dónde viene el dinero para sustentar cual o tal cosa, que sospeche de las pautas publicitarias oficiales o de las pautas publicitarias privadas. Creo que el saldo de toda esta polémica y de toda esta controversia, que muchas veces dice en tono tan alto que se torna casi inaudible, es de todas formas un saldo auspicioso. Aunque, evidentemente, en algún momento tendría que decantar en niveles de mayor calidad, de menor belicosidad y de mayor profundidad. Pero también, uno ha visto, ha rodado por el mundo, y ha visto cosas, y los destapes son un poco así y los temas saltan a borbotones, las discusiones se derivan a determinadas cuestiones, el sensacionalismo prima acá y allá. De cualquier manera, en la Argentina, se ha dado una discusión de los intereses, de lo que hay detrás de los medios, lo que cuesta mantener un medio, de sus intereses específicos, de la lógica del periodista, de su dependencia económica y cultural, de centenares de
cosas de las que mucho tendremos que hacernos cargo y que nos ha puesto en el desafío de tener que responder a los propios problemas, a los propios enigmas, a los propios interrogantes que hemos puesto sobre la mesa. El saldo es interesante, pero nunca lo será hasta que no empiece a ocurrir alguna de las consecuencias a las que la ley francamente aspira y la que uno piensa que realmente puede conseguir. Creo que algunas de las cosas que ha demostrado, todo es sobre la discusión de medios audiovisuales. Es que no hay forma de conocer la realidad sino comparándola, ya que no hay una voz, una forma de dictar la realidad, un mensaje o una de las famosas campanas que sirva para abordar toda la densidad que tienen los temas. La única forma es precisamente el método comparativo, es hacer lo que hacemos todos los que somos lectores más o menos avezados, que es recorrer, comparar, mirar, acudir a distintas fuentes, acudir a distintos medios. Esto implica uno de los puntos, que para mí es uno de los puntos más fuerte, y es el punto más fuerte y más sólido de la ley de comunicación audiovisual, que es la apertura al pluralismo. Esta apertura es en definitiva, el derecho a la comunicación es un derecho ciudadano que sólo se consolida cuando hay muchos emisores. Es decir, el pluralismo sólo se consolida si hay pluralismo de emisores. Este pluralismo de emisores supone la libertad de expresión. La cantidad de emisores no implica sus presiones sino agregados, e indica la soberanía del público a la hora de elegir. Soberanía que pasa por sus cerebros y no por el control remoto, soberanía que pasa por su capacidad de captar distintos mensajes y por otra parte de ser emisor, de comunicar. Hasta que no
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haya muchos sectores, muchos actores -algunos hasta hoy son juzgados, ignorados o minimizados- que sumen su voz a la hora mediática, todo este revoltijo que hemos armado no tendrá mayores sentidos o mayor desemboque. La gran oportunidad es precisamente esto, que existan muchas voces, que exista un debate muy plural, que existan otros actores, que existan otras formas de visión. Las voces sin fines de lucro tienen un rol esencial, porque son sin fines de lucro pero no son sin intereses, o sea que su interés no es lucrar a través de las comunicaciones pero sí hay intereses concretos que tal vez estén minimizados o atendidos en la lógica convencional de los medios. Si uno tuviera que decir algo, diría que todo lo que se ha debatido y la forma en que se está debatiendo, la forma enormemente virulenta y polarizada en que se está debatiendo hoy en la Argentina, sobre todo a través de los medios, no es especialmente entusiasmante y no es el clímax de nada y
uno espera francamente que sea un estado transitorio que decante o que produzca elaboraciones superiores o planteos más interesantes, un mejor manejo del idioma castellano, más respeto por la oreja y el cerebro de público entre otras cosas, mejor capacidad de audición también por parte de los que emiten. Pero uno podría decir que esto es una agenda tumultuosa, que ha revelado también que casi, para mirar a la Argentina, hay por lo menos hay dos o tres agendas. Uno hoy observa los medios, y dice, hay dos o tres formas distintas de ver la realidad. Siempre las hubo, en algún sentido, pero nunca estuvo tan expuesto, y ninguno de nosotros, ninguno de los que informamos o trabajamos en los medios, vamos a hacer otra cosa que editar de una forma parcial, lo cual no quiere decir capciosa, lo cual no quiere decir con mala información, lo cual no quiere decir sin datos corroborables para el lector, el televidente o el oyente, pero sí
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quiere decir parcial. Es decir, cada uno tiene un ángulo y justamente es la diversidad y la proliferación de voces alternativas la que le dará encanto. Igual, en estos momentos, suena todo barullero y un poco ruidoso, por lo menos para mis orejas. Diré al mismo tiempo, en orden a esto, que la agenda pública de la sociedad argentina es bastante más interesante, más sofisticada y uno podría decir de bastante más calidad de lo que solemos creer o comentar.
III - La agenda democrática Me gustaría apuntar que la agenda democrática actual en la Argentina es muy superior a la agenda que se tuvo jamás desde que yo tenga memoria. Insisto, ya tengo bastantes años. Me atrevo a decir que tiene sus sofisticaciones, su nivel de detalle, en la calidad de los temas que se discuten en la Argentina han avanzado muchísimo y eso no lo sabemos ver. No lo sabemos ver porque estamos enredados en conflictos parciales y porque a veces también queda bien, sobre todo en el mundillo en que yo trabajo, en el mundillo periodístico, una carga de pesimismo existencial o de negatividad que parece que da lustre. Voy a hacer un pequeño recorte de algunos tópicos de actualidad. Ese recorte tiene elementos de azar pero no es del todo discrecional. Temas que están en las primeras páginas de los diarios, en las primeras notas de las radios, en los cafés, eventualmente en algunos más, en otros menos. Por ejemplo, el matrimonio entre dos personas del mismo sexo. Hace veinte años la Argentina se rompía los cuernos mucho más que ahora por la ley de divorcio entre personas heterosexuales, convalidando una situación que era so-
cialmente instalada. Ahora esto se toma con bastante más naturalidad. Hasta un gobernante de derecha puede hacer un gesto, digamos en un sentido progresivo, y no llama la atención. Los movimientos gay, que en alguna época fueron francamente minoritarios, aislados y discriminados, tienen una presencia pública enorme, han cambiado su discurso, la respuesta de la sociedad ante ellos es distinta. Les cuento, a veces, como periodista les pregunto a las abuelas, a los organismos de Derechos Humanos, a los representantes, cómo les va con la sociedad de hace veinte años y todos dicen lo mismo: “nos va mejor, la gente nos trata mejor, nos entiende más”. Uno observa en esa dialéctica que ellos también han aprendido, se han capacitado, han encontrado formas de interesar no sólo a los convencidos, a los que los acompañan desde siempre, sino también aquellos que no están tan convencidos, que duran más, que tienen instinto discriminatorio o reflejo discriminatorio, falta capacidad. Han aprendido mucho. La presidenta viaja con su par de Chile al Vaticano para agradecer la mediación papal. ¿Qué tal estaba la Argentina con Chile en el año ’79? Al borde de la guerra, porque había milicos, pero esa traducción era la traducción de un pensamiento geoestratégico, que se hundía también entre los políticos argentinos, entre dirigentes de primerísimo nivel. O sea, la idea de que el conflicto, las hipótesis de conflicto con los países limítrofes era base del pensamiento estratégico de fuerzas, inclusive relativamente eruditas y preparadas como el desarrollismo, ¿no es cierto? En grandes trazos, esa tontería, ese pensa-
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miento necio que nos cerró, que impidió la cooperación, la integración, nos distrajo y nos hizo más tributarios. Esto se dice acá, pero lo dice también siempre muy bien Lula da Silva. Digamos que, en medio de estas peleas, todos respondíamos y mirábamos a Europa o a Estados Unidos para reconocernos, según cada país o línea de pensamiento. Esto se fue superando a raíz de los albores de la democracia, primero con la consulta popular a la que convocó Raúl Alfonsín para poner un cierre al conflicto del Beagle y luego con una serie de políticas que los distintos gobiernos democráticos -de los cuales obviamente no tengo el mismo juicio de valor, ni creo que hayan sido todos idénticos ni que todos hayan hecho el mismo aporte, pero si uno mira desde Alfonsín hasta Menem, hasta Duhalde, hasta los Kirchnertodos sustentaron momentos de avance de la relación y, en este momento, tenemos niveles de cooperación, de integración, de intercambio comercial y hasta ejercicios militares conjuntos con Chile con toda naturalidad. Esto también se acumuló y se produjo en democracia. La asignación universal, una consigna de sectores militantes ciertamente comprometidos, con una visión social bien definida, digamos que tuvo años de debate, muchos o pocos, la he defendido muchísimo tiempo. Pero, si uno mira bien, diez años, once años, es mucho para las necesidades sociales. No es tanto para incorporarlas al imaginario de todo y para que se haga medida de gobierno. Lo mismo con la lucha de los Derechos Humanos, por decir alguna cosa que está siempre presente. Uno dice, todas estas cuestiones han sido construcciones democráticas. Se han ido realizando sin la pompo-
sidad de las llamadas políticas de Estado, sin que se reunieran en un palacio como La Moncloa, que nosotros no tenemos porque no tenemos realeza -a Dios gracias, entre tantas macanas que tenemos nos ahorramos una-. Pero más allá de eso, son elaboraciones, son construcciones, sedimentos democráticos que se han venido produciendo y que seguramente no sabemos valorar. Entre lo nostálgico de los ’70, se habla de la maravilla que era ese tiempo, pero uno podría decir muy rápidamente, y seguro me estoy metiendo en camisa de once varas, que había una muy pobre lectura de la correlación de fuerzas, de problemas ajenos a lo que se llamaba contradicción principal, que había un lugar somítico respecto a la capacidad de imponer condiciones al enemigo o al adversario. Si uno mirara lo que se decía en el ’83, más allá de las luminosidades que tenía Raúl Alfonsín respecto a la democracia, y en buena hora, uno podía decir que el diagnóstico que tuvimos era paupérrimo. O sea, si uno lee los problemas que tuvo la Argentina del ’83 al 2009 y revisa, no las plataformas, sino los discursos explícitos e inclusive las ideas básicas, las ideas fuerzas de los principales políticos no tenían ninguna, empezando por la deuda externa que ni noción tenían ni formaba parte ni tenía mucho interés. El proceso democrático, la agenda democrática de la Argentina, es una agenda elevada y de calidad. Una agenda donde las minorías han puesto mucho, donde los gobiernos han tenido que aprender, donde hay una sociedad civil jacobina y reclamante. A veces, la sociedad Argentina es insoportable, digámoslo de una vez. Reclama por todo, corta las calles, piquetea. Antes, piqueteaban los pobres, ahora piquetean los ricos, piquetean
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los de la clase media. Antes piqueteaban los movimientos sociales, los desocupados, ahora piquetean los ocupados, los que ganan cinco lucas por mes, cualquiera. Los que, como Biolcatti, tienen un patrimonio de millones de dólares, todos piquetean. Es bárbaro, ahora esa sociedad es una sociedad también exigente, demandante y también está ahí y también nos produce, nos arma un escenario que es francamente- francamente no digo que es entusiasmante porque es un escenario lleno de dificultades, de laberintos, de trabas -, un escenario de una sociedad vivaz y creativa que siempre pide más, que nunca se resigna, que es muy demandante. Ésta es una de las características que nos ha hecho, aún en éste período que tanto tenemos en común con nuestros países vecinos, que nos ha hecho diferentes a nuestros países vecinos en la escasa sumisión que tienen todos los argentinos y en especial los de los sectores populares al estatus quo vigente. Esta es una característica dominante, que a veces genera mucha convulsión y mucho conflicto social pero la verdad que es una consecuencia virtuosa. Diré entonces, que hemos tenido y tenemos una virtualidad mediática importantísima que tomará color cuando aparezcan nuevos protagonistas, nuevas voces, nuevas técnicas, nuevas generaciones que nos sacudan a todos aquellos que tenemos un lugarcito. Que también vamos a hacer desafiados y complicados por la emergencia de competencias a la que no estamos acostumbrados. Tenemos una sociedad civil rica y tenemos un proceso político muy batallado, con voces muy férreas, con descalificaciones y exclusiones muy altas, pero en la que también, si miramos bien, hemos alcanzado un nivel de sustentabilidad económica y sustentabilidad política, tal vez infrecuente en la Argentina.
No sólo veinticinco años de democracia sino la perspectiva de que, si los actores y los protagonistas no se equivocan mucho, la Argentina pueda tener un encierre de un ciclo de gobierno que entregue un país mejor que el que recibió, experiencia casi única en la tradición Argentina y en la tradición de los últimos veinticinco años. Un país mejor, con variables económicas más asentadas, con mayores posibilidades futuras. Todos dicen “la oportunidad vendrá después”, esto significa un reconocimiento tácito a lo que está ocurriendo ahora, están dadas las bases para una oportunidad. Hay más reservas en el Banco Central, hay más equilibrio fiscal, hay más jubilaciones establecidas, hay un plan de ingresos que es el más importante de toda la América del Sur por paliza y demolición-. Todo eso se encontrará el próximo gobierno, sea de este color sea de otro, apenas se mantenga el piso, el tablero, el escenario sin rupturas gigantescas. Las cosas, la situación de Argentina, pasa por situaciones muy afluentes y en especial por estándares sociales y de trabajo que nunca padeció. O sea, tiene un pasado donde muchas cosas estaban mejor pero a la vez tiene un porvenir -no tan ominoso como a veces lo vemos- que está abierto a la creación y demás. ¿Los medios tienen algo que decir en esto? Tienen bastante y todos tenemos que aprender mucho. Iv - Conclusiones Me gustaría terminar con un toquecito voluntarista y expresado en primera del plural. No porque uno se cree en curso en todo lo que critica pero sí porque al criticar también uno tiene que ponerse en el pelotón y si no
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pierde presencia. Cuando me encuentro, por ahí en un panel con dos compañeros que los conozco hace mucho tiempo y con los que tengo muchos más puntos a favor que diferencias, uno se congratula, inclusive de los éxitos que se ha tenido, por ejemplo la ley de servicios de comunicación audiovisual, en los cuales hemos compartido posiciones y que –insisto- es algo que ha polarizado a la sociedad. Hemos estado de un lado, pero uno también se siente en el deber de hablar y de decirles a todos, que nos cabe a todos aquellos sobre todo a los que estamos en la tarea de comunicar, hablo del lugar que me toca- nos cabe ahora aprender muchas cosas y entender muchas otras y no caer en aquello que una persona muy inteligente -que me honra con su amistad- llama la banalidad del bien. Está la banalidad del mal, de la que hablaba Hannah Arendt, pero está también la banalidad del bien que es esta de solazarnos en lugares comunes que nos albergan a todos, en decir las cosas que todos sabemos que nos gustan o que nos identifican, en cuestionar a los otros. Yo creo que tenemos, sobre todo los que estamos en la tarea de comunicar, que empezar a pensar si, ante un universo comunicacional que se abre por razones tecnológicas pero también por razones políticas en la Argentina, a la que venimos aludiendo a una sociedad muy rica, muy vasta, muy plural con una agenda muy desafiante. Los que comunicamos nos tenemos que mirarnos al espejo y empezar a respetar más a nuestra profesión y a nuestro público. Si no podemos por ahí, insisto en el planteo, pen-
sar que nuestro público merece un vocabulario de más doscientas palabras, que merece que no se le grite, que merece que no se le aturda, que merece que una entrevista no sea un intercambio de gritos, que merece que no se interrumpa el interlocutor -que es un pésimo mensaje democrático que el periodismo sea el arte de interrumpir y no el arte de conversar-, de repreguntar o de buscar en el otro determinadas cosas, que lo cortés no debe jamás quitar lo valiente.. Que por otra parte, también tenemos que empezar a leer más, a escuchar más, a mejorar nuestros registros y nuestros formatos. Que el servicio de medios públicos en el cual trabajo con mucho orgullo, con mucha vocación y trato con la mayor dignidad posible, tiene mucho que aportar en esto y también tiene que mirarse al espejo y aprender muchas cosas. Si todos nos miramos al espejo y todos estamos a la altura de aquello que declamamos, yo creo que tenemos una oportunidad, como siempre erizada de riesgos, de precipicios y de cornisas. Insisto, han pasado cosas auspiciosas en la Argentina y han pasado cosas muy duras. La apertura del espacio mediático y la consolidación de una agenda democrática que hace quince años no hubiésemos soñado, son parte de ella. Todas las carencias sociales que existen en la Argentina, todo aquello que, un poco banalmente, que llamamos asignatura pendiente y que en realidad son conflictos irresueltos que los procesos democráticos no han sabido cercar, son también nuestro desafío.
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Comunicación, Política y Medios: Nuevos escenarios (II). Por Luis Lázzaro *
Me parece una brillante idea tomar el tema de la Generación Bicentenario y proponer, desde ahí, una reflexión que siempre supone una mirada del tiempo histórico en el que estamos. Nunca es fácil pensarse a uno mismo en términos históricos desde el tiempo en el que vive. Voy a proponer varias cuestiones como excusa por lo menos para pensar. Básicamente, lo que tiene que ver con el rol de poder que tiene el periodista, empuñando un instrumento que es la representación del medio o del sector al cual se refiere, y su relación con el poder político y como esto cambió radicalmente desde el lugar del respeto casi reverencial. En alguna época, los viejos periodistas teníamos respecto, ni que hablar de los presidentes o de los ministros, etc. sin que eso nos hiciera perder la agudeza periodística o la picardía inclusive, pero había una cuestión de respeto institucional. A cómo ha cambiado la posición de fuerza, donde el que empuña esta herramienta es el símbolo tecnológico de una nueva correlación de fuerzas. Esto está indicando que algo ha cambiado en estos tiempos, algo ha cambiado significativamente entre la relación de la política y la comunicación, y entre los medios de comunicación, los dispositivos comunicacionales y las infraestructuras o las
plataformas de comunicación, que ahora vamos a comentar rápidamente. La otra cosa que me parece interesante, es que él habla de la agenda de la época democrática en la que estamos y destaca una serie de cuestiones que hacen de este un tiempo sumamente rico, interesante, fértil que revela transformaciones, que revela un protagonismo de la política. Son buenas noticias, no sólo porque se habla sino porque hablan de un proceso de transformación que no está en las noticias periodísticas. No está en la producción de sentido dominante de las noticias de los medios de comunicación hegemónicos, que son básicamente en función del modelo que tenemos de carácter comercial y concentrado. Entonces, tenemos por un lado una posición de poder de los sistemas mediáticos en relación con el poder político -esto habla de la calidad de la democracia- y tenemos por otro lado una toma de posición, una producción de sentido que se instala desde un lugar de poder para decirnos periodísticamente que este es un mal tiempo. Las noticias periodísticas, y sobre todo en los formatos audiovisuales que son predominantes en los tiempos en que vivimos, hablan de malas noticias, no refieren la buena época ni tampoco dan cuenta sustantivamente de esa agenda en los titulares. En-
* Coordinador General de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicacion Audiovisual.
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tonces, lo primero que quiero hacer es invitarlos a reflexionar y a poner estas cuestiones en sintonía con la propuesta de pensar a los medios, la comunicación y la política en los nuevos escenarios. Rápidamente, quisiera hacer un raconto de cómo llegamos hasta acá y después hacer una breve referencia a los nuevos desafíos o a los tiempos que nos toca vivir como protagonistas de esta Generación Bicentenario. Acá hay un tema que me parece fundamental para entender dónde estamos. Hay que entender la dinámica del proceso de transformaciones económicas, científicas y tecnológicas de fines del siglo pasado, para de alguna manera visualizar de qué forma el proceso de la comunicación -que viene de una herencia básicamente oral, grafica, local y a lo sumo nacional- pasa en estos últimos tiempos. En la década de los ´80 y con mucha fuerza en la década del los ´90, por un proceso de expansión, articulación y convergencia en lo que comúnmente se conoce como globalización, se hace del fenómeno de las plataformas comunicacionales una referencia del nuevo tiempo pero también un factor de poder. Factor de poder que ha estado en el corazón de las guerras modernas que hemos vivido. Esta tecnología es hija de las investigaciones científicas vinculadas a los procesos militares de la guerra fría posteriores con la guerra de las galaxias y que desembocan finalmente en guerras casi virtuales, como la famosa guerra del golfo y otras más, en donde predomina ya el sentido y la construcción de los conflictos a partir de una nueva forma de representar la realidad. Entonces, estos procesos que están en el corazón de la concentración financiera, de las alianzas, de las fusiones del último tiempo del siglo pasado,
de alguna manera son las que empiezan a tener una importancia fundamental para entender los nuevos escenarios. Entre 1984 y 1996, las compras y fusiones en el ámbito de los medios de comunicación y de las telecomunicaciones -porque van hacia un proceso de convergencia- habían sumado unos ciento ochenta y cinco mil millones de dólares en todo el mundo. Pero solamente un año después, en el ´97, solo hay dos operaciones que solamente concentran ciento ochenta y cinco mil millones. Es decir, hay un aceleramiento del proceso de concentración y de flujo de inversiones que tiene que ver con cómo los factores de poder se posicionan alrededor de estas plataformas de tecnología de internet, de telefonía, de lo audiovisual, de las noticias, etc. Ese fenómeno impactó en la Argentina con mucha fuerza. En el año ´97 solamente, esos procesos implicaron cuatro mil millones de dólares de operaciones en la Argentina y fueron más grandes las inversiones en audiovisual que en petróleo o sector financiero. Una fuerte corriente de inversiones de ese periodo provino de los Estados Unidos, sobre todo a partir de las adquisiciones de empresas de cable. Es decir, estábamos en un mundo donde había un fuerte posicionamiento de empresas que veían la convergencia desde el área de la televisión por cable y, por otra parte, desde el mundo de la telefonía. En el trasfondo de este proceso, que también tiene que ver con endeudamientos de empresas locales, hay un enorme fenómeno de adquisición de empresas argentinas, sobre todo en el mundo de la televisión por cable. De 1.500 operadores independientes que había hace 10 o 15 años en el país quedan menos de la mitad y la mayor
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parte de ellos pasó a formar parte de algunos conglomerados que, en última instancia y en el final del camino, terminan resumiéndose casi en un par de operadores del tipo local. La concentración multimedia produjo, además, otro fenómeno. Es la transformación de aquella vieja forma tradicional de periodismo, de su versión grafica, de su versión radiofónica o con el formato del noticiero radial, en una multiplataforma de información que circula indistintamente a partir de un solo emisor por diversos medios de comunicación. Es decir con formato de internet, con formato radial, como noticiero televisivo, como canal de noticias de 24 hs., como radio AM, como radio FM. Es decir, se multiplica de una manera exponencial. Esto va de la mano con otro problema, que ha sido la progresiva concentración de no sólo de la propiedad sino también de la producción de los contenidos. La mayoría de los canales locales ha ido siendo progresivamente absorbido por contenidos originados en la ciudad de Buenos Aires, en la metrópolis. Muchas radios, que nacieron locales, terminaron siendo repetidoras de emisoras de la ciudad de Buenos Aires, es decir, ha habido una concentración no sólo en términos de la propiedad de estos dispositivos sino también de los contenidos que circulan por allí. Esto tiene que ver con algo que se reclama: el tema de cómo vamos hacia la diversidad. Tenemos que ir a la diversidad porque venimos de un proceso hegemónico de muy fuerte concentración, donde estamos casi en un escenario de discurso único concentrado. Esto es lo que explica también el problema de los modales, o explica de una manera por qué se producen tensiones cuando se pone en de-
bate este modelo de comunicación que tenemos, que se construyó sobre la base de una ley originada por la dictadura militar y empeorada después en los años ´90 por los procesos de concentración económica y por lo que fue el proceso de mercado. Quisiera, cerrar haciendo referencia al debate que se propuso en la sociedad argentina, surgido de la fuerza y la movilización de la sociedad civil, de las organizaciones sociales, los trabajadores de la comunicación, con la decisión política de un gobierno que decidió acompañar y promover este debate en términos sociales. Y cuando digo debate no estoy hablando metafóricamente. Hemos pasado tres o cuatro meses recorriendo el país, con foros de consulta. Hubo debates en la Cámara de Diputados. Se ha trabajado durante mucho tiempo de una forma participativa para lograr esta herramienta. Esta herramienta también recupera, además de proponer un esquema de diversidad en cuanto a los futuros emisores del paisaje de la comunicación, algunas cuestiones que la ley de la dictadura mantenía bajo siete llaves, como es la posibilidad de que el sector público como tal vuelva a ser un protagonista de la comunicación. Esto es algo que es habitual y que es corriente en la mayor parte de los países del mundo y en Europa -ni que hablar, pero también en Estados Unidos-. En la Argentina, el sector público tenía un rol subsidiario, es decir, de acuerdo con la ley solo podía haber una función pública en la comunicación siempre que no hubiera un privado, con lo cual el Estado estaba condenado a hacer una política comunicacional de frontera o de gendarmería. No estaba ligado a la ciudadanía, no estaba ligado a una lógica de discurso diferente de la que
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puede producir el medio comercial. Lo interesante acá es que pueda convivir el discurso del medio comercial, que tiene la lógica del rating, con el discurso de un medio público que tiene que pensar en la construcción de ciudadanía, o en estas agendas democráticas, o con los discursos que puede proponer la comunicación desde los actores sociales también con su propia agenda. En esto, tanto a nivel de provincia como de municipio, esta ley también genera la posibilidad de construir herramientas de tipo municipal, de tipo provincial, con las universidades nacionales. Pensar también políticas de comunicación, no sólo en el viejo sentido de la prensa de los municipios o la prensa de las provincias -que también es parte del trabajo de la comunicación- sino desde generar nuevos contenidos y contri-
buir a la producción de sentidos. Si logramos que todo esto se ponga en funcionamiento, en marcha, a partir de esta nueva herramienta que es la ley, creo que estaremos haciendo un aporte importante, también como Generación del Bicentenario, a esta etapa política. Una nueva etapa de un país que quiere trabajar otras agendas, transformarse, recuperar un sentido federal, tener una mirada inclusiva no sólo desde lo social sino también desde lo cultural. En ese sentido, creo que la ley es una herramienta que nos desafía a todos a esperar el Bicentenario trabajando por un país con mucha más riqueza cultural e informativa, con más diversidad y con más inclusión.
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Comunicación, Política y Medios: Nuevos escenarios (III). Por Ricardo Rouvier *
El conflicto entre la comunicación y la política no es un problema de la Argentina, no es un invento argentino como el dulce de leche, digamos. Es un conflicto que se da sobre todo en Occidente, y hace reverberaciones muy fuertes en algunos países más que en otros. Es un problema que ya ha alcanzado el campo de lo académico. En la academia, en los trabajos que uno ve publicados relativos al tema, el conflicto abierto que hay, abierto en algunos países y en otros latente, respecto a la comunicación y la política, es un hecho ya ineludible, ¿por qué? ¿Qué tiene que ver con esto? Si nosotros hace veinte años hubiésemos dicho, nos hubiésemos reunido hace equis cantidad de años y hubiésemos hablado el conflicto entre la política y la comunicación, en realidad no se hubiese entendido bien de que estábamos hablando. Tal vez, hubiéramos estado aludiendo a los conflictos que se vivificaron por ejemplo en el Estados Unidos de los ’50, con el macartismo. O sea, la manera, las prohibiciones que existían respecto a la comunicación radial, a través de la producción artística y las persecuciones que sufrieron muchos artistas y comunicadores. Si nos íbamos un poco más atrás, encontrábamos algo que hoy es un modelo de estudio en la academia, que es el modelo nazi de comunicación. Un modelo de comunicación ab-
solutamente completo y donde hay una fuerte implicación entre Estado y comunicación, que alcanza un importantísimo nivel de perfección y eficacia. Hoy se lo estudia casi arqueológicamente, porque es un medio que no tiene posibilidad de ser reproducido. Con esto, contradigo lo que dijo un importante dirigente político argentino de la oposición cuando hablando de la ley de medios dijo: “se quiere imponer el modelo nazi”. Bueno, a ese dirigente político, que no vamos a decir su nombre, lo mando a marzo, realmente no sabe de qué está hablando. Vuelvo a repetir que el modelo alemán de ese entonces se estudia hoy en la universidad, yo por lo menos lo dicto en mi clase, es un modelo absolutamente inaplicable hoy en el mundo. Por lo tanto, lo que quiero decir es que esto que hubiera sorprendido, que hubiera referido a aquello, no tiene nada que ver con el planteo actual. ¿Por qué no tiene nada que ver? Porque desde los ’50 en los Estados Unidos y la segunda guerra mundial a la fecha, han ocurrido muchas cosas. Una de las cosas que ocurrieron es el desarrollo acelerado en un proceso de aceleración cada vez mayor del régimen capitalista de producción y distribución, al punto tal que la comunicación se convirtió en una mercancía. La noticia hoy es una mercancía y es una mercancía muy importante. Y esto del mismo modo en que, desde
* Director de Ricardo Rouvier y Asociados. Docente del INCaP.
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un enfoque, uno podía decir que detrás de una lata de tomate en un supermercado ve las relaciones sociales de producción. Uno también, desde cierto enfoque, puede decir que la comunicación establece un lazo social entre las personas. Ese lazo social entre las personas pueden ser relaciones democráticas, igualitarias o relaciones jerarquizadas. En las de ese caso, conviene investigar si esa relación jerarquizada que establece la comunicación proviene de una jerarquía, ¿de qué? de sangre, de honor, de capital, de posesión, de acumulación. Entonces, en lo que uno observa en el sistema capitalista actual desarrollado, la comunicación juega un papel extraordinario respecto de mantener relaciones sociales de dominación y de inequidad. Esto es lo que yo quería plantear. También pega sobre un tema, que seguramente no digo que fuera tratado, pero fue un tema importante para esta cuestión relativa al conocimiento, al recordatorio y a avanzar sobre el Bicentenario, es el tema educativo. También la relación entre comunicación y educación es una relación crítica, ¿por qué? Porque en la construcción de subjetividad, del sujeto, individuo o del grupo, el papel de los medios es cada vez mas importante. Es decir, está papá, está mamá, los que se llaman agentes socializadores. Está la socialización primaria: la familia; está la socialización secundaria: los grupos, los amigos, el club, etc., etc. De pronto, en las últimas décadas, apareció un elemento vital, fundamental para el proceso de socialización, y la crisis entre comunicación y educación es de tal naturaleza -o la crítica, o la situación crítica es de tal naturaleza- que yo siempre doy el mismo ejemplo, que me parece que es bastante real. Es decir, que si un padre y una madre quieren educar hoy a su hijo -supongamos cuatro o cinco años-, quieren ser au-
tores o partícipes o responsables -como quieran llamarlos- de la educación de su hijo, tienen que hacerlo en conflicto con los medios. No tienen otra alternativa más que entrar en conflicto con los medios. Porque no tienen en los medios un aliado tiempo completo para ese chico, no tienen un aliado tiempo completo, más allá de las funciones educativas, que nadie niega, que pueden jugar los medios de comunicación. Pero hoy a tiempo completo los padres lo que tienen que hacer es poner límites a ese consumo de medios masivos por parte del chico. Al poner límites entran en conflicto con la cultura. Con esto, antes de pasar a la política, quería cerrar con la introducción. En realidad, en el fondo de la ley de medios, en el fondo del conflicto de la comunicación, está el conflicto de la cultura, está la cuestión de la cultura. Tenemos que decirlo claramente. No podemos, no debemos quedarnos solamente festejando, por decir así. Merecemos festejar esta nueva ley de medios porque el partido continúa, y el partido va hacia lo más profundo y lo más profundo es la cultura. En el terreno de la política el tema es la agenda democrática. Pero no podemos negar que la raíz del conflicto de la comunicación y la política tiene que ver con qué es lo que le pasa a la política para que retroceda tanto frente a los medios de comunicación. El problema que tenemos, no los argentinos, sino el mundo occidental, es que la cultura -volvemos al tema de la cultura- se ha modificado tanto, ha cambiado tanto en cierta dirección, que tiene que ver con el desmérito de la política. Ese espacio vacío que ocupan los medios masivos de comunicación que hacen política y que además ocupan otros espacios públicos como el de la justicia, también los medios
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masivos de comunicación tienen una enorme versatilidad -hay que reconocerlo- que les permite por un lado en el telediario multiplicar un homicidio veinticuatro o veinticinco veces, poner en cadena a todos los medios de comunicación para transmitir el mismo hecho -doloroso por supuesto-, y también tienen al profesional en el telediario sentado ahí para explicarnos cómo funciona la justicia y para dar su propio veredicto. O sea, tenemos los medios de comunicación fiscales y los medios de comunicación políticos, pero ni son fiscales ni son políticos. Tenemos una situación de simulación y de impostura, pero la gran pregunta para la política -que no vamos a resolver hoy- es: ¿qué ha pasado?, ¿qué ha pasado con la política que ha dejado tantos espacios vacíos, tantos espacios en blanco? Esta es una de las preguntas. Respecto de la agenda democrática, yo diría lo siguiente: es cierto que la población argentina en los últimos veinticinco años ha avanzado en el campo de la subjetividad. Quiero decir que la población argentina siente y vive hoy la democracia valorizándola de una manera mayor que hace unas décadas atrás, sobre todo con la recuperación última de la democracia en el ’83. Desde el 83 a la fecha, ha crecido esta convicción de la población en el valor de la democracia. Pero el problema es el conflicto. Nosotros pensamos, los que nos ocupamos de esto, y seguramente muchos deben pensar lo mismo, que es impensable una democracia sin conflicto. Y la democracia que construyen los medios, es una democracia sin conflictos, es una democracia que no existe. Lo que cada día hacen los medios de comunicación, es hablarnos de una democracia que es una suerte de cementerio. Porque en el desarrollo tecnológico de las últimas décadas, extraordinario desarrollo tecnológico, también se ha producido un desarrollo conceptual.
Cuando nos acordamos cuando éramos chicos, que recibíamos una cantidad de información por la radio o por los diarios. Los que no leíamos los diarios, cuando éramos muy chiquitos, escuchábamos la radio. Estaba la mesa familiar como un espacio de circulación de las noticias. Hoy, el estimulo comunicacional es mucho mayor y el espacio familiar ha sufrido sus crisis, sus rupturas. Ahora, a esto, se le ha sumado el hecho de que ya no hay información pura, hay edición. Toda información es editada, sobre cualquier tema. Por lo tanto el receptor, lo que recibe no es una información, es una información envuelta en una edición, en la opinión. Si se hace un análisis -nosotros lo hacemos en nuestro trabajo-, de los telediarios -acabamos de hacer un trabajo de investigación sobre los telediarios-, se verá que en el fondo hay una concepción de democracia que no tiene nada que ver con la democracia real. Cuando exponen la muestra más primaria de la democracia, que es ver a gente caminando por la calle y expresándose y manifestándose -que es un hecho muy antiguo, muy viejo, muy primario de la democracia-, van a ver que eso se edita y se plantea como una anomalía. Eso es una anomalía para esa visión paradigmática de una democracia que no existe. Esto me preocupa. Me preocupa mucho porque es cierto que se valoriza la democracia, pero me preocupa esta permanente diferenciación de la cultura mediática en plantearnos una democracia que no acepta el conflicto, que es casi, me atrevería a decirlo, una forma de autoritarismo. Es casi una manera de autoritarismo, como que nos exigen un paradigma de democracia del cual no podemos movernos.
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Justicia y Seguridad en Argentina. Debates pendientes (I) Por León Arslanián *
Celebro el objetivo de aportar de ideas con miras al futuro, al Bicentenario y la posibilidad de abonar e iluminar discusiones o debates en búsqueda de soluciones a temas tan sensibles como los que hoy se proponen en Argentina. Me voy a ocupar básicamente de la problemática del sistema penal, pero con especial énfasis tal vez en lo que representa una de sus agencias predominantes, el subsistema policial. Nosotros venimos de fracaso en fracaso respecto a esta problemática y al modo de encarar el fenómeno de la inseguridad. Venimos de fracaso en fracaso porque la primera cuestión que salta a la vista es que hay un incremento de la violencia, de los índices del delito, particularmente de aquellos que más conmueven a la comunidad. Me refiero a los hechos violentos, a los homicidios. Todos los días lo registran las crónicas policiales, esto es muy preocupante. Por el otro lado, tenemos una segunda dificultad, que es no haber de ninguna manera acordado, de modo definitivo, la discusión o disputa acerca cuál es el modo de abordaje de la problemática. Sabemos que tenemos un enfermo grave y los médicos no nos ponemos de acuerdo acerca de la terapia para tratar a este enfermo grave. ¿Por qué tenemos ésta dificultad después
de tantos años de vivir bajo el síndrome de la violencia? Yo creo que es porque el tema de la seguridad está cruzado por ideologías antitéticas, por ideologías que confrontan, que se oponen y que se repelen. También esto ha sido abonado por una verdadera incapacidad de nuestra clase política dirigente, más allá de los esfuerzos que muchos hemos hecho de resolver el tema como corresponde, no hemos podido generar evidentemente los consensos sólidos, fuertes y sostenibles en el tiempo, sustentables como para que esta discusión no haya terminado. Hoy está al rojo vivo, mientras la gente padece los problemas de la inseguridad que todos conocemos. Acá hay dos alternativas, hay dos grandes posiciones alrededor del tema de la seguridad. Hay una posición conservadora de filiación liberal, de derecho penal máximo y cuyo punto de vista saliente son por un lado, que el delito crece por el extraordinario grado de tolerancia, endeble, por el carácter afable de un Estado que no tiene la potencia o la fuerza suficiente en sus agencias penales como para atender éste fenómeno. Los instrumentos con los que el Estado debe operar, el subsistema policial, el subsistema judicial, el subsistema carcelario, presentan fallas de distinta naturaleza. Pero diría que la respuesta está manifiesta por distintos tipos de motivos -
* Ex Ministro de Justicia y Seguridad de la Nación. Ex Ministro de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires.
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según siempre bajo esta posición, que en mucho sentido puede que no le falte razónfundamentalmente todo lo que tenga que ver con modelos anacrónicos de organización, probablemente con insuficiencia de recursos, etc. etc. ¿Qué se propone desde este punto de vista al respecto? Se propone dotar, particularmente a la agencia policial o la policía, de poderes suficientes, de poderes bastantes, sin cortapisas, además de darle la tecnología, los recursos materiales, etc., como para que estén bien dispuestos y puedan enfrentar rápidamente y dar la respuesta que se necesita. Además, se necesita sancionar leyes ejemplarizadoras que incrementen preferentemente la pena y de ese modo, entonces, buena parte de los problemas que nos aquejan van a desaparecer. Por otro lado se dice, siempre bajo esta mirada, que las denominadas garantías penales en realidad son verdaderos obstáculos porque limitan la opción efectiva de los operadores del sistema. En particular de los órganos policiales y también de los judiciales, que a la hora de aplicar estas garantías, en definitiva lo que están haciendo es de algún modo exhibiendo en elevado grado de tolerancia frente al delincuente. Se dice que, mientras el infractor se sirve de estas garantías para tener unas mejores posiciones, los hombre honestos y la sociedad se encuentran inerves frente a ataque de los injustos. Entonces, se mira con desconfianza un sistema de garantías que pone en crisis la seguridad de las personas. También dentro de esta postura, otro de los postulados, de los argumentos, de los fundamentos, es que la preocupación fundamental no está tanto en expandirse hacia nuevas formas de la criminalidad: la delin-
cuencia económica, socioeconómica, la delincuencia de cuello blanco en la categoría de Saderland, sino que acá lo que preocupa es el delito clásico. Es decir, el delito que se comete tradicionalmente y que lo conocemos de su configuración histórica, que es el robo con armas, el homicidio, los asaltos domiciliarios, en suma, los hechos cometidos con mayor violencia. Frente a esto, lo que se preconiza son más bien campañas de ley y orden que pongan en caja este fenómeno particular de delincuencia. El sistema desde esta perspectiva lo que hace es seleccionar sus casos, los casos sobre los que el sistema va a operar, centrándolo en ofensas violentas, en las violaciones más crasas. De este modo, la clientela del sistema penal la conforman los sectores más bajos de la población, que son en definitiva los que cometen estos delitos denominados clásicos. También desde esta mirada, la posición respecto del delincuente se ha endurecido bastante, no hay tolerancia. Se entiende que no debe haber más tolerancia para el delincuente. Allá él las motivaciones que lo llevan al delito, hay que descreer de toda posibilidad de reinserción. Lo que muestra es un verdadero fracaso, la cárcel no resocializa, la cárcel desocializa, la pena entonces pierde el sentido resocializador. La finalidad que se busca con una pena es la retribución pura, un castigo fuerte, un castigo importante. Se tiene más una mirada que tiende a la exclusión, a la salida de la circulación del hombre que delinque, que a la mirada esperanzadora iluminista de la resocialización. Este sentimiento generalizado de inseguridad, acicateado por los medios de comuni-
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cación, ha producido o produce -se pretende con ello que así sea-, una presión importante sobre los gobiernos. Esa presión se traduce en la adopción de medidas de naturaleza populista, más bien a veces de corte demagógico, en donde lo que se quiere es respuestas rápidas, penales efectivos, modificaciones legislativas, una actividad febril del Congreso, leyes Blumberg, más allá de que no importa el grado de racionalidad con que esas leyes se dicten. Pero es como que si esta actividad se cumple, algún efecto benéfico desde el punto de vista de la seguridad va a traer, más allá de que en los hechos esto quede desmentido. Se considera, de ésta manera, la ley penal como un talismán. Por qué motivo -se razona siempre en ésta posición- vamos a consagrar un principio de inocencia que cuyo corolario en definitiva es que el individuo esté en libertad durante el curso del proceso, cuando en realidad aprovecha esta realidad para seguir delinquiendo? Con lo cual, se cuestiona entonces el sentido del valor de la garantía. Se insiste en que la policía tiene que tener plenas facultades. También las corrientes que tratan de reivindicar o reinstalar los edictos policiales, la facultad de la policía de imponer sanciones, penas. En algunos casos, se suaviza esto con la idea de una judicialización en el sentido de que haya un control judicial para esto. Pero se crean figuras con fuerte concesión, hacia una idea del “peligrosismo” penal que tratan de castigar el estado peligroso, la predelincuencia, etc. Todo esto, en franca mengua de garantías constitucionales. Pero lo que es más grave, tanto para ello sin garantizar resultados de
ninguna naturaleza, es que vamos a ver al merodeador preso, o el mendigo preso, o el hombre que nos limpia el vidrio preso, pero no nos va a hacer bajar el índice del robo de automotor, ni el homicidio que crece con motivo del robo de automotor, porque sus especialidades son distintas por así decir. Es decir, no nos sirve para nosotros el control de ningún fenómeno de delincuencia seria y mucho menos organizada a recurrir a instrumentos de estas características. Hay desconfianza en el Poder Judicial y se pretende influir sobre los jueces para que esto tenga una interpretación menos liberal, menos licenciosa, para influenciar a la hora de interpretar una garantía, una figura penal, la situación de responsabilidad de una persona, etc. Este pensamiento tradicional de derecho penal máximo, conservador, se opone a discutir –absolutamenteacerca de la etiología o de las causas que llevan al delito y, particularmente, cuando esas causas no son de origen individual sino más bien de origen social o socioeconómico. La exclusión, por ejemplo social, no puede servir de discusión a la hora de arbitrar medidas securitarias que tengan que ver, incluso, con el cambio de modelo económico. Es decir, el modelo económico no se discute porque el modelo económico nunca, por sus propias bondades, puede llegar a producir consecuencias tan graves como el delito. Si se llegase a producir, ahí está el remedio específico, sectorial, predispuesto, que es la ley penal en todas sus manifestaciones posibles. El derecho, desde esta perspectiva, aún el derecho penal, en realidad se transforma en un instrumento de la política y no al revés. Es un instrumento de la política de
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suerte tal que ese instrumento debe subordinarse y garantizar las condiciones generales bajo las cuales cierto modelo económico o productivo opera. La segunda gran postura, que se enfrenta con esta primera, la podríamos caracterizar como una posición que, si la tuviéramos que referir algún modelo de Estado determinado -hablábamos del Estado liberal en el primer caso-, yo diría que se enmarca entre lo que podríamos llamar el Estado de Bienestar, Estado democrático y social de derecho. Aquí vale la pena una especie de excursus para entender cuál es el problema de la Argentina. La Argentina, durante muchos años, sesenta digo yo, ha vivido bajo el imperio de la dogmática penal. Digo sesenta años, tomo el año 1940, la edición del libro de Sebastián Soler, y la aparición entre nosotros del “Tratado de Derecho Penal” de Jiménez de Asúa del año 1947 primera edición si la memoria no me es infiel-, que implica un aporte y un cambio de mirada sustancial frente al fenómeno penal. Hasta entonces, había regido un pensamiento en escuela, que era la escuela positiva. Era una escuela que tenía cosas muy valiosas y otras no tanto. Lo que era valioso, en otro caso, eran los estudios criminológicos, el desarrollo de la sociología criminal, los estudios sobre la persona del delincuente, etc., etc. Luego lo que entraba en crisis era el sistema de garantías. El problema de esta profundización de la problemática penal fue que, de alguna manera, nos debilitó, nos puso, nos encasilló. Creció notablemente la dogmática penal. Somos realmente, en América Latina, el país más importante en esto. Pero debilitó todo lo que tuviera que ver con investigación de
campo con mirada social, sociológica, con investigaciones, con el correlato que deberíamos haber hecho siempre, incluso como variable experimental entre la miseria y el delito, cosa en la que se avanzó mucho en otras latitudes. Hoy en día, nadie pone en tela de juicio la correlación existente ente la exclusión social, la extrema miseria, la inequidad y el incremento de índices del delito. Hay índices especiales para medir esto, por ejemplo el Coeficiente de Gini. El Código Penal Argentino de 1922, fue sancionado bajo los postulados del Estado liberal de derecho, en el marco de una sociedad tradicional y estable. Esa sociedad sufrió una transformación porque de ser una sociedad tradicional pasa, en el año 1945 con el justicialismo, con el advenimiento del peronismo, a convertirse en una sociedad de masas, en una sociedad que crea, que incorpora al consumo a millones de habitantes, crea un proletariado importante, poderoso. Además, deja como señal clara la permeabilidad clara ascendente. Desde el ’45 y por una década, Argentina no sólo incorporó el Estado de Bienestar, sino que generó una verdadera política que la aproxima al modelo, que luego con los años, termina conociéndose como el Estado Democrático y Social de Derecho. Desde el ’55 en adelante, nuestro país, alternó políticas liberales con concesiones bienestaristas, para terminar sumida en las consignas más devastadoras del Consenso de Washington, que se tradujeron en el desmantelamiento del Estado, la desnacionalización de empresas, las privatizaciones, las pérdidas de puesto de trabajo, la precarización del trabajo, etc. A partir de entonces, de ese momento, el sistema penal entra en crisis, no logra ninguno de sus objetivos y la ley penal endiosada y conside-
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rada como un talismán, exhibe la impotencia de su desnudez. Luigi Ferrajoli, señaló las insuficiencias del Estado liberal para satisfacer las desigualdades sociales y económicas productoras de conflictividad social. Insuficiencias que intentaron ser paliadas con la creación, por parte de ese mismo orden liberal, del Welfare State. El Estado del Bienestar, por carecer de normatividades especificas y de una verdadera base filosófica alternativa, sirvió más a las presiones de grupos de poder. Solo la resignificación del Estado, dotado de una nueva filosofía, de una concepción del derecho específica, puede abastecer de una legalidad nueva que dé sustancialidad, no sólo las garantías penales o los límites del poder frente al ciudadano, sino también que incorpore la lógica universalista de las prestaciones sociales a favor de aquellos. Ferrajoli nos propone así una nueva manera de ver al Estado de Derecho, como un Estado de Derecho garantista, en que la mera legalidad y la estricta legalidad son sus fuentes de legitimización. La estricta legalidad no es otra cosa -para Ferrajoli- que el apego de la ley a los derechos fundamentales positivizados en las constituciones modernas. El punto de unión entre la ley en sentido estricto y la incorporación y vigencia de los derechos fundamentales positivizados en las constituciones nuevas y en los tratados internacionales de Derechos Humanos, entre los que se encuentra los Derechos Humanos de contenido social, pone de manifiesto el carácter instrumental de toda política. La política, entonces, es un instrumento del derecho de suerte tal que, inclusive a la política económica, debe subordinársele y constituir garantías de aquellos derechos fundamentales. Va de suyo que, a la luz de esta mirada, las
garantías penales recuperan todo su vigor. Se resignifica la función y misión del derecho penal y de los instrumentos del que este se sirve. Además, cobra particular interés el análisis de las causas del delito y la violencia, así como el cotejo de ésta con los derechos fundamentales de contenido social, a la par que la puesta en discusión de filosofía y modelos económicos destinados a producir un alto grado de violencia social. Así, la seguridad pública deja de ser, entonces, tan solo coto de caza de policías, jueces y guardiacárceles, para abrirse a otras dimensiones sociales más amplias. A su vez, y como derivación de ello, el concepto de seguridad pública se enriquece y caen, dentro de su ámbito de comprensión, no solo el comportamiento y desempeño de las agencias penales sino las competencias de las instancias públicas, cuyo objetivo consiste en establecer, mantener y eventualmente restaurar las condiciones de un estado de convivencia que permita el efectivo ejercicio de derechos y libertades. Este es precisamente el objetivo que manda el derecho y que la política debe mantener y ejercer a través de políticas públicas que constituyen un conjunto interrelacionado de decisiones. Y no decisiones que tienen como foco un área determinada o conflicto de tensión social. Se trata de decisiones adoptadas formalmente en el marco de las instituciones públicas pero que han sido precedidas de un proceso de elaboración en el cual han participado una pluralidad de actores públicos y privados. Luego, a partir de esta clara definición, las políticas públicas en materia de seguridad, son políticas públicas multiagenciales y multiactorales. Multiagenciales porque no basta solamente para atender este fenó-
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meno la concurrencia de las agencias del sector, sino todas las demás. Fundamentalmente, aquellas que tienen que ver con el gabinete social y que tienen que intervenir a la hora de encontrar cómo se baja la cuota de violencia en lugares, en situaciones, en hipótesis. En donde la policía per sé, o el sistema penal en sí mismo, no puede encontrar una solución. Para -no hace falta ejemplarizar demasiado- buscar casos, basta mirar lo que pasa con el problema de la minoridad. Han tratado de demonizar a una franja etaria, a niños, adolescentes, chicos de nueve, diez, once, doce años porque roban, pensando que la solución para ellos es el derecho penal, cuando salta a la vista y es claro, que esos chicos hacen lo que hacen porque tienen un fenómeno, una falta de contención social, que determina este conflicto con la ley penal. Son multiactorales, también, las políticas públicas de seguridad. Porque, a decir verdad, hoy no se puede concebir a la seguridad aislada de un fenómeno o proceso de
empoderamiento ciudadano, en donde el ciudadano tiene mucho que decir o mucho que opinar a la hora de arbitrar algún tipo de solución. La necesidad de constituir o de organizar la participación social a través de foros, o de la manera que se desee, alrededor de los problemas que los afecte, como la seguridad, tiene que ver con las propiedades de las soluciones. No estaríamos discutiendo tanto con la comunidad, ni tendríamos a la comunidad exacerbada pidiendo tales o cuales medidas, si las tuviésemos trabajando comprometida y mancomunadamente en un proceso de identificación de la problemática, de búsqueda de la razón o de la verdad en una discusión abierta, como facilitan o posibilitan los foros. Las demandas no serían erráticas, las demandas serían sociales, de la comunidad, tendrían una racionalidad absolutamente distinta. Esto lo pudimos experimentar en la provincia de Buenos Aires con la actuación de los foros de seguridad. Ciertamente que todo esto demanda propuestas. Quisiera hacer brevemente los lineamientos que pueden ser una
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propuesta. Veamos, nosotros necesitamos un modelo global de intervención. Un modelo global de intervención significa ver desde qué ópticas nosotros podemos empezar a encarar el fenómeno de la delincuencia. Hay varias etapas por las que tenemos que transitar. Primero, una etapa diagnóstica, es necesario que sepamos muy bien qué instrumento vamos a utilizar a la hora de determinar la conflictividad penal, la conflictividad social criminalizada. Necesitamos trabajar en las investigaciones de campo, necesitamos las encuestas de victimización, necesitamos las estadísticas de crimen, necesitamos tener alertas tempranas o mecanismos de alerta temprana -por ejemplo información referenciada del 911-, necesitamos trabajar con mapas vecinales del delito y también necesitamos la compulsa más relevante de los índices de desarrollo humano por jurisdicción y su correlación con los índices de delito. Esto hoy es mensurable, hoy hay índices que nos permiten establecer una correlación entre el aumento del delito y las condiciones sociales y demás. Después, tenemos que ir hacia una etapa operativa instrumental. En ella se definen los modelos de intervención mulitagencial, multidiciplinario y multiactoral. Creo que hay muchos modelos en América Latina, es muy parecido el fenómeno en distintos países. El problema más grave es la exclusión y la inequidad social. No tendríamos los fenómenos de delito que tenemos hoy, y de la magnitud que son, si tuviéramos resuelto el tema de la conflictividad de los colectivos de villas y demás. Ese es el fenómeno grave que tiene América Latina, ese es el problema que tiene América Latina. Entonces, necesitamos crear una matriz de intervención destinada a tratar la problemática de los núcleos poblaciones
que constituyen estos colectivos afectados por la exclusión. Nosotros hicimos un Programa en la Provincia de Buenos Aires que se llamó “Seguridad: Ciudadanía – Inclusión”. Fue consensuado por los actores sociales, por la comunidad académica, centrales de trabajadores. En fin, por todos los actores que podían operar, en un documento que fue público, en un acto que fue público. Comenzamos a trabajar en un conglomerado que fue Fuerte Apache pero, lamentablemente, esto se discontinuó. Esto significaba no solamente la urbanización, sino un trabajo social sobre los grupos humanos, mejorando todas sus condiciones y particularmente su inserción social, laboral, económica. Es muy conveniente la creación de un observatorio de la violencia y el delito. Es un recurso muy apto para recopilar información. Hacer un eje en los Municipios con esto, y no sólo arrojar la información a través de los observatorios, sino darle la información a los distintos sectores de la comunidad, para que esta información pueda ser transformada en propuestas concretas de acción. Es necesario constituir los foros vecinales, darle intervención a la comunidad, aleccionar a la comunidad, capacitarla, darle el “Know How” para poder trabajar este tipo de materias. Es necesario reformar las instituciones policiales. Hay que recuperar el poder de conducción de la policía, la conducción policial debe ser civil. La policía tiene que tener la conducción operativa, pero la conducción estratégica debe estar en manos civiles. De modo sustancial, y no simbólico como ha sido tradicionalmente, poniendo la institución policial en manos de un Ministerio de Gobierno o del Interior.
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Por suerte avanzamos en estos pasos. Hay un Ministerio, tanto en la Provincia de Buenos Aires, un Ministerio en la Nación, y creo que este es un buen camino. Hay que descentralizar las policías con eje en los Municipios. Hay que resignificar el rol de la Policía Federal y generar las policías comunales en el interior, dependiendo del Intendente de cada lugar. Hay que suprimir el escalafón de los Suboficiales, hay que tener un escalafón unificado, ya que nada justifica que haya Suboficiales de baja jerarquía frente a cuerpos de oficiales. No hay ningún criterio. Es necesario que intervengan las Universidades en la formación policial, en la impartición de la currícula policial. Es importante crear los procesos de reforma judicial, que permitan establecer un principio acusatorio puro, la desconcentración de las funciones judiciales entre los procesos de inmediación, la desburocratización, la transformación de las oficinas judiciales que son anacrónicas, y llegar a una reforma carcelaria que haga que la cárcel empiece a tener un poco de sentido. La cárcel es la cenicienta porque padece las deficiencias del sistema judicial. Y existe la necesidad
de cupificar la cantidad de presos. Un país tiene los presos que puede, no los presos que quiere. Argentina no es Estados Unidos y no puede tener 2 millones y pico de presos en las cárceles. No puede tener más presos que esos modestos 140 presos cada 100.000 habitantes, que es más o menos la media y a veces por arriba de la media, que tiene América Latina. Concluyendo, creo que hay una responsabilidad de la clase política dirigente Argentina. Creo que si hay un tema en el que la clase dirigente es puesta a prueba es en el tema de la seguridad. No se puede más hacer seguidismo, hay que asumir responsabilidades de frente y de cara a la gente. No decir y hacer aquello que la gente quiere escuchar o propone porque sí, porque ya tuvimos la experiencia nefasta de las leyes dictadas bajo la presión de esas circunstancias. Creo entonces, que esto que nosotros estamos haciendo y todas estas reuniones, nuestras opiniones y las que tantos otros expertos darán aquí, iluminan un camino, que es el camino que habrá que recorrer, el de la racionalidad.
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Justicia y Seguridad en Argentina. Debates pendientes (II). Por Eugenio Raúl Zaffaroni *
“Por su inmensa población, la delincuencia en la Ciudad de Buenos Aires aumenta en proporciones alarmantes, agitando sin descanso sus temibles tentáculos. Está fuera de toda duda que, desde unas décadas a esta parte, una gran crisis moral agita el pensamiento y fatiga las conciencias, y que en la vida ha penetrado una desconfianza, una incertidumbre, una perplejidad, que afloja los vínculos de la familia y desata los de la sociedad. Las diarias crónicas de sangre están repletas de gestas delictuosas, las cuales tienen una nota temática común: El desprecio de la vida humana en sus más variadas manifestaciones. La mano se arma sin una causal lógica”. Esto lo podemos leer en cualquier diario, lo podemos ver en la televisión, está escrito a fines de 1930, Oreste Ciattino “La delincuencia en Buenos Aires”. Les leo la nota de la página 112, del mismo libro, claro. “El 6 de septiembre de 1930, ante un día radiante de sol, la población de Buenos Aires vio triunfar la revolución, que fue como la reacción del pueblo contra un estado de cosas que había llegado a un límite extremo”, aquí termino la discusión política del problema de la seguridad, se las dejo a ustedes.
Paso al problema real, es decir, hay un problema político. Como dijo un ex Jefe de Gabinete de Sarkozy, la realidad no interesa, lo que interesa es la proyección. Bueno, la proyección la dejo, vamos a la realidad. No porque ambas no se influyan, desgraciadamente. Primero, si estamos hablando de control, prevención de la delincuencia callejera, digamos de la “delincuencia común”, si queremos controlar un fenómeno delictivo, creo que la única forma de controlarlo esto lo vengo diciendo desde hace años- es un Programa similar a lo que se hace en materia de salud. Es decir, tengo que ver cuáles son las patologías más frecuentes, tengo que investigar esas patologías, tengo que orientar los cañones presupuestarios, que no son nunca ilimitados, hacia esas patologías más frecuentes y, conforme a las características de la patología, hacer la prevención. Unas requerirán internación, habrá que hacer hospitales, otras requerirán vacunas, etc., depende. Bueno, en materia de prevención del delito pasa lo mismo. Pasa lo mismo porque el delito no existe. El delito es una fracción que hacemos los juristas en la dogmática, conducta antijurídica culpable. Teorizamos, discutimos, “el dolo está acá, el dolo esta
* Ministro de la Corte Suprema de Justica de la Nación.
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allá”, pero es una fracción el delito en sí. Lo que existe en la vida social son conflictos, que son diferentes. Existe el homicidio, existe la estafa, existe la violación, existe el robo a mano armada, existe el robo común, existe el hurto. E incluso son diferentes, no sólo porque hay un tipo penal distinto, sino porque la cotidianeidad se presenta con características que son totalmente diferentes. No es lo mismo un homicidio en ocasión de robo que un homicidio intrafamiliar. No es lo mismo el asalto a un banco que un arrebato en la calle. Sí, pero los dos son robos, claro, y los dos anteriores son homicidios, efectivamente. Tampoco es lo mismo el problema de frecuencia delictiva en Barrio Norte que en Ciudad Oculta, o en la Isla Maciel. Bien, entonces lo primero que tenemos que hacer para prevenir algo es conocerlo y, si no lo investigamos, no lo conocemos. Y a veces tengo dudas de si a alguien le interesa hacer prevención sobre la frecuencia delictiva en la realidad. Tengo dudas porque no lo investiga nadie. Tomemos todos los presupuestos de seguridad. No se destina un solo peso a investigación de campo. ¿Qué quiero decir con investigación de campo? Investigación de campo, cuidado que no es estadística. No es que nos tiran un número. La estadística nunca es ingenua, toda estadística, toda recolección de datos persigue una realidad. De lo que se trata es de recoger datos del conocimiento del fenómeno, de la conflictividad concreta en cada barrio, en cada manzana, en cada parte de la ciudad, en cada Municipio, etc. La seguridad no es una cuestión general, “tal medida va a proveer de seguridad a todo el país”, eso es absurdo, nadie puede creer eso. “Si subo las penas van a bajar los
delitos”, y no pasa absolutamente nada, eso no tiene incidencia sobre la realidad. La prevención es eminentemente local. Para ser local se necesita que sea localmente investigada, esto se hace a través de un relevamiento de datos intencionalmente orientado, preguntas orientadas hacia el objetivo de obtener datos con finalidad preventiva. Estadísticas simples no sirven, pero sí protocolos de victimización, conforme al delito, las características del delito, cuál es el riesgo de victimización, qué caracteres tiene la victimización, a qué hora se produce, cuándo se produce, en qué circunstancias se produce, cuáles son las situaciones vulnerables a la victimización, quiénes son los autores si se los conoce, por qué se desconoce determinado número, por qué quedan determinadas características de NN, los que son conocidos qué características tienen, qué faja etaria, qué sexo, qué condición social, qué instrucción. No tenemos datos de esa naturaleza, no tenemos los datos locales. Son 30/40 preguntas, por caso, que hay que relevar y después elaborar. No sólo las preguntas éstas que nos arrojan datos, también hay encuestas de victimización, también hay encuestas de autoinculpación. Si quiero investigar el aborto no puedo investigar el aborto con las causas judiciales, con las denuncias. Necesito encuestas de autoinculpación porque prácticamente no hay abortos que lleguen al conocimiento de la justicia. Si quiero investigar el hurto doméstico, tampoco, normalmente se resuelve, se echa a la empleada, se terminó el hurto doméstico, no se hace la denuncia. Hay sí, algunos delitos que tienen cifra dura, la denuncia es el hecho, el hurto de automotor,
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claro, todo el mundo tiene seguro y quiere sacarse de encima el problema. Un homicidio en la calle, claro, porque queda el cadáver tirado. Pero los otros no son cifras duras, es lo que se llama la zona gris, la cifra oscura. Todo fenómeno criminal está rodeado de una cifra oscura que, en algunas es muy pequeña pero, en la gran mayoría, como en el delito contra la propiedad, es muy amplia. Esto requiere una investigación de la frecuencia real, con metodología un poco depurada, no es tan fina pero sí un poco depurada. Además, qué conflictividad hay, cómo operan las instituciones, cómo opera la policía, qué dificultades tiene. Los Consejos de Seguridad son observadores – participantes. Esto es recoger la actitud, la información que pueden dar los Consejos de Seguridad, valerse de toda la información de que se vale cualquier investigación de carácter sociológico seria. Desde la primer escuela de Chicago hasta hoy. Nada de esto se hace. No sabemos realmente, no conocemos el fenómeno que queremos prevenir. Al no conocerlo, tampoco sabemos cómo invertir el presupuesto. Seguridad absoluta no existe frente al delito, toda sociedad tiene delitos, de modo que se puede sobreestimar cualquier aspecto de la seguridad y orientar la inversión presupuestaria hacia una aprehensión que realmente no es sumamente grave y descuidar otras que tienen mayor gravedad. Mientras no tengamos un diagnóstico, estamos invirtiendo el presupuesto de seguridad ciegamente, sin criterio. Claro, en cuanto nos metamos a ver los delitos en particular, la delincuencia que queremos prevenir y fundamentalmente
comenzando por los más importantes, es decir, la protección de la vida humana, el primer derecho humano. Nos vamos a encontrar con que la primera amenaza para la vida humana no está dada por el homicidio doloso, sino por el homicidio de tránsito, que es la principal causa de muerte de la franja etaria joven. Después vamos a ver con cierta alarma que el otro temor somos nosotros mismos, los suicidas claro, si nos deprimimos estamos mal. Y luego vamos a ver que sí, que está el homicidio doloso. Pero vamos a ver que el homicidio doloso que prevalece nítidamente entre nosotros es el homicidio doloso entre conocidos e intrafamiliar. Después viene el homicidio doloso en ocasión de robo, sí efectivamente. Pero parece que el intrafamiliar y entre conocidos no sale en el diario ni ocupa ocho columnas. Todas las otras muertes no, pese a que la gente se muere de las otras muertes y se muere para toda la vida igual, pero esas no se registran, no tienen mucha importancia. Importancia tienen, como decía este colaborador de Sarkozy, la proyección. Lo que se proyecta es homicidio doloso en ocasión de robo. El resto gracias, enterremos los muertos, y no nos enteramos. Bien, básicamente si no hacemos esto, yo no sé qué prevención vamos a hacer y todo lo que estamos diciendo es conversación de café. Es como si dejásemos la tuberculosis, el cáncer, el SIDA, para una discusión de café, es lo mismo. Nos falta una política, un organismo neutro, neutral -mejor dicho-, que sea capaz de llevar adelante este tipo de investigaciones. Y digo neutral en el sentido de que no esté manejado por ningún segmento del sistema penal. Porque cualquiera de los segmentos del sistema penal que lo maneje va a incli-
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nar los datos para morder la mayor parte del presupuesto. Soy claro. Creo que este organismo tendría que informar a la Cámara de Diputados antes de que apruebe el presupuesto, que tenga la obligación de pasarle el informe a la Cámara de Diputados. Esto en cuanto a la prevención de la delincuencia ordinaria. No puedo hablar más porque si no tenemos estos datos, lo que vamos a prevenir no lo conocemos. Entonces no vamos a prevenir nada, y si prevenimos algo será por pura casualidad. Si me preguntan criminalidad organizada, criminalidad trasnacional, ahí yo tengo una seria duda. No me refiero con criminalidad organizada a una banda de secuestradores, sino a nivel de lo que se conoce como criminalidad de mercado, ofrecimiento de servicios ilícitos en el mercado, o sea, distribución de tóxicos, tráfico de personas, tráfico de armas, tráfico de objetos falsos, marcas falsas, etc. Sobre toda esta criminalidad de mercado yo tengo una tremenda duda que la he planteado en varios foros internacionales, y nadie me responde. Voy a plantear la duda, yo no tengo la respuesta. La respuesta está en manos de los economistas, son los únicos que pueden proveer una respuesta. Creo que toda la lucha que se está haciendo contra la criminalidad de mercado, tiene un efecto paradojal: reduce la oferta, mantiene la demanda, la demanda rígida. Si la oferta se reduce el precio del servicio ilícito aumenta y las ganancias de las organizaciones criminales también, como es natural, lo que elimina del mercado son las pymes del servicio ilícito, queda la gran empresa del servicio ilícito que se va potenciando. Es decir, estamos potenciando
capital ilícito, estamos potenciando la sofisticación de la empresa criminal, y estamos aumentando la enorme capacidad corruptora de todas esas empresas criminales. Se supone que la renta, es muy difícil calcularlo, pero se supone que la renta de toda esta criminalidad organizada supera largamente el billón, es decir el millón de millones de dólares anual, que se inyecta en el circulante a través del lavado, que es otro servicio ilícito naturalmente, que también se ha concentrado. El lavado se hace a través de los bancos y, además, hay refugios fiscales, que algunos llaman paraíso porque se confundieron al traducir “heaven” con “hell”, pero que todo el mundo conoce y sabemos donde están. Entonces lo que me pregunto aquí, y paro en la pregunta porque la respuesta me excede, es una respuesta para economistas, esto cumple una función macroeconómica. ¿Cuál es esa función macroeconómica?, y si es posible acabar con esto sin demoler o por lo menos lesionar gravemente el sistema financiero. Los Chicago Boys dicen “si, esto va a ahorro”, los neokeynesianos dicen “no, se produce una recesión del demonio”. Bueno, la respuesta se las dejo a los economistas, hablo hasta donde sé, lo que no sé no hablo, y sé poco además. Problema de seguridad y justicia penal. La justicia penal tiene muy poco que ver con la seguridad. La justicia penal llega tarde, llega cuando ya se produjo el hecho, dado que es muy poco lo que puede hacer la justicia penal. De cualquier manera, no funciona bien, no, por supuesto. No funciona bien porque tenemos una enorme demora en los procesos penales, por más que se ha acortado. Hoy no tenemos los procesos pe-
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nales que teníamos hace 15 o 20 años. Pero, de todas maneras, el proceso penal es lento.
la alternativa que se nos está ofreciendo. ¿Tiene esto solución? Sí, la tiene, pero hay que repensar todo el sistema de nuevo.
Tenemos nuestras cárceles llenas de procesos preventivos, es decir de presos sin condena. Un 60, 70% de los presos de nuestras cárceles, están presos por las dudas, son medidas cautelares. Es decir, aplicamos y hacemos ejecutar la pena antes de la sentencia. Se está difundiendo por toda la región de América Latina y también por nuestro país –lamentablemente- un método que se importa de Estados Unidos, un método muy práctico para resolver esto que se llama “la negociación”. Es muy interesante, se lo toma al procesado y se le dice, “bueno, negociá con el fiscal” a ver si ponen algo un poco menor y así no se hace el juicio oral, “pero yo soy inocente quiero ir al juicio oral”, “anda al juicio oral, vas a ver lo que te va a pasar”. En juicio oral, al tercero que le ponen 25 años de perpetua, chau, se acabo el asunto, todo el mundo va a negociar. Es el método que usan en EE UU, en las películas uno ve el jurado, garantías, el acusador, el otro, que actúan. Mentira, eso sucede en el 3% de los casos, 4% con suerte. En el resto, sucede esto, agarran al negro, le dicen “vos estás acusado de violación” (de una blanca, porque de una negra, no), “como estás acusado de violación, vení, firmá por estupro que es menos grave”. El negro dice “no, como por estupro si no hice nada”. Bueno, lo mandan al jurado, en el jurado, lo defiende el doctor Piróscafo. Bueno, así le va al negro, silla eléctrica, listo terminamos la historia, el segundo negro firma lo que sea.
Napoleón tenía muchos defectos pero no era ningún tonto. Cuando se hace la clasificación tripartita de crímenes, delitos y contravenciones, en orden de gravedad, no se la hace sólo porque se le ocurre hacer tres libros del código penal, se la hace porque eso tiene consecuencias de carácter procesal. Es decir, uno es el procedimiento para los crímenes, otro es el procedimiento para los delitos y otro es el procedimiento para las contravenciones. Porque a Napoleón se le ocurría que necesitaba algún dinero para sus empresas bélicas y no podía malgastarlo en hacer un proceso penal, con la corte de Assis para todo el mundo, claro. Acá parece que queremos hacer el mismo proceso para todos y no podemos. No podemos porque no hay ningún sistema procesal del mundo que tenga presupuesto como para hacer esto. Absolutamente imposible. Entonces, se producen todos los fenómenos que padecemos en el aparato judicial.
Es decir, vamos de tener penados sin condena a tener condenados sin juicio, esa es
La solución por ende es, no volver a crímenes, delitos y contravenciones pero, en orden de gravedad, establecer 3, 4 o 5 categorías distintas de infracciones y, conforme a cada categoría, arbitrar procesos diferentes, soluciones diferentes, incluso la posibilidad de sacar el conflicto del ámbito penal y llevarlo a un ámbito reparador, a un ámbito restitutivo, etc. Todo lo que hoy voy a seguir discutiendo, que es la justicia restaurativa, que no es más que encontrar un modelo reparador y restitutivo, en lugar de sacar del modelo penal. Es decir, lo que hacían los indios antes de que llegaran los españoles. El último grito de la moda que
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nos llega de Europa es ese, nosotros lo conocíamos, los europeos acabaron con él, pero ahora nos traen el otro. Esta sería la solución para tratar de racionalizar la justicia penal y adecuar a las posibilidades presupuestarias de un país en donde necesitamos presupuesto para otras cosas. No podemos dedicar todo el presupuesto a una cuestión penal. Por otra parte, menos aún podemos hacer la locura del modelo que nos viene de Estados Unidos, que es tener cualquier cantidad de presos. Tendríamos que tener un organismo serio que nos diga cuantos presos podemos tener en condiciones mínimamente dignas, no más. No vamos a soltar homicidas, no vamos a soltar violadores, no. Hay una faja media, de criminalidad media, que no es necesaria tenerla presa. Es una decisión política a quién de ellos se tiene preso y quién de ellos no se tiene preso. Hay una faja de criminalidad leve, hay una faja de criminalidad media, hay
una faja de criminalidad grave. Nadie va a soltar a nadie de criminalidad grave. Pero la criminalidad media, ahí se elige, cada país decide. Puede darse una solución institucionalizadora o puede darse otra, es arbitrio político eso. Bien, el problema es eso, adecuar esa faja de criminalidad media. Cuánto de eso se institucionaliza, cuánto no se institucionaliza, a la capacidad disponible que tengamos en el ámbito prisional. Estas son las medidas para enfrentar la realidad. Sé que no es fácil, no porque las medidas no sean fáciles de instrumentar sino por las dificultades prácticas de instrumentación. No es fácil por la proyección, no es fácil por los intereses sectoriales que puede afectar, no es fácil por los intereses inconfesables que puede afectar, no es fácil por el riesgo de autonomización de agencias del sistema penal, que puedan poner en peligro la estabilidad democrática, etc. Sí, sé que hay dificultades políticas, de esas no me ocupo,
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Los Intelectuales y su rol en la realidad política actual y en el futuro. Por José Pablo Feinmann *
No voy a revelear mucho sobre como vamos a llegar al Bicentenario. Se va a llegar mal. Por un lado va a haber festejos oficiales, y por otro va a haber festejos de la eternamente llamada oposición. Oposición que ha tomado una entidad ontológica. Este concepto de oposición, como si fuera una afirmación contundente ser opositor. En realidad, ser opositor no es tener una entidad propia. El opositor se opone a algo, pero todavía no nos ha dicho a que no se opone, o sea, qué es lo que él cree que es lo suyo. Suponemos que no se opone a sus propias ideas. Pero no sabemos cuáles son sus propias ideas, tal vez lo sospechamos. La Argentina está en un momento muy delicado, América Latina también. Los gobiernos incomodan mucho a la administración norteamericana, sea blanca, seminegra digamos, (porque tampoco podemos decir que el Presidente actual de Estados Unidos se distinga por su negritud, es un muchacho african – american – pálido digamos). Lo que tiene de formidable es una mujer que es realmente negra, no sé si ustedes han visto a Michell Obama, es lo que nosotros llamamos un miñón, no? Es francamente un minón. Pero vamos a llegar mal, porque acá todos los grandes medios están en contra del pro-
yecto del MERCOSUR, de la alianza con los gobiernos populares de América Latina, de lo que llaman los populismos de América Latina. Pero no nos asombremos, tienen todos los medios, van a seguir insistiendo desde la radio, la televisión, los medios gráficos, poderosos que tienen. Pero no nos tenemos que asombrar. El primer Centenario también se festejo en medio de una terrible desunión, y en estado de sitio, porque en 1909 Simón Radowitzky había hecho volar a Ramón Falcón y eso era una muy mala señal, y la chusma ultramarina, como le decía la oligarquía Argentina y cierta burguesía del puerto, había traído con ella a unos ejemplares altamente incómodos que eran los anarquistas, los ácratas. De aquí que se hubiera dictado la Ley de Residencia, que amenazaba con expulsar del país a todo aquel que incurriera en actividades ajenas al espíritu nacional, que nunca se supo bien cual era. Pero lo fuimos averiguando a lo largo de los años porque, como dice el General López Aufranc, con la sangre se aprende mucho, entonces ellos nos enseñaron así. Este espíritu nacional, es ante todo católico, después es negador de la intervención del Estado en la economía, después responde a los intereses de las clases ligadas al agro y a la ganadería y a los intereses de las clases ligadas a las finanzas, y el
* Ensayista y Novelista. Autor de varias obras, entre ellas “Filosofía y Nación: Estudios sobre el Pensamiento Argentino” y “La sangre derramada”.
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empresariado. A los intereses que no responde es a los intereses populares. Nunca respondió a esos intereses. Nosotros empezamos nuestra historia de un modo muy interesante. Se produce un movimiento político el 25 de mayo de 1810, y hay buques anclados en el estuario del Río de la Plata, buques ingleses que festejan esa llamada Revolución, con salvas de cañonazos. Esto ya permitiría preguntarse por qué los ingleses festejaban la Revolución de 1810. Bueno es muy sencillo, la Revolución de 1810 fue progresiva, indudablemente progresiva, porque fue el intento de salir de la vieja, estancada, arcaica globalización española en la cual estábamos metidos, y buscar integrarnos a la globalización del progreso, a aquellas grandes potencias y al gran imperio del Siglo XIX que fue el que dibujó el rostro de todos los países que surgieron en el S.XIX: Inglaterra. Entonces, si bien Moreno y Castelli, fantasearon en el Plan de Operaciones, que es un hermoso texto y que propone confiscar las fortunas parasitarias. Fíjense que coraje tenía Moreno, a Cristina Fernández un 3% casi la tira al diablo, y Moreno quería confiscar las fortunas parasitarias. Decía, si ponemos 500 millones en el centro del Estado, vamos a poder logar un desarrollo muy importante en el país, el asunto era de dónde pensaba sacar los 500 millones de pesos. Sí, se los pensaba sacar a las clases más adineradas. Pero lo iba a conseguir únicamente si las clases más adineradas fueran generosas, desprendidas y se los dieran de buena fe. El día que esto ocurra bajará el Mesías o será que algún Dios apareció de nuevo por la tierra. Esto no va a ocurrir nunca, para que ocurra habría que lograr algo que a Moreno no le importo lograr, que es la movilización
de las masas. En realidad, Moreno, esto es muy lindo, la verdad que es un regalo. Moreno tenía el mismo problema que Lenin, el mismo, Moreno era un Jacobino, había traducido a Rousseau, admiraba a Robespierre, a Saint Just, y quería hacer una revolución Jacobina, sangrienta, que cortara cabezas. El Plan de Operaciones en este sentido es totalmente sanguinario, tiene partes espectaculares, “hay que derramar arroyos de sangre” dice, y al que delata a otro, aún cuando averigüemos que esa delación no es cierta, o es injusta, igual hay que detener al delatado para darle satisfacción al delator que ha actuado como un patriota. Bueno, después decía, quizás sorprenda estas proposiciones que hago que son más dignas de los “caribes”, así llamaba los indios, antropófagos y esas cosas que imaginaba, que de gente civilizada como nosotros, pero una revolución, si quiere mantenerse debe mantenerse por el terror. Esta frase la va a decir Engels en un texto que se llama “De la autoridad”, y la va a decir también Salvador María del Carril en la carta que le dirige a Lavalle, donde dice “El precio de la victoria es el poder” o sea “fusile a Dorrego”. Entonces que hace Moreno, Moreno decide hacer una revolución, entonces lo llama a Castelli y le dice “vamos a hacer una revolución”. Supongamos que Castelli le pregunta ¿Quiénes?, “Vos y yo”, entonces Castelli le dice, “bueno tenemos un problema, en el interior a Liniers lo apoyan esas masas ignorantes, godistas ligadas al españolismo. Bueno, matemos a Liniers para demostrar que somos revolucionarios”. Lo matan a Liniers, pero ahí Moreno se da cuenta de algo de lo que carece, el es un Jacobino que no tiene una burguesía. Esta es
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una tragedia muy seria porque si uno quiere ser un pianista y no tiene piano, si quiere ser un sastre pero no tiene telas, si quiere ser un pintor pero no tiene pintura, no le va a ir bien. Entonces, Moreno no tenía una burguesía como tenia Robespierre que era el momento de ascenso de la burguesía, eso es la Revolución Francesa que entre paréntesis es una admirable revolución, es la que mejor salió, la mejor hecha de todas. Entonces Moreno no tenía una burguesía revolucionaria, entonces no puede hacer nada, lo derrota el muy corto de luces Cornelio Saavedra, sí, muy corto de luces. Bueno hay un movimiento el 5 y 6 de abril de 1911, pero el caso es que a Moreno lo fletan. Ahí una versión conspirativa y piadosa que quiere hacer de Moreno un tipo altamente peligroso, que afirma que lo envenenan durante el viaje, pero no se ve en claro quién lo podría envenenar. Porque Moreno con Inglaterra se llevaba bastante bien, le iba a dar la Isla de Martín García. La Isla de Martín García, en el plan de operaciones Moreno, se la iba a dar a Inglaterra y Saavedra no tenia cerebro como para envenenar a Moreno, así que vaya a saber que paso ahí en el barco en que iba Moreno. Bueno desaparece Moreno. Moreno no tenia burguesía, al no tener burguesía no podía ser Jacobino, un Jacobino sin burguesía, bueno, es como un peluquero sin navaja o sin tijera, no puede trabajar. Pero es el mismo problema que tenia Lenin, Lenin cuando decide hacer la revolución en Rusia, se da cuenta que carece de un proletariado revolucionario. Fíjense ustedes que problema, es el mismo problema, estaba lleno de campesinos Lenin. Lenin habrá dicho “que desgracia, el país está lleno de campesinos, no hay más que campesinos, no hay
un proletariado industrial revolucionario, como pide Marx, para hacer la revolución que sepulte a la burguesía”. Entonces Lenin dice, no importa, nosotros vamos a hacer la revolución igual, y otros le dicen, no, hay otro camino. ¿Cuál? Bueno, esperamos 60, 70 años, desarrollamos a la burguesía, y del desarrollo de la burguesía va a surgir el proletariado revolucionario, porque eso está en el Manifiesto Comunista. Bueno, Lenin a ese lo habrá hecho fusilar seguramente, y habrá decidido lo que decidió, o sea, la tarea de la vanguardia ilustrada, que es la elite revolucionaria. Va a consistir en que el paso del campesinado a su condición de proletariado revolucionario se dé por el lado de la ideología. Lo que piensa Lenin es que si la vanguardia ilustrada le baja línea al campesinado, le baja la línea de la revolución socialista, que es la que debería tener un proletariado revolucionario que él no tiene, pero si el partido de vanguardia de la revolución se hace cargo de la dictadura del proletariado, que como no tiene proletariado esa dictadura la van a ejercer cuatro o cinco que van a tener la ideología de la revolución y se la van a dar a las masas. Entonces bueno, este esquema, como todos ustedes saben, no funcionó, porque Lenin se muere y el partido de vanguardia de la revolución se transforma en élite revolucionaria. El partido transforma la doctrina revolucionaria en dogma revolucionaria, la vanguardia se transforma en el grupo de elegidos que va a dirigir la revolución en nombre del proletariado que no existe, va a ejercer la dictadura del proletariado en nombre del proletariado. El partido de vanguardia se transforma en una organización burocrática. Al frente del partido de vanguardia hay que poner a un líder revolucionario, y ahí ponen a Stalin y ahí se pudre
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todo. Se pudrió todo, entonces ahí vemos que lo que le faltaba a Moreno y lo llevo al fracaso, que era la burguesía revolucionaria Jacobina. Le faltó a Lenin el proletariado industrial, que lo intentó reemplazar de un modo que resultó casi dialécticamente necesario del modo que finalmente resultó. Aparte Lenin seguía el concepto de Marx, de dictadura del proletariado, que fue uno de los conceptos más desafortunados de Marx y curiosamente el que Marx consideraba como el más original de sus conceptos. Cuando empieza la dictadura del proletariado la verdad no termina más. Porque el proletariado queda apartado de la conducción de la dictadura y la conducción de la dictadura queda en manos de una elite vanguardista revolucionaria que consagra a un líder que termina incurriendo en el culto a la personalidad de ese líder. Bueno, así fracasa la Revolución de Mayo. Alberdi, en un texto que es el tomo V de los Escritos Póstumos, que creo que el gran peñalillo tradujo como “Grandes y pequeños hombres del plata”. Alberdi tiene un párrafo, unos capítulos maravillosos sobre la Revolución de Mayo. Además es Juan Bautista Alberdi, yo digo esto porque digamos que algunos historiadores que quieren hacer de la Revolución de Mayo un hecho glorioso, auspicioso, y de Moreno un héroe revolucionario puro y de Castelli también, y uno se pregunta por qué todo salió tan mal si empezamos tan bien. No habíamos empezado tan bien, habíamos empezado con dos tipos muy inteligentes pero que no tenían lo que necesitaban tener y que en todo caso no se ocuparon de crearlo o de buscarlo porque estaba en las provincias. Pero para estos dos ilustrados abogados porteños lo que había
en las provincias era el atraso, la barbarie, el godismo, el pasado. Entonces así no iban a ningún lado. Alberdi dice entonces, “La Revolución de Mayo fue el reemplazo del coloniaje español por el coloniaje porteño, sobre las provincias”. Admirable lucidez de Alberdi, “fue un proceso de colonialismo interno”, Alberdi usa la palabra colonialismo interno, que la va a retomar Gunder Frank en la teoría de la dependencia en los años ´80. Fue un proceso de colonialismo interno. Buenos Aires a partir de ahí se dedica a dominar a las provincias. Las provincias no están representadas por Buenos Aires, tal es así que cuando se forma la Junta Grande, Moreno ahí se tiene que ir, porque Moreno como revolucionario necesita un Ejecutivo restringido. El error de los revolucionarios es que siempre necesitan un Ejecutivo restringido, los revolucionarios siempre son pocos, ¿no? Hay una jefatura, una vanguardia revolucionaria que trabaja desde afuera del pueblo porque cree tener las leyes de la historia, cree conocer las leyes de la historia. Entonces esto los lleva a creerse superiores al pueblo, que no conoce las leyes de la historia. Entonces la función de la vanguardia es transmitirle al pueblo las leyes de las historia para que el pueblo pueda pasar a tener una conciencia superior pues tiene una inferior, entonces no pueden contar con el pueblo. Alberdi después intenta acercarse a Rosas, y esto asemeja mucho a Alberdi con la situación de los Montoneros frente a Perón. Porque Alberdi dice “Mayo fue la hora de la espada, Rosas es la era del orden, ahora necesitamos la era de la inteligencia” y esa era él. Él fue la era de la inteligencia. Y escribe un texto hermoso, “Fragmento Preliminar al
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Estudio del Derecho” de 1835, donde elogia a Rosas. La idea de Alberdi era dárselo a Rosas, Conducción Alberdi – Rosas, aunque no rime, lo que Alberdi proponía era eso. En caso de encontrarse “Vea Don Juan Manuel, usted es un gaucho bruto, pero ha impuesto el orden en la patria, yo que soy un Doctor en leyes, y un joven muy inteligente, le voy a dar la ideología, porque usted no la tiene”. Entonces qué pasa con los Montoneros y Perón, pasa algo muy similar. Cuando la JP entusiasmada con la campaña electoral, entusiasmada con toda la revolución que venían realizando desde el secuestro y la muerte de Aramburu, lo van a ver a Perón esto es muy gracioso, estoy divagando- porque ellos consideran que han hecho muchísimo, han derramado sangre, entonces hacen una equivalencia entre sangre y poder. “Nosotros que derramamos tanta sangre, nos corresponde mucho poder”. Bueno, lo van a ver a Perón y le dicen “queremos darle una lista de 300 nombres para que usted los incluya en el Gobierno que va a presidir”. Y parece que le dan la lista así y
Perón la guarda así -ni la mira-, y les cuenta el siguiente cuento: “miren muchachos, ustedes confían mucho en mi, y les voy a contar un cuento: Un día, un chico judío Samuelito, cumple años, y el padre le dice, vení Samuelito que te voy a dar un regalo, y le dice el regalo está arriba del ropero, - ah, padre, no sé cómo subir del ropero. - Yo te voy a dar una escalera. Le da una escalera, Samuelito empieza a subir y al cuarto escalón o el quinto, el más alto, está roto, Samuelito no se da cuenta y se hace pelota contra el piso. Entonces lo mira al padre atónito y le dice – y el regalo? – Este es el regalo hijo mío, no aprendas a confiar en nadie, ni siquiera en tu padre”. Se fueron totalmente preocupados de ahí. Pero la verdad que Perón había sido totalmente sincero con ellos, acá conduzco yo, no me vengan a decir que vamos a compartir la conducción y que ustedes me van a dar la ideología, yo la ideología la tengo desde hace rato. Tal es así que Perón repite sus mismas verdades ideológicas tanto en el ´73 como en
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el ´45. Le había tirado a la juventud, trasvasamiento generacional, socialismo nacional, actualización doctrinaria, esa sobre todo es muy graciosa porque no hubo nada de eso. Pero ahí necesitaba a la juventud, para que se movilizara, concientizara, fuera a los barrios, y así lo hizo la juventud. Los muchachos tienen que seguir pegando, hay que darles duro. Y los otros tienen que seguir conciliando, y los otros tienen que seguir haciendo esto, y yo conduzco todo. Porque en el movimiento peronista tiene que haber de todo -decía Perón- y yo actúo como el padre eterno. Cuando se forman dos bandos peronistas, yo los llamo y les digo “Bueno, muchachos -así como hablaba Perón, yo no lo puedo imitar en la voz, por lo menos digo lo que decía Perón- bueno, muchachos déjense de macanas, y arréglense”. Esa la función de padre eterno que es el que está en la conducción estratégica. No es meterse en el problema, es estar fuera del problema y arreglarlo. Ahora, imaginenemos la siguiente situación. Al día siguiente de Ezeiza, Perón llama a una mesa y pone de este lado a Brito Lima, a Norma Kennedy, a Osinde, y de este lado pone a Firmenich, a Perdía, a Abal Medina por supuesto; bueno Abal Medina era muy inteligente, digamos que era el representante que quedaba de la Juventud porque Perón había descabezado a Galimberti. Galimberti como buen “pelotudo” le había dado a Perón en bandeja el motivo para que lo descabezara, porque propuso formar milicias populares, aterrorizó a todo el mundo. Ustedes imaginan milicias populares; era mítico que Evita había querido formar milicias populares para defender a Perón en los últimos tiempos. Entonces Perón lo llama a Madrid y lo descabeza, la Juventud queda sin representantes, salvo Juan Manuel Abal
Medina (padre), que era tan hábil como para poder dialogar con todos. Entonces, digamos que de este lado está Brito Lima, a Norma Kennedy, y Osinde y de este lado Firmenich, Perdía, a ver pongamos a alguien… Carlos Kunkel, muy bien, muy bien “ese montonero tira bombas que gobierna la Argentina” como dicen los buenos adversarios políticos. Carlos Kunkel, claro, había laburado muy bien en Ezeiza, y estaba Nilda Garré, y también estaba Lupin -anduvo con un coche salvando compañeros-, Lupin es nuestro ex Presidente. Había laburado muy bien Carlos Kunkel. Imaginen la siguiente situación, Perón les dice, al día siguiente de Ezeiza, “bueno, muchachos, arréglense, déjense de macanas, esto tiene que arreglarse”. Bueno, el caso es que Perón ahí ya no puede hacer de padre eterno, y no lo quiere hacer, no lo hace, porque Perón se embandera decididamente con la derecha, o sea que Perón deja de ser ahí padre eterno. Desde el 21 de junio elige la derecha. Volvemos entonces a la historia argentina luego de esta larguísima digresión. La historia argentina sigue desarrollándose al ritmo del concepto que va a elaborar genialmente Sarmiento en Chile, concepto de civilización y barbarie. Que es también esto de civilización y barbarie que existe hoy. Hoy cuando esta señora, con exceso de peso que está al frente de un partido político, habla de los centros urbanos, que debe ir al rescate de esa pobre gente que esta manejada por los punteros del Kirchnerismo, está haciendo una cosa de civilización y barbarie. Hoy todos nosotros, que vivimos en la opulenta Ciudad de Buenos Aires, somos la civilización, nos guste o no, aun cuando digamos
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que queremos mucho a los bárbaros. Si vamos a una villa miseria, yo diría que más que convencerlos que somos sus verdaderos amigos, vamos a salir deteriorados, muy deteriorados, como esos tipos que meten en las cárceles para castigarlos, porque ya no hay clase obrera y lo que hay es una marginación ofensiva, y una gran delincuencia porque hoy la clase obrera ha devenido a delincuencia. Este concepto después lo podemos analizar porque es muy cruel y hay que analizarlo mejor. Entonces, la idea de Sarmiento de civilización y barbarie sigue vigente hoy. Macri es la civilización y ¿qué le piden? “¡Saquen a los negros de aquí, por favor, no queremos negros en esta ciudad, no queremos a la barbarie en el corazón de la civilización!” Entonces, Sarmiento en Chile en 1845, un gran talento, comienza a publicar en el diario El Progreso, entregas de “Facundo”. Bueno, “Facundo”, y esta es una teoría que me pertenece, es una historia de amor. La pregunta sería ¿cómo va a ser una historia de amor? Ese libro lleno de sangre, lleno de odio de Sarmiento hacia los gauchos. Pero no, Sarmiento hace un gran libro porque se enamora de Quiroga. Quiroga tiene tal poder literario, como elemento literario sobre Sarmiento, que lo deslumbra. Es cuando la materia de la literatura termina por conquistar al escritor, y el escritor se rinde ante su personaje y comienza a deslumbrarse por éste y casi entonces es escrito por su personaje, más que escribir él. Sarmiento, -esto es un fenómeno fantástico en la historia de la literatura- que se propone escribir un libro para denigrar a los gauchos, para justificar su exterminio, es conquistado por el personaje a quien quiere
biografiar. Entonces, la descripción que hace de Quiroga llega en partes a ser muy conmovedora. Dice por ejemplo: “es la figura más americana de la revolución”. Fíjense que inteligente Sarmiento, porque si un tipo en 1845 quería hacer una literatura nacional, no tenía que escribir sobre Rivadavia, no tenía que escribir ni siquiera sobre San Martín, tenía que escribir sobre este gaucho de vida azarosa, violenta, sanguinaria, pasional, de batallas y de gauchos harapientos, que lo seguían con sed de justicia y de poder. Este personaje con bosque de pelo, como decía Sarmiento, lo fascina tremendamente. Y es un gran libro, y más aun, el verdadero poema épico de la montonera, es el Facundo, porque ahí está la batalla de Oncativo, de La Tablada, las grandes batallas ganadas o perdidas que libra Facundo, está el gaucho en armas. En el Facundo de Sarmiento, está el gaucho peligroso, el que puede entrar en la ciudad. Mientras el que es tenido por el poema gauchesco por excelencia, que es el Martín Fierro, está el gaucho que llora todo el tiempo, “miren lo mal que me tratan, me mandan a la frontera, en la frontera la paso mal, en la frontera hay gringos”. Habla mal de los gringos, habla mal de los indios, muy mal. Y todo esto por qué, para que les den trabajo a los gauchos, nada más que para eso. Pero el gaucho Martín Fierro es un gaucho que llora para que el sistema lo incorpore, y cuando en la vuelta de Martín Fierro de 1878, ya el Roquismo puede incorporar a los gauchos que quedaron vivos después de la guerra de policía, Mitre -que lástima que Macri no espió a Bartolomé Mitre en esa época-, le pasó algunos datos a Peñaloza, a Felipe Varela, pero bueno, no lo teníamos ahí a este hombre. Es genial realmente espiar a Bartolomé Mitre, el ha-
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cedor de este país, el gran burgués de la Argentina, el que brindó por la unión del capital británico y el esfuerzo argentino, es espiado como un sospechoso. Si él es sospechoso, qué seremos nosotros, ¿no? Mitre limpia las provincias, porque se produce un hecho excepcional, cae Rosas, la Batalla de Caseros. Rosas defendió la Soberanía del país pero sin transformar, sin modernizarlo. Que esto sí lo había hecho Francisco Solano López, y como lo hizo ocurrió la Guerra de la Triple Alianza, totalmente dirigida y financiada por Gran Bretaña. Nosotros,- esto no lo va a aceptar la derecha Argentina o el liberalismo argentino- participamos de un horrendo genocidio en el Siglo XIX, entre Brasil, el pequeño país uruguayo y nosotros, matamos 800.000 paraguayos. Se quedo sin hombres Paraguay, todo porque habían comenzado con un proceso de desarrollo autónomo, y porque debido a la crisis del sur norteamericano, Inglaterra necesitaba el algodón paraguayo. Entonces Mitre, que era muy obediente con Inglaterra, un gran amigo de Inglaterra, les dice a sus soldados “en vuestras bayonetas lleváis el libre cambio”. El caso es que entre la caída de Rosas, la batalla de Cepeda que la gana Urquiza, y la de Pavón, que es una de las batallas más curiosas de la historia Argentina y de la historia bélica en general, una batalla que habría que estudiar en los manuales de estrategia, y no está Clausewitz para estudiarla pero es una batalla muy muy interesante, porque esa batalla estaba ganada por el federalismo, estaba ganada por Urquiza, incluso Felipe Varela, López Jordan, Peñaloza, dicen tenemos 500 jinetes para reventar el flanco izquierdo de Mitre. Y Urquiza dice, no muchachos, nos volvemos a Entre Ríos, yo
estoy cansado. Y le dejan la batalla a Mitre, que nunca ganó una batalla. Si ganó la de Pavón, fue porque Urquiza se la dio. Después de Pavón se produce un episodio muy sangriento, muy similar a la llamada Conquista del Desierto de Roca, que es la Guerra de Policía que Mitre ordena llevar en las provincias, para terminar con el gauchaje alzado. Terminado el Paraguay, hay que terminar con los gauchos levantiscos. Mitre le escribe a Sarmiento: “Quiero hacer en La Rioja (donde estaba Peñaloza, Varela), una guerra de policía, considerando salteadores a estos gauchos, lo que hay que hacer es muy sencillo, colgarlos en el lugar donde se los encuentre”. O sea, la técnica de apartar de la condición humana a esos a quienes se ha decidido eliminar. Una condición de posibilidad para matar sin culpa es considerar que aquellos a los que se mata no son seres humanos, por eso está la famosa frase del General Ramón Camps, “nosotros no matamos personas matamos subversivos”. Queda limpio el interior y ahí ponen a los caudillos digitados por Buenos Aires. Martín Fierro incorpora a los pocos gauchos que quedan a la producción de las estancias. Y les da un consejo de oro: “el que obedeciendo vive nunca tiene suerte blanda mas con su soberbia agranda el rigor en que padece, obedezca el que obedece y será bueno el que manda”. Aquellos que sean terratenientes, vayan y repitan esta frase que es una gran frase del poder agrario argentino. Entonces asume Roca, hace la llamada Conquista del Desierto, que tanto molesta a Osvaldo Bayer. Osvaldo Bayer vino a este país a molestar, realmente, se fija en cada cosa, en casa minucia. Que importa lo que Roca
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haya matado en la Patagonia, lo que importa es el progreso, y esta es la teoría de la burguesía colonizadora, porque acá se da un proceso de colonización interno. Toda la historia Argentina desde Mayo está basada en el Pacto Neocolonial, así lo llama Tulio Halperin Donghi, un hombre muy respetable en “La historia de América Latina”. Lo llama el Pacto Neocolonial, es decir, el pacto que Argentina liberada del poder español, establece con Inglaterra en lo económico y con Francia en lo cultural. Inglaterra es el taller del mundo, Argentina es el granero del mundo. José Hernández en “La Instrucción del Estanciero” va a decir: “vale tanto una máquina, como un vellón de oveja”, así nos fue. Pero lo cierto es que esa es la clase hegemónica que domina el primer Centenario. Se llega a la tan ponderada generación del ´80, no valía nada porque lo único que hizo la clase dominante de este país fue disfrutar de la abundancia fácil, es decir, liquidaron a todos los que les molestaba. A los negros los mandaron a todos a la Guerra del Paraguay, después los mató la fiebre amarilla, que como decía el peruano Guerrero Marthineitz, cuando decía cosas inteligentes, decía que la fiebre amarilla era tremendamente racista. A los indios los liquida Roca, a los gauchos los liquida Mitre, y Buenos Aires queda Buenos Aires. Entonces, ¿qué hizo nuestra oligarquía? No hizo un país, hizo una ciudad, una bella ciudad, llena de palacetes franceses. Hizo el Teatro Colón, hizo todas las cosas que cuando viene un turista, la gilada les muestra, “mirá lo que tenemos”, que no tenemos nada. Pero bueno, “mira lo que tenemos, mira que palacete, la Avenida Quintana”. Todos se deslumbran y dicen, Buenos Aires se parece a París, y sí
dice uno orgullosísimo, se parece a Paris, y claro la hicieron los que iban a Paris, volvían y decían, hay que hacer esto, esto y esto. Hicieron una ciudad, y es una gran ciudad, con el resto del país derrotado, la que festeja el primer centenario. Entonces, el primer Centenario es el gran festejo de la oligarquía agro-ganadera, de la pequeña burguesía comercial porteña, de los escuetos intelectuales digamos, Wilde, Santiago Estrada, Miguel Cané, el escritor Cambaceres, que era un tipo interesante, un poco más interesante. Julián Martel con “La Bolsa”, y las clases dirigentes. Y Leopoldo Lugones que escribe una oda a los ganados y las mieces. Está claro a qué había que escribirle una oda. Podríamos preguntarle a qué deberíamos escribirle una oda hoy, para el segundo Centenario, vayan preparando una oda, a qué quieren cantarle. Y viene Rubén Darío y escribe un “Himno a la Argentina” y en una de sus partes dice: “Ved, ved a la Antártida recobrada”, nosotros éramos la Antártida recobrada. Bueno, viene la Infanta Isabel, pasa el cometa Halley para hacer efectos especiales de iluminación del gran acontecimiento, se crea el Hotel de Inmigrantes. En el Hotel de Inmigrantes se les da a cada inmigrante un papel que dice “En Argentina hay vencedores y vencidos, usted entra en este país, si hoy tiene que dormir en el suelo no será la primera vez que lo hace, hágalo”. Bueno, así los recibían. Con estado de sitio, pero se festeja el primer Centenario, todos felices. Viene Blasco Ibáñez, lo mejor es lo que después va a traer Victoria Ocampo digamos, que también va a ser una importadora de intelectuales célebres de la cultura europea para que le firmen el cuaderno. Sin embargo, como el país lo habían despo-
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blado porque habían matado los gauchos, habían matado los negros, habían matado los indios, Alberdi dijo “gobernar es poblar”, porque hay que poblar esto. Es decir, para tenerlo tuvimos que despoblarlo. Para tener este país tuvimos que matar a todos. Ahora no tenemos gente, tenemos que traerla de la Europa culta, iluminada, civilizada, que vengan. Entonces Alberdi dice “gobernar es poblar” y el fascista Anzoategui dice “gobernar es poblar”, y nunca se casó, era un fascista inteligente, algunos son muy inteligentes. Entonces pueblan el país y viene la inmigración. Pero la inmigración que viene es pura basura para la oligarquía, y vienen encima con ideologías extrañas al ser nacional. Me suena eso, ¿qué es el anarquismo? Entonces Cané redacta la Ley de Residencia, y escribe un texto formidable que dice lo siguiente -creo que está en el libro “Viaje”-, “tenemos que tener cuidado los argentinos porque cada vez somos menos, están entrando demasiados y algunos se enriquecen en el comercio de suelas (zapateros) y esta gente, estos torpes enriquecidos al comercio de suelas han empezado a lograr penetrar en nuestros salones”. “Penetrar”, o sea, entrar en la casa. La casa no hay que tomarla, la casa es de ellos, no intentemos sacarle la casa porque nos les gusta nada. Entonces ahí ya Cané decía, penetran en los salones tropezando con los muebles. Esta es genial, no me digan, de puro brutos que son tropiezan con los muebles, como habrá tropezado Menem. Se lo imaginan invitado en la casa de Martínez de Hoz para arreglar algunas cosas del plan económico, pero Martínez de Hoz y Walter Klein le deben haber dado unas cuantas precisas y llega este riojano bruto, y tropieza con los muebles sin duda, pero no importa, no importa, usted va
a hacer lo que nosotros decimos. Sí, dice el otro -total que mierda me importa-, hago todo lo que ustedes dicen, pero quiero algunas cosas, ponerlo a Rosas en los billetes de $20. ¡Pero póngalo! No tenemos ningún problema. Bueno, entonces cuando los brutos hacen lo que ellos quieren, no les molestan los brutos, no es una cuestión lineal, bruto que obedece no es bruto. Bueno, entonces ahí empiezan los problemas porque toda esta chusma ultramarina que viene es anarquista. Hacen la huelga en lo de Vasena, en los Talleres Vasena, y ahí surge Manuel Carlés y la Liga Patriótica. Yo la verdad que durante el conflicto con el campo, estaba preocupado de que surgiera la Liga Patriótica Miguens, o la Liga Patriótica Llambías, que guarda, Lugo denunció que había milicias agrarias en Paraguay, o sea que eso hay que tenerlo en algún lugar. Manuel Carlés sí organizó la Liga Patriótica, que eran los muchachos bien de la oligarquía pendenciera. Hay un chiste muy hermoso, eran antisemitas, porque todo facho es antisemita. Entonces hacen un pogrom en el barrio judío, es bueno que esto lo sepan los compañeros judíos porque suelen votar a cualquier cosa menos al Peronismo porque piensan que el peronismo es nazi y por eso votan a otros, que tienen en su historia el primer pogrom argentino, hecho por los niños de la oligarquía. Manuel Carlés al frente, que les decía “voy a dirigirles la palabra rápida como tiro de fusil”, ¿qué les parece?, una frase de esas lo sigue hasta la muerte a este hombre. Bueno, entonces el chiste dice: habían cerrado el barrio judío, entonces a todo el que quería entrar, le decían: “diga nueve”, “noive” decían, los cagaban a palos. Entonces un judío viendo esto, venía de compras con un paquetito, em-
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pieza a practicar: nueve, nueve, nueve, entonces va y le dicen: diga nueve y él dice nueve. “¿Qué lleva en ese paquete?” - “Goivos”. Es delicioso el chiste pero es terrible porque demuestra cuán hijos de perra eran. Hay una represión brutal en los talleres de Vasena, permitida por Yrigoyen. Era un Presidente que le decía en este caso a Dellepiane: “Bueno, usted vaya y haga”. No le decía que había que hacer, pero a un militar que enfrenta a una huelga obrera, uno le dice que vaya y haga, uno ya sabe que va a hacer el militar. Y luego la Patagonia trágica que es una masacre infernal de la cual Yrigoyen tampoco se da muy por enterado, y el radicalismo tampoco. Porque cuando Bayer le pide al radicalismo que haga la autocrítica de la Patagonia trágica y algunos se ríen, no es una macana lo que está diciendo, en realidad deben esa autocritica, yo creo que la deben, y bueno deberían formularla en algún momento. Nuestra historia sigue, voy a abreviar cómo llegamos a este Centenario. Viene el golpe de Uriburu, la derecha cree que tiene todo en sus manos. Lugones redacta la proclama de Uriburu, su hijo crea -todo esto es conocido- la picana eléctrica. Es notable el paralelo entre el sable de Lugones de Ayacucho y la picana eléctrica de su hijo en los sótanos de las comisarias de Buenos Aires. Porque Lugones en Ayacucho, en 1924, dice “Ha llegado por fin la hora de la espada” y el hijo acá crea la picana eléctrica que era la espada que debía sostener al régimen. Pasa lo que hemos llamado la década infame, que es una preciosura, “La Belle Epoque”, al lado de lo que vino después. Y viene el Peronismo. Es un fenómeno muy complejo. Primero es interpretado como un
movimiento nazi porque los del GOU son todos nazis -que eran bastante nazis, sí- entonces toda la oligarquía, la gente bien, los aliadófilos que están con la causa de los aliados por la libertad en Europa, por la lucha por la libertad en Europa, de la cual participan como sabemos Estados Unidos, Inglaterra y la Unión Soviética. Francia no porque se manda a guardar enseguida, digamos. Como Francia hace un papel tan deslucido en la Guerra, Hollywood hace Casablanca, entonces los franceses quedan bárbaros, los salvan así, Hollywood es muy generoso en eso. Cuando tiene que integrar a los alemanes a la Guerra Fría, hace una biografía de Rommel con el actor británico James Mason como protagonista y Rommel queda como un héroe extraordinario, pero era un paso para integrar a Alemania a la Guerra Fría. Sigo. Lo primero con que caracterizan y definen a Perón es con que fue un nazi. Yo tenía un amigo que decía una cosa muy inteligente: “no es que Perón sea nazi, lo que pasa es que Hitler era peronista”, lo cual no es tan tirado de los pelos si uno lee algunas lecciones de Heidegger sobre la tercera posición en 1935, en la Universidad de Friburgo. Dice, Alemania es el centro espiritual de Europa, y está entre dos tenazas: el mercantilismo norteamericano y el colectivismo soviético. Ni yanquis ni marxistas, ellos dicen nazis, peronistas. Perón hace todo lo que sabemos que hace. Hace cosas muy buenas, que tendríamos que hacer de modo inmediato como el IAPI por ejemplo, aunque sabemos que si intentamos hacer el IAPI no llegamos al Bicentenario. Con Perón, el pecado de ese primer Perón, que es el mejor Perón porque además la tiene a Eva al lado, es que la partici-
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pación de la clase obrera en la renta nacional, llega al 53% o sea nunca llegó más alto. Se produce la llamada Revolución Libertadora para que justamente eso sea inmediatamente corregido, porque es un atentado a los valores nacionales y a nuestro estilo tradicional de vida, en que la clase obrera tenga un porcentaje tan alto en la renta nacional. Pasan dieciocho años en los cuales el Peronismo trata de volver al poder, donde hay muchas cosas muy heroicas, muy rescatables. La resistencia peronista, la huelga de Lisandro de la Torre, el triunfo de Framini en la Provincia de Buenos Aires, Cooke, el surgimiento de la Juventud Peronista hasta el crimen de Aramburu, que yo no llamo ni ajusticiamiento ni asesinato, porque es tan complejo ese proceso que no lo puedo tratar ahora, está en mi novela “Timote, secuestro y muerte de Aramburu”. Pero es muy complejo, porque en realidad esa juventud estaba sofocada, llevaba dieciocho años o quince años escuchando pestes de Perón, habían crecido escuchando a sus padres hablar mal de Perón. Entonces, Perón se les volvió la figura de lo prohibido, de lo que sus padres odiaban, y todos sabemos que lo que los padres odian los hijos aman. Incluso la clase obrera esperaba a Perón en un avión negro, el símbolo de lo prohibido, de lo maldito, de aquello que está negado y todo aquello que está negado por algo estará negado, algo debe tener. El caso es que Perón tiene un gran primer regreso, que lástima que no se murió ahí, realmente, el 17 de noviembre de 1972 al que los peronistas llaman “día de la militancia”. Pero ahí todo sale bien, incluso hay un episodio muy bueno. Lorenzo Miguel pasó a la historia porque dijo que el peronismo es
como comer tallarines el domingo con la vieja, pero sin embargo cuando Perón baja del avión y entra en el hotel internacional hay un loco, un cana que saca un revolver. Perón iba al frente, y le apunta y le dice quédese ahí y Perón sigue caminando, y el cana dice no me obligue, no me obligue, así enloquecido; Lorenzo Miguel se tira para cubrir con su cuerpo el de Perón, entonces uno reflexiona, el peronismo no sólo es comer tallarines el domingo con la vieja, es arriesgar la vida también para cubrir la vida del líder. Perón llega, negocia, lo pone a Cámpora y a Solano Lima que duran cuarenta y siete días nada más en el Gobierno, hermosos cuarenta y siete días, inolvidables. El discurso de Rucci a la policía es de una belleza conceptual para los Derechos Humanos, lástima que enseguida ocurre lo de Ezeiza. En una reunión entre Rucci, Cámpora y Juan Manuel Abal Medina, Abal Medina -que era un tipo de mucho carácter- le dice a Cámpora: “Presidente, ¿por qué no mandó a la policía?” Y Cámpora dice: “Que quiere Doctor, si este pelotudo les dio un discurso de que no hay que reprimir”, y Rucci no dijo nada, porque hace 15 días les dijo que no hay que reprimir y en Ezeiza lo hubiesen necesitado. La masacre de Ezeiza determina que Perón tome partido por la derecha pero Perón se muere en muy poco tiempo, amasijo de Rucci, Perón se muere en poco tiempo y ahí sí, viene la catástrofe. El llamado “Proceso” no es más que la aplicación de la tecnología de la contrainsurgencia francesa en Indochina y en Argelia. La tarea de formación se logra a través de la tortura, o sea, se tortura al prisionero, hasta que confiesa. Cuando confiesa tiene que dar
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dos nombres, esos dos nombres son capturados, son torturados y esos dos personajes tienen dos nombres, y así se fue desarticulando la guerrilla en muy poco tiempo, 2 meses nomás, pero bueno, duraron 8 años. Se querían quedar para siempre, se mandan la atrocidad de la Guerra de Malvinas y viene la democracia. Que tampoco nos dejo contentos, la verdad, porque los dos primeros años de Alfonsín estuvieron bien. El Juicio a las Juntas estuvo bien pero después Alfonsín se va a los caños, digamos. Después viene lo que Barcelona llama el personaje demoníaco, viene Carlitos y regala el país. Era la época de regalar el país, porque cuando Carlitos asume sí, le dicen, usted lo que tiene que hacer es privatizar todo. La plata de la privatización se la van a llevar ustedes, gran culpa del peronismo, que vergüenza. Perdónenme, que vergüenza para el peronismo porque Evita había dicho siempre “Yo a lo que le tengo miedo no es a la oligarquía, es al corazón oligárquico de los dirigentes peronistas”. Y bueno, es el peronismo que había defendido tanto la Soberanía del país en el primer gobierno, el que la regala, el que la vende en un gobierno de Menem. Dejemos de lado el interregno de Luis XXXII -porque era dos veces más boludo que Luis XVI- y llegamos a lo que José Natanson llama el Presidente inesperado, que es un poco el que nos tiene aquí y la que nos tiene aquí. Estamos ahora en el gobierno de una de las mujeres más inteligentes que ha dado la política, de las que mejor saben razonar. No hay político que se le pueda comparar en el logos, en su capacidad de razonamiento, en su velocidad mental. Sólo el mejor Perón digamos, sus mejores discursos se puede comparar a un discurso de Cristina
Fernández. Yo no digo de Kirchner, digo de Cristina Fernández. Porque de Kirchner dicen los otros cuando dicen “los Kirchner”, él la domina a ella. Dicen que al principio ella lo dominaba a él, ahora él la domina a ella. Cristina Fernández es una mujer brillante. La otra vez me llama Martín García, un peronista Kitsch, digamos. Yo le digo, a mi me daría vergüenza, yo no soy peronista, el peronismo es un despelote. En todo caso peronista de Perón no, pero peronista de todo ese despelote que es el peronismo sí puedo ser porque es un relato fascinante. Estos 70 años han sido entretenidos sin duda y ahí hubo de todo, como decía Perón, en el peronismo tiene que haber de todo, y hubo de todo y seguirá habiendo. Ahora la tenemos a Cristina Fernández, y lo que me dijo Martín García, muy piola fue: “mira, vos dirás lo que quieras, pero vos también estás enamorado de Cristina”. Y yo le dije “¿quién no está enamorado de Cristina? El tarado de Majul”. ¿Qué persona inteligente, honesta, de buen corazón, no machista, no resentido, no taxista, no se va a enamorar de una mujer tan inteligente, bonita, brillante? Que quizás, bueno, le falte un toquecito de ternura por ahí, pero bueno alguna vez lo logrará. No es que no lo tenga, por ahí lo tiene que transmitir un poco más porque se haría más tragable, pero bueno, los que no la tragan, no la tragan por eso. Es muy difícil tragar a una mujer brillante e inteligente, tanto para los tipos como para las minas. Las minas, ustedes saben, son las peores enemigas de Cristina, en las peluquerías se hablan cosas horribles de Cristina, porque la mayoría sabe que nunca van a ser Cristina Fernández, que van a seguir siendo las huevonas que son mantenidas por su marido,
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que van al country el fin de semana, que crían a los hijos y cuando se dan cuenta están viejas. Y a esta mujer, los varones no la bancan, cómo la van a bancar. Un varón no puede bancar una mujer inteligente. Es algo terrible para un varón porque supone que él tiene que dominar a la mujer, y que tiene que ser más inteligente que ella. Ahora, cada vez más las mujeres son más inteligentes que los varones, o sea que esto es un gran problema para los varones. Yo estoy casado con una mujer muy inteligente, es una gran artista, es una escenógrafa que ha sido -ahora la verdad no le importa nada-, pero ha sido escenógrafa de películas como La Patagonia Rebelde, Misteriosa Buenos Aires, No habrá Más Penas Ni Olvidos, La Noche de los Lápices, hizo teatro, hizo todo y yo estoy orgulloso de eso, y yo cuando la presento no la presento con mi apellido, para mí es una ofensa para ella, la señora de… ella es ella. Esto es Cristina, y este es el primer punto de odio que despierta en los machistas varones y las machistas mujeres, las resentidas mujeres que odian lo que nunca van a llegar a ser, que es Cristina Fernández. No estoy hablando de los que la admiran, estoy hablando de los que la niegan, de las que la niegan, las caceroleras, “vas a morir como Evita” le pintaron. Ojo, ese es el mismo odio que le tenían a Evita. Sí, en San Isidro pintan de todo, y grasa le ponen, claro, grasa.
Entonces, los Kirchner han renovado el odio Peronismo – Anti Peronismo, no por ellos, pero lo han despertado porque tocaron intereses, tocaron intereses del poder y llevaron al Gobierno a una serie de muchachos que habían tenido un pasado en la Juventud Peronista, o en Montoneros, que no es lo mismo. Yo estuve en la JP pero nunca estuve en Montoneros, y me peleé con los Montoneros mucho antes que los militares. Eso es muy complejo, un amigo mío decía, si a mí me llevan por Montonero durante la dictadura, yo les voy a decir, ustedes están locos, yo me peleé con los Montoneros antes que ustedes. Desde el Peronismo, claro, y ¿desde qué Peronismo? Desde el mío, no sé, pero no es el de Firmenich. Y, bueno, esta otra vez, el odio de clases, el odio de razas, el odio a los negros, el odio a los grasas peronistas. Y todo esto se ampara en la República, en las Instituciones, las denuncias de corrupción, todo eso que fundamenta los golpes de Estado. No ha habido golpe de Estado al que no fuera previo sobre todo las denuncias de corrupción, que han sido fundamentales. Así que creo que vamos a festejar este segundo Centenario en estado de beligerancia, y que va a ser inevitable que sea así y que vamos a tener que seguir en ese estado para lograr algunas cosas, y exigir algunas cosas para que el Gobierno avance, sobre todo para lo que todos queremos que haya menos pobres, menos excluidos, menos “escupitados” por el sistema y arrojados a esa delincuencia que se
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Agenda Parlamentaria de los bicentenarios 2010-2016 (I). Por Agustín Rossi *
Voy a tratar de darle un encuadramiento político a lo que vive hoy el Parlamento en la Argentina, o qué es lo que está pasando en este momento en la política argentina. Digamos que tiene sus implicancias en el parlamento, en el Congreso de la Nación y que se expresa de diferentes maneras. Creo que hoy en la Argentina la verdad que estamos viviendo una brutal pelea por el poder, y esa brutal pelea por el poder no se está dando entre el oficialismo y la oposición sino que se está dando entre un oficialismo que intenta construir una agenda pública, una agenda social, con las clásicas corporaciones que han existido en Argentina durante todos estos años. Se han parado en contra de cualquier intento de transformación. En donde los partidos políticos opositores, han resignado esa capacidad que cada uno de nosotros debe tener de poder ejercer un rol independiente. Han resignado la posibilidad de que la política ocupe ese rol y son subsidiarios de las políticas de las corporaciones. Las actitudes que toman en el Parlamento, como las actitudes públicas que toman, tienen más que ver con lo que les imponen las corporaciones, tienen más que ver con satisfacer esa demanda corporativa, que con los pensamientos o con las ideas que históricamente, tradicionalmente -en el momento que sea- han tratado de defender.
Hoy, han resignado esa posibilidad. Hoy la agenda política de la oposición, las actitudes políticas de la oposición, tienen que ver con demandas que surgen de afuera del seno de sus propios partidos políticos, antes que de políticas acrisoladas, acentuadas o maduradas en el seno de su propio partido. Y eso es lo que nos ha pasado, y lo que se ha visto con mucha claridad durante y creo que es lo que va a pasar y probablemente sea el escenario de los próximos dos años en el parlamento. Empezamos, me acuerdo, después de las elecciones del 28 de junio con una idea, y nos encontramos ahí con que teníamos el vencimiento de las leyes que contenían facultades delegadas y, la verdad, que participamos en alguna reunión con todos los bloques de la oposición y los dirigentes, y nos dijeron: “no, pero está bien, es razonable que estas leyes que vienen prorrogándose año tras año, que le dimos cinco años a Menen, después tres años más a Menem y después tres más a De la Rúa y dos años a Duhalde y después a Kirchner, que se la demos un año a la Presidenta. Que conformemos una comisión; que esa comisión analice qué facultades se seguían teniendo, qué dejar en manos del Poder Ejecutivo y cuales otras no... “ . Bueno, una cosa absolutamente razonable, absolutamente entendible.
* Diputado Nacional. Presidente del Bloque Frente para la Victoria
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Existían dentro de las facultades delegadas el Código Aduanero. Sabíamos que el tema del Código Aduanero iba a traer la discusión sobre el tema de las retenciones, entonces yo había acordado con la presidenta, le dije: “Mire Presidenta, vamos a prorrogar las facultades delegadas, pero al caso del Código Aduanero le vamos a poner un límite para que el Ejecutivo tenga la posibilidad de bajar retenciones pero no facultad de subirlas. Y que cuando quiera subirlas, tenga que construir una ley y mandarla al Congreso del la Nación”. Todo esto que parecía absolutamente razonable se fue por la borda, porque la mesa de enlace le exigió a la oposición bajar retenciones antes de aprobar la ley de facultades delegadas. Entonces esa primera batalla, como la plantearon ellos -por los resultados electorales del 28 de junio-, no se resolvió en el Parlamento. Se resolvió una parte en el Parlamento, que fueron los diputados que todavía tenemos capacidad política o nos reservamos un derecho a la autonomía política y, por el otro lado, la corporación que impuso, vergonzosamente, a los bloques de la oposición una decisión política. Ni que hablar de la discusión sobre la Ley de Medios. La Cámara de Diputados, vergüenza. La imposición de la decisión de levantarse del recinto, de irse del recinto, de tratar de dejar sin quórum a la sesión, no fue una decisión que la tomaran los bloques de la oposición, se tomó fuera del recinto de la Cámara de Diputados. Se tomó en un hotel, a cuadras del Congreso de la Nación, donde estaban los principales directivos de los medios de comunicación y
los presidentes de los bloques desfilaron por ese lugar. Tomaron la decisión que les impusieron. Y eso es lo que está pasando en la Argentina. La discusión que hoy tenemos en Argentina, el problema del no consenso que a veces se presenta como una actitud intolerante por parte del oficialismo, en realidad, es el problema de que la oposición ha resignado el ejercicio autónomo de su voluntad política. Lo ha entregado a un sistema de corporaciones que, si alguna vez llegan a ganar en Argentina, lo primero que van a hacer es imponerles su plan de gobierno para tratar de sacar todo, como siempre ha sido el escenario de la corporaciones en Argentina. Van a tratar de sacar absolutamente todo lo que reciban para cada uno de sus sectores corporativos y después le dejarán que gobierne como pueda. Aquí tenemos la discusión, esto se expresa en el Parlamento Nacional y la agenda política que se construye, tiene que ver exactamente con esas cosas. No estamos discutiendo escenarios en el marco de la racionalidad política. No estamos discutiendo a ver de qué manera hacemos un mejor Parlamento, no estamos discutiendo cómo hacemos una mejor calidad parlamentaria. La verdad que no estamos discutiendo eso. Lo que hay hoy en la Argentina es una brutal lucha por el poder y la lucha por el poder se da entre el oficialismo, con sus errores, con sus defectos, o con una idea de país dibujada con trazos gruesos, y un mundo corporativo que no quiere que se avance. Acá las cosas pasan muy rápido, pasan rá-
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pido en términos de tiempos políticos. Yo los invito a todos a retrotraernos al mes siguiente de las elecciones del 28 de junio. En un comunicado de la Asociación de Empresarios Argentinos (AEA), que La Nación tituló: “las doce condiciones”, y que Clarín decía: “Marcando la cancha”, de otras cosas decían “libertad de comercio”, bueno, las cosas que dicen siempre: “respeto al federalismo, etc”, e inconveniencia del tratamiento de la ley de medios audiovisuales. Y esa es una presión que nosotros ya vimos anteriormente, la vimos durante muchísimos años en Argentina. Nosotros contra eso, estamos tratando de construir un escenario distinto. Lamentablemente cuesta muchísimo que la oposición se aleje de ese tipo de presiones. Por eso es la disputa que vamos a tener en la Cámara de Diputados. Porque la presidencia, la vicepresidencia de la Cámara de Diputados, tiene una importancia hasta simbólica. En realidad, el objetivo es la Comisión de Presupuesto y Hacienda de la Cámara de Diputados, de manera tal de empezar a incidir en la política de ingresos públicos de Estado Nacional.
promulgar esa Ley?; ¿De qué manera nosotros buscamos sostener la gobernabilidad? . Una cosa es el resultado del 28 de junio, que obviamente a nosotros nos hubiera gustado que nos fuera mucho mejor y significó un avance de la oposición, pero no cambió el gobierno.
Con mayoría de la oposición en la Comisión de Presupuesto y Hacienda, ¿Para qué quiere la oposición mayoría en la Comisión de Presupuesto y Hacienda? Para modificar la política de ingresos. ¿Cuánto tiempo vamos a estar discutiendo una baja de retenciones con la oposición?
¿Qué es lo que nos corresponde a nosotros? Nos corresponde tratar de empezar a construir consensos y hablar con la verdad, decir las cosas como son. Tratar de explicitar las cosas tal cual son, porque sino después resulta muy difícil creer que uno pueda construir consensos públicos cuando las cosas no se dicen de la manera en que se tienen que decir.
¿Cómo se hace para gobernar en este sentido? Pero, después se asustan cuando yo digo lo que digo. Se enojan cuando hablo del veto. ¿Cómo se puede gobernar?; ¿Qué tiene que hacer la Presidenta, si mañana le sacan una Ley donde le modifican la ecuación de ingresos públicos?; ¿Se tiene que
Nunca el oficialismo tuvo minoría en la Comisión de Presupuesto. Nunca en la historia parlamentaria. En el año 87, con la derrota de Alfonsín, se le permitió al oficialismo construir mayorías. Lo mismo pasó en el año 97. En un escenario de estas características, ¿para qué quiere la oposición esto si no es solamente en la idea de acorralar al gobierno?; ¿Para qué un dirigente de la oposición quiere tener mayoría en esta comisión? En la oposición funcionan presionados, presionados mediáticamente, presionados corporativamente y este es el escenario que nosotros tenemos en la Argentina y que vamos a tener seguramente en la Argentina durante los próximos dos años.
A nosotros como dirigentes políticos, como militantes políticos, más allá de las responsabilidades institucionales, tenemos que tratar de decir en cada uno de los lugares en donde tengamos responsabilidad de ha-
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blar estas cosas. No estamos transitando en este momento de Argentina como espectadores de privilegio. No estamos transitando una etapa política en la Argentina en donde la pelea por el poder las discuten otros. La pelea por el poder no está definida en otro lugar, nosotros estamos discutiendo el poder y eso exige a cualquiera como militante una doble responsabilidad, porque los errores que cometemos los pagamos carísimos. Porque cada vez que nos equivocamos, cada vez que alguno de nosotros con responsabilidad institucional se equivoca, pagan en el error muchos otros porque es una pelea claramente desigual. Para estatizar el sistema de las AFJP nos costó llegar al núcleo de la discusión, que es quién maneja el ahorro previsional de los argentinos, y estuvimos discutiendo siempre por los bordes, que es a donde nos llevan. Toda una discusión y no pudimos entrar nunca al fondo de la cuestión. La verdad es que gracias a que podemos manejar el ahorro previsional de los argentinos, pudimos sacar la asignación básica universal por hijo, porque no teníamos otra posibilidad cierta de instrumentarla rápido, en forma contundente, de forma precisa, con fecha de inicio, sino hubiese sido operando con esta decisión. Y pudimos hacerlo porque teníamos estatizado el fondo de las AFJP. Esto no significa que no tengamos que discutir una reforma impositiva, que también hay que desmitificar y en algún momento tenemos que discutir. Porque siempre que se dice que tenemos que discutir una reforma impositiva, dicen que no se puede hablar porque siempre genera reveses en la economía. Se acabaron esos tabúes, si algo hicimos
fue derribar tabúes. No se podía discutir la ley de medios, discutimos la ley de medios. No se podía estatizar las AFJP, estatizamos las AFJP. Entonces, con esto también hay que terminar con el tabú. En algún momento, racionalmente, inteligentemente, hay que discutir una reforma impositiva en el país y seguramente no pasará absolutamente nada. Nada de las cosas que no tengan que pasar, y las cosas que pasen no pasarán porque seamos nosotros los que estemos discutiendo una reforma impositiva, pasarán por otros motivos, por otras lógicas que tiene el poder económico en la Argentina. Pero, ciertamente el mensaje que quiero transmitir es fundamentalmente entender el momento que está viviendo el país, tratar de separar la paja del trigo; tratar de ver realmente cuales son las cosas que se están discutiendo, más allá del nivel de cercanía o empatía con el gobierno. Por primera vez en la Argentina después de muchísimos años, estamos discutiendo el poder. Durante años en Argentina la democracia discutía cargos o el gobierno, y el poder real estaba en otro lado. Hay una voluntad política de modificar esa estructura de poder, y todo lo que pasa en cada uno de los lugares tiene que ver con esa acción y con esa decisión. Y los que estamos acá -que tenemos responsabilidades institucionales- tenemos que entender esto por sobre todas las cosas, para no perdernos en la cuestión cotidiana, en la cuestión diaria, en la cosa que por ahí te hace perder el objetivo de donde estás trabajando y dónde tenés que acumular. Cada uno de nosotros como militantes políticos acumula poder en un determinado
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lugar. O se acumula de este lado o se acumula de otro lado y, cuando uno acumula desde este lado, tiene que tener la responsabilidad de saber cuál es el momento y cuáles son las cosas que se están poniendo en juego. Y cada uno, en cada uno de los lugares del país en donde se tiene responsabilidad institucional, en donde se milita, hace a esta construcción política. Porque hay algo que nosotros también sabemos, que la construcción política es absolutamente colectiva. No hay construcción política individual desde el campo nacional y popular. Y cuando uno construye en términos de política colectiva sabe del esfuerzo del compañero de Jujuy, es tan valorado como el esfuerzo del compañero de Tierra del Fuego. Nosotros tenemos que ver de qué manera todo eso nos lleva a ir generando consensos, masa crítica, para que avance la cuestión en determinado sentido. Van a intentar que retrocedamos. Hace tiempo yo le decía a un diputado: “pero vos por qué querés darle a la derecha la mayo-
ría en la comisión de presupuesto. Porque, con la composición de la comisión que vos me estás proponiendo, ninguna de las leyes que vos votaste conmigo las hubiésemos sacado. No hubiésemos ni sacado la ley de medios, ni estatizado las AFJP, ni hubiésemos estatizado Aerolíneas Argentinas, porque se hubiesen opuesto. Entonces, no podes quedar en un discurso vacío alrededor de un control que nunca vas a ejercer y que además esconde que acumulas políticamente para la reacción”. Es verso lo del control, es verso lo del consenso. Los que no pueden consensuar, porque no los dejan, son ellos y no nosotros. Esta es la realidad. Porque, cada vez que se acercan a alguna política del oficialismo, enseguida los condicionan. Me parece que todo esto son las cosas que vamos a vivir en este tiempo y seguramente en los próximos dos años en la Argentina.
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Agenda Parlamentaria de los bicentenarios 2010-2016 (II). Por Carlos Raimundi *
Adelanto que la lógica desde donde estoy mirando la realidad argentina y dentro de eso, el papel del Parlamento, me hace tomar diferencias y tomar distancias muy claras con las actitudes de otros compañeros de mi mismo espacio, auto titulado “progresista”, que termina acumulando justamente para el lado contrario para el que uno piensa que se debería acumular. Hoy en día no hay una agenda del Parlamento, creo que antes de agenda parlamentaria en términos de temas particulares, hay una cuestión más general que es la recuperación de la legitimidad del Parlamento, la legitimada pública, la legitimidad social del Parlamento. Porque cualquier agenda, por más perfecta que sea en términos de temas, queda invalidada si se da en el marco de una pérdida de legitimidad. Y, al mismo tiempo, me parece que esto se encuadra en política general, en una capacidad de re legitimar la política como instrumento de la sociedad para interpelar al poder. No existe Parlamento fuerte con política débil, no existe capacidad de mediación parlamentaria entre la sociedad y el Estado independientemente del vaciamiento autonómico en el poder de la política y esto pone en discusión conceptual el sistema republicano. No renuncio en términos teóricos al sistema republicano,
lo que sí lo pongo en discusión en términos prácticos. Por ejemplo, la crisis internacional, una crisis originada dentro del mismo sistema financiero, que estalla la industria inmobiliaria (este sistema económico mundial tiene a 1.200 millones seres humanos bajo la pobreza, perdón, me corrijo con hambre, 1.200 millones de personas, bajo la pobreza son 4.000 millones). Eso no es crisis, desde el punto de vista cultural, esto ya ocurría mucho antes, pero sin embargo no había clima de crisis. La crisis se desata cuando caen los grandes grupos y dejan a la gente sin casa. Los estados actúan en salvataje, los estados que no podían regular, tienen que acudir al salvataje de los grupos, ¿de quién es la plata del Estado para acudir al salvataje de los grupos? También de la gente. Que en definitiva se queda sin la casa y además tiene que aportar para que el Estado salve a los grupos y el capitalismo salga de la crisis. Y esto tiene origen en las democracias que se jactan de tener la mayor capacidad de mediación parlamentaria. Por eso es que pongo en cuestión la discusión del Parlamento por fuera de la discusión de la política. Creo que en eso ayudó mucho la discusión de la Ley de Medios en este sentido.
* Diputado Nacional MC
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Uno de los grandes slogans de los que se oponían y se oponen a la Ley de Medios es: “tengamos cuidado de preservar a los medios independientes del Poder”. Y lo que intenta transmitir ese razonamiento, es decir, la manera en que está traducido al sentido común de la sociedad, es creer que los medios van a quedar sometidos si hay unos manejos, si hay una regulación, del Estado. Por lo tanto, me parece que esta discusión, lo que trajo es la discusión de la ecuación del poder. Y la verdad es que el Estado es la parte menor, minoritaria, ínfima y más debilitada dentro de la discusión del poder. Aquí lo que estaba en discusión era nada menos que quién forma el sentido común de la sociedad. Para que las sociedades y los pueblos no asuman que hay una crisis cuando hay hambre, sino que asuman que hay una crisis cuando caen los grupos financieros. Y lamentablemente no es el Estado democrático, sino que es el Poder el que fija esa escala de prioridades. Por eso, me parece que el único marco de referencia para recuperar legitimidad y capacidad de mediación real del Parlamento es la recuperación de la política, en términos integrales, es esa capacidad de la política de interpelar al Poder. ¿Por qué digo un Estado tan debilitado? Supongamos un Estado sentado a la mesa de discusión del Poder. Esta es la otra cuestión, es entender que cuando a veces se dice “el que llega al gobierno, toma el Poder” No, el que llega al gobierno adquiere el derecho a tener una silla en la mesa del Poder para poder interpelarlo. Es más, el problema en la Argentina, es que en mi opinión personal por supuestodesde los primeros meses de Alfonsín, que ahí sí hubo una voluntad. Me imagino ese último tramo del 83, la campaña electoral
y todo el año 84, mal, bien, se puede estar acuerdo para qué o no, pero ahí había una reconstitución de la institución de la política. Primeros meses, pasó ese año 84 y vino la debacle. Y todos los gobiernos sucesivos, en lugar de ocupar esa silla en nombre de la sociedad, para interpelar al Poder, era una silla más del Poder para justificar esa desigualdad social. Y creo que eso se interrumpe -lo digo con absoluta convicción- con Kirchner. A veces encuentro grandes diferencias entre el discurso y la realidad, grandes diferencias, pero también le doy un valor instituyente de la agenda política. Es decir, se puede decir que quiero recuperar el Estado y no hacer todo lo que se debería hacer para recuperar el Estado. Pero el hecho de poner en agenda recuperar al Estado en representación de toda la sociedad, ya antepone un eje de debate distinto al que tuvimos los últimos 20 años, o en los últimos 25 años, aun desde la recuperación democrática. Entonces, ¿Por qué el Estado es débil aun cuando intente superarse? Desde una junta nacional de carne que manejaba y coordinaba el comercio exterior, de una junta nacional de granos, desde una empresa nacional de hidrocarburos, desde una empresa nacional de energía, digo imagínense si tuviéramos esas herramientas hoy. Porque el Estado fue vaciado y recuperarlo, significa recuperarlo desde una posición de debilidad muy clara. Eso lleva a redoblar esfuerzos, a redoblar los recursos, a redoblar la coherencia. Por eso digo que, si se logra recuperar el Estado y se logra re legitimar la política, en ese marco las instituciones comienzan a jugar un papel de círculo virtuoso porque median a favor de la sociedad. Mientras esto no pase, las instituciones van a terminar vaciadas y ju-
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gando a favor del Poder. Por eso, en esto de romper los mitos, a mi me ha tocado ver, ser testigo. Yo tuve mi primer mandato como diputado nacional por el partido radical y por las cosas que viví durante ese mandato del 89 al 93, es que intenté la construcción de una cosa distinta, después incorporándome al FREPASO. Y uno de los mitos que rompí en ese momento fue cuando se habla del “control parlamentario”, porque el control parlamentario de algunos diputados en la comisión de seguimiento de las privatizaciones era: coimear al funcionario del ejecutivo menemista, coimear al diputado del oficialismo y también al de la oposición. O, recuperar poderes para el Parlamento, para que el Parlamento vote la Ley de la intangibilidad de los depósitos en junio del año 2001 y que en noviembre se instale el corralito. Entonces, hay cosas muy perversas que el debate político nos permite sacar a la luz. Por ejemplo, ¿cómo los medios, en esto de
tergiversar el sentido común, llevan a que la principal condena de la sociedad por la falta de la legitimidad de la política está en los legisladores, los diputados? A mí me pasó un día, me encuentro en la calle con un señor que se llama Mario Vicens, que fue Secretario de Hacienda del Ministerio de Economía del gobierno de la Alianza. Yo fui diputado de la Alianza. En un momento creí que la Alianza llegaba para hacer un corte histórico con los diez años de menemismo, hasta que nos dimos cuenta tarde -esto lo digo como autocrítica fuerte- que ese gobierno al llegar ya había negociado todo. Al llegar, cuando este gobierno que venía para hacer un corte histórico y había dejado a Pedro Pou en el Banco Central; a Stefani en la AFIP; a Nazareno en la Corte; y a Ibarra en Auditoría. Ya estaba entregado. Y aun así, le votamos en bloque porque creíamos que era distinto y demás, le votamos algunas cosas. Y resulta que los diputados, pagamos las consecuencias de cosas que nunca hubiéramos imaginado que el Poder iba a hacer. Y un día me en-
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cuentro con este hombre en la calle, y la gente enseguida después de la crisis me reprochaba a mí, cuando los que habían canjeado la deuda, los que habían bajado los salarios, los que le habían aumentado los impuestos a la clase media, los que habían profundizado la receta fiscal eran ellos desde el Poder, no los legisladores desde el Parlamento. Y ese tipo, cuando cae el gobierno, primero nadie sabe quién es y segundo, pasa a ser presidente de la Asociación de Bancos. Con lo cual uno se pregunta, si un tipo, al día siguiente que se va del Estado, pasa a ser presidente de la Asociación de Bancos, ¿para quién gobernaba cuando estaba en el Estado? Por eso es que comparto en términos generales esta lógica, lo que no me exime de plantear algunas contradicciones y algunas cosas que sinceramente no comparto. Pero les voy a decir unas cosas, fundamentalmente en un tono más positivo y voy a ir terminando. A mí me ha tocado, es cierto que los contextos no son iguales. Ya sé que hay que desarrollar más esto que voy a decir, lo voy a decir muy linealmente, exclusivamente para tratar de explicar lo que quiero decir. No lo tomen al pie, palabra por palabra, pero las veces que a mí me ha tocado estar en Bolivia -que fueron varias desde la asunción de Evo Morales hasta ahora- se ve claramente que una parte de la renta petrolera en el oriente es lo que hace desestabilizar al gobierno. No quiero decir que en Argentina pase lo mismo, entiéndanme la estructura del razonamiento. Y ahí se les sacó y esos tipos se dan cuenta que no lo tienen y acá está el consultorio dental, está el salario donde no había, está el consultorio médico del indígena, está la jubilación, está la escuela.
Entonces, los medios dicen las mismas o peores cosas, pero la gente dice “sigan mintiendo, no me interesa porque yo tengo lo concreto”. En cambio, a mi me parece que en la Argentina todavía nos falta mucho para crear ese sentido común en la gente, en parte porque se conspira y se destituye, y en parte porque si se promete que cada inquilino se va a comprar la casa y después no se puede comprar la casa, algo hay que hacer. O no decirlo, o si se lo dice, hacerlo. El problema es cuando se generan algunas expectativas que permiten que se genere el discurso de “me dicen una cosa y hacen otra”, porque entonces ahí empieza a tener efecto el discurso destituyente de los medios. Voy hacer dos o tres reflexiones finales. El desafío para recuperar la política parte, primero de un gran esfuerzo por la transparencia, pero no sólo transparencia en términos de buen manejo económico, sino por la transparencia y la cristalidad de las políticas. Es decir: “esto es lo que digo, esto es lo que hago y aquí se ve”. Si digo que van a salir $10 de acá y llegan $10, y no que digo que van a salir $10 y llegan $2. Porque es cierto que $2 es más que $0, pero también es cierto que $8 se quedaron en el camino, y esas cosas la sociedad las valora y las condena. Por eso hay que poner un gran esfuerzo en eso. Y el otro gran esfuerzo es intelectual, en el mejor sentido de la palabra, porque hay pobreza intelectual incluso en los sectores a los que pertenezco. Recordaba en la discusión del presupuesto, que en la intervención que hizo Claudio Lozano dijo: “hay 500 empresas que justifican el 80% de las exportaciones y como antes
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había 200 y ahora hay 500 empresas extranjeras se aumentó el nivel de extranjerización de la economía”. Y después Agustín Rossi en su discurso dijo: “Se crearon 170.000 pymes”, y es probable que sea cierto lo primero y seguramente es cierto lo segundo. Lo que hay que hacer no es sobreactuar poniéndose en los extremos, es decir: “bueno, sí señores, el mundo que existe este, si hay países que tienen algunas ventajas comparativas que les permiten insertarse en los mercados internacionales a buenos precios, eso exige algunos niveles de concentración, eso no es malo”. Y del otro lado también exigen poner en la mesa de los argentinos la comida pero que no la hacen esas corporaciones concentradas que tienen escala de exportación mundial. La hacen los movimientos familiares, autoconvocados y los pequeños productores. Y lo que hay que hacer, el desafío es romper con esa pereza intelectual y ver como conectamos esas dos cosas que son verdad, para avanzar como país y no ver cómo me paro en una y como me paro en la otra, generando ese nivel de concentración. Lo que estoy planteando es que hay sectores de clase media que son muy sensibles a esas cosas y que no hay que rifarlos como aliados, pero ¿por qué? Porque en una sociedad fragmentada como la argentina, de la única manera en que se consolida un proyecto popular es con un bloque de poder de sectores populares y algunos sectores medios, porque si los sectores medios -como en nuestra historia hubo grandes sectores medios- se juntan con la oligarquía hay proyecto oligárquico. Y si los sectores bajos se juntan con la oligarquía, que fue el menemismo -por supuesto que hubo una clase media, porque hubo favo-
res a la clase media, pero como bloque de poder, el bloque de poder eran los sectores más bajos con los sectores más altos-, eso es conservadurismo popular. Y el modelo popular para consolidar un modelo con más autonomía, con más independencia, es con otro bloque de poder, donde no alcanza solamente sacar dos puntos más en las elecciones con un solo segmento social, sino que hay que armar un bloque de poder para gobernar. En ese sentido es donde creo que hay que dar señales muy fuertes, para que estas grandes improntas de este gobierno -que comparto- construyan un sujeto político consecuente con ese universo de ideas. Porque si son muy progresistas con, por ejemplo: Derechos Humanos, ¿le molesta al Poder? Le recontra molesta. Que la Argentina no esté en el ALCA, el principal proyecto de la potencia hegemónica del mundo. No estamos. ¿Le molesta al Poder? Indudablemente, le toca los intereses los intereses fuertes, no es que molesta, no hace cosquillas, le toca los intereses. Ley de Medios, recuperación de las jubilaciones para el Estado. Claramente el Poder desestabiliza, por lo tanto hay que ser muy fuertes y construir un sujeto político capaz de sostener ese universo de ideas, con una autonomía de ese poder desestabilizador del Poder. Veo también que no se hace todo lo que se podría hacer. Un universo de ideas progresistas no se sostiene solamente desde la ortodoxia territorial, desde la ortodoxia sindical. Hay que ampliar el sujeto político para sostener ese nuevo universo de ideas. Hablar del nuevo proyecto parlamentario sin hablar del eje de las disputas de Poder, resultaría irrelevante.
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Agenda Parlamentaria de los bicentenarios 2010-2016 (III). Por Silvia Vázquez * Silvia Vázquez. 1
Siempre lo voy a señalar, yo he encontrado en este camino y en este rumbo -cuando me decidí a participar en la convocatoria de la Concertación- a un grupo de seres humanos, fundamentalmente, con los que pude compartir un camino, un camino político, pero también, valores que trascienden la actividad política que llevamos en conjunto. Y uno de ellos tiene que ver con la cuestión de la generosidad y la solidaridad que siempre advierto, señalo, subrayo y felicito del peronismo. Esa capacidad del peronismo de sentir con otro, que lo hace ser generoso, abrir sus brazos, invitar a participar a alguien que viene de una tradición de militancia política diferente, de una tradición histórica diferente, desde la UCR, o desde ese radicalismo de 1983. Intentaré hacer una suerte de síntesis de lo que ha sucedido en estos 26 años en la política argentina. ¿Saben qué es lo más lindo que tiene la Concertación? Que podamos sentarnos porque nos unen las causas. A mí la verdad que me había agotado, francamente, la lógica de pensamiento político que ponía de un lado y de otro antinomias que no parecían, bajo ningún punto de vista, reales. La verdad es que todos nosotros hemos visto, en estos 26 años -para no referirme a toda
la historia argentina-, que los dos principales partidos políticos, tanto el PJ como la UCR, han pasado de la socialdemocracia del 83 al neoconservadurismo de De la Rúa; del neoliberalismo de Menem al nacionalismo de centroizquierda de Kirchner. Plantear la necesidad de ideologizar, que quiere decir sentarse sobre las causas y defender las causas por encima de cualquier otra cuestión, es central en lo que debiéramos ganar como cultura política para delante. Esto debiera ser lo que naturalmente suceda en la Argentina, que uno en vez de querer ganarle al otro, efectivamente todos le queramos ganar a la pobreza. Que en lugar de querer ganarle al otro, le queramos ganar a la ignorancia, le queramos ganar al atraso, al subdesarrollo. Que la causa sea la que, efectivamente, nos movilice y nos motorice a todos. Yo tengo una visión, además de la visión política y como mujer política y militante política, pero también tengo una visión más desde la cultura. Trato de analizar los procesos, tal vez en una perspectiva que es más antropológica que política, a veces más psicoanalítica que política, pero porque trato de entender qué nos ha ido pasando.
* Diputada Nacional
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Entre otras cosas, porque honestamente creo que a las naciones y a los pueblos -casi como la identidad que surge de un individuo, de un ser humano- nos pasan cosas, tenemos almas. Así cuando los seres humanos que no reflexionamos, no hacemos experiencia sobre lo vivido y tendemos a repetir, eso es el inconsciente, la eterna repetición. Bueno, los pueblos tenemos exactamente la misma tendencia. Doscientos años de historia nos permite remontarnos, quizás no tanto al de 1810, que es una concesión a los porteños, pero sí al de 1816. Nos permite situarnos entre dos congresos: El Congreso de la independencia y el Congreso Nacional. El Congreso de la independencia de 1816 fue un congreso declarativo y pareciera ser que este Congreso se transforma a sí mismo, se sitúa a sí mismo para adelante con estas batallas que debemos seguir dando. Como el Congreso que logró la independencia, un Congreso que logre la materialización de aquello que fue declarado Una falla en la cultura de los argentinos que quiero advertir, está situada justamente en esto: muchas veces creemos, cosas que se repite y es como cotidiana, creemos que por el solo hecho de enunciar las cuestiones, esas cuestiones ya son. De hecho, hay tantos dirigentes políticos que creen que de tanto que hablan, hacen. Pero la verdad es que las palabras construyen realidades, en este sentido adhiero, pero si uno no va y hace, no le pone el cuerpo a esas palabras, esas palabras no se corporizan en realidad. Ese Congreso de 1816, en la Declaración de la Independencia, tiene también algunas fallas de origen, algunas cuestiones de ori-
gen no resueltas, no suficientemente expuestas y sobre lo que todavía no se ha abordado lo suficiente. En principio, por ejemplo, que la forma de gobierno fue, resuelta entre un conjunto de diputados o representantes que, en ese momento, hubieran adherido a otra forma de gobierno. Plantearon sencillamente algo que la historia oficial, a partir de Bartolomé Mitre, tratará de deslegitimar frente a la posteridad y, además, planteaban la monarquía incaica. En el 1816, ya la mayoría quedó sepultada y una minoría selecta, que tenía una convicción discutible, había impuesto su criterio y sobre eso no se volverá a echar luz en la historia. Eso tenía también una razón de ser, porque el planteo de San Martín y de Belgrano, no era un planteo loco. Era un planteo que tenía que ver concretamente con la reacción de una de las primeras naciones que declaraban su independencia en el contexto de América Latina, insurgente. Se separa de sus hermanas y hermanos latinoamericanos y quedará pegada desde el puerto -con una mirada colonizadahacia Europa. Y la verdad, es que lo lograron, digamos. No San Martín y Belgrano. San Martín y Belgrano siguen pugnado a través nuestro y a través de los años para que logremos esa independencia. Independencia que sólo podemos conseguir, si podemos trabajar mancomunadamente con nuestros hermanos latinoamericanos. ¿Qué creo que básicamente no se le perdona al gobierno nacional, a este conjunto político, abierto, plural, con todos los más y menos que tengamos, las fallas, los errores? Yo creo que básicamente a nosotros no se nos perdona que no hayamos adhe-
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rido a la impunidad del olvido, que seamos unos fervientes combatientes de la memoria. Porque si uno puede traer permanentemente al presente la memoria, y esto no tiene que ver solamente con la pretensión en el campo de los Derechos Humanos, y de los Derechos Humanos en la lucha por las libertades públicas. Si uno permanentemente trae al presente y extrae del pasado, aquellas cuestiones que nos han dejado como colonia, eso molesta. Ha habido una trayectoria, cumplida desde la forma de gobierno y desde la institucionalización de la democracia liberal, para no interrogarnos sobre algunos temas y que pensemos, exactamente, que la democracia se consolida únicamente porque la mayoría de la ciudadanía optó por el camino de la libertad en determinado momento. Pero cuando vamos a hacer el combate contra la pobreza, resulta que entonces hay que interrogar otras cuestiones. Y entre esas otras cuestiones, que hay que interrogar y que fueron interrogadas también desde que este gobierno y con esta conformación parlamentaria también, estaban las corporaciones económicas, el poder económico concentrado en la Argentina. ¿Y por qué? Porque todo es funcional al mismo sistema. Entonces, hay una parte de verdad en un discurso y en otro. Es cierto que hay 500 empresas en Argentina que representan el 56% del PBI, es decir, que la concentración económica existe, que de esas 500 empresas, 170 son de capital nacional, 330 empresas son de capital extranjero. Que, si vamos a ver las utilidades que tienen unas y otras, las 170 empresas se llevan aproximadamente 6.000 millones de utilidades
en el 2008 y las 330 extranjeras representan casi 60.000 millones. Que los han llevado porque, principalmente, tributan a sus casas matrices, es decir, tampoco es dinero que se invierte acá. Pero si vamos a analizar la capacidad de generación de empleo que tienen esas empresas, también nos vamos a encontrar con otro dato interesante. Que, las 170 empresas nacionales más las pymes, han generado casi la misma cantidad y hasta un poquito más de empleo que las 330 empresas principales de capital extranjero. Tenemos claramente un problema. Las dictaduras, con ese posicionamiento autoritario, se han ido manifestando culturalmente a través de las décadas en nuestro país. En Argentina tenemos todavía vigentes más de 1.800 leyes que vienen de las dictaduras. No es necesario entrar en las consideraciones de las facultades delegadas, hay que analizar al fenómeno cultural. ¿Cómo pudimos vivir 26 años? Porque hay que estar muy metido dentro del pensamiento autoritario para no darse cuenta y no reaccionar del hecho de que vivíamos bajo la égida de la comunicación, dictada, armada, mapeada, por la lógica de una cultura de una dictadura militar. Teníamos una legislación en términos de partidos políticos, de sistema electoral que fueron pensadas y modeladas en otra dictadura militar. Hay que tener una sociedad bastante abstraída como para que no se de cuenta. Sino no se entiende que la reacción a lo largo de 26 años, no haya sido otra. La verdad es que no somos distintos los argentinos de hoy a los argentinos de hace 10 o 15 años. Somos los mismos. Pero creo
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que había un pilar fundamental que había que voltear, uno de esos tres pilares en los que se han basado las dictaduras. Un pilar institucional, un pilar económico-financiero y un pilar cultural-comunicacional. Este último, trataron que no se tocase, esto lo pretendieron todas las corporaciones, las económicas también, que desde ese lugar sostuvieron, sin balas, este modelo de concentración en pocas manos. A la herramienta comunicacional el Congreso Nacional ha logrado asestarle un golpe fenomenal. Ahora queda por delante, un proceso de lucha mayor al anterior. Creer que porque tenemos la ley, esto está resuelto, es lo mismo que haber creído los diputados de 1816, que porque declararon la independencia, la independencia ya existía. Bueno, esto todavía no existe, esto hay que lograrlo. Tenemos una herramienta, pero hay que lograrlo. Hay por delante unos años extremadamente difíciles y complejos en ese sentido. Hoy las corporaciones en la Argentina han tomado a algunos sectores de oposición como la UCR y el Acuerdo Cívico y Social como voceros. No es que no hacen política. Los políticos son los otros, las corporaciones son los partidos políticos con los que verdaderamente se enfrenta el gobierno. El Acuerdo Cívico y Social, el PRO o la UCR, son voceros de las corporaciones. Ese es el lugar que han tomado. Por eso también eso debe ser una línea divisoria que debe ser muy clara. Lo que se viene después de esto, es la discusión sobre la concentración económica. Nos cansamos de hacer seminarios en el Congreso diciendo que tenemos que reformular el sistema tributario en la Argentina. Llegó el momento de hacerlo. Si uno asume la mística de la militancia, la asume para
militar las causas, eso es lo que me une con el otro. No nos tiene que interesar maquillar la realidad, para el maquillaje están los voceros de las corporaciones. Nosotros tenemos que ir por las causas. Es necesario hacer un replanteo de régimen tributario, un replanteo del régimen de coparticipación federal. También hay deudas históricas que tienen que ver con estos doscientos años, que las vamos a tener que pagar. Esas deudas históricas nos van a llevar a hacer planteos que van a llegar al Parlamento, sin lugar a dudas. A este Parlamento que tiene una estructura liberal, más allá de los partidos políticos que lo compongan. La estructura está pensada desde una concepción liberal. Por otro lado es necesario pensar que estamos insertos en América Latina, que los movimientos de los pueblos originarios son una realidad, porque hay muchos argentinos que parece que se desayunan ahora de que hay indígenas en la Argentina. Hay pueblos originarios en la Argentina, hay realidades culturales diferentes a las provenientes de los que desembarcaron en el puerto de Buenos Aires y las vamos a tener que asumir. La Argentina, en una agenda parlamentaria hacia el 2016, tendrá que plantearse nuevamente la reforma de la Constitución Nacional. Deberemos reconocer esas realidades pluri étnicas y culturales en nuestras instituciones, cosas que hoy no están. Si queremos discutir acerca del federalismo y de cómo hacemos para que ese federalismo sea eficaz, también debemos reconocer que quizás la reforma del 94 en cuanto
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al cambio de la composición del Senado, no es para nada eficaz. El Senado de la Nación termina representando al pueblo de la provincia y dejó de representar, como lo hacía en el esquema institucional anterior, a la provincia efectivamente. Por otro lado, también hay demandas de la sociedad para el nuevo Parlamento en vistas al 2016, que no son las demandas que los políticos nos hacemos. Cuando digo, y no es broma, que así como una parte de la sociedad va al Parlamento y plantea el matrimonio gay, o sea, una agenda completamente distinta a la que los partidos políticos en la Argentina jamás se les hubiera ocurrido, también habrá que plantearse instituciones como el matrimonio civil. Esto conlleva interrogantes porque empezamos a notar que nosotros estamos sosteniendo desde lo estatal, desde la legislación civil, un sacramento religioso, cuando en realidad el sacramento religioso lo es para aquel que profesa la fe, no para
la totalidad. Esas discusiones también vienen al Parlamento, que es la vida cotidiana del ciudadano. Por último, ponderar una última cuestión como central y, en esto también, tenemos mucho que aprender de las cosmovisiones de los pueblos originarios. Es en la relación con los recursos naturales, la ponderación del valor de los recursos naturales y las decisiones que se tomen en materia económica, con una valoración y ponderación del impacto ambiental que esas decisiones generan. Al 2016, este bicentenario tiene que desenterrar lo que muchos quisieron que quedara en el olvido, tiene que seguir levantando la bandera de la memoria por encima de la de la impunidad del olvido y tiene que plantearse una ciudadanía, una república, que sepa que para ser independiente debe incorporarlos absolutamente a todos.
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Política Exterior argentina y contexto internacional (I). Por Gustavo Martín Prada *
Si hay una política que debe ser a largo plazo sin duda es la política exterior. Es necesario abordar, en la Argentina y en cualquier país del mundo, la discusión sobre prioridades en política exterior mirando un poco lo que ocurre en el resto del mundo. Luego de 25 años de trabajar y analizar las políticas exteriores de muchos países del mundo, no solamente los países europeos, y más allá de toda la casuística que esas políticas presenten, hay una constante en todo el mundo prácticamente, y es que hay dos grupos de prioridades de política exterior que se repiten en todos los países casi indefectiblemente. Esos dos grupos de prioridades son, primero, los vecinos de cada país. Integrarse política y económicamente con sus vecinos es una prioridad de todo el mundo hoy, sin duda, y ha sido la prioridad número uno desde siempre en la Unión Europea. Y, por el otro lado, evidentemente, tener un relacionamiento intenso y positivo con los actores globales, las principales potencias. En todo caso, los países o los conjuntos de países que tienen una importancia para los intereses del país del que se trate en todo el mundo.
Estas son las únicas constantes que se ven en las relaciones exteriores en todo el mundo, más allá de la casuística, más allá de razones históricas como culturales que puedan sacarnos de esas prioridades. Mirando esto desde el caso de la Argentina, la relación de la Argentina con sus vecinos, sobre todo con los vecinos del Mercosur, es normal que hoy y siempre tenga una fundamental importancia. El Mercosur sigue siendo el proceso de integración más importante de la región y sigue siendo, a pesar de un avance lento, un aspecto que será siempre prioritario en la política exterior argentina. Intentaré hablar de otro aspecto, que es el relacionamiento de la Argentina y el resto de América Latina, con el resto del mundo. Hace un tiempo leí un artículo, el subtítulo se refería a algo que, quizás para los europeos es una evidencia, pero visto desde Buenos Aires tal vez no lo es tanto. Cuando se habla de grandes potencias políticas o económicas, muy a menudo se está hablando de los Estados Unidos; o cuando se habla de una visión a largo plazo se está hablando generalmente de
* Embajador de la Unión Europea en Argentina.
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China. Este artículo nos informaba algo que tal vez valga la pena repetir. En este momento, la economía de la Unión Europea tiene el mismo tamaño que la de los Estados Unidos más la de China juntos. Podría dar otras cifras o comparaciones similares pero con esto, lo que quiero decir es que en términos económicos hoy en el mundo, todos los países consideran que un relacionamiento intenso con la Unión Europea es, sin duda, desde el punto de vista económico, una gran oportunidad. No solamente la economía europea hoy es igual a la china y la americana juntas, sino que la Unión Europea es hoy por hoy la principal fuente de inversión extranjera en el mundo; la Unión Europea es el principal exportador e importador del mundo y, hablando en Buenos Aires y, por supuesto, en el Mercosur, la Unión Europea también es el principal socio comercial del Mercosur. La Unión Europea es, y con mucha diferencia, el principal inversor que tiene la Argentina. De hecho la UE representa más inversión en el país que el resto de todos los países juntos. Algunas piensan que la Unión Europea es, a pesar de todo lo que estoy describiendo, una entidad proteccionista en lo agrícola, por eso agrego únicamente que la Unión Europea es el mayor comprador de productos agrícolas en todo el mundo, y también en la Argentina. Si alguien pensase que el exportar materias primas quizás no es la forma de encarar el futuro del relacionamiento de Argentina con el resto del mundo, déjenme deciros que la UE es también el
principal comprador de productos transformados del sector agrícola. Por todas estas razones, porque pienso que llevarse bien con los vecinos es fundamental y porque llevarse bien con, Europa, debiera ser una gran prioridad para la región. Voy a lo que pienso que podrá ser en los próximos meses, el próximo año y, sin duda, en los años futuros, una decisión estratégica que debemos tomar juntos, la Argentina, el Mercosur y la Unión Europea. Me estoy refiriendo al objetivo político, la prioridad política que tenemos, de relanzar las negociaciones entre la UE y el Mercosur e incluir un acuerdo de asociación entre Europa y el Mercosur, lo más rápido posible. En el año 2010 hay una constelación especialmente favorable, en el sentido en que la Argentina asume la presidencia del Mercosur en el primer semestre del año próximo y España asume la presidencia de la UE. España ha sido un gran impulso en las profundizaciones de las relaciones entre la UE y América Latina en general. Por lo tanto, estamos ante una situación mundial en los próximos meses y en el próximo año para dar a ambas partes un impulso definitivo, para relanzar esta negociación que en el año 2004 no pudo ser, pero que ahora las circunstancias son favorables y debiéramos avanzar lo más rápido posible hacia esa asociación entre el Mercosur y la UE. Por un lado, por todas las razones que acabo de enumerar, sobre todo lo que representa la UE en el mundo, pero también porque pienso que ese acuerdo entre la UE y el Mercosur será algo muy positivo para la integración del Mercosur,
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porque muchas razones que tienen que ver con la imagen que tiene del Mercosur el resto del mundo, y también, sin duda, porque mostrará a los escépticos del Mercosur, que este es un instrumento válido no sólo para relacionarse entre los países del Mercosur sino también para interactuar con el resto del mundo. Dicho esto, desde el punto de vista euro-
peo, la gran prioridad que tenemos en los próximos meses y años hacia la región y hacia la Argentina, quiero terminar de una manera más general. Este acuerdo entre la UE y el Mercosur hay que situarlo en la estrategia de la Unión Europea para América Latina y estoy seguro de que será cualitativamente todavía más intenso que lo que tenemos en estos momentos.
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Política Exterior argentina y contexto internacional (II). Por Rafael Bielsa *
La caída del muro -bastamente celebrada este año- abolió un modelo, inclusive hasta un modo de pensar el planisferio, debajo del cual corrieron ríos de sangre pero que no dejaba de tener su simplicidad para entender cómo era la cosa. También terminó, la caída el muro de Berlín, con una literatura muy interesante que eran las novelas de espías de la Guerra Fría. Con lo que sí terminó, objetivamente, fue con un modelo bipolar y dio paso a dos decenas de años de unipolaridad, que comenzó con los gobiernos de Clinton, con una unipolaridad, digamos, blanda y que después con dos gobiernos de Bush. Luego del 11 de septiembre, un predominio bélico, un predominio castrense, una unilateralidad castrense. Un predominio fáctico de los Estados Unidos y un traslado, a escala planetaria, de las hipótesis de conflicto de los Estados Unidos al resto del mundo. De hecho, hay que subrayar que cuando se conforma la alianza para invadir Irak -la segunda invasión de Irak- Estados Unidos no conviene la invasión con la Unión Europea, sino con algunos países de la Unión Europea que ideológicamente coincidían con la mirada del mundo que tenía el ex presidente Bush, además de algunas alianzas tradicionales en las alianzas bélicas de los Estados Unidos, como Australia, Nueva Zelanda, Canadá, etc.
El triunfo de Obama en la elecciones en los Estados Unidos, en realidad más allá del punto de vista simbólico, más allá de haberlo convertido -a pesar del pobre Obama- en una especie de estrella de Rock itinerante, es desde el punto de vista simbólico una aceptación de una realidad. La realidad es que los Estados Unidos, en tanto potencia bélica, ya no son capaces en términos materiales de mantener ni el aparato bélico que habían mantenido hasta ese momento ni, particularmente, el despliegue de personal a lo largo y a lo ancho del mundo. Estados Unidos hoy está trasladando tropas desde Irak, las está trasladando en este mismo momento, desde las grandes ciudades a los centros intermedios y más rurales de Irak. Sumado al despliegue que hay en Afganistán y en otros lugares del mundo, tiene aproximadamente 200.000 personas en el exterior y esto es el límite de su capacidad económica para soportar semejante esfuerzo bélico. Imagino que el día más feliz de la vida de Obama fue, mejor dicho, el minuto más feliz de la vida de Obama, fue el primer minuto en el cual se sentó en la silla de presidente, porque a partir de ahí todo fue compromiso y complicación.
* Ex Canciller de la Nación Argentina.
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Hay un analista estratégico, Robert Friedman, que tiene su agencia en Texas, que dice que la estrategia, en realidad, es mucho más una cuestión de lectura de la realidad que de manejo de opciones. Es una buena reflexión porque a veces ya empiezan las voces que le dan algunos palos por la espalda a Obama por no hacer estrictamente lo que prometió que iba a hacer durante las elecciones. No es que no lo haga -en el caso de que no lo hiciere-, porque no quiere sino porque hay una cosa que se llama la realidad y que le impone una paleta de opciones infinitamente más pequeña de la que un político en campaña quiere demostrar que tiene. Vamos a dar dos o tres ejemplos muy concretos que en algunos casos nos tocan de cerca. Estados Unidos tiene 16 agencias de seguridad. Cada agencia de seguridad tiene su lógica burocrática interna, su propio mecanismo de supervivencia, da información a la hojita que todas las mañanas le llevan al presidente Obama, que es la hoja de la información más estratégica, es un elemento informativo único, o sea, a otras autoridades también se les informa pero con un nivel más desclasificado de información. Esas 16 agencias, son un elemento extremadamente difícil de gerenciar porque tienen intereses distintos, porque actúan de manera diferente en el mundo y porque tienen un pasado y pecados y muertos en el ropero, diferentes entre sí. Entonces hay un problema extremadamente difícil que enfrenta el presidente Obama todos los días. La segunda cuestión es que Estados Unidos tiene cinco ramas de las Fuerzas Armadas:
la Marina, el Ejército, la Fuerza Aérea, los marines y las empresas contratistas. Las empresas contratistas, que se manejan en el campo de guerra con códigos propios que no son los de la Convención de Ginebra, al mismo tiempo de que son un elemento muy importante en el despliegue bélico de los Estados Unidos, son un extraordinario negocio que no es muy fácil de desmontar. En tanto y en cuanto están muy vinculados a dos personas de gobiernos anteriores, los Bush, que siguen teniendo influencia en los Estados Unidos. Estados Unidos votó un presidente demócrata pero hay muchísimas personas que, independientemente del voto, tienen un pensamiento en materia de política exterior, republicano. Entonces ahí hay otro problema donde la agenda, la realidad, le quita posibilidades de opción al presidente de los Estados Unidos. Una cosa que nos tiene muy en cuenta, afortunadamente tuvimos una fructífera reunión del UNASUR en Bariloche, que de alguna manera aquietó momentáneamente las aguas, a pesar de que el río de aguas turbulentas sigue agitándose con las famosas bases en Colombia. En realidad he leído una información de múltiples fuentes, sin sesgo ni de condena ni de aprobación desde el punto de vista ideológico, que son los primeros pasos que está dando Estados Unidos para reestructurar sus fuerzas. Esta es una nota explícita del Presidente Obama. Estados Unidos tiene que pasar de una fuerza con despliegue y permanencia en el territorio, a un mecanismo de despliegue rápido, llegada rápida y retiro rápido. La verdad que mucho más preocupados que por la droga que se cultiva en Colombia, por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, la base de Palanquero es
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una especie de porta aviones fijo, en tierra, para llegar más rápido a otros lugares, sin necesidad de demorar los vuelos. O sea que es muy complicada y muy cara para las fuerzas armadas estadounidenses. Las fuerzas armadas en Estados Unidos se están reformulando. De manera tal que podríamos decir, que esa bipolaridad que fue derogada a golpe de martillo cuando cayó el muro de Berlín y la unipolaridad posterior están dando paso -en este momentoa una todavía unipolaridad bastante intangible en tránsito hacia una multipolaridad. Este replanteo de la política exterior de Estado Unidos y de su papel en el mundo, tiene muchas repercusiones, muy interesantes desde la filosofía política, tipos muy interesantes están diciendo que si no hay que volver a la idea de los padres fundadores, de que Estados Unidos debe prevalecer por la fuerza de sus principios, la fuerza de
su convicción, y no por la fuerza bruta y demás. Una polémica en el ámbito académico estadounidense muy interesante. Independientemente de eso, están pasando otras dos cosas que a mí me gustaría subrayar. La primera de ellas es Rusia, que después de una larga siesta en la cual se desentendió de su patio trasero y de su influencia muy desgastada con la disolución de la URSS y también por problemas de política externa y problemas de cómo transitar desde una economía absolutamente centralizada a algo parecido a una economía de mercado, vuelve a ocupar un rol significativo. Rusia también tuvo un Pedro el Grande, al igual que Brasil, y tiene en su genética política pensarse como una gran nación, como una nación imperial. Entonces, Rusia
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retomó rápidamente a partir del advenimiento de Putin que, desde el punto de vista personal, es uno de los estadistas mundiales de mayor inteligencia y de mayor capacidad de visión estratégica, lo cual es un juicio personal. Putin empieza a hacerse cargo de todo lo que se le estaba escapando, se le estaba escapando Georgia, la OTAN se le estaba metiendo por distintos lugares de lo que vendría a ser la zona de influencia soviética, Estados Unidos estaba instalando en República Checa un radar poderosísimo y en Polonia un escudo anti misiles. Hay una metáfora muy linda que dice que, aunque un elefante no quiera ocupar espacio, necesariamente lo ocupa y al ocuparlo amenaza con su volumen a otros que aspiran a habitar en la misma habitación del hotel. Bueno, Rusia se empezó a mover. Y se empezó a mover, entre otras cosas, apoyándolo a Irán desde el punto de vista científico y en participar en el desarrollo de programas nucleares. Esto lleva a que en Estados Unidos se tenga que dar una reacción y esa reacción se genera. Es una de las consecuencias importantes en el mundo en que estamos viviendo. La otra cuestión muy importante, recordada por el señor Shimón Peres, presidente a los 84 años de edad luego de haber perdido ocho elecciones -esto deberían verlo algunos exitistas-, que fue a Brasil después de cuarenta años sin que un presidente israelí vaya y que venga a Argentina después de 20 años desde la última vez. Bueno, evidentemente esto está vinculado, por un lado, con la visita del presidente iraní; pero está vinculado con otra cosa, Israel envió a un ex premier israelí en misión diplomática a República Checa y a Polonia, para hablar de industria para la defensa. La primera vez
que un ministro de defensa israelí hace una visita diplomática a dos países que no están en la esfera de influencia de Israel, para hablar de desarrollo para la defensa. Entonces, da la sensación que Israel no se siente tan integrado en la política exterior estadounidense como lo estaba hasta el gobierno de Obama y está empezando a actuar como una potencia regional. Y tiene todo para ser una potencia regional, entre otras cosas, la bomba atómica. Este movimiento, entonces, también es de una enorme importancia. El tercer dato, al cual debe asignársele mucho relieve, más que nada para entender que es lo que está pasando en el mundo y hacia donde está yendo el mundo, es que en el último aniversario, de julio de 2008 a julio de 2009, prácticamente la totalidad del crecimiento del mundo, se explica por el crecimiento de las economías emergentes. Este es un dato particularmente importante, porque esto explica Brasil, la lógica de Brasil. Me voy a centrar en tres comentarios sobre Brasil y tres sobre la Argentina. Los tres temas centrales del mundo son, a mi modo de ver: la conservación del planeta, la energía y los alimentos, y esto obviamente está recubierto por muchas de las cosas que hemos estado hablando hasta ahora. Brasil lo ha entendido esto increíblemente. Haber encontrado petróleo le da una perspectiva energética extraordinaria. Un año antes del convenio que firmó el año pasado con Francia, en la Guyana Francesa, se habían reunido Sarkozy con Lula para cerrar el acuerdo que se firmó el año pasado. Por
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eso, como bien decía el embajador, la política exterior es siempre una larga paciencia. Todo lo que Brasil está consiguiendo hoy, en términos de relieve y de ser un jugador global, es el resultado de que también tuvieron un Pedro El Grande, de que también tienen en el gen la idea del Imperio, de que también actúan de manera tal de ser conocidos internacionalmente. En enero de este año, el ministro Iraní trajo una carta particular del Primer Ministro para Lula, instándolo a involucrarse en el conflicto como mediador. La cuenca de petróleo obliga a Brasil a tener submarinos nucleares, por eso el acuerdo con Francia. Ese liderazgo también actúa desde el punto de vista económico, como un polo de atracción, no sólo para las inversiones sino también para el desarrollo interno. Esto es lo que ha entendido a la perfección Brasil, cuanto más jugador global en términos políticos, más jugador global en términos económicos, y cuanto más jugador en términos económicos, más jugador en términos políticos. Tres reflexiones en cuanto a Argentina. El mundo que viene es un mundo cada vez más de demanda instantánea, por lo tanto, para tener alguna chance de insertarse en él, deberíamos ser un país en condiciones de poder hacer ofertas alimentarias. La tecnología le ha dado una velocidad a la circulación de los bienes, a la circulación de los conflictos, a la circulación de los bienes culturales, a la circulación de las noticias, tan increíble que es muy difícil pensar en términos de 20 años. Pero, sin verlo de otra manera, hoy pensar en términos de uno o
dos años es lo mismo que hubiese sido hace 20 años atrás pensar en términos de 10 años, por la multiplicación del conocimiento. El conocimiento se multiplica a una velocidad infinitamente mayor a la que se multiplicaba en 1750. Estar en condiciones de hacer una oferta instantánea cuando hay demanda instantánea, implica estar permanentemente mirando el mundo, esto es tecnología, esto inteligencia estratégica y esto es dirigencia comercial. Hoy, todo el mundo debería tener un tablero de comando en su despacho, con aquellos productos que Argentina puede colocar en el mundo y en cuanto sean demandados puedan ser rápidamente ofertados. Lo cual supone que Argentina tiene que definir qué es lo quiere hacer como perfil. No hay ningún país en el mundo, ni siquiera Estados Unidos, ni siquiera China, ni la Unión Europea que estén en condiciones de proveer de todos los productos, al mismo tiempo a todos los grandes países. Nuestro futuro tiene tres patas: Tecnología, para lo cual es necesaria una fuerte inversión en educación. El propio Shimon Peres, cuando le preguntaban qué es la Argentina, contestaba: “la Argentina es un país de paz, un país de innovación y un país de conocimiento”. Esa es la idea compatible con lo que debería ser la Argentina. Quisiera terminar con un brevísimo poema de Antonio Machado, “hoy es siempre todavía”, es una frase llena de esperanzas. Yo digo “hoy, mañana no sé”.
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Política Exterior argentina y contexto internacional (III). Por Eduardo Sigal *
El Bicentenario, es un gran momento para pensar el lugar de nuestro país en el mundo y es un desafío de alta complejidad. Vivimos en un mundo complejo, en un mundo que ya no puede pensarse en clave de un relato histórico cerrado y cierto. Vivimos en un mundo que lo podríamos caracterizar, en muchos aspectos, por la incertidumbre y por la necesidad, por la capacidad más de percibirlo de que de dar respuestas. El problema del debate sobre la inserción de la Argentina en el mundo, es que suele estar -en mi opinión- plagado de falsas certidumbres. La más reciente y significativa a la que me voy a referir, es la que nos dominó en los años noventa, que son esa suerte de certidumbres ideológicas y que tienen consecuencias para el país. Es el relato ideológico neoliberal de los noventa, que constituyó la interpretación del mundo a la medida de los sectores poderosos de la Argentina, no de todos los argentinos. Una interpretación del mundo a la medida de los grandes ganadores de la revolución neoconservadora, que se inició a fines de los años setenta y a comienzos de los ochenta del siglo XX. Los aspectos centrales ya los conocemos: el fin de la guerra fría -a
la que se hizo referencia- con la desaparición del comunismo en Europa, esto significaba la caída de un último obstáculo que significaría la consolidación de un régimen mundial único. Un orden único centrado en un solo país. Un orden basado en el dominio ilimitado de la propiedad privada, un capitalismo sin límites políticos, ni sociales, ni culturales, manejado por las ramas más poderosas. Un orden para el que la política, muchos de ustedes hacen política, y el sindicato eran una influencia negativa. En fin, una ideología de un individualismo absoluto. Es decir, en definitiva, era un orden político-militar sustentado en un modelo de sociedad, apoyado a su vez en la centralidad incompartida del mercado. Los Estados Nación aparecían, en esta centralidad ideológica, como residuos del mundo tal cual se conformó en el siglo XVII. Después de la paz de Westfalia, ya no podían coordinar un orden político en sus territorios porque las fuerzas realmente dinámicas de la economía, de las finanzas, del trabajo, de la cultura y hasta del crimen organizado, no reconocían fronteras estatales. Era entonces la idea de las desregulaciones, de la es-
* Subsecretario de Integración Económica Americana y Mercosur.
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pontaneidad del mercado. La flexibilización laboral, en nombre del progreso, retrotrajo a las condiciones de trabajo a las épocas anteriores a la conquista de Estado social. ¿Dónde tenía que estar la Argentina con respecto a los que sostenían esa certeza de época? Tenía que estar donde lo indicaba su destino periférico; tenía que formar parte de la retaguardia activa de la principal superpotencia con la que compartía además, supuestamente, los valores del modo de vida occidental; era, si se quiere, una línea de pensamiento extremadamente simple: había un mundo bueno, de consumo creciente, de libertad individual, de oferta sin obstáculos, con proyectos de vida personales, y otro de ideologías, de burocracias, de estancamiento, de ausencia de proyectos individuales. Y así nos convertimos -los argentinos- en abanderados en la región, en América, de ese modelo que debía ser indiscutido. Y así fuimos parte de un colosal fracaso. El mundo feliz del neoliberalismo terminó asumiendo el rostro de las crisis regionales más destructivas de la historia. Terminó siendo el mundo de la guerra antiterrorista, guerras sin causa, preventivas, consumadas al margen de todas las instituciones que el mundo destruyó en las últimas seis décadas y terminó, en épocas más recientes, en el mundo de la crisis de los centros financieros mundiales, la más catastrófica desde 1930. Sin embargo, el esquema conceptual de aquella época, no se ha retirado de la escena. Con frecuencia oímos decir a la derecha de nuestro país que la Argentina está fuera del mundo, que nos asociamos al pasado, que nos negamos a reconocer el
mundo global y sus nuevas condicionalidades. Y es así porque hay gente que no le gusta que Argentina esté comprometida, por ejemplo, con la defensa de la democracia en Bolivia y que se oponga a los procesos de desestabilización democrática y secesionistas en la región; porque protagonizamos -no sólo opinamos- la lucha contra la usurpación anti democrática en Honduras; porque rechazamos el unilateralismo en el orden mundial y regional e impugnamos la presencia de las bases militares norteamericanas en la región, como es el caso de Colombia. Articulamos con Brasil una política común en los debates en los organismos internacionales. A algunos no les gusta que el tema de la integración regional y el Mercosur sea eje de nuestra política y de nuestra forma de insertarnos y relacionarnos con el mundo. A algunos no les gusta que avancemos en un proceso de articulación de América del Sur. Con estos elementos vamos cerrando, en alguna medida, los ejes por los que va transitando la política exterior argentina desde 1983 a esta parte y particularmente desde el 2003 a esta parte. Trabajamos para una integración que sea más que libre comercio, que se articule en torno de la producción, que apunte a armonizar la macroeconomía de los países de la región, que construya espacios productivos de alta competitividad global y que avance en la dirección de construir una nueva comunidad política de naciones soberanas en la región. Este es nuestro enfoque. Está claro que no estamos pensando en la Argentina del Bicentenario como una nación aislada y autárquica, sería una locura
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en este siglo XXI. No apuntamos a un mundo recluido sobre pequeñas identidades nacionales, cerrado a la innovación, cerrado a la libertad. Desde nuestra estratégica unidad con Brasil, queremos ser actores en la construcción de un mundo reequilibrado. No más equilibrado, reequilibrado. Un mundo con regiones articuladas que constituyan una geografía política plural, pacífica, altamente institucionalizada y previsible. Un mundo pacificado, no sobre la base de operativos militares unilaterales de rotundo fracaso. No sobre la base de la lucha anti terrorista centrada en lo militar, con una visión etnocéntrica y negadora de la pluralidad. El mundo debe ser pacificado si se alcanzan nuevos niveles de equidad en la distribución de los bienes materiales y simbólicos. Necesitamos otra apertura por parte de los grandes países, otros enfoques que nos permitan pensar en un mundo nuevo en este siglo XXI. Necesitaríamos a un Estados Unidos capaz de renunciar a un rol de hegemonía mundial, como lo ocupó en buena parte del siglo XX, para poner su potencia al servicio de una institucionalidad internacional sólida y viable. Una Europa dispuesta a potenciar sus vínculos históricos con América Latina, como bien lo planteó Gustavo, y generar acuerdos duraderos de interés y beneficio mutuo y recíproco. Eso es lo que estamos buscando y la verdad es que tenemos muchísima esperanza de que este año próximo -2010- nos permita establecer un período de negociación entre el Mercosur y la Unión Europea, que nos permita avanzar decididamente en este proyecto de asociatividad, que hace muchos años ya que venimos trabajando y aun no
hemos logrado. Creo que tenemos condiciones para aproximarnos nuevamente a esta maduración que tenemos que lograr. Esa decisión política necesitamos que se acompañe con decisiones también de beneficio mutuo, también desde el punto de vista económico y productivo. Nosotros creemos que para ocupar ese lugar, no hay otra estrategia que la de la integración regional. Y Europa nos ha enseñado mucho también en eso, muchísimo. La experiencia de más de cincuenta años en la construcción de la Unión Europea, la tenemos muy presente, adaptada a nuestras realidades, pero muy presente. No hay otra perspectiva que la de una nación de volumen. Nosotros precisamos tener una Argentina insertada en la región, que potencie todas sus capacidades económicas, sociales, culturales, y la región -el Mercosur- y también lo que una parte del mundo va a necesitar en esta nueva época que nos toca vivir: alimentos, agua, energía, recursos humanos. Tenemos que ponerlos al servicio de las demandas que van surgiendo en este mundo global, una región que lleva más de 20 años en el ciclo democrático más prolongado en su historia. Parece ridículo tener que hablar de esto con tantos jóvenes acá, pero en la región no hemos tenido experiencias, y en la Argentina tampoco, de períodos tan continuos de democracias, y es un valor que tenemos que aprender a apreciar y a transformarlo en un capital de todos nosotros. Es una región que vive casi sin conflictos internacionales y cuyo nivel de pacificación,
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aunque tenga algunas diferencias, es realmente muy alto. Cada uno de esos países tiene que plantear esta visión regional superadora. La Argentina es un gran proyecto cultural y social en el seno de la región. Su siglo XX tiene la tradición de la justicia social en su código genético. Fue la tierra de promisión en el sur del mundo para millones de inmigrantes de los más diversos orígenes. Fue desde mediados de siglo XX hasta el golpe militar el 76, un modelo de pleno empleo, de alta movilización, movilidad e integración social, de plena alfabetización, en el contexto de los desafíos del mundo en esa época.
No tenemos por qué perder esa autoestima, que no es la soberbia de la gran potencia, ni el chovinismo de ciertos añoradores del granero del mundo. Es la seguridad de poder aportar a un proceso de construcción política regional y de ahí dar un aporte en la dirección de un mundo más justo y más pacífico y, en consecuencia también, más seguro. Estos son los ejes de nuestra política, desde allí creemos que podemos dar una contribución a este mundo del siglo XXI y conmemorar nuestro Bicentenario, no sólo mirando al pasado, sino mirando los desafíos del presente y del futuro.
Federalismo
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Gobiernos provinciales: Una mirada federal al futuro de Argentina (I). Por Gerardo Zamora *
El Bicentenario no sólo es una época de festejo y celebración, sino que de reflexión, de reimpulso, de restablecer las pautas para los próximos años y generaciones, en estos tiempos tan difíciles que se viven. Mi provincia está ubicada en el noroeste argentino, pero tiene la característica de ser también, de alguna manera, parte del centro del país en su límite con Córdoba y parte del noroeste argentino en su límite con el Chaco y parte de Santa Fe. La característica de ser mediterránea y de un territorio bastante extenso la hace limítrofe también con otras varias provincias del noroeste argentino. Tenemos casi catorce millones de hectáreas. En Santiago del Estero, tenemos una gran raigambre cultural expresada en muchas cosas. También trabajo, aunque nos dicen que dormimos la siesta. Pero en definitiva somos esa mezcla de inmigrantes y criollos con mucha mezcla en la sangre, con muy pocas barreras sociales y tenemos esa virtud de mirar las cosas con mucha tranquilidad y, sobre todo en una provincia en situación muy difícil y con muy poca infraestructura es la historia de las inversiones públicas nacionales.
Hemos sido bastante estoicos en atravesar distintas etapas del país. A pesar de todo, somos una provincia con una gran capacidad de producción primaria. Casi un millón de hectáreas de secano. Hoy hay en producción ochocientas mil hectáreas de soja. Somos la segunda productora aduanera del país, la primera del noroeste argentino en ganado vacuno, con un millón y medio de cabezas de ganado. Casi un millón de cabezas de ganado caprino nos hacen la primera productora del país. Aun sin posibilidades de explotación, tenemos alguna riqueza minera y posibilidades de hidrocarburo; un centro turístico importante y varias posibilidades turísticas más, hoy que una industria importantísima y, ese epicentro nuestro que es Termas de Río Hondo, también se le suman algunos lugares de Sierra. Tenemos casi doscientas mil hectáreas bajo riego, que la convierte en una de las zonas de riego más importantes de Sudamérica y prácticamente de América. En ese marco, definimos algunas pautas políticas. Esas pautas nos llevaron a pensar a nosotros en Santiago del Estero. Un grupo de jóvenes que tuvimos la posibilidad de mostrar algo de gobierno a través de algunas intendencias y de otras representaciones políticas. Yo vengo de la minoría
* Gobernador de la Provincia de Santiago del Estero.
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histórica de Santiago del Estero porque mi origen es radical. Soy radical y, salvo unos poquitos años en el gobierno de Yrigoyen, y cuando el peronismo estuvo proscripto en la década del sesenta que fuimos gobierno, no fuimos nunca gobierno. Pero la discusión no era esa, ni quien ganaba ni quien tenía razón tampoco, porque cuando alguien tiene una provincia con muchos problemas y cree que la culpa la tiene solamente el que gobierna, creo que también entramos en un error porque los fracaso son conjuntos generalmente. Cuando alguien no está de acuerdo con el oficialismo, en ese momento, tiene que plantear ideas superadoras y eso también nos faltó a nosotros en la oposición. En términos generales, lo que nos faltó a todos fue establecer políticas de Estado. Este es un camino que hemos tratado de revertir. Estamos tratando de generar en sentido contrario a lo que se venía haciendo en nuestra provincia. Cuando hablo de “nuestra provincia”, puedo atreverme a hablar de la región y de todo el norte argentino. Somos una provincia bastante asimétrica en términos de calidad de vida, con lo que potencialmente podemos brindar o tenemos y esta situación, de alguna manera, nosotros, en Santiago del Estero, hemos comenzado a revertirla. Primero desde el punto de vista político. Nosotros no ganamos en el 2005 como radicales, ganamos con un frente cívico y gobernamos desde hace más de cuatro años. Hemos tenido, recién le contaba un poco a Guillermo, en cuatro años y tres meses, siete elecciones, lo cual nos da un promedio importante. Hemos tenido elecciones, una cada siete meses da el promedio. Y, por supuesto, este frente cívico ha salido victorioso en casi todas. Esto no es mérito de ningún partido político. Quien habla es un
dirigente político que nació en la política terminando la secundaria, como muchos de los presentes, seguramente. Allá por el año 82, ingresábamos al reinicio de la democracia. A partir de allí, creo que en la República Argentina, en general, en todas las provincias, algunas con unos matices y otras con otros matices, la vida institucional de los partidos políticos ha ido sufriendo una transformación porque la política en general a sufrido una transformación. Hemos venido de la híper politización de la juventud argentina, desde el 87 al 89, y después un proceso inverso, una gran despolitización, desde ese momento en adelante. Hemos vivido lo tradicional de los partidos políticos y de la democracia en general, que fue, desde el punto de vista partidario, los votos cautivos, la disciplina partidaria, y hemos estado viviendo también en los últimos años, todo lo contrario. Pero no es por los partidos políticos y ni siquiera los políticos. Es porque la gente está por encima y rompiendo todos esos esquemas desde hace rato y nosotros, los partidos políticos, no nos hallamos y perdemos elecciones, nos quebramos. Por otra parte, a los políticos también nos cuesta entender que las reglas de juego cambian. Es decir, si tomamos a la Argentina, las siglas políticas últimamente significan poco porque la gente vota a los hombres y no a los partidos, etc. Quiero aclarar ante todo esto, que soy un político ortodoxo, un militante de la política, por eso no hablo desde el fujimorismo, ni desde alguien cayó a la política y sacó un número y le tocó ser intendente, o diputado, o gobernador. Yo ocupé todos los cargos partidarios, pero no desde el cargo. Desde
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pintar paredes, pegar afiches, romper afiches, despintar paredes, darme sillazos en los comités o en las convenciones, todo lo he hecho en política. Pero la política ha ido cambiando y las responsabilidades políticas han ido cambiando profundamente y es donde debemos empezar a verdaderamente establecer políticas de estado que nosotros únicamente las llevamos al gobierno cuando somos gobierno, desde el oficialismo o desde la oposición, es decir, cuando tenemos una responsabilidad institucional que con nuestras decisiones transformen la realidad de la gente. Este es el compromiso importante para hablar de un federalismo en serio, o sea, no únicamente ponernos desde la visión de quejarnos, sino también de ser parte del establecimiento de los rumbos. Quiero relatar brevemente la experiencia de Santiago del Estero en estos cuatro años desde el gobierno de provincia. Me tocó asumir como gobernador radical, si bien fui con un frente en el que me acompañaron muchísimo otros partidos políticos y hoy lo
integran en el gobierno y en la representación legislativa. El Justicialismo y muchas otras fuerzas políticas más, bastante variadas, un arco que va desde el centro a la izquierda, y muchos sectores sociales y sectoriales que nos están acompañando pero con un gobierno de otro signo político. A mí me tocó, y en esto quiero destacar, la posibilidad de tener un acercamiento institucional con el gobierno del ex presidente Kirchner, esto es público. Este acercamiento institucional, fue más allá de cualquier otra intencionalidad electoral, porque no la había en ese momento y debo reconocer, como lo reconoce la gente de mi provincia, que en la región y en la provincia, sin entrar a discutir otras condiciones subalternas, hemos comenzado a combatir las asimetrías: Programa Monte Grande, programas de viviendas, caminos, infraestructura vial, revertir la situación hídrica de la provincia, etc. Con muchas cosas por hacer todavía pero con la posibilidad de asentar infraestructura básica. El otro día estuve en una charla en la Cá-
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mara de la Construcción, y hay dos teorías, una teoría de las últimas décadas que nos han tratado de imponer, de alguna manera, desde afuera en un primer lugar y desde adentro también, que era ese ideario de discusión entre gasto público e inversión, de privatizaciones o estatizaciones y todas estas cosas que nos llevaron en las últimas décadas a estar convencidos en el país que para producir desarrollo económico había que, primero, generar urbanización, crecimiento social, industrialización, mayor producción y después generar infraestructura básica. Es decir, primero que se siembre, se produzca, se coseche y después que se haga el camino. Primero que se haga la industria y después poner la energía, el agua, el gas. Primero que haya centros urbanos y después hacer los hospitales y las escuelas. Así nos fue. Y las regiones que más lo sufrieron fueron las menos industrializadas, de producción primaria, las regiones más pobres. Esto trajo como consecuencia migraciones, exclusión social, conflictos sociales, menos posibilidades de educación, graves problemas endémicos de salud. El norte argentino, mi provincia fue una de ellas. Las asimetrías que se han producido por establecer estos modelos de pensamiento económico, político en la Argentina, han sido catastróficos, los estamos sufriendo y va a costar mucho revertirlos. Porque aparte van contra el sentido común. Yo, como muchos gobernantes y como el Gobierno Nacional en los últimos tiempos, con una mirada más general, pienso de manera diametralmente opuesta. Primero hay que generar infraestructura básica. Porque sin caminos, sin agua, sin energía, sin infraestructura educativa, de salud, de seguridad, etc., es imposible generar desarrollo
económico. Este desafío de generar inversión en vez de pensar en el gasto es el verdadero federalismo, porque se han empezado aunque algunos prefieran escuchar opiniones de los politólogos, opinólogos, economistas, que supuestamente saben más que nosotros, de que todo está tan mal, todo está errado y si no está mal seguramente va a estar mal, en un pesimismo generalizado, no nos hace ver que en realidad estamos en un gran momento histórico para consolidar un rumbo que nos permita un crecimiento importante. No hay que ir muy lejos de este Bicentenario, no hay que ir al centenario para analizar algunas cosas. Hay que mirar muy cerquita para analizar este federalismo. Se llegó a hablar sin tapujo, con total desparpajo e irresponsabilidad, pero con una cara de seriedad y una transmisión de responsabilidades en la opinión pública, de que las provincias o muchas provincias, teníamos que desaparecer, generar regiones, pero no como una cuestión estratégica sino para evitar el pago de diputados, senadores. Eso es lo que se llegó a hablar en este bendito país hace no mucho tiempo y gente que todavía tiene vigencia. Este federalismo, para provincias como la nuestra, tratamos de que sea un federalismo que nos permita la autonomía en las decisiones pero, por otro lado, la unión en un concepto de país que nos contenga a todos está en un momento interesante de la historia. La crisis internacional nos ha traído algunas complicaciones, algunos dicen que nos ha afectado mucho, otros dicen que nos ha afectado todavía poco y que nos va a afectar más, algunos objetivamente pueden hacer análisis y otros de de manera muy subjetiva dicen que el problema no es la crisis inter-
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nacional, que el problema somos los argentinos con nuestras propias decisiones. Pero lo cierto es que estamos atravesando esta crisis internacional, con los coletazos que podamos tener en el país, con una muy buena posibilidad para el futuro. El año 2010 es una muy buena posibilidad. Pero no soy economista, apenas soy abogado y político y lo que me gustaría terminar diciendo es que si bien nosotros, que tenemos una gran vocación anti federalista. Lo tenemos en nuestras propias provincias cuando miramos adentro de la provincia, lo tenemos dentro del país cuando miramos, y siempre criticamos, lo nuestro y lo tenemos dentro de nuestro país cuando siempre decimos que en otros lugares están mejor que nosotros. Uno recorre muchos países y hay que reconocer la importancia de Brasil y hay que reconocer algunas políticas de Chile, pero no podemos mandar cartas a las embajadas diciendo que tengan cuidado porque este país es una porquería porque eso, en cualquier otro país civilizado del mundo, es nada menos que ser traidor a la patria. Nuestra patria somos todos, con mayorías, con minorías, con discusiones. No hay que tener miedo a la discusión pero tampoco hay que tener miedo a las mayorías, porque hay una gran moda ahora de decir que todo tiene que ser por consenso. Quiere decir que, como todo tiene que ser por consenso, no hay que hacer nada en definitiva. Y esto, si bien nosotros, los que tenemos alguna responsabilidad nos podemos equivocar muchísimas veces, tenemos la posibilidad en el marco del bicentenario de muchas cosas: sentar bases importantísimas, establecer políticas de Estado y, ojo, cuando hablo de infraestructura no es solamente la obra pública. Porque hacer obras genera
economía, dinamiza la región, el comercio, sino que estamos hablando del contenido siempre, del más importante contenido que va a haber siempre que es el hombre de carne y hueso al cual le estamos dando posibilidades. Porque sino le estamos dando hierro, cemento, licitaciones, pintura, ladrillos. Lo importante es el contenido, es cuando estamos definiendo un país que debe mirar para arriba, que debe generar inversiones y también, algo que no cuesta dinero, es el gran desafío que tenemos nosotros en nuestra provincia por cuestiones históricas, no cuesta dinero pero cuesta esfuerzo, tiempo, decisión política y es seguridad jurídica, previsibilidad institucional, clima de negocios, posibilidades de desarrollo económico, la ruptura de las asimetrías, la posibilidad de la exclusión social. Estas son cosas que las escuchamos a diario pero si no es ese el objetivo que nos tiene que poner a todos en el mismo camino, habremos fracasado y no sirve de nada la democracia tampoco. Es ahí donde las provincias dejamos de ser ese federalismo de pelear por nosotros y ponernos de acuerdo con las demás provincias. Ese federalismo de la región unida con otras regiones y con el país en su conjunto, para buscar sinergias en vez de esfuerzos de unos sobre otros, y creo que es la posibilidad que tenemos de generar la verdadera recuperación de la cultura de trabajo. No debemos ser ingenuos en el optimismo, porque eso tampoco es bueno, pero sí que creyendo en nuestras propias fuerzas contaremos en este bicentenario con la seguridad de que somos capaces de hacer una Argentina mejor entre todos.
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Gobiernos provinciales: Una mirada federal al futuro de Argentina (II). Por Juan Manuel Urtubey *
Quiero hacer dos o tres pequeñas introducciones para luego ir a la cuestión de fondo. En la Argentina hay un fuerte e histórico debate respecto a cuestiones que no están resueltas, desde la propia génesis nacional, pero muy especialmente a partir de la era constitucional de 1853, en donde se empezó a diseñar el modelo organizacional de la Argentina. Desde esa época hasta ahora, como siempre hacemos, encontramos un mecanismo para transferir o trasladar nuestras responsabilidades en otra cosa. En formato institucional, en personas, en organismos internacionales, en lo que sea, para que siempre todos los problemas sean culpa de otro y no nuestros. Uno de esos temas en los cuales se plantea la famosa cuestión del presidencialismo y cómo eso termina generando prácticamente una posición de abuso de poder de algunos sectores. No me refiero a un gobierno en particular, sino a los últimos, de mínima, 60 años de la historia argentina. En este contexto, me parece que es muy acertado plantear y rememorar la discusión que algunos constituyentes tenían -parados en algunos trabajos de Alberdi- respecto de que en definitiva, una de las
formas que se dieron en la Argentina, tomando el ejemplo norteamericano y otros países que estaban diseñando modelos organizacionales de avanzada, porque en ese momento eran realmente vanguardistas, se plantea el federalismo, en el formato que podía generar equilibrios de poder para la construcción de ciudadanía en donde las garantías constitucionales se vean claramente respetadas en los distintos espacios de poder. Nosotros seguimos, nunca saltamos esa discusión, entonces cada tanto, cada vez que tenemos una crisis, empieza a plantearse la necesidad de atenuar el presidencialismo, inventar institutos para hacer de la Argentina un país que tenga una visión parlamentarista y toda esa historia. Yo tengo una visión claramente definida al respecto. Creo que esa discusión no sirve para nada. Respeto a los que piensan así, pero en lo personal pienso que nosotros tenemos un formato organizacional que tiene que ver con nuestra cultura, con nuestra historia, con nuestra tradición. En este contexto, es esencial trabajar para garantizar que este federalismo, declamado en nuestra Constitución, pueda tener
* Gobernador de la Provincia de Salta.
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un viso de realidad. Para eso es básico garantizar mínimas herramientas de federalismo fiscal, porque si nosotros no logramos garantizar esas mínimas herramientas de federalismo fiscal, no vamos a conseguir en absoluto la posibilidad de que todas las formulaciones que se tienen que hacer en la Argentina puedan tener algo de racionabilidad. En este contexto, lo primero que tenemos que hacer, a mi juicio, en estas historias, es primero, cambiar el patrón referencial. Como generación tenemos un imperativo ético, tenemos una obligación moral. No podemos seguir referenciando la discusión política en la Argentina. Respecto de lo que pasó hoy, de lo que pasó ayer, de lo que pasó hace treinta años, de lo que pasó hace 50 años. Nuestro patrón referencial en términos temporales debe ser a dónde queremos llevar la Argentina dentro de treinta años. Hagamos el ejercicio dialéctico de poner el día cero. No del Bicentenario, donde algunos creen que termina el mundo, no. Empieza. Pongámoslo treinta días más adelante y entonces empecemos a desandar el camino treinta días previos a eso. ¿Por qué ese ejercicio intelectual es interesante? Porque nos va a permitir a los argentinos salir de patrones referenciales total y absolutamente perimidos. El gran drama que tiene el sistema institucional en el mundo entero es que el modelo de relación del ciudadano del siglo XXI ha cambiado drásticamente. No es ni mejor ni peor, es distinto. Hasta hace treinta años en el mundo el modelo de razonamiento y, por ende, de relacionamiento del ciudadano era claramente deductivo. Seguía el
modelo aristotélico clásico en donde se parte de la noción general y de ahí se baja, deductivamente, a conceptos particulares. Así funcionó muy bien el sistema porque entonces, aquellos que somos peronista, es facilísimo, nosotros planteamos de concepto, noción general: justicia social, concepto particular: jornada laboral de ocho horas, vote por lista dos, etc. ¿El problema cuál es? El modelo de razonamiento del ciudadano cambió porque no parte de la noción general sino que parte del concepto particular. No es mejor ni peor, es distinto. Hoy el ciudadano tiene un modelo de razonamiento que parte del concepto particular, no de la noción general de lo que significa el agua, sino de esta copa de agua. Desde esta copa vía abstracción, proceso inductivo, llegamos, a veces, a la noción general, no siempre, pero cuando es necesario llegar, se llega pero por otro camino. Nosotros tenemos un formato institucional estructurado desde la lógica de ese viejo mundo, que hoy entra en franca contradicción con la sociedad en que está. Entonces, plantear que el equilibrio en la Argentina es una Argentina parlamentaria, en el siglo XXI, es un disparate. ¿Por qué? Porque en definitiva el modelo de representación está en crisis porque nuestras democracias se han hecho casi tan participativas como representativas. No estoy haciendo una apología a aquellos que pasan y arrasan por arriba de la institucionalidad, muy lejos de eso. Lo que entiendo es que hay que encontrar un equilibrio para desde la representación canalizar la participación cívica. Esto nos obliga a encontrar modelos de representa-
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ción más cercanos al ciudadano. Cuando digo que una de las formas de encontrar verdadero ejercicio equilibrado de poderes es hacer de verdad a la Argentina un país federal, es también pensar que desde las propias provincias, garantizar un fuerte proceso de descentralización de la toma de decisiones. No sólo en la ejecución de políticas hacia los municipios es lo que nos va a permitir a cada uno de los argentinos empezar a recuperar el fuerte prestigio de la actividad política o institucional. Lo primero que nosotros tenemos que garantizar es justamente eso. Sino, la toma de decisión está tan lejos del ciudadano que no se advierte la bondad por más que efectivamente sea enorme en esa decisión tomada. En este contexto, caemos inexorablemente a la discusión sobre cómo garantizamos que la discusión del federalismo en la Argentina no sea solamente una discusión de poder, donde lo único que estamos discutiendo es una asignación de recursos para gastos corrientes para sostener nuestras respectivas burocracias estatales. La discusión del federalismo en la Argentina hay que encararla desde cuál es la plataforma de desarrollo que verdaderamente haga libres a los pueblos, no cuál es la política de asignación de recursos en términos estrictamente de presupuestos federales, provinciales o municipales. Porque, en definitiva, lo único que estamos discutiendo ahí es quién es el que está ejerciendo una posición de poder privilegiada respecto del ciudadano y respecto de quién firma o deja de firmar el cheque. Frente a eso, el planteo es: Creo que podemos garantizar y mostrar nuestro gran desafío para trabajar desde esa lógica.
Yo soy brutalmente optimista en el sentido de que nosotros por nuestra cultura, por nuestra tradición, por nuestra historia, cuando festejamos o conmemoramos el centenario, se generaron y se institucionalizaron un núcleo duro de acuerdos básicos que duraron unos cuantos años, unas cuantas décadas en la Argentina. Hoy estamos frente a una situación parecida, en la que es nuestra obligación alumbrar un proceso que permita que los argentinos estructuremos institucionalmente un mínimo núcleo duro de intereses y de ideas que hagan que la Argentina vaya para el mismo camino. Entonces, el tema central es cómo garantizamos condiciones de desarrollo en un país que cumple doscientos años como organización pero llevamos ciento cincuenta años, tal vez un poco más, como organización estructurada en términos constitucionales. Cómo nosotros garantizamos que eso efectivamente pueda encontrar correlato con los problemas de hoy. La Argentina tiene niveles alarmantes de inequidad. La Argentina tiene un nivel de subdesarrollo, en algunos ámbitos de la sociedad, creciente. Si no encaramos con enorme coraje y voluntad ese desafío, estamos perdidos. Es muy buena la decisión que ha tomado la Presidenta de la Nación de trabajar en la asignación universal por hijo, porque aquel que no tiene para comer, tiene que comer. El problema real ¿dónde está? Estamos resolviendo un problema del pasado de la Argentina producto de no haber tenido políticas claras de desarrollo sostenido en las distintas regiones de la Argentina. Nos-
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otros hoy tenemos que pagar los platos rotos bancando a través de este sistema a aquellos que no tienen otra forma de poder alimentar a sus hijos. Esto no soluciona los problemas de la pobreza en Argentina, seamos honestos. Lo que nosotros tenemos que hacer es construir desarrollo y para eso debemos generar situaciones, porque en la Argentina hay veinticuatro Argentinas, en las veinticuatro Argentinas hay 511 Argentinas. Planteemos cómo nos paramos nosotros sobre una hipótesis de generar condiciones de desarrollo para que la Argentina, no nosotros sino los que estén dentro de cien años, cuando se discutan las tres centenas de nuestro país, no tengan que volver a discutir esos problemas estructurales que planteamos. Para eso es esencial garantizar un federalismo fiscal que a nosotros nos permita crecer. Junto a nuestro equipo, nosotros trabajamos en lo que creemos que son las bases para un fondo de convergencia en la República Argentina. En este marco, evaluar los distintos niveles de participación que tiene históricamente la República Argentina desde el momento en que más o menos se empezó a discutir este tema. El primer año en donde nosotros discutimos algunas de estas cosas en la Argentina fue en 1935. Luego, después de veinte años, en 1955, se sancionó una nueva norma y desde ahí siguiendo, hasta una ley que fue sancionada en 1973, la Ley 20.221, que generó un mínimo de condiciones que hicieron de la Argentina un formato en el que las distintas economías tendían hacia la convergencia. Esto es, no tomando el producto bruto geográfico de sus provincias no dividías su
suerte entre sí y en toda respecto de la Nación sino que se iban uniendo y se iban acercando hasta conseguir parámetros razonablemente de equidad. Desde el año 85, con la nueva ley de coparticipación, luego agravada con los pactos fiscales y por una brutal apropiación de riquezas, producto de un cambio de modelo económico en a Argentina, terminó generando que la gran mayoría de las provincias argentinas fueran hacia abajo en términos de relación de producto bruto geográfico per cápita entre la República Argentina y cada una de las provincias. ¿Cuál es el problema? Si tomamos cualquier indicador, por ejemplo, el PBG per cápita, vamos a encontrar hay por lo menos once provincias argentinas que están muy por debajo del promedio del 75 por ciento del promedio del PBG. No me estoy refiriendo al general sino del 75 por ciento del PBG de la Argentina. El NBI daba exactamente igual que el producto bruto geográfico, porque advertimos que esa inequidad sostenida en el paso del tiempo hace que hoy tengamos once provincias argentinas en donde el promedio por encima de las necesidades básicas insatisfechas del promedio nacional, se dispara. Planteamos diferentes alternativas y hasta inclusive llegamos a la idea de aplicar un fondo pura y exclusivamente para producir infraestructura de desarrollo en las provincias argentinas que tienen menor nivel de desarrollo relativo. Proyectemos esa inversión como activador del proceso de actividad económica y llevemos eso proyectado a doce o catorce años. Cuando se analiza el impacto que eso hu-
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biese tenido en la Argentina, tomando obviamente información que tenemos del pasado, pero proyectando a futuro incluso se acelera muchísimo más, se advierte que las provincias, con la aplicación del fondo, van hacia un proceso de desarrollo convergente. El monto del fondo, por ejemplo, dos por ciento del monto coparticipable, quince, veinte por ciento de lo que es el impuesto al cheque que no se coparticipa, que vaya a ese monto específico. Esto en el fondo tampoco sirve para nada porque seguimos planteando la discusión ya no en la Argentina sino en las veinticuatro argentinas.
que el drama está, justamente, en cómo está conformado el sistema de coparticipación.
Por eso pensamos en ir más a fondo. Es de una dialéctica perversa clasificar a la Argentina entre provincias ricas y provincias pobres. Todas las provincias argentinas tienen niveles de pobreza insostenibles que nosotros tenemos que remediar. No solo lo que es pobreza en términos de ingresos corrientes sino pobreza estructural. Juntando las dos alternativas elaboramos un índice. Planteamos generar una inversión en la Argentina para sostener y apalancar esa necesidad de crecimiento relativo que hoy aquellas regiones más pobres de cada una de nuestras provincias necesitan.
Cuando los constituyentes en el año 94 delegaron en el Congreso, con ese sistema de mayorías, la conformación de la nueva ley de coparticipación, hemos hecho la clásica hipocresía que hacemos siempre los argentinos. Se dijo que no iba a haber nueva ley de coparticipación porque para tener una nueva ley hay que venir en ayuno de una semana, hay que hacer una prueba de resistencia y aparte de todo eso te tienen que dar los indicadores como si hubieras terminado de comer una torta de chocolate hace quince minutos. Es fácticamente imposible que Argentina se den todos los elementos que nuestras cláusulas transitorias de la Constitución establecen para la sanción de la nueva ley de coparticipación. Entonces, o discutimos una reforma constitucional o dejamos ese devaneo intelectual de siempre echarle la culpa a que esa ley no está y creamos algo nuevo que compense esas inequidades.
En este planteo, imaginemos la aplicación de un fondo de cinco mil millones de pesos. ¿Qué significa? Si nosotros hoy tenemos una coparticipación del treinta por ciento del impuesto al débito-crédito, el otro setenta está fuera de la masa coparticipable del Estado Federal, ustedes vieron que se discutió en el Congreso y toda esa historia. Yo sostengo que cuantos más fondos se arrojan en la masa coparticipable, más grande es la inequidad en la Argentina por-
El gobierno nacional ha sido muy claro, como todo aquel que defiende sus propios recursos, diciendo que discutir coparticipación es discutir distribución secundaria, no primaria. Entonces, vamos a ver cómo nos juntamos entre los veinticuatro gobernadores, todos los senadores y diputados nacionales y nos ponemos de acuerdo y rectificamos todas las legislaciones de las provincias, a ver quién va a decir que para su provincia van menos recursos.
Para eso planteamos que el treinta por ciento que vaya a las provincias, otro treinta por ciento que quede en la Nación. Estamos hablando sólo del impuesto al
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cheque, no estamos discutiendo la base tributaria de la Argentina, nada loco. Con el otro cuarenta por ciento creemos un fondo. Si aplicamos ese fondo sostenidamente durante doce años, vamos a tener una política de Estado de inversión, que genere infraestructura. No pulverizamos la pobreza pero resolvemos el problema estructural de falta de competitividad en términos de infraestructura para el desarrollo en la Argentina. No es milagro, no se requiere cambiar el formato institucional del país para darse una idea. La provincia de Buenos Aires 1.647 millones de pesos, la provincia de Santiago del Estero 223 millones de pesos, Tucumán 303 millones de pesos, Misiones 243 millones de pesos. Todo esto da el fondo per cápita de acuerdo a distintas condiciones. No es una cosa arbitraria. Nosotros tenemos el drama tradicional de que nos sentamos a discutir como garantizamos que los niños del Bicentenario sean felices. ¿Qué resolvemos con eso? Decimos, bueno hay que resolver esto y aquello. ¿De dónde conseguimos recursos para hacerlo? Estamos planteando una idea aquí, que puede servir para tirarla a la basura, para tomar el diez por ciento o para desarrollar muy por arriba los grandes titulares, pero lo que decimos es que la Argentina tiene que empezar a discutir sobre cosas que generen condiciones para el desarrollo. La Argentina tiene que discutir un par de cosas. No quiero caer en la historia de que discutir institucionalidad. Plantear un rumbo para la Argentina es caer en un sipallismo retrógrado de plantear que la Ar-
gentina tiene que encolumnarse detrás de Juan, Pedro o Mariano. La Argentina no tiene que encolumnarse detrás de nadie, la Argentina debe tener su propio modelo de desarrollo para, con ese modelo de desarrollo, discutir en el mundo. La Argentina no puede tomar recetas. Argentina no va a ser Chile, no va a ser Sudáfrica que desindustrializa su país y trabaje únicamente sobre materias primas o servicios Premium. La Argentina no puede ser China que trabaje sobre mano de obra barata. Nosotros tenemos que construir nuestra propia Argentina. Tenemos que discutir cómo garantizamos, entre otras cosas, una clase media rural fuerte en la Argentina, que pueda ir a la avanzada y sea vanguardista en la innovación de ciencia y tecnología. Cómo garantizamos crecimiento a partir de la pequeña y mediana empresa, en donde la PyME, no sólo va al satélite de la gran empresa sino que sí sean satélite de la gran empresa pero que sean la vanguardia tecnológica, como sí ocurre en muchos países del mundo. Esas son las discusiones que tenemos que dar. Pero el planteo es correr la ideologización del desarrollo y del crecimiento económico. Nosotros necesitamos generar riqueza en la Argentina, es muy difícil seguir discutiendo el concepto de distribución de la riqueza, cuando nuestra generación de riqueza es cada vez menos. Entonces, si nosotros por una cuestión generacional, miramos solamente cómo resolvemos los problemas de mala distribución de riqueza en el pasado en la Argentina, no vamos a resolver absolutamente nada.
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No quiero entrar en una calificación de ninguna índole. Obviamente muchas de las cosas que se hacen hay que hacerlas porque hay que resolver problemas que no se resolvieron endémicamente en la Argentina desde tiempo inmemorial. ¿El problema cuál es? Un día hay que parar la pelota, y escenarios como este son aque-
llos en los cuales tenemos que pararnos un segundo de la huella, corrernos un poco, desensillar y empezar a pensar en que Argentina queremos. Y no sobre el prejuicio y el preconcepto de que Argentina perdimos. Eso ya está, eso ya fue. Lo que hay que hacer es pararnos a ver hacia que Argentina queremos ir. Y ese es el gran desafío que hoy tenemos.
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2010 Este libro fue elaborado por el Instituto Nacional de Capacitación Política Producción Gráfica y Diseño: Claudio Maqueda
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