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LA CULTURA ENTRETENIDA…
¿Qué es la cultura?; vulgarmente dicho, es el conjunto de conductas y conocimientos adquiridos y practicados, ya sea por el desarrollo instruido, por costumbres de natural evolución adquirida, o necesidad natural de los diferentes estratos con el fin de comunicarse y o marcar presencia. En sí, culturas son las formas de manifestación humana, en toda su gama, (aunque algunas duelan).
La cultura, es un tema que ha sido recurrente en el tapón del discurso de políticos hembras y machos y los postulantes a vivir de jugosas dietas de cualquier color; realmente la cultura nunca les importó un “verdadero perno”. En el caso de los medios, la cultura es una suerte de maquillaje en la oscura conciencia comunicacional; (nunca la cultura tiene primeras planas), (simple ejemplo: la ley difusión de música chilena); en su mayoría, los medios, no son dueños de lo que dicen, se someten. No es buen negocio difundir el cultivo en la conciencia (no vende). Come sin parar, bébetelo todo, gasta sin pensar; la cultura del chiste grosero ¡sin censura! se vende como libertad de expresión. La cultura de los glúteos, de las bajezas de la farándula, se anteponen a la cultura del cerebro, y la acaparadora mediática política del centro, todos quieren el centro, la hediondez de esas maniobras es insoportable.
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Es el caso de todos los gobiernos, la difusión cultural pende según la corriente de los intereses dirigentes; sólo un ejemplo: hace un tiempo, para un gobierno: La obra La tentación de Cristo fue prohibida por los legisladores. Para este nuestro sistema político actual, heredado, la difusión cultural, incluido el sistema educacional siempre ha tenido definidos horizontes mezquinos, está a la vista el resultado diseñado y planificado por esos amates perjuros de la patria, en el vergonzoso periodo cívico militar y amparado por las democracias de los acuerdos, y las leyes de amarre. De ahí “la justicia en la medida de lo posible”.
Tenemos a la vista la cultura de la ignorancia, del exceso de vanidad, del desinterés, del desprecio, de la soberbia, de la prepotencia, del odio, de la envidia, de la insinceridad, del desagradecimiento, de la arrogancia…, de la especulación, de la usura protegida (legalmente), de la droga encubierta, de los calmantes, del consumo irresponsable, de la generación de la basura, de la noticia calumniosa, las encuestas falsas, de la mentira política, del sobre aprovechamiento del poder, de la vergonzosa politiquería de los acuerdos…, la cultura del robo de fondos de gastos reservados, la cultura del derroche de fondos municipales; de estos culpables, ni unos ni otras están en la cárcel. La cultura de la destrucción de la educación pública. Culturas aceptadas y protegidas por esos corruptos que se han turnado en el poder. Y ahora están manipulando la Nueva Constitución, y saldrán con la suya. La xenomanía ha destruido nuestras raíces, son muchos los que han nacido aquí, y viven y mueren añorando el calor de “otros soles”.
La difusión de la cultura en la base social en sí, como tema gubernamental, no toca la “cultura” desde el fondo, de la pobla’. (ése es el problema), siempre se van por lo mediático, por el corte de cinta, por las sonrisas puestas, por el brindis…, por el color del partido, con la aprobación de la iglesia; por lo que ya tiene “fama”, por los que les caen bien (siempre que sean de su corriente “o de esa”, a que se le puede hacer “corte de cola”), siempre, lo más lejos posible de esa otra “cultura”; la rasca, la ordinaria, esa que crece y crece, la que realmente necesita ayuda. ¿Por qué no se invierte en revertir esa “incultura” en la conciencia misma de los pobres “incultos”? Esa, sería una inversión positiva para corregir en algún grado “la mansa cagá” que han dejado desde el 73’, los rectores del sistema, con la desenfrenada difusión comunicacional de la comercial cultura negativa, esa “cultura de la calle”, donde se hace sentir el que es más fuerte, el motor más potente a escape libre, la mirada más dura, la grosera amenaza verbal, la difusión comunicacional del uso de armas. La marca foránea en la pilcha. La política no tiene interés en estos temas, la justicia se maneja con la ley escrita, la aplican y mirando pal’ techo; los que hacen la ley, culpan descaradamente a este gobierno y no a ellos, los que tuvieron esa responsabilidad. (Ésta es opinión ciudadana). Mira la tele, y ve esos rostros son los mismos de “ayer”, que desde el hemiciclo, hoy, haciéndose las víctimas despotrican contra esa arraigada cultura delictual…, de la que ellos pusieron sus sucios granitos de arena humectados en irresponsabilidad déspota.
Si los profesionales expertos en conducta humana, profesores, dirigentes sociales, filósofos, sociólogos, psicólogos, antropólogos, teólogos, y esos que se dicen humanistas, si realmente tomaran cartas en este asunto cultural, se notarían (Continúa en la pág. 8) enmiendas en la corrección conductual del devenir del día a día, que resulta tan angustiantemente desesperanzador. ¿Cuándo se ha escuchado a los encargados de la difusión cultural, hacer campañas dirigidas hacia la base social?, esta que no tiene otro norte que desahogarse por la vía de los vicios, la violencia, el desinterés (no culpe a la pandemia), estos problemas se vienen arrastrando y creciendo desde hace más de medio siglo con toda esa fuerza negativa (es nuestro tiempo) ¿Cuándo han hecho una campaña estimulando el NO consumo de drogas? Ese acto del consumo no está penado, por eso es de libre comercialización.
Hablan de pueblo, hablan de los desposeídos, hablan de los marginales, hablan de los más vulnerables, impostando sacerdotalmente esas hipócritas expresiones.
¿Qué mensajes se difunden en dirección a la conciencia social? (¿Las franjas electoreras? Son pa’ la risa) ¿Dónde está la campaña de orientación de conducta ciudadana distribuida subliminalmente en la marginalidad? El problema está en la base marginal donde no llega la preocupación político-cultural; sólo van por el voto. No existe el interés político de mejorar esas culturas negativas, muchas producen buen rédito; ese tema a ellos, les da lo mismo, sólo tienen comentarios poseros, mientras haya dieta, mientras estén en el poder, “cobra y calla”, son cuatro años, hay que aprovechar…, (sonreír pal’ voto).
¿Por qué las botellas de alcohol no tienen una etiqueta que diga “BEBER EN EXCESO DAÑA LA SALUD”, ¿Por qué no se discute el retiro del IVA de los libros de ciencia, de tecnología, de arte, de literatura nacional? ¿Por qué no atacan directamente con una campaña visual real, contra el consumo de drogas? Ese problema cultural está en el aumento del consumo… Esos silencios sobre este tema son preocupantes. Hay que invertir en campañas culturales de la órbita de las culturas negativas (la ludopatía es una enfermedad), o en esos actos que hacen daño al buen desarrollo social. El uso político en TV, de la brujería, y la difusión de sustancias medicinales truchas sin autorización del SNA.
Cuándo se han preocupado del daño que ha producido en la raíces nuestras, el descontrol emocional de la difusión de esa “musiquetería” foránea. (Las vacas dan más leche con música docta, y difundir el folclor refuerza las raíces). ¿Por qué no condenan como delincuentes a quienes difunden las “fake news”? La politiquería chilena, es una basura.
TODO POR LA AUTONOMÍA POLÍTICA Y ECONÓMICA DE MAGALLANES SIN PRODUCCIÓN NO HAY SOLUCIÓN…
Antonio S. Deza González Director
(Viene de la pág. 5) mediante oráculos revelados por una divinidad en el sueño o en el éxtasis de una sacerdotisa (Delfos) o sacerdote; y la adivinación técnica, basada, como en la antigua Mesopotamia, en la observación del vuelo de los pájaros, los planetas o diferentes tipos de signos naturales. Sin embargo, ya que el cristianismo puso fin a estos tipos de adivinación, por considerar que intentar conocer el futuro suponía pretender conocer anticipadamente la voluntad de Dios, estas formas de conocimiento no continuaron en la tradición occidental nada más que en el caso de la astrología, en cuyo caso el aparato matemático en el que se basaba le otorgó el prestigio de ser un saber posible sin la intervención de demonios u otros espíritus que había que invocar en el caso de otros tipos de adivinación. La astrología sería utilizada básicamente por los reyes y las clases gobernantes, lo que también ayuda a explicar su perduración hasta épocas muy tardías (recordemos que a ella se dedicaba el canónigo Nicolás Copérnico). Será a partir del siglo XVII, con el desarrollo de la física matemática con Galileo, y sobre todo con I. Newton, cuando se pueda llegar a una situación en la que el conocimiento de los hechos físicos y astronómicos predecibles pueda ser encuadrado en el marco de una teoría formal, basada en el desarrollo de leyes matemáticas, como la ley de la gravitación universal, que en su momento fue considerada como la auténtica clave de ese inmenso reloj que era el universo, tal y como era concebido en la Europa de los siglos XVII y XVIII. A partir de ella pudieron desarrollarse predicciones que serían célebres como las referidas al cometa Halley, llevada a cabo por el astrónomo de este nombre, y ello no sólo en lo que en su momento se llamó el mundo supralunar, sino también en el propio mundo sublunar, ya que el desarrollo de la física matemática podía predecir las trayectorias de los proyectiles y, en general, el movimiento de los cuerpos en el espacio. Esta capacidad de predicción es lo que define a la física europea y a la ciencia en general, hasta el punto de que en la filosofía actual de la ciencia, sobre todo a partir de la obra de K. R. Popper se considera que, ya que no puede establecerse una teoría de la verdad a nivel global, un conocimiento será científico en tanto que posea la capacidad de predecir un acontecimiento en un conjunto de condiciones dadas: C (a,b,c...). Si la teoría predice con éxito, podrá, según Popper seguir siendo utilizada; si fracasa en su predicción deberá ser abandonada, al resultar falseada. Es evidente que la capacidad de predicción en el ámbito de las ciencias actuales de la naturaleza es muy elevada y se ha llevado a algunos extremos en los que el conocimiento físico se mezcla con el conocimiento especulativo, como es el caso de la cosmología. En ella, partiendo de la ley de Hubble y de la física de partículas, se intenta reconstruir a partir del presente, que es el tiempo propio de la física (ya que un experimento siempre se realiza en el presente), el pasado y el futuro del universo, que irían del Big Bang, o la gran explosión inicial, al Big Crunch o colapso final [S. W. Hawking:1988 (1988)]. En este caso ya no se trata de predecir un acontecimiento, sino el proceso más global, ya que lo que se describe es nada más ni nada menos que el comienzo y el fin del tiempo, o lo que es lo mismo, el comienzo y el fin de la Historia, del cosmos, marco en el que se desarrolla la historia humana, minúsculo acontecimiento en el marco de esa historia global. Partiendo de la astronomía, otros autores como Michael Boulter (M. Boulter, 2002) pueden incluso desarrollar una teoría que permite establecer modelos de extinción de la especie humana a consecuencia del probable impacto, más pronto o más tarde, de un meteorito con la tierra. En función de su diámetro pueden establecer modelos matemáticos de la extinción, total o parcial, de la vida humana sobre la tierra. En este caso también tendríamos un modelo de predicción que señalaría el fin de la historia humana, debido no a causas endógenas del desarrollo histórico de esa especie, sino a un acontecimiento catastrófico externo. Sería discutible si es lícito pasar de la predicción de un acontecimiento físico en unas condiciones experimentales definidas a predicciones de carácter tan global, entre otras cosas porque los físicos no controlan la totalidad de las condiciones en las que se ha de producir el acontecimiento futuro, por ser muy elevado el número de variables matemáticas necesarias para lograr una formalización, pero esta discusión nos alejaría de nuestro propósito principal. De acuerdo con él hemos establecido que en el campo de las ciencias físico-químicas es posible llevar a cabo predicciones de acontecimientos en marcos previamente definidos. Es más dudoso que eso pueda ser así en las ciencias de la vida, puesto que la teoría de la evolución no puede predecir el futuro de las especies, y en el campo de la genética el número de genes y proteínas que se manejan es tan elevado que en él las predicciones únicamente podrían ser meras aproximaciones. Pero dicho esto, tendríamos que pasar a la segunda pregunta, que consiste en inquirir si una teoría que predice acontecimientos puede también predecirse a si misma.
Una teoría se compone de un conjunto de enunciados. Esos enunciados pueden estar sintácticamente conectados entre sí en
(Continúa en la pág. 18)