Armero y Guaduas

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Foto tomada por: Camila Rivera Cuellar Restos de la historia: Guaduas y Armero

RESTOS DE LA HISTORIA GUADUAS Y ARMERO

Camila Rivera Cuellar Marìa Josè Correa Franco Ana Marìa Duque Rosanìa



RESTOS DE LA HISTORIA GUADUAS Y ARMERO

Camila Rivera Cuellar Marìa Josè Correa Franco Ana Marìa Duque Rosanìa

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Restos de la historia: Guaduas y Armero

INTRODUCCIÒN

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La siguiente es una muestra fotográfica realizado en Armero; un vistazo a los vestigios del lugar sacudido por la erupción del Nevado del Ruiz en noviembre de 1985 y en Guaduas; como el camino real en la época colonial e independentista. La salida de campo realizada por la Universidad Externado de Colombia tiene como fin recorrer los caminos de la ciudad sepultada por el lodo, además de reconocer la historia que cuenta la tierra hoy en ruinas, de la mano de un guía quien narra la tragedia vivida en ese entonces. Al igual que el recorrido en Guaduas y sus calles coloniales. Así, pues, desde distintos focos de la historia, la tragedia y la independencia, intentamos dimensionar y reconstruir una pequeña, pero concretar reseña fotográfica. Arde el sol en Camposanto. Decretado así en 1986 tras la visita del papa Juan Pablo II a la zona. Los bastos estragos se evidencian en el recorrido realizado en la zona, se calcula que cerca del 70% del total de sus habitantes murieron sepultados por el lodo. La caminata que empezó por un vistazo a lo que se denomina el Museo de Armero, es más bien una recopilación sencilla de fotografías, unas panorámicas de lo que era el sitio antes de la erupción del León Dormido y otras después, que muestran una ciudad sepultada en un inmenso mar de fango. Otras fotos Fotos de los habitantes y de las zonas más emblemáticas

como la iglesia, la plaza, la estación de bomberos, el colegio y el hospital. completa la colección retratos de niños, jóvenes y paisanos del municipio. Más adelante, Siguiendo el camino de desolación y también del olvido vemos como la vegetación empieza a crecer entre los escombros, y como, irónicamente, la vida renace en medio de las tumbas. Pastos frondosos, árboles, conchas, y mariposas son algunas muestras de ello. En el recorrido nos acompaña uno de los sobrevivientes, cuando lo sucedido él apenas se encontraba en el vientre de su madre. Caminando hacia la plaza principal donde se encuentra los despojos de la cúpula de la iglesia, él cuenta las peripecias que tuvo que hacer su mama al intentar huir de las laheras que en su rugir se confundían con la tormenta de ese miércoles en la noche. Su familia exiliada por la naturaleza, por la catástrofe que para algunos pudo ser advertida pues según ciertos estudios de la época, expertos advertian del peligro, afirmando que la alerta de desalojo para los habitantes estába dada unos meses atrás. Adicionalmente se le acusa a las autoridades de negligencia, no solo por la falta de prevención de la catástrofe, también en la lentitud en que se dieron los rescates en los días posteriores y la deficiente atención a la victimas.


Restos de la historia: Guaduas y Armero El inclemente sol yerbe en lo más alto del cielo, las cruces, lápidas y epitafios sobresalen entre los pastizales, al devolver nuestra mirada a ese funebre lugar reflexionamos acerca del olvido que sin duda es la peor condena para nuestra historia que parece sepultar entre lápidas y escombros nuestra identidad . La caminata termina en lo que fue el hospital del municipio, un lugar habitado hoy por cientos de murcielagos, penetrado por el moho y las ratas. El lugar mantiene gran parte de su estructura, sin embargo los escombros molidos y salpicados por el fango dan cuenta de lo sucedido. Seguido se encunaran lo que queda de un restaurante y de una ferretería que aún conserva su nombre pintado en la fachada con tinta roja: “Gilar” Cae la noche y con ella la tenue lluvia en Guaduas, Cundinamarca. Por las calles empedradas de lo que se conoció como el camino real recorrimos algunos pasos en la historia enmarcado en el paisaje colonial de la zona. Las palmeras decoran de lado a lado la plaza principal, de fondo la iglesia blanca resalta la figura de la memorable Policarpa Salavarrieta cuyo monumento repunta con honor en todo el centro. Een medio de las palomas, los relatos acerca de los carruajes reales que subían hacia Santa Fé, de la lucha de los guerreros independentistaa y de las hazañas de la heroica Pola colman el lugar, enmarcado siempre por la arquitectura de la época. La noche con aliento a yerba, a campo fértil nos recuerdan las verdades de

una historia que pocos conocemos pero que gracias a esta visita logramos entender, entre bailes autóctonos y trajes típicos no solo nos reciben sino que también narran las costumbres de ese entonces en Colombia. Terminamos la salida con la visita al Salto de Versalles por una carretera destapada, la lluvia persistía. A pie descendimos hasta llegar a una estrepitosa caída de agua, el eco de la cascada nos reúne con la naturaleza misma, en su máximo esplendor, nos recuerda su belleza y bestial poderio. De esta manera queremos iniciar esta colección de fotos, pero también de experiencias que nos muestran una visión de dos sucesos en la historia de Colombia. Esta recopilación la deseamos compartir con ustedes como parte de la reconstrucción de ese pasado, que es nuestro pero a veces es tan lejano. También queremos que sea un encuentro para todos ustedes, como lo fue para nosotros, con el lugar que es hoy Armero y a su vez una reflexión a través de una narración de la vida, muerte y olvido de esas tierras. Una cita con los caminos reales, las leyendas de los héroes independentistas en la reconstrucción de la identidad determinante en la compresión del presente y la proyección del futuro para cada uno de nosotros como individuos y como creadores de una nueva sociedad.


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Tras la tragedia del 13 de Noviembre de 1985, la cúpula que fue arrastrada por el lodo es lo único que queda de la Iglesia San Lorenzo, hoy en día se encuentra en la plaza principal y es uno de los grandes símbolos por su carga religiosa.

Foto tomada por: Camila Rivera Cuellar


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asì luce el interior de lo qque una vez fue una casa y ahora son las ruinas dejadas por el gran desastre natural aquel 13 de noviembre. Una tierra donde la soledad se siente en gran medida pero que la naturaleza le dio vida tomando posesiòn de cada uno de sus rincones.

Foto tomada por Ana Marìa Duque Rosanìa


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Doce horas después de la erupción del volcán Los rescatistas lograron llegar, quedaron aterrados luego de observar la desolación que ésta dejo; árboles caídos, animales muertos, cuerpos irreconocibles y escombros de edificaciones.

Foto tomada por: Marìa Josè Correa Franco.


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. En este estrecho espacio se hace evidente el paso de la tragedia y del tiempo, de los pocos lugares que se conservan en pie, la mayorĂ­a se ven como este, desquebrajados, medios muros agrietados y atestados de moho.

Foto tomada por: Camila Rivera Cuellar


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Horas antes de la erupción se llevaron a cabo varios intentos de evacuación, pero una tormenta limito la comunicación. La mayoría de las víctimas se quedaron en sus casas; creyendo que la erupción ya había pasado, sin embargo no fue así…

Foto tomada por: Marìa Josè Correa Franco.


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en medio de estos muros que aun siguen sobre sus cimientos tras ser golpeados por una gran corriente de lodo, cecen arboles con una gran altura llevando nuestra mirada fuera de las ruinas y dirigiendola al cielo, donde reposan las almas de cada una de las vĂŹctimas de ese desastre.

Foto tomada por: Ana MarĂŹa Duque RosanĂŹa


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. Así lucen los muros de las casas que permanecen en pie, tras los rastros de lodo caliente que inundo el lugar. Son pocas las edificaciones que quedan en pie, sin embargo se puede observar como la naturaleza renace en el lugar, irónicamente fértil por tratarse de tierra volcánica.

Foto tomada por: Camila Rivera Cuellar


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A pesar de ser un pueblo fantasma como muchos le llaman, la naturaleza ha vuelto a cobrar vida sin importar el lugar, sin embargo la desolación es inminente porque a pesar de que aquellos árboles que fueron derrumbados han vuelto a crecer, jamás será lo mismo.

Foto tomada por: Marìa Josè Correa Franco.


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Despues de la visita del papa Juan Pablo II el primero de julio de 1985, Armero fue declarado como Campo Santo, debido a todas las personas que murieron arrasadas por el lodo . , cobrando la vidaa de mas de 20.000 personas

Foto tomada por: Ana MarĂŹa Duque RosanĂŹa


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La cifra de víctimas fue escalofriante debido a la falta de experiencia de los científicos en ese momento para identificar las señales de erupción que eran inminentes y la resistencia de las autoridades a la hora de tomar medidas preventivas de alto costo.

Foto tomada por: Marìa Josè Correa Franco


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. AsĂ­ luce hoy el hospital San Lorenzo, es uno de los lugares que mantiene su estructura en mayor parte, tras el golpe de lodo recibido la noche de la tragedia, hoy es un lugar habitado por cientos de murciĂŠlagos y ratas.

Foto tomada por: Camila Rivera Cuellar


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Restos de la historia: Guaduas y Armero Foto tomada por: Marìa Josè Correa Franco.

Entre la maleza que luego de 31 años abunda, caminan decenas de turistas, familiares y feligreses que recuerdan con dolor la tragedia y sobre todo van a visitar a Omaira, la valiente niña de 13 años que agonizo durante tres días sin poder ser rescatada de los escombros que la atraparon, su valentía y carisma cautivaron a todo el mundo; hoy en día es responsable de más de 360 milagros..


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De este lado el hospital se ven los escombros que muestra la soledad de la Ciudad Blanca, conocida asĂ­ por su fertilidad en el cultivo de algodĂłn, otros de los productos destacables eran el arroz y cafĂŠ.

Foto tomada por: Camila Rivera Cuellar


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Familias enteras fueron enterradas bajo los escombros de sus propios hogares, los pocos armeritas sobrevivientes sufrieron fuertes daños emocionales. Solo quedaron los recuerdos de sus familiares, el desamparo de haberlo perdido todo y de pertenecer a un lugar que según ellos ya no existe.

Foto tomada por: Marìa Josè Correa Franco.


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La naturaleza crece entre las ruinas, entre la muerte misma. La ciudad fantasma luce así, una mezcla entre escombros y vegetación que nace. Mucho se especula acerca de la prevención de este desastre pues se dice que días anteriores estudios realizados por un grupo de expertos habían advertido de la inminente tragedia.

Foto tomada por: Camila Rivera Cuellar


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Luego de la tragedia, la mayoría de las edificaciones fueron sepultadas por el lodo, por esta razón fue tan difícil enviar una alarma nacional sobre lo sucedido aquel 13 de noviembre de 1985. Uno de los socorristas llamo al presidente Belisario Betancur para narrarle lo que estaba viendo mientras sobrevolaba la zona pero él no le creyó.

Foto tomada por: Marìa Josè Correa Franco.


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Armero. Tiempos atràs era uno de los sitios con màs futuro en el departamento del Tolimay pasò a ser un campo desolado y habitado por diferentes especies de animales, donde prevalecen los recuerdos de una de las peores tragedias.

Foto tomada por: Ana Marìa Duque Rosanìa


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Casas descascaradas. Estos son los restos de las casas de los armeritas, que en medio de la tormenta del mi茅rcoles 13 de noviembre del 85, quedaron sepultados entre sus muros el mar de fango proveniente de la erupci贸n del Nevado del Ruiz.

Foto tomada por: Camila Rivera Cuellar


Restos de la historia: Guaduas y Armero sido por la negligencia del gobierno en aquel entonces el desastre no habría tenido tal magnitud.

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22 540 de 28 700 habitantes murieron en esta desastrosa tragedia, las labores de rescate eran muy difíciles debido a la falta de herramientas, por esta razón de no haber

por: Marìa Josè Correa Franco


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Lapidas: Las cruces, epitafios y tumbas llenan el lugar conmemorando a las víctimas. Armero contaba con una población de 29.000 habitantes, según las cifras oficiales, aproximadamente el 80% de la población total del municipio murió a causa de la catástrofe. Omayra Sanchez, una niña de 13 años que murió después de 60 horas aprisionada por escombros es el principal símbolo de lo sucedido.

Foto tomada por: Camila Rivera Cuellar


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Aprovechando las piedras que dejo el deshielo los armeritas hicieron varias lapidas y monumentos con hermosos mensajes en honor a las víctimas de esta tragedia porque en este lugar aún yacen aquellas personas que perdieron la vida.

Foto tomada por: Marìa Josè Correa Franco.


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Un sin fin de cuerpos, animales y colchones bajaban por el rio Lagunilla, para los rescatistas era muy difícil sacar a los sobrevivientes que quedaban sumergidos en lodo porque al jalarlos, sus cuerpos se partían en dos o se quedaban con partes de la piel debido a que éste contenía ácido sulfúrico.

Foto tomada por: Marìa Josè Correa Franco.


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Nos mudaron. “Llegaría una tragedia más devastadora de la que aún no nos recuperamos los que quedamos vivos: la sensación de no tener una patria, de pertenecer a un lugar que ya no está”. Jaime Guzmán (sobreviviente). Los sobrevivientes fueron atendidos en municipios cercanos, Chinchiná y Villamaría. Las ayudas del gobierno hacia estas personas en todo caso se categorizan como deficientes, habiendo personas que siendo víctimas nunca recibieron la atención requerida

Foto tomada por: Camila Rivera Cuellar


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Guaduas

Foto tomada por: Ana Marìa Duque Rosanìa


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Dejando la vida citadina a un lado, estos dos hombres disfrutan de la tranquilidad que les brinda el municipio de Guaduas, sentados bajo un arbol que les da el privilegio de escapar por un rato del sol inclemente que azota a Guadas al medio dia. atras de ellos se encuentra la casa de la cutura que esta abierta a toda la comunidad.

Foto tomada por: Ana MarĂŹa Duque RosanĂŹa


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Policarpa Salavarrieta, considerada como una heronia de la independencia y simbolo de la libertad por los colombianos, tras su participacion y liderazgo en la lucha de la independencia

Foto tomada por: Ana MarĂŹa Duque RosanĂŹa


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Foto tomada por: Ana MarĂŹa Duque RosanĂŹa


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Iglesia ubicada en la plaza central de Guaduas donde se concetraban los mayores poderes de la epoca de la colonia, aun prevalece el innegable poder e influencia de la iglesia catolica

Foto tomada por: Ana MarĂŹa Duque RosanĂŹa


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Policarpa Salavarrieta, Es la única figura femenina que acude de inmediato a la memoria del período de la Independencia, quien fue sacrificada por los españoles en esta plaza el 14 de noviembre de 1817.

Foto tomada por: Ana Marìa Duque Rosanìa


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“Miles han vivido sin amor, pero ninguno sin agua” Ariden

Foto tomada por: Ana Marìa Duque Rosanìa


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CONCLUSIÓN Tras realizar un viaje enriquecedor para cada uno de nosotros, no sólo en la parte académica, sino en la parte personal, nos apoderamos un poco más de la historia de nuestro país recordándonos momentos históricos que muchos de nosotros no conocíamos en tu totalidad. Dando un paso atrás en la historia tenemos a nuestra heroina de la independencia Policarpa Salavarrieta a quien el pueblo de Guaduas acogió como su hija y fue proclamada símbolo de libertad; tragedias naturales como la ocurrida en armero en el año 1985 no urden quedar en el olvido y es menester que sean contadas generación tras generación. Historias que no es lo mismo leerlas, escucharlas por algún medio a que sean contadas por personas que vivieron esos momentos historia de cerca, hasta ese momento que llegamos a donde una vez existió un gran pueblo llamado Armero, observar un paisaje totalmente devastado por uno de los desastres más grandes de la historia y que muchos no quieren recordar. Sentir la soledad que se apodera del lugar nos dio a entender que es necesario recordar y tener noción de todos los acontecimientos que han sucedido a lo largo de la historia y así lograr entender la dimensión de lo ocurrido para no cometer el error de minimizar todo y más tragedias de este tipo o cómo fue la participación de la proclamada por los colombianos nuestra he-

roina de la independencia Policarpa Salavarrieta . La amabilidad de los anfitriones de este viaje hicieron nuestra estadía sumamente agradable, sorprendiéndonos con una gran actividad nocturna en la que nos mostraron los bailes y trajes típicos que caracterizan a esa zona del país. Para darle fin a esta salida de campodimos un recorrido libre por el municipio de Guaduas, se siente la tranquilidad de una vida sin afanes, donde prima la solidaridad y la hospitalidad dirigida a los turistas. Así pudimos observar de una manera más cercana como es la vida en uno de los lugares que marcó de manera drástica la historia de Colombia. De esta salida de campo nos vamos con grandes conocimientos y muchas sensaciones tras acercarnos de manera directa a dos lugares tan importes como lo fueron Armero, Tolima y Guaduas, Cundinamarca. En este foto libro lo que quisimos hacer fue un acercamiento del lector con estos hechos históricos por medio de fotografías y pequeñas descripciones de lo ocurrido en cada uno de estos sitios..


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