EL PARAÍSO ESCONDIDO DE HONDA.
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EL PARAÍSO ESCONDIDO DE HONDA.
María Camila Porras Gonzalez María Fernanda Blanco Arango Santiago Nicolás Ballén Pinilla
II SEMESTRE 2019-I
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INTRODUCCIÓN
Las calles coloniales del municipio de Honda, rememora una época de patrimonio histórico y cultural para el país colombiano. Empezar a recorrer cada esquina del territorio, observando sus paisajes, arquitectura cimentada en el pasado en compañía de los habitantes, es un lujo que cualquier viajero, residente o pasante pueden apreciar. En el pasado del pueblo de Honda, encontramos el primer y más importante puerto fluvial del país, el río Magdalena que con su gran dominio golpea cada roca, retumba en cada una de las casas de madera que se encuentran alrededor de este. Los ruidos generados como también aquella paz y brisa que traía consigo, confirmaban la gran superioridad y el gran poder que este río como muchos hacen parte de este espectacular paisaje. Voces que van y vienen, historias y objetos que fluyen dentro de su corriente, objetos del pasado, del presente, que se mezclan sin importar el tiempo, que se juntan y hacen parte de una pequeña historia, pero de una gran coincidencia, es una de las razones por las cuales, es este lugar y no otro pueblo colonial, que logra generar incertidumbre pero a la vez, serenidad. Los puentes, la única estructura que hace que el poder del río se vea minimizado sólo a eso, a un río. Aquel metal fuerte y duradero, que con los años y la humedad lo desgasta y lo oxida, pero no lo suficiente para ser cambiado o remodelado en su totalidad, aquel metal que aparenta confianza y seguridad, ese que se ha quedado con el transcurrir de los años siendo un testigo vivo del la contemporaneidad de la historia. Por alguna razón le llaman la ciudad de los puentes, con más de cuarenta grandes de metal oxidado puestos allí, dónde la tierra termina, tienen la labor de conectar las historias con la gente.
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Calle de las trampas, aquellas calles emprendentadas, algunas cargando más allá del peso soportable, calles angostas, calles juntas que nos hacen ver que la vida esta llena de posibles caminos para tomar. Las calles que una vez cargaron caballos, carrozas, y una rama no muy alta de la burguesía, son las mismas que hoy pisamos como alguna vez que de ahí surgieron pedazos valiosos para la historia. Los casones, con sus grandes portones, entradas de jinetes y caballos que traían consigo la esclavitud de un pueblo, de un pueblo que no se rindió y luchó en diferentes periodos por sus ideas y por la libertad. Su gente, que maravillosa es la gente de Honda, desde el pescador hasta la persona más culta, es posible encontrarse que la historia también pasa por la gente, que hay más relatos en cada arruga de lo que se puede encontrar en un museo. Se dice que la historia, la cuentan los ganadores, pero si la historia es contada desde otra perspectiva, desde aquellos que creen haber perdido, ahí está la clave de muchos de los secretos que por tanto tiempo se han guardado. Cuando la tarde muere, y el sol descansa detrás de los paisajes que destacan este territorio, las familias se reúnen alrededor de la comida servida por la mujer guerrera y luchadora que destaca a la mujer Hondeña. Comen, hablan, ríen y duermen, es como un bucle que queda atrapado en el tiempo. De hecho, Honda es ese pequeño bucle de Colombia trapado en el tiempo.
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Honda, es este pueblo y no otro, que te cuenta del pasado y del presente mediante anécdotas que pasan a través de su gente, de su arquitectura, de su cultura y hasta de su gastronomía. Es este pueblo y no otro, que queda en un espacio detenido en el tiempo, que es capaz de mostrarte lo que pasó, lo que pasa y lo que puede pasar, es este, que te enseña y te recuerda la historia, nuestra historia, de más de una manera distinta. En este paraíso de antaño, con su experiencia de anciano, que tiene en la mano un libro de aquél varón dejando entre páginas los testimonios y hasta los sueños que a mitad de camino dejan de brillar. Es ese anciano, lleno de la más profunda sabiduría, es aquel al que más le creo de cuando se quiere saber más allá de los libros.
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EL MUNDO NATURAL HONDANO.
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CALLE DE LAS TRAMPAS Y CENTRO HISTORICO.
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MÁS ALLÁ DE UNA TEXTURA Y UN SABOR.
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AGUAS TURBULENTAS QUE TRAEN ESPERANZA.
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INDÍCE DE FOTOS. 1. Los paisajes que lo conforman son una riqueza que muy pocos conocen, en este punto empieza un recorrido en lo profundo de Honda. Foto: Santiago Ballén.
2. Se ve reflejado uno de los arduos trabajos que realizan las personas en su vida cotidiana. Personas que se destacan por ser luchadoras y trabajadoras que hacen un esfuerzo muy grande para sacar un hogar adelante, entre el cielo y la tierra, el trabajo será un determinante importante. Foto: María Camila Porras.
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3. Al notar que un grupo de personas se acerca, el ganado se comporta de manera esquiva y un poco inusual, pero de alguna manera, sigue estando libre en ciertas hectáreas que lo encierran.
Foto: María Camila Porras.
4. Cuando la tempestad pasa y el ruido se aleja, la vaca se tranquiliza, haciéndote creer que tienes una leve cercanía a ella. Pero a pocos metros de distancia, logras sentir su poder e intimidación a través de una sola mirada.
Foto: María fernanda Blanco.
5. De grandes a pequeños animales y con una gran diversidad de especies, no se deja de admirar la belleza que hay en la naturaleza. Dicen que el tejido de la araña soporta grandes cantidades de peso, algo tan duro y resistente que se admira cautelosamente. Foto: María Fernanda Blanco.
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6. Toda esta fauna y flora se encuentran situados en paisajes que te hacen querer quedarte un poco más, al poder detener el tiempo por unos segundos y admirar la belleza que alguna vez estuvo al alcance de nuestra mano. Foto: Santiago Ballén.
7. Un cuadro, un encuadre, en el pasado pudo haber sido un marco de puerta, quizá nunca hubo puerta. Actualmente es claro que hace parte de la naturaleza, una estrucutura perdida en los pastisales de Honda. Foto: María Fernanda Blanco.
8. Lo más esperado quedó justo al final. El arte indígena es de admirar pues data de los años de la época de la colonia. Siendo una de las piezas más conservadas por los hondanos en este municipio, pues un legado de arte indígena quedó justo en la piel de la piedra. Foto: María Fernanda Blanco.
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9. En el centro histórico de Honda, se encuentra uno de los sitios más turísticos y visitados, las calles de las trampas. Aquellas calles que te harán entrar en duda cada que voltees en cada esquina. Foto: Santiago Ballén.
10. No se puede dudar de la arquitectura llena de relatos y colores, en cada esquina se retrata un periodo de la historia. Cada una de las casas conlleva una identidad propia, pero al estar junta una de la otra hace que las paredes se vuelvan delgadas y se compartan momentos. Foto: Santiago Ballén.
11. Honda además de ser un patrimonio cultural de Colombia, es parte importante del arte, siendo cuna de literatos, pintores y artistas. Mira a tu alrededor…es un espacio al que vale la pena sacarle todo el provecho. Foto: María Camila Porras.
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12. La calle de las trampas recibe este nombre debido a los laberintos que la conforman, rodeados de casonas antiguas con balcones, portones y faroles de luz. Calles que pueden dejarte pensar un rato, y el cómo no volver a pasar por el mismo lado. Foto: Santiago Ballén.
13. En estos casones, encontramos rostros con un mar de historias y experiencias por contar y ser escuchados. El transfondo de aquellos relatos solo pueden ser contados por experiencia propia de cada una de las personas. Foto: María Camila Porras.
14. En cada arruga y cana de Benjamín, está marcado un momento, un lugar, una persona. Con su retrato, nos queda corto como mostrar a través de una foto, lo maravillosa de su vida en “el pueblito viejo” como solía llamarle. Foto: María Fernanda Blanco.
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15. Las grandes entradas son un símbolo de grandeza y superioridad en la colonia, anuncian que dentro de ellas existe un tesoro, un objeto digno de admirar por un pueblo, y así pasa con la plaza de Honda, también se le llamaría tesoro gastronómico. Foto: Santiago Ballén.
16. Don José es lo más cercano a felicidad que se puede encontrar, puesto con una sonrisa en el rostro y con una carcajada en su boca, habla por celular con alguien que seguramente es parte de su familia o con un amigo cercano. Foto: Santiago Ballén.
17. Puestas en canastas de plástico, cada una con una previa selección, para que las mejores frutas siempre salgan a relucir, son puestas cada una de ellas con el fin, de poder seguir adornando la casa de algunos que las compran. Foto: Santiago Ballén.
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18. La variedad hacen de este paraíso, un mundo completamente diverso. Puedes escoger entre tantas opciones la más adecuada y que se adapte a tu paladar. Acompañado de bellos colores, el sabor delicioso no decepciona. Foto:Santiago Ballén.
19. Puestos como estos, hechos de madera, recolectando los mejores frutos que allí pueden encontrarse, se le ve como una vitrina, sin necesidad de un vidrio que la embellezca, los colores vivos resaltan por todos los pasillos. Foto:Santiago Ballén.
20. Donde hay belleza, también hay tradición. La señora de la plaza, conocida por todos los que allí trabajan, tiene una gran variedad de fruta y fresco salpicon para el que quiera comer las delicias que en su tierra se pueden encontrar. Foto: Santiago Ballén.
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21. Hay espacios los cuales, sentarse frente a un televisor, y gozar del ocio, es uno de los planes más apetecidos por la comunidad, beber una “pochola” rodeado de amigos y olvidar por un momento la vida que allí estás llevando. Foto: Santiago Ballén.
22. Entradas escondidas en pequeños espacios, hacen acogedor un lugar del que no se espera tanta belleza en su interior, como una concha que posee una hermosa perla en el interior, así mismo pasa cuando se posee este tesoro. Foto: Santiago Ballén.
23. En pequeñas partes de una plaza, es los rincones más recónditos, hasta en el desorden y el caos, encuentras marcos al natural perfectos para retratar una buena foto. Foto: Santiago Ballén.
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24. Desde la altura, el paisaje sigue siendo un deleite para los ojos de los aventureros, desde la altura, recibiendo el sol del clima cálido, la brisa corre a través de esta gran estructura, llegando y rozando la piel. Foto: María Camila Porras.
25. Duro trabajo, dedicación y esfuerzo se toman por las manos más delicadas del pueblo de Honda, las manos de una madre, las manos de una mujer, que se levanta a lavarle la ropa a sus hijos y a su esposo, aprovechando el día de la mañana. Foto: María Camila Porras.
26. En sus manos se puede ver la dedicación de su vida cotidiana. Tal vez lava su propia ropa o la de su familia, sin embargo, es tan solo ella y el río Magdalena, juntos limpiando y llevandose aquellas malas experencias del día a día, porque nunca se es la misma personas, ni mucho menos el mismo río. Foto: María Camila Porras.
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27. Preparándose para lanzar, mirando al agua, turbia, pasando y rozando sus pies, nuestro pescador se prepara para lo que será la mejor pesca de su día, la de la mañana. Foto: María Fernanda Blanco.
28. Más que fuerza, es la técnica como se lanza la red para atrapar los pescados del sustento diario de nuestro personaje, más de diez años no son suficientes para que deje de hacer una de las cosas que más le gusta en la vida. Foto: María Camila Porras.
29. Las historias también son contadas con los pies, pues estos son los únicos testigos del trabajo y también del cansancio que ha sido llevar la vida entera de una persona, pues en ellos descargamos todas las penas del alma. Foto: María Fernanda Blanco.
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30. Distintas expresiones de arte se aprecian mediante este gran recorrido, tejidas por manos de artesanos, que sin ningún valor monetario, decoran y adornas diferentes puntos del Municipio. Foto: María Fernanda Blanco.
31. La historia de este personaje se basa en lo que es llevar una vida al lado del río, llevar una vida de más de diez años, esperando que la subienda del río no crezca lo suficiente para destrozar su área de trabajo que es trabajar con madera. Foto: María Fernanda Blanco.
32. Con una casa pequeña, a unos pocos metros del río, feliz y tranquilo, espera lo que el día de mañana traiga para el, nuevas aventuras, nuevos momentos, nuevos descubrimientos, y con la expectativa hasta el cielo. Foto: María Fernanda Blanco.
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33. Poner los cubiertos, los vasos y plato en una mesa es tarea fácil, lo que no se ve más allá de esta foto, es que esté gran cajón de madera que sostiene lo necesario para comer, se encuentra a orilla de un río. Foto: María Camila Porras.
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Conclusión “No solo es cálida por su clima, el tendero es amable, el taxista ya sabe dónde vives, es el lugar donde todos tienen un apodo y donde encuentras amigos para toda la vida así los hayas acabado de conocer” Juanita Suárez. Honda es uno de los lugares que, a pesar del paso del tiempo, es cuna aún de muchos tesoros arquitectónicos, históricos y culturales. Con la calidez de su gente que tiene inmersa una sonrisa infinita puedes dar a parar en cualquier esquina y con muchas enseñanzas, alegrías y tristezas marcadas en su piel. A través de estas imágenes revivimos una historia del pasado complementada con la historia actual, haciendo parte de una transformación histórica en todo el espacio de este municipio. Caminar por las calles emprendadas, rodeadas de casones algunas con típicos balcones corredizos los cuales se les aprecia aún más esos días cuando el clima es un poco más cálido de lo habitual puesto te hacen sentir la brisa de bajo de la gran sombra que estos proveen. Otras casas con grandes portones en madera y otras que parecen inmensos palacios, puesto que es inevitable no remontarse a una época de la colonia. Las historias contadas por los pescadores, habitantes de la plaza y hasta por los niños más pequeños, son historias que nos llevan a la reflexión, pues remontan a diferentes periodos de tiempo, complementando así una historia aún mayor, la historia de Honda.
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