Revolución Incipiente

REVOLUCIÓN INCIPIENTE

Foto: Santiago Rodríguez Vásquez Julio Yepes Harker Sol Irene Caro Arias Santiago Rodrígues Vásquez

FOTOGRAFÍA E HISTORIA 2018-II

REVOLUCIÓN INCIPIENTE

Julio Yepes Harker Sol Irene Caro Arias Santiago Rodrígues Vásquez FOTOGRAFÍA E HISTORIA 2018-II

INTRODUCCIÓN Subachoque, situado a unos 39 km de la capital, en principio no sonaba como un lugar realmente interesante o paradisiaco, pero en los dos días que estuvimos allí se nos demostró que era todo lo contrario. El pueblo tiene muchísimas historias por contar y que quizá, por su cercanía a Bogotá no son tan llamativas inicialmente, pero que definitivamente nos ayudan a comprender mejor la historia de nuestro país y la forma en que se expresan en la creación del presente.

Una de las cosas más importantes por contar es como Colombia estuvo a punto de ser un país industrializado, pues para el siglo XIX la Inglaterra industrial invirtió mucho en Subachoque, por eso la gran cantidad de ferrerías. Cuentan que en su momento de Subachoque salían un millón de carros de yunta, cada uno impulsado por dos bueyes y con gran capacidad de carga de hierro. Los cargamentos eran distribuidos por toda Colombia y uno de los casos más representativos en los que se usó el hierro de Subachoque fue para la construcción del Teatro Colón, ubicado en el centro de Bogotá. La ferrería La Pradera, a 10 kilómetros del casco urbano fue una de las más importantes, y tuvimos la oportunidad de visitarla durante nuestro recorrido, lo que nos permitió presenciar en persona los restos de los inicios del proceso de industrialización que vivió el país. La Pradera fue declarada patrimonio cultural en el año 2000, sin embargo, ahora solo quedan los túneles, las chimeneas de los hornos y las torres de todo lo que antes fue.

La Hacienda San Carlos fue inicialmente conocida como la “Yeguera” ya que era utilizada para la crianza y maestranza de caballos, yeguas y mulas. En ella se destaca el molino que

actualmente es una reliquia para Subachoque, además de que fue el reflejo del desarrollo industrial de la época. En su interior aún conserva la maquinaria que era usada para la producción del maíz. Carlos Ulloa fue el que remodeló el rancho y a su vez, junto con la hacienda se convirtieron en referentes históricos del municipio puesto que prestaba servicio a la comunidad. Las fresas también se convirtieron en referentes de la agricultura de Subachoque, para su cultivo tienen la mayor de las precauciones, pues de eso depende su comercialización. Al llegar al centro nuevamente uno se encuentra con la Parroquia San Miguel Arcángel la cual fue construida también por Carlos Ulloa, esta iglesia esta ubicada frente al parque central de Subachoque y al lado de la alcaldía, según la estructura tradicional que se utilizaba en la época colonial.

Fue fundada en 1774 y luego el edificio actual fue construido por el sacerdote y arquitecto Giovanni Buscaglione, el proceso comenzó en 1938 y se terminó en 1946.

Subachoque es importante para el presente también por sus fuentes hídricas, el río Subachoque abastece a varios lugares aledaños, y el agua es primordial para llevar una calidad de vida decente. Este río desemboca en el río Bogotá, famoso por la contaminación que hace de su agua más que no consumible, quizá si se empieza a cuidar y hacer pedagogía sobre el los cuidados a los ríos, algún día sea posible tener un río con agua potable para la gente.

Por eso es el título de nuestro fotolibro, “la revolución incipiente” por esa revolución industrial que pude ser y que estaba a punto de serlo, pero que por nuestras 32 guerras civiles y 7 las constituciones creadas luego de cada conflicto nacional nunca pudo ser y por esa revolución que podría llegar a ser, por todo ese potencial para convertir el pasado, la historia, en oportunidades para el presente y el futuro.

Subachoque aún tiene mucho por ofrecer y por dar, quizá no sea una gran metrópoli pero tiene mucho por enseñarle

a las grandes metrópolis, tiene mucha historia por enseñar y muchos proyectos para crecer. Ahora está en nuestras manos, usted que ahora está viendo este fotolibro, sus manos también están en juego ahora mismo, es también, desde este momento, su responsabilidad hacer de las diferentes “revoluciones incipientes”, de las situaciones latentes, una realidad palpable.

PROSUBACHOQUE

El inicio de toda la salida de campo. En este lugar se reunen las personas que por 31 años han trabajado para que Subachoque convserve las características que lo destacan como Municipio.

Foto: Santiago Rodríguez Vásquez

Foto: Santiago Rodríguez Vásquez

LA PARROQUIA

La Parroquia San Miguel Arcángel está ubicada frente al parque central de Subachoque y al lado de la alcaldía, según la estructura tradicional que se utilizaba en la época colonial. Fue fundada en 1774 y luego el edificio actual fue construido por el sacerdote y arquitecto Giovanni Buscaglione, el proceso comenzó en 1938 y se terminó en 1946. Esta pertenece a la diócesis de Facatativá y es muy importante para la comunidad.

Foto: Sol Irene Caro Arias

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LA HACIENDA SAN CARLOS

Foto tomada en la hacienda San Carlos lugar que inicialmente se le conocía como la “Yeguera” . Fue utilizado por los españoles para la cría y maestranza de caballos, yeguas y mulas.

Foto: Santiago Rodríguez Vásquez

Foto: Santiago Rodríguez Vásquez

LA SOMBRA

Carlos Manrique Ulloa fue la persona que remodeló el viejo rancho. Desde entonces, él y la Hacienda San Carlos has sido referentes históricos del municipio. Esta foto fue tomada dentro del viejo molino que quedaba en la hacienda. Aún reposa el recuerdo de su historia, la sombra de su pasado.

LA FACHADA

La fachada cuenta lo que fue y lo que es el molino y la Hacienda San Carlos. Cada grieta que perdura en los muros, sus jardines y fuentes guardan las historias de sus habitantes.

Foto: Santiago RodrĂ­guez VĂĄsquez

Foto: Santiago Rodríguez Vásquez

EL MOLINO

Este molino es un símbolo importante de Subachoque. Es la huella del desarrollo industrial de la época.

Aún se mantiene la maquinaria que se usaba para moler el maíz.

LA VIDA

Foto tomada durante el recorrido por el cultivo de fresas. En ella se destaca la bicicleta, con la que se transportan muchos campesinos, la estructura de una casa y, los cultivos. La vida del campesino.

Foto: Santiago Rodríguez Vásquez

Foto: Julio Yepes Harker

RAÚL

Foto tomada durante el recorrido por el río y la cascada. Nos hablaron sobre el río Subachoque y el plan para recuperarlo, pues éste abastece de agua a Mosquera, Madrid y el Rosal. La mayor cantidad de actividad agrícola se realiza cerca al río y la agricultura es la principal actividad de trabajo de las personas en Subachoque.

Foto: Santiago Rodríguez Vásquez

LA NIÑA

Dentro de un cultivo de fresa estaba la niña. Ella es la representacion de la juventud, el reflejo de la infancia de muchos subachoquenses.

Foto: Sol Irene Caro Arias

Foto: Sol Irene Caro Arias

LA MARCA

Las vacas llevan etiquetas con su código que permiten identificarlas con facilidad para mejorar el proceso de producción. La ganaderia es un pilar fundamental para la construcción de la economía en Subachoque.

EL ENCIERRO

La industria ganadera del municipio es fundamental para la distribución de carne y lácteos al resto del país.

Foto: Sol Irene Caro Arias

Foto: Santiago Rodríguez Vásquez

Foto: Sol Irene Caro Arias

LA VACA

Foto tomada a una vaca ubicada cerca a un camino. El ganado debe de situarse lejano a los surcos para sembrar y del pรกramo, pues representa un peligro para los podructos de la agricultura y para el ecosistema de pรกramo, lo ideal es ubicarlas en hectรกreas donde puedan pastar.

HACIENDA EL VERGEL

La hacienda El Vergel ha ganado numerosos premios por la calidad de su ganado y porque es una de las fincas mĂĄs productivas de todo el paĂ­s. Algo que caracteriza El Vergel es que son unos de los principales representantes de la crianza de vacas de raza Pardo Suizo en Colombia.

Foto: Sol Irene Caro Arias

Foto: Sol Irene Caro Arias

LA PRADERA

La ferrería de la pradera, creada en 1858 fue una de las primeras de la industria siderúrgica en Colombia.

Inicialmente se fabricaban herramientas como trapiches para las cañas de azúcar, pero después de cambiar de dueños en 1883 se fundió el hierro para el ferrocarril de la Sabana y para muchos edificios de Bogotá, entre estos el teatro Colón. Esta cerró a inicios del siglo XIX debido a las guerras y la crisis económica que se vivía en la época.

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CADENAS

En Subachoque se nota constantemente el hecho de que el estado interviene bastante poco. Prosubachoque es una organización formada por gente no relacionada con el estado, aunque la organización mantiene una conexión constante con la alcaldía. Estas cadenas son una representación de la propiedad privada y de cómo, en Subachoque, lo público tiene poco que ver con sus habitantes.

Foto: Julio Yepes Harker

PIEDRAS CASCADA

El río Subachoque desemboca en el río Balsillas que nueve kilómetros después desembocan en el río Bogotá, las condiciones en las que el río llega a la desembocadura son deplorables, es un río que no alberga vida, según nos contaban, no tiene oxígeno disuelto, generando muchos problemas de salud pública. ¿La solución? Empezar a curar la desinformación con educación sobre el cuidado del río para concientizar a los habitantes sobre los cuidados que se deben tener.

Foto: Julio Yepes Harker

Foto: Julio Yepes Harker

EL CARGAMENTO

Foto tomada de la cosecha de zanahorias lista para ser transportada y distribuida. Según nos contaba un guía, en Subachoque ya quedan pocas personas que se dedican al campo, los jóvenes ya no desean ser campesinos, por lo que los jornaleros presentes al fondo en la foto son provenientes de distintos pueblos y veredas aledaños que están ahí con el fin de ganarse el diario y desentenderse por completo del tema.

TIERRA DE NADIE

Foto tomada en surcos de zanahoria recién cosechados. Esta foto es parte de todo lo que después de ser recogido termina en la basura. Son hectáreas de comida desperdiciada. Subachoque al tener un clima templado es un lugar perfecto para la siembra de frutas y verduras de clima frío. La zanahoria desde el momento de su cultivo puede tardar de dos a tres meses para ser cosechada lo que hace que sea bastante rentable.

Foto: Julio Yepes Harker

Foto: Santiago RodrĂ­guez VĂĄsquez

LAS FRESAS

Dentro de los grandes cultivos que se hacen en Subachoque esta la fresa. Estas imagenes representan el antes, cuando la fresa hasta ahora crece, y el despues, el momento para ser comercializadas.

Foto: Santiago Rodríguez Vásquez

Foto: Santiago Rodríguez Vásquez

EL CULTIVO

Esta foto fue tomada durante el recorrido por el cultivo de fresas. En ella se puede ver como la agricultura se destaca en todo el municipio, además de las diversidad de zonas donde la naturaleza destaca y es prioritaria.

EL MURO

Desde la distancia se distingue como es el páramo el Tablazo, un lugar rodeado de bosques de montaña, frailejones y diversidad de plantas. Asimismo, es una barrera natural que detiene la humedad proveniente de las tierras cálidas.

Foto: Santiago Rodríguez Vásquez

Foto: Sol Irene Caro Arias

MADERA En Subachoque hay un árbol nativo de la región: el Tíbar. Ese árbol es importante porque ayuda a la preservación de las cuencas hidrográficas, la conservación de los bosques y la producción de madera.

Foto: Julio Yepes Harker

Foto: Julio Yepes Harker

Foto: Sol Irene Caro Arias

Foto: Julio Yepes Harker

MUSGO

El musgo es parte crucial del ecosistema de los páramos, pues retienen agua y humedad del ambiente.

Son plantas que ayudan al crecimiento de otras especies vegetales.

FRAILEJONES

Al frágil ecosistema de páramo, le lleva muchos años para ver crecer plantas en sus delgados suelos. Sin embargo, este paciente trabajo de la naturaleza puede ser destruido en el corto minuto en el que se tala un frailejón, despejando el terreno para cultivar papá o adelantar cualquier actividad de minería en la zona

Foto: Sol Irene Caro Arias

LAS PLANTAS

El tablazo cuenta con una enorme y fascinante biodiversidad. Debido a que este es un páramo, la mayoría de la vegetación cumple con la función de retener el agua. Hay una particular riqueza de flora y fauna, entre la que se encuentran diversos tipos de pastos, plantas bajas y varias especies de flores tales como las orquídeas, margaritas y valerianas.

VEGETACION AMENAZADA

En los últimos años la vegetación del páramo se ha visto amenazada debido a la intervención de las actividades humanas desarrolladas en áreas aledañas, como lo son la ganadería y los cultivos (principalmente de papa). Para protegerlo se han establecido normas de regulación que lo caracterizan como una reserva.

Foto: Sol Irene Caro Arias Foto: Sol Irene Caro Arias

Foto: Julio Yepes Harker

Foto: Sol Irene Caro Arias

MADERA

Foto: Sol Irene Caro Arias

FRAILEJON

El frailejon hace las veces de pulmones en los páramos, pues, absorbe el agua de las neblinas y la conEn Subachoque hay un árbol nativo de la región: el Tíbar. Ese árbol es importante porque ayuda a la preservan para su posterior uso. Por ejemplo, capta agua en épocas de lluvia y la libera en épocas de sequía, servación de las cuencas hidrográficas, la conservación de los bosques y la producción de madera. además permite la circulación de agua que luego termina en quebradas y ríos.

Foto: Julio Yepes Harker

EL PULMÓN

El frágil ecosistema de páramo, le lleva muchos años para ver crecer plantas en sus delgados suelos. Sin embargo, este paciente trabajo de la naturaleza puede ser destruido en el corto minuto en el que se tala un frailejón, despejando el terreno para cultivar papá o adelantar cualquier actividad de minería en la zona

Foto: Julio Yepes Harker

LA CIUDAD EN LAS NUBES

Desde el “Tablazo” se pueden llegar a ver paisajes increíbles, por su altura se nota como todo es cubierto por las nubes dando un efecto blanco, uniforme y generando la sensación de estar en medio de la nada.

LAS DOS TORRES

Foto tomada en el páramo “El Tablazo”. Las torres que se ven en la imagen son radares primarios y secundarios, equipos de telecomunicaciones y un radar meteorológico de la aeronáutica civil de Colombia. Las torres se construyeron luego de que en 1947 se estrellara un avión de Avianca dejando varios muertos, como medida para la prevención de accidentes aéreos.

Foto: Julio Yepes Harker

Foto: Julio Yepes Harker

CONCLUSIÓN

Subachoque nos mostró como, al igual que con la patria boba, Colombia se perdió de una gran revolución por tener bandos extremistas incapaces de ponerse de acuerdo. La guerra de los mil días nos quitó una gran oportunidad, pero este pueblo no caerá tan fácil, aún le queda su futuro, un futuro de revoluciones sociales e industriales, de posibilidades.

Un futuro de cambio, porque hay muchas cosas por hacer, es cierto, pero también hay muchas manos para ayudar.

“El tablazo” es la prueba de que para ver paisajes inolvidables no hay que ir muy lejos ni manejar o volar por horas, hace falta mirar adentro, mirar de cerca y saber explotar eso que vemos en nuestro horizonte cercano. Tal vez ese es uno de los grandes problemas de los colombianos, no sabemos mirar adentro y tampoco queremos, pensamos que lo importado es de mejor calidad y que aquello que está afuera siempre será muchísimo mejor y eso hace parte de la construcción de identidad, eso que tanto necesitamos, saber quiénes somos para empezar a deducir para donde es que vamos.

En resumen, esta salida de campo fue extremadamente introspectiva, nos hizo ver cómo el potencial está aquí, está muy cerca, pero no hemos sabido aprovecharlo. Colombia, así muchos digan lo contrario, tiene un gran potencial, por todos lados donde se lo mire, los colombianos somos los del problema, nosotros que no podemos ponernos de acuerdo, que leemos y creemos noticias falsas, que dejamos de hablarnos entre nosotros por las decisiones que tomamos a la hora de votar. Que nos hacemos matar por nuestros ídolos y dejamos matar a los que piensan o dicen diferente.

Al final Subachoque nos dejó muchas enseñanzas y la sensa-

ción de que sí o sí; había que volver. Había que volver para ver un río Subachoque que desemboca limpio, una radio que prospera y que es conocida internacionalmente, el molino que seguirá siendo un recuerdo de el viejo desarrollo industrial pero qué así mismo se vean signos del nuevo desarrollo industrial, un páramo que ya no esté en peligro y que todos lo cuiden. Hay que volver porque hay mucho por hacer y mucho por ver.

Foto: Sol Irene Caro Arias

FOTOGRAFÍA E HISTORIA 2018-II