MUISCA NO DESAPARECIÓ, MUISCA ESTÁ Isabel Conde Brahim Nataly Mostacilla Herrera Emilia Vergara Villamil Fotografía e Historia 2017-2
Foto: Isabel Conde Brahim
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MUISCA NO DESAPARECIÓ, MUISCA ESTÁ Isabel Conde Brahim Nataly Mostacilla Herrera Emilia Vergara Villamil Fotografía e Historia 2017-2
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INTRODUCCIÓN Desde hace más de medio milenio las comunidades indígenas muiscas han ocupado el territorio colombiano, desde la Sabana Cundiboyacense hasta Santander y buena parte de los llanos orientales. En estos lugares no solo iniciaron un desarrollo territorial, sino también una gran historia cultural. El primer domingo del mes de octubre nos dirigimos al municipio de Sesquilé, palabra chibcha que significa boquerón de la arroyada, ubicado en el departamento de Cundinamarca. Emprendimos el recorrido guiados por un líder muisca, quien nos adentró a las montañas del pueblo. En su bienvenida nos nombró guaches y guarichas, palabras que en el lenguaje coloquial son distorsionadas, ya que en realidad significan guerreros y guerreras, respectivamente. El trayecto estuvo marcado por la enseñanza de los diferentes usos que su comunidad le da a las plantas que se
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encuentran en ese territorio. A su vez, nos encaminábamos hacia el cusmuy, lugar sagrado, en el cual se realizan rituales de limpieza, de sanación espiritual y cualquier acto ceremonial como el año nuevo, este es celebrado por los muiscas el 21 de marzo. Al lado del cusmuy se encuentra el temazcal, que significa volver a estar en el vientre; allí se realizan ritos con piedras destinadas a la regeneración del ser. Sin embargo, la mujer realiza su limpieza cuando tiene luna, es decir, la menstruación, por esta razón no debe entrar al temazcal en estos días. A nuestra llegada al centro ceremonial la comunidad nos dio la oportunidad de acompañarlos en uno de sus cultos, con el objetivo de que nosotros experimentáramos la sanación que ellos viven. Comenzó con ciertas advertencias como ingresar de espaldas y recorrer el cusmuy en la dirección de las manecillas del reloj, debido a que este sitio es una representación de la espiral, símbolo de la creación. Prosiguió con unas palabras del líder indígena, quien nos explicó el valor de cada elemento presente en el lugar. Luego nos invitó a realizar la limpieza espiritual por medio del algodón, en el cual se cargaban las vivencias positivas y negativas, y a través del tabaco, el cual ingresaba por la nariz y limpiaba el cuerpo. Nuestra visita al resguardo indígena muisca finalizó al terminar el ritual.
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En segundo lugar, visitamos el pueblo de Guatavita, en chibcha significa fin de la labranza, reconocido por la gran cantidad de leyendas que tienen lugar en sus tierras. Este fue construido en 1967, cuando el Estado colombiano decidió inundar Guatavita la vieja para crear la represa de Tominé. A sus alrededores se encuentra aún la laguna, protagonista de la leyenda El Dorado, la cual narra el ritual de la consagración del cacique. Él se bañaba en polvo de oro antes de subir a la balsa oval que lo llevaría al centro de la laguna, allí invocaba a los dioses y luego se lanzaba a las profundidades, al emerger era consagrado como el nuevo líder. Cuentan también en Guatavita que hubo un Zipa, llamado Zaguamanchica, que comandaba todas las regiones de la zona. Contra él se fueron el cacique Guatavita y el de Guasca, quienes resultaron victoriosos, quedando al mando el Zipa Nemequene. Este Zipa, al ver que los mejores orfebres se encontraban en Guatavita, decide irse en contra del cacique de esta región. Por esta razón, envía guaches que matan a Guatavita. Nemequene pone a uno de sus hermanos en reemplazo de Guatavita, naciendo así una nueva generación del clan. Actualmente, Guatavita es conocido por sus construcciones de estilo colonial, el blanco de sus edificaciones en contraste con las rocas del suelo, y por los arcos que adornan el paisaje.
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Coito Esta zona representa la unión de los guanes, de Santander, y los Zipas, de Cundinamarca. Este vínculo simboliza la relación del hombre y la mujer; Santander y Boyacá son territorio masculino y Cundinamarca es territorio femenino. Foto: Emilia Vergara Villamil
Boquerรณn de la arroyada
El templo de todos Esta iglesia, ubicada en SesquilĂŠ, fue levantada gracias a la comunidad que ayudĂł desinteresadamente con materiales, aportes econĂłmicos y mano de obra.
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Vida o muerte Campanita, es una flor forรกnea. Se usa en el รกmbito medicinal para curar cรกncer. Sin embargo, su uso excesivo puede ocasionar infartos; se le dio esta funciรณn frecuentemente durante la edad media.
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Amos del frío Estos tipos de musgo se encuentran típicamente en los climas fríos. En la tierra Cundiboyacence los musgos ayudan a retener el líquido del suelo y así mismo aportan nutrientes a las platas que los rodean.
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La vista que nadie ve La construcciĂłn era un mirador estratĂŠgico que utilizaban los muiscas para vigilar el territorio de posibles invasores, se dejĂł de utilizar desde 1912.
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El secreto del poporo Integrante de los muiscas utilizando “el poporo”. No cualquiera puede tomar del poporo debido a que es como la otra esposa, quien le da el poder al hombre de adquirir el consejo femenino. Para realizar esta práctica se necesita sabiduría y años de experiencia.
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La casa del sabor Al lado del cusmuy de los niĂąos se encuentra una casa ceremonial, donde se preparan platos tĂpicos muiscas para las ceremonias y los rituales.
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Ornamento Casa con sĂmbolo muisca. Se encuentra bajo llave, llegando al cusmuy donde se realiza la sanaciĂłn del ser.
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Pasividad Artesanía realizada por los indígenas, se encuentra en el observatorio muisca y es una forma representativa de la tranquilidad y quietud de la montaña de Sesquilé.
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Manos fuertes Pintura hecha por Sebastiรกn Lizaraso. Ubicada en la entrada del observatorio muisca, donde se encuentra toda su historia relejada. Simbolizan las manos que construyeron el observatorio.
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Que se haga el muisca La creación del pueblo muisca se ve marcado por la presencia de Bochica, un hombre que les enseñó diferentes labores y virtudes. Cuentan los muiscas que un día se marchó a los cerros que rodean la Sabana, con su vara tocó las rocas para que estas dieran paso a las aves, cuando se partieron se creó el Salto del Tequendama. Esta imagen hace un recuento de la historia muisca adornando la maloca.
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Fin de la labranza
Bienvenida Esta maloca se encuentra a la entrada de la Laguna de Guatavita. Esta es la cuna de la leyenda El Dorado. Este lugar mantiene presente el papel de las comunidades indĂgenas en su historia, por ello estĂĄ acompaĂąado de malocas que evidencian su significado en las tradiciones muiscas. Foto: Emilia Vergara Villamil
Ser de piedra Lagartija representativa del pueblo, hecha en piedra. La piedra y el ladrillo plasman lo que es la nueva Guatavita, ya que son materiales que simbolizan a Guatavita la nueva.
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Ojo por ojo, diente por diente Centro del pueblo de Guatavita. Cuenta la leyenda que Guatavita tenía una esposa que le fue infiel con el guache Tominé. Cuando el cacique se entera, decide matarlo sacando su corazón y sus testículos, para luego dárselos de comer a la cacica. Se dice que todas las noches de luna llena la cacica se presenta en la laguna.
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El romance de la historia De Guatavita, el pueblo cubierto por las aguas del embalse, hay que decir que estaba recostado en el cerro Montesillo y que fue la capital religiosa del antiguo pueblo chibcha. Se reconstruye este pueblo dando un aire de romance e historia.
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Perpetuidad El obelisco que se alza en la plaza central de Guatavita la nueva fue construido en honor al monumento que estuvo en el pueblo antiguo, manteniendo en la memoria la inundaciรณn de este. Foto: Emilia Vergara Villamil
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Mudar Guatavita la nueva fue construida en 1967, despuĂŠs de que se decidiera inundar el pueblo antiguo, fundado en 1523, para crear la represa de TominĂŠ.
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CONCLUSIONES La comunidad indígena muisca mantiene sus tradiciones vivas mediante la enseñanza oral, no solo a sus miembros, sino a quien quiera conocerla. Nuestra realidad no nos hace ajenos a las de otros, es por esto que pudimos unirnos a los muiscas mediante su sabiduría. Únicamente es necesario estar dispuesto a enriquecer nuestro ser con los conocimientos de nuestras raíces. El ajetreo citadino no nos permite ir más allá de nuestra rutina, por el contrario, los muiscas no se encargan de nada más antes que de su cuerpo y espíritu. Esta experiencia nos permitió adentrarnos en nuestro ser y caer en cuenta de la importancia de cuidarlo constantemente. Adoptar nuevas cosmovisiones nos permite entender las experiencias del otro, como la importancia de cada elemento de la Tierra. Aspecto sumamente necesario en esta sociedad olvidada de su conexión con el medio ambiente y su historia. A través de este intercambio cultural podemos mejorar nuestras formas de vida e incitar a otros al cuidado tanto de sí mismos como del entorno; uniéndonos así en una sola humanidad. “El pensamiento le dio origen a la vida y el último en llegar el hombre para cuidar”
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FotografĂa e Historia 2017-2
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