INTRODUCCIÓN
Este fotolibro es un homenaje a nuestras raíces e historia, narrada en 2 grandes capítulos. En este primer capítulo veremos las familias a través de las personas. Nos encontraremos con historias de dos distintas familias. La primera es la historia de María, una mujer oriunda del campo que llega a la ciudad. Proveniente de Lenguazaque, un municipio cercano a Bogotá, María decide irse a la ciudad. Llega en el año de 1974, donde en el barrio La Granja de la Localidad de Engativá compra lo que con el tiempo sería su casa y la de gran parte de su familia. Un humilde hogar que comenzó siendo nomas que un piso con 2 habitaciones, un baño, una cocina y un solar de gran tamaño. El comienzo no sería nada fácil, pero para la tranquilidad de María su hijo Manuel, sería el líder y el gestor de lo que próximamente se convertiría quizás no en el hogar de sus sueños, pero si en la casa que significaría el lugar donde crecerían hijos, nietos y hasta bisnietos. Significaría la unión familiar en los tiempos buenos, duros y trágicos, y con el tiempo esta casa pasaría de ser un hogar pequeño a un lugar de más habitaciones, más espacio y más familiaridad. Los años no llegan solos y mientras celebramos la llegada de unos con felicidad y alegría, nos acordamos de los que se marcharon dejando un gran legado con nostalgia, recordando las experiencias y evocando las historias que quedarán para el recuerdo de quienes las vivieron y de las generaciones posteriores.
En segundo lugar, tendremos las historias de Jenny Ramírez, una niña de ciudad que tuvo una buena vida con lujos de la época y Fernando Barbosa, primer hijo de una extensa familia de campesinos provenientes de Zipacón, un pueblo pequeño cerca de Bogotá que a duras penas tenían lo necesario para vivir. Sin duda un contraste de, por un lado, lujos y riquezas, mientras que por otro, carencia y pobreza. Pues mientras Jenny vivía sin grandes dificultades, Fernando se fue de su casa a la corta edad de 10 años haciendo cualquier actividad como el arduo y duro trabajo de la agricultura. Bien fuera recogiendo bultos de papá o sembrando verduras en los campos aledaños para que antes de los 18, sin más opciones decidiera por inscribirse en él ejército Nacional. ¿Cómo es que llegan a conocerse estas dos personas? En el año de 1998, gracias a los amigos en común, Jenny y Fernando se conocen, donde un hijo sería el motivo de su unión. Lastimosamente, luego de traiciones, desconfianza, peleas fuertes e infidelidades terminan separándose. Declarando así, dos caminos totalmente diferentes y defraudando lo que una vez dijo Luz Marina, la madre de Jenny, quien en una oportunidad le dijo, “la familia es sagrada y su legado no se toca”.
En el segundo capitulo tendremos la historia de las familias de Laura Bulla y María José Moreno. Desde las zonas rurales más hermosas de los departamentos de Boyacá y el Tolima, nuestros abuelos educaron a una numerosa familia que terminaría marcando corazones de generación tras generación. Con esfuerzo, valentía y berraquera se demostraron a si mismos y al resto de su familia que los sueños, a pesar de crecer en un camino con dificultades, necesidades y violencia del conflicto armado, se pueden cumplir. Por un lado, en un país donde la población campesina es ignorada, existe una gran brecha entre la esperanza y la fe y lo único en lo que se tiene seguridad es el sentimiento de dolor y soledad. La familia Bulla Roncancio al no tener el apoyo necesario, decidieron utilizar su voz y habilidades en la capital, para asegurar su bienestar y quitar el sabor amargo de dejar atrás los pueblitos que tanto amaron y dieron color a sus vidas.
Por otro lado, pocas familias logran superar la oscuridad y las vivencias amargas del pasado, cuando se vivió bajo el periodo de violencia del conflicto armado. La familia Moreno Urrea, recuerda los difíciles momentos que tuvieron que pasar en su infancia y adolescencia, ocultándose de las balas del paramilitarismo y la indiferencia de un gobierno que hasta el día de hoy tiene sus pueblos olvidados y solo se concentra en mejorar la economía y obtener mayor popularidad, dejando atrás e ignorando una historia dolorosa y cruda que dividió familias y dejo sueños enterrados en los escombros de la guerra interna del país. Finalmente, después de tantas anécdotas relatadas por nuestros abuelos y padres entre: risas, lagrimas, fotografías y objetos antiguos, aprendimos que hacer memoria es tan importante como ser conscientes que nuestro aporte a la sociedad siempre traerá consecuencias y resultados que seguirán marcando el futuro de nuestra generación y las que vienen. Los valores y tradiciones de familias como las nuestras son las que les dan vida a estos pueblos recónditos de los que poca gente se atreve a hablar. Además, la lección que nos deja a nosotros los jóvenes es que jamás debemos olvidar de dónde venimos, respetar nuestras raíces y resaltar nuestra historia.
A travĂŠs de las personas
A través de objetos y lugares ¨Sus vidas y recuerdos más cálidos tienen origen en el campo colombiano, pero sus metas y sueños se desarrollaron en el caos de la capital”.
Fotografias: MarĂa Jose Moreno
Fotografias: Laura Bulla