El siguiente fotolibro refleja lo que fue el escenario vivido en el año 2020. Un año atípico para la humanidad, en el que prevaleció la angustia, la incertidumbre, y la desesperanza, todo esto producto de una pandemia que azotó al mundo entero. No respetó de estratos, ni raza, ni religión, simplemente fue una pandemia que cambió la forma de vida de toda una generación. El Covid-19 marcó un antes y un después en nuestra historia. Se hizo fuerte la tecnología, y las relaciones interpersonales se vieron afectadas por causa de una cuarentena que obligó a todas las personas a tener un estilo de vida diferente, y permanecer en casa. Este fotolibro fue recreado en base a las dos poblaciones más vulnerables durante la pandemia, la población infantil y las personas de la tercera edad. Así mismo, se trató de reflejar el miedo que se vivió, y la presencia de la muerte que estuvo latente en todos los hogares del mundo.
Durante la pandemia, una de las poblaciones más afectadas fueron las personas de la tercera edad. Esto se dio porque el virus del Covid-19 resultaba ser más riesgoso para los adultos mayores, y es que afectaba fuertemente el sistema respiratorio. En este periodo, los abuelos tuvieron más restricciones que el resto de la población, lo que generó que permanecieran en casa. Las personas que habitaban con ellos tuvieron que cambiar la forma de vivir. Se hizo completamente normal el uso de tapabocas incluso dentro del hogar, así como implementos de higiene, en los que se hacían presente: el alcohol antiséptico, el uso de mascarillas, guantes, entre muchos más. Todos los días durante la cuarentena, se realizaban protocolos de bioseguridad al llegar al hogar. Lo más común era que los integrantes, antes de entrar, se quitaran los zapatos para desinfectarlos, y seguidamente se lavaban las manos y apartaban las prendas usadas para ser lavadas de inmediato. Además de esto, la limpieza de todos los productos o elementos que llegaban a casa era una obligación, incluso la limpieza de los alimentos. Se hizo común ver a las familias separadas hasta en la cena, se redujeron los gestos de carácter afectivos, como abrazos, besos, y demás. Esas reuniones familiares de los fines de semana, no se dieron más, la única forma era por los dispositivos electrónicos usados en ese entonces.
LA VIDA CAMBIÓ POR COMPLETO
La inocencia de los niños no entiende de epidemias ni de pandemias. La población infantil fue una de las más afectadas en el año 2020. El aislamiento generó que se vieran distanciados de sus amigos, y de todas las actividades que realizaban diariamente. Lo que trajo consigo secuelas de caracter psicológico en muchos de ellos. Los colegios tornaron las clases a una modalidad virtual, y los más pequeños tenían que pasar horas en frente de un dispositivo electrónico, para capacitarse y aprender, esto no se dio de la mejor forma, pues se vieron incrementados los índices de estrés, de fatiga, y la concentración brillaba por su ausencia en los niños. Tuvieron que vivir en su infancia un momento histórico, una pandemia como el coronavirus no se da todos los días, y ellos también fueron protagonistas, pues aun a su corta edad tuvieron que adaptarse a una forma de vida completamente nueva y desconocida. El lavado de manos, como la desinfección con alcohol de todos sus implementos era algo muy usual, pero sobre todo difícil para ellos en ese entonces. Todas estas situaciones, ocasionaron necesariamente la conversión de una generación a la tecnología, se volvieron esclavos de los dispositivos móviles desde muy pequeños. Con el pasar de los meses, se fueron reduciendo las medidas de prevención, lo que generó en los padres de familia, la necesidad de brindarles un espacio de esparcimiento a sus hijos. Se hizo común ver parques con niños usando tapabocas o mascarillas, con un límite de ingreso, para evitar contagios, y poder revivir su niñez.
UNA NIÑEZ CONDICIONADA POR UNA PANDEMIA
El Covid 19 condicionó las relaciones interpersonales, sin embargo, el amor persistió incluso hasta en los momentos más complicados y dolorosos. Durante la pandemia, en los hogares se hizo presente un miedo, el miedo al contagio. En algún punto de este periodo, las personas tenían asimilado que iban a contagiarse y tendrían que lidiar con el virus. Muchos hogares tuvieron que experimentar el aislamiento obligatorio, y la horrenda sensación de ser positivo por Covid-19. Dar positivo, era transmitir miedo a la familia, y vivir con una constante incertidumbre de no saber si se superaría el virus, o este acabaría con la vida de las personas. Durante este tiempo las personas que convivieron con el virus se llenaron de agüeros para el cuidado y la prevención. Infusiones de eucalipto, jugos multivitamínicos, frutos rojos, vitamina C, entre muchos otros, fueron los mejores aliados para una persona sintomática. Por fortuna, la mayoría de las personas podían manejar el contagio desde casa, es por esto que incluso las consultas médicas se vieron adecuadas a la virtualidad, a esto se le conoció como telemedicina. La muerte era un miedo latente en todas las familias, pero sobre todo en las que había un integrante positivo para Covid. Tener que enfrentarse a la perdida de algun familiar fue sumamente traumático para muchas personas, pues ni siquiera se podían ejercer los rituales de velación y duelo. Las personas practicamente no tuvieron tiempo de despedirse de sus seres queridos. NO ERA EL TIEMPO NI EL MOMENTO, SIMPLEMENTE LLEGÓ EL COVID Y JUNTO A ÉL LA DESGRACIA DE MILLONES DE FAMILIAS.
UNIVERSIDAD EXTERNADO DE COLOMBIA Docentes Gabriel Rojas Wilson Pabón Creadores Fotolibro Nicolás Espinosa Lina Sanabria Jesús Rodríguez