Eje cafetero: el rostro de un fruto prodigioso

EJE CAFETERO

Fotografía por: Valentina Cuellar.

El rostro de un fruto prodigioso

Valentina Cuellar Sofia Llanos Salomé Muñoz Fotografia e Historia 2018-I

EJE CAFETERO El rostro de un fruto prodigioso

Valentina Cuellar Sofia Llanos Salomé Muñoz Fotografia e Historia 2018-I

INTRODUCCIÓN El presente trabajo pretende exhibir mediante fotografías y en forma de relato toda la riqueza arquitectónica, cultural e histórica que pudimos apreciar mientras recorríamos las calles de los municipios más representativos del eje cafetero.

Es necesario desplazarse hasta el eje cafetero, ubicado en el centro de la cordillera de los andes, para entender todo lo que abarca la cultura cafetera colombiana.

La región cafetera se caracteriza por su historia, sus pintorescas casas con coloridas fachadas, su riqueza natural comprendida en los números parques naturales con los que cuenta, la forma artesanal en la que es cultivado el café, haciéndolo un producto de calidad, y más importante aún su gente, el co razón de la región, quienes conservan el mayor legado histórico, representado en sus experiencias, costumbres, hábitos y simpáticas anécdotas.

El eje cafetero, formado por los departamentos de Quindío, Risaralda y Caldas, cuenta con una variedad de pueblos, ciudades y paisajes diVersos, además de un clima tropical privilegiado, que hace más propicia la producción del café.

Pijao, Calarcá y Salento cuentan con atractivos sitios turísticos como lo son el valle del Cocora y Recuca, donde se ofrecen variadas actividades que nos permiten adentrarnos en las lúdicas del café, desde haciendas cafeteras hasta museos y parques naturales o temáticos. Para cualquiera que recorra las calles de estos municipios no dejara pasar por alto sus imponentes paisajes, y el aroma de café impregnado en cada de sus esquinas, aquel fruto de color rojizo que le ha permitido a Colombia posesionarse como el primer productor mundial.

De esta forma el eje cafetero ha logrado potenciar el ecoturismo en el país, entre miles de turistas curiosos por descubrir la historia que se esconde detrás del mejor café del mundo, un café suave y con un aroma excepcional, que lo diferencia de los demás productores del mercado.

Por esta y otras razones, tales como las cortas distancias que hay entre pueblo y pueblo, hacen a la región cafetera privilegiada, ya que le permiten al viajero adentrarse verdaderamente hasta en el último rincón del café.

El aroma a café recién hecho es el despertador afrodisiaco de cada mañana, el estimulante perfecto para emprenderse en un llamado para aprender del campo y de su gente, mientras se disfruta de la flora y la fauna tan característica de la región, sin antes mencionar la variedad de alternativas para disfrutar en un contacto con la naturaleza, sin embargo, uno no se puede ir sin llevarse un “recuerdito”, por lo cual la zona cuenta con una inmensa cantidad de artesanías para escoger, hechas no solo en guadua y mimbre, sino también bordadas. Es por esta razón que el viajero se lleva consigo toda una experiencia de sentidos, en un viaje que sin duda alguna vale la pena repetir.

PIJAO LA OTRA CARA DEL CAFÉ: RECONSTRUYENDO LA DESDE LOS PIJAENSES Fotografía por: Valentina Cuellar.

HISTORIA

El sabor de un paraíso cafetero.

Fotografía por: Valentina Cuellar.

En una de las esquinas de Pijao se ubica el “CAFÉ LUQMAN”, uno de los sitios más pintorescos y llamativos del municipio, atendido por su propietario Victor Hugo Grisales, quien está dispuesto a deleitar a sus visitantes con una dulce taza de café, además de sorprenderlos con el tan apetecido capuchino personalizado, el cual es decorado con el nombre de cada persona usando anilina de colores extraída de las semillas de los árboles de la región.

El sonido de la felicidad.

Fotografía por: Salomé Muñoz.

Por cada una de sus arrugas, Jaime tiene una historia nueva para contar, muchas de ellas que conserva desde la época precolombina, en la que los indígenas pijao poblaron el municipio, aquellos que usaban coronas, mascaras, narigueras e incluso adornos de oro colgando de sus orejas.

Miradas que guardan las más valiosas historias.

Fotografía por: Sofía Llanos.

Rafael, es caficultor colombiano hace 10 años, y desde entonces con esfuerzo y amor se ha entregado a uno de los oficios más honrados en el que su instrumento de trabajo mas preciado son sus manos.

La espera de un majestuoso atardece.

Fotografía por: Salomé Muñoz.

Es usual ver tanto hombres como mujeres mayores caminando por el pueblo, incluso con bastones, mientras esperan ansiosos el ocaso del sol para dirigirse al parque central, su punto de reunión por años, donde acostumbran jugar póker o domino.

Más que una labor, es un estilo de vida.

Fotografía por: Sofía Llanos.

Su nombre es Antonio, y afirma haber sido llamado a ejercer como sacerdote, desde el momento en que vio como cada mañana miles de personas madrugaban con camándulas y canastos para agradecer por un nuevo día, y como desde la fundación de la parroquia en 1912 la fe cristiana se ha mantenido presente en el diario vivir de los pijaenses.

Tradiciones intactas.

Fotografía por: Valentina Cuellar.

Es común ver como la mayoría de los habitantes de Pijao casi siempre visten un poncho o ruana utilizada inicialmente por los arrieros, junto con el tradicional sombrero antioqueño, el cual en el cuerpo es especialmente blanco, como resultado de su fabricación a partir de la palma de Iraca, mientras que en la base de la copa lleva una cinta negra.

FotografĂ­a por: Valentina Cuellar

ARQUITECTURA, CULTURA E HISTORIA.

Un día en la plaza.

Fotografía por: Salomé Muñoz.

La tradición de las calles han sido testigo de muchas historias de los pijaenses.

Los colores de la eterna felicidad.

FotografĂ­a por: Valentina Cuellar Las tradicionales casas coloniales hechas en madera o en guadua han permanecido con el transcurso del tiempo, hasta llegar a ser replicas en una idea de reproducir las fincas cafeteras.

La magia entre las calles de Pijao .

Fotografía por: Sofía Llanos Las casas son especialmente llamativas, por ello son pintadas con colores cálidos y vivos que transmitan alegría y tranquilidad, pues se trata de el “municipio sin prisa”, donde todos sonríen y viven sin afanes.

Recuerdos sagrados de un acontecimiento desgarrador.

Fotografía por: Sofía Llanos.

El cementerio del municipio siempre se ha considerado un sitio sagrado, incluso para los guerrilleros de los frentes 21 y 50 de las FARC, luego de que el 25 de octubre de 2001 realizaran un ataque guerrillero, dejando múltiples daños y muertes, y donde el único sitio que no resulto afectado fue el cementerio.

La fe intacta a través del tiempo.

Fotografía por: Salomé Muñoz.

La iglesia de Pijao desde siempre le ha dado vida al pueblo, no solo por su color llamativo, sino por su gran altura, pues antiguamente ninguna edificación podía superar la altura de la iglesia, porque significaba un insulto a Dios.

Un sueño hecho territorio cafetero.

Fotografía por: Valentina Cuellar.

Vista panorámica desde la torre del reloj, la edificación más alta, ya que a ninguna otra construcción se le tenía permitido superar la altura de la iglesia, porque significaba un insulto a Dios

CALARCA

LA OTRA CARA DEL CAFE: RECONSTRUYENDO LA HISTORIA DESDE LOS CALARQUEÑOS.

Fotografía por: Sofía Llanos.

Mentes encerradas bajo la educación conservadora.

Fotografía por: Valentina Cuellar.

Tomas estudia en la escuela pradera alta desde hace 4 años, por otra parte de la dificultad para movilizarse desde la vereda de pradera alta y llegar a tiempo. A pesar de que asegura haber aprendido grandes cosas y haber hecho increíbles amigos, el continúa considerando la escuela como un lugar de encierro.

Donde el tiempo pasa más lento y tranquilo.

Fotografía por: Valentina Cuellar.

Sin importar la hora o la fecha los calarqueños se ponen cita en las principales cantinas que rodean la plaza de bolívar, aquí se encuentran con sus amigos, para jugar póker, apostar y disfrutar de unas “polas”.

La generación del Quindío.

Pasando el rato.

Fotografía por: Sofía Llanos.

Fotografía por: Valentina Cuellar.

Los niños son esa cara inocente del Quindío, son quienes juegan y recorren las calles de Calarcá a diario hasta conocer cada pequeño rincón, y son ellos mismos los que esperan ansiosos por la llegada de festivales y festividades al municipio, especialmente el festival de globos aerostáticos y el reinado popular del café.

Si se da un recorrido por el parque principal de Bolivar podremos observar toda su gente, desde niños corretiando hasta personas mayores, quienes optan por leer el periódico un rato, tomar un descanso e

Un trabajo de generaciones.

Una sonrisa frente la adversidad.

Fotografía por: Sofía Llanos.

Fotografía por: Valentina Cuellar.

Calarcá esconde historias de gente “berraca”, de quienes deciden madrugar día a día y con una caja llena de betunes pararse en la plaza a embetunar zapatos y de esta forma ganarse la vida.

Si se da un recorrido por el parque principal de Bolivar podremos observar toda su gente, desde niños corretiando hasta personas mayores, quienes optan por leer el periódico un rato, tomar un descanso e incluso disfrutar de un café.

Una mirada desde la experiencia.

Fotografía por: Sofía Llanos.

Rogelio, no lleva mucho viviendo en Calarcá, sin embargo, desde que llego supo que este sería un lugar de oportunidades, por ende, decidió montar un pequeño local de confecciones, donde no solo se confecciona a la medida, sino que se hacen arreglos de todo tipo. Personas emprendedoras como Rogelio, han permitido que la región vaya en crecimiento.

Regalo una sonrisa en vez de guerra.

Fotografía por: Sofía Llanos.

En la mayoría de los municipios del Quindío una gran parte de su población son ancianos, uno de ellos es Calarcá, uno de los pueblos con la población más longevo de Colombia, donde se acostumbra a que la gente viva hasta 100 años, y donde actualmente una buena parte supera los 60 años.

Fotografía por: Salomé Muñoz

ARQUITECTURA, CULTURA Y HISTORIA

El llamado de la virgen.

Fotografía por: Sofía Llanos.

En la escuela Pradera alta se encuentra esta escultura. Esta escultura tiene más de 40 años y aún a pesar del tiempo sigue ahí, mirando fijamente a quienes admiren su majestuosidad

La entrada a un paraíso terrenal Fotografía por: Salomé Muñoz.

La mayoría de las fachadas aún conservan un estilo derivado de las viviendas de la colonización antioqueña, las cuales eran construidas en su mayoría en bahereque, denominado estilo temblorero, ya que las primeras viviendas, eran usadas como refugio o resguardo frente al clima y las plagas.

Un símbolo convertido en arte.

Fotografía por: Valentina Cuellar.

Es común ver calles llenas de artesanías en el Quindío, se trata de arte hecha a mano y que representa la cultura tradicional del paisaje cultural cafetero.

Bolsos que van desde lo clásico, hasta lo retro e incluso vintage son el producto de horas de trabajo de artesanos, quienes con esmero plasman su creatividad con tan solo una aguja e hilo.

Un café con sabor a cálida mañana entre valles y montañas.

Fotografía por: Salomé Muñoz.

El café de Carlos, un local que se ha convertido en sitio turístico por excelencia, para quienes visitan Calarcá.

Un sitio agradable y tranquilo, donde se mezcla la tradición, con lo contemporáneo y con pequeños matices de librería. La carta es variada y es una remembranza de la tierra del café, donde se le apuesta al método tradicional de preparación implementando un filtro de tela.

Fotografías que retratan la felicidad Quindense Fotografía por: Salomé Muñoz.

El museo gráfico y audiovisual del Quindío desde sus inicios busca la recuperación de la historia del Quindío, y la conservación de su memoria histórica, como una forma de manifestación de las primeras comunidades del departamento

Siendo felices con tan poco .

Fotografía por: Valentina Cuellar.

En la escuela Pradera alta desde sus inicios se le apuesta a una educación de calidad que comienza desde el prescolar, aquí los estudiantes a pesar de que no cuentan con pupitres son felices poniendo en práctica lo aprendido creando huertas e incluso sus propios cultivos en la misma institución.

Memorias de un paraíso.

Fotografía por: Valentina Cuellar.

El museo gráfico y audiovisual está ubicado en Calarcá y cuenta con millones de archivos recuperados por Luis Londoño, quien se ha dedicado no solo a rescatar fotografías antiguas del departamento, sino también videoteca en diferentes formatos, la cual es reproducida en el museo con proyectores de cine antiguos, además de contar con radios, cámaras y filmadoras de hace más de 50 años.

VALLE DEL COCORA ECOTURISMO COLOMBIANO. Fotografía por: Salomé Muñoz.

Belleza desde lo más alto.

Fotografía por: Sofía Llanos Para los amantes del trekking, la cima de la montaña permite disfrutar de una increíble vista, que facilita el avistamiento de diferentes tipos de aves, así como disfrutar de una gran variedad de flora y fauna mientras se atraviesa el bosque de niebla, incluso si se cuenta con mucha suerte es posible apreciar el cóndor andino, considerado símbolo patrio.

Recorrido por las majestuosas insignias del Quindío.

Fotografía por: Salomé Muñoz.

Una de las actividades favoritas por los turistas son las cabalgatas, en el lugar se ofrecen diferentes tipos de cabalgatas, entre ellas las más comunes son a la peña de la virgen, donde se desvía al interior del bosque, otra de las favoritas es el descenso a la cascada, donde se puede tener un lugar para fotos y contacto con el agua.

Tiene una duración de aproximadamente 2 horas.

EL pulmón del planeta tierra.

Fotografía por: Valentina Cuellar.

La palma de cera es el árbol nacional por excelencia, esta crece cerca de 60 metros y vive mas de cien años, sus hojas son verde oscuro y su tronco es cilíndrico, liso y cubierto de cera, por lo que es altamente explotada en la industria. Por esta razón el gobierno de Betancur propuso la creación de un santuario natural como forma de preservar la palma y las especies que habitan en la zona.

Cultura y belleza cafetera.

Fotografía por: Salomé Muñoz.

El valle del cócora cercano al municipio de Salento, se ha convertido en uno de los principales sitios turísticos de Colombia, siendo un paraíso natural ubicado en un valle montañoso, haciendo parte del parque nacional natural los nevados.

Variedad del fruto prodigioso de Colombia.

Fotografía por: Valentina Cuellar.

Donde Juan B es uno de los cafés más transitados de la zona, en el se preparan productos de todo tipo a base de café, sin embargo, la mayoría de sus clientes arrasan con el delicioso granizado de café. En el sitio todo es preparado con café marca “la cigarra”, el cual es considerado el mejor café de todo el eje cafetero, siendo café de origen Salento. Su empaque de 250 gr promete un café de calidad bajo los mejores estándares de producción.

Recorrido fuera de lo común.

Fotografía por: Salomé Muñoz.

Hay quienes prefieren aprender un poco más de ecología y conservación, por tanto, el valle del Cócora les ofrece a sus visitantes la posibilidad de visitar la RESERVA ACAIME a caballo, en un ascenso por carretera, en el que finalmente después de 3 horas de recorrido se llega a una propiedad privada de la fundación Herencia Verde, donde es posible apreciar el vivero de orquídeas, los colibrís y el cementerio indígena, que nos permite entender lo maravillosa que puede ser la naturaleza.

CONCLUSIONES Del eje cafetero nos llevamos toda una experiencia que ha contribuido a la práctica de la teoría aprendida durante el semestre en las asignaturas de fotografía e historia, con el objetivo de recuperar la historia del Quindío y rescatar lo oculto detrás del café, logrando ver el trasfondo que hay detrás de una taza de café.

El café es el producto insignia por excelencia de Colombia, por esta razón el eje cafetero se ha convertido en una región privilegiada con una notable producción de café, en la que es posible reconocer el paisaje y la característica cultura cafetera, atravesando por su arquitectura, música y población, que nos permiten recuperar la memoria histórica del departamento desde la época de la colonización antioqueña. La región con el legado paisa se ha convertido en un importante destino, con sus propias costumbres, casas pintorescas y personas amables, prometiéndole a los turistas todo un recorrido por los sentidos.

La zona cafetera cuenta con importantes atracciones turísticas, entre las que se destacan el Valle del Cocora, hogar del árbol nacional, y uno de los mejores paraísos naturales de todo el eje cafetero, por otro lado la región tiene importantes museos, fincas cafeteras como RECUCA, y cafés pintorescos que le apuestan a recobrar la producción tradicional del café, en la que además se le da la posibilidad al viajero de adentrarse en el proceso desde que es cultivado hasta la filtración y la preparación con la olla u olleta en los hogares colombianos.

En la tierra con aroma a café se ha comenzado a fomentar la producción de cafés especiales, para obtener un producto de alta calidad, que los diferencie de los otros que circulan en el mercado. Esto permite un contacto humano con los campesinos y las familias que viven la cultura cafetera, abriéndonos la posibilidad de descubrir las tradiciones de aquellos que viven sin cansancio y sin prisa, de aquellos que se despiertan en la mañana con un café y se deleitan acompañándolo con queso, pan e incluso pan de yuca, porque un buen día comienza con un café y una sonrisa, donde un sorbo es la mejor terapia para disfrutar con amigos.

Fotografía e historia.

2018-I.

Fotografía por: Sofía Llanos.