SIERVOLETÍN DE ABRIL 2020

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Seminario de San José

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El mismo llevรณ nuestros pecados en su cuerpo sobre la Cruz, a fin de que muramos al pecado y vivamos a la justicia, porque por sus heridas fuisteis sanados. 1 Pe 2:24


CRISTO SUFRE JUNTO CON NOSOTROS Pensando en estos días que nos han sorprendido a todos, me preguntaba: ¿ que nos quiere decir Nuestro Señor con estos acontecimientos? Y me doy cuenta que El nos está participando de su Pasión salvadora, al asumir todas las culpas de la humanidad y las consecuencias que trajeron consigo a través de toda la historia.


Que esta Semana Santa vivamos junto con Nuestro Señor el dolor de su Pasión y que lo que estamos viviendo como humanidad nos haga voltear hacia Dios, como lo hizo el pueblo de Nínive en tiempos de Jonás. Le pidamos perdón por nuestras faltas y realmente tengamos un cambio en nuestras vidas. Ese es el mensaje que Dios nos manda, quiere nuestra auténtica conversión. Yo tengo mucha esperanza que así sea, porque el plan de Dios es de salvación y por eso Jesús dio su vida por nosotros y sufrió todo el sufrimiento de toda la humanidad por causa de nuestros pecados. Que María Santísima nos ayude a pasar este tiempo de prueba y purificación como Ella lo hizo al pie de la Cruz. Dios los bendiga. P. Francisco Javier Rebollo León sda


Para que meditemos y cambiemos esta Semana Santa:

“Pasión de Jesús” Hijitos míos: Han de saber que, encendido en llamas divinas, y abrasado con fuego de inmenso amor y caridad, me entregué voluntariamente a padecer por mis más crueles enemigos. Me aprehendieron de noche como al más facineroso ladrón y al más sanguinario criminal, dándome golpes y empellones, me pusieron bajo sus pies. Cayendo boca abajo me ataron las manos atrás, apretaron tan fuerte

que

los

lazos

desollaron

muñecas y empecé a sangrar.

mis


Al cuello me pusieron una gruesa cadena, tan pesada que me impedía la respiración, así fui llevado con gran rabia y gritería de tribunal a tribunal. En la casa de Anás, un hijo ingrato levantó su mano armada con un guante de hierro y me dio terrible golpe, recia bofetada en el rostro que me derribó a tierra, la sangre corría por mis mejillas, ojos, nariz, boca y oídos. Caifás me trató de blasfemo, me escupió en el rostro, otros tiraron de mi barba y otros de los cabellos. Recibí pescozones, bofetadas, toda clase de oprobios. Pilatos me mandó azotar como a vil y miserable. Fui desnudado y atado a la columna, donde recibí miles de azotes, con látigos y garfios que abrieron mi carne,


la arrancaban a pedazos hasta llegarse a ver mis huesos, mis costillas descarnadas. Cuando cortaron los cordeles caí en el lago de mi sangre, sin aliento y casi sin vida, aún recibí puntapiés y más golpes. Después me vistieron con un pedazo de jerga colorada, desecha y llena de basura, sentáronme en una silla y con burlas me coronaron, apretando la corona reciamente con unos palos, de modo que entraban las agudas espinas hasta llegar a los huesos y otras rompiendo la carne salían por la frente y entre las cejas


Así mi cabeza quedaba sangrante. Me pusieron por cetro una caña en la mano y me decían con gran burla y crueldad “¡Salve, Oh Rey de los judíos!” y toda clase de oprobios, me escupieron y daban puntillones, otros se quitaban los zapatos y me daban con la suela en la boca, otros me quitaban la caña y daban sobre la corona y la apretaban más. Lloré amargamente y derramé lágrimas, no de agua, sino de sangre y se mofaron al verme vestido de burlesque Rey, con las manos atadas. Una viva llaga era todo mi cuerpo, goteaba sangre de la corona y de todo, tan desfigurado que no tenía figura de hombre. Después me ponen mi propia ropa y me cargan con un pedazo de madero muy pesado, pero que lo tomé con gran amor, a pesar del dolor que sentía, caminaba


con las rodillas temblando, el cuerpo hinchado y se inclinaba con el peso de la cruz. La cabeza sentía que se despedazaba por tanta espina atravesándola, mi cabello se enredaba con la soga que llevaba en la garganta atada, de la soga tiraban con fuerza, mis pies descalzos y llagados. En presencia de mi Madre me arrastraron por el suelo y para levantarme me dieron fuertes empellones y vi a mi Madre Santísima cómo se abría paso para ir a consolarme y, al acercarse ella, mis tormentos los sentía más crueles, pues no quería que ella me viera en ese estado, porque sabía que su corazón era atravesado por la espada del dolor.


Ella me abrazó y sus caricias me consolaban, porque las caricias de una madre son frescura. La arrancaron de mis brazos y ella se desmayó por el dolor. Así fue como poco después un hombre llamado Cirineo me ayudó, más que por amor por fuerza, pero después sentí su compasión, así llegué al Calvario. Desnudáronme con rabia y me arrancaron la túnica y con ella la carne que se había pegado a ella y así avergonzado por mi desnudez me recuestan sobre mi espalda llagada, sobre mi cruz amada. Con gran amor extendí mi brazo derecho y me descargaron fuertes martillazos que me hicieron estremecer. Tiraron con gran fuerza para extender el otro brazo hasta descoyuntarme los huesos. Después fueron mis pies, voltearon mi cruz boca abajo para asegurar más los


clavos. Lastimaron más mi boca con las turbas piedras, me levantaron en alto y me dejaron caer bruscamente en el hoyo de un peñasco. Así

mi cuerpo sangraba copiosamente y quedó con más de cinco mil heridas, sentí gran sed y pedí agua y me dieron hiel con vinagre. Cumplí con amor la obra de la redención del mundo. ¡Oh, hijos míos! Cuán caro me habéis costado.

Tomado de los Escritos de Nuestra Espiritualidad. 7 de abril de 1976, 2:00 p.m. Sagrado Corazón de Jesús. Siervos del Divino Amor.


Nuestro Señor quien vivió en carne propia Su Pasión, pudo soportar tanto sufrimiento, y puesto para que no nos perdamos sería capaz de volverlo hacer por ti, por mí y por todos, porque nos ama con gran Amor. Es Nuestro Señor quien padeció todo esto por amor a sus enemigos y, por los que nos sentimos ser sus amigos. ¡Amando a sus más crueles enemigos, nos enseña cómo hay que amar a nuestros enemigos, cuanto más a nuestros hermanos, hijos todos de un mismo Padre! Esta Semana Santa, aprovechemos la intimidad de nuestras casas y la cercanía de nuestras familias para pedirle a Dios perdón y fuerza para amarlo un poco siquiera de lo que Él nos ama, lloremos porque nuestros pecados necesitan ser perdonados, y en un espíritu de arrepentimiento pidámosle a Jesús nuestra conversión para ya no ofenderle más. “Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen” (Lc. 23,34)


5 de abril San Vicente Ferrer San Vicente Ferrer nació el 23 de enero de 1350, en Valencia, España. A sus diecisiete años ingresa a la orden de los predicadores Dominicos, destacándose por su brillante inteligencia y elocuencia. Obtuvo doctorado en Teología e impartió clases en Universidades prestigiosas de Barcelona y otras partes de España. Con sus predicaciones sobre la conversión personal y comunitaria y esfuerzos constantes, obtuvo por la gracia de Dios el cambio de vida de muchísimos. Sin embargo, sobresalió con su ejemplo de vida humilde, austera, ayudando a los pobres. Evangelizo por Europa: España, Alemania, Francia, Bélgica, e Inglaterra. Escribió una magnífica obra llamada: “Sobre la Vida Espiritual”, donde describe ese proceso que debe de uno pasar para ser discípulo de Cristo y la renuncia y mortificación:” Decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame.” (Lc 9, 23).


En el siglo XIV, se suscitó en la Iglesia una situación delicada, debido a que el sucesor de Pedro en ese tiempo se encontraba en Aviñón, Francia. Sin embargo, debía de permanecer en Roma, por voluntad divina. San Vicente se dio a la tarea fungir como consejero. Siendo contemporáneo de Santa Catalina de Siena, la cual ayudo a solucionar el problema. Murió a sus 69 años el 5 de abril de 1419, en la ciudad de Vannes, en Francia. Que este espíritu de penitencia, de sacrificio, de generosidad, de humildad, de evangelización, que llevó a San Vicente de Ferrer a la santidad; nos ayude a nosotros a renunciar a nosotros mismos, a cargar con nuestra cruz en estos días y a unirlo todo a los méritos de la Pasión de Cristo guiados por la mano de la Santísima Virgen María. “A ti dirijo mi palabra, que te acerques a Dios con un corazón sencillo y sin doblez” (San Vicente Ferrer)


29 de abril Santa Catalina de Siena Catalina de Bennincasa nació el 25 de marzo de 1347, en Siena, Italia; de donde le vendría después el nombre de Catalina de Siena. Desde muy pequeña tuvo ese gusto por la oración, fue mística, consagró su vida a Dios. Tuvo fuertes oposiciones por parte de sus padres, quienes querían que contrajera matrimonio. Incluso la llegaron a encerrar en su cuarto y que realizara solo labores domésticas. Sin embargo, ella siguió firme en la oración y en su decisión, tal es así que sus padres accedieron e ingreso a la orden tercera de los dominicos a sus dieciséis años. Se dedicó a la oración y meditación, atendiendo a su vez los más necesitados, a huérfanos y a viudas. Movida por inspiración de Dios, ayudó al regreso del Sumo Pontífice Gregorio XI a Roma; ya que por ese tiempo habían estado los sucesores de Pedro en Aviñón, Francia.


En 1375, Catalina recibió los estigmas, participando de esta forma de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo. Dictó su libro: El Diálogo” en 1378, entre otros escritos y oraciones. Muere agotada por el trabajo y celo apostólico en 1380, con 33 años. Declarada Doctora de la Iglesia en 1970. Dios nos ayude en tiempos difíciles, a seguir el ejemplo de Santa Catalina que se dedicó a la oración, contemplación de la Pasión de Cristo, y que, practicando obras de caridad, demostró su amor hacia Cristo sufriente en la cruz en los más necesitados. “Jesús dulce, Jesús amor” (Santa Catalina de Siena) Diácono: Pablo Santoscoy Rebollo.


CONTINUEMOS AYUDANDO A LOS QUE MENOS TIENEN Toda esta situación de emergencia que estamos viviendo por el COVID 19 tiene que enseñarnos lo que ya debíamos saber: “Que todos somos hermanos, sin importar fronteras ni banderas, ni creencias, ni qué tan poderosos o ricos somos, todos somos hijos de Dios y habitamos la misma casa común”.


Debemos darnos cuenta de que sólo la solidaridad nos va a sacar adelante. Cuidémonos, cuidando a los demás, ayudémonos ayudando a los demás. En esta ocasión nuestro compromiso con los más necesitados de nuestra colonia (que son muchos) nos pone en el dilema de continuar ayudándolos con lo poco que podemos, que para muchos de ellos es todo lo que tienen en estos momentos. Recurrimos a su generosidad para poder seguir ayudando a estos hermanos que carecen de tanto. Dios nos enseña a construir de otras maneras, que es ahora construir en la caridad, en el amor a los más necesitados. Todos los que no han podido hacer una despensa para estos días pues van al día, apoyémoslos, Dios les pague su caridad y sabemos que a ustedes no les faltará. María Santísima los cubra con Su Manto. “Vended vuestros bienes y dad limosna. Haced bolsas que no se deterioran, un tesoro inagotable en los cielos, donde no llega el ladrón, ni la polilla; porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.” (Lc. 12, 33-34).


Dios permita después de esta emergencia que podamos seguir con la construcción del seminario los invito a seguir rezando por esta causa.

Oración para pedir por la construcción del Seminario de San José́ de los Siervos del Divino Amor. “Ahora es el momento de que Tu Señor, en esta piedra, como le dijiste a Pedro: que sobre esta piedra fundabas Tu Iglesia, con este recuerdo de La Verdad que Eres Tú, te pedimos que tu bendición haga prospera esta Tu Obra, para que este lugar sea para darte Gloria, que el Corazón de María y de Señor San José́ nos ayuden a perseverar, y así este lugar sea semillero de vocaciones santas, de que su deseo sea El Tuyo y su anhelo como el Tuyo, las almas sean su único deseo para darte Gloria a Ti Señor. Amén.” Para tus donativos tenemos esta cuenta bancaria: BANCO: SANTANDER Jesús Leonardo Rebollo León Cuenta: 60550481196 CLABE BANCARIA PARA TRANSFERENCIAS: 014320605504811963 Depósitos en OXXO: tarjeta de débito 5579 0700 9014 3192


Seminario de San JosĂŠ Antigua Carretera a Chapala No. 8005 A, Col. Insurgentes Sur, El Salto, Jalisco. C.P. 45690 Tel: (33) 36-89-02-35 MAIL: sda@siervosdeldivinoamor.com WEB: www.siervosdeldivinoamor.com BLOG:

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