SIERVOS DEL
DIVINO AMOR
JULIO 2020 Año
VIII
No. 83
Seminario de San José
EDITORIAL
NUEVA NORMALIDAD Con la llegada de la pandemia por el COVID-19 ha cambiado tanto nuestra manera de vivir y de percibir la realidad que van surgiendo algunas expresiones que se han quedado en nuestro vocabulario para expresar esta situación, así tenemos la “sana distancia”, “Quédate en casa” y últimamente la “Nueva normalidad” entre otras. Y me llamó mucho la atención esto de la “nueva normalidad” porque da la sensación de que regresa la sociedad a más de lo mismo o como me decía un compañero de la Facultad: “igual pero diferente”, como si lo normal se renovara y vamos a seguir igual que antes de la pandemia con algunos cuidados sanitarios que hagan la diferencia. Y me parece que en plano de nuestra vida cristiana no podemos quedarnos en una “nueva normalidad” porque si no hemos mejorado como personas en este tiempo que hemos tenido de confinamiento, y muchos tendremos que seguir así en confinamiento, de nada habrá servido esta oportunidad que Dios nos ha dado de una verdadera conversión o cambio en nuestra conducta y actitudes y creo que no es lo que Nuestro Señor espera de nosotros: sacerdotes religiosas, laicos que tenemos la misión de ser portadores de la Buena Nueva con nuestro testimonio de vida.
Todavía hay oportunidad de darle un giro de 180 grados a lo que ha estado mal, a lo que hemos hecho mal, no lo dejemos al olvido, cada uno somos corresponsables de mejorar nuestro mundo, de poner nuestro esfuerzo en lograr que la “nueva normalidad” se convierta en “una mejor normalidad” en la que se acabe la violencia, exista el perdón y reine el Verdadero Amor de Jesucristo que nos sigue diciendo: “Sean perfectos como mi Padre celestial es perfecto” y “Ámense unos a otros como Yo los he amado”. Regresar a ser como éramos antes de iniciar la pandemia no debe ser opción y en este mes de Julio en el que adoramos de manera especial la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo, no seamos de los que la desperdician, sino que verdaderamente nos dejemos purificar por la Sangre Redentora que derramó nuestro Redentor por cada uno de nosotros. Y en este número del Siervoletín incluimos tres semblanzas de santos como San Benito de Nursia, San Ignacio de Loyola y de Nuestra Señora del Carmen que nos ayudan a conseguir ese cambio en nuestras vidas. Dios es Amor P. Francisco Javier Rebollo León sda
La Sangre Preciosísima de Jesús y su Cuerpo nos esperan. Estamos a más de tres meses de esta pandemia, terrible pandemia que ha venido a alterar por completo nuestra vida cotidiana. Y una de las consecuencias es el que nos habíamos quedado sin celebraciones de la Santa Misa, y con ello habíamos dejado de recibir la Santísima Eucaristía, el Cuerpo y la Sangre de Cristo, el alimento de nuestras almas. Toda la comunidad católica deberíamos estar urgidos de volver a recibir ese preciado alimento, y si no es así, es que no comprendemos la verdadera importancia del Cuerpo y La Sangre de Cristo para nuestra vida del alma.
NUESTRA ESPIRITUALIDAD
El Cuerpo y la Sangre de Cristo es el precio que pagó Nuestro Señor Jesucristo por la salvación de nuestras almas. Es decir, es la llave que nos abre las puertas del cielo para cuando termina nuestra vida en este mundo.
Pues, así como nuestros alimentos diarios son necesarios e indispensables para nuestra salud física, así el Cuerpo y Sangre de Cristo son indispensables para nuestra vida espiritual.
Meditemos un poco de nuestra espiritualidad Siervos del Divino Amor: “Cuerpo y Sangre de Cristo” En Verdad Yo te digo, que me he dado a ti en Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad y es tanto Mi Amor que me uno a ti, por eso solo Yo en ti y tú en Mí, para que así ya no seas tú sino Yo. Dichosa alma que te alimentas con La Sangre y Carne de todo un Dios porque óyelo bien ni los ángeles tienen esta dicha. Fiesta debe de tener tu corazón porque siendo uno conmigo lo eres con Mi Padre y el Espíritu Santo así recibes tú en tu corazón el cielo mismo porque donde Yo estoy, está María y los ángeles que adoran a tan grande Majestad.
Eres mía porque así fue Mi deseo, desde el cielo Yo te escogí para que me dieras gloria y esta gloria sea para toda la Iglesia; esposa santa a la cual Yo le he dado todas las fuentes de santidad por medio de los sacramentos. Alma mía sigue recibiéndome que tú estás en Mí y Yo en ti.
Siervos del Divino Amor os he dado Mi Corazón para que en Él viváis y para que en Él estén en el cielo abrazando la cruz. Yo les bendigo y les digo santos os deseo, María sea vuestra fortaleza. 11 de junio de 1998, 1:25 p.m. Sagrado Corazón de Jesús. Siervos del Divino Amor.
Aprendamos a sentir esa necesidad de nutrir nuestro espíritu con la Preciosísima Sangre y Cuerpo de Cristo, fuente redentora y alimento de salvación y, pidámosle a Dios por la salvación de todas las almas y si no podemos asistir por la situación de la pandemia, hay que hacerlo en el acto de la comunión espiritual con gran devoción y fervor. “Por tu Preciosísima Sangre y por tu Divina Misericordia, salva las almas, sálvalas, Señor”. “Mientras comían, Jesús tomó pan, y habiéndolo bendecido, lo partió, y dándoselo a los discípulos, dijo: Tomad, comed; esto es Mi Cuerpo”. (Mateo 26:26)
LA VOZ DEL PAPA La Eucaristía es la fuerza que nos une con Dios. El Papa quiere que en este día pensemos en la importancia de acordarnos de Dios, una manera de hacerlo es a través de la Eucaristía, que es la verdadera presencia de Jesús en nuestros corazones. No importa que tan grande sea el problema en que nos encontremos, siempre va a ser importante el recuerdo de que Dios siempre esta con nosotros. El papa nos lo dice así: hacer memoria es anudarse con lazos más fuertes, es sentirse parte de una historia, es respirar con un pueblo.
El verdadero secreto de la vida es que recordemos el poder de Dios en nuestras vidas. Esto es a lo que podemos llamar acción de gracias. Ese es aquel significado de la Eucaristía. La Eucaristía va más allá del recuerdo es hacer presente en ese momento el misterio de amor, en nuestros corazones, es vivir un verdadero encuentro, con aquel que nos hizo y que se sacrifico por nosotros. El papa nos recuerda que: Jesús pidió: el traer presente sus misterios con aquellas palabras que dijo «Hacedlo en mi memoria» (1 Co 11,24). En el Haced se encuentra, el traer en el presente lo que sucedió hace 2020 años. Dice el Papa la Eucaristía no es un simple recuerdo, sino un hecho; es la Pascua del Señor que se renueva por nosotros. En la Misa, la muerte y la resurrección de Jesús están frente a nosotros. Haced esto en memoria mía: reuníos y como comunidad, como pueblo, como familia, celebrad la Eucaristía para que os acordéis de mí.
En el estar con el Señor, esta la fuerza, lo que nos nutre día a día. El papa proclama que Jesús en la Eucaristía es el amor que nos trae el amor fiel del Padre. Así también aquel que puede de la misma manera cambiar nuestras vidas. Y por el que se nos comunica el amor del Espíritu Santo. Jesús esta esperando de nosotros en este día, esa intimidad con nosotros, que lo llenan. Nos remarca el papa entre más estemos con él, mayor será nuestra felicidad, recordándonos que somos valiosos.
El papa lo simplifica con estas palabras: Él está realmente enamorado de nosotros: ve y ama lo hermoso y lo bueno que somos. El Señor sabe que el mal y los pecados no son nuestra identidad; son enfermedades, infecciones. Y viene a curarlas con la Eucaristía, que contiene los anticuerpos para nuestra memoria enferma de negatividad. Con Jesús podemos inmunizarnos de la tristeza. La eucaristía se toma como alegría sin límites, y debe llevarnos a la verdadera fuerza que obtenemos de Dios. Cuando lo recibimos en pecado, es la debilidad, que nos hace caer en desgracias. El papa nos remarca que nos puede llevar a reaccionar ante los demás con antipatía y arrogancia, con la ilusión de creernos que de este modo podemos controlar las situaciones. Para poder llegar a un verdadero encuentro con el señor en la eucaristía es necesario, quitar el hambre por las cosas y encender el deseo de servir, y dar alimento, de amor, a quien lo necesita. Que Dios nos ayude a vivir la Misa como el mayor el tesoro que es, y hay darle prioridad en la en la vida, como lo remarca el papa. Y, al mismo tiempo, redescubramos la adoración, que continúa en nosotros la acción de la Misa.
ALGUNOS SANTOS DEL MES 11 DE JULIO SAN BENITO DE NURSIA
16 DE JULIO NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN
31 DE JULIO SAN IGNACIO DE LOYOLA
11 de julio San Benito de Nursia
La forma de vivir de San Benito cautivó a varios que quisieron seguir sus pasos y pidieron que les indicara lo que tenían que hacer. En el año 529 funda su primer monasterio, sentando las bases en una regla que escribió, llamada Regla de San Benito, donde se sintetiza en la famosa frase: “ora et labora”; es decir ora y trabaja. Dispuso grupos de doce monjes, quedando al frente alguno con mas experiencia y más vida virtuosa para que les fuera instruyendo a los demás.
San Benito Abad o San Benito de Nursia, nació en Nursia, Italia en el año 487, proveniente de una familia acomodada, siendo su hermana Santa Escolástica. Llevo a cabo sus estudios de filosofía y retórica en Roma. Posteriormente, sintió por inspiración divina que debía de apartarse de las cosas del mundo para buscar a Dios, empezó a vivir como eremita; es decir sólo, con mucha oración y sacrificio. Se fue a vivir a Enfide, a unas cuarenta millas fuera de la ciudad de Roma; lugar de valle rodeado por montañas rocosas.
Dios le concedió muchos milagros en vida, teniendo como arma la Cruz y defensa contra el demonio. En dos ocasiones lo trataron de envenenar en la comida y salió librado al hacer la señal de la Cruz antes de comer y beber. En la primera se le rompió el frasco y en la segunda ocasión un cuervo se llevó su alimento emponzoñado. Curaba a los enfermos, incluso cuenta la tradición que llegó a conseguir el favor del cielo de la resurrección de dos muertos. Por este motivo surgiría después la Cruz de San Benito y la medalla, pidiendo su intercesión para que aleje al demonio. Predijo su muerte avisado por Dios, por lo cual, pidió seis días antes que cavaran su “San Benito Abad … Ruega por nosotros” tumba. Sus últimas palabras fueron: “Hay que tener un deseo inmenso de ir al cielo”. Murió el día predicho: el 21 de marzo del 547, en la actual Italia. .Que Dios nos ayude a seguir este ejemplo de San Benito de Nursia que seamos
luz para los demás (Mt 5, 16). Tengamos ese espíritu de ofrecer en oración todos nuestros trabajos del día, en un diálogo de amor constante con Dios. Siempre tengamos la Cruz de Cristo como nuestra defensa y ayuda en la lucha espiritual que vivimos todos los días. Diácono: Pablo Santoscoy Rebollo
16 de julio Nuestra Señora del Carmen La devoción a Nuestra Señora del Carmen es una de las advocaciones marianas muy conocidas en la que honramos a Nuestra Madre María Santísima y le pedimos su protección. Carmen significa: en hebreo viña de Dios, algunos lo traducen también como vergel o jardín de Dios. En el siglo XII, ya muchos monjes tenían la costumbre de ir a rezar a la Madre de Dios en el Monte Carmelo, que se encuentra en Israel, por Judá; haciendo una ermita dedicada a la Madre de Dios, por esto se les conocía como los carmelitas. Estos religiosos tuvieron que huir a causa de las persecuciones de los mahometanos, se fueron rumbo a Europa, principalmente a Italia, donde promovieron su devoción a la Santísima Virgen María. El Escapulario de la Virgen del Carmen tiene su origen el 16 de julio de 1251, cuando se le apareció la Virgen a San Simón Stock, superior de la orden y le mostró el Escapulario, diciéndole que iba a conceder gracias especiales para los que: se consagren a Ella, le tengan esa devoción, oren, le sirvan, cumplan la voluntad de su Hijo, hagan el propósito de enmendar su vida y porten el escapulario.
El Escapulario, es un sacramental, que es bendecido e impuesto a los fieles y consiste en un pedazo de tela o en un medallón con la imagen de la Virgen del Carmen con el niño Jesús en su regazo y por el reverso el monte carmelo con una Cruz en la cima y tres estrellas. Algunas de las promesas que la Santísima Virgen hizo a quien porte el escapulario y que se esfuerce en vivir una vida conforme a lo que quiere su Hijo Jesús, son las siguientes: Primera: cuando muera no conocerá la muerte eterna; es decir concederá el poder arrepentirse a sus devotos antes de morir. Segunda: si llegara a estar en el Purgatorio irá la Madre de Dios a interceder a fin de acortar ese plazo, concediendo la gracia sabatina: "Yo, su Madre de Gracia, bajaré el sábado después de su muerte y a cuantos devotos míos hallaré en el Purgatorio los liberaré y los llevaré al monte santo de vida eterna". (es mencionada por el Papa Pio XII en 1950). Tercera: se concede indulgencia plenaria el 16 de julio, siempre que se cumplan los requisitos para ganarla y algunas indulgencias parciales en algunos días que la Iglesia señale. Dios nos ayude a corresponder al amor maternal de María Santísima, a aumentar cada día nuestra devoción y amor a la Reina del cielo, rezando el Rosario, portando el escapulario, consagrándonos a Jesús por intersección de su Madre María Santísima, implorándole que nos ayude en nuestra autentica conversión, perseverancia final y salvación eterna de nosotros y de muchos; para llegar a gozar de esa felicidad y amor plenos en Jesucristo su Hijo.
“Protégenos Madre nuestra y en tus brazos al expirar: recíbenos. Virgen del Carmen, ruega por nosotros” Diácono: Pablo Santoscoy Rebollo.
31 de julio San Ignacio de Loyola Nació y fue bautizado como Iñigo en 1491, en el Castillo de Loyola, España. De padres nobles, era el más chico de ocho hijos. Quedó huérfano y fue educado en la Corte de la nobleza española, donde le instruyeron en los buenos modales y en la fortaleza de espíritu. Quiso ser militar. Sin embargo, a los 31 años en una batalla, cayó herido de ambas piernas por una bala de cañón. Fue trasladado a Loyola para su curación y soportó valientemente las operaciones y el dolor. Estuvo a punto de morir y terminó perdiendo una pierna, por lo que quedó cojo para el resto de su vida. Durante su recuperación, quiso leer novelas de caballería, que le gustaban mucho. Pero en el castillo, los únicos dos libros que habían eran: Vida de Cristo y Vidas de los Santos. Sin mucho interés, comenzó a leer y le gustaron tanto que pasaba días enteros leyéndolos sin parar. Se encendió en deseos de imitar las hazañas de los Santos y de estar al servicio de Cristo. Pensaba: “Si esos hombres estaban hechos del mismo barro que yo, también yo puedo hacer lo que ellos hicieron”.
Una noche, Ignacio tuvo una visión que lo consoló mucho: la Madre de Dios, rodeada de luz, llevando en los brazos a su Hijo, Jesús. Iñigo pasó por una etapa de dudas acerca de su vocación. Con el tiempo se dio cuenta que los pensamientos que procedían de Dios lo dejaban lleno de consuelo, paz y tranquilidad. En cambio, los pensamientos del mundo le daban cierto deleite, pero lo dejaban vacío. Decidió seguir el ejemplo de los santos y empezó a hacer penitencia por sus pecados para entregarse a Dios. A los 32 años, salió de Loyola con el propósito de ir peregrinando hasta Jerusalén. Se detuvo en el Santuario de Montserrat, en España. Ahí decidió llevar vida de oración y de penitencia después de hacer una confesión general. Vivió durante casi un año retirado en una cueva de los alrededores, orando. Tuvo un período de aridez y empezó a escribir sus primeras experiencias espirituales. Éstas le sirvieron para su famoso libro sobre “Ejercicios Espirituales”. Finalmente, salió de esta sequedad espiritual y pasó al profundo goce espiritual, siendo un gran místico.
Convirtió a muchos pecadores. Fue encarcelado dos veces por predicar, pero en ambas ocasiones recuperó su libertad. Él consideraba la prisión y el sufrimiento como pruebas que Dios le mandaba para purificarse y santificarse. A los 38 años se trasladó a Francia, donde siguió estudiando siete años más. Pedía limosna a los comerciantes españoles para poder mantener sus estudios, así como a sus amigos. Ahí animó a muchos de sus compañeros universitarios a practicar con mayor fervor la vida cristiana. En esta época, 1534, se unieron a Ignacio 6 estudiantes de teología. Motivados por lo que decía San Ignacio, hicieron con él voto de castidad, pobreza y vida apostólica, en una sencilla ceremonia.
Dos años más tarde, se reunió con sus compañeros que se encontraban en Venecia y se trasladaron a Roma para ofrecer sus servicios al Papa. Decidieron llamar a su asociación la Compañía de Jesús, porque estaban decididos a luchar contra el vicio y el error bajo el estandarte de Cristo. Paulo II convirtió a dos de ellos profesores de la Universidad. A Ignacio, le pidió predicar los Ejercicios Espirituales y catequizar al pueblo. Los demás compañeros trabajaban con ellos.
Ignacio de Loyola, de acuerdo con sus compañeros, resolvió formar una congregación religiosa que fue aprobada por el Papa en 1540. Añadieron a los votos de castidad y pobreza, el de la obediencia, con el que se comprometían a obedecer a un superior general, quien a su vez, estaría sujeto al Papa.
Ignacio pasó el resto de su vida en Roma, dirigiendo la congregación y dedicado a la educación de la juventud y del clero, fundando colegios y universidades de muy alta calidad académica. San Ignacio murió repentinamente, el 31 de julio de 1556. Fue beatificado el 27 de julio de 1609 por Pablo V, y canonizado en 1622 por Gregorio XV.
La Compañía de Jesús tuvo un papel muy importante en contrarrestar los efectos de la Reforma religiosa encabezada por el protestante Martín Lutero y con su esfuerzo y predicación, volvió a ganar muchas almas para la única y verdadera Iglesia de Cristo.
NOTICIAS DEL SEMINARIO
Durante la pandemia hemos fortalecido la oración en el Seminario de San José y transmitimos diariamente la Eucaristía por el internet y enviamos el video de la bendición con el Santísimo Sacramento.
Cada martes repartimos 35 o mĂĄs despensas para la gente mĂĄs necesitada y en estos tiempos difĂciles hemos atendido hasta 150 familias por mes gracias a Dios y la ayuda generosa de nuestros bienhechores.
Continuamos con la Construcción de Nuestro Seminario con La Ayuda de Dios.
CASA ACTUAL CAPACIDAD 8 SEMINARISTAS
Porque Jesús así lo pidió: “Y subió al monte, llamó a los que Él quiso, y ellos vinieron a Él”. (Marcos 3:13), por eso sigue adelante su obra de salvación a través del llamado y siguiendo con la construcción material del Seminario San José de los Siervos del Divino Amor.
FACHADA EDIFICIO CON CAPACIDAD HASTA PARA 30 SEMINARISTAS Después de un breve y obligado receso por la contingencia del Covid 19, la obra sigue adelante, gracias a Dios, tal vez lentamente, tal vez rápidamente según los tiempos de Dios. ESTADO ACTUAL DE LA OBRA VISTA FRONTAL
Se estรก avanzando en lo que serรกn los muros de los cuartos de los seminaristas en el segundo piso con gran entusiasmo para la formaciรณn sacerdotal de nuestros prรณximos sacerdotes.
Ă nimo, sigamos apoyando esta obra con sus oraciones y aportaciones llenas de amor y esperanza. Dios se los ha de retribuir en abundantes bendiciones. Maria SantĂsima los cubra con Su Manto.
Oración para pedir por la construcción del Seminario de San José de los Siervos del Divino Amor. “Ahora es el momento de que Tu Señor, en esta piedra, como le dijiste a Pedro: que sobre esta piedra fundabas Tu Iglesia, con este recuerdo de La Verdad que Eres Tú, te pedimos que Tu Bendición haga prospera esta Tu Obra, para que este lugar sea para darte Gloria, que el Corazón de María, Señor San José nos ayuden a perseverar, y así este lugar sea semillero de vocaciones santas, de que su deseo sea El Tuyo y su Anhelo como el Tuyo, las almas sean su único deseo para darte Gloria a Ti Señor. Amén.” Para tus bancaria:
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