ORIGEN Y DESARROLLO DE LA LENGUA ESPAÑOLA 1. PREHISTORIA DEL ESPAÑOL 1.1. LATINIZACIÓN DE LA PENÍNSULA 1.2. LA DESAPARICIÓN DEL IMPERIO ROMANO. LOS VISIGODOS 1.3. EL LEGADO ÁRABE 2. LOS ROMANCES PENINSULARES EN LOS SIGLOS IX-XII 2.1. SITUACIÓN LINGÜÍSTICA 2.2. PRIMEROS TESTIMONIOS ESCRITOS. CARACTERÍSTICAS DE LOS ROMANCES 3. EL CASTELLANO EN LOS SIGLOS XII-XV 3.1. EXPANSIÓN TERRITORIAL Y LINGÜÍSTICA DE LOS REINOS CRISTIANOS 3.2. PRIMEROS TEXTOS LITERARIOS EN CASTELLANO 4. EL ESPAÑOL CLÁSICO (siglos XVI-XVII). LA EXPANSIÓN ATLÁNTICA. 4.1. EL ESPAÑOL Y SU EXPANSIÓN 4.2. CARACTERÍSTICAS 5. EL ESPAÑOL MODERNO (siglos XVIII-XIX) 5.1. LAS PREOCUPACIONES NORMATIVAS Y LAS REFORMAS ORTOGRÁFICAS 5.2. LOS ESTUDIOS SOBRE LA LENGUA 6. EL ESPAÑOL ACTUAL 1. LA PREHISTORIA DEL ESPAÑOL 1.1. Latinización de la península Ibérica Hasta el siglo II a. C. la península Ibérica estaba habitada por un mosaico de pueblos con organizaciones sociales, culturas y lenguas propias. Las lenguas más extendidas eran las célticas (de origen indoeuropeo), las iberas (no indoeuropeas, emparentadas con las lenguas camíticas del norte de África) y el vasco (de origen incierto); eran minoritarias, en cambio, las lenguas de los púnicos (cartagineses), los fenicios y los tartesios. De muchas de ellas han quedado testimonios en inscripciones que utilizan el sistema de escritura ibérico, y algunas se han reconstruido parcialmente gracias a los topónimos -nombres de lugar- y a las palabras que pasaron al latín. En el año 218 a. C. los romanos, en su continuada expansión por el Mediterráneo, desembarcan en Ampurias. Comienza el lento proceso histórico de la romanización. Los territorios conquistados se integran en la estructura política y administrativa de Roma, reciben colonos, adoptan su moneda y realizan intercambios comerciales con la metrópoli y otras provincias del Imperio. La romanización afecta a la situación lingüística: poco a poco, el latín es adoptado por los habitantes de la Península, y con él se extiende la cultura romana; tras un período de bilingüismo más o menos largo, según las zonas, se va imponiendo a las otras lenguas, que quedan relegadas al uso familiar y son finalmente abandonadas. La única que sobrevive en la actualidad es el vasco, quizá como consecuencia de la menor intensidad del proceso de romanización en el norte de la Península. Todas ellas, no obstante, condicionaron la posterior evolución del latín peninsular, al funcionar como lenguas de sustrato, y determinaron algunas peculiaridades de ese latín. A la influencia del sustrato prerromano se atribuye, por ejemplo, la existencia en español de sufijos como -arro, -orro, -urro o -asco (guijarro, peñasco). 1.2. La desaparición del Imperio Romano. Los visigodos A comienzos del siglo v, los pueblos germánicos invaden el Imperio Romano; éste desaparece como unidad política y administrativa, y las antiguas provincias quedan aisladas. Las variaciones lingüísticas regionales, favorecidas por la acción de diversos sustratos, así como por la dificultad de las comunicaciones, hacen que el latín vulgar hablado en cada zona evolucione de forma diferente. Con el paso de los siglos, esta evolución dará lugar a las distintas lenguas románicas o romances: gallego, portugués, astur-leonés, castellano, navarro-aragonés, catalán, francés, provenzal, italiano, dialectos réticos, sardo y rumano. La península Ibérica recibe en el año 409 una primera oleada de pueblos germánicos, formada por vándalos, suevos y alanos. A comienzos del siglo vi llegan los visigodos, que se establecen en la meseta castellana. Los visigodos mantienen al principio su lengua y su religión, pero después se convierten al cristianismo y adoptan el latín como lengua oficial. Nos quedan, no obstante, algunas palabras de origen
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germánico, como tregua, guardián, albergue, espuela. El latín de la época visigoda se parece ya muy poco al latín clásico. Aunque los documentos conservados están escritos en un latín que quiere ser clásico, es de suponer que la lengua hablada se había apartado en buena medida de aquel modelo. 1.3. El legado árabe En el año 711, árabes, sirios y berberiscos cruzan el estrecho de Gibraltar; en siete años conquistan Hispania y la integran en la estructura política y administrativa del califato Omeya de Bagdad. Algunos hispanos se repliegan en el norte, donde pronto comenzarán a gestarse los nuevos reinos cristianos. La mayoría, sin embargo, permanece en sus tierras, unos como cristianos -los llamados mozárabes-, otros convertidos al islam. Comienza así una larga y compleja etapa histórica, en la que se crea una situación que favorece el intercambio lingüístico, especialmente en el campo del léxico. A lo largo de los siglos serán muchas, en efecto, las palabras de origen árabe que pasen a integrarse en el vocabulario de las distintas variedades romances peninsulares. La mayoría de estos vocablos pertenecen a campos léxicos muy específicos: la guerra (atalaya, alfanje, adarga, alcazaba, alférez); la agricultura (alcachofa, alubia, azúcar, algodón, acequia, almazara); la jardinería (azucena, azahar, jara, retama, alhucema); las actividades artesanales y los intercambios comerciales (alfarero, taza, jarra, azumbre, azufre, arancel, almacén, arroba, fanega, quintal); la ciudad (arrabal, aldea, alféizar); el vestido (jubón, albornoz, babucha); las ciencias (cifra, algoritmo, álgebra, jarabe)... 2. LOS ROMANCES PENINSULARES EN LOS SIGLOS IX-XI 2.1. Situación lingüística Entre los siglos IX y XI, la situación lingüística de la Península es compleja: - En el sur y el centro, por donde se extiende Al-Andalus, conviven en una situación de bilingüismo el árabe andalusí y las hablas mozárabes. - En el reino de León, que engloba la actual Galicia, Asturias y León, se habla gallego y astur-leonés. - En Castilla, independizada de León en el siglo XI, se habla castellano. - En Navarra y Aragón se habla una misma variedad lingüística, conocida como navarro-aragonés. - En el condado de Cataluña, perteneciente al reino de Aragón, se habla catalán. 2.2. Primeros testimonios escritos. Características de los romances Conocemos los primitivos romances de los reinos cristianos gracias a algunas palabras o frases contenidas en textos escritos en latín. Se considera que el testimonio más antiguo de cierta extensión se halla en el Códice 46 de la Real Academia de la Historia, fechado en el año 964, que contiene un vocabulario latino-latino en el que, entre las correspondencias y las explicaciones de términos latinos, se intercalan abundantes palabras romances. Este texto se compuso en el monasterio de San Millán de la Cogolla (La Rioja), de donde proceden también las Glosas Emilianenses, que datan de mediados del siglo x o comienzos del XI. Estas últimas, al igual que las Glosas Silenses (halladas en el monasterio de Silos, en Burgos), no sólo contienen palabras en romance, sino también frases que traducen pasajes latinos más extensos. Los primeros testimonios literarios en lengua romance proceden de Al-Ándalus: son las jarchas, versos en romance que aparecían al final de poemas escritos en árabe o hebreo llamados moaxajas. La mayoría de las jarchas son de los siglos XI y XII. Eran poemillas amorosos de carácter femenino, probablemente cantados por los mozárabes. En el siglo XI, todos los romances hablados en la Península -mozárabe, gallego, astur-leonés, castellano, navarro-aragonés, catalán- comparten algunos rasgos. Los casos de la declinación latina han desaparecido y las palabras tienen una sola forma con independencia de su función sintáctica. El orden de palabras se ha hecho más rígido. Han cambiado algunos sonidos y han surgido otros nuevos, a la vez que se han adoptado muchos vocablos procedentes de las lenguas prerromanas y germánicas y del árabe. A pesar de estos rasgos comunes, existen entre unos romances y otros diferencias que se irán ahondando con el tiempo. 3. EL CASTELLANO EN LOS SIGLOS XII-XV
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3.1. Expansión territorial y lingüística de los reinos cristianos Entre los siglos XII y XV, los reinos cristianos aprovechan la debilidad política y militar de Al-Ándalus, dividida en los llamados reinos de taifas, para consolidar su avance hacia el sur. Este período culmina con la unificación política de la Península -a excepción de Portugal-: en 1469 se unen Castilla y Aragón, y en 1492 desaparecen, con la conquista del reino de Granada, los últimos restos de Al-Ándalus. El proceso de expansión territorial repercute en la situación lingüística. El mozárabe, muy arcaizante, desaparece poco a poco, desplazado por los romances de los reinos cristianos. Gallego y catalán consolidan su extensión en vertical hacia el sur. Por su parte, el castellano, que ocupaba en su origen una parte de Cantabria, del norte de Burgos y de La Rioja, fue extendiéndose no sólo hacia el sur en las zonas reconquistadas, sino también por territorios vecinos de los reinos de León y Aragón, a costa del leonés y el aragonés, que se irán abandonando progresivamente. El castellano era el más innovador de los romances peninsulares, en parte porque, dado su origen geográfico, en su conformación tuvo una especial influencia el vasco. 3.2. Primeros testimonios literarios en castellano Aunque es posible que con anterioridad existieran ya manifestaciones literarias en castellano, las primeras que se conservan escritas son del siglo XII: el Cantar de mío Cid (hacia 1150) y el Auto de los Reyes Magos (también de mediados del siglo XII), ambos en verso. Los primeros textos en prosa conservados son del siglo XIII: se trata de documentos notariales y jurídicos, a los que pronto se sumarían obras de carácter histórico y colecciones de relatos. 3.3. EI castellano medieval. Características El castellano medieval debía de presentar grandes vacilaciones y también usos dialectales muy diversos. A la fijación del idioma contribuyó en el siglo XIII la escuela de traductores de Toledo, que proporcionó una norma de escritura; esta norma convivía, no obstante, con la burgalesa, imitada por militares y aristócratas. Veamos a continuación las principales características que presenta el castellano medieval: Nivel fonológico. Existían fonemas desconocidos en latín, algunos de los cuales han desaparecido en nuestros días. La x (en exido, por ejemplo) se pronunciaba como la sh del inglés ship. Las letras g y j y a veces también la i- sonaban como la g o la j de las palabras inglesas gentle o jury. La c ante e, i y la grafía f sonaban como ts: braço se pronunciaba aproximadamente bratso; en cambio, la z sonaba como la zz del italiano: fazer se pronunciaba aproximadamente fatdzer. Había dos eses: una sorda, como la actual, que se escribía ss, y una sonora, como la que existe en el catalán y el francés actuales, que se escribía s. La f inicial se pronunciaba como f o como h aspirada. Nivel gramatical. El artículo -que no existía en latín- había surgido a partir de los pronombres y demostrativos latinos, pero se usaba menos que actualmente. Algunos verbos intransitivos tomaban el auxiliar ser para formar los tiempos compuestos: se decía son idos en lugar de han ido; y el participio de los tiempos compuestos de los verbos transitivos solía concordar con el complemento directo (se decía la carta que le han enviada, en vez de la carta que le han enviado). Las formas del futuro y del condicional eran perifrásticas: se decía Escribir lo he, en lugar de Lo escribiré. Se usaba ya la preposición a delante del complemento directo de persona y se utilizaba la pasiva refleja con sujetos de cosa, como en Se ven casas. Nivel léxico. Se empleaban palabras que hoy han desaparecido (tiesta “cabeza”, camba “pierna”; matino `mañana', exir `salir, mojo “rodilla”, rastar o remanir 'quedar') y también numerosos latinismos. 4. EL ESPAÑOL CLÁSICO (siglos XVI-XVII). LA EXPANSIÓN ATLÁNTICA 4.1. El español y su expansión A finales del siglo XV se había consolidado la expansión del castellano en la península Ibérica: era la lengua de la Administración y se utilizaba en las obras científicas y literarias. La conquista y colonización de América, que comienza en ese momento, permitirá su expansión atlántica, lento proceso que se prolonga durante los siglos XVII y XVII. Por otra parte, los judíos, expulsados de España en 1492, llevarán el castellano a sus tierras de destino, lo que dará lugar a una de las variedades del castellano existentes en la actualidad: el judeoespañol. El español se utilizaba, además, en las cancillerías de toda Europa como lengua para las relaciones políticas y culturales.
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4.2. El español clásico. Características En el español de los siglos XIV y XV todavía existían numerosas vacilaciones, algunas de las cuales van desapareciendo o atenuándose a lo largo del siglo XVI. En los siglos XVI y XVII se consolida una nueva norma, favorecida por la imprenta y la difusión de gramáticas y diccionarios, que contribuyen notablemente a dar homogeneidad al idioma. Veamos cuáles son los rasgos característicos del español en este período: Nivel fonológico. El sistema de sonidos se simplifica: desaparece definitivamente la f inicial, sustituida por h; los dos sonidos de la s medieval se reducen a uno solo, que coincide con el actual; desaparecen los sonidos ts y dz, que dan lugar al sonido actual z. Las grafías x, g, j ya no representan a los correspondientes sonidos medievales, sino que suenan como la j actual. Ahora bien, esta simplificación se produce de distintas formas según las zonas, lo que da lugar, entre otros fenómenos, a la convivencia de dos sistemas, que persisten en la actualidad: uno que diferencia el sonido de s del sonido de z y otro -seseante o ceceante- que no lo hace. Nivel gramatical. La conjugación ofrecía gran multitud de formas alternantes, algunas de las cuales quedan relegadas como vulgarismos o regionalismos, mientras que otras se imponen como normativas. A veces, cada variedad regional adopta una solución distinta. Se reorganiza también el sistema de verbos auxiliares: haber, que se utilizaba como auxiliar y como verbo de posesión, pierde este segundo valor a favor del verbo tener; deja de usarse ser como auxiliar de algunos verbos intransitivos; se extiende el uso de la construcción impersonal con se, y comienza a tambalearse el sistema pronominal al darse los primeros casos de leísmo. Nivel léxico. El vocabulario se incrementa notablemente: se introducen formas cultas del latín y el griego, así como italianismos, galicismos y, en menor cantidad, lusismos. También se importan numerosas palabras procedentes de las lenguas americanas: tabaco, canoa, patata... 5. EL ESPAÑOL MODERNO (siglos XVIII-XIX) El español moderno tiene prácticamente los mismos rasgos lingüísticos que el español actual. Los siglos XVIII y XIX se caracterizan, especialmente, por la preocupación por la norma y el gran desarrollo de los estudios lingüísticos. La preocupación por la norma y las reformas ortográficas La mayor preocupación lingüística de la Ilustración (siglo XVIII) fue fijar una norma común para el idioma. Para ello se funda, en 1713, la Real Academia Española, que pronto publica un Diccionario de autoridades (1726-1739), una Ortografía (1741) y una Gramática (1771). La Ortografía de la RAE resuelve los dos problemas más importantes del español escrito. Por un lado, se fija la grafía de los grupos consonánticos cultos: unas veces se mantienen, como en concepto, efecto, digno o excelente; otras se reducen a una sola consonante, como en luto, fruto, cetro, y a veces se admiten dos formas, pero con significados diferentes: sino/signo, respeto /respecto. Por otro lado, se simplifica el sistema gráfico, que se había mantenido desde el siglo XIII a pesar de que la pronunciación había cambiado considerablemente. La Academia sigue, por lo general, un criterio fonológico: trata de reflejar la pronunciación real y procura que cada grafía represente un único fonema. Aunque este ideal no se cumple totalmente, las sucesivas reformas, completadas en el siglo XIX, contribuyeron de manera decisiva a modernizar la ortografía del español. Los estudios sobre la lengua También se realizan en esta época numerosos estudios sobre la lengua, al tiempo que se editan por primera vez manuscritos de obras antiguas, como el Cantar de mio Cid, los poemas de Berceo, el Libro de Alexandre o el Libro de buen amor. El interés por el estudio de la lengua durante el siglo XIX fructifica en importantes obras gramaticales, algunas de las cuales son elaboradas por gramáticos americanos, como Andrés Bello, Rufino José Cuervo y otros. 6. EL ESPAÑOL ACTUAL
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La configuración del español actual es el resultado de todos los procesos evolutivos que se han descrito en los apartados anteriores. A continuación, se señalan los rasgos más característicos de su variedad normativa. Fonología y ortografía Los rasgos que definen el sistema fonológico y ortográfico del español común son los siguientes: Las vocales, frente a lo que ocurre en lenguas próximas, como el portugués o el francés, constituyen un sistema simple formado por sólo cinco elementos (a, e, í, o, u). El sistema consonántico presenta un punto complejo en los sonidos s y z, en parte porque la distinción entre ellos se neutraliza en las variedades seseantes y ceceantes, y en parte porque en muchas variedades la s se aspira o se pierde. El sistema ortográfico es relativamente fiel a la pronunciación, si lo comparamos con el de otras lenguas europeas, como el inglés. Presenta, no obstante, algunos puntos en los que la correspondencia entre sonidos y letras no es simple y directa: los casos de c y z, g y j, b y v, c y qu, g y gu; o el mantenimiento ortográfico de la distinción entre y y 11 o entre s y c/z, distinción esta última que la mayor parte de los hispanohablantes, seseantes, no realizan. Morfología y sintaxis Desde el punto de vista gramatical, el español es una lengua que se caracteriza por estos rasgos: La morfología flexiva verbal es rica y compleja (como ocurría ya en latín). El sistema de los pronombres personales distingue formas tónicas y formas átonas (los llamados pronombres clíticos: le, te, nos... ), así como dos clases de formas de tratamiento, las de familiaridad (tú, vosotros) y las de respeto (usted, ustedes). Existen dos verbos copulativos básicos: ser y estar. El sujeto de las oraciones puede ser implícito o tácito (como en Ya vienen), al incluir la flexión verbal rasgos de persona y número. En el interior de los sintagmas, los núcleos preceden por lo general a sus complementos. En el interior de la oración, en cambio, el orden de los constituyentes es relativamente flexible. El objeto directo de carácter animado va precedido de a (Esta mañana he visto a Carmen). Léxico El léxico del español presenta las siguientes características: La mayor parte del vocabulario cotidiano o básico está constituido por palabras provenientes del latín o de alguna otra lengua románica. Se han incorporado al vocabulario numerosas palabras de origen árabe y amerindio. La fuente del mayor número de préstamos e influencias es actualmente el idioma inglés. El mecanismo más común de formación de palabras es, como ocurre en las demás lenguas románicas, la derivación por medio de sufijos.
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LAS LENGUAS DE ESPAÑA 1. EL BILINGÜISMO Y LA SITUACIÓN LINGÜÍSTICA DE ESPAÑA. LA NORMALIZACIÓN LINGÜÍSTICA 2. EL VASCO 3. EL CATALÁN 4. El GALLEGO 5. EL ESPAÑOL DE LAS ÁREAS BILINGÜES 1. EL BILINGÜISMO Y LA SITUACIÓN LINGUÍSTICA DE ESPAÑA . LA NORMALIZACIÓN LINGÜÍSTICA Se dice que una persona es bilingüe cuando posee una competencia semejante en dos lenguas diferentes, de manera que es capaz de utilizar ambas en cualquier situación comunicativa. Si las lenguas son más de dos, el hablante será plurilingüe. Así pues, una comunidad será bilingüe o plurilingüe cuando un porcentaje significativo de sus miembros sea bilingüe o plurilingüe. Esta situación se produce en muchas comunidades y sociedades humanas. Lo más habitual es que en las sociedades bilingües no haya igualdad o equilibrio en el uso de las dos lenguas. Una de ellas suele tener más prestigio social que la otra, está más estandarizada o regulada, posee una mayor tradición literaria y se emplea en ámbitos o dominios más formales: los ritos religiosos, la ciencia, los medios de comunicación, la Administración...; en cambio, la otra tiende a ser menos prestigiosa y estar menos estandarizada, y suele emplearse en situaciones informales. Esta situación se denomina diglosia. El término diglosia puede extenderse hasta abarcar cualquier situación en la que coexistan dos variedades lingüísticas (lenguas, dialectos, registros) con funciones distintas en una comunidad de habla. El reparto de funciones entre español e inglés en las comunidades hispanas de Estados Unidos sería un ejemplo de diglosia. El bilingüismo diglósico puede originarse por diversas causas históricas, como la expansión de un pueblo o un grupo humano en zonas por las que se hablan otras lenguas, la unificación política de esas zonas; los procesos de inmigración, los contactos entre lenguas en centros de actividad comercial... Y puede dar lugar a conflictos lingüísticos cuando no hay acuerdo sobre los principios que regulan el uso de las dos lenguas en los diferentes ámbitos de la vida social. Para evitar tales conflictos y discriminaciones lingüísticas y alcanzar una situación de convivencia equilibrada entre las lenguas, es preciso llevar a cabo una política lingüística adecuada. La historia reciente española es un buen ejemplo de cómo las iniciativas en política lingüística intentan afrontar situaciones de bilingüismo y diglosia en Galicia, el País Vasco, Navarra, Cataluña, la Comunidad Valenciana y Baleares. En Europa existen los mismos problemas de política y planificación lingüística en una sociedad plurilingüe solo que a mayor escala, en la construcción de la Unión Europea. Se trata, en definitiva, de evitar que los procesos de unificación política amenacen la supervivencia de la riqueza y diversidad lingüística del continente. La normalización lingüística. Los gobiernos, las academias de la lengua y otras instituciones adoptan decisiones en relación con las lenguas habladas en una nación. La planificación lingüística puede ser como vemos: Planificación interna o codificación. Afecta a las formas y estructuras de la lengua: fijación de la ortografía, elaboración de diccionarios y gramáticas, etc. Suele darse cuando se trata de establecer una variedad estándar para todos los hablantes; por ejemplo, la Euskaltzaindia propuso un euskera batua, esto es, una lengua vasca común basada en los dialectos centrales. Planificación externa. Se ocupa de establecer el empleo de las lenguas en los territorios; es decir, atiende al carácter de las lenguas oficiales y al tratamiento de las lenguas minoritarias. En España, la normalización designa las políticas lingüísticas destinadas a revalorizar las lenguas autonómicas. Leyes de normalización Desde 1982, en España se promulgaron diversas leyes de normalización lingüística que trataban de «hacer normal» el uso de las lenguas de las distintas comunidades, superando su situación de inferioridad anterior y garantizando a todos los ciudadanos el derecho a su uso en cualquier ámbito. Estas leyes, y otras aprobadas con posterioridad, se refieren al uso de las lenguas en los siguientes
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ámbitos: a/ En la Administración pública, las leyes de normalización lingüística establecen el derecho a utilizar las dos lenguas oficiales. b/ En lo referido a la educación, declaran la enseñanza obligatoria de la lengua propia de cada comunidad y del castellano. c/ En el ámbito de la cultura y de los medios de comunicación, fomentan el uso de la lengua propia en publicaciones, en obras teatrales y cinematográficas, y en la radio y la televisión autonómicas. 2. EL VASCO El vasco o euskera, la única lengua de origen no indoeuropeo hablada en España, no está emparentada genética ni tipológicamente con ninguna otra lengua de la Península Ibérica ni de Europa. Su origen no resulta claro: algunos especialistas lo relacionan con las lenguas caucásicas y otros con el antiguo ibero. El vasco es también la única lengua prerromana que sobrevivió a la expansión del latín. Se hablaba ya en una zona muy amplia a ambos lados de los Pirineos cuando los romanos comenzaron a imponer el latín. Su extensión geográfica se ha reducido considerablemente desde la romanización, debido al auge de los dialectos románicos que lo rodeaban, en particular el castellano, que hizo que el vasco quedara relegado a zonas rurales y a un uso exclusivamente oral. A partir del siglo XVII comenzaron a aparecer obras de tema religioso y didáctico escritas en vasco, que dieron paso en el siglo XIX a una literatura más abundante, pero la ausencia de una norma establecida para la lengua escrita siguió limitando su uso y su área de extensión. El apoyo institucional y las medidas de política lingüística adoptadas en las últimas décadas han conseguido frenar el retroceso de la lengua vasca y asegurar su supervivencia. Han sido determinantes en este sentido el reconocimiento de su carácter cooficial y su implantación en la enseñanza, la Administración y los medios de comunicación. Situación actual Hoy se habla en Guipúzcoa, Vizcaya, una parte de la provincia de Álava, el noroeste de Navarra y el País Vasco francés. Se calcula que los hablantes de vasco son más de medio millón. Uno de los obstáculos que el proceso de normalización del vasco ha tenido que superar es la fragmentación dialectal, que en algunos casos llega a dificultar la comprensión entre hablantes de variedades diferentes. Los ideólogos nacionalistas del siglo XIX advirtieron ya la necesidad de una lengua común y unificada, pero tal unificación no llegó hasta 1971, cuando la Academia de la Lengua Vasca (Euskaltzaindia) elaboró, siguiendo las sugerencias del lingüista Luis Michelena, las normas ortográficas y gramaticales que definen el euskera batúa o euskera unificado. Este modelo de vasco normativo es aceptado hoy de forma general1. Entre las dificultades para su difusión hay que citar, por un lado, la irregular distribución de los vascoparlantes en el País Vasco y la implantación del español. El primer factor se manifiesta en el mayor vigor que tradicionalmente ha mostrado la lengua vasca en las zonas rurales, frente a su menor presencia en las ciudades. El segundo se refleja en la proporción de personas que hablan vasco: según datos de la II Encuesta Sociolingüística de Euskal Herría, realizada en 1996, el 24,47 % de los hablantes de la Comunidad Autónoma Vasca son bilingües activos, mientras que el 16,3 % son bilingües pasivos (comprenden pero no usan habitualmente la otra lengua) y el 58,5 % son monolingües castellanos; en Navarra sólo el 9,4% son bilingües, frente al 80,6 % de monolingües castellanos. Características Como cabe esperar de una lengua que no proviene del latín, la gramática del vasco difiere radicalmente de la del español. Sus rasgos más característicos son éstos: La morfología es aglutinante, en el sentido de que permite la acumulación de afijos para construir palabras semánticamente muy complejas, que equivalen normalmente a construcciones enteras en las lenguas indoeuropeas: zenekarzkiguten, por ejemplo, se traduce como nos los trajisteis. Los sustantivos se declinan, como en latín y en otras muchas lenguas. El vasco dispone de quince 1
Tradicionalmente se determinan seis dialectos localizados a un lado u otro de los Pirineos con diversas variantes en cada uno: en España, el vizcaíno, el guipuzcoano, el alto navarro; el bajo navarro occidental, el bajo navarro oriental y el labortano, en territorio francés (algunos reducen a tres ramas: el vizcaíno, el guipuzcoano –que incluiría a los altonavarros- y el labortano –que incluye los bajonavarros-.
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casos diferentes. El orden básico de las palabras es el inverso del español: los complementos preceden a los núcleos de los sintagmas (es decir, el complemento directo precede al verbo, y los complementos del adjetivo preceden al adjetivo). Aitaren kontra significa `contra su padre, pero la traducción literal sería «su padre contra». Posee cinco vocales y un sistema consonántico semejante al castellano sobre el que influyó.
3. EL CATALÁN El catalán es, como el español, el gallego, el portugués, el francés o el italiano, una lengua románica. Se originó a ambos lados de los Pirineos orientales y está emparentado con el provenzal y con las hablas del sur de Francia. La lengua catalana vivió una época de esplendor en la Edad Media gracias a la expansión hacia el sur y por el Mediterráneo cuando Cataluña formaba parte de Aragón. Hay que añadir el prestigio de la literatura medieval en catalán (recuérdese los nombres de Ramon Llull y Ausiás March) y el uso de la lengua en la Corte y en la Administración. La situación empezó a cambiar a finales del siglo XV con la unión de Castilla y Aragón y la generalización del castellano como lengua de cultura, el catalán fue poco a poco relegado al uso oral y familiar, y sufrió un proceso de progresiva desaparición del ámbito público y literario. La consolidación de una burguesía mercantil en Cataluña a finales del siglo XVIII y la irrupción del Romanticismo favorecieron el nacimiento de un movimiento intelectual preocupado por la defensa de la lengua y la cultura catalanas, la Renaixença ('Renacimiento'). Ya a principios del siglo XX, se creó el Institut d'Estudis Catalans, y el filólogo Pompeu Fabra estableció unas normas ortográficas y gramaticales para la enseñanza y el uso escrito del catalán. Las instituciones políticas promovieron además el uso del catalán en ámbitos distintos del literario y del estrictamente familiar, con una incidencia mucho mayor en Cataluña que en Valencia o en Baleares. La Guerra Civil y el franquismo interrumpieron todo este proceso, pero con la actual Constitución el catalán es lengua cooficial en las tres Comunidades Autónomas en las que se habla. Recibe el apoyo institucional necesario para su empleo en el sistema educativo, en la Administración y en los medios de comunicación, como prestigiosa lengua de cultura que es. Situación actual Hoy en día, hablan catalán, en alguna de sus variedades, cerca de seis millones de personas en Cataluña, la Comunidad Valenciana (donde oficialmente se denomina valenciano) y Baleares, y a esta cifra podrían añadirse otros 200.000 hablantes repartidos entre Andorra, la zona francesa del Rosellón, la franja oriental de Aragón limítrofe con Cataluña y la ciudad de Alguer en Cerdeña. La mayor parte de la población de Cataluña, la Comunidad Valenciana y Baleares es bilingüe. Se distinguen habitualmente dos grandes zonas dialectales en el dominio catalán: la oriental, que comprende el catalán central (Gerona, Barcelona, Tarragona), el insular (Baleares) y el septentrional (Francia), y la occidental, que comprende el catalán de Lérida y el valenciano. La división está justificada por la diferente pronunciación de las vocales átonas en las dos zonas, junto con otras divergencias en el léxico y en la morfología. En conjunto, el catalán se presenta como una lengua relativamente homogénea en la que no surgen problemas de comprensión entre hablantes de las diversas áreas, aunque existen diferencias geográficas. En valenciano, por ejemplo, se perciben algunas divergencias en el léxico, así como los siguientes rasgos específicos: la conservación de r en posición final de palabra, frente a su pérdida en Cataluña; la terminación en e de la primera persona del presente de indicativo, frente a la terminación o / u en Cataluña; el sistema de los demostrativos basado en tres grados (este, eixe, aquell), frente al sistema binario del catalán de Cataluña (aquest, aquell). Características Desde el punto de vista fónico y gramatical, algunos rasgos del catalán lo acercan al castellano, mientras que otros lo relacionan con el francés y con otras lenguas romances peninsulares, como el gallego. Los rasgos más destacados son: la conservación de la f inicial latina y de la palatal lateral (el sonido ll) donde el castellano ha desarrollado j (fill `hijo'), la pérdida de vocales finales átonas (ull `ojo'), la palatalización de la l inicial latina (llum `lumbre, luz'); el uso del posesivo con artículo antepuesto la meva dona `mi mujer; la perífrasis ir + infinitivo para expresar pasado (vaig perdre `perdí').
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4. EL GALLEGO El gallego es una lengua románica estrechamente emparentada con el portugués, ya que ambas tienen un origen común en la variedad lingüística romance que se desarrolló en la antigua Gallaecia romana. El gallego y el portugués comenzaron a diferenciarse en el siglo XII con la independencia política de Portugal y siguieron a partir de entonces caminos divergentes: mientras que el portugués se convertía en la lengua de un Estado, el gallego sufrió desde el siglo XV el avance del castellano como lengua de la Administración, de la Iglesia y de la enseñanza, especialmente entre la nobleza y las clases medias de las ciudades. Al ser el castellano la lengua de prestigio, el gallego quedó limitado a las zonas rurales y al uso oral. Si el gallego se ha mantenido, no obstante, como lengua con mayor vitalidad que las hablas limítrofes de Asturias y León, se debe en parte a la importancia de la literatura escrita en gallego en la Edad Media (especialmente la lírica). Como en Cataluña, fueron el Romanticismo y los movimientos intelectuales del siglo XIX los factores que contribuyeron a un renacimiento del interés por el gallego como lengua literaria y detuvieron el proceso de deterioro y marginación. El apoyo oficial de las instituciones políticas gallegas en tiempos recientes ha conseguido potenciar el empleo de la lengua y mejorar su prestigio social. Situación actual El gallego es, junto con el español, lengua oficial en la Comunidad Autónoma de Galicia desde 1978. Hoy hablan y entienden el gallego alrededor de tres millones de personas, es decir, la mayor parte de los habitantes de Galicia y de las zonas limítrofes en Asturias, León y Zamora. La homogeneidad lingüística de toda esta área favorece la consolidación del uso de la lengua en la enseñanza, en la Administración y en los medios de comunicación, de acuerdo con lo previsto en el Estatuto de Autonomía de Galicia. No existen grandes diferencias dialectales, aunque se suelen reconocer tres zonas: la occidental, la central y la oriental. Las hablas occidentales se caracterizan por el seseo y por el fenómeno denominado geada, consistente en la pronunciación aspirada del fonema g, que se realiza de forma parecida a la j del castellano. El proceso de fijación de la norma para el gallego no está concluido. En él participan instituciones como la Real Academia Galega, el Instituto da Lingua Galega y la Asociación Galega da Lingua, que no han llegado a un acuerdo sobre la definición de las normas ortográficas y gramaticales de la lengua. La principal dificultad es la existencia de posturas opuestas sobre la elección de la variedad normativa: mientras que algunos defienden una norma muy cercana al portugués y, por tanto, más alejada del español, otros optan por soluciones que mantengan al gallego claramente diferenciado de la lengua portuguesa. Características Los rasgos más fácilmente reconocibles del gallego son: la presencia de diptongos decrecientes (oi, ei, ou: noite `noche, primeiro `primero', pouco 'poco'; la pérdida de l y n intervocálicas (lúa 'luna'); la existencia del sonido palatal que se representa con x en la escritura y se pronuncia como sh en inglés (peixe `pez'). 5. EL ESPAÑOL EN LAS ÁREAS BILINGÜES El español que se habla en las áreas peninsulares bilingües presenta una serie de peculiaridades, debidas en parte al prolongado contacto con las respectivas lenguas autóctonas: El español de los hablantes vascos se caracteriza por su entonación peculiar y por la presencia de algunos fenómenos gramaticales, como el leísmo femenino (Le llamaban loca), ciertos casos de ausencia del pronombre átono (Hay que comunicar a todos; Tú le dices a Manu, ¿eh?) y el uso del condicional en lugar del imperfecto o del pluscuamperfecto de subjuntivo (Ojalá sería viernes; Si sería viernes...). Hay que señalar también una extensión del tuteo mayor que en otras zonas. Las interferencias más típicas que pueden apreciarse en el español de los catalanoparlantes son la pronunciación de la d final de palabra como t (universidat), la pronunciación sonora de la s intervocálica (en cosa, por ejemplo), el uso de construcciones con haber en las que existe concordancia, muy extendidas también en otras zonas (Habían más invitados que nunca), y algunos calcos sintácticos del tipo de tampoco no en lugar de tampoco. La entonación de los gallegos que hablan español es muy característica, incluso en los hablantes que no conocen el gallego. También son distintivas la pronunciación cerrada de las vocales finales (es
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decir, de -o casi como -u y de -e casi como -i), la pronunciación velar de la n final, la simplificación de los grupos consonánticos (esato por exacto, receción por recepción, produto por producto) y la utilización del pretérito perfecto simple en lugar del pretérito perfecto compuesto, como en asturiano. Los dialectos históricos Con los términos leonés y aragonés se conocen dos dialectos románicos que, debido al predominio del castellano ya desde la Edad Media, han quedado relegados a conjuntos fragmentarios de hablas fuertemente castellanizadas, que se localizan en zonas rurales y presentan una vitalidad variable. El leonés Las hablas asturianas, llamadas bables, son la mejor muestra de las características del antiguo leonés o astur-leonés. Se suelen distinguir tres áreas dialectales para el bable (oriental, central y occidental), de las que es la occidental la más marcada y conservadora. Los rasgos típicos que definen a los bables son, entre otros la conservación de los diptongos el y ou (cousa cosa'), el cierre de las vocales finales e, o en i, u, respectivamente (perru `perro'), el plural femenino en -es (cases `casas'). Algunos de estos rasgos aparecen en el español hablado por los asturianos, que se caracteriza además por el empleo del diminutivo -ín, -ina (rapacina), por el uso del pretérito perfecto simple en lugar de pretérito perfecto compuesto (Marchó hace media hora); la posposición de los pronombres átonos (Gústame mucho esto) y por una entonación fácilmente reconocible. Se conservan también restos del leonés en la zona más occidental de León, Zamora y Salamanca, que se diluyen a medida que se avanza hacia el sur y el este. El aragonés El aragonés se mantiene, con poca uniformidad, en zonas pirenaicas rurales y relativamente aisladas (norte de Huesca, Ribagorza). Como sucede en el caso del leonés, a medida que se avanza hacia el sur y el oeste, aumenta el grado de castellanización, por lo que la influencia del aragonés en el valle del Ebro es mínima; hacia el este, las hablas pirenaicas se entremezclan con el catalán. Son rasgos propios del aragonés la conservación de la f inicial latina (fillo `hijo') y do sonido 11 donde el castellano ha dado j (viello `viejo') el mantenimiento de los grupos iniciales cl, pl, fl del latín (flama `llama') y del estadio it en la evolución del grupo ct latino (peito `pecho') la terminación en eba e iba de las formas verbales del pretérito imperfecto de indicativo de los verbos de la segunda y la tercera conjugación (temeba, dormiba). El español hablado en Aragón muestra, junto a algunos de esos rasgos, otras peculiaridades, como la preferencia por el diminutivo -ico, el uso frecuente de pues y una característica entonación ascendente. El aranés El aranés es una variedad del gascón, dialecto del occitano hablado en la región francesa de Gascuña. El aranés se habla en el Valle de Arán (Pirineos catalanes). Cuenta con unos 4.000 hablantes y está reconocido como lengua oficial de esa comarca, junto con el catalán y el castellano.
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LAS VARIEDADES GEOGRÁFICAS DEL ESPAÑOL ACTUAL: LOS DIALECTOS DEL CASTELLANO 1. 2. 3. 4.
LENGUAS Y DIALECTOS LAS VARIEDADES DIALECTALES DEL CASTELLANO LAS VARIEDADES NORTEÑAS EL CASTELLANO MERIDIONAL 4.1. DIALECTOS DE TRANSICIÓN: EL EXTREMEÑO Y EL MURCIANO 4.2. EL DIALECTO ANDALUZ 4.3. EL CANARIO 5. EL JUDEOESPAÑOL LAS VARIEDADES GEOGRÁFICAS DEL ESPAÑOL: LOS DIALECTOS DEL CASTELLANO Las lenguas humanas forman un verdadero puzle de variedades lingüísticas geográficas que denominamos variedades diatópicas o dialectos. Se entiende por dialecto una variedad de la lengua común con una extensión geográfica determinada. El término dialecto se emplea también con un sentido histórico o genético, cuando se dice que cualquier sistema lingüístico derivado de la evolución de otro sistema anterior es un dialecto de éste; en ese sentido, el español sería un dialecto del latín, al igual que el catalán, el francés o el portugués. No obstante, aquí nos atendremos al uso sincrónico y habitual de la palabra dialecto. A veces la palabra dialecto se usa en sentido peyorativo con respecto a lengua. En realidad no tiene sentido pensar que una variedad dialectal es mejor o peor que otra, al igual que tampoco tiene sentido suponer que hay zonas en las que se habla una lengua más pura. Estas ideas no son más que prejuicios muy extendidos. El prestigio que ciertas variedades poseen frente a otras se debe a razones históricas y políticas, pero desde luego no existen motivos estrictamente lingüísticos que lo justifiquen1. 1. LENGUAS Y DIALECTOS Las dificultades para establecer la distinción entre lenguas y dialectos tienen que ver esencialmente con lo que acabamos de mencionar: el hecho de que los criterios para decidir qué es dialecto y qué es lengua son de tipo externo, o sea, políticos, culturales o histórico-sociales, pero no lingüísticos en sentido estricto. Que una variedad se conciba como lengua, y no como dialecto, depende, entre otras cosas, de que se emplee en su forma escrita en la educación, en la administración o en los medios de comunicación, de que esté normalizada o estandarizada (es decir, regulada por un conjunto de normas ortográficas y gramaticales y por un diccionario), de que se considere como autónoma e independiente frente a otras variedades y de que goce de cierto prestigio como instrumento de comunicación. Todo ello hace que la distinción entre lenguas y dialectos no sea tan objetiva como habitualmente se piensa. Otros criterios alternativos para distinguir entre lengua y dialecto tampoco dan resultados seguros: Los diferentes dialectos de una lengua deberían ser variedades mutuamente inteligibles, esto es, sus hablantes deberían ser capaces de entenderse mutuamente, ya que se supone que las diferencias que los separan son menores que las que separan a una lengua de otra. Sin embargo, 1
Es el momento de recordar esa atinada reflexión de Max Wein Reích «una lengua es un dialecto que tiene ejército y armada». Esta cita destaca la importancia del poder político y la soberanía de una nación-estado para que la variedad que habla sea llamada «lengua» y no «dialecto». Lo que en el fondo respalda la idea de lengua frente a dialecto es un conjunto de factores sociales, políticos, psicológicos e históricos, y no ningún tipo de propiedades lingüísticas. Un caso muy curioso para ilustrar esto es la situación lingüística de China donde existe toda una suerte de variedades que un lingüista consideraría lenguas diferentes, pero que allí se consideran dialectos del chino porque están unidas por un sistema común de escritura. Los hablantes de cantonés o chino mandarín no se entienden cuando hablan, pero escriben de forma semejante, de modo que cada uno de ellos representa las mismas «palabras» por los mismos símbolos, mientras la versión oral de esas palabras es completamente distinta. En definitiva, siempre deberíamos recordar dos cosas: a) todas las lenguas nacionales que conocemos provienen de variedades lingüísticas locales, y b) desde un punto de vista puramente lingüístico, una lengua no es diferente de un dialecto, lo único que las distingue es la función que tienen en la sociedad.
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hay casos de variedades lingüísticas consideradas dialectos de una misma lengua que no resultan mutuamente inteligibles (por ejemplo, el de los dialectos del alemán o del chino); y, viceversa, hay variedades consideradas lenguas diferentes que sí lo son (por ejemplo, algunas de las lenguas escandinavas). Solemos pensar que una lengua es un conjunto de dialectos bien delimitados geográficamente, pero lo cierto es que las fronteras geográficas entre dialectos no son claras y nítidas, sino graduales, inestables y difusas; y lo mismo sucede con las fronteras entre lenguas. El problema es que dialectos y lenguas no son realidades bien definidas y separables. A pesar de todas estas dificultades, es útil seguir manejando estos conceptos, con las debidas precauciones, para describir la realidad lingüística. Siguiendo una definición debida a Manuel Alvar, diremos que una variedad lingüística puede considerarse como una lengua, más que como un dialecto, cuando cumple las siguientes condiciones: Estar claramente diferenciada de otras variedades. Poseer un alto grado de nivelación o uniformidad, resultado de la normalización y del uso escrito. Ser vehículo de una importante tradición literaria. En ocasiones, haberse impuesto a sistemas lingüísticos del mismo origen. Las variedades que se consideran como dialectos no cumplen todos estos requisitos (aunque hay que insistir una vez más en que la distinción es gradual, y no tajante; por otra parte, si aplicamos estos criterios de manera estricta a los idiomas hablados, por ejemplo, en África, muy pocos alcanzarían la categoría de lengua, lo que no puede considerarse correcto). En resumen, las ideas fundamentales sobre el concepto de variación dialectal son las siguientes: El término dialecto no tiene ninguna connotación peyorativa con respecto a lengua. Las diferencias entre lenguas y dialectos son más históricas y políticas que lingüísticas, y son además graduales e inestables. Teniendo en cuenta lo anterior, es de todas formas posible distinguir entre aquellas variedades geográficas que se consideran lenguas y aquellas que se consideran dialectos. 2. LAS VARIEDADES DIALECTALES DEL CASTELLANO Si dejamos a un lado el leonés y el aragonés, variedades romances que han convivido siempre con el español y que no pueden incluirse en él, conviene distinguir dentro del español dos grandes zonas dialectales: la de las hablas septentrionales y la de las hablas meridionales. La zona de las hablas septentrionales corresponde aproximadamente a las primeras áreas castellanizadas. Es más conservadora desde el punto de vista lingüístico: se mantienen muchos de los rasgos que caracterizaron originalmente al castellano. La zona de las hablas meridionales corresponde al área de extensión del castellano hacia el sur de la Península y Canarias, con rasgos más innovadores y claramente relacionados con los del español de América. Como sucede habitualmente cuando se trata de situar los dialectos en un mapa, no hay una frontera clara, nítida y bien definida entre las hablas septentrionales y las meridionales. Sí se pueden trazar sobre el mapa isoglosas, es decir, líneas imaginarias -como lo son los meridianos y los paralelos- que delimitan la extensión de un determinado rasgo lingüístico (de los muchos que pueden caracterizar a un dialecto). En este sentido, suele considerarse representativa del límite entre español septentrional y español meridional la isoglosa correspondiente a la aspiración de la s implosiva, es decir, a la pronunciación aspirada de esa consonante en ahko (asco), eh que (es que) o ehto (esto): la línea enlaza el sur de Salamanca y Ávila con Madrid, Guadalajara y Cuenca hasta llegar a Albacete y Alicante. Al norte de la isoglosa la consonante conserva su pronunciación no aspirada; al sur se aspira. Naturalmente, éste no es el único rasgo que distingue las dos grandes áreas dialectales, como veremos. De acuerdo con esta distinción, pertenece al área septentrional el castellano propiamente dicho, y se integran en la meridional el andaluz y el canario, así como el extremeño y el murciano. Estos dos últimos se consideran dialectos o hablas de transición porque presentan al mismo tiempo rasgos del español meridional y de otro dominio lingüístico: el leonés en el caso del extremeño y el aragonés en el del murciano.
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3. LAS VARIEDADES NORTEÑAS • Zona central. El castellano ocupa la zona del antiguo reino de Castilla (o Castilla la Vieja), que durante la Reconquista se fue expandiendo hacia el sur -donde daría lugar a las hablas meridionales- y hacia oriente y occidente, por territorios originariamente ocupados por hablantes aragoneses y leoneses. En la zona norte de España, además, el castellano convive con otras lenguas hispánicas, como el vasco, el gallego y el catalán. En toda esta zona septentrional se emplea la variedad castellana vieja, que es más conservadora que la variedad castellana meridional: en el norte se distin guen los sonidos s y z, y no se aspira la -s final de sílaba. Algunas particularidades lingüísticas del castellano son el yeísmo (o pronunciación de -ll- como -y-: y o r a r , a yí , etc.), así como el leísmo (o empleo de le como complemento directo: El b a l ón n o t e l e d o y) , el laísmo (empleo de l a como complemento indirecto: Pregúntala la hora) y, en menor medida, el loísmo (uso de lo como complemento indirecto: Los dio un buen golpe). Otros usos, considerados vulgares, se encuentran bastante extendidos, como las formas con -s en la segunda persona del perfecto simple (vinistes, contastes), la realización de la -d final como -z (Madriz, verdaz) o el empleo del infinitivo como imperativo (¡Ser buenos y traerme un regalo!). . Coincide aproximadamente con el área de Castilla y su expansión vertical por las dos mesetas. Aunque sea la variedad que más se aproxima a la norma, presenta algunos fenómenos dialectales: leísmo y laísmo; pérdida o relajación de la -d final (Madrí-Madriz); formas verbales (trajistes, vinistes, fuistes...); y uso del infinitivo por imperativo (Venir aquí). • Zona leonesa. El castellano hablado en el antiguo dominio lingüístico leonés presenta los siguientes rasgos: no distinción entre las formas canté-he cantado; sufijos en -in; uso del posesivo con el artículo (la su casa, el mi hombre...), así como abundante vocabulario propio. En la zona asturiana, donde la pervivencia del leonés ha sido mucho más fuerte, los rasgos dialectales del castellano son aún más numerosos: plurales en -es, cierre de la vocal final -o, posposición de pronombres átonos (díjome, tocote la lotería...), formas verbales del asturiano (ye tontu `es tonto')... • Zona aragonesa. En la zona llana quedan restos del aragonés: entonación peculiar, acentuación llana de palabras esdrújulas (arboles, medico), sufijo -ico (Pilarica, buenico...), uso de yo y tú tras preposición (Cásate con yo, que tengo tierras), consonantes sordas intervocálicas en algunas palabras (pescatero), términos léxicos (laminero `goloso', festejar `cortejar'...). • Zona gallega. En el castellano hablado en Galicia, por tratarse de una zona bilingüe, la penetración de rasgos es mayor y más viva. El rasgo más característico es la particular entonación galaica. Las vocales e, o finales se cierran, uso de canté por he cantado, perífrasis verbales con tener (le tengo visto `lo he visto'...), incorporación de muchas palabras del gallego con su pronunciación (chegó, parvo, xeito...) y el sufijo -iño (Celtiña, Carmiña...). • Zona vasca. La influencia del vasco consigue que la entonación castellana sea peculiar en esta zona, genera además cambios de orden y discordancias, el uso abundante del pues, empleo de la forma en -ría para las condicionales (Si tendría dinero) y son frecuentes los sufijos -echu y -enchu (Carmenchu). • Zona catalana y valenciana. Los hablantes castellanos de la región articulan como -t la -d final (virtut, verdat), pronuncian velarizado el grupo -al (casual, final), concuerdan el verbo haber (habían dos chicos); sufijo -et y uso frecuente del dequeísmo (pienso de que no está preparado). 4. EL CASTELLANO MERIDIONAL Ocupan la zona del sur de España, por la que se expandió el español desde finales del siglo XI: Toledo y La Mancha, Extremadura, Murcia y Andalucía. Esta zona constituyó el punto de partida del español canario, del hablado en Ceuta y Melilla y del español americano. El castellano que se extendió al área que ocupan las hablas meridionales fue el de Toledo. En el extremeño hubo también una aportación leonesa, que se continúa por la Andalucía occidental; y en Murcia, una aragonesa, que se extiende por la Andalucía oriental. La conciencia dialectal es más fuerte en Andalucía y en Canar ias, de manera que se se reprueba que un andaluz o un canario cambie sus rasgos por los castellanos. Esa conciencia dialectal pa rece
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menor en Extremadura y Murcia; y es menos apreciable aún en Toledo y La Mancha, donde muchos hablantes son conscientes de sus diferencias con respecto al castellano viejo y madrileño, pero las toman a veces como errores regionales que creen necesario corregir. El español meridional ha adoptado, en general, soluciones más avanzadas que el norteño. Todas las hablas sureñas comparten ciertos rasgos, entre los que destacan dos: La relajación de la pronunciación de -s y -z en posición final de sílaba lleva a distintas formas de pronunciación: la aspiración (avihpa); la asimilación a la consonante siguiente (avippa); o la pérdida (avipa). En algunos lugares esa pérdida puede reflejarse en la vocal, que se alarga (aviipa) o se abre (avlpa). La confusión de -r y -l en situación final de sílaba, en palabras como cuelpo, mujel, peol. Este rasgo, cuya valoración social es la mayor parte de las veces negativa, se encuentra muy extendido por Extremadura, la parte más occidental de La Mancha, Murcia, Andalucía y Canarias; pero también se da fuera de esta área, en Aragón, Navarra y La Rioja. 4.1. DIALECTOS DE TRANSICIÓN: EL EXTREMEÑO Y EL MURCIANO El extremeño La variedad dialectal extremeña presenta -además de los que tienen en común con las hablas meridionales- rasgos propios como los siguientes: La aspiración de la h inicial de algunas palabras que en latín comenzaban por F-, como hacha, higo, higuera (la h representa la pronunciación aspirada derivada de la F- latina, que se ha perdido en el castellano). Esta misma pronunciación se da en Extremadura a la j del español: maho “majo”, muher o muhel “mujer”, viejo “viejo”. Restos del leonés, como el diminutivo en -ino (chiquinino, cahina “cajina”, coloraíno). Hay palabras características de Extremadura, como bicio “estiércol”, herrete “aguijón”, cebica “laña”, bogalla “agalla del roble”, lampuzo “goloso, entrometido” (también cubano y puertorriqueño), mancha” terreno poblado con jaras y maleza”. El murciano En las hablas murcianas, asimismo meridionales, pueden destacarse particularidades como éstas: La existencia de seseo en algunos lugares, especialmente en el área de Cartagena. El uso del sufijo diminutivo -ico (a bonico “en voz baja”), debido a la antigua influencia aragonesa. Este sufijo se convierte en -iquio (a boniquio) en la literatura rústica. Hay palabras características de distintos lugares de Murcia, como asobinado “apoyado, recostado”, corvilla “hoz”, enverdinar “alimentarse con hierba”, escullir “resbalar”, hacer guirres “hacer novillos”', ñora “pimiento picante”, palera “chumbera, nopal”. 4.2. EL DIALECTO ANDALUZ El área andaluza es la más diferenciada de las hablas meridionales y la que muestra un mayor sentido de autoafirmación. Sus rasgos más característicos son el seseo (pronunciación como s de las letras s, ce, y z), el ceceo (pronunciación de esas mismas letras como z) y una pérdida más acusada de la -d- intervocálica, que no se limita a las terminaciones del participio (graná “granada”, asaúra “asadura”, méico “médico”). En el propio dominio andaluz se perciben dos grandes áreas: la occidental y la oriental. Es característica de la zona occidental (Huelva, Cádiz, Sevilla, Málaga y Córdoba) la aspiración de la h inicial en palabras que tenían en latín una F- inicial, como harto, hierro. Coincide en este uso con Extremadura, si bien en Andalucía esta aspiración se considera rural y vulgar; a diferencia de lo que ocurre con las pronunciaciones aspiradas de la j y de la -s final de sílaba, que no se consideran vulgares. Por otro lado, en esta zona se prefiere el uso de ustedes (ustedes hacen o ustedes hacéis), frente a vosotros (vosotros hacéis), que es la forma empleada en la parte oriental de Andalucía. Es oriental, en cambio, la abertura que experimentan algunas vocales tónicas y las átonas seguidas de una s final de sílaba, que se ha perdido: así, sordos se pronuncia sOrdO; y
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pesos, pEsO. También en el léxico se perciben diferencias entre las hablas andaluzas orientales y occidentales. En el occidente se designa aguja a “la agujita que echa el trigo cuando nace”, mazorca al “fruto con los granos de maíz”, afrecho al “salvado”; y son voces corrientes jilguero, chivo, candela. En el oriente, en cambio, se usan para esos significados, respectivamente, lleta, panocha, salvado, colorín, choto y lumbre. 4.3. EL CANARIO El punto de partida del español canario y del americano es el andaluz, por lo que las hablas canarias participan de los rasgos que se han atribuido al español meridional, aunque con algunas particularidades: La pronunciación aspirada de la -s final de sílaba y palabra es la prestigiada en el español canario, aunque la isla de El Hierro mantiene la pronunciación de la s. La realización aspirada de la j castellana es también general en Canarias. La confusión de -r y -l, que no está prestigiada, puede darse en situación final de sílaba: arbañil, argodón, asal. Es en las dos capitales de las islas centrales, Las Palmas de Gran Canaria y Santa Cruz de Tenerife, donde se da este fenómeno con más fuerza. La importancia que tuvo Sevilla en la expansión atlántica hace que aparezcan en Canarias muchos de los rasgos que se consideran andaluces, preferentemente los occidentales y sobre todo sevillanos: La confusión entre s y z se da en Canarias en forma de seseo, igual que en la capital sevillana. La utilización de la forma ustedes hacen, que es lo normal en Canarias, en lugar de vosotros hacéis, aunque esta última se conserva, por arcaísmo, en las hablas rurales de La Gomera y de El Hierro y en los campos de La Palma. Las innovaciones procedentes de Sevilla penetraron, sobre todo, en las grandes ciudades de las islas mayores, pero han encontrado mucha más resistencia en el interior de las islas menores. De hecho, el yeísmo se ha extendido, igual que en la Península, desde los núcleos urbanos hasta el campo; si bien en Canarias está resistiendo más la distinción entre ll /y. Por su especial situación geográfica, el archipiélago canario ha servido de mediador entre el español andaluz y el americano, y entre el español americano y el peninsular. Por esto han penetrado allí los americanismos con más fuerza que en la Península, como ha ocurrido, por ejemplo, con papa “patata”, cucuyo “luciérnaga”, guagua “autobús urbano”, fotuto “trompa hecha con una caracola grande”, ajiaco “comida pobre”, bohío “casucha”, piquera “taxi que está en primer lugar en una parada”, funche “comida hecha con harina de mijo seco” y macana “garrote”. Junto a los rasgos que comparte con el andaluz o los tomados del español americano, el canario ofrece muchas particularidades, como las diferentes pronunciaciones que se dan a la ch, tan distintas a la castellana; y, sobre todo, un vocabulario propio donde se manifiesta más claramente su peculiaridad. Así, encontramos palabras propias de Canarias, como perenquén, que designa un tipo de lagarto canario; sangoino, un tipo de árbol; tabaga, un tipo de pescado; gofio, harina tostada de cereal; cigarrón, ,saltamontes; gaveta, cajón; desinquieto, “intranquilo”; yago “tartamudo”; fañoso “gangoso”; naife “cuchillo, particularmente el de los agricultores”; chony “extranjero” (adaptación de Johnny); jaique “traje de mujer excesivamene ancho y desaliñado”. Muchas de las voces canarias tienen su origen en el portugués, como fechar “cerrar”, insado “ inso `plagado', o desajeitado `desgarbado, descuidado'; y otras son comunes con América, como cerrero `(café) cargado” y panela “azúcar de caña no refinado”; y hay también palabras castizas castellanas, como monte “bosque”, destocarse “descubrirse” o detenencia “permanencia, dilación”. 5. EL JUDEOESPAÑOL El judeoespañol o sefardí (también llamado ladino, espaniol o judezno) es la variedad que procede del español hablado por los judíos expulsados de España en 1492. Conserva algunos rasgos propios de la lengua del siglo xv, junto a evoluciones particulares que ha experimentado este dialecto. Esta modalidad arcaica, en la que perviven palabras medieval -es, tiene como rasgos característicos los siguientes: La frecuente ausencia de diptongo: quero (quiero), royo (ruego). El mantenimiento de la F- inicial latina, como en f azer (hacer) o fambri (hambre).
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 La conservación del grupo -MB-, como en palombika. En la actualidad casi no hay personas que tengan el judeoespaùol como lengua primera; y son pocos los que mantienen esta variedad como segunda lengua.
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EL ESPAÑOL EN EL MUNDO. EL ESPAÑOL DE AMERICA 1. LA LENGUA ESPAÑOLA EN EL MUNDO 2. LA UNIDAD Y EL FUTURO DEL ESPAÑOL 3. EL ESPAÑOL DE AMERICA 3.1. RELACIONES ENTRE EL ESPAÑOL AMERICANO Y EL PENINSULAR 3.2. CARACTERÍSTICAS DEL ESPAÑOL DE AMERICA 3.3. AREAS EN EL ESPAÑOL DE AMERICA 3.4. LAS PRINCIPALES LENGUAS AMERINDIAS
1. LA LENGUA ESPAÑOLA EN EL MUNDO El español es una lengua que hoy hablan más de 400 millones de personas con unas expectativas de crecimiento bastante favorables. Sin embargo, esta afirmación debe matizarse y hacerse evitando todo triunfalismo o manipulación. Hay que ceñirse, en primer lugar, a las cifras. En 2006 sólo España tiene ya más de 44 millones de habitantes (el INE da la cifra de 44.108.530 a 1 de enero de 2006) gracias a procesos migratorios de personas que, o eran hispanohablantes cuando llegaron, o bien han aprendido la lengua. En muchos países americanos los elevados índices de natalidad también nos hablan de un aumento de la población. En América, el avance del español dentro de sus fronteras, es decir, la hispanización idiomática de las comunidades indígenas, es un proceso imparable. Ello se debe a que las constituciones de las repúblicas hispanoamericanas no sólo lo consideran «lengua oficial», como en España, sino también «lengua nacional» desde que se aprobaron los textos constitucionales en la primera mitad del siglo XIX, y su implantación en todos los ámbitos culminará con la hispanización completa del subcontinente. Ello no significa que vayan a perderse los idiomas amerindios, al menos los más hablados. Están en marcha todo tipo de medidas políticas y educativas para salvaguardarlos. Pero la inmersión lingüística en español es un hecho Hay otros estados en los que el español constituye el idioma materno de muchas personas, aunque su reconocimiento institucional sea débil o inexistente. En Estados Unidos se calculaba, en el año 2000, que había veinticinco millones de inmigrantes legales, sumados los ilegales, la cifra debía de ser mucho mayor 1. El US Census Bureau manejaba la cifra de 40 millones de hispanos para el 2005. Otros países con hispanohablantes de lengua materna son Andorra (24.600), Marruecos (20.000) y Filipinas (2.658). Todo lo cual convierte al español en una de las grandes lenguas mundiales, la tercera o la cuarta en el de cifras.2 Existe una veintena de países en los que el español es lengua materna y signo de la entidad étnica y cultural de sus habitantes: Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, España, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Puerto Rico, la República Dominicana, Uruguay y Venezuela3. Pero, como afirma Ángel López García 4 , hay otras presencias del castellano en el mundo. Él utiliza el concepto de La «hispanofonía» (formado a imitación de francophonie), para referirse a países en los que el español no es la lengua materna de la mayor parte de sus habitantes pero éstos se mueven en su ámbito lingüístico con relativa fluidez, es decir, lo entienden y lo usan, aunque no piensen el mundo en español como sucede en la «hispanidad». Por ello, goza de algún tipo de reconocimiento institucional. Es el caso de muchas zonas de Estados Unidos, aunque en algunos reductos, como Miami o ciertos distritos de Nueva York o de Los Ángeles hay que hablar propiamente de «hispanidad». También habría «hispanofonía» en Guinea Ecuatorial, antigua colonia española independizada en 1968, donde el español funciona como lengua de intercambio entre hablantes de distintos idiomas africanos (fang, ibo, bubi...). En Filipinas fue la lengua de sus primeros textos -Rizal, el líder de la independencia filipina, escribió 1
Como estos números no se refieren a la lengua, sino al origen étnico, realmente carecemos de datos fidedignos para hacer una estimación exacta del número de hispanohablantes en aquel país. 2 Todos los datos que se referencian están extraídos de la ENCICLOPEDIA DEL ESPAÑOL EN EL MUNDO, anuario del Instituto Cervantes, 2006-2007. 3 Es lo que Ángel López García, catedrático de lingüística de la Universidad de Valencia y miembro de la Academia Norteamericana de la Lengua Española, denomina “hispanidad” lingüística. 4 “la lengua española y sus tres formas de estar en el mundo”, en la obra citada.
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toda su obra en español-, es todavía la lengua materna de miles de personas (como tal o en forma de criollo, según sucede en Zamboanga) y así lo reconoce la Constitución. Es evidente que en los dos países el español tiene un claro valor simbólico: en el primer caso permite mantener la identidad en un entorno de naciones vinculadas a la francophonie o a la Commonwealth; en el segundo, sucede algo parecido en la medida en que Filipinas es el único país católico de Asia oriental5. También puede incluirse a Andorra, un pequeño Estado pirenaico de lengua materna catalana, que se ha movido siempre en la órbita política y comercial de España y de Francia, por lo que al mismo tiempo forma parte de la francophonie. Otro colectivo afecto está en Israel: originariamente los sefarditas -de Sefarad, nombre de España en hebreo -pertenecían a la «hispanidad», pues eran comunidades hispanohablantes que se dispersaron por el Mediterráneo (en Salónica, Monastir, Estambul, Sarajevo, Marruecos, etc.) tras la expulsión de los judíos en 1492; sin embargo, la tragedia de la Shoah llevó a los supervivientes a refugiarse en el Estado de Israel, donde perdieron el español como lengua materna pero lo conservan como referencia cultural. Para los sefarditas el valor simbólico del español es muy fuerte; en realidad, su mantenimiento contra viento y marea constituye un caso milagroso. Finalmente hay ciudades de Marruecos, como Tetuán, que fueron fundadas por moriscos andaluces que hablaban árabe y español, y cuyos descendientes siguen comprendiéndolo gracias a la cobertura de las cadenas televisivas españolas y a la proximidad de Ceuta y Melilla. Podríamos añadir a esta lista el caso de Gibraltar, con unos 10.000 hablantes, e incluso Guam, donde la lengua fue llevada desde antiguo y posee cierto grado de conservación. A. López García introduce otra nueva dimensión de nuestra lengua en el escenario mundial que él denomina “hispanoproclividad”. Se refiere a países en los que el español no es lengua materna ni fue lengua colonial, pero en los que lo están aprendiendo numerosas personas como segunda lengua impulsadas por ventajas de orden práctico. El ejemplo prototípico es Brasil, donde la constitución de Mercosur ha acelerado el proceso de integración comercial y cultural de los países del Cono Sur y que está promoviendo la extensión del español y el portugués en Argentina, Uruguay y Paraguay. Es la consecuencia de una situación geográfica peculiar: Brasil está completamente rodeado de países hispanohablantes al tiempo que su elevada población y sus recursos lo llevan a ejercer el liderazgo del grupo. Según sus responsables educativos, en tan solo diez años más contará con unos 30 millones de personas que hablarán español como segunda lengua. La «hispanoproclividad» se extiende a otros países en los que la moda de aprender español ha prendido, aunque deberíamos referirnos a los países que lo introducen en su sistema educativo, a instancias de la sociedad civil. Algo similar podría ocurrir en las Antillas Menores. Cuando comparamos la situación del español con la de otras lenguas internacionales europeas como el inglés o el francés vemos evidentes diferencias. El español tiene más hablantes maternos que el francés y, además, su uniformidad, a pesar de las diferencias dialectales, también es mayor que la de éste o que la del inglés. Ello presta a la «hispanidad» un perfil claro y una solidez que debería guiar las políticas lingüísticas de ámbito mundial que deben hacerse en el futuro6. En cambio, la «hispanofonía» no puede compararse, ni en cantidad ni en vigor, con la francophonie o con la Commonwealth. Esto significa que la «hispanofonía» constituye el primer ámbito de expansión futura de la lengua española, sobre todo en Estados Unidos: es improbable que todos los hispanohablantes de EE. UU. conserven el español como lengua materna en las generaciones futuras, pero suponemos que lo tendrán como segunda lengua. De hecho, se constata que, conforme mejora su nivel de vida, recuperan una lengua que casi tenían perdida. Hoy asistimos al curioso fenómeno de que la pérdida clara del español por los inmigrantes hispanohablantes de segunda generación está siendo compensada por el intento de recuperarlo por parte de la tercera. El hecho de que el 60% de los estudiantes universitarios norteamericanos que aprenden lenguas extranjeras elijan el español es un dato más de gran interés. Si las proyecciones se confirman, los Estados Unidos, para 2050 será el primer país hispanohablante del mundo. Es evidente que, si esta tendencia se consolida y se extiende a otros ámbitos hispanófonos, como Filipinas o Marruecos, su efecto propagandístico sobre el aprendizaje del español como segunda lengua o lengua extranjera, será considerable. Es verdad que las expectativas de crecimiento del inglés y del francés son, en apariencia, mayores que las del español, porque en éste predomina claramente la condición de lengua materna sobre la de lengua de 5
frente a Australia y Nueva Zelanda, que son protestantes, frente a Malasia e Indonesia, que son musulmanas, y frente a China, Japón, Tailandia, etc., que son budistas o sintoístas 6 Ángel Lopez, autor al que venimos siguiendo, desliza una crítica ante la actitud de la Unión Europea con respecto a las posibilidades y el apoyo que debiera tener el español y califica su postura de sorprendente “miopía”.
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relación y en aquéllos sucede al contrario, siendo en las antiguas colonias africanas y asiáticas donde se espera que el francés y el inglés ganen hablantes. Sin embargo, con independencia del auge imparable del inglés como lengua internacional, en los últimos años se registran actitudes de rechazo hacia las lenguas europeas coloniales, situación que podría ejemplificarse con el aumento del uso del árabe en registros elevados en todos los países del norte de África y de Oriente Próximo a costa del francés y del inglés, o con la progresiva sustitución del inglés por el chino en Hong Kong y Singapur. Esta no es el caso del español en Estados Unidos, por lo que, en unas circunstancias sociales e ideológicas favorables, las tendencias podrían equilibrarse o hasta invertirse en el futuro. La labor que el Instituto Cervantes viene desarrollando para promover la difusión y el aprendizaje de nuestra lengua en el mundo es y será capital en el futuro. De acuerdo con sus datos, al menos 14 millones de alumnos cursan español como lengua extranjera en 86 países que no lo tienen como lengua materna. Estas cifras se refieren a todos los niveles de la enseñanza (incluida la no reglada). Se trata, eso sí, de datos que no son siempre completos ni exhaustivos ya que, por ejemplo, no ha sido posible recabar esa información detallada y actualizada de los centros de enseñanza privados. Por eso, el propio Instituto calcula que la demanda real es, como mínimo, un 25% superior a las cifras que ofrece. 2. LA UNIDAD Y EL FUTURO DEL ESPAÑOL A pesar de las más que lógicas divergencias, el español en el mundo, pero especialmente entre el español americano y el peninsular, mantiene una relativa homogeneidad. La causa hay que buscarla en el hecho de que el verdadero impulso del castellano en el nuevo continente se produjo en tiempos cercanos, en concreto en el siglo XIX, pero, sobre todo, en la centuria anterior. Hubo en ello dos poderosas razones: primero, las repúblicas optaron por el español como la lengua única por encima de las minorías étnicas y lingüísticas; en segundo lugar, para recibir un respaldo internacional. Hay que añadir las cuantiosas migraciones de españoles a estas tierras a fines del XIX y durante la primera mitad del XX que aumentaron el número de hablantes y reforzaron el idioma. Quizá aquí radique la homogeneidad de un código que podría haberse enfrentado a problemas de dialectalización más fuertes si sus diversas variedades (la chilena, la colombiana, la dominicana, la mexicana, la del centro y norte peninsular, etc.) hubiesen estado más alejadas. Es cierto que entre los hablantes del mundo hispánico, y entre los que manejan un español aprendido, la comunicación suele ser fluida, siempre, claro, que se produzca entre usuarios de niveles socioculturales altos y medio-altos (no ocurre lo mismo cuando el estatus social es otro). Cuando se realizan estudios comparativos entre las estructuras oracionales o de vocabulario, se observa una equivalencia bastante amplia7 . En este sentido, surge una preocupación lógica cuando se piensa que la necesidad de homogeneizar todas las variedades dialectales fuerce a crear un “español neutro” en el que desaparezcan los rasgos peculiares de cada una de esos dialectos. Algunos temen que la internacionalización del español reafirme un empleo inadecuado e incorrecto de nuestra lengua que aparece muchas veces en los medios de comunicación y que se manifiesta en rasgos como una acentuación neutra, con pocos matices regionales o locales o un lenguaje simplificado en léxico y sintaxis. Sin embargo, frente al temor del llamado peyorativamente “español neutro y globalizado”, están los estudios comparativos realizados sobre la lengua utilizada en la prensa, la radio y la televisión de distintos países hispánicos (Colombia o México especialmente) que afirman que más de un 90% del léxico utilizado corresponden al léxico de la norma culta del español general. Por otro lado, el poderoso influjo de los medios de masas, especialmente de la televisión, ha hecho que los hablantes de un lado y otro del Atlántico se acerquen y que oyentes, lectores y telespectadores amplíen la nómina pasiva de su léxico. Un ejemplo muy claro lo tenemos entre los hablantes peninsulares que entienden y usan algunos americanismos aprendidos gracias a la difusión de las telenovelas. El papel de las Academias de la Lengua es, ahora más que nunca, muy importante para el futuro. La RAE, junto con las restantes veintiún Academias, han desarrollado una nueva y necesaria política panhispánica que intenta ayudar a la corrección idiomática. El fruto de esta etapa ha sido el Diccionario panhispánico de dudas, un magnífico instrumento de consulta que reúne las 7.200 dudas lingüísticas más frecuentes en de nuestro idioma en el mundo. Se trata de una obra que persigue orientar al público en general (pero sobre todo a los medios de difusión) sobre los distintos usos, estableciendo cuáles pertenecen al español general, cuáles a los usos geográficos (chilenismos, venezolanismos, mexicanismos, etc.,) y a las variantes socioculturales (formas 7
Humberto López Morales en su trabajo “Presente y futuro del español”, Enciclopedia del Español en el mundo, Anuario del Instituto Cervantes, 2006-2007, defiende esta idea y recoge comparativas de campos léxicos.
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prestigiosas, populares, rurales, vulgares, etc.,) y cuáles son los usos inaceptables por agramaticales, es decir, incorrectos, entre otras dudas idiomáticas. 3. EL ESPAÑOL DE AMÉRICA 3.1. RELACIONES ENTRE EL ESPAÑOL AMERICANO Y EL PENINSULAR A pesar de la diversidad dialectal, la unidad esencial del español se muestra claramente en la parte central del sistema lingüístico, la gramática. Es en los niveles más inestables y más propensos a la variación, como son la fonética y el léxico, donde las diferencias entre América y España se hacen más evidentes. Asimismo, y como sucede habitualmente, la unidad de la lengua se percibe sobre todo en los registros más formales y en los modelos de norma culta, mientras que la diversidad aumenta en los registros informales y coloquiales. No es difícil notar un fuerte parecido entre el español americano en general y el español meridional (andaluz, canario). El conjunto de todos estos dialectos ha recibido el nombre de español atlántico; el rasgo común más sobresaliente es, sin duda, el seseo, que opone claramente esta variedad al español peninsular septentrional: mientras que en las variedades septentrionales (y una parte de Andalucía) se distinguen los fonemas s y z, tal distinción no existe en el español atlántico. Éste y otros hechos han llevado a muchos estudiosos a pensar que en la etapa inicial de difusión del español en el Nuevo Mundo la influencia del andaluz (en particular, del habla de Sevilla) y del canario resultó decisiva, y que fue, por tanto, el modelo de las hablas meridionales el que se difundió en América. Entre los datos: históricos que podrían apoyar esta hipótesis están el elevado número de andaluces y extremeños que emigraron a las nuevas colonias durante el siglo XVI, el establecimiento del monopolio del comercio con las Indias en Sevilla y Cádiz y el importantísimo papel que las islas Canarias y sus habitantes desempeñaron tanto en el comercio con América como en la colonización (los barcos que cruzaban el Atlántico solían hacer escala en Canarias). La influencia andaluza y canaria parece confirmada por lo menos en las zonas costeras americanas, en las cuales el contacto lingüístico con los marinos y comerciantes españoles fue constante. Así, la norma lingüística que se impuso en las zonas costeras fue, como ocurría con las hablas meridionales en España, más innovadora, en el sentido de que adoptó rasgos lingüísticos que se apartaban del castellano original. En cambio, la norma que se consolidó en las tierras altas del interior -por ejemplo, en las grandes capitales, cómo México, Quito o Lima- fue más conservadora e incorporó menos rasgos andaluces. En cualquier caso, la hipótesis andalucista no es suficiente para explicar la conformación de todos los dialectos que integran el español americano, a veces muy diferentes entre sí. Ello se debe al hecho de que en la colonización de América participaron, a lo largo de los siglos, españoles de todas las procedencias. 3.2. EL ESPAÑOL DE AMÉRICA. CARACTERÍSTICAS El español de América presenta una serie de rasgos o fenómenos fonéticos, gramaticales y léxicos que lo distinguen. Ahora bien, puesto que el español de América no es una lengua uniforme, ninguno de esos fenómenos se presenta en todas sus variedades. Además de las peculiaridades fonéticas, gramaticales y léxicas, el español americano difiere también del europeo en las convenciones pragmáticas: las fórmulas de cortesía, por ejemplo, son algo más elaboradas, y se prefiere un estilo más atenuado, más suave, menos impositivo que en España. Rasgos fonéticos Dejando a un lado el seseo, único rasgo general común a todo el español de América, se pueden destacar en el nivel fonético estos fenómenos: Aspiración de la s implosiva o final. Los casos de aspiración o pérdida de -s (di`co por disco; entonse por entonces) son típicos de las tierras bajas y las zonas costeras, donde se tiende al debilitamiento de las consonantes. Las tierras altas, más conservadoras, tienden a mantener la -s (así ocurre, por ejemplo, en los altiplanos de México, Perú y Bolivia). Aspiración del sonido j: Como en España, hay zonas que aspiran el sonido j (via''e) y zonas que lo mantienen. Existen también áreas geográficas que presentan otras realizaciones de este fonema. Yeísmo. De nuevo como en España, el yeísmo es la solución más extendida, aunque ciertas zonas fonéticamente conservadoras distingan los sonidos y y 11. En Argentina y Uruguay, 11 e y se pronuncian con un sonido próximo al de je en francés, que incluso llega a hacerse sordo (calle, por
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ejemplo, puede pronunciarse cashe). Relajación de r final de sílaba. En las Antillas es habitual la confusión -r1-1 (amol por amor) o la asimilación de -r a la consonante siguiente (canne por carne). Es muy frecuente que -r se pronuncie silbante. Éste es un caso particular de la tendencia general al debilitamiento de las consonantes. Rasgos gramaticales Entre los rasgos gramaticales característicos del español de América destacan los siguientes: Uso de ustedes como pronombre de confianza. En América la forma vosotros ha sido sustituida por la forma ustedes; queda suprimida así la distinción entre formas de confianza (vosotros) y formas de respeto (ustedes) que se mantiene en la mayor parte de la Península. Este cambio afecta también a los posesivos (se emplea su en lugar de vuestro) y al uso de las formas verbales (ustedes tienen en Voseo. Es el rasgo gramatical más significativo del español americano, aunque no está presente en todos los países hispanohablantes. Consiste en el uso del pronombre vos como segunda persona de singular en lugar de tú (el pronombre de respeto es usted). En una de sus versiones, el voseo afecta también al paradigma verbal, cuando vos se combina con formas originalmente de segunda persona de plural: vos cantas, vos crees, vos sentís; en otras variedades, la forma verbal es la misma que se emplea con tú: vos cantas l crees l sientes. Posición de los pronombres. En el habla del Caribe es habitual el uso de pronombres en función de sujeto en posiciones sintácticas en las que el español común los evita, como la posición de sujeto preverbal en las construcciones de infinitivo (Ella trabaja para yo poder estudiar) y en las oraciones interrogativas (¿Qué tú dices?; ¿Cómo tú estás?). Uso etimológico de le, lo, la. En el sistema de los pronombres átonos, los fenómenos de leísmo, laísmo y loísmo, tan habituales en la Península, se presentan sólo de forma aislada. Formas verbales. El español americano muestra una clara preferencia por el pretérito perfecto simple (cantó) frente al compuesto (ha cantado), y por las formas en -ra del subjuntivo (cantara) frente a las equivalentes en -se (cantase). Rasgos léxicos El léxico del español americano incluye, junto a las voces originalmente españolas, una serie cuantiosa de americanismos, adaptados de las lenguas indígenas o específicos del español americano, un conjunto de afronegrismos, originados por la llegada de esclavos africanos al Caribe, y, finalmente, un buen número de extranjerismos. El léxico se convierte así en testimonio de los procesos de mestizaje y fusión cultural que han caracterizado a toda la América Latina. Dentro del léxico patrimonial, el español de América presenta ciertas preferencias frente al europeo: liviano (por ligero), plata (por dinero), pollera (por falda), egresado (por graduado), cocinar (por cocer), vidriera o vitrina (por escaparate), enojarse (por enfadarse)... Abundan también los términos marineros introducidos por los colonizadores: amarrar `atar algo', atracar `aproximarse, botar `tirar algo'. Algunas de estas palabras o sentidos han ido desapareciendo del uso peninsular, por lo que se suelen recoger bajo la denominación de arcaísmos. El vocabulario del español americano se pobló pronto de americanismos. Las narraciones y los informes de los primeros colonizadores (los llamados cronistas de Indias), desde Colón hasta Bernal Díaz del Castillo y Juan de Castellanos, dan testimonio de la profunda impresión que el descubrimiento de nuevas plantas, nuevos animales, costumbres desconocidas y lugares remotos produjo en los españoles. Los colonizadores se vieron en la necesidad de bautizar y clasificar todos los elementos de esa nueva realidad, para los que la mayor parte de las veces no había denominación preexistente en español. En unos casos se recurrió al vocabulario patrimonial, cuando la semejanza con una realidad ya conocida lo permitía (se llamó así lagarto al caimán o tigre al jaguar, aunque estas denominaciones desaparecieron más tarde sustituidas por nombres autóctonos), y en otros casos a términos tomados de las lenguas amerindias (los ejemplos son abundantísimos: son americanismos o indigenismos palabras como canoa, tabaco, caimán, caníbal, tomate, aguacate, coyote, chocolate, cóndor, vicuña, puma, tapioca o maraca). La mayor parte de estos americanismos han pasado a formar parte del español general, y a menudo también del léxico de otras lenguas europeas. Otros americanismos no han llegado a generalizarse y se conservan especialmente en las zonas bilingües en las que el español está en contacto con lenguas indígenas. Los elementos de origen africano penetraron sobre todo en el área del Caribe. Son términos que
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actualmente están desapareciendo, aunque se mantienen algunos, como banana, conga o mambo, que se han generalizado. En la adopción de extranjerismos, especialmente anglicismos, se han producido discrepancias con respecto al español peninsular; se emplean así términos como chance `oportunidad' o computadora (en lugar de ordenador). En el español del Río de la Plata abundan los italianismos, debido a la influencia de los numerosos inmigrantes italianos (un ejemplo típico es el uso de chao en lugar de adiós)
3.3. AREAS EN EL ESPAÑOL DE AMÉRICA Zona caribeña Incluye las islas antillanas, así como la costa oriental de México, América Central, Colombia y Venezuela. A pesar de que la colonización fue muy temprana, presenta una variedad del español muy evolucionada debido a varios factores: pronto desaparecieron las lenguas aborígenes (arahuac y caribe); la colonización fue efectuada por gentes sureñas, de extracción popular; no existió clase burocrática y burguesa que impusiera la norma culta; influencia de la población africana, llevada, al principio, en esclavitud. Zona andina Comprende Perú, Colombia, Ecuador y Bolivia. Presenta una variedad conservadora de español. Las causas son las siguientes: se mantienen las lenguas primitivas (quechua y aimara no se produce un mestizaje fuerte; existe una clase administrativa poderosa que vela por la pureza del idioma; tras la independencia se mantiene la actitud conservadora. Zona mexicana En el interior de México conviven dos fuerzas opuestas: una clase administrativa y cultural fuerte que promueve una tendencia conservadora; una clase popular que se mezcla con una población indígena (que era muy numerosa), y da lugar a un fuerte mestizaje en el que domina una variedad de lengua más evolucionada. Con la independencia triunfa la corriente indigenista favorecedora del desarrollo de los rasgos de diferenciación. Zona chilena Presenta un español relativamente avanzado. Varias son las causas: población colonizadora de baja extracción cultural; alejamiento de los centros políticos y culturales; fuerte mestizaje; tras la independencia, la clase culta adoptó una posición purista, partidaria del acercamiento a la norma castellana. Zona argentina Comprende Argentina y Uruguay. La lengua es innovado, Las razones fueron las siguientes: práctica inexistencia de población indígena, por lo que el mestizaje es leve; alejamiento de los centros políticos y culturales (el virreinato de La Plata se crea a finales del siglo XVII); población criolla con escaso poder socioeconómico; tras la independencia se produce una fuerte inmigración europea; las ideas románticas y la necesidad de crear una cohesión nacional favorecen el indigenismo y el desarrollo de las variantes lingüísticas populares. Zona paraguaya Constituye un caso singular. La población criolla fue muy escasa y se mezcló pronto con los nativos. Los jesuitas efectuaron una organización administrativa autónoma (las .reducciones') que defendió la lengua y los derechos indígenas. El guaraní no solo se ha conservado, sino que se ha convertido en lengua de cultura. Como consecuencia, el español de Paraguay es la variedad que mayor influencia presenta de las lenguas autóctonas. 3.4. LAS PRINCIPALES LENGUAS AMERINDIAS
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Hoy en día se hablan en América centenares de lenguas indígenas, algunas con un número muy reducido de hablantes, y la riqueza lingüística del continente era aún mucho mayor cuando los españoles comenzaron el proceso de colonización. Muchas lenguas autóctonas, especialmente las que se hablaban en comunidades pequeñas, se extinguieron después de la conquista, y desgraciadamente muchas otras se encuentran hoy en vías de extinción, a causa de la expansión de las lenguas mayoritarias. Las primeras lenguas con las que los conquistadores entraron en contacto fueron las del Caribe y las Antillas, las llamadas lenguas arahuacas y caribes. Durante la etapa «antillana» de la colonización, que precedió a la conquista de México, un gran número de términos arahuacos y caribes fueron adoptados por los españoles (iguana, cacique, caribe, caoba, boniato...), quienes los extendieron más tarde por todo el continente. Ésta es la razón por la que muchos americanismos del español común actual proceden de las Antillas, a pesar de que las lenguas originarias hayan desaparecido. Con la ocupación de los territorios que hoy corresponden a México, América Central, Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia, los colonizadores tomaron contacto con los grandes imperios de la época precolombina, el azteca en México y el inca en Ecuador y Perú, y con las dos lenguas que estos imperios habían impuesto en sus dominios: el náhuatl y el quechua, respectivamente. Tanto el náhuatl como el quechua eran lenguas de prestigio y de uso general, y hoy en día conservan una gran importancia y un considerable número de hablantes. Ambas han contribuido también a enriquecer el léxico del español general: cacao, coyote, chicle o chocolate proceden del náhuatl; llama, pampa, cóndor o vicuña tienen origen quechua. Otras familias de lenguas amerindias que mantienen una presencia significativa en Hispanoamérica son las siguientes: La familia maya-quiché (sur de México, Guatemala). La familia chibcha-páez (Centroamérica, Venezuela, Colombia). La familia aimara (Bolivia, Perú). La familia araucana o mapuche (Chile). La familia tupí-guaraní (Paraguay, Brasil, Argentina, Bolivia). La situación actual Aunque el español se convirtió enseguida en la lengua oficial, su aprendizaje por parte de los indígenas fue lento y a menudo incompleto, y no impidió que la mayor parte de la población autóctona conservara su propia lengua. A esto contribuyó el hecho de que los misioneros y religiosos españoles que viajaron a América aprendieron las lenguas amerindias más importantes y se sirvieron de ellas como instrumento de evangelización. Fue en el siglo XIX, con la independencia de los países americanos, cuando el proceso de hispanización se generalizó y avanzó de (forma decidida. En nuestros días, muchas zonas de Hispanoamérica son bilin ües, y sus habitantes conocen tanto el español como una o más lenguas amerindia; y en las zonas rurales o aisladas no es difícil encontrar comunidades indígenas monolingües que no emplean el español. situación actual de las principales lenguas amerindias puede resumirse así: En México hablan náhuatl 1.400.000 personas, y en la península de Yucatán y Guatemala el maya (o yucateco) cuenta con unos 750.000 hablantes y el quiché con más de 600.000. Las más de doscientas lenguas restantes habladas en Centroamérica están menos extendidas. Las posibilidades de supervivencia para . algunas de ellas son realmente escasas. En el área andina (Perú, Bolivia, Ecuador) hay unos diez millones de personas que hablan quechua, lengua del antiguo imperio incaico, hoy oficial, junto con el es pañol, en Perú. En Bolivia y Perú hay más de 2.200.000 hablantes de aunara. En Chile hay unos 440.000 hablantes de araucano o mapuche. Un caso singular es el del guaraní, que cuenta hoy en Paraguay con unos 4.600.000 hablantes. Se trata de la única lengua indígena que ha gozado de una situación de relativa igualdad con respecto al español. El uso del guaraní se ha visto favorecido por determinados factores: la alianza política entre españoles y guaraníes en los tiempos de la colonización, con la consiguiente mezcla racial; la labor misionera de los jesuitas, que dio lugar a la fundación de cooperativas indígenas ‹las llamadas reducciones); y el relativo aislamiento político en que ha vivido el país. Todo ello ha permitido que el guaraní no quedará reducido al uso de los grupos más desfavorecidos, pobres y marginales como ha ocurrido con otras lenguas del continente.
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Millones de hablantes por lengua* Lengua Chino Inglés Hindi Español Ruso Árabe Bengalí Portugués Malayo Francés Alemán Japonés
SIL 1.000 millones 500 millones 497 millones 392 millones 277 millones 246 millones 211 millones 191 millones 159 millones 129 millones 128 millones 126 millones
QUID 1.000 millones 1.000 millones 900 millones 450 millones 320 millones 250 millones 250 millones 200 millones 160 millones 125 millones 125 millones 130 millones
LINGUASPHERE 885 millones 322 millones 182 millones 332 millones 170 millones 189 millones 170 millones 72 millones 98 millones 125 millones
* SIL, como se ha mencionado en el texto, es el Summer Institute of Linguistics, y se ocupa de las 6.912 lenguas conocidas en el mundo. LINGUASPHERE es la base de datos más completa que existe en inglés sobre lenguas del mundo (http://www.tinguasphere.org/). QUID es la base de datos, en francés, de Ethnologue, una enciclopedia digital sobre las lenguas del mundo (http://www.quid.fr/). Fuente: Catvet, 1999.
Número de hispanohablantes en el mundo (2001) País Número de hablantes % sobre el total México 101.879.170 98,2 Colombia 40.349.388 99 España 40.037.995 99,1 Argentina 37.384.816 99,7 Perú 27.483.864 85,1 Venezuela 23.916.810 96,9 Chile 15.328.467 90 Ecuador 13.183.978 93 Guatemala 12.974.361 64,7 Cuba 11.184.023 98 República Domin. 8.581.477 98 Bolivia 8.300.463 87,7 Honduras 6.406.052 98,2
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El Salvador 100 Paraguay 55,1 Nicaragua 87,4 Costa Rica 97,5 Puerto Rico 98,2 Uruguay 98,4 Panam谩 77,4 Guinea Ecuatorial 90 Fuente: 2004.
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6.237.662 5.734.139 4.918.393 3.773.000 3.766.000 3.360.105 2.845.647 406.000
Humberto
L贸pez
Morales,
EL ESPAÑOL EN LA RED. NUEVAS TECNOLOGÍAS E INSTITUCIONES AL SERVIVIO DE LA LENGUA 1. INTRODUCCIÓN 2. LAS TECNOLOGÍAS DE LA INFORMACIÓN Y LA COMUNICACIÓN (TIC) Y SU INFLUENCIA EN LA 3. 4. 5. 6.
LENGUA EL ESPAÑOL EN LA RED EL ESPAÑOL DE LA RED INSTITUCIONES AL SERVICIO DEL ESPAÑOL EN INTERNET OTRAS WEB DE INTERÉS
1. INTRODUCCIÓN El desarrollo de la electrónica a lo largo de los años 80 propició la aparición de un gran número de tecnologías (vídeo, informática, telecomunicaciones) que supusieron una auténtica revolución en todos los ámbitos de la vida. Así, aparecieron nuevos modos de tratamiento y almacenamiento de la información que, aunque enfocados en un principio a campos eruditos, pasaron rápidamente al campo del entretenimiento y de la educación. Englobamos a todas estas tecnologías en la denominación genérica de Nuevas Tecnologías a pesar de la disparidad de sus características. Así, hablamos de Nuevas Tecnologías de la Comunicación (Internet, telefonía móvil), de la Información (televisión, informática), del Entretenimiento (vídeo, DVD, videojuegos), etc. Sin embargo, a la hora de estudiar su impacto sobre la lengua, debemos limitar nuestro estudio a aquéllas que de un modo u otro han influido sobre los modos de comunicación. Así, en este estudio prescindiremos de las enfocadas al entretenimiento y de otras, como la televisión, que formarían parte más propiamente de los medios de comunicación. Ello no quiere decir que no reconozcamos su impacto sobre el idioma, sino que dejamos su estudio para un tema aparte. Nuestro estudio se centrará, pues, en el impacto sobre la lengua que han tenido las llamadas Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC), centradas fundamentalmente en torno a la informática en sus dos vertientes de consumo (implantación de los ordenadores en la vida cotidiana) y de comunicación (fundamentalmente Internet en todas sus variantes y telefonía móvil). En efecto, su influencia sobre el idioma se ha dado, en mayor o menor medida, en todos los aspectos del idioma, y muy especialmente en el léxico, campo éste en el que han surgido cientos de términos innovadores más o menos derivados del inglés. Al hablar sobre el castellano en Internet, se ha tendido a hacer una generalización basada en las prácticas lingüísticas más alejadas de la norma (el chat, en concreto) que, bien por precipitación o por comodidad, no han tenido en cuenta la diversidad de los mensajes de la red. Internet es algo más que el chat o las páginas web, en ella nos encontramos desde páginas eruditas hasta mensajes de tipo coloquial: Internet es simplemente un vehículo a través del cuál se transmiten mensajes muy diversos. Y si hay chats en los que el idioma se fractura de una manera más que evidente, también hay páginas de defensa de la lengua castellana que intentan erradicar todo tipo de anglicismo dentro del propio lenguaje informático. Generalizar sería como generalizar sobre el “castellano telefónico” o el “castellano televisivo”, y sólo llevaría a una visión parcial y equivocada de la complejidad del fenómeno.
2. LAS TECNOLOGÍAS DE LA INFORMACIÓN Y LA COMUNICACIÓN (TIC) Y SU INFLUENCIA EN LA LENGUA 1. Innovaciones léxicas provenientes de la informática La aparición de una nueva tecnología conlleva la aparición de una serie de realidades que, hasta el momento, eran inexistentes: objetos, procedimientos, etc. La lengua debe, pues, afrontar estas nuevas realidades proporcionando medios expresivos que hagan referencia a ellos. Habitualmente se buscan expresiones ya existentes o se crean términos nuevos, pero cuando esta tecnología proviene de una comunidad lingüística diferente, el proceso de adaptación es más lento. En un principio se tiende a adoptar los términos extranjeros como neologismos, sin traducción o mediante traducciones literales y, en la mayoría de los casos, incorrectas, basadas más en el parecido con el término original que en la corrección de la traducción. Para hacer referencia al término “computer” se adoptó la expresión “computadora”, término que en el ámbito castellano significa “contadora” o “máquina de contar”, pero que en realidad es no un neologísmo, sino un arcaísmo, pues remite al verbo latino “computare” (contar). Después se sustituyó por el igualmente poco ajustado “ordenador”, que hacía referencia a su capacidad para “tener en orden” los documentos o para recibir
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“órdenes”. Lo mismo sucedió con parejas que se vieron neutralizadas, como “guardar” y “salvar”, “iniciar” e “inicializar”, o, en un caso extremo, “reiniciar” y “rebootar” (creado este último término a partir del inglés “reboot”) Sin embargo, otros muchos términos no pasaron de esta primera fase. Así, interfaz (interface), periférico (peripheral), monitor, disquete u otros muchos quedaron como calcos de términos ingleses. Lo mismo ha sucedido con la mayor parte de las siglas referidas a los elementos informáticos, que no han sido sustituidas por sus equivalentes castellanos: CPU (Central Processing Unit) por UCP (Unidad Central de Proceso), RAM (Random Access Memory) por MAA (Memoria de Acceso Aleatorio) y otras muchas. Otros términos sí realizaron el paso hacia la traducción: torre (por CPU), ratón, puntero, cursor, etcétera. Sin embargo, este paso se dio únicamente en los elementos más accesibles por parte del usuario no experto, quedando para los expertos los términos ingleses primitivos. La primera fase de esta adaptación provocó en varios expertos una visión casi milenarista de la informática, que veía en la adaptación acrítica de los anglicismos una seria amenaza para el castellano, aunque el tiempo ha demostrado que, si bien la admisión de estos términos ha sido masiva, era necesaria por carecer el castellano de léxico adecuado a las nuevas necesidades. De ahí que no haya habido intentos serios de sustituir términos ingleses como hardware o software por equivalentes castellanos. En el ámbito hispanoeamericano sí se produjo un intento de adaptación de la terminología al castellano. Así, surgieron conceptos como “gabinete” (por torre) o “disco flexible” por disquete (opuesto, por otra parte, al calco “disco duro”) que, aunque tienen una amplia aceptación en Hispanoamérica, no han dado el salto a la península, con lo que se ha producido una curiosa brecha léxica entre los dos ámbitos, para la que no ha habido ningún intento de estandarización conceptual. 2. El lenguaje de las tecnologías aplicadas a la comunicación Si la influencia de la informática se ha limitado a la aparición de ciertas novedades léxicas, su aplicación al campo de las comunicaciones ha sido mucho más notoria, creando usos en ocasiones muy alejados de los comunes. La informática, en efecto, además de facilitar la evolución de la telefonía móvil, ha generado, en su dimensión de red de ordenadores (Internet), medios de comunicación caracterizados fundamentalmente por su inmediatez (chat, mensajería instantánea) y que adoptan formas casi conversacionales a pesar de su carácter escrito. Estas formas conviven con otras destinadas a un mayor o menor perdurabilidad como las páginas web o el correo electrónico, pero cuyo soporte es básicamente idéntico. Conviene por ello establecer, al hablar del castellano en Internet, al menos tres tipos de comunicación caracterizados por su mayor o menor alejamiento de las normas de uso de la lengua. Así, podemos hablar del castellano de los chats y SMS, del castellano del correo electróncio y los foros y del castellano de las páginas web. Cada una de estas formas se aleja en mayor o menor medida de la norma lingüística, siendo el alejamiento máximo en el primer caso y mínimo en el último, y constituyendo el segundo caso una especie de puente entre ambos estados. 2.1. El castellano de los chats y SMS Entendemos por chat a un sistema de comunicación basado en texto y en el protocolo IRC que permite el intercambio instantáneo de mensajes breves. Esta inmediatez en la transmisión de los mensajes da a la comunicación unas características muy similares a las de la conversación dialogada, ya que no es necesario esperar la llegada del texto íntegro de un interlocutor para que el otro pueda realizar la emisión de su mensaje. Así, se producen interrupciones muy similares a las de un diálogo informal, que en el caso de las conversaciones colectivas pueden ser múltiples. Esta posibilidad de interrupción provoca en el emisor una necesidad de concisión para evitar interrupciones que puedan provocar una pérdida der sentido del mensaje. Por ello, la sintaxis se ve habitualmente reducida a la mínima expresión (oraciones simples y breves), y las palabras se abrevian para transmitir la mayor cantidad posible de información en la menor unidad de tiempo. Y lo mismo sucede con lo que podríamos llamar signos complementarios (tildes, puntuación, admiración e interrogación). Además, el carácter semiconversacional del chat, ha llevado al uso de los emoticonos, que sustituyen a las marcas mímicas y extralingüísticas propias del lenguaje conversacional. Así, han aparecido elementos como :) , :-P y otros que marcan componentes como la ironía o los efectos del mensaje en el receptor. Lo mismo es aplicable a expresiones como jajaja, para marcar la risa, o saludos como wenas o re (hola otra vez) que derivan de la llamada nettiquette o “etiqueta de Internet”. Estas características del lenguaje de los chats, que suponen un alejamiento máximo de la norma, han 1 pasado después, por necesidades de economía , a los mensajes SMS de la telefonía móvil. En este último caso,
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El precio de los mensajes SMS se aplica a 255 caracteres como máximo, por lo que en mensajes extensos las abreviaturas resultan más que justificables. Del mismo modo, las limitaciones técnicas hacían hasta hace muy poco tiempo imposible al inclusión de tildes y otras marcas gráficas.
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la proliferación de mensajes SMS, sobre todo por parte de la población adolescente, ha llevado una vez más a las tesis milenaristas sobre la destrucción del castellano por culpa de los móviles. Podríamos resumir las características del lenguaje chat de la siguiente manera: Uso de abreviaturas (TK por te quiero) y apócopes (T BO por te veo) Fonetización (wenas por buenas, ola por hola) Uniones de palabras (me roto por me he roto) Eliminación de signos complementarios Observamos en todos estos elementos una gran fractura respecto al lenguaje normativo que viene provocada por una necesidad de inmediatez. Esta inmediatez del chat ha pasado a sus derivados, la mensajería instantánea y el SMS, constituyendo casi una grafía paralela del castellano. 2.2. Correo electrónico y foros Si en los casos anteriores veíamos la utilización de Internet como sustitutivo del lenguaje conversacional, en este caso nos encontramos con un sustituto del lenguaje epistolar. Las fracturas respecto a la norma son en estos casos mucho menores. En el caso de los correos electrónicos es consecuencia de la posibilidad de reflexión sobre el mensaje previa a su elaboración y a la falta de limitación en su extensión. Ello hace que los correos electrónicos puedan asimilarse al anterior lenguaje epistolar, aunque habitualmente suelen caracterizarse por su brevedad y limitación a los aspectos fundamentales del mensaje. En cuanto a los foros, nos encontramos con una mezcla de los aspectos del correo electrónico y los del chat. Ello se debe a que el uso de los foros suele tener relación con una demanda de información (foros técnicos) o con el deseo de compartir una información con otros usuarios de la red (foros de opinión o de servicios). De ahí que en estos mensajes de los foros observemos una brevedad mayor incluso que la de los correos electrónicos y una distinción entre las partes más formalizadas (saludos y despedidas), habitualmente escritas en un lenguaje más fracturado, y las partes de contenido, donde la fractura siempre es menor.De cualquier manera, la mayor o menor fractura de la norma depende habitualmente del usuario y de su voluntad de estilo. Sí cabe resaltar en este tipo de mensajes la colaboratividad en la elaboración del texto, sobre todo en los correos electrónicos, ya que cabe la posibilidad de incluir, por parte del receptor, correcciones o añadidos en el cuerpo del mensaje, que al ser devuelto, pueden ser nuevamente reformadas, dando lugar a textos de gran interés. 2.3. Las páginas web El castellano utilizado en las páginas web apenas difiere en lo esencial del castellano normativo. Es más, casi podríamos afirmar que en las páginas web, debido a su carácter público, se produce una adecuación a la norma mucho mayor que en otros usos habituales del idioma. Ello se debe a una conciencia de estilo que se aplica al texto antes de su publicación y que en muchas ocasiones viene condicionado por el diseño gráfico de la página o por la mayor o menor apoyatura extratextual (imágenes, sonido) que vaya a recibir. Además se une a esto el propio carácter de la página: empresarial, educativo, personal; que condicionará el uso de uno u otro registro en el texto. Por ello apenas nos vamos a encontrar (salvo en páginas que lo hagan expresamente) con usos de emoticonos o de abreviaturas, y menos aún con faltas de ortografía o con apócopes o uniones de palabras. Al contrario, en las páginas web, y sobre todo en aquéllas utilizadas como vehículo de pensamiento (blogs, por ejemplo), observamos una tendencia al abandono del estilo conversacional a favor de registros más cultos. No debemos, pues, hablar de un castellano específico de las páginas web, o al menos no más que de un castellano periodístico. Las páginas web son únicamente soportes para la difusión de contenidos y no propiamente medios de comunicación como sucedía con el chat o el correo electrónico. Sí cabe destacar el uso de la hipertextualidad. Entendemos por tal la posibilidad de conectar textos diferentes dentro de un mismo cuerpo textual, lo que permite completar el texto creado con elementos ajenos o ampliarlo con otro tipo de informaciones.
4. EL ESPAÑOL EN LA RED Si el alcance cultural de una lengua se midiese sólo por el peso demográfico, el español estaría en un 2 lugar privilegiado . Pero la realidad es que existe una brecha digital y nuestro idioma tiene un escaso peso en la red. El conocimiento circula más por unas lenguas que por otras, pero la desigualdad también afecta a los contenidos transmitidos que no siempre es debida a la ausencia de recursos e infraestructura, sino a la falta de interés, al bajo y pobre nivel de demanda. Si nos centramos en la implantación en la red, no sólo es el factor 2
La lengua española ocupa el sexto lugar dentro del ámbito europeo, por detrás del ruso, del alemán, del inglés, del francés y del italiano, pero el primero en el conjunto de Europa y América, por delante del inglés. Su proyección demográfica se debe, evidentemente, a la población de los países latinoamericanos. Si enfocamos la mirada desde una perspectiva más globalizada, comprobamos que es la cuarta lengua más hablada del mundo por detrás solo del chino, el inglés y el hindi; además, la cifra de hispanohablantes alcanzará en unos años la barrera de 500 millones según las previsiones del Instituto Cervantes.
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económico el que incide en el mayor o menor grado de penetración, no es condición suficiente. En el caso de España, donde el crecimiento de usuarios no alcanza las cifras de la media de la Unión Europea, son más las causas culturales que las económicas las que justifican nuestro retraso, las mismas, probablemente, que reflejan las otras brechas, la brecha analógica o la brecha del conocimiento, : la lectura de libros, periódicos, revistas y otros soportes impresos. En nuestro país sólo uno de cada tres habitantes mayores de catorce años declara usar 3 en alguna ocasión internet, siendo inferior el porcentaje de quienes lo hacen habitualmente . Sin embargo, entre los segmentos de población más jóvenes, el uso de internet es superior, no tan distinto a los niveles de los países centrales de Europa lo que respalda la hipótesis de que los factores culturales, por lo que respecta a España por lo menos, tienen más importancia que los económicos y que el crecimiento de la Red estaría más relacionado con factores generacionales de mudo que el uso es más restrictivo a medida que aumenta la edad de la población. En definitiva, en nuestro país la realidad sociocultural es distinta y son los retrasos formativos y culturales del pasado los que lastran la incorporación al uso de internet. Si a todo ello unimos el también bajo índice de empleo del inglés en las naciones iberoamericanas, hallaremos una nueva dificultad: la brecha digital se ve ampliada por una brecha lingüística todavía más profunda. Una cuestión de gran interés para nuestros propósitos es saber cuáles son los productos culturales en castellano que se ofrecen en el gran bazar digital. En un estudio reciente se advierte que la música es el producto cultural que más se consulta en la red, más de las dos terceras partes del total; el cine es el segundo, con la sexta 4 parte, seguido por las artes y las letras que están a la cola de las búsquedas . La debilidad de la oferta española en música y en cine, le resta posibilidades en la Red, pero sus posibilidades aumentan allí donde haya más interés por las artes y las letras. Parece lógico pensar que la mayor demanda de música y cine está relacionado con los hábitos de consumo cultural de los jóvenes, segmento mayoritario de usuarios de la Red. La cultura y la lengua hispanas, a pesar de su debilidad, tiene que atender una demanda clara en las artes plásticas y en menor medida en literatura. Pero para eso debemos fortalecer nuestra cultura en la red gracias a un esfuerzo colectivo que debe implicar a las pequeñas y medianas empresas (pymes) cuyo retraso informático les impide crear páginas que les ayuden a convertirse en portales de referencia y les empuja hacia la publicidad directa que no pueden soportar frente a las grandes. Citemos otros dos problemas que impiden la expansión de nuestra industria, incluida la cultural: el absoluto grado de dependencia de los grandes buscadores (Google y Yahoo principalmente) y la necesaria autonomía de los portales culturales para que el usuario no tenga que salir de ese entorno para encontrar algo. El desarrollo de buscadores internos de calidad y potencia es una buena estrategia para disminuir la fractura digital y la dependencia. La administración y las universidades, las instituciones que más intereses educativos y culturales deben seguir desarrollando estas tecnologías.
5. EL ESPAÑOL DE LA RED En un trabajo que es ya una referencia a pesar de su cercanía (es la naturaleza acelerada propia de la galaxia internet), el profesor Francisco A. Marcos Marín reflexionaba sobre los peligros y las carencias que 5 detectaba en el español usado en la red . Marín insiste en la necesaria toma de conciencia de la importancia que internet cobra como modelo lingüístico, especialmente entre los jóvenes. Ejemplos claros de su incidencia serían, en primer lugar, el impacto de los manuales e instrucciones de sistemas operativos y programas que son los que realmente imponen los nuevos términos de la informática, cada vez más cercanos a la lengua coloquial. Para una gran parte de los hispanohablantes palabras como “navegar”, “bajar(se)” o “descargar” tienen nuevas acepciones. Existen, no lo olvidemos, fenómenos de contrapeso, como la creciente preocupación de los hablantes ante el uso exacerbado de este tipo de tecnicismos importados, expresados en cartas al director o en diferentes foros de debate e innumerables listas. Del análisis de la lengua espontánea que se usa en internet, recogida de entre un corpus de correo electrónico, anuncios y notas o de intervenciones en listas, se podrían señalar los siguientes rasgos: 1. Desarrollo de un nuevo sistema de símbolos de expresión que se forman dibujando caras expresivos y que son universales. 2. Semicultismos y utracorrecciones. 3. Presencia abundante de anglicismos crudos (manageres, plugins...). 4. Nivel estilístico dominante: el informal, con una notable relajación en las formalidades sociales y una simplificación de las fórmulas de tratamiento. 3
Según datos del Estudio General de Medios (EGM) relativo al año 2005, los habituales superaron ligeramente el 18%. Es de esperar que esta cifra haya experimentado un crecimiento en los apenas dos años transcurridos. 4 El estudio se realizó en diciembre de 2005 sobre 208 iconos culturales en Alemania, Francia, España, Estados Unidos, Italia y Reino Unido, y está recogido en el artículo de Cueto Álvarez de Sotomayor, Luis; Noya Miranda, Javier Soler Herreros, Chimo titulado “El valor de los iconos culturales en Internet. Una aproximación al análisis de la oferta, la demanda, la industria y el comercio digital de la cultura”, en Enciclopedia del español en el mundo. Anuario del Instituto Cervantes. 2006-2007. 5 Francisco A. Marcos Marín, “la lengua española en internet”, El español en el mundo. Anuario del Instituto Cervantes 2000.
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5. El uso de subjuntivo se simplifica y se reduce a las formas simples o sólo al presente (o simplemente desaparece). 6. No se aprecia una distinción relevante entre la estructura de las frases – longitud de las oraciones, por ejemplo – entre los mensajes electrónicos y los analógicos en papel. 7. Los usuarios desarrollan mecanismos de consulta para paliar la lentitud, según ellos, de las instituciones, espacialmente las academias (las consultas afectan sobre todo a las cuestiones terminológicas). 8. La conciencia lingüística de los usuarios es elevada, así como su confianza en la capacidad del español para adaptarse a las necesidades de los nuevos tiempos. Como vemos, al contrario de lo que en un primer momento pudiera pensarse, los rasgos no son específicos sino compartidos en otros contextos diferentes. Debemos recordar las enormes diferencias que hallamos entre la lengua en que se redactan las páginas web (en general con una evidente conciencia de estilo) o del correo electrónico (muy similar al género epistolar cuyas peculiaridades sólo dependen de la competencia de cada usuario), del uso mucho más “rupturista” de los chats o msn en los que la inmediatez y la economía de caracteres provocan una quiebra notable de las normas lingüísticas. Reconoce, además, nuestro autor que hay que relativizar el temor ante el riesgo de fragmentación del español, así como erradicar esa idea de que el bilingüismo o la especial situación lingüística de algunas partes del país es perjudicial: En todo caso, el problema radica en el bajo grado de educación lingüística en nuestro país. En esta misma línea, y en un artículo mucho más reciente, Ramón Buenaventura desdramatiza el influjo 6 corruptor que sobre el idioma pueda ejercer el colonialismo anglosajón . Recuerda que todos los idiomas se han apropiado desde siempre de léxico ajeno y que la solución no pasa por inventar uno propio si este se impone 7 globalmente . Los idiomas no sufren desperfectos por razón de estos ataques terminológicos pues la jerga profesional o específica acaba siempre reabsorviéndose. El español adapta aquello que es necesario porque carece de tales conceptos y ello no depende de la acción de las academias o de artículos eruditos. La lengua cambiará por otras razones, pero no por la implantación de internet. El problema de nuestra cultura está, por ejemplo, en unos sistemas de enseñanza que buscan como fin diseñar ciudadanos consumidores y más o menos adaptados al mercado laboral, además de perpetuar la injusticia social imperante. En fin, el desafío parece muy difícil porque, por un lado, es necesario seguir invirtiendo para que la implantación imprescindible de las herramientas digitales sea un hecho y no nos quedemos aún más rezagados; pero por otro lado, hay que rellenar con contenidos de calidad esta fascinante herramienta.
6. INSTITUCIONES AL SERVICIO DEL ESPAÑOL EN INTERNET En este apartado reseñaremos las instancias públicas que desarrollan una labor, en mayor o menor medida, vinculada con internet, sin olvidar algunas direcciones o portales del ámbito privado que consideramos que, por su calidad o por su posible impacto, son dignas de consideración.
6.1. EL INSTITUTO CERVANTES (www.cervantes.es) Creado en marzo de 1991, el Cervantes ha buscado diferentes y novedosas vías para difundir y promover la lengua española. Desde la perspectiva que más nos interesa, la actividad académica que ha venido desarrollando en relación con las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) se ha consolidado en tres ámbitos de acción: la implantación y uso de estas tecnologías en la actividad docente de los centros del Instituto; los proyectos europeos y la cooperación institucional y la provisión de servicios y la elaboración de recursos tanto para la comunidad docente como para la investigación. Ya en 1992 el Instituto comenzó a colaborar en proyectos europeos relacionados con las TIC, como el programa EAGLES cuyo fin era adoptar unas normas comunes para la creación y utilización de recursos de tecnología lingüística, pero esta labor se afianzó a partir de 1995 apostando por introducirse en las autopistas de la información. Así nació el Observatorio Español de Industrias de la Lengua (OEIL) que se amplió y consolidó en 2000 con la creación de la Oficina del Español en la Sociedad de la Información (OESI), centro de información y documentación especializado en actividades de difusión promoci8ón de la tecnología lingüística en español, cuyo objeto es estimular el crecimiento de este sector en español y potenciar la labor científica y empresarial en este campo. A través de la OESI se participa en proyectos europeos financiados por la Comisión Europea que posibilita la presencia del español en Internet (EUROMAP, LIQUID, EuroDocNet, etc.). Esta oficina ha desarrollado, además, el primer portal español dedicado íntegramente al sector de las tecnologías lingüísticas, con el objetivo de ofrecer un servicio global de información accesible para el público de recopilación de información, atención a consultas, etc. Otra de sus aportaciones importantes ha sido el 6
Ramón Buenaventura, “Lengua española, con red y sin red”, Enciclopedia del español en el mundo. Anuario del Instituto Cervantes, 20062007. 7 Buenaventura recuerda que el propio Instituto Cervantes propuso en sus comienzos MMM (Malla Mediática Mundial) en lugar de WWW (World Wide Web) o que se intentó, sin éxito, la denominación de “emilio”, incluso e-carta o e-correo en lugar de e-mail.
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servicio de traducción automática de páginas web que puso en marcha en 2005 y que, según los datos que constan, ya ha realizado 600.000 traducciones. Otra apuesta fundamental por las TIC ha sido la puesta en marcha del curso de español por Internet, un proyecto que sitúa la enseñanza de la lengua española en la vanguardia de la enseñanza de las lenguas extranjeras y que permite a los centro de enseñanza que lo integren en su oferta docente. La implantación de estos cursos, que pasaron a denominarse AVE (Aula Virtual de Español) ha marcado un despegue importante de la actividad docente y se ha convertido en un recurso estable y fiable que ha sido incorporada a la oferta 8 académica de muchas universidades españolas y extranjeras.
6.2. EL CENTRO VIRTUAL CERVANTES (cvc.cervantes.es) Ideado como un nuevo centro del Instituto Cervantes, no se trata, obviamente, de uno más, sino que el CVC es el mayor lugar de encuentro para los interesados en la lengua española y su didáctica, en las culturas hispánicas o en las recientes terminologías adoptadas en el campo de la informática o las comunicaciones. Es, sin lugar a dudas, el centro virtual de referencia en el mundo hispánico desde su creación en 1997 y que a lo largo de estos años ha ido creciendo en número de contenidos de gran interés para profesores y estudiantes de español, para hispanistas y un enorme público potencial que se refleja en el más de un millón de visitas mensuales que recibe. No vamos a entrar a detallar todos y cada uno de sus contenidos, que, en la actualidad, abarcan más de ochenta mil páginas, pero hay algunos de ellos merecen especial mención por su impacto y proyección. Tal es el caso de sus foros, auténtico lugar de debate y encuentro en el ámbito del español. Un comentario especial merecería todo lo referente a la enseñanza de la lengua. Dentro de la sección Aula de lengua se han ido incorporando materiales didácticos de apoyo para profesores de español que se reparten por el mundo. Mi mundo en palabras es una sección que alberga gran número de recursos multimedia pensados para niños de siete o nueve años. Un original experimento para el perfeccionamiento de los estudiantes de traducción es El atril del traductor: diferentes profesores plantean frases en inglés, francés, portugués o alemán que se cuelgan en una simbólica pizarra para que usuarios de cualquier lugar del mundo propongan sus traducciones. Didactiteca almacena un interesante catálogo de estrategias para enseñar español, pero también encontraremos juegos interactivos (Rayuela) o lecturas graduadas (Lecturas paso a paso); El Oteador, que pretende convertirse en el verdadero Buscador Panhispánico es uno de las grandes apuestas del CVC y permitirá la colaboración de instituciones de todo tipo para aumentar y mantener al diía las direcciones recomendadas que actualmente contiene el CVC; Didactired contiene propuestas de actividades para el aula y técnicas para mejorar en la práctica docente; Rinconete es la sección diaria del CVC, que se acaba de renovar tras cumplir nueve años e incorpora un sistema de búsqueda y una clasificación temática que permite acceder a la totalidad de los artículos, firmados por prestigiosos hispanistas, sobre la lengua y la cultura en español que se han venido publicando desde 1998... Para dar un último apunte, citaremos la incorporación de Radiocervantes.es y Cervantestv.es, actualmente en pruebas, que con una emisión continuada de 24 horas de programas procedentes de la colaboración del Instituto Cervantes con RTVE, se propone difundir los materiales audiovisuales producidos en diferentes sedes del Instituto para completar la oferta de contenidos. Definitivamente, como estamos comprobando, las posibilidades que se abren son muchas y en un mundo tecnológicamente cambiante, cada vez mejor comunicado y con una demanda creciente de la lengua española, el CVC debe ser cada vez más, como afirma su director “la punta de lanza del Instituto Cervantes para llegar a un 9 espacio sin fronteras” .
6.3. RADIOTELEVISIÓN ESPAÑOLA (www.rtve.es) 8
Evidentemente, la labor del Instituto Cervantes tiene un alcance mucho mayor que nosotros no podemos referenciar en este trabajo. Paralelamente a las actividades relacionadas directamente con el uso de las TIC e Internet, deberíamos recordar, entre otras labores, las de formación del profesorado a través del Centro de Formación de Profesores dirigido tanto a futuros profesores de español como a aquellos que ya los son y que tienen diversos grados de formación. Dentro de los programas de extensión que desarrolla, habría que reseñar la elaboración junto con RTVE de distintos programas de radio y televisión: Un idioma sin fronteras (Radio Exterior de España) programa informativo y didáctico en el que profesores de distintas universidades acercan semanalmente a los ayentes los problemas de la lengua actual; Con acento español, revista audiovisual realizada con materiales procedentes del archivo de Radio Nacional de España; Palabra por palabra (la 2 y el Canal Internacional de RTVE) espacio de televisión concebido para contribuir a la divulgación y conocimiento de nuestra lengua… El Instituto Cervantes ha venido publicando desde el año 1991 sus anuarios, informes que aborden asunto como la demolición lingüística del idioma, el índice de imprtancia internacional de la lengua española o la presencia del español en los organismos internacionales por medio de datos fidedignos y actualizados. Los anuarios se han convertido en imprescindibles obras de consulta y referencia obligada para evaluar la situación de nuestro idioma. Finalmente, cabe destacar por su trascendencia mediática, la organización de los Congresos Internacionales de la Lengua Española (Zacatecas, 1997; Valladolid, 2001; Rosario,2004; Cartagena de Indias, 2007). 9
Ramón Tijeras Cózar, “El Centro Virtual Cervantes”, Enciclopedia del Español en el mundo. Anuario del Instituto Cervantes, 2006-2007.
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Aunque pueda sorprender su inclusión en este breve catálogo, lo cierto es que el papel que la radio y la televisón pública ha jugado en los últimos veinticinco años en la difusión del español está fuera de toda duda. A través de sus emisiones internacionales por satélite (Hispasat), las plataformas digitales y las empresas por cable que difunden sus programas por gran parte de Europa, Asia, África, Oceanía, por todos los países americanos y en las principales ciudades, universidades e instituciones de USA. Ya apuntamos su labor colaboradora con el Instituto Cervantes que, desde 2004 se ha traducido en la elaboración de un curso de español, además de impulsar distintos programas de televisión y radio, alguno de los cuales, como El español en Brasil ha sido un eficaz instrumento impulsor del castellano en aquel país. La proyección internacional de la lengua y la cultura españolas se ve reforzado con el papel del portal www.rtve.es que potencia y diversifica el acceso a sus contenidos con la emisión a través de la Red de su canal informativo 24 Horas, junto con las programaciones de RNE (Radio Exterior, Radio 1 y Radio 5 Todo Noticias). Es de esperar que a partir de ahora y para los próximos años asistamos a una notable expansión del ente público.
6.4. LA AGENCIA EFE Y LA FUNDACIÓN DEL ESPAÑOL URGENTE (www.efe.com) La Agencia española de noticias, EFE, tras su implantación en el continente americano cobró conciencia de la necesidad que existe de homogeneizar el lenguaje periodístico español y protegerlo del poderoso influjo anglosajón. Fruto de este empeño fueron surgiendo soluciones que cristalizaron en la creación del Departamento del Español Urgente, bajo el asesoramiento de la ilustres académicos de la lengua, o el Manual de Español Urgente que encontramos ya en su 16ª edición. En 2005 gracias al impulso de EFE y el patrocinio del banco BBVA se creó la Fundación del Español Urgente presidida por el director de la RAE. Hoy EFE es una agencia mundial, la primera de habla hispana, tan española como americana, y por eso su portal es uno de los lugares privilegiados de la red para encontrar información en castellano, pero también para consultar las dudas idiomáticas.
6.5. REAL ACADEMIA ESPAÑOLA (www.rae.es) El portal de la Academia de la Lengua es un lugar de obligada visita para todo tipo de consultas (se tiene acceso a la última edición del Diccionario y también al panhispánico de dudas), incluyendo el acceso a través de su banco de datos de unos 410 millones de registros por medio del Corpus de Referencia del Español Actual (CREA) y el Hábeas Diacrónico del Español (CORDE). Especialmente indicado para el estudioso o el investigador pues dispone de un enorme fondo documental y bibliográfico, pero lo cierto es que todo ese material aún no puede consultarse en red pues no se han volcado a otro soporte que pueda ser consultado como archivo digital. La digitalización documental y bibliográfica es uno de los grandes retos que las instituciones deben resolver en los próximos años.
6.6. BIBLIOTECA VIRTUAL MIGUEL DE CERVANTES (www.cervantesvirtual.com) Por el contrario, la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes es una colección de materiales digitalizados de todo tipo, además de ser un centro de investigación y un vehículo de divulgación de las culturas hispánicas en el mundo. Creada en 1999, cuenta entre sus fondos con 23 portales temáticos (Exilio, Infantil y Juvenil, Historia y crítica del Cine español...); institucionales (Biblioteca Nacional de Argentina, Chile, Joan Lluis Vives...); y 39 bibliotecas de autores clásicos y contemporáneos entre los que se hallan desde Cervantes o Clarín, hasta Benedetti o Nicolás Guillén. Las secciones que encontramos son: Biblioteca de la Historia, otra de Signos concebida para los discapacitados auditivos, una fonoteca (creada para personas con problemas de visión, y que contiene más de un millar de archivos) y una Videoteca con más de 800 videos de producción propia y de materiales de archivo, completan un catálogo de más de 8000 títulos. No cabe duda de que es la gran biblioteca digital de nuestra lengua y resulta uno de los proyectos más útiles y atractivos de cuantos las administraciones públicas han acometido.
6.7. BIBLIOTECA NACIONAL (www.bne.es) Se trata de otra de las webs institucionales de referencia para la lengua y la cultura. Lo más interesante de este portal son sus colecciones digitales, de gran ayuda para la comunidad investigadora y educativa, al tiempo que sirve para conservar y mantener su valioso legado. Podemos consultar la Colección de Clásicos Españoles en colaboración con la BVC que recoge valiosísima ediciones digitalizadas de clásicos para su difusión a través de la Red, verdaderas joyas bibliográficas. La Hemeroteca virtual es una colección de prensa histórica digitalizada de cerca de 150 títulos, desde el s. XVIII hasta los años 30 del siglo XX. Encontramos también exposiciones virtuales (ediciones digitales del Quijote, cartelería o cartografía, etc.).
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Otros recursos de su portal son: la Biblioteca Española en Línea (permite un acceso inmediato para la búsqueda de registros, consulta de índices o consultas temáticas…) o motores de búsqueda internos que permiten la consulta de distintas revistas y bases de datos.
6.8. MINISTERIO DE CULTURA (www.mcu.es) La página del Ministerio es un portal de gran alcance en contenidos cuyas áres de actividad abarcan la casi totalidad de la cultura de nuestro país: Archivos (con su propio portal, PARES), Cine y Audiovisuales, Cooperación cultural, Fundaciones, Libro, Lectura y Letras (donde puede consultarse, por ejemplo, la agencia del ISBN), Museos, Patrimonio histórico, Promoción de arte, Propiedad intelectual y Bibliotecas. En este último apartado podemos encontrar el directorio de las bibliotecas públicas, así como de las bibliotecas centrales de las CC.AA. Muy interesante es, así mismo, el proyecto de Biblioteca Virtual que está digitalizando la prensa histórica conservada en la red de Bibliotecas Públicas.
7. OTRAS WEBS DE INTERÉS En este último apartado nos limitaremos a enumerar aquellos otros sitios de la Red, en su mayoría de de carácter e iniciativa privada que, aunque posiblemente puedan tener un menor impacto y difusión, contienen suficientes elementos para ser destacados de entre los miles de portales que hoy podemos visitar. www.elcastellano.org Se trata de una página sostenido por la ONG Asociación cultural Antonio Nebrija. Es una revista digital pionera en la promoción del idioma español en internet y en la búsqueda de nuevos espacios para nuestra lengua en la Red. Mantiene el Foro Cervantes de discusiones sobre el idioma y el boletín de semántica y etimología “La palabra del día”. Cuenta con colaboradores de América Latina, España, Francia y USA quienes de forma periódica cuelgan sus artículos sobre normalización de los lenguajes profesionales, traducciones, enseñanza, prensa y radio. Esta web recibe más de 12500 visitas diarias. Portal de Centro Iberoamericano de Terminología (www.iberolenguas.com) Web privada promovida por empresas editoriales y de servicios ligüísticos que tiene como objetivo fomentar el debate sobre el presente y el futuro de nuestras lenguas (también atiende al resto de lenguas peninsulares, el portugués y las lenguas amerindias), facilitar la labor de los profesionales de la traducción y la interpretación, así como colaborar con las instituciones públicas y privadas para lograr criterios de normalización lingüística en general y de la terminología en particular. www.hispanicus.com Éste es el sitio de los regionalismos de la lengua española. En él podemos consultar on line el Diccionario de Regionalismos de la Lengua Española, el de léxicos regionales y el vocabulario temático de regionalismos de nuestra lengua. Encontramos, además, un foro de discusión. BREVE LISTADO TEMÁTICO DE SITIOS EN LA RED GENERALIDADES: Agenda cultural española. www.mcu.es/agenda/index.html Guía de la Administración cultural iberoamericana: www.oci.es/cultura/guia.htm Casa de América (Madrid): www.casamerica.es PERIÓDICOS ESPAÑOLES (debemos tener en cuenta sus suplementos culturales): Directorio de periódicos en español: http://periodicos.ws El país: www.elpais.es ABC: www.abc.es El Mundo: www.elmundo.es El Periódico: www.elperiodico.es La Vanguardia: www.lavanguardia.es La Voz de Galicia: www.lavozdegalicia.es … PERIÓDICOS HISPANOAMERICANOS: La Crónica de hoy (México): www.cronica.com.mx El Mercurio (Chile): www.mercurio.cl Clarín (Argentina): www.clarin.com
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… FOROS Y LISTAS DE DISTRIBUCIÓN: EcoSEL. Lista de distribución sobre el lenguaje y la Sociedad Española de Lingüística: www.rediris.es/list/info/ecosel.ntml InfoLing., lista de distribución de Lingüística Hispánica: www.rediris.es/infoling/infoling_portada.html Hispania. Foro de la Lengua Española: www.rediris.es/list/info/hispania.es.html Formespa, foro para profesores de español como lengua extranjera: http://formespa.rediris.es/listas.htm
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LAS VARIEDADES SOCIOCULTURALES Y LOS REGISTROS IDIOMÁTICOS 1. LA DIVERSIDAD EN EL USO DE LA LENGUA 2. LA NORMA 3. LAS VARIEDADES SOCIOCULTURALES Y SUS CAUSAS 3.1. EL FACTOR EDUCATIVO Y CULTURAL: CÓDIGO ELABORADO Y CÓDIGO RESTRINGIDO 3.2. DIFERENCIAS FÍSICAS Y VARIACIÓN 2.2.1. El habla masculina y femenina 2.2.2. Las lenguas generacionales 3.3. LOS MOVIMIENTOS MIGRATORIOS 3.4. LAS DIFERENCIAS SOCIOPROFESIONALES. JERGAS Y ARGOTS 4. LA LENGUA EN LAS SITUACIONES COMUNICATIVAS. LOS REGISTROS 4.1. LOS REGISTROS IDIOMÁTICOS 4.2. EL REGISTRO COLOQUIAL 1. LA DIVERSIDAD EN EL USO DE LA LENGUA Las personas que hablan una misma lengua forman una comunidad lingüística. Sin embargo, no todos los miembros de esa comunidad hablan de igual modo, pues las lenguas no son uniformes, sino que presentan variedades distintas: 1 Variedades históricas (variación diacrónica o histórica), a las que ha dado lugar el paso del tiempo. 2 Variedades geográficas (variación diatópica o geográfica), originadas por la diferenciación que experimenta una lengua en las distintas zonas del territorio por el que se extiende. Esta variación da lugar a los dialectos y a las hablas locales. 3 Variedades sociales (variación diastrática o social), que están determinadas por factores característicos de los distintos grupos sociales de una comunidad, como la edad, el sexo, la posición social o el grado de instrucción. Da lugar a los llamados sociolectos. 4 Variedades de registro (variación diafásica o funcional), debidas a las distintas situaciones comunicativas a las que un mismo hablante ha de adaptar sus usos lingüísticos. También estudiaremos estas variedades que producen los registros o estilos y también los usos específicos del lenguaje (el lenguaje científico y técnico, el humanístico, el jurídico y administrativo, el periodístico, el publicitario o el literario). 2. LA NORMA Frente a la diversidad de la lengua que tiende a la dispersión, existen tendencias contrarias (la unidad y a homogeneidad y perdurabilidad de la lengua escrita, la enseñanza, los medios de comunicación, y también el funcionamiento de ciertas instituciones como las diversas Academias y las Universidades), factores que contribuyen a mantenerla unida. Todos ellos influyen en la integración de las diferentes variedades mediante un proceso que, en lenguas como el castellano, es doble: estandarización y normativización. Se entiende por ESTANDARIZACIÓN la aceptación por parte de la comunidad de una variedad de lengua como vehículo común de comunicación. Esta LENGUA ESTÁNDAR o LENGUA COMÚN se ha ido formando siguiendo modelos aceptados, sobre todo, grupos sociales de prestigio. Este modelo puede estar más o menos cercano a alguna de las variedades dialectales o sociales prestigiadas de la lengua (de hecho, en el caso del castellano el estándar está formado a partir de la variedad culta del centro y norte peninsular), pero eso no implica que coincida exactamente con ella. La NORMA es un sistema formal de reglas que definen el uso correcto de la lengua. Frente al concepto de lengua estándar, que es un modelo implícito, el de norma se concibe como un marco EXPLÍCITO: la normativización la realizan personas o instituciones (escritores, gramáticos, profesores, Academias de la Lengua...) que, investidos de poder cultural o político para hacerlo, intervienen para fijar la norma lingüística mediante reglas ortográficas, diccionarios y gramáticas. La escuela y la enseñanza, así como los medios de comunicación y el uso institucional, la difunden entre la comunidad de hablantes1. 1
No conviene confundir lengua común o estándar con norma. Muchas lenguas tienen una variedad estándar que funciona como modelo, pero carecen de una norma explícita; por otro lado, pueden no coincidir la una con la otra: por ejemplo, aunque en el habla culta peninsular que es la considerada como estándar- sea ya habitual la pérdida de la -d- intervocálica de los participios y esta realización gane cada vez mayor prestigio, lo cierto es que para la norma la única realización correcta es el mantenimiento de la -d-. Otro ejemplo: la norma académica impone como correcta la forma elite, con acento de intensidad en la penúltima sílaba y, por tanto, sin tilde (en francés, lengua de la que procede este término, élite se pronuncia [elít]), pero la pronunciación estándar es la esdrújula élite.
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Tanto la aceptación de una variedad como lengua estándar como la creación de una norma explícita constituyen el más importante instrumento para frenar la disgregación de la lengua y potenciar la identidad de la comunidad.
3. LAS VARIEDADES SOCIOCULTURALES Y SUS CAUSAS Las variedades sociales se originan por la pertenencia de los hablantes a grupos, en cuya formación intervienen diversos factores, como la edad, la situación económica, laboral y profesional, el nivel educativo, la clase social o la procedencia rural o urbana. Las diferencias que se dan entre las personas que forman estos grupos se reflejan en su forma peculiar de hablar, igual que en el modo de vestir, en las actividades con que llenan el ocio, en los gestos o en sus; preferencias culturales. La manera de hablar es, por tanto, un medio de identificación social que caracteriza a unos grupos sociales frente a otros. Por eso se habla de jerga juvenil, jerga médica, jerga de los delincuentes, lenguaje vulgar, lenguaje administrativo… Los factores que determinan la diversificación de una lengua dentro de una comunidad son muy variados, y no siempre influyen de la misma forma en todas las culturas. Cada una de estas culturas presenta una distribución en grupos característica, y cada uno de éstos ofrece una particular actitud hacia las innovaciones que se dan en la lengua. Entre los factores de variación que dan lugar a variedades sociales distintas destacan los siguientes: FACTORES DE VARIACIÓN Factores Formación educativos y culturales
VARIEDADES SOCIALES Código elaborado y restringido
Factores físicos
Habla femenina, habla masculina, infantil, jergas juveniles…
Sexo
Edad Factores Procedencia relacionados con el lugar de origen y los movimientos migratorios Factores Actividad profesional socioprofesionales Grupo social
lenguaje
Habla rural, habla urbana, lengua de los grupos inmigrantes…
Lenguajes específicos, jergas profesionales.
Argot
3.1. EL FACTOR EDUCATIVO Y CULTURAL: CÓDICO ELABORADO Y RESTRINGIDO Las actividades que desempeña cada individuo dentro de la sociedad determinan lo que se llama su posición social, es decir, su inclusión en un determinado estrato de la sociedad más o menos definido. Las características y la composición de esos grupos (se denominen clases sociales, niveles o de otro modo) dependen de criterios sociológicos: capacidad económica, relaciones laborales, la intervención en la vida institucional, las diferencias étnicas o religiosas, la cultura… Todos estos factores pueden influir (aunque en distinto grado) en el uso de la lengua. Lo que no está tan claro es cuáles de esos factores son los determinantes a la hora de poder establecer distintas variedades de la lengua. Es muy habitual buscar una relación inmediata entre la posición económica de los hablantes y el uso de la lengua. Se habla a menudo de lengua culta, de un nivel medio de la lengua y de lengua popular, paralelamente a los tres estratos en los que se supone dividida la sociedad: clase alta, media y baja. Tal planteamiento resulta deformador y nada explicativo: ni la división de la sociedad en grupos es tan simple y mecánica, ni existe tal correspondencia con el uso de la lengua. Además, es clara la mezcla de
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criterios: la denominación de lengua culta parece suponer que su opuesta, la lengua llamada popular, es inculta. Otros planteamientos oponen lengua culta y lengua vulgar utilizando como criterio el mayor o menor respeto a las normas explícitas de corrección. Tampoco parece éste un criterio muy acertado: establece dos polos, dos niveles extremos entre los que quedaría un amplio espectro de hablantes. Más aceptable parece la oposición entre CÓDIGO ELABORADO y CÓDIGO RESTRINGIDO. Se basa en la idea de que las diferencias lingüísticas entre hablantes de distinto nivel social proceden de manera fundamental de su diferente grado de instrucción. CODIGO ELABORADO O LENGUA CULTA Los hablantes adquieren el lenguaje en distintas fases: en la infancia, a través de las relaciones familiares y del entorno más inmediato, se forma un conocimiento restringido del código que se basa en un número más o menos reducido de elementos lingüísticos, de carácter concreto y con significados dependientes del contexto, un código muy ligado, además, a la oralidad; más tarde, la educación académica aporta al hablante (en distinto grado, dependiendo de la duración de ésta) no sólo un conocimiento de las normas de corrección, sino un código diferente, más elaborado y estructurado, más rico en elementos lingüísticos diversos y variados, con significados abstractos e independientes del contexto y ligado a la escritura. Este planteamiento permite explicar hechos como los siguientes:. 1 El nivel de lengua de un hablante no depende directamente de su posición económica, sino de su formación lingüística: un individuo adinerado e incluso con poder o prestigio social puede manifestar un nivel de lengua que llegue poco más allá del código restringido. 2 Sin embargo, también es cierto que, en una organización social como la nuestra, un mayor nivel económico y cultural permite un mejor acceso a la formación y, por lo tanto, más facilidades para adquirir el código elaborado. 3 El código elaborado no ha de concebirse como un nivel de lengua estático. Muy al contrario, puede alcanzarse en distintos grados, dependiendo de la duración y del aprovechamiento de la formación escolar. Más aún, terminada ésta, la elaboración del código continúa indefinidamente si el hablante sigue interesado en desarrollar su competencia comunicativa. 4 El código elaborado no sustituye por completo al código restringido formado en los primeros años, sino que se superpone a él. Ello explica que muchos de sus rasgos lingüísticos reaparezcan en situaciones en las que el hablante considera que no es necesario o conveniente el uso de la variedad elaborada. 5 En determinados casos, lo que funciona como código restringido puede ser una variedad dialectal: piénsese, por ejemplo, en la situación de los hijos de inmigrantes en las ciudades industriales, que han de utilizar en la escuela una variedad de lengua distinta de la que aprenden en la familia. Entendidos los niveles sociolingüísticos de esta manera, como resultado de la mayor o menor elaboración y desarrollo de la competencia comunicativa, no hay problema en denominar lengua culta al código elaborado: de hecho, son la cultura y la formación escolar las que determinan su existencia. Pero recuérdese que no se opone ni a lengua popular ni a lengua vulgar, conceptos ambos muy problemáticos y ambiguos que, en todo caso, tienen otro sentido. CODIGO RESTRINGIDO El código restringido presenta los siguientes rasgos: En el plano fonológico, es habitual la tendencia a la relajación articulatoria, tanto de grupos consonánticos cultos [istitúto]…), como de consonantes en posición final ([berdá]) o intervocálica, sobre todo en participios, ([aregláo], [bendío]). Con frecuencia, esta pérdida de consonantes da lugar a contracciones de las dos vocales que quedan en contacto ([areglá], [pá] (=para), que son sentidas ya como vulgares. En el plano léxico, es considerable la limitación del vocabulario activo: los vocablos que el hablante utiliza son pocos y se trata de términos de uso común, de significado muy genérico o de carácter polisémico: palabras-baúl (cosa, gente, hacer, poner, tener, dar); empleo constante de referencias deícticas (-Dame eso que hay ahí), y al empleo de indefinidos como sustitutos (Entonces vi a uno que era muy alto…). Es frecuente el uso impropio de palabras cuyo significado se desconoce o se confunde: Es adepto a las drogas (por adicto). El léxico es, pues, poco preciso, por lo que la expresión es escasa en matices, que el hablante ha de realizar mediante otros recursos: la intensidad en la entonación, la expresividad gestual, el empleo frecuente de interjecciones, el valor afectivo -positivo o negativo- con el que se cargan ciertos elementos lingüísticos (-Mira qué cosita; -Yo no me hablo con ése), la reiteración (Se quedó blanco, blanco, blanco, que parecía que se iba a desmayar), etc. En este mismo sentido, es
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muy significativo el uso frecuente de un léxico grosero (los tacos, por ejemplo) que hay que entender más como un pobre recurso de expresividad que como provocación o desconsideración hacia el oyente. En el plano morfosintáctico, domina la misma simplicidad que en el léxico. Las oraciones suelen ser breves, simples y con frecuencia no acabalas. a menudo se recurre a las muletillas que suspenden el discurso y dejan que sea el oyente el que suponga su continuación (. ..y me dice que ya era tarde y que no tenía tiempo y tal…), y en la frecuencia con la que aparecen anacolutos (cambios de construcción en mitad de un enunciado: Yo, aunque he llegado tarde, me parece que tiene razón). En la enunciación de ideas complejas, la coordinación y la yuxtaposición predominan ampliamente sobre la subordinación. Además, los enlaces conjuntivos, tanto coordinantes como subordinantes, son poco variados y se repiten a menudo (… y… y… y. .. ). Las relaciones lógicas entre las ideas quedan con frecuencia implícitas y ha de ser el oyente el que las infiera a partir del contexto. Es lógico que la lengua que usan este tipo de hablantes esté impregnada de recursos ligados a la oralidad, pero lo significativo es que todos estos rasgos que hemos enumerado se mantienen incluso en las ocasiones en que la comunicación es escrita. A todo lo anterior, hay que sumar aquellos otros rasgos que derivan del desconocimiento de la norma por parte de los hablantes del código restringido. Son los conocidos VULGARISMOS. Se denomina vulgarismo a una incorrección fonética, morfosintáctica o léxica que está asentada en la gramática interna del hablante y que, por tanto, éste comete sin conciencia inmediata de su carácter contrario a la norma, pero insistimos en que el vulgarismo no es exclusivo de determinadas clases sociales o grupos de hablantes. Es cierto que la mayoría de los vulgarismos son más frecuentes en el nivel bajo -algo lógico si se tiene en cuenta las dificultades de acceso de esta clase social a la educación secundaria y superior-, pero eso no supone que su lengua haya de ser calificada como vulgar (y menos si tal denominación implica alguna connotación despectiva). Es el código elaborado o lengua culta el que tiende a evitar las incorrecciones normativas; el código restringido, cualquiera que sea la clase social del hablante, puede contener vulgarismos de uno u otro tipo. 3.2. DIFERENCIAS FÍSICAS Y VARIACIÓN El sexo y la edad, factores que frecuentemente se entrecruzan, suelen reflejarse en la manera de hablar. El timbre de la voz, por ejemplo, permite distinguir si quien habla es un niño, una mujer o un hombre. No obstante, la mayor parte de las diferencias lingüísticas asociadas al sexo o a la edad no son consecuencia de factores físicos, sino reflejo del lugar que los hablantes de estos grupos ocupan en su comunidad. 3.2.1. El habla masculina y el habla femenina La posición social que la propia comunidad otorga a hombres y mujeres, tanto en el papel que unos y otras desempeñan en la familia como en la posibilidad de acceder a ciertas profesiones, condiciona su manera de hablar. Por ello, el lenguaje de la mujer presenta particularidades más acusadas en aquellas comunidades en las que la diferenciación social entre hombres y mujeres es mayor. Entre los bereberes de Argelia, las mujeres son las únicas personas monolingües, puesto que la participación en la guerra y el comercio son tareas exclusivas de los hombres. Por el contrario, en las comunidades indígenas de Guatemala, la mujer, al ser la-que va al mercado, domina el castellano mejor que los hombres, que sólo se sirven del maya como lengua de comunicación. En la sociedad occidental parece que las mujeres se acercan a la manera de hablar más correcta y prestigiosa de la comunidad, evitando en mayor medida que los hombres las expresiones vulgares y actuando en la conversación para propiciar la participación de los demás en el diálogo. Se ha señalado, por ejemplo, que las mujeres de clase media de EE UU se muestran más distantes que los hombres y evitan la camaradería. 3.2.2. Lenguas generacionales Identificamos a los niños, jóvenes, adultos y ancianos por sus rasgos físicos, pero también por la variedad lingüística que emplean. El papel que las distintas generaciones desempeñan en la sociedad, así como sus preferencias culturales, determinan usos y actitudes ante el lenguaje, que se reflejan en el léxico empleado, en la mayor o menor aceptación de la norma, y en su actitud ante las innovaciones. Se asocian con el lenguaje infantil ciertos rasgos provocados por el hecho de que el hablante está en proceso de aprendizaje de la lengua. Esto da lugar, por ejemplo, a equivocaciones fruto de la analogía (Yo he decido eso; He ponido eso) o al escaso uso de nexos en las oraciones. Además, el momento de su desarrollo físico explica la peculiar entonación infantil. Las jergas juveniles responden generalmente a un deseo de los grupos jóvenes de diferenciación respecto de las generaciones mayores; por eso, se muestran menos conservadores en sus usos lingüísticos y más receptivos con las creaciones recientes, de modo particular con los anglicismos y con el léxico procedente de las lenguas marginales. En algunos casos, esa actitud creativa e innovadora
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suele ir acompañada de cierta despreocupación por la corrección y la precisión en el uso de la lengua. Esta despreocupación se refleja en el empleo dé comodines y tópicos (como reservar guay, súper, total o mundial para ponderar algo), y, en general, en el empobrecimiento de los recursos léxicos o sintácticos. El lenguaje de las generaciones mayores manifiesta un mayor conservadurismo, que se refleja en el empleo de palabras o expresiones que para los restantes grupos de edad resultan desconocidos o desusados, como ocurre, por ejemplo, con las expresiones de origen rural o con las frases proverbiales. 3.3. LOS MOVIMIENTOS MIGRATORIOS Los grupos de inmigrantes presentan características lingüísticas peculiares motivadas por su procedencia y su grado de integración social. Los grandes desplazamientos de la población campesina a las ciudades, ocurridos en España desde la segunda mitad del siglo pasado, han influido notablemente en la pérdida de las hablas rurales. Los hijos o nietos de aquellos campesinos emigrados a la ciudad han terminado perdiendo los rasgos de la lengua de sus antepasados y se han adaptado al habla urbana. Además, la modo de hablar del campo se va perdiendo, no sólo por la emigración, sino también por la difusión que los medios de comunicación hacen de la norma urbana. No obstante, existe una situación que propicia el mantenimiento de las peculiaridades del lugar de origen e incluso las refuerza: cuando un grupo de personas del mismo origen, e instaladas en un mismo territorio, proceden de una cultura diferente a la del lugar al que han emigrado, cuya lengua, religión y cultura pueden ser muy distintas. Cuanto menos solidarios se sientan con la cultura de su nuevo país, más potenciarán sus tradiciones y, por lo tanto, sus diferencias lingüísticas. En definitiva, los grupos de inmigrantes pueden llegar a constituir variedades sociales, cuyo mayor o menor distanciamiento de la lengua de la comunidad en que se asientan dependerá de las barreras sociales que se establezcan entre ellos y la población autóctona. En el dominio del inglés o del francés se han creado variedades (el «inglés negro» en Estados Unidos; el francés de algunos barrios situados en las afueras de París, muy mezclado con el árabe) cuya comprensión resulta muy difícil a las personas ajenas a estos grupos de inmigrantes. 3.4. DIFERENCIAS SOCIOPROFESIONALES. JERGAS Y ARGOTS Los hablantes utilizan los recursos gramaticales y léxicos básicos de los que dispone una lengua; pero existen, además, peculiaridades propias del lenguaje de la ciencia (física, biología, economía, lingüística…), de grupos profesionales (médicos, pescadores, políticos, fontaneros…) o de otros ámbitos. Se trata de los lenguajes específicos -o especiales-, es decir, de la manera particular de emplear la lengua que tienen los distintos grupos socioprofesionales. 3.4.1. Jergas profesionales En sentido general, las jergas son las variedades lingüísticas propias de los diferentes grupos profesionales: el habla de los abogados, de los políticos, de los peluqueros o de los comentaristas deportivos, por ejemplo, reciben la consideración de jergas. Esta manera peculiar de hablar sirve para dar cohesión al grupo, diferenciarlo de los demás y, en algunos casos, ocultar el significado de lo que dicen a quienes son ajenos al mismo. En un hospital, por ejemplo, oiremos a los médicos expresiones como: “Las patologías de las consultas”; “el paciente hizo una peritonitis” o “se anemizó”, para referirse a determinadas dolencias o enfermedades. Además de desarrollar una jerga para la comunicación entre las personas que pertenecen a un grupo profesional, algunos de estos grupos -en particular de especialidades científicas o técnicas- necesitan contar con una terminología especializada para el trabajo en su propia disciplina. 3.4.2. Lenguas marginales y argot Se suele hablar también de jergas, o preferiblemente de argot, para englobar a las variedades propias de grupos sociales marginales, en los que la cohesión, la solidaridad y el secretismo es mayor que en los grupos profesionales a que acabamos de hacer referencia. Se trata de grupos de personas que viven al margen de la sociedad -como ocurre, por ejemplo, con delincuentes o traficantes- y desarrollan una lengua propia para evitar que su manera de hablar sea comprendida fuera del grupo. Las jergas de este tipo reciben en francés el nombre de argot -término bastante generalizado en nuestra lengua- y en inglés, slang. Las jergas marginales aparecen casi repentinamente y desaparecen con la misma rapidez con que se crearon; de ahí que sólo un número reducido de palabras procedentes de estas jergas lleguen a penetrar en la lengua común.
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Las primeras lenguas secretas existentes en español se remontan al lenguaje de germanías (etimológicamente hermanía, es decir, hermandad), nombre con el que se designa la jerga que utilizaban los delincuentes en el Siglo de Oro español. Cada grupo marginal desarrolla, en una época determinada, su propio argot. Entre las lenguas marginales actuales destacan las siguientes: El talegario: jerga de la cárcel en la que el secretismo y la necesidad de ocultación obligan a incorporar continuamente nuevos vocablos con que sustituir a los antiguos. Algunas expresiones de origen carcelario, como estar al loro o marrón, han pasado a la lengua coloquial. El cheli: jerga juvenil de grupos urbanos marginales, que es bastante conocida en el lenguaje popular gracias a la amplia divulgación que hacen de ella los medios de comunicación y a la receptividad que los hablantes jóvenes muestran hacia este tipo de hablas. El drogata: jerga de traficantes y consumidores de drogas; hay en ella bastantes préstamos del inglés, particularmente del slang, como bisni `trato en droga’ (inglés business `negocio’) o pico (inglés fix `clavar’). El caliente: jerga que utilizan los maleantes o delincuentes para entenderse entre sí, lo que les permite desarrollar sus actividades delictivas sin que los comprendan personas ajenas a su mundo. El merchero: lengua de los mercheros, grupo social de vida nómada que se dedica habitualmente a la venta ambulante. Estas variedades comparten numerosos aspectos lingüísticos, por lo que a veces es difícil establecer diferencias entre ellas. 3.5. NIVELES CULTO, ESTÁNDAR, POPULAR Y VULGAR A partir de los factores que hemos estudiado, la Sociolingüística ha distinguido tradicionalmente cuatro niveles o variedades sociales: nivel culto, nivel estándar, nivel popular y nivel vulgar. Nivel culto Es propio de las personas instruidas y de gran nivel cultural. Hay lingüistas que lo identifican con la lengua literaria y científica. Funciona como modelo de corrección y como ideal de lengua para los estratos inferiores. Es el nivel más preciso, el más estructurado y el más rígido. Sus características fundamentales son: 1. Corrección: esta característica de la lengua culta afecta a todos los niveles - al fonético con una pronunciación que conserva los matices de expresividad y evita todo vulgarismo fónico o forma local; al gramatical, con el uso riguroso de construcciones sintácticas y la utilización de los nexos adecuados; al léxico, con la precisión de los significados y el rechazo de vulgarismos y barbarismos. 2. Riqueza léxica: dispone de un léxico rico y preciso que abarca a las ciencias o la cultura en todos sus ámbitos. 3. Capacidad de abstracción: es capaz de expresar con mayor profundidad y precisión los conceptos abstractos. 4. Tradición literaria: recoge el peso de la tradición literaria y puede compartir con ella su belleza formal. Es la más apropiada para todo tipo de actividades intelectuales. Nivel estándar Esta variedad lingüística se sitúa en un nivel medio pero formal de la lengua. Adopta las exigencias normativas del idioma, aunque es menos rígida y meticulosa que la variedad culta. Sirve de modelo tanto en la comunicación oral como en la escrita. Respeta la norma léxica y gramatical que supone el uso correcto del idioma, siguiendo las instrucciones de la Real Academia de la Lengua. Se adapta a los cambios que puedan ser introducidos por modas o préstamos de otras lenguas y se difunde a través de los medios de comunicación y, también, en la enseñanza. Es una lengua común a la gran mayoría de los hablantes que pertenecen a un nivel sociocultural medio. Nivel popular Se sitúa en un nivel medio de competencia lingüística y se usa en el ámbito de la vida cotidiana, no en actividades intelectuales o culturales. Entre sus peculiaridades señalamos: 1. La subjetividad del hablante: uso frecuente de interjecciones, exclamaciones, expresiones irónicas, interpelaciones al oyente, etc. - ¡Mujer, eso sí que no se hace, te lo digo yo! 2. Economía en el uso de medios lingüísticos: oraciones inacabadas o suspendidas, oraciones sincopadas, falta de precisión léxica, frases cortas y muy expresivas, elementos que remiten al contexto extralingüístico (deícticos), muletillas, frases hechas, palabras para dar continuidad a la conversación, etc. - ¡Bueno, pues… como te iba diciendo!
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3. Continuas apelaciones al oyente: ¡Ya me dirás!¡ Tú tienes la última palabra! 4. Uso del llamado lenguaje proverbial o refranes ligados a la filosofía popular: En boca cerrada no entran moscas. Nivel vulgar Es utilizado por las capas más modestas y peor escolarizadas de la sociedad. Es un sistema pobre, con una gramática sencilla y un léxico reducido. Se caracteriza por la alteración constante de la norma y el uso de vulgarismos, palabras incorrectas o errores lingüísticos. Los vulgarismos se producen en todos los niveles de la lengua: Vulgarismos fonéticos Vulgarismos morfológicos Desplazamientos acentuales: máestro, Formaciones analógicas: haiga, ayer telégrama… caminemos… Indecisión vocálica: sigún, acordión, ceviles, Leísmo, laísmo y loísmo: les vi, la dije, lo tualla… pego… Simplificación consonántica: dotor, istancia, Uso de partículas: dempués, pienso de que, solenidá… contra más, de que ví ayer… Relajación consonántica: toavía, esperdiciar Alteraciones verbales: cantastes, llegastes… Alteración r/l: arquiler, Cambio de consonante: Grabiel, cocreta… Vulgarismos léxicos Vulgarismos sintácticos Solecismos: explosionar (explotar), ves (ve o Orden de palabras: se me escapó, se te vete) cayó… Léxico figurado: limpiar (robar), chivarse… Concordancias incorrectas: la clima, la De origen gitano: gachó, parné, pinreles… Carmen… Frases hechas e impersonales: uno es así, 4. LA LENGUA EN LAS SITUACIONES COMUNICATIVAS. LAS VARIEDADES DIAFÁSICAS El uso individual de la lengua en los diferentes actos de habla da lugar a las variedades diafásicas que el hablante elige en función de la situación en la que se produce la comunicación. Llamamos si t uación comuni cativa al conjunto de circunstancias extralingüísticas en las que se desarrolla el acto Este cantante está en una rueda de prensa, presentando su nuevo de comunicación. Los elementos que conforman la situación comunicativa son éstos: PERSONALIDAD DE EMISOR Y RECEPTOR: El grado de influencia de factores como el sociocultural, edad, sexo, ideología, profesión, hábitat o estado de ánimo de quienes intervienen en un acto concreto de comunicación acentúa o difumina determinados rasgos del código lingüístico. Son muestra de ello el carácter innovador o conservador del lenguaje, la presencia o ausencia de afectividad, las desvíaciones de la norma, etc. GRADO DE FORMALIDAD: Refleja el grado de proximidad o distanciamiento afectivo entre emisor y receptor. Esta circunstancia determina la existencia de una amplia gama de situaciones que imprimen al lenguaje un tono que va de lo más informal (relaciones de confianza, familiaridad o solidaridad) a lo más formal (relaciones distantes por respeto hacia la otra persona, por la conciencia de ocupar posiciones jerárquicas diferentes o por desconocimiento mutuo). TEMA O MATERIA DE LA COMUNICACIÓN: Constituye el asunto sobre el que versa la comunicación. Puede estar establecido de antemano (un discurso, una conferencia, una clase de literatura en el instituto…) o, por el contrario, variar e improvisarse en el transcurso del acto comunicativo (una charla con un amigo en una cafetería). De igual modo, el tipo de asunto elegido puede condicionar el lenguaje: no es lo mismo hablar de un tema intranscendente de la vida cotidiana que abordar materias más serias y graves (filosóficas, religiosas…). INTENCIONALIDAD: El hecho de entablar un proceso de comunicación puede obedecer a múltiples finalidades: informativa, explicativa, didáctica, prescriptiva, normativa, persuasiva, lúdica, etc. UNILATERALIDAD O NO DE LA COMUNICACIÓN: Unas veces el mensaje circula en una sola dirección, del emisor al receptor, sin que se produzca la respuesta inmediata.. Es el caso de los medios de comunicación, cuyo registro cambiará en función del destinatario al que se dirijan: no es lo mismo que el receptor sea homogéneo y especializado (suscriptores de una revista de lingüística) que heterogéneo y con importantes diferencias culturales (televidentes en una hora de máxima audiencia). En otras ocasiones, en cambio, se produce la alternancia comunicativa con intercambio de turnos (un debate, una discusión entre dos automovilistas, etc.).
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ÁMBITO DE INTERACCIÓN SOCIAL: Puede ser diverso: laboral, profesional, académico, familiar, artístico, etc. La conjunción de todas estas circunstancias determina que el hablante elija un código (verbal, no verbal o ambos), el medio de expresión (oral o escrito) y la estructura discursiva (descripción, narración, exposición, argumentación, monólogo o diálogo) que más se ajusten a la situación de comunicación. 3.1. LOS REGISTROS IDIOMÁTICOS El uso individual que de la lengua hace el hablante, en virtud de la situación comunicativa en que se encuentre, recibe el nombre de registro idiomático. Cada situación comunicativa requiere un registro idiomático propio. Sin embargo, la adecuación del discurso no siempre es posible. La capacidad de cambiar de registro de los hablantes depende de su competencia lingüística: cuanto mayor sea el grado de instrucción de una persona y mayor el nivel de conocimiento de la lengua, más fácil le resultará pasar de una modalidad de habla a otra. Hay una variada gama de registros idiomáticos de límites muy imprecisos. De ahí que la caracterización que hagamos de cada registro venga dada por la mayor densidad y fijeza de los indicadores que conforman la situación comunicativa. De acuerdo con el uso más generalizado de la lengua, podemos distinguir dos tipos de registros: a Registro formal: utilizado en ámbitos especializados (científico, literario, jurídico, técnico o periodístico). En ellos predomina la preocupación por seleccionar de forma correcta y adecuada los recursos lingüísticos. El registro culto es el registro formal por excelencia. Se caracteriza por utilizar un lenguaje cuidado en todos los planos: fónico, morfosintáctico y léxico. Busca, ante todo, la precisión, la originalidad y la variedad. b Registro informal: utilizado en ámbitos familiares o amistosos, en los que predomina una comunicación directa, espontánea e interpersonal. El más significativo es el registro coloquial. 3.2. El registro coloquial En ocasiones se confunde lengua popular con registro coloquial. Aunque tienen muchos elementos tos en común, responden a dos criterios diferentes: la lengua popular es una variedad de lengua que depende del nivel sociocultural del hablante; por el contrario, el registro coloquial alude a una situación comunicativa determinada. Sus rasgos más destacados son 1. Carácter dialogado. En general hay una presencia física de emisor y receptor. Ambos son interlocutores activos y se alternan en el uso oral de la palabra. 2. Espontaneidad y falta de formalización. Es un uso espontáneo del lenguaje que suele carecer de reflexión, por lo que se abusa a veces de la improvisación formal y de la imprecisión expresiva. 3. Confluencia del código verbal y el no verbal. El acto de habla conversacional se apoya en un código no lingüístico: posturas corporales, expresiones de la cara reveladoras de los más diversos estados de ánimo y gestos de todo tipo. Rasgos lingüísticos del registro coloquial I Aspectos fónicos Se produce un cierto- relajamiento en la articulación de los sonidos: a. diptongaciones forzadas: vete de ái (¡vete de ahí!) b. reducción de grupos consonánticos: istrución (instrucción) c. yeísmo: gayina (gallina) d. pérdida de un grupo de fonemas: taluégo (hasta luego) II Tratamiento Contempla las distintas formas con que una persona se dirige a otra en función de las relaciones sociales de solidaridad o jerarquía existentes entre ellas. Estas relaciones se expresan mediante los siguientes recursos: 1. tratamientos pronominales: túlusted 2. tratamientos nominales: apodos, hipocorísticos (Pili por Pilar) o fórmulas como Don Francisco, Señor director.. 3. expresiones cariñosas: hijo de mi vida, pedazo de cielo… 4. comparaciones alusivas al mundo animal (gatita, pichoncito…) o humano (princesa, rey…) 5. insultos que resaltan rasgos físicos o defectos de las personas, así como sus conductas sociales o sexuales 6. fórmulas de cortesía con las que se muestra la deferencia del hablante hacia su interlocutor III Expresividad
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La manifestación de la subjetividad o afectividad del hablante se refleja de modo particular en los siguientes aspectos: 1 Ampliación de la modalidad de la frase en función de la actitud personal (modalidad de enunciación): duda, sorpresa, asombro, admiración, reproche, enfado, exhortación… El habla coloquial muestra una gran riqueza en la expresión de la modalidad: ¿Tú crees que saldremos hoy? puede reflejar actitudes diferentes del hablante: impaciencia, reproche, enfado… 2 Organización subjetiva del mensaje. Se articula el discurso siguiendo los dictados del pensamiento-sentimiento sin reparar en la estructura lógica del mismo. Por ello, en este sentido se tiende a los siguientes rasgos sintácticos: a La dislocación sintáctica, porque los elementos oracionales se ordenan según el interés subjetivo del hablante: * Y o en vacaciones me gusta leer (En vacaciones me gusta leer). b La condensación sintáctica, que se refleja,; en el empleo de expresiones de término único (interjecciones), estructuras oracionales sin predicado o con abundantes elementos elípticos. 3 El énfasis lingüístico mediante expresiones autorreafirmativas: Te lo digo yo…, No es porque yo lo diga… Estos elementos intensificadores pueden ser: Presencia de superlativos con sustantivos: Mañana es la finalísima. Impropiedad semántica: Voy a ser tremendamente claro. Redundancia semántica: Ese tío no es una persona humana. Incompatibilidad semántica: Tiene una paciencia infinita. Cambio de género: Soltó dos palabros, Luis y Ana están embarazados. 4 Creaciones léxicas espontáneas. Se trata de medios expresivos de carácter individual que surgen esporádicamente en la conversación: Este hombre tiene mucha pechonalidad. IV Economía y comodidad El hablante se asegura la comunicación con el menor esfuerzo, lo que implica descuido formal e imprecisión expresiva. Algunos rasgos son: a. Formaciones regresivas: apócope y aféresis. Es el caso de cole, bici, tele, seño, profe, sufí, sobre, chacha, Tina… b. Concordancias improvisadas: Se arreglan toda clase de electrodomésticos (Se arregla…). c. Muletillas: o sea, bueno, vamos, sin duda alguna, evidentemente… d. Frases hechas, expresiones estereotipadas, refranes: en un abrir y cerrar de ojos, en todos sitios cuecen habas… e. Comodines: cosa, chisme, rollo, cacharro, chorrada…
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CONCEPTO DE TEXTO. PROPIEDADES 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7.
EL TEXTO: DEFINICIÓN LAS PROPIEDADES DEL TEXTO EL CONTEXTO EL TEXTO COMO ESTRUCTURA COMUNICATIVA: LA ADECUACIÓN LA TIPOLOGÍA TEXTUAL LAS CARACTERÍSTICAS DE LOS TEXTOS ORALES: LA CONVERSACIÓN LAS VARIEDADES TEXTUALES. LAS SECUENCIAS 7.1. TEXTOS NARRATIVOS 7.2. TEXTOS DESCRIPTIVOS 7.3. TEXTOS PERSUATIVOS O ARGUMENTATIVOS 7.4. TEXTOS PRESCRIPTIVOS
1. EL TEXTO: DEFINICIÓN Se entiende por TEXTO una UNIDAD DE CARÁCTER LINGÜÍSTICO intencionadamente emitida por un hablante en una SITUACIÓN COMUNICATIVA CONCRETA y con una finalidad determinada. Se trata de la UNIDAD COMUNICATIVA MÁXIMA, y también un conjunto estructurado de enunciados de muy variable extensión, desde un solo y breve enunciado hasta, por ejemplo, una novela. Conviene recordar que los enunciados son las unidades mínimas de comunicación. La GRAMÁTICA TEXTUAL es la disciplina que estudia cómo se forman textos a partir de enunciados, de una manera similar a como la GRAMÁTICA ORACIONAL o SINTAXIS estudia cómo se forman oraciones a partir de las palabras y sintagmas, y la GRAMÁTICA DE LA PALABRA o MORFOLOGÍA estudia la formación de las palabras a partir de los morfemas. Pero el texto no es una mera cadena de oraciones, frases o palabras. Está construido a partir de varios niveles de organización: a. Posee una estructura SEMÁNTICA, pues consta de una serie organizada de ideas que el emisor («hablante» en el caso de los textos orales, «escritor» o «autor» en el caso de los textos escritos) pretende transmitir al receptor («oyente» o «lector», según corresponda). 1 b. Posee una estructura SINTÁCTICA : los enunciados que lo constituyen mantienen entre sí relaciones formales de distinto tipo, que será necesario estudiar. c. Posee también una estructura COMUNICATIVA o PRAGMÁTICA, en el sentido de que en él están implícitas las relaciones entre los elementos que intervienen en el acto de la comunicación. Esos elementos (emisor, receptor, canal, código, situación...) determinan de diferentes maneras la forma y el significado de los textos, por lo que habrá que tenerlos en cuenta tanto a la hora de producirlos como a la de interpretarlos.
UNIDADES GRAMATICALES TEXTO unidad máxima de comunicación GRAMÁTICA TEXTUAL ENUNCIADOS ORACIONES
unidad mínima de comunicación unidades gramaticales complejas
GRAMÁTICA DE LA ORACIÓN SINTAGMAS
GRAMÁTICA DE LA PALABRA
PALABRAS
unidad gramatical simple
MORFEMAS
unidad mínima con significado
1 Entendemos aquí SINTAXIS en su sentido general, como estructura de relaciones formales y funcionales entre elementos de distinta extensión. Hay una SINTAXIS DE LA ORACIÓN (las relaciones entre los elementos que constituyen la oración: palabras, sintagmas...), que hemos estudiado en los temas de Gramática, y una SINTAXIS DEL TEXTO o discurso (las relaciones formales entre los enunciados que constituyen un texto).
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En conclusión, el rasgo determinante del texto es que constituya un PRODUCTO LINGÜÍSTICO UNITARIO en el que los distintos elementos se interrelacionan en función del todo. 2. LAS PROPIEDADES DEL TEXTO No toda secuencia de elementos lingüísticos forma siempre un texto. Existen principios o reglas que es necesario tener en cuenta para que los discursos que emitimos permitan que la comunicación tenga éxito, y que son PROPIEDADES DE LOS TEXTOS: ADECUACIÓN, COHERENCIA y COHESIÓN. La adecuación es la característica de los textos que están bien construidos desde el punto de vista comunicativo. La coherencia es la propiedad inherente a todo texto (entendido como entidad con significado) que hace que pueda ser percibido como una unidad comunicativa y no como una sucesión de enunciados inconexos. La cohesión es la manifestación lingüística de la coherencia: un texto está bien cohesionado si hay mecanismos lingüísticos que revelan la relación coherente de sus partes. Estas propiedades tienen que ver, obviamente, con los tres niveles de estructuración del texto. Y es importante tener en cuenta que están presentes tanto en la producción como en la interpretación del mensaje.
ESTRUCTURA COMUNICATIVA
ACECUACIÓN
EL TEXTO COMO ESTRUCTURA ESTRUCTURA SEMÁNTICA
COHERENCIA
ESTRUCTURA SINTÁCTICA
COHESIÓN
Además, existen otras características que hacen del texto un hecho comunicativo: las actitudes de los usuarios, el grado de información, la situación en que se emite y la intertextualidad. Actitudes de los usuarios Tanto el emisor del texto como su destinatario muestran determinadas actitudes, que admiten un cierto grado de tolerancia con respecto a las deficiencias que pueda tener en cuanto a su coherencia y cohesión. La intencionalidad es la actitud del emisor del texto: transmitir conocimientos o alcanzar una meta específica dentro de un plan. La aceptabilidad es la actitud del receptor: el texto es aceptable si percibe que tiene alguna relevancia porque adquiere nuevos conocimientos o bien porque le permite cooperar para alcanzar una meta discursiva. El emisor debe ocuparse no sólo de la adecuada transmisión del mensaje, sino también de cómo éste es recibido. Para ello, puede modificar la planificación de su enunciado, cambiar el estilo o el orden. Por su parte, el receptor contribuye al mantenimiento de la coherencia mediante inferencias, es decir, mediante deducciones extraídas del mensaje o de su propio conocimiento. Grado de información El grado de información de un texto se relaciona con la novedad o imprevisión que tiene para sus receptores. Todo texto es casi siempre informativo, pero si su nivel de información es especialmente bajo, puede perturbar, causar fastidio o incluso provocar el rechazo de los destinatarios. Tanto en el lenguaje literario como en la publicidad se tienen en cuenta muchos procedimientos expresivos. Situación La situación se refiere a los factores que hacen que un texto sea relevante en la circunstancia comunicativa en la que se produce. Así, un cartel que diga SE RUEGA SILENCIO en la sala de lectura de una biblioteca adquiere relevancia, mientras que en la esquina de una concurrida calle resultaría absurdo. Dependiendo de la situación en la que se produce, un texto puede ser apropiado o inapropiado. Intertextualidad La intertextualidad se refiere a los factores que hacen depender la utilización adecuada de un texto del conocimiento que se tenga de otros textos anteriores. Se relaciona directamente con la alusión textual, es decir, con la referencia a textos conocidos. Cada tipo de texto posee un grado diferente de Intertext ualidad. Por ejemplo, las parodias, las reseñas de crítica literaria, las contraargumentaciones manifiestan un grado máximo; el emisor debe acudir constantemente al texto que parodia, critica, etc., para construir su mensaje; el receptor, por su parte, para entenderlo, necesitará conocer previamente ese texto.
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3. EL CONTEXTO Entender un texto implica entender los enunciados que lo componen. Y para interpretar correctamente esos enunciados es necesario tener en cuenta diversos factores, tanto lingüísticos como extralingüísticos: el resto de los enunciados que configuran el texto, las circunstancias de tiempo y de lugar en que tiene lugar el acto comunicativo, los conocimientos y creencias compartidos por los interlocutores, la intención comunicativa del emisor, el canal, etc. El conjunto de todos estos factores se denomina contexto. El contexto es imprescindible para producir enunciados y para interpretar correctamente su significado. Pero el significado de un enunciado no es solamente lo que el hablante manifiesta de manera explícita, también hay una información que el oyente extrae implícitamente a partir del contexto. Por ejemplo, si alguien nos pregunta en la calle: ¿Dónde está el cine Callao?, sabemos a partir de este mensaje que existe un lugar llamado cine Callao. Esta información implícita derivada del mensaje mismo se denomina presuposición. También podemos interpretar, por ejemplo, que la persona que nos ha preguntado quiere ir al cine Callao. Esta información implícita que deriva de las deducciones del oyente a partir del mensaje recibe el nombre de implicatura. Hay que distinguir tres tipos de contexto: lingüístico, situacional y sociocultural. El primero hace referencia a los factores lingüísticos que influyen en la interpretación de un enunciado, mientras que los dos últimos están 2 relacionados con los factores extralingüísticos que intervienen en el acto de comunicación . 4. EL TEXTO COMO ESTRUCTURA COMUNICATIVA: LA ADECUACIÓN La adecuación es, como hemos dicho, la característica de los textos que están bien construidos desde el punto de vista comunicativo. Es el resultado de una serie de elecciones que el hablante o autor ha de llevar a cabo teniendo en cuenta las características concretas de los diferentes factores o elementos que intervienen en esa comunicación: quién es el emisor, cuál es su intención, quién es el receptor, qué relación hay entre ambos, 2
El contexto lingüístico (o cotexto) está formado por todas las palabras, grupos de palabras, párrafos, etc., que rodean un enunciado y por los que este adquiere un valor interpretativo. El significado concreto de un enunciado depende, en gran medida, de lo que se dice antes y de lo que se dice después. Por ejemplo, un enunciado como Se lo di ayer no se puede interpretar correctamente si no sabemos a qué se refieren se y lo. Para obtener esta información es imprescindible el contexto lingüístico, ya que se y lo se refieren anafórica o catafóricamente a algún elemento que aparece previa o posteriormente en el texto. El contexto lingüístico carga de significado a aquellas categorías que tienen una función anafórica o catafórica en un texto: pronombres personales, demostrativos, indefinidos y relativos; determinativos posesivos y numerales; adverbios y locuciones adverbiales, Ejemplos: Le echamos un vistazo a la novela de Marta; Desconozco los sucesos-que han ocurrido. Además, el contexto lingüístico puede resultar también útil en casos de ambigüedad por el uso de palabras polisémicas y homónimas. Ejemplo: Salió al campo a pesar del mal tiempo. / Salió al campo a pesar de su lesión. El contexto situacional (o situación) está constituido por el lugar y el tiempo en que se produce el acto comunicativo, así como el entorno físico que rodea a los interlocutores. Para la correcta interpretación de los significados de los enunciados, es necesario tener en cuenta el contexto situacional. Por ejemplo, un enunciado como Buenos días será comunicativamente válido si se emite a las once de la mañana. Si ese mismo enunciado se emplea como fórmula de saludo a las cuatro de la tarde, habrá que recurrir al contexto situacional para darse cuenta de que, por ejemplo, el emisor de ese mensaje acaba de levantarse. El contexto situacional también es la clave para resolver posibles ambigüedades. Por ejemplo, ante una orden como Cierra todas las ventanas deberemos recurrir a la situación para saber si la palabra ventanas hace referencia a las ventanas de la habitación donde nos encontramos o a las de la pantalla del ordenador con el que estamos trabajando. Dos elementos importantes que forman parte del contexto situacional son los gestos y la entonación, que ayudan a interpretar debidamente un mensaje. Por ejemplo, el adverbio así se carga de valor comunicativo sólo si va acompañado de un gesto peculiar con los dedos de la mano en enunciados como La plaza estaba así de gente. También la entonación determina la función comunicativa de un enunciado. Por ejemplo, si decimos ¡Abre la puerta!, el enunciado puede tener un significado de orden, enfado, petición o súplica, según la entonación con que se emita. El contexto sociocultural (o universo del discurso) es el conjunto de datos procedentes de los condicionamientos sociales y culturales que rodean el acto comunicativo; es decir, el conjunto de conocimientos previos, ideas, creencias y valores que comparten el emisor y el receptor de un mensaje. Los principales factores del contexto sociocultural que ayudan a interpretar correctamente un enunciado son los siguientes: La relación entre los interlocutores; es decir, su situación social, el grado de confianza entre ellos, etc. Por ejemplo, un enunciado como ¿Me permite pasar, por favor? es adecuado entre interlocutores que no tienen una relación de confianza o que no se conocen. Si este mismo enunciado se lo dirige un padre a su hijo, probablemente interpretemos que en ese momento concreto están enfadados. La existencia de conocimientos y creencias compartidos por los interlocutores. Por ejemplo, el enunciado Tú sabes bien por qué lo digo significa algo para el emisor y para el receptor porque comparten una realidad común, una serie de conocimientos previos que dan valor al acto de comunicación. La intención del emisor, que determina el sentido con que se emplea un enunciado. El significado de enunciados como ¡Eres único! depende en gran medida de la intención comunicativa dé ta persona que emite este texto: puede ir desde el cariño hasta el insulto. Esté factor permite al receptor de un mensaje saber si su interlocutor "habla en serio" o "habla en broma". Del mismo modo, es fundamental para reconocer la ironía de un enunciado determinado. Por ejemplo, afirmar ¡Qué día tan estupendo! en un día frío y lluvioso responde, generalmente, a la intención irónica del emisor de este mensaje.
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cuál es el canal que se va a utilizar, qué aspectos de la situación condicionan la comunicación, etc. Un texto se considera adecuado y cumple su finalidad comunicativa cuando se tienen en cuenta los siguientes factores: la intención del emisor y su relación con el receptor, la situación en que se produce, la modalidad comunicativa que se adopta, el registro idiomático empleado y la conveniencia del texto a la competencia 3 comunicativa del receptor, a la finalidad, del acto comunicativo y al entorno . Los factores más determinantes son tres, básicamente: la relación entre interlocutores, la intención comunicativa y las circunstancias espaciotemporales. La relación entre los interlocutores. La relación está determinada, principalmente, por los mecanismos que rigen las relaciones sociales y culturales entre las personas: edad, sexo, nivel sociocultural, personalidad, etc. La forma del texto no será igual si el emisor se dirige a un solo receptor o a varios, si conversa con un compañero de profesión o con un familiar, si pretende convencer de algo o sólo informar, si el emisor o el receptor poseen gran cultura o apenas han recibido formación. La relación del emisor con su receptor, por tanto, resulta determinante en la creación textual. Otro factor influyente en la adecuación textual es el conocimiento que de la realidad comparten los interlocutores: experiencias, informaciones, sensaciones, es decir, todos aquellos conocimientos comunes que facilitan la comunicación y que denominamos presuposiciones. A mayor número de presuposiciones, mayor simplificación del acto comunicativo, pues no serán necesarias excesivas referencias a la realidad sobre la que se está hablando. En el mensaje Cuando lleguen las vacaciones de verano, iremos de viaje a la playa se dan varias presuposiciones que han de compartir los interlocutores: que el acto de comunicación se realiza en una estación del año que no es el verano; que en el lugar que se realiza no hay playa; que en verano el emisor tendrá vacaciones; y que el viaje lo hará con alguien conocido por el receptor (o, incluso, con el propio receptor). Todas estas informaciones no necesitan ser explicadas, porque los interlocutores las presuponen y, de este modo, se simplifica el mensaje. Un factor que interviene decisivamente en la adecuación del texto es la competencia comunicativa del emisor; esto es, la capacidad para elegir registros adecuados y coherentes para cada uno de los actos de habla. El emisor debe seleccionar un modo de expresión adaptado al receptor y a las circunstancias. Entre las circunstancias situacionales que determinan la elección de un determinado registro destacan: - El ámbito de uso: no será igual el registro empleado por un político en un discurso parlamentario que en una reunión de su partido. - El modo de transmisión, que determinará la forma de expresión, oral o escrita, y la forma de elocución elegida. - Los papeles sociales que asumen emisor y receptor. La intención comunicativa. Para que un texto sea adecuado, debe adaptarse a la intención comunicativa ;del emisor: éste se puede referir objetivamente a la realidad, puede expresar sentimientos o desear una reacción concreta en el receptor. Estas intenciones han de quedar de manifiesto en el texto con el fin de que el receptor 3
Entre otras, utilizando como ejemplo el acto comunicativo que llamamos "examen", estás serían las decisiones que el hablante tendría que tomar: LA FUNCIÓN DEL LENGUAJE que va a predominar en el texto (referencial, expresiva, apelativa...). Depende fundamentalmente de la intención comunicativa del emisor: en un examen, lo que pretende el alumno es mostrar sus conocimientos de una asignatura, por lo que sería adecuado producir un texto donde predominara la función REFERENCIAL. Resulta inadecuada la aparición de enunciados con función expresiva (¡qué contento estoy, el examen me está saliendo tan bien...!) o apelativa (Ruego al señor profesor que tenga piedad de mí). Asimismo, el emisor deberá seleccionar los recursos lingüísticos mediante los cuales se realiza cada función. EL CANAL COMUNICATIVO ADECUADO. Como es obvio, está condicionado por la situación comunicativa: el alumno habrá de utilizar la comunicación escrita. Lo mismo sucede con el CÓDIGO: la situación comunicativa impone que se utilice el código verbal castellano (salvo en asignaturas como Inglés) y quedará excluida la utilización de códi gos no verbales: gestos, por ejemplo. LA VARIEDAD IDIOMÁTICA que se va a utilizar (lengua culta, registro formal o coloquial, etc.). Depende también de la situación comunicativa: el examen es una actividad académica, existen determinadas relaciones «formalizadas» entre emisor (alumno) y receptor (profesor) que hacen inadecuado el uso de expresiones coloquiales o vulgares. El emisor ha de seleccionar también una VARIEDAD DE DISCURSO determinada, según la intención y la situación comunicativa. No parece adecuado para un examen producir un texto de carácter narrativo, ni un diálogo: si lo que se pretende es mostrar los conocimientos propios, el texto deberá ser expositivo o, en su caso, argumentativo (véanse Temas 5 y 6). Relacionada con ello está también la elección del GÉNERO CONCRETO que se va a utilizar. En el caso del «examen» está ya bastante tipificado y depende del profesor (res puesta a una serie de cuestiones, desarrollo de un tema, comentario de un texto, «examen tipo test»...). El alumno deberá ceñirse, otra vez, al género que impone la situación comunicativa y seleccionar los mecanismos y recursos textuales adecuados a ello. Será inadecuado responder a un test con un desarrollo extenso (o con una carta, un informe o un poema, por poner ejemplos de otros géneros diferentes). Lo dicho hasta ahora no agota, ni mucho menos, los aspectos en los que hay que tener en cuenta la adecuación del texto a la situación comunicativa. Éstos son los más generales, pero hay muchos más. En realidad, la adecuación recorre el texto entero, hasta en los niveles más concretos.
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lo interprete correctamente. Básicamente, las intenciones comunicativas se corresponden con las funciones del lenguaje (representativa, expresiva, conativa, fática, metalingüística y poética). Sin embargo, existe una diferencia: en las intenciones comunicativas se tienen en cuenta los elementos situacionales (tipo de interlocutores y otros factores). Por ejemplo, en un mensaje publicitario y en un folleto de instrucciones de uso de un electrodoméstico se da la misma función del lenguaje: la conativa. Pero las intenciones no son las mismas: en el primero, la intención es convencer al receptor de que compre un producto; en el segundo, aconsejar al receptor sobre cómo ha de usar el electrodoméstico. Las circunstancias espacio-temporales. Al conjunto de circunstancias espacio-temporales que condicionan la creación textual se le llama entorno o situación. Estas circunstancias van a convertirse en marcos de referencia que predeterminan la actuación del emisor, la tipología del texto y el modo de expresión empleado para llevarlo a cabo. El marco permite clasificar los actos de comunicación en un tipo de texto concreto y adecuado a la situación en que se produce. La expresión Colorín colorado, este cuento se ha acabado es adecuada dentro de un marco textual (un cuento infantil) y de una modalidad discursiva o forma de elocución (el final de una narración). Evidentemente, no sería adecuada como final de un discurso científico siempre y cuando el emisor no tuviera una intención comunicativa diferente, como sorprender o introducir una nota humorística. 5. LA TIPOLOGÍA TEXTUAL Todo texto es un mensaje dentro de un proceso de comunicación y, como hemos visto, los ele mentos _que intervienen en este proceso (emisor, receptor, canal, código, situación) determinan -el c rácter y la forma misma del texto. Cada texto tendrá, por tanto, sus propias características particulares, que lo harán muy diferente de otros. Pero también es posible observar ciertas regularidades, tanto en las técnicas expresivas y compositivas como en la forma lingüística, que permiten hablar de diferentes TIPOS GENERALES de textos. Los textos se pueden clasificar desde puntos de vista muy diversos, y en cualquier caso nunca se trata de clasificaciones cerradas y bien definidas. Las tipologías no agotan las posibilidades de clasificación, ni tampoco supone una separación tajante entre unos tipos y otros, puesto que lo normal es que en los textos se mezclen características de varios diferentes. a) SEGÚN EL CÓDIGO EMPLEADO: 1. VERBALES: utilizan como código la lengua natural. 2. NO VERBALES: utilizan otros sistemas de signos (gestuales, icónicos...). b) SEGÚN LA INTENCIÓN DEL EMISOR: 1. INFORMATIVOS. Función preferentemente referencial: memorias, informes, noticias... 2. EXPLICATIVOS. Función preferentemente referencial: exposiciones didácticas, conferencias, manuales, reportajes... 3. PERSUASIVOS. Función preferentemente conativa: artículos de opinión, debates, anun cios publicitarios... 4. PRESCRIPTIVOS. Función preferentemente conativa: instrucciones, normas, leyes... 5. ESTÉTICOS. Función preferentemente poética: textos literarios. c) SEGÚN LA VARIEDAD DEL DISCURSO: EXPOSITIVOS, ARGUMENTATIVOS, DESCRIPTIVOS, NARRATIVOS, DIALOGADOS. d) SEGÚN EL ÁMBITO TEMÁTICO: 1. TEXTOS CIENTÍFICO-TÉCNICOS. 2. TEXTOS HUMANÍSTICOS. 3. TEXTOS JURÍDICOS Y ADMINISTRATIVOS. 4. TEXTOS PERIODÍSTICOS. 5. TEXTOS PUBLICITARIOS. 6. TEXTOS DE FICCIÓN LITERARIA. Esta tipología textual podría extenderse mucho más si se tienen en cuenta otros criterios diferentes, como el carácter del emisor (textos individuales, colectivos, institucionales...), el del receptor (textos de receptor individual, de receptor múltiple, textos especializados, divulgativos...), el tratamiento (objetivo, humorístico, crítico, satírico...), etc. Por otro lado, aún habría que tener en cuenta, además, que existen FORMATOS DE EXPRESIÓN o GÉNEROS DE TEXTOS: «estructuras textuales» más o menos fijas que las necesidades comunicativas en ciertas situaciones, y el uso regular en ellas de determinadas estrategias de comunicación, han ido creando a lo largo do l historia: A Ti, podemos hablar de GÉNEROS LITERARIOS (novela -policíaca, histórica, negra, ciencia ficción...-,
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cuento, fábula, ensayo, poema, epopeya, etc.), GÉNEROS PERIODÍSTICOS (editorial, noticia informativa, columna, artículo, entrevistó ), ó de infinidad de otros formatos diferentes de expresión (acta, oficio, conferencia, debate, chiste, receta de cocina, instrucciones de uso, informe...). Como se ve, la lista es inabarcable. La tipología de los textos no se agota con estos criterios comunicativos y estructurales de clasificación. Caracterizar un texto exige también tomar en consideración la variedad de lengua que el emisor ha utilizado en él, variedades que dependen de factores GEOGRÁFICOS (lengua común, dialectos, hablas locales), de factores SOCIALES (la edad, el sexo, la profesión, el nivel sociocultural...) o de otros factores que tienen que ver con la SITUACIÓN COMUNICATIVA e expresión, tema o materia, relación entre los interlocutores, etc.). Analizaremos los textos según la VARIEDAD DE DISCURSO que utilizan el resto de los criterios. 6.LAS CARACTERÍSTICAS DE LOS TEXTOS ORALES: LA CONVERSACIÓN. La primera gran división que debemos establecer es la se abre entre textos orales y escritos. Los discursos orales preceden a los textos escritos y de alguna manera prevalecen sobre estos últimos, de modo que sus rasgos, principios y normas afectan a la construcción posterior de los textos escritos. La conversación es el tipo o subgénero primordial de los discursos orales y se definiría como la comunicación oral en la que dos o más personas intercambian mensajes alternando las funciones de emisor y receptor de forma libre y espontánea y en situación de simultaneidad. Para que haya conversación, además de hablar, las personas tienen que comunicarse, dar a entender que hay intercambio. El emisor llama la atención del receptor, por medio de captadores (¿verdad.? te voy a decir, verás, ¿sabes?), o repeticiones, aumento de voz... El receptor utiliza reguladores, que confirman que funciona el hilo comunicativo: miradas, gestos, cara, ojos, sonidos afirmativos, expresiones (sí, ya, claro, te sigo...). Además de los aspectos verbales (frases, palabras), en la conversación es fundamental: lo paraverbal (entonación, pausas, silencios, intensidad, alargamiento de vocales); y lo no verbal (distancia, gestos, posturas, 4 miradas, vestido...) . Principios de la conversación. El principio de cooperación. Existe un principio de buena conducta comunicativa que nos dice: cuando estés en un intercambio conversacional, coopera con tu interlocutor. Este principio se desglosa en cuatro máximas: - de cantidad: decir en cada momento todo 'y solo lo que se debe decir; 4
La estructura de la conversación sería así: 1. Inicio. Hay varias maneras de iniciar una conversación: de forma explícita o de forma no explícita. Inicio explícito. Se usan oraciones como: ¿Charlamos un poco?. Quería hablar con usted; ¿Por qué no echamos una parrafada;',- Ven, que te cuento algo. Inicio no explícito. En la mayoría de ocasiones usamos formas más sutiles para sugerir la conversación: con saludos: un saludo como Hola puede ser una invitación a hablar. Suele notarse en el alargamiento de vocales, en la entonación ascendente o descendente; con preguntas generales: ¿Qué tal? ¿Cómo te va?, ¿Cómo está usted?...; con exclamaciones: ¡Vaya, por fin te veo." ¡No te dejas ver.! ¡Qué alegría pillarte por aquí!; procedimientos no verbales: gestos, aproximación, inclinación, sonrisa, abrir más los ojos... 2. Cuerpo de la conversación. Es la parte central, o razón de ser de la conversación, y donde adquiere carácter propio y muestra su finalidad: informar, contar, razonar, discutir... En este cuerpo los hablantes van acomodando el tono y grado de formalidad, el rol o papel que cada uno adopta, el tema que se va a focalizar, las presuposiciones y conocimientos comunes de los que se parte. Características de la conversación Comunicación oral. • Intercambio continuo de las funciones de emisor y receptor. • Interlocutores: dos o más personas. • Libertad: no hay programación previa ni en tema, ni en tiempo. • Negociación: el texto no está previsto sino que se va negociando y haciendo durante la conversación. • Turnos de palabra: la conversación se organiza en turnos. • Caracteres formales: abundancia de elipsis, repeticiones, frases inacabadas, interrupciones por parte del interlocutor, incisos, abundancia de pronombres... 3. Final de la conversación. Hay varios mecanismos para indicar el final de la conversación: explícitos e implícitos. • Explícitos. Frases como: Después continuamos; me están esperando; tengo prisa... • Implícitos. Son expresiones propias de cierre, que hablante y oyente conocen y aceptan. Suele decirse que el final de una conversación viene marcado por cuatro momentos: - ofrecimiento de cierre: Venga, muy bien; - aceptación de cierre: Vale; - despedida: Hala, hasta luego; - despedida y cierre: Adiós.
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- de cualidad: decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad; - de relevancia: al hablar hay que ir al grano, ser pertinente, decir cosas que vengan a cuento; - de modo: ser claro, breve, ordenado y evitar la ambigüedad. Habitualmente cumplimos las máximas. Pero no siempre. Si se viola alguna máxima, nos damos cuenta en seguida y pensamos que el hablante se va de la lengua u oculta cosas (cantidad), está mintiendo (cualidad), desvía la conversación (relevancia) o se hace muy complicado y oscuro (modo). Y deducimos que por algo lo hará, suponemos otros sentidos en las oraciones, hacemos inferencias. El principio de cortesía. Acciones corteses y descorteses. Al hablar, existen situaciones que ponen en peligro el equilibrio social. A veces tenemos que decir algo que no es agradable para otra persona, que puede dañar su imagen pública o invadir su territorio (por ejemplo, de intimidad), algo que le supone un esfuerzo, etc. Existen también acciones corteses: son las que proporcionan un beneficio al interlocutor (invitar, ofrecer, saludar, felicitar...). Según su relación con la cortesía, nuestros actos de habla pueden ser: competitivos (ordenar, pedir, preguntar, exigir, etc.); sociables (agradecer, felicitar, invitar, alabar, etc.); indiferentes (informar, anunciar, afirmar, decir, etc.); conflictivos (amenazar, reñir, acusar, insultar, etc.). Para mitigar el efecto negativo de las acciones descorteses, debemos usar palabras corteses. Existen expresiones (por favor, te estaría muy agradecido; ¿sería tan amable.... si te soy sincero) que dulcifican la carga negativa del acto que se solicita (petición, ruego...) o se expresa (respuesta negativa, información desagradable, etc.). Existen reglas que ayudan a convertir en cortés una secuencia: no ser impositivo. Se ha de evitar el imperativo; no ser directo. En peticiones, por ejemplo, se prefieren enunciados; interrogativos (¿Tiene Vd. fuego?);no ser concluyente. Por eso el uso de verbos modales y tiempos hipotéticos; añade cortesía a las expresiones (¿Puede ayudarme? ¿Podrías hacerlo?);dejar opciones al destinatario. Máximas de cortesía Al igual que el principio de cooperación, el principio de cortesía se articula en máximas o preceptos que deben cumplir nuestros mensajes con el fin de mejorar las relaciones sociales. • Máxima de aprobación: suaviza las críticas y exagera las alabanzas del otro. • Máxima de modestia: suaviza las alabanzas y aumenta las críticas a ti mismo. • Máxima de acuerdo: amplifica el acuerdo y minimiza el desacuerdo con el otro. • Máxima de simpatía: resalta la simpatía y minimiza la antipatía entre los dos. Las máximas de cooperación y cortesía van más allá de los textos orales y también afectan a la construcción de textos escritos (aunque, lógicamente, las reglas sean diferentes para cada uno de los tipos y géneros): se trata de principios generales que afectan a la construcción de textos y a su necesaria adecuación al contexto. 7. VARIEDADES TEXTUALES. LAS SECUENCIAS Los textos complejos presentan una organización interna en la que pueden distinguirse partes o secciones menores, las secuencias, cada una de las cuales puede estar al servicio de una intención comunicativa de menor rango. Las secuencias se configuran como secciones con una cierta autonomía estructural, y en ellas podemos volver a reconocer las mismas intenciones comunicativas básicas que reconocemos en los textos como conjuntos superiores. De hecho, se ha señalado con frecuencia que los textos narrativos contienen típicamente secciones descriptivas en su interior, que sirven, por ejemplo, para ambientar las acciones o caracterizar a los personajes; o que un texto persuasivo puede utilizar una narración, una explicación o una descripción como argumentos para defender una determinada tesis; y tampoco resulta extraño que un texto prescriptivo exponga primero algunos argumentos a favor de emprender las actuaciones que se indican en él. TEXTOS NARRATIVOS Clasificamos como narración el texto o secuencia textual que informa sobre acciones, reales o ficticias. Las acciones se caracterizan por dos propiedades: Son dinámicas: implican acontecimientos y cambios de estado. Están controladas: hay un agente (humano) que determina los acontecimientos y los cambios. En función de estas dos propiedades, el texto narrativo articula su desarrollo en el tiempo. Acción y tiempo son, pues, los dos elementos centrales y definitorios de la narración. Una narración puede estar constituida por uno o varios acontecimientos o acciones, cada uno de los cuales recibe el nombre de episodio. La conexión entre dichos acontecimientos suele estar asegurada por una unidad temática global: típicamente, se narran diferentes acciones de un mismo personaje (o grupo). El relato de una serie de acontecimientos tiene en principio finalidad informativa. Pero el proporcionar información puede hacerse, a su vez, con fines comunicativos de segundo orden: podemos informar para convencer, para asombrar, para producir envidia...
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La narración constituye la base de muchos géneros discursivos distintos, orales y escritos, literarios y no literarios: desde el relato' informal de los acontecimientos del día hasta los cuentos populares, pasando por el relato histórico, la crónica periodística, las novelas o las series de televisión. Tiempos verbales y planos narrativos Dado que la narración se desarrolla en el tiempo, los tiempos verbales se convierten en los elementos clave de la organización del texto narrativo. Las relaciones entre las distintas formas verbales, además de expresar vínculos temporales (de anterioridad, posterioridad o simultaneidad), permiten organizar la narración. Los diferentes niveles que definen la organización de la narración se denomi nan planos. Pueden distinguirse tres planos diferentes: La línea argumental. Consiste en la sucesión de las acciones y los acontecimien tos que hacen avanzar la narración. Predominan las acciones acabadas, por lo que el tiempo verbal más característico es el pretérito perfecto simple (si la narración es en pasado). En principio, la interpretación de un texto narrativo impone una lectura en la que cada nueva acción es cronológicamente posterior: mientras no se nos diga lo contrario, la interpretación hace avanzar el tiempo. El fondo. Transmite datos sobre el entorno cognitivo de los personajes (sus pensamientos, sus sentimientos, sus intenciones, sus recuerdos o sus deseos). Predominan los estados, por lo que el tiempo verbal más característico del fondo narrativo es el pretérito imperfecto. El fondo, además, abre paso a los episodios que implican algún tipo de ruptura en la línea temporal: Las evocaciones representan retrocesos o movimientos retrospectivos. Suelen introducirse como recuerdos de los personajes, o como datos que el narrador considera fundamentales para interpretar adecuadamente el desarrollo de la acción. Las evocaciones se construyen con varios tiempos verbales, pero uno de los más característicos es el pretérito pluscuamperfecto. Las anticipaciones son avances o movimientos prospectivos en la línea del tiempo. Se presentan en forma de deseos, de imaginaciones o de sueños de los personajes. Los tiempos habituales son el condicional o el futuro. Aunque tanto las evocaciones como las anticipaciones pertenecen al fondo, vuelven a constituir en sí mismas nuevas secuencias narrativas, con lo que se crea una estructuración inclusiva de narración dentro de la narración. El escenario. Aporta las coordenadas y los datos sobre el entorno físico (espacial y temporal) en que se desarrolla la acción. Al igual que el fondo, es frecuente que aparezca en imperfecto. Suele dar lugar a una secuencia típicamente descriptiva. El contraste entre el escenario y la línea argumental aparece marcado por la alternancia de tiempos: pluscuamperfecto e imperfecto para el escenario (Habían llegado...; Venía un gorila furioso...; por allí discurría una línea férrea...), pretérito perfecto simple para la acción principal (El alumno tuvo que esperar...; «Ya llegamos», dijo). TEXTOS DESCRIPTIVOS En los textos informativos descriptivos se presenta una descripción. Una descripción es un texto o secuencia textual que informa sobre las características de una entidad, un estado o un proceso concretos. • Entendemos por entidad un objeto, un lugar o una persona. El centro de interés de la descripción y las perspectivas adoptadas son muy variados: pueden enfocarse los aspectos constitutivos o esenciales de una entidad, o las partes de que consta; o pueden destacarse sus aspectos funcionales o las relaciones que contrae con otras entidades. A veces uno de estos aspectos constituye por sí mismo el centro de una descripción; lo más frecuente, sin embargo, es que en un mismo texto se combinen varios de estos puntos de vista. • Un estado es una situación no dinámica, en la que no hay cambio. Los estados son típicamente resultados de las acciones o de los procesos. • Un proceso es una situación dinámica (implica un cambio) y no controlada (el cambio no está originado por un agente humano). Es importante no confundir la descripción de un proceso con la narración de una sucesión de acciones: en la narración hay cambios, pero éstos están controlados por un agente humano; en la descripción de un proceso hay dinamismo y temporalidad, pero no hay actividad humana. TEXTOS EXPLICATIVOS Un texto o una secuencia textual que proporciona información sobre conceptos o relaciones abstractas es una explicación. Las explicaciones amplían una información que ya se poseía, aportando nuevos datos. Los textos explicativos suelen constar de dos segmentos bien diferenciados: el que plantea el problema y el que ofrece la explicación. Aunque se adscriben fácilmente a los textos de tipo informativo, no puede negarse que los explicativos están también cerca, como veremos, de los textos argumentativos, en la medida en que
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comparten con ellos algunos procedimientos: al igual que los textos argumentativos, los textos explicativos con frecuencia exponen causas o aportan razones. Pero ello no debe hacernos olvidar que la diferencia entre ambos tipos radica en la intención comunicativa: los textos explicativos pretenden informar; los argumentativos, convencer. TEXTOS PERSUASIVOS O ARGUMENTATIVOS Denominamos persuasivos a aquellos textos cuya intención comunicativa es persuadir o convencer al destinatario, es decir, modificar sus ideas o sus creencias. Los medios de que puede valerse un emisor para persuadir al destinatario son muy variados y puede dar lugar a una subclase de textos persuasivos. El halago y la amenaza explotan ideas o creencias de tipo emocional o afectivo, y muestran cómo la vanidad o el miedo pueden usarse a modo de instrumentos para hacer cambiar las opiniones de los demás. Sin embargo, es el tercer tipo de medios el que más nos interesa, porque no apela a la emoción, sino a la lógica. La argumentación Denominamos argumentativos a los textos persuasivos que aportan argumentos a favor de una determinada conclusión (y en contra, por tanto, de otro punto de vista posible, que puede aparecer implícito o explícito en el texto). Los textos argumentativos explotan la faceta racional del ser humano. Por ello, es fácilmente comprensible que una parte muy sustancial de la especulación científica o filosófica revista la forma de un texto argumentativo. Cualquier dato, hecho, estado, proceso o acción puede emplearse como prueba a favor de una determinada conclusión. Ello implica que pueden utilizarse como argumentos secuencias textuales pertenecientes a otros tipos. La función de argumentos se la confiere su utilización discursiva como apoyos para una determinada conclusión. Tipos de secuencias argumentativas La forma más simple de texto argumentativo es la que presenta una sucesión de argumentos, todos los cuales van encaminados a obtener una misma conclusión. Cuando los argumentos preceden a la conclusión decimos que la argumentación es progresiva y que tiene un carácter claramente conclusivo. Esto es lo que ocurre en una secuencia como la siguiente: Es del tamaño que busco, es barata y bonita, así que me la compro (argumento1+2+3=conclusión). Cuando los elementos básicos de una secuencia o un texto argumentativo aparecen en el orden contrario (es decir, primero la conclusión y después los argumentos), decimos que la secuencia es regresiva y que tiene un carácter justificativo: me la compro porque es barata y del color y tamaño que me gusta Hay textos argumentativos más complejos. En ellos, además de ofrecerse argumentos para apoyar la conclusión, se rechazan los contraargumentos, es decir, los argumentos que podrían ir en contra de la solución propuesta La conexión entre los diferentes argumentos y entre argumentos y conclusión puede ser implícita o explícita. La conexión explícita se sirve de diferentes marcadores discursivos que indican explícitamente cuál es el tipo de relación que liga dos segmentos contiguos. Ésta es la función que desempeñan los marcadores discursiv os así que o y a que de los ejemplos de arriba. La aparición de estos marcadores ayuda a entender las relaciones, pero no es imprescindible: si se eliminaran los marcadores en dichos ejemplos, se obtendría sin dificultad la misma relación, si bien las conexiones estarían implícitas. TEXTOS PRESCRIPTIVOS ' Características de los textos prescriptivos Son prescriptivos aquellos textos cuya finalidad comunicativa es actuar sobre el comportamiento del interlocutor, bien añadiendo pautas de conducta nuevas, bien modificando algunas ya existentes. Los textos prescriptivos están orientados hacia la obtención de respuestas no verbales, es decir, de acciones o conductas, en el emisor. Lo central de este tipo de textos es, por tanto, el objetivo que se quiere conseguir, y no los medios empleados para lograrlo. Las recetas de cocina, las instrucciones de funcionamiento de un aparato eléctrico o las leyes constituyen ejemplos de textos prescriptivos. Todos ellos tienen en común el indicar las pautas de acción que el destinatario debe seguir. Aquí tienes un ejemplo de texto prescriptivo, tomado de la «ayuda» de un procesador de textos: Para crear una tabla sencilla:1. Haga clic en el lugar en el que quiere crear la tabla. 2. Haga clic en Insertar Tabla. 3. Arrastre para seleccionar el número de filas y de columnas que desea. La característica específica de un texto prescriptivo es, por tanto, el hecho de que indica las acciones que se deben llevar a cabo. Los textos prescriptivos muestran pautas de conducta, pero no apelan forzosamente a las creencias de los interlocutores. En este sentido, los textos prescriptivos se apartan de los persuasivos: los textos prescriptivos dicen cómo actuar, pero no pretenden necesariamente convencer; por ejemplo, es perfectamente posible
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cumplir una ley sin estar de acuerdo con lo que ésta prescribe. Esto no quiere decir que no podamos encontrar secuencias de tipo argumentativo dentro de un texto rescriptivo: de hecho, es frecuente aportar razones o justificaciones para las acciones que se prescriben. Pero no debemos olvidar que se trata, en cualquier caso, de secuencias de apoyo, que están al servicio de la intención global del texto. Los textos prescriptivos poseen en la mayoría de las ocasiones un carácter impersonal: no se intercambian entre personas en cuanto individuos singulares, sino entre personas en cuanto representantes de diferentes roles o funciones sociales. Por ejemplo, cuando el médico prescribe algo a un paciente, lo hace en su calidad de médico, y no como individuo; y del mismo modo, las instrucciones de funcionamiento de un aparato van dirigidas genéricamente a cualquier usuario potencial, y no a personas concretas. Por ello es frecuente que las identidades específicas de emisor y destinatario queden, en cierto modo, desdibujadas o, al menos, en un segundo plano: en muchos textos prescriptivos apenas hay referencias personales al emisor o al destinatario.
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LOS TEXTOS CIENTÍFICO-TÉCNICOS: CARACTERÍSTICAS, RASGOS LINGÜÍSTICOS Y ESTRUCTURAS TEXTUALES 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8.
LA REALIDAD CIENTÍFICA. LA FUNCIÓN DE LOS DISCURSOS CIENTÍFICOS TIPOS DE DISCURSOS CIENTÍFICOS LOS IDEALES DEL LENGUAJE CIENTÍFICO LA TERMINOLOGÍA CIENTÍFICA PROCEDIMIENTOS DE FORMACIÓN DE TÉRMINOS CIENTÍFICOS LA DIVERSIDAD DE CÓDIGOS EN EL DISCURSO CIENTÍFICO ASPECTOS SEMÁNTICOS Y ESQUEMAS TEXTUALES
1. LA REALIDAD CIENTÍFICA. Cuando hablamos de lenguaje científico y técnico nos referimos a un amplio conjunto de registros lingüísticos especializados y propios de diversas ciencias. Hablamos, por ejemplo, del lenguaje de la arquitectura, del de la medicina o del de la lógica formal. Aunque es frecuente pensar en estos «lenguajes» como simples colecciones de términos especializados, hemos de aclarar que, como todo registro, cada uno de ellos presenta opciones específicas (en el léxico, en la sintaxis, en la organización discursiva) que lo apartan de lo que denominamos lengua común. Como en otros registros, el conocimiento y dominio de los lenguajes científicos y técnicos requiere un aprendizaje específico. Pero su dominio está indisociablemente unido al conocimiento de un conjunto bien delimitado de realidades. Uno de los factores diferenciales del lenguaje científico y técnico es, por tanto, la realidad de la que se habla. Es el espacio de la realidad al que se hace referencia lo que nos permite distinguir unas ciencias de otras; y es la manera en que esa realidad se categoriza (de acuerdo con criterios objetivos y establecidos previamente) lo que nos permite distinguir el discurso científico del discurso común. 2. LA FUNCIÓN DE LOS DISCURSOS CIENTÍFICOS. La ciencia trabaja para despejar los interrogantes que nos hacemos sobre lo que somos y lo que nos rodea: la ciencia nos ayuda a ir comprendiendo mejor el mundo. Es frecuente pensar, en consecuencia, que la intención comunicativa con que se elabora el discurso científico permite caracterizarlo como un discurso informativo. Ahora bien, el objetivo de los discursos científicos no es simplemente informar: la ciencia pretende también convencer, es decir, modificar los conocimientos o la visión del mundo que teníamos antes. Se trata de discursos persuasivos que proponen una determinada manera de percibir y de concebir la realidad. Para lograr la adhesión de los destinatarios no basta con describir; es necesario aportar también argumentos: el discurso científico debe fundamentar empírica o conceptualmente sus afirmaciones. Los argumentos tienen que estar basados en criterios sólidos y rigurosos, alejados de las posturas que se basan en apriorismos o en puntos de vista indemostrables. En este sentido, la presentación de cualquier propuesta científica, aunque incluya seccione informativas, tiene una intención persuasiva apoyada en una argumentación racional. 3. TIPOS DE DISCURSO CIENTÍFICO El lenguaje científico constituye una realidad heterogénea, no sólo por las diferentes áreas de especialización que abarca, sino también porque las circunstancias que configuran la comunicación científica hacen que podamos distinguir diferentes clases de discursos. Las condiciones que rigen el uso adecuado de cada uno de estos registros están determinadas por factores de tipo extralingüístico. El tipo de destinatario al que va dirigido el mensaje y la situación en la que la comunicación se desenvuelve son los dos factores más importantes. A ellos hay que añadir un tercer elemento: la parcela de realidad que se abarca. Como siempre, la identidad del destinatario tiene repercusiones notables en el tipo de lengua utilizado. El nivel de conocimientos que se presupone en el destinatario al que se dirige el mensaje es un factor determinante. El discurso científico especializado se produce cuando el científico escribe o habla para otro científico. En esta situación, el emisor podrá utilizar todo el repertorio de recursos propios de su área con la seguridad de que sus destinatarios van a comprenderlo. La comunicación así establecida selecciona a un número relativamente reducido de destinatarios con un alto grado de especialización.
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Pero los científicos también se dirigen muchas veces al gran público, a un con junto muy amplio de destinatarios no especialistas y con un conocimiento variable de la materia. En estos casos el éxito comunicativo requiere un acercamiento a la lengua común; hablamos, entonces, de divulgación científica. La ciencia para especialistas y la divulgación científica para el gran público constituyen, en realidad dos polos de una escala. En un punto intermedio se halla, por ejemplo, el discurso académico, es decir, aquel por el que se transmite el conocimiento dentro de una situación institucional específica. Tanto las explicaciones orales de un profesor como los manuales y los libros de texto se dirigen a un conjunto de destinatarios relativamente reducido y relativamente homogéneo en sus conocimientos previos, pero que no cuenta todavía con un dominio pleno de la materia. La situación comunicativa. Buena parte de los discursos científicos se producen en situaciones formales. Así ocurre con los libros y los artículos científicos que aparecen en las publicaciones especializadas o con las conferencias que los especialistas pronuncian ante sus colegas. En las situaciones formales se observa un predominio de la producción escrita sobre la oral. Incluso en los casos en que la comunicación se realiza de manera oral, como ocurre en las conferencias, no es infrecuente que quien habla tenga escrita toda la conferencia o, al menos, un guión detallado. La precisión que se exige en la transmisión del conocimiento científico explica la tendencia a planificar y a fijar los contenidos. La parcela de realidad que se abarca. La realidad que abarca un determinado discurso científico se convierte también en un elemento diferenciador. Un tratado abarca toda la materia de alguna disciplina: hay tratados de gramática, de química inorgánica, de biología molecular... Una monografía, en cambio, se ocupa de aspectos más particulares, como, por ejemplo, las perífrasis verbales o las proteínas alteradas. Aunque estemos acostumbrados a pensar en los tratados y las monografías como géneros exclusivamente escritos, no hay que olvidar que una conferencia científica suele ser la presentación oral de una monografía breve. 4. LOS IDEALES DEL LENGUAJE CIENTÍFICO Es habitual caracterizar el lenguaje científico por tres rasgos: precisión, objetividad y economía. En realidad, no son rasgos necesarios o exclusivos del lenguaje científico, sino simplemente cualidades deseables a las que toda muestra de discurso científico debería aspirar. La precisión está relacionada con el uso de una terminología unívoca, en la que cada término designa inequívocamente una realidad bien definida. La objetividad está relacionada con el tipo de criterios que se deben utilizar para construir el discurso científico y también con el punto de vista que debe adoptar el autor ante la realidad que estudia. Por un lado, los contenidos deben estar basados en argumentos de tipo racional, con pruebas que cualquier otro científico pueda reproducir y con datos que cualquier otro científico pueda obtener. Por otro lado, el punto de vista adoptado por el científico debe ser de absoluta neutralidad, sin hacer intervenir factores de tipo subjetivo. Se habla a veces de «sintaxis científica» para referirse a algunas de las manifestaciones formales de esta voluntad de objetividad. Por ejemplo, se prefieren las expresiones en forma pasiva, pasiva refleja o impersonal, en lugar de las formas activas o personales correspondientes: Se han obtenido las siguientes conclusiones (en lugar de He obtenido las siguientes conclusiones), y se recurre con frecuencia al llamado «plural de modestia» (Hemos obtenido las siguientes conclusiones). Abundan también, por idénticas razones, las nominalizaciones, que permiten encubrir el agente; así, una expresión como el procedimiento de obtención de resultados se prefiere a lo que he hecho para obtener estos resultados. La economía se relaciona con la eficacia comunicativa. Evidentemente, la concisión no puede ir en contra de la claridad y de la precisión. Lo que se pretende es obtener una comunicación eficaz sin excursos ni demoras innecesarias. Otra vez la precisión terminológica se revela como un elemento clave para conseguir este ideal. La utilización de otros sistemas distintos del lingüístico contribuye, como veremos, a facilitar una comunicación que cumpla con estas exigencias. 5. LA TERMINOLOGÍA CIENTÍFICA Se denomina terminología al conjunto de términos y expresiones propios de una materia determinada. Los términos peculiares de la medicina, por ejemplo, constituyen la terminología de esa disciplina. El repertorio léxico que emplean las ciencias reviste gran importancia, ya que éstas persiguen, lo dijimos antes, una categorización precisa y objetiva de la realidad. Es necesario que los términos empleados cumplan los requisitos de precisión y objetividad. El lenguaje científico ha de evitar
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fenómenos semánticos tan extendidos en la lengua común como la polisemia, la sinonimia o la vaguedad. La principal característica de la terminología científica es la precisión que nace de la necesidad de manejar un lenguaje no ambiguo que sirva para designar de manera clara las entidades o los fenómenos que se quiere caracterizar. De la precisión derivan otros rasgos específicos de esta clase de léxico: Puesto que cada término designa inequívocamente una única realidad y cada realidad se designa por medio de un único término, los términos científicos son monosémicos (sólo tienen un significado) y generalmente carecen de sinónimos. La relación biunívoca entre significante y significado no puede ser modificada por ningún factor de tipo externo. Los términos científicos son, por ello, rígidos: no modifican o adaptan su significado según el contexto, el emisor o el destinatario, frente a lo que ocurre con las palabras de uso común, que matizan sus rasgos o adquieren significados nuevos en función de esos factores. Los términos científicos se utilizan siempre en sentido literal; no admiten, por lo tanto, usos figurados o connotativos. La ausencia de valores afectivos contribuye a perfilar el tono neutral y objetivo que debe perseguir en todo momento el discurso científico. Todos estos rasgos refuerzan la universalidad de la ciencia: los términos científicos se traducen fácilmente de una lengua a otra, precisamente porque son ajenos a las presiones que los factores extralingüísticos ejercen sobre otras parcelas del léxico. 6. PROCEDIMIENTOS DE FORMACIÓN DE TÉRMINOS CIENTÍFICOS. Para designar las nuevas realidades que descubre la ciencia es preciso recurrir a distintos procedimientos lingüísticos. Los principales procedimientos de formación de nuevos términos son tres: a) crear una nueva palabra, b) añadir una nueva acepción a una palabra ya existente y c) adoptar un término de otra lengua. Aunque los procedimientos empleados son exactamente los mismos que permiten ampliar el léxico en cualquier otra parcela, el ámbito de la terminología científica constituye uno de los campos en que se explotan hasta el límite las posibilidades que en ese sentido ofrecen los sistemas lingüísticos. 6.1. La creación de nuevas palabras Aunque sea común hablar de «creación de palabras», en realidad es extraño acuñar una palabra absolutamente nueva. Lo habitual es que se busque una relación con algún otro término previo. De ahí que los procedimientos más frecuentes de creación de palabras sean los que se basan en los procesos morfológicos de derivación y composición. Muchas palabras que designan conceptos nuevos se forman por derivación. Algunas lo hacen a partir del nombre del inventor o descubridor. Por ejemplo, el vatio (la unidad de potencia eléctrica) debe su nombre al ingeniero escocés James Watt, y el amperio (la unidad de intensidad de la corriente eléctrica) se debe al científico francés André-Marie Ampére. La palabra paste(u)rizar está formada a partir del nombre del científico francés Louis Pasteur, al que se ha añadido el sufijo -izar (Pasteur paste(u)rizar). Otros términos se valen de sufijos propios de cada ciencia: en medicina, por ejemplo, puede formarse el nombre de cualquier enfermedad inflamatoria mediante el sufijo -itis (como en artritis, flebitis o conjuntivitis); en biología se usa el sufijo,-ateo para designar clases naturales ( cetáceo, crustáceo). La composición implica la unión de dos bases léxicas que en principio podrían funcionar de manera independiente. La mayor parte de las bases léxicas que intervienen en la formación de compuestos son de origen griego o latino. Por ejemplo, los lingüistas caracterizan como apicoalveolar el sonido que se produce con el ápice de la lengua apoyado en los alveolos de los dientes; el término maxilofacial hace referencia al maxilar y la cara; caracterizamos como psicosomático (de las palabras griegas psyché `espíritu, alma' y soma `cuerpo') lo que tiene que ver a la vez con el cuerpo y la mente. Muchos términos son híbridos grecolatinos, como televisión (del griego tele `lejos' y el latín visio `visión') o automóvil (del griego autós `él mismo' y el latín mobilis `móvil'). La productividad de este procedimiento es tal que algunas de las bases griegas o latinas tienden a ser consideradas como prefijos: es lo que ocurre con hemi-, teleo-, radio-. En estos casos, la frontera entre derivación y composición es borrosa. A los procedimientos de derivación y de composición hay que añadir los de simplificación de una expresión compleja. Es el caso, por ejemplo, de formaciones como bit (a partir de binary digit) o tergal
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(a partir de poliéster galo). Las siglas constituyen uno de los ejemplos más claros: de síndrome de inmunodeficiencia adquirida obtenemos primero SIDA y finalmente la palabra sida. Una vez que el término ha pasado a la lengua común, es posible aplicarle los procedimientos habituales de formación de palabras: podemos hablar, por ejemplo, de una vacuna antisida. En muchas ocasiones, las siglas provienen de términos de otras lenguas. Así, de light amplification by simulated emission of radiation hemos obtenido primero LASER y después láser, con la plena adaptación gráfica al sistema del español; y de radio detecting and ranging se obtuvo radar. 6.2. La ampliación del significado de palabras ya existentes. Uno de los procedimientos más comunes de formación de términos científicos es el que consiste en tomar una palabra ya existente y dotarla de una acepción nueva. A partir, por ejemplo, del término común anillo, las diferentes ciencias han ido creando acepciones especializadas: en Astronomía se utiliza esta palabra para designar las `formaciones celestes que circundan determinados planetas'; en Botánica nombra a 'cada uno de los círculos concéntricos que forman el tronco de un árbol'; para las Matemáticas el anillo es un `conjunto de elementos entre los que se definen dos reglas de composición, una asimilable a la adición y otra al producto'; en Química, el término designa la `estructura molecular formada por una cadena cerrada de átomos'; y en Zoología nombra a `cada uno de los segmentos en que está dividido el cuerpo de los gusanos y artrópodos' Procesos similares han afectado recientemente a voces como ratón o ventana, que han adquirido una acepción nueva relacionada con la informática. 6.3. Los préstamos de otras lenguas. Algunos tecnicismos se importan directamente de otra lengua: son los préstamos. El préstamo puede tomarse sin adaptación, como en software y hardware, que mantienen la grafía original inglesa, o bien con adaptación plena, como escáner (del inglés scanner), estrés (del inglés stress) o nicotina (del francés nicotine). Muchos de estos términos provienen, a su vez, de ampliaciones de significado; el significado de la palabra inglesa chip, por ejemplo, es en principio `pieza pequeña y fina', pero se amplió para designar a los `pequeños circuitos integrados, y es este último sentido el que el español tomó prestado. 6.4. Combinaciones de varios procedimientos. En la historia de una palabra no es infrecuente que se mezclen varios procedimientos cuando éstos no son excluyentes. Cuando en el siglo XIX se inventó un nuevo instrumento de escritura, se utilizó para designarlo la misma denominación que se aplicaba al instrumento anterior, pluma, seguida de un término nuevo, estilográfica, formado por composición a partir-de dos bases de origen griego (stylos `punzón' y gráphein 'escribir'). Más adelante nació otro instrumento de escritura, con una pequeña esfera metálica en la punta: el esferógrafo (denominación que hoy perdura en algunos lugares de América); en España preferimos el nombre híbrido bolígrafo (de idéntico significado), a partir del cual, por reducción, se obtiene el coloquial boli. 7. LA DIVERSIDAD DE CÓDIGOS EN EL DISCURSO CIENTÍFICO. El discurso científico suele utilizar, junto a los medios lingüísticos, otros medios de representar la información. Así, junto a la lengua, en el discurso científico aparecen otros sistemas simbólicos (no icónicos) de notación, como los que utilizan el álgebra o la lógica. Aunque el no iniciado encuentra en ellos una barrera para la comprensión, para quien los domina constituyen un medio económico, eficaz y no ambiguo de transmitir de manera unívoca una gran cantidad de información. La ciencia utiliza también sistemas icónicos de representación, por medio de los cuales se pretende reflejar la información de modo más directo, es decir, explotando la semejanza existente entre la forma empleada y la realidad que se quiere representar. Un mapa, por ejemplo, constituye un medio icónico (aunque no exento de convenciones) de representar accidentes geográficos. También son icónicos los diagramas en forma de tarta, que permiten explicar con claridad la distribución porcentual de una serie de cantidades, y los modelos tridimensionales que utilizan los ingenieros para explicar y verificar el comportamiento de sus prototipos. La mayoría de estos sistemas utilizan recursos de naturaleza visual, por lo que se asocian sobre todo con las manifestaciones escritas. No hay que olvidar, sin embargo, que las nuevas tecnologías hacen posible la integración de todos estos recursos en las plataformas multimedia. En todos estos casos -y en contra, por ejemplo, de lo que sucede con la publicidad- sí podemos hablar de auténticos códigos: son, efectivamente, sistemas en los que cada elemento tiene un valor unívoco predeterminado por el propio código y que deben conocer emisor y destinatario para que pueda haber
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una correcta comprensión del mensaje. Los diferentes tipos de sistemas auxiliares de representación quedan recogidos en el siguiente esquema: SISTEMAS DE REPRESENTACIÓN SIMBÓLICOS ICÓNICOS Lingüísticos No lingüísticos En dos En tres dimensiones dimensiones Lengua Álgebra, lógica… Planos, diagramas, Modelos y maquetas árboles… 8 . AS P E C T O S S E M ÁN T I C O S Y E S Q U E M AS T E X T U AL E S . Desde un punto de vista semántico, los textos científicos se caracterizan por organizar su contenido de acuerdo con diversos esquemas textuales propios, pero no exclusivos, de este ámbito. En efecto, en la ciencia podemos encontrar secuencias pertenecientes a cualquiera de los tipos de textos (narrativos, descriptivos...), aunque existen ciertas preferencias. Concretamente, los contenidos de la ciencia se organizan principalmente según el esquema problema-solución, característico de los textos explicativos. Los contenidos de los textos científicos y técnicos pueden, además, organizarse en secuencias descriptivas -presentadas muchas veces en forma de clasificaciones, mapas, esquemas, diagramas, etc.-, narrativas - e n textos históricos, por ejemplo- e instruccionales -sobre todo en los técnicos-. Debe, por fin, destacarse el hecho de que el componente argumentativo no suele faltar en el discurso de los científicos. No existen tipos de textos exclusivos de los ámbitos científico y tecnológico, pero sí géneros específicos, como son las taxonomías, demostraciones, informes, monografías, trabajos académicos y exámenes, ponencias, comunicaciones, conferencias y artículos. Las distintas disciplinas disponen de ciertas formas particulares de dar cuenta de los contenidos de sus textos, las cuales reflejan su propio método de estudio y su peculiar línea de razonamiento. Por eso, en cuanto al contenido, los diferentes pasajes del texto pueden presentar estructuras muy variadas, según predomine en ellos un tipo de razonamiento u otro: El deductivo: por ejemplo, cuando se explican fenómenos concretos a partir de leyes generales. El inductivo: cuando, por ejemplo, para llegar a establecer leyes generales se parte de la descripción de fenómenos concretos. Una combinación de ambos, como sucede en la estructura definición-ejemplos-conclusiones. 8.1. La disposición del texto Del proceder metódico de la ciencia y de la técnica deriva la fuerte es tructuración que presentan sus textos, en los que se reproduce, a veces con gran fidelidad, cada uno de los pasos que se siguen en el estudio especializado de los hechos. Estos textos, especialmente aquellos que están destinados a la investigación y a la divulgación de los conocimientos, suelen constar de las siguientes partes: La introducción, en la cual se presenta el asunto que se estudia y los objetivos a que se pretende llegar, el marco general en que se encuadra la investigación y los principios teóricos de que se ha partido para llevarla a cabo. El desarrollo, en el que se plantea un problema, fenómeno o hecho, se formula una hipótesis que lo explique y se aportan las demostraciones, los experimentos y las pruebas realizados para su comprobación. Las conclusiones, en las que se da cuenta de la validez, o en su caso de la falta de validez, de las hipótesis formuladas y de las consecuencias que los resultados del estudio tienen en la teoría científica o técnica correspondiente. En los trabajos científicos aparecen otros componentes, como bibliografías, índices y notas. También se usan representaciones gráficas especiales: diagramas, mapas, gráficas, tablas o matrices, ilustraciones. Lo visual, por tanto, adquiere gran importancia, y se emplea incluso en la comunicación oral, donde se recurre a transparencias, diapositivas, pizarras digitales, cañones de proyección de imágenes, etc. Todos estos medios resumen la información y facilitan la presentación simultánea de relaciones entre conceptos o elementos distintos, cuya descripción por medio de palabras sería compleja y prolija.
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LOS TEXTOS HUMANÍSTICOS: CARACTERÍSTICAS, RASGOS LINGÜÍSTICOS Y ESTRUCTURAS TEXTUALES 1. CARACTERÍSTICAS GENERALES 2. DIFERENCIAS ENTRE LOS TEXTOS CIENTÍFICO-TÉCNICOS HUMANÍSTICOS 3. RASGOS LINGÜÍSTICOS 4. CLASIFICACIÓN 5. LA ESTRUCTURA DEL CONTENIDO Y LAS FORMAS DE DISCURSO 6. EL ESTUDIO 7. EL ENSAYO
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Las disciplinas humanísticas son aquéllas que tienen como objeto de estudio todo los relacionado con la naturaleza personal y social de los seres humanos y con el conjunto de sus manifestaciones históricas y culturales: la Filosofía, la Psicología, la Historia, la Economía, la Filología… Damos por hecho que este amplio número de disciplinas se distinguen con cierta claridad de las que estudian el campo de la ciencia y la tecnología. Si su objeto de estudio de estudio es diferente, y también su finalidad y sus métodos, también deben serlo sus resultados y la variedad de la lengua utilizada para expresarlos y difundirlos. CARACTERÍSTICAS GENERALES Entre las características generales de este tipo de textos sobresalen: La variedad de contenidos y formas de organización textual de los mismos. Evidentemente, un texto sobre los derechos de los seres humanos diferirá notablemente de otro que trate acerca de la orografía de una localidad. Las diferencias se producen tanto en sus aspectos lingüísticos como estructurales. Un alto grado de abstracción en los contenidos, como consecuencia de los procesos de reflexión y razonamiento conceptual que se realizan. Presencia de la subjetividad en los contenidos y en los modos de desarrollo. Los temas de estas disciplinas se prestan a la valoración, pero a esto se añade la tendencia a la opinión en la presentación de los asuntos tratados. El tipo de lenguaje empleado en los textos humanísticos. Éste puede ser: doctrinal, si los enunciados están formulados de un modo normativo o regulador; especulativo, si se presentan reflexiones u opiniones con las que se pretende llegar a la comprensión de algún tema. Empleo de la exposición y de la argumentación como formas de elocución. La exposición se utiliza porque la intención es informar, explicar unos hechos o unos conocimientos; la argumentación, porque se reflexiona acerca de temas que se prestan a la interpretación y a la valoración personal. DIFERENCIAS ENTRE LOS TEXTOS CIENTÍFICO-TÉCNICOS Y LOS HUMANÍSTICOS ¿Existe realmente una diferencia tan apreciable, aparte del tema mismo, entre los textos científicos y los humanísticos? La cuestión merece alguna discusión que nos permita aclarar ideas. Al afirmar que las ciencias humanas y sociales tienden más a la abstracción, parece olvidarse que las Matemáticas son, indudablemente, más formales y abstractas que, por ejemplo, la Historia o la Geografía, y que, en cuanto a su objeto de estudio y la forma de abordarlo, ésta última (al menos la llamada Geografía Física) está más cerca de la Geología que, pongamos por caso, de la Antropología. La universalidad de la ciencia, opuesta al carácter doctrinal de las humanidades, es asimismo muy discutible, porque existen también concepciones y modelos diferentes de explicación en Física, en Biología, en Genética, etc., que dan lugar a desacuerdos y disputas entre especialistas a pesar de la validez general de las demostraciones científicas. Por otro lado, no está nada claro que las leyes generales que las ciencias físicas enuncian sean tan objetivas y por completo independientes de las ideas propias de una determinada sociedad y, por consiguiente, del científico que las enuncia; y, en cambio, es innegable que en muchos escritos humanísticos el autor pretende alcanzar la misma objetividad, precisión y exhaustividad de que hablábamos en el lenguaje científico. Tampoco ayuda mucho en la diferenciación entre ambas la suposición de que las ciencias utilizan un método inductivo de investigación, mientras que las humanidades son fundamentalmente
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deductivas y especulativas, porque también resulta ser en parte falso. El método científico es también en esencia deductivo: lo habitual no es que a partir de la observación de los hechos concretos se induzca una ley que los explique, sino al contrario, que, dado un problema, el científico construya una posible explicación (o hipótesis) y luego compruebe mediante razonamientos deductivos y experimentos si permite comprender los hechos. Justo de la misma manera operan la Filosofía, la Psicología y otras muchas disciplinas humanísticas. En definitiva, a pesar de los rasgos opuestos con los que normalmente se las caracteriza, parece que las diferencias entre las ciencias y las humanidades no son tan nítidas como los viejos prejuicios hacen suponer. Y, en consecuencia, tampoco habrá tanta distancia entre los lenguajes que utilizan. De hecho, veremos que muchos de los rasgos lingüísticos de unas y otras son coincidentes, y que puede haber más diferencias entre dos textos de tema lingüístico escritos por autores de escuelas o concepciones distintas que entre uno de ellos y un texto de Matemáticas. RASGOS LINGÜÍSTICOS Resulta complicado establecer unas características generales de estos textos, dada la diversidad de materias que engloban. No obstante, se pueden encontrar algunas características comunes a una gran parte de ellos. Al tener un carácter eminentemente subjetivo, suelen utilizar un léxico connotativo. A menudo se emplea la primera persona, que deja constancia del carácter personal de las opiniones del autor. A esto se debe añadir el estilo personal con que suelen expresarse los pensamientos, a veces cercano a lo literario, con inclusión de recursos estilísticos. Abunda el vocabulario abstracto, que responde al alto grado de abstracción de los pensamientos que se han mencionado anteriormente. En los textos humanísticos la abstracción es un proceso que conduce a lo genérico para formular conceptos: cualidades, acciones, estados, relaciones. La formación de términos abstractos se puede realizar: a. A través de derivados de adjetivos, por medio de sufijos: bondad, lucidez, pureza, justicia, locura. b. A través de derivados de verbos, también por medio de sufijos: tolerancia, esperanza, inspiración, pensamiento, comprensión. c. Por medio del sufijo -ismo, aplicado a sustantivos y adjetivos, para referirse a doctrinas y tendencias, o para reflejar actitudes: liberalismo, nacionalismo, optimismo. d. Por medio del sintagma lo + adjetivo o de un artículo generalizador ante el sustantivo: lo natural, lo justo, el hombre, la persona. Es frecuente la creación de tecnicismos específicos de cada disciplina que permiten designar con exactitud la realidad a la que se hace referencia. De ahí que proliferen los sinónimos referidos a un mismo concepto. A esta creación de tecnicismos se añade el trasvase de términos que se produce de una disciplina a otra, o de la lengua común a una disciplina, pero con cambios en sus significados. Por ejemplo, de la palabra derivación, cuyo significado es «acción o efecto de separar una parte del todo», la Gramática ha creado un significado especializado: «procedimiento para la creación de vocablos mediante la ampliación o alteración de la estructura de otros». La adjetivación puede ser especificativa o valorativa. Los matices subjetivos aumentan si se antepone el adjetivo al sustantivo: sociedad feudal; duros enfrentamientos. Los períodos sintácticos son amplios, dominan las construcciones largas, con predominio de la subordinación sobre la coordinación. Son abundantes los elementos oracionales que aclaran los contenidos de un término o de una expresión, especialmente los complementos del nombre y las aposiciones: la libertad de expresión; Buenos Aires, capital de Argentina. El uso de los tiempos verbales es muy variado. Puede aparecer el presente atemporal en la exposición de hechos, el pretérito en el relato de acontecimientos históricos y el subjuntivo en el planteamiento de hipótesis y de enunciados de posibilidad, deseo o duda. CLASIFICACIÓN DE LOS TEXTOS HUMANÍSTICOS Si en las características generales de las respectivas disciplinas apenas hemos hallado criterios que nos permitan establecer una frontera clara entre los textos científicos y los humanísticos, tampoco en los elementos que intervienen en la comunicación de las ciencias humanas y sociales encontraremos peculiaridades significativas. Los textos que se generan en el ámbito de las disciplinas humanísticas son muy variados, y su pertenencia a un tipo u otro depende de factores como la extensión del escrito, el grado de profundidad del tema tra-
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tado, la actitud o intencionalidad del autor, el nivel de conocimientos del destinatario, el medio elegido para su transmisión o la situación comunicativa en que se produce. Las modalidades orales del registro humanístico son: La conferencia. Es un texto previamente preparado en el que un especialista aborda en profundidad un tema de carácter científico o doctrinal con la intención de informar o convencer a su auditorio, compuesto generalmente por especialistas. El discurso. Se utiliza para transmitir convicciones (y, en menor medida, conocimientos) a otras personas, con el objeto de que éstas se adhieran a una causa. Tiene, pues, una finalidad persuasiva. La ponencia. Es un tipo de conferencia que, a instancias de la organización, pronuncia uno de los asistentes a un congreso de especialistas. Cuando la iniciativa parte de algún participante recibe el nombre de comunicación. Entre los textos escritos destacan el tratado general y el estudio monográfico: en ambos casos se trata de obras extensas que desarrollan en profundidad, con precisión y rigor, aspectos relacionados con una determinada disciplina (por ejemplo, la Literatura); pero mientras que el primero aborda asuntos muy generales (sería el caso de un libro que analizase la historia del teatro español), el segundo se limita al estudio específico de algún tema muy concreto (la biografia de un escritor, las técnicas narrativas de una novela, el empleo de la metáfora en un poeta de la Generación del 27). En cambio, son textos breves (suelen publicarse en revistas) el artículo especializado (dirigido a personas que poseen amplios conocimientos sobre la materia), el artículo de divulgación (su destinatario es el público en general) y la reseña -• (breve análisis crítico de una obra recién publicada). De carácter didáctico es el manual o libro de texto. De entre todos los géneros hemos de destacar dos géneros que tradicionalmente han tenido y tienen un mayor peso cultural: el ESTUDIO y el ENSAYO. Las diferencias entre uno y otro son muy importantes y las repasaremos por separado más adelante. LA ESTRUCTURA DEL CONTENIDO Y LAS FORMAS DE DISCURSO Como corresponde a los textos que hemos llama do de transmisión cultural, sea cual sea la disciplina concreta en la que se incluyan, las formas de discurso fundamentales son la exposición y la argumentación. La EXPOSICIÓN se utiliza como en los científicos, para la presentación y explicación ordenada de contenidos sobre la materia tratada. La ARGUMENTACIÓN es usual en los textos o partes de texto donde el propósito del autor es demostrar una determinada tesis, o bien convencer al lector de una idea, o criticar los planteamientos de alguna postura diferente de la suya. No vamos a insistir en las implicaciones que tienen en la estructura y la forma lingüística de los textos estas dos variedades de discurso.
TIPOS BASICOS DE ESTRUCTURA
OTROS ELMENTOS ESTRUCTURALES
Inductiva decuctiva Problema-solución Causa-consecuencia otros Definiciones Descripciones Enumeraciones Ejemplos Comparaciones contrastes
Los asuntos de los que se ocupan los textos humanísticos (el hombre, la sociedad, la cultura en todos sus aspectos) hace que las formas y los mecanismos expositivos o argumentativos sean mucho más variados que en otros tipos de textos. Los objetos que se estudian pueden ser contemplados desde muy diferentes puntos de vista, o pueden recibir valoraciones muy distintas: tienen en sí mismos una complejidad que obliga a quien se ocupa de ellos a desplegar un abanico más amplio de recursos. Por ello las definiciones, las referencias a la experiencia personal, la aportación de datos concretos, las citas, etc., se acumulan -eso sí, de forma ordenada. Incluso la narración y el diálogo citado pueden tener cabida en el discurso humanístico, sobre todo en los ensayos. En general, frente al modelo típico de texto científico-técnico, el humanístico suele caracterizarse por su mayor VARIEDAD y LIBERTAD DE CONSTRUCCION. Con todo, conviene tener en cuenta algunas matizaciones que enseguida haremos al respecto. En cuanto a la argumentación, lo propio de este lenguaje son los argumentos racionales, frente a la
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demostración por los hechos típica de la ciencia. Se busca sobre todo la fuerza y la solidez lógica de los argumentos, pues de lo que se trata es de convencer al lector apelando a su inteligencia, y no a sus afectos. Sin embargo, dependiendo del tipo de texto y de la intención del autor, la retórica también está a menudo presente. La estructura puede ser muy variada, aunque lo más general es que el texto completo se ajuste al esquema básico de introducción - desarrollo - conclusión que ya conocemos. No obstante, ha de tenerse en cuenta, que en la mayoría de las ocasiones los textos a los que nos enfrentemos serán fragmentos de otros más largos, por lo que resulta más interesante observar el tipo de mecanismo de progresión temática que el autor está utilizando en ese momento: inducción (de lo particular a lo general), deducción (de la idea general a sus realizaciones particulares), reiteración de ideas, contraste, esquema de pregunta-respuesta, esquema de problema-solución, analogía entre dos hechos, etc. EL ESTUDIO Incluimos en este género diversos tipos de escritos como el tratado general, el tratado monográfico (o monografía), el artículo especializado, el artículo de divulgación, la reseña, la ponencia, etc. Todos ellos pueden ser considerados como subgéneros que se diferencian entre sí por criterios como la extensión, la intención del autor, el canal comunicativo utilizado, etc. Así, el tratado general suele ser una obra extensa que pretende abarcar de manera integradora amplios aspectos de una disciplina, mientras que un tratado monográfico se ciñe al estudio, también extenso y exhaustivo, de un asunto concreto: por ejemplo, una Historia de la literatura renacentista sería considerada como un tratado general, mientras que un estudio extenso sobre La Celestina sería un tratado monográfico. El artículo especializado es un estudio breve dirigido a especialistas en la materia que, normalmente, presenta algún aspecto concreto de una investigación o apunta ideas novedosas sobre un tema pendientes de ulterior desarrollo, mientras que el artículo divulgativo se caracteriza por ser una síntesis de ideas generales sobre un asunto que tiene como destinatario a un público amplio. Una reseña o recensión es un texto crítico donde se analiza y valora alguna obra de otro autor que se considera de interés. Las ponencias y comunicaciones, en fin, son textos preparados para ser leídos ante un auditorio de especialistas en un congreso. Las primeras se pronuncian por invitación de los organizadores, y las segundas son presentadas por iniciativa de su autor. Destaquemos, seguidamente, los rasgos principales. UNIDAD TEMÁTICA. El asunto, propio de determinada disciplina, está desde el principio bien delimitado y el autor se ciñe a él por completo, evitando todo tipo de digresiones o de derivaciones hacia otros temas no directamente relacionados con el principal. Lo usual -aunque no es imprescindible- es que el autor precise de antemano cuál es su objeto de estudio, su intención y qué limites se pone en su análisis: ACTITUD OBJETIVA. El autor pretende que su escrito aparezca como producto del estudio o la investigación seria, realizada con las garantías de rigor y objetividad que ofrece la metodología de la disciplina (o de la escuela o doctrina de la que sea seguidor). Por tanto, evita siempre que le sea posible toda referencia a sí mismo para que las ideas que expone sean vistas por el lector como observaciones objetivas y no como opiniones personales. En conexión con ello, será predominante en los textos la modalidad enunciativa, así como el uso de los recursos sintácticos ya conocidos para evitar la aparición de la 1ª persona del singular: estructuras impersonales y pasivas reflejas, plural de modestia y plural sociativo, la preferencia por las estructuras nominales frente a las verbales, etc. RIGOR EN EL TRATAMIENTO DEL TEMA. Se exige que se aporte cuanta información y análisis sean precisos para alcanzar los objetivos deseados: datos, hechos, ejemplos, etc., en el caso de los textos expositivos, y pruebas o argumentos de todo tipo que convenzan al lector de la pertinencia y validez de las ideas que defiende, en el caso de los argumentativos. Dos elementos adquieren especial importancia: la discusión fundamentada sobre las tesis que se consideren contrarias a la del autor, y el uso de la cita literal de textos de otros autores, la cual servirá como ilustración y explicación en los expositivos y como argumento de autoridad en los argumentativos. El rigor obliga al autor a matizar adecuadamente siempre sus afirmaciones, que no pueden ser vagas ni aproximadas: los datos concretos que se presenten han de ser exactos y rigurosos (piénsese, por ejemplo, en la importancia de las fechas o el orden de sucesión cronológica en un estudio histórico), las citas textuales de otros autores deben consignar la referencia bibliográfica, etc. Por eso, cuando el autor no puede confirmar con exactitud una determinada afirmación, sobre todo en textos de carácter especulativo, se evitan las afirmaciones tajantes mediante el uso de formas verbales y expresiones de valor hipotético: Puede pensarse entonces que...; Cabría la posibilidad de que...; Quizá ello pueda deberse a.. EXHAUSTIVIDAD. Sobre todo en los textos más especializados, el autor intenta agotar los análisis y las perspectivas posibles, de forma que no queden sin revisar aspectos que, una vez analizados, pudieran
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invalidar sus ideas o planteamientos. Se hacen frecuentes las enumeraciones de hechos, de circunstancias, de rasgos característicos (como, por ejemplo, la que estamos realizando en este apartado), en series a veces largas. PRECISIÓN. Como las ciencias de la naturaleza, las disciplinas humanísticas intentan explicar o describir completamente su objeto de estudio. Desde el punto de vista lingüístico, esta necesidad de precisión se manifiesta, como en otros tipos de textos que hemos estudiado, en la abundancia de elementos especificativos en los sintagmas nominales: adjetivos, aposiciones, complementos con preposición y oraciones de relativo sirven para precisar la designación de los términos utilizados. Además, como hemos señalado, las disciplinas humanísticas cuentan también con una terminología propia con la que se pretende hacer referencia sin ambigüedad a categorías abstractas o clasificar de forma precisa los elementos que analizan. Así, en el estudio de la lengua utilizamos constantemente tecnicismos como lexema, preposición, sintagma, función fática, etc. Finalmente, en los textos clasificables como estudios los autores procuran ajustarse a las CONVENCIONES METODOLOGICAS de la disciplina, tanto en el desarrollo y estructura como en las exigencias de presentación. Estas convenciones metodológicas no son en realidad diferentes de las que se utilizan en los trabajos científicos. En la mayor parte de las disciplinas, sean de un tipo u otro, se siguen unas mismas fases generales que son las que caracterizan en general a todo tipo investigación intelectual: 1º REVISIÓN DEL ESTAD0 DE LA CUESTIÓN (documentación previa)
2º INVESTIGACÓN 3º COMPROBACÓN (aportación personal (análisis y validación de datos,conceptos,enfogues las aportaciones) nuevos)
4º SÍNTESIS
EL ENSAYO Ortega señalaba tres rasgos diferenciales de este género frente al estudio: el carácter personal y libre de la reflexión (disertación), la renuncia al rigor y la exhaustividad (sin prueba explícita) y el propósito de hacer reflexionar al lector y sugerirle nuevas ideas (sí suele haber "pruebas implícitas"). Otros han definido el ensayo como un estudio que se quiere presentar con humildad, como sin finalizar, en estado de meditación y elaboración, destacando con ello otro rasgo más: el carácter abierto del texto, que toma la forma de la pura reflexión, puesto que en él interesa, más que los resultados definitivos de la investigación, el proceso intelectual de enfrentamiento con el objeto de reflexión y la búsqueda misma del conocimiento. Dado su carácter personal y abierto, no presenta como género unos límites claros; tiene, por el contrario, un carácter híbrido entre lo objetivo y lo subjetivo, entre lo individual y lo social, entre lo científico y lo literario; por ello a veces no resulta fácil distinguirlo de otros tipos de texto. Sin embargo, pueden tomarse los siguientes como sus rasgos fundamentales: Es un escrito que presenta una VISIÓN PERSONAL DEL AUTOR sobre alguna cuestión. Es la perspectiva elegida por él lo que enmarca y da valor al mensaje, de forma que lo que verdaderamente interesa en el texto no es tanto el tema por sí mismo, sino el peculiar enfoque desde el que lo contempla el autor. Frente al estudio -caracterizado por su fuerte tendencia a la objetividad, que permite poner en primer plano al objeto de análisis-, el género del ensayo da vía libre a la SUBJETIVIDAD. El autor se convierte en protagonista del texto: vuelca en él sus ideas sobre el tema, sus impresiones propias, a veces incluso sus recuerdos... El autor proyecta en él su personalidad, la ideología, los gustos y aversiones del ensayista. Por eso es también un género ABIERTO A LA POLÉMICA: las impresiones y las opiniones del autor son discutibles, precisamente por ser personales; en ocasiones, es el propio ensayista quien busca la polémica oponiéndose a los puntos de vista de otros autores y rebatiendo sus ideas y argumentos. El autor no persigue con su texto llegar a conclusiones definitivas sobre el tema del que habla. La demostración científica aspira a enunciar leyes generales universalmente válidas; el tratado -sea general o monográfico, -de tema científico o humanístico- quiere ser exhaustivo. El ensayo, por el contrario, renuncia a la validez universal y a la exhaustividad, y se queda con la SUGERENCIA. Su propósito es abrir caminos, mostrar nuevas perspectivas y, sobre todo, provocar la reflexión del lector: Por supuesto, el autor defiende con argumentos sus ideas, pero esos argumentos pocas veces son pruebas explícitas que se pretendan irrevocables; no busca el rigor científico de los hechos o datos que se aporten como argumentos, sino su expresividad y su capacidad para sugerir al
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lector determinadas impresiones. De ahí también la frecuente inclusión de anécdotas propias o ajenas, recuerdos personales, comparaciones, referencias a lecturas, etc.: Como el autor, también el lector adquiere a menudo en el ensayo una gran importancia. El destinatario del ensayo es siempre un PÚBLICO AMPLIO, sin conocimientos profundos sobre el tema (no es habitual utilizar el ensayo libre para dirigirse a especialistas), pero con un cierto interés por informarse y dispuesto a la reflexión. Ello justifica la sencillez expositiva y la ameni dad que suelen caracterizar al ensayo. Pero, además, pretende algo más que informarle: pretende dialogar con él y encauzar a través de ese diálogo sus pensamientos sobre los asuntos que le propone. Por eso son frecuentes las alusiones al lector y las llamadas a su atención: Otra característica del ensayo es la VARIEDAD. Es variable en su extensión (desde una breve columna en un periódico hasta el libro voluminoso, aunque en su origen tendía a la brevedad), en sus formas de publicación (libro, artículo en prensa, colección de ensayos breves del mismo autor, colección de varios autores sobre un tenia...), en el tema (que puede ser en realidad cualquiera, porque sobre cualquier asunto puede dirigir el pensador su reflexión: literarios, filosóficos, históricos, de costumbres, científicos, políticos, etc.), en el tono (objetivo, crítico, humorístico, satírico, poético...). El enfoque y la actitud también son diversos: en unos casos el autor se propone presentar reflexiones profundas y enjundiosas sobre la realidad y la vida, en otros se interesa por los problemas cotidianos o las cuestiones de actualidad, que intenta explicar o enjuiciar de manera crítica. En todo caso, el ensayista es un espectador de su propio tiempo, que comunica a su lector no sólo los hechos en sí, sino también su opinión sobre los mismos. La ESTRUCTURA INTERNA de los ensayos es LIBRE y ABIERTA. El ensayista no se ajusta a ningún esquema convencional previo, como suele suceder en los tratados y en los artículos. Es habitual que la línea del pensamiento fluya con entera libertad sin preocuparse de seguir un orden rigurosamente pues lo que intenta no es agotar un tema. Por ello, a menudo es difícil percibir en la estructura global algún principio organizador de carácter lógico (inducción, deducción, problema-solución, etc. En los ensayos más libres, el principio que da coherencia a la progresión temática del discurso es más bien la asociación de ideas: la referencia a un hecho o a un concepto provoca la evocación de otro relacionado con él, lo que motiva un cambio de dirección en la reflexión. Se comprende así la gran riqueza y variedad de elementos estructurales que puede incorporar: ejemplos, digresiones, referencias a ideas o pasajes de otros autores, citas literales, narración de anécdotas propias o ajenas, incluso en ocasiones el diálogo. En cuanto a la forma de la expresión lingüística, lo característico es una mayor VOLUNTAD DE ESTILO. El hecho de que se conciba como la expresión de una visión personal y la constante presencia de la subjetividad del autor, hacen que prevalezca la particular forma de escribir de cada ensayista, su estilo personal. Fuera de la necesidad de que el estilo le resulte al lector ameno y sugerente, es imposible establecer rasgos lingüísticos definidos, porque la lengua que se use no depende del tema, sino de las preferencias del autor: unos gustan de las construcciones largas, encadenadas, con abundante uso de la subordinación, otros utilizan la frase corta y rápida; algunos prefieren un tipo de expresión que busca la claridad, la precisión y la objetividad propia de los estudios y tratados; otros, una expresión más elaborada, más cercana a la creación literaria. Es decir, se acercará a lo que consideramos como uso literario de la lengua. De hecho, cuanto más se aleja del lenguaje y la forma de expresión propia de los estudios y tratados, más se aproxima a la consideración de género auténticamente literario. Quizá sea precisamente esta voluntad de estilo y la utilización en alguna medida de la lengua literaria lo que mejor define al ensayo frente a otros escritos de carácter humanístico (o científico-técnico).
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LOS TEXTOS PERIODÍSTICOS: CARACTERÍSTICAS Y RASGOS LINGÜÍSTICOS. LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS 1. INFORMACIÓN, INTERPRETACIÓN Y PROPAGANDA EN LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN 2. RASGOS BÁSICOS: ACTUALIDAD E INTERÉS 3. LOS CONTENIDOS DEL DISCURSO PERIODÍSTICO 4. GÉNEROS PERIODÍSTICOS 5. ESTRUCTURAS PERIODÍSTICAS 6. EL LENGUAJE PERIODÍSTICO 7. EL PERIODISMO DIGITAL Los medios de comunicación social cumplen, en general, tres funciones: información, formación y entretenimiento. Las propiamente periodísticas son las dos primeras, por lo que no nos referiremos aquí a los contenidos que, tanto en la prensa como en la radio y la televisión, tienen como finalidad divertir o entretener. 1. INFORMACIÓN, INTERPRETACIÓN Y PROPAGANDA EN LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN La INFORMACIÓN es la función fundamental y la que más espacio ocupa en el los medios de comunicación, en especial en la prensa escrita, puesto que es la que satisface la necesidad básica del lector, oyente o espectador: conocer lo que acontece en el mundo. Puede definirse como la difusión objetiva de relatos de hechos novedosos que tienen un interés general, realizada periódicamente. Sin embargo, la objetividad absoluta es, en realidad, inalcanzable. Toda percepción de un hecho es siempre incompleta, porque se realiza desde determinada perspectiva: el periodista no puede dejar de ofrecer una visión particular. La misma decisión de publicar una noticia, de entre cientos de ellas, implica ya de por sí una selección subjetiva. Tampoco puede ser absolutamente objetiva la redacción, puesto que el periodista ha de elegir un tratamiento determinado, un punto de vista, una estructura, una forma de expresión... Otra cosa son los efectos que producen las manipulaciones intencionadas, mucho más graves, que proceden normalmente de factores externos, como la censura política o cualquier otro tipo de presión indirecta por parte de los gobiernos, los intereses particulares de la empresa propietaria del medio, las conexiones entre información y publicidad comercial, etc. Especialmente importante como limitación de la objetividad es otro factor: la línea editorial de cada medio. Ésta conduce a menudo a la manipulación al presentar como información objetiva lo que no es sino valoración ideológica. La segunda función básica de la comunicación periodística consiste en la interpretación de los hechos de los que se ha informado. Es, por tanto, una actividad que implica previamente la información objetiva: tras ella, el mismo periodista, otro distinto o bien colaboradores especializados realizan el ejercicio de análisis, reflexión y valoración de los hechos, de sus causas y de sus consecuencias o repercusiones. Si los textos informativos tienen (o habrían de tener) exclusivamente una función referencial o representativa que prima la objetividad, en los textos periodísticos de opinión, en cambio, se observa a veces la presencia de la función conativa o apelativa: la intención de cada emisor en concreto es convencer al destinatario de que su análisis de los sucesos y los juicios que realiza son acertados. En estos textos abundan, junto a exposiciones más detalladas y profundas de los hechos, argumentaciones de todo tipo que pretenden persuadir al receptor, y también otros elementos valorativos que revelan claramente la subjetividad del emisor. En este punto conviene hacer varias observaciones de importancia: El hecho de que información y opinión constituyan finalidades opuestas (objetividad / subjetividad) impone que ambas hayan de realizarse, en teoría, en espacios y géneros claramente diferenciados, de forma que el receptor no pueda confundir los hechos con las interpretaciones parciales que de ellos se hagan. (Con todo, recuérdese que, en la práctica, la inclusión de elementos subjetivos y valorativos en los relatos informativos es uno de los recursos de manipulación más frecuentes). La línea editorial y los intereses de la empresa condicionan la tendencia que domina en los mensajes de opinión: editoriales, artículos de fondo escritos por miembros de la redacción, comentarios de las noticias, etc. A través de todos ellos, se intenta crear en el receptor un determinado estado de opinión que coincide con la línea editorial, de manera que puede decirse
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que los medios de comunicación no sólo interpretan las informaciones, sino que también pretenden formar (en el sentido de dar una determinada formación) a sus lectores. Pero además de estas reflexiones y valoraciones, muchos medios suelen incluir, bien en secciones fijas o bien en colaboraciones ocasionales, opiniones de otros autores que pueden no coincidir e incluso ser contrarias a los presupuestos ideológicos de la línea editorial. Estos otros mensajes sirven como contrapunto a la opinión del periódico o cadena y permiten que el receptor disponga de reflexiones y juicios diferentes entre los que optar. Ello redunda en una mayor riqueza informativa en el medio y también en una mayor libertad de opinión para el lector u oyente.
Un paso más allá de la interpretación y la opinión sobre los hechos está la PROPAGANDA, es decir, la difusión de mensajes explícitamente ideológicos con el fin de ganar adeptos a una causa política, social, religiosa, etc. La intención de estos mensajes propagandísticos es modificar (o confirmar, según el caso) de forma directa las convicciones, las actitudes y los comportamientos de los destinatarios. Según el carácter del medio, dos son los mecanismos mediante los que se realiza la propaganda: en publicaciones y cadenas llamadas independientes, se insertan espacios pagados por la organización o grupo interesados, con lo que no hay gran diferencia con la publicidad comercial (es habitual, por ejemplo, la inclusión de propaganda electoral de partidos políticos en época de elecciones); en otros casos, cuando el medio es muy afín a la organización que pretende hacer proselitismo, o cuando le pertenece -es decir, en el caso de la prensa confesional o de partido-, la propaganda aparece normalmente insertada en los mismos mensajes informativos e interpretativos, con lo que las distintas finalidades acaban confundiéndose. 2. RASGOS BASICOS DE LOS MENSAJES PERIODÍSTICOS: ACTUALIDAD E INTERÉS Los discursos periodísticos se transmiten a través de los medios de comunicación de masas y su propósito es predominantemente informativo. Tradicionalmente, ha sido la prensa escrita -y de manera particular el periódico la que ha servido de soporte de los discursos periodísticos. Pero no todo lo que se publica en los periódicos es «texto periodístico», ya que éstos sirven también como soporte de otros discursos de naturaleza diversa (publicitarios, de entretenimiento, literarios, etc.). Por otra parte, el discurso periodístico puede transmitirse a través de otros medios, como la radio y la televisión. Los mensajes periodísticos sirven para transmitir informaciones diversas caracterizadas por su actualidad, su interés general y su pretensión de objetividad. El criterio de actualidad no es condición suficiente para que un acontecimiento se convierta en contenido de un discurso periodístico. El organismo-emisor, en efecto, selecciona de entre los acontecimientos recientes aquellos que puedan resultar de interés general para el lector, de acuerdo con criterios diversos como los siguientes: La proximidad al destinatario: se prefieren los acontecimientos más cercanos al público en diversos aspectos (geográfico, cultural, etc.). El campo de incidencia, o resonancia pública de esos acontecimientos, criterio por el que se seleccionan los hechos que afectan a un mayor número de receptores potenciales. El interés humano, que hace preferir aquellos acontecimientos que afectan a los sentimientos, a los casos de conflictividad social o política, al progreso de la colectividad, o los que revisten un mayor dramatismo. La calidad de los protagonistas implicados en los hechos: autoridades, personajes públicos, etc. La curiosidad, que permite seleccionar hechos que pueden resultar inesperados, extraños o extravagantes para el público. 3. LOS CONTENIDOS DEL DISCURSO PERIODÍSTICO Los contenidos propios del discurso periodístico se designan con el término noticia. El término noticia tiene varios significados, ya que puede referirse: a) al contenido informativo propio de los discursos periodísticos; b) a un género de estos discursos que relata de manera escueta un acontecimiento reciente de interés general -por lo que ha sido definido como «lo nuevo interesante»-; c) en un sentido no especializado, a cualquier información nueva, como cuando decimos Espero noticias tuyas. Con estos contenidos se elaboran discursos informativos, que dan cuenta de los sucesos de actualidad (acontecimientos) de manera objetiva. Además, se proporcionan al lector por medio
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de estos discursos otras informaciones, igualmente objetivas, que se infieren de los acon tecimientos (comentarios). Tales contenidos se organizan preferentemente en esquemas narrativos y descriptivos. También se construyen discursos de actualidad e interés en los que se expresa una opinión o interpretación desde la perspectiva del emisor. Estos discursos añaden información nueva a la que se extrae de los propios acontecimientos de actualidad, con el propósito de guiar la interpretación que el lector debe hacer de los hechos. Expresan, pues, la opinión de un redactor (individual o colectivo) que se pretende que sea aceptada por el lector, por lo que se presenta como si fuera objetiva y universal. Los esquemas predominantes en los géneros de opinión son los explicativos y los argumentativos.
4. GÉNEROS PERIODÍSTICOS Dependiendo del medio empleado -prensa, radio, televisión-, el mensaje se formalizará de modo distinto, pues los códigos de que se vale son diferentes: - El periodismo escrito -diarios y revistas- utiliza la lengua escrita y signos visuales de valor paralingüístico: tipos de letra (cursiva, negrita) y tamaño, que tienen la finalidad de dar realce o énfasis a la información; disposición espacial en el papel, etcétera. - En la radio se emplea la lengua hablada, la música y otros efectos sonoros. - La televisión se vale de la imagen en movimiento (o fija), es decir, el código ¡cónico, la palabra hablada (o escrita), la música y otros efectos sonoros. Esto permite que la radio y la televisión tengan un grado de inmediatez del que carece la prensa escrita, pues pueden difundir la información en directo por ser testigos de los hechos que transmiten; no obstante, la prensa escrita, que tarda más en llegar al lector, permite una mayor reflexión en la elaboración de los temas tratados. Además, la oralidad de la radio y la televisión y el atractivo de las imágenes de esta última consiguen captar mejor la atención del oyente o del espectador y le predisponen a una mayor receptividad ante la noticia. La proporción de contenidos informativos e interpretativos, que varía en cada texto, constituye el criterio de la clasificación tradicional entre géneros informativos y géneros de opinión. En los informativos predomina la información objetiva sobre los hechos, y en los de opinión, que presuponen un relativo conocimiento de los acontecimientos por parte del lector, se plantea, entre otros, el objetivo de orientarle en su interpretación de los acontecimientos. No obstante, debe recordarse la presencia en los periódicos de textos no estrictamente periodísticos, como los de ocio o entretenimiento (pasatiempos, humor, textos literarios), o los de divulgación científica. Por otra parte, existen tipos de textos mixtos, que participan de las características de los informativos y de los de opinión (géneros híbridos). 4.1. Géneros informativos Son géneros propiamente informativos la noticia y el reportaje objetivo, que se distinguen entre sí por la profundidad y extensión con que se tratan los acontecimientos. Suele definirse el reportaje como una noticia desarrollada que incorpora elementos que no caben en ésta:' valoraciones de protagonistas o testigos del suceso, detalle de cifras y fechas, textos complementarios (despeines, o ampliaciones que se presentan como un discurso independiente del principal, con sus propios titulares), fotografías, esquemas y gráficas. Los textos informativos presentan una información objetiva de un acontecimiento y unos comentarios igualmente objetivos que aclaran o explican dicho acontecimiento y proporcionan datos para que el lector evalúe su gravedad, interés, etc. Por su competencia con otros medios de comunicación, la prensa ha ido perdiendo su función de proporcionar al lector información de primera mano sobre los aspectos más relevantes de un suceso reciente. En general, el lector de prensa recibe antes este tipo de información a través de la radio o la televisión; de forma que lo que el lector del periódico suele buscar en él es una información más detallada, como la que le proporciona el reportaje. 4.2. Géneros interpretativos o de opinión En los géneros interpretativos, o de opinión, se valoran los hechos de actualidad desde el punto de vista del redactor. Su propósito es guiar la interpretación que el lector hace de la actualidad a partir de un determinado sistema de valores. Por su función, pueden clasificarse en valorativos (en los que se enjuician los hechos), explicativos y argumentativos (en los que se enuncia una tesis y se argumenta en favor de ella). Los principales textos interpretativos son el editorial y el artículo de fondo. El editorial es
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un texto sin firma que expresa la opinión del periódico sobre los principales acontecimientos de la actualidad. Las interpretaciones proporcionadas en los editoriales se fundan en un sistema de valores, muchas veces no explícitos, que constituyen la línea editorial del periódico. Su función no es tanto la de convencer a los lectores que participan de corrientes o de opiniones diferentes, como la de reforzar los principios de los habituales del medio. No debe confundirse el redactor del editorial (uno o varios periodistas especializados en la producción de estos textos) con el verdadero emisor del mensaje (todo el periódico), ni con el responsable legal del contenido (el director). El artículo de fondo, o fondo, es un texto firmado en el que el autor opina, interpreta y valora los hechos desde su propio punto de vista. Existen muchas variantes, con frecuencia difíciles de distinguir entre sí. Por su forma de presentación, el artículo de fondo recibe en ocasiones el nombre de columna, muchas veces firmada por personajes ajenos al periódico y al mundo periodístico (colaboradores). Cuando su función es predominantemente explicativa se denominan comentarios de actualidad, y son redactados por especialistas en alguno de los temas característicos de las secciones de un periódico (comentaristas de sociedad, deportes, política internacional, temas militares, etc.). La opinión esporádica de personajes de relieve cultural y social se expone en las tribunas libres, y la de los lectores particulares en las cartas al director. Todos estos géneros se caracterizan por su libertad en la disposición del discurso y por el empleo de un estilo personal. Los periódicos acogen con profusión artículos que se refieren a temas especializados, y no a información general. Destacan, sobre todo, en este sentido, los artículos de crítica -literaria, de arte, cine o televisión- y los de divulgación científica. 4.3. Géneros periodísticos híbridos La diferencia entre géneros informativos e interpretativos es una diferencia de grado. Ciertos tipos de textos, con características bien definidas, acogen elementos informativos e interpretativos a la vez, como sucede con la crónica y el reportaje interpretativo. El propósito de la crónica es exponer por extenso una serie de acontecimientos en forma narrativa, incluyendo detalles y descripciones, a la vez que se interpretan y valoran por parte del redactor. La presentación cronológica de los diversos hechos que constituyen la noticia es, precisamente, lo que da nombre a la crónica. El autor -normalmente un corresponsal o un enviado especial a ciertos acontecimientos, como conciertos, espectáculos deportivos, etc.- huye del estilo neutro de los discursos informativos y emplea de forma personal los recursos lingüísticos para dotar a la crónica de amenidad, de atractivo e incluso de valor literario. El reportaje interpretativo incluye, como la crónica, información y opinión. Es más frecuente en los semanarios especializados que en los diarios, donde aparece de manera más esporádica, y puede ofrecerse por entregas a lo largo de varios números. No interesa la inmediatez en los acontecimientos, cuyos aspectos más relevantes se consideran conocidos por el público. Los reportajes interpretativos más característicos son los que resultan del llamado «periodismo de investigación». Tras un proceso de documentación, que puede ser muy largo, el redactor ofrece sus conclusiones en forma de un conjunto de tesis que se ven apoyadas por los datos objetivos recogidos. 2. Elementos estructurales del texto periodístico Cada uno de los textos que forman parte de un periódico o una revista -una noticia, un reportaje, un editorial, etc.- aparece formalmente diferenciado de los demás y se caracteriza por un propósito (informar, opinar) y un tema (acontecimiento, opinión). En cada texto periodístico se reconocen partes diferenciadas tipográficamente: uno o varios titulares y un desarrollo o cuerpo del texto. Como elemento inicial del cuerpo, y a continuación de los titulares, se sitúa el leal o entrada, muchas veces formando un elemento independiente. 2.1. Los titulares Los titulares -título o cabeza y, en su caso, antetítulo y subtítulo-, que aparecen destacados formalmente, tienen tres funciones principales: delimitar el texto (función de apertura), ofrecer los aspectos más relevantes del texto desde el punto de vista informativo y de interés (función de resumen) y llamar la atención del lector (función de llamada de atención). El antetítulo puede añadir información a la proporcionada por la cabeza o precisar el contenido de ésta cuando pueda resultar ambiguo. Por su parte, los subtítulos suelen funcionar como sumarios de los aspectos informativos más importantes o significativos del texto. Los titulares presentan variadas estructuras sintácticas1. 1
Las estructuras sintácticas más relevantes de los titulares serían las siguientes:
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2.2. El cuerpo En el cuerpo del texto se desarrollan los diferentes contenidos. Salvo en los géneros de opinión, que se caracterizan por su libertad de composición, el cuerpo de los discursos periodísticos se organiza también en módulos. Cada uno de estos módulos desarrolla un solo tema o subtema (por ejemplo, los antecedentes del acontecimiento o algún comentario del redactor) y constituye una parte del texto relativamente autónoma. Este tipo de composición por módulos se reconoce por el hecho de que, si se omite la lectura de alguno, el resto del texto es perfectamente comprensible, aunque, bien es cierto, se pierde información. Por otra parte, también facilita la redacción del texto, ya que el autor puede intercalar nuevas informaciones sin necesidad de modificar los demás módulos. E l lead o entrada El primer módulo del cuerpo del texto, que recibe el nombre de lead o entrada, tiene, en los géneros informativos, una función especial: la de ofrecer al lector un resumen más amplio que el de los titulares. Este tipo de entrada -lead de sumario- da cuenta de los aspectos principales del acontecimiento: el hecho principal, la localización espacio-temporal de ese hecho, la persona o personas implicadas y, muchas veces, la causa y el modo como se ha producido el acontecimiento. El lead suele destacarse tipográficamente del resto del texto en los géneros que presentan mayor extensión, como en el reportaje; en los textos de menor amplitud constituye, por el contrario, el primer párrafo; y, por fin, en los breves y cuñas, el lead es el único componente del cuerpo del texto. 5. ESTRUCTURAS PERIODÍSTICAS El texto periodístico se presenta organizado en estructuras diferentes que dependen del género al que pertenece. Estructura anticlimática La disposición más característica del discurso periodístico es la que recibe el nombre de estructura anticlimática, o de pirámide invertida, que consiste en ordenar los diferentes módulos de contenidos de acuerdo con el criterio de relevancia. De esta forma, el desarrollo del texto se extiende desde el clímax, o módulo de mayor relevancia informativa, al anticlímax, o punto de menor relevancia. Esta estructura es característica de los géneros informativos, principalmente de la noticia. Estructura de relato En otros géneros podemos encontrar los diferentes componentes del desarrollo del texto dispuestos en orden cronológico, formando una estructura de relato. Aunque pueden aparecer pequeños relatos como constituyentes de cualquier texto periodístico, la narrativa, como estructura general de un texto completo, no suele encontrarse más que en la crónica. El relato cronológico de los diferentes hechos que constituyen un acontecimiento -un partido de fútbol, una corrida de toros, una sesión parlamentaria, etc.- suele alternar con la inserción de elementos descriptivos, comentarios u opiniones del redactor. Estructura dialogada En la entrevista encontramos una estructura de diálogo: el desarrollo del texto aparece, en consecuencia, repartido en turnos. El entrevistador controla el, desarrollo del discurso, asignando turnos e introduciendo temas. La entrevista puede considerarse una variedad del reportaje y, como éste, puede pertenecer al género de los discursos informativos o al de los discursos híbridos (de información y opinión). En este último caso, las diferentes intervenciones pueden interrumpirse para dar paso a digresiones de carácter interpretativo o a comentarios y descripciones del redactor. Estructura libre Los géneros propiamente interpretativos o de opinión se caracterizan por presentar una disposición libre. No obstante, la estructura de estos textos suele distribuirse en tres partes: introducción, desarrollo y
Una oración completa, preferentemente simple: Mobutu regresa a Zaire con la promesa de recobrar la tierra perdida; Deutsche Telecom y France Telecom se unen para entrar en España. Un sintagma nominal con sentido completo, que suele ser resultado de la transformación de una oración: Derrota de la selección en el Campeona-. to del Mundo; Seis años de cárcel a un urólogo por hacer operaciones innecesarias; Escándalo por los viajes privados de la presidenta del parlamento alemán; 1'7 muertos al estrellarse un avión militar ruso. Una oración con elipsis del verbo: El Mérida, en primera; Tomba, segundo en su vuelta a las pistas; El presidente ruso, ingresado de nuevo; Julio Anguita: KIU no puede seguir así». Tematizaciones, en las que el constituyente temático, o el que designa el lugar del acontecimiento, se coloca al principio del titular, separado del resto por una pausa: Filipinas: naufragio de un transbordador; Giro: victoria de Ulrich; Internacional: se recrudece la guerra en el Zaire. El elemento tematizado puede aparecer como antetítulo. Estructuras incompletas desde el punto de vista del sentido, frecuentes sobre todo en titulares sensacionalistas, con la función de llamar la atención y despertar el interés del lector: Por fin; Volvemos a las andadas.
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conclusión, cuyos contenidos son variables, aunque pueden describirse ciertas tendencias. Así, en la introducción aparecen con frecuencia elementos cuya función es captar la atención del lector, junto con una síntesis de la noticia a cuya interpretación se refiere el artículo y el planteamiento de la tesis defendida por el redactor o del problema que se pretende explicar. Este último aspecto -que depende del esquema textual del artículo: argumentativo o explicativo- determina su desarrollo. Por último, la conclusión resume la opinión del redactor y actúa como cierre textual del artículo. 6. EL LENGUAJE DEL PERIODISMO Ya hemos visto que cada medio -prensa, radio, televisión- emplea combinados diversos códigos: lingüístico, visual, auditivo. En la prensa escrita -periódicos y revistas- junto a las secuencias lingüísticas que constituyen los diversos géneros, se emplean representaciones iconográficas (fotografías, dibujos, diagramas, etc.), y distintos tipos y tamaño de letra, así como la propia extensión y maquetación en columnas. Todo ello hace que el periódico o revista forme una unidad de comunicación al servicio de la intencionalidad política o ideológica del medio, y de ahí la importancia de analizar e interpretar estos recursos extralingüísticos. Factores extralingüísticos en la prensa escrita En la comunicación, los medios audiovisuales son los más influyentes y, por ello, la imagen tiene cada vez un papel más relevante en la prensa escrita. En el periódico persigue los fines siguientes: - Las fotografías tienen una función documental y, al mismo tiempo, de realce de la información. Los grabados y dibujos ayudan a la comprensión y divulgación de datos científicos, tecnológicos o estadísticos. - Los tipos de letra (cursiva, negrita, etc.), así como el tamaño en los titulares, constituyen un elemento fundamental para el tratamiento de la información ya que le dan relieve. - Adquieren gran relevancia las llamadas viñetas o tiras cómicas, que de forma satírica y humorística interpretan la realidad social o política. El español y los medios La influencia de los medios de comunicación en el idioma es enorme y en gran medida beneficiosa en cuanto que difunden el habla culta a toda la población. Conscientes de ello, la mayoría de los periódicos, radios y televisiones poseen "manuales de estilo" que unifican criterios entre los profesionales del medio con el fin de respetar el idioma. Al estudiar cada uno de los géneros, hemos visto los rasgos particulares de estilo; por eso aquí nos vamos a detener sólo en los aspectos generales. Defectos del lenguaje del periodismo El profesor Lázaro Carreter ha destacado tres peligros en relación con la presentación lin güística de la información: -Literarización épica del relato informativo, empleada sobre todo en las crónicas taurinas, deportivas o en manifestaciones políticas, que atenta contra la objetividad y claridad informativas. - Estilo burocrático y administrativo, que utiliza un léxico tecnificado, lleno de ambigüedades, contrario a la claridad. - Preponderancia injustificada de coloquialismos y a veces de usos de expresiones vulgares y soeces que atentan contra la corrección lingüística del periodismo, que debe reflejar el habla coloquial culta. Rasgos lingüísticos del español en los medios Veamos por niveles los rasgos lingüísticos del español en los medios: Nivel fónico Tanto en la radio como en la televisión se emplea la pronunciación estándar sin acentuar las peculiaridades regionales. Usos de pronunciación enfática con desplazamientos acentuales: Cinco niños han sido rescatados en el accidente. Plano morfosintáctico El orden lógico de la frase, que debe ser predominante en aras de la claridad, se altera dando lugar a errores en el desplazamiento: Silbidos al alcalde de los chabolistas del Cerro Castañar (en lugar de "Silbidos de los chabolistas del Cerro Castañar al alcalde"). Uso excesivo de la pasiva por influencia del inglés difundido por las agencias de noticias: Camilo José Cela ha sido galardonado con el Nobel, en vez de la construcción activa más propia del castellano: Camilo José Cela ha recibido el Premio Nobel. Igualmente por influencia del inglés se emplea la construcción estar + siendo + participio: En estos días de vacaciones que están siendo disfrutados por ("que disfrutan") la mayoría de
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los españoles, los ladrones han desvalijado cincuenta viviendas. Preferencia por las locuciones verbales en lugar de las formas simples: dar comienzo `comenzar', hacer público `publicar', introducir modificaciones `modificar', poner límites `limitar'. Uso del llamado condicional de rumor: Parece que podría haber cambios importantes en el Ministerio de Justicia. Empleo de la forma en -ra por el pretérito perfecto simple: El gol que metiera ('metió') Raúl decidió el triunfo del Real Madrid. Nivel léxico Abundancia de extranjerismos, muchas veces innecesarios: affaire, apartheid, cash flow, holding, leasing, mailing, ranking. Creatividad léxica mediante distintos procedimientos: - La generalización de prefijos y sufijos: anti- (antibelicista, antidoping, antinuclear, antitodo); co- (cooficial, corresponsabilidad, codecisión); des- (desconvocar, desfanatizar); dis- (discapacitados, disfunción); auto- (autocrítica, autodefensa, autoafirmación); euro- (eurocomunista, eurodiputado, euromercado); super(superestrella, supermoda, superprograma); e incluso con la construcción no + sustantivo o adjetivo: la no agresión, la no violencia, el no compromiso; -miento (agasajamiento, agudizamíento); -ero (binguero, fotero, porrero ('que fuma porros'), motero; verbos en -ear, -uar e -izar (puentear, consensuar, balcanizar). - Composición: empleo frecuente de compuestos de sustantivo + sustantivo con guión: almuerzo-coloquio, asamblea-concentración; o sin él: hora punta, piso piloto, viaje relámpago, televisión basura. - Apócopes: narco `narcotraficante', porno `pornográfico', corto `cortometraje'. - Derivados de acrónimos: peperos `militantes del PF, peneuvistas `militantes del PNV'. - Uso constante de eufemismos (los no admitidos por `excluidos', los no integrados por `marginados'), siguiendo las orientaciones del "lenguaje políticamente correcto".
El periodismo digital Internet ha producido cambios extraordinarios en el campo de las comunicaciones, especialmente la posibilidad de acceder a los distintos medios desde cualquier lugar del mundo. Existen las ediciones digitales de los periódicos tradicionales impresos y, en los últimos años, han surgido medios exclusivamente digitales, caracterizados en general por incluir información, opiniones y hasta noticias no confirmadas que no recogen los otros medios. Características comunicativas Entre los rasgos más destacados de las ediciones digitales cabe mencionar la inmediatez, la variedad de códigos y la interactividad. Inmediatez y gratuidad. La inmediatez es el principal rasgo que distingue la edición digital de la de papel: la información, a la que se tiene libre acceso, es actualizada constantemente. Pluralidad de códigos. El periodismo digital incluye el código lingüístico gráfico (textos, tipografía) y elementos visuales y auditivos (fotografías, infografías, tablas, música, vídeos...). En el uso del español, dada la capacidad de difusión de los medios, se observa una tendencia a utilizar una variedad general que sea comprendida por los hablantes de las distintas modalidades de español. Interactividad o participación de los receptores. Los medios digitales invitan a los lectores a participar de forma constante (Opine, Envía tu pregunta, Cuéntanos, Conversa con..., Comentarios), realizan encuestas, animan a votar sobre cuestiones varias, a participar en foros y también en blogs. Además, la tecnología permite informar a los receptores sobre su grado de participación: noticias o blogs más leídos. Contenido y lenguaje En cuanto al contenido, los medios digitales presentan, como las ediciones en papel, las noticias agrupadas en secciones: nacional, internacional, economía, cultura..., aunque estructuradas de otra manera por la «paginación» especial de estos medios, y jerarquizadas según su importancia. La página de inicio anticipa los contenidos mediante los titulares y el texto. En general, los diarios digitales suelen
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reproducir los teletipos de las agencias de noticias, sin especial elaboración. También se ofrece la posibilidad de hacer consultas de distinto tipo por medio de enlaces (a noticias anteriores, a otros sitios web, a documentos; enlaces multimedia o interactivos). El hipertexto (texto que contiene elementos que permiten acceder a otra información) es específico de los diarios digitales. Por otro lado, el periodismo en Internet ofrece también servicios (por ejemplo: callejero, guías, traductor, diccionarios, comercio electrónico...). Respecto del lenguaje, dado su objetivo comunicativo y la rapidez de la lectura, tiende a la sencillez y a la concisión, por lo que se evita el uso de recursos retóricos.
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LOS TEXTOS LITERARIOS: características y rasgos lingüísticos. Los géneros literarios. 1. INTRODUCCIÓN: ¿DE QUÉ HABLAMOS CUANDO HABLAMOS DE LITERARURA? 2. LA LITERATURA COMO FORMA DE COMUNICACIÓN. 2.1. EL EMISOR LITERARIO. EL AUTOR. 2.2. EL RECEPTOR DEL TEXTO LITERARIO. LOS LECTORES. 2.3. LOS CANALES COMUNICATIVOS. 2.4. EL MENSAJE. NATURALEZA Y FINALIDAD DE LO LITERARIO. 2.5. El CONTEXTO. REALIDAD Y FICCIÓN EN LA OBRA LITERARIA. LA MEDIACIÓN. 2.6. ASPECTOS LINGÜÍSTICOS. LA LENGUA LITERARIA. 2.7. ASPECTOS ESTRUCTURALES. LOS GÉNEROS LITERARIOS. 2.7.1. LA VOZ, LOS PERSONAJES, LA ACCIÓN, EL ESPACIO Y EL TIEMPO EN LA OBRA LITERARIA. 2.7.2. LOS GÉNEROS LITERARIOS. 1. INTRODUCCIÓN. ¿DE QUÉ HABLAMOS CUANDO HABLAMOS DE LITERATURA? Antes de empezar a reflexionar sobre esta cuestión vamos a dejar caer algunas afirmaciones contundentes que más adelante intentaremos matizar, ideas que puede que nos parezcan sorprendentes porque encierran, probablemente, una nueva idea del hecho literario. Veamos: Resulta imposible (o casi) definir el hecho literario por su complejidad; 1. La concepción de lo que sea literatura es radicalmente histórica: cada época la ha concebido de un modo diferente; 2. La Literatura, tal y como nosotros la entendemos, no ha existido siempre: tiene, por así decirlo, fecha de nacimiento y, por el momento, aun no contamos con su acta de defunción (precisamente a lo largo de este curso vamos a tener el privilegio de asistir su surgimiento); 3. El fenómeno literario, junto al discurso filosófico y ensayístico, ha sido uno de los grandes artífices de la idea de Sujeto y del modo en que entendemos el mundo moderno y contemporáneo, aunque hoy ha perdido buena parte de su protagonismo. Desde una lógica tradicional surgen demasiadas contradicciones. Por ejemplo, para muchos estudiosos los orígenes de lo literario serían los primeros testimonios de la poesía tradicional (jarchas, romances, villancicos...) y de la épica (Cantares de gesta); pues bien, los estudiamos como si de poemas o relatos modernos se tratase. Esto es, claro, disparatado, pues las jarchas eran algo así como las letras de las canciones que hoy escuchamos y los Cantares de Gesta, culebrones del momento; en todo caso se trataba de muestras de eso que hoy denominamos cultura de masas o popular porque se pensaban para el gran público. Por contra, hoy no solemos incluir dentro de lo que se suele denominar “alta” literatura canciones de grupos de rock, de hip-hop o guiones de series de televisión. Los contemporáneos de Garcilaso se preguntaban si sus endecasílabos eran realmente poesía o se trataba de prosa porque no eran capaces de reconocer en él las condiciones poéticas que sí veían en el octosílabo o en el verso de arte mayor. En definitiva, cada sociedad en cada época de su evolución ha manejado su propia noción de lo que es o no literario. Lo que solemos llamar literatura está formado por un corpus enorme de textos muy diversos producidos lo largo de siglos (o mejor, milenios) en lenguas diferentes y dentro de culturas muy heterogéneas Encontrar rasgos comunes en el lenguaje utilizado en todos ellos, es decir, rasgos universales de lo literario, no puede ser fácil. Como institución histórica que es, la literatura no puede ser estática, ni puede serlo tampoco el código que utiliza: la lengua literaria tiene una naturaleza cambiante. Además de este condiciona miento histórico, existen también otros que derivar del carácter social y cultural de la literatura. Hasta, cierto punto, la obra literaria de un autor está forma da a partir de una serie de convenciones que llevar consigo la preferencia por unos mecanismos estructurales y lingüísticos en lugar de otros, y estas convenciones también cambian. El uso de la lengua literaria depende también de factores individuales principalmente la voluntad del autor, que en último término es quien decide de qué forma manejar la lengua en la que escribe. No se ha puede llegar a un acuerdo sobre una cuestión esencial: ¿es la literatura una lengua especial, distinta de la lengua común, o es una mera variedad de uso? Hay respuestas para todos los gustos. Algunos proponen incluso que no hay diferencia alguna entre la lengua común y la que llamamos literaria.
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Lo que han intentado determinar los especialistas es lo que permite afirmar que un texto dado es literario o no lo es. Algunos críticos utilizan el término de LITERARIEDAD para denominar esa esencia de lo literario, pero, dependiendo de las escuelas y tendencias, este término se define de maneras distintas. Nosotros, para no parecer absolutamente escépticos, aceptaremos la siguiente idea que nos permitirá teorizar sobre lo que sea esto que llamamos Literatura: LA LITERATURA PODRÍA SER, SOBRE TODO, UNA FORMA ESPECIAL DE COMUNICACIÓN, y como tal puede ser analizada. 2.LA LITERATURA COMO FORMA DE COMUNICACIÓN. ASPECTOS PRAGMÁTICOS Algunos críticos y teóricos de la literatura piensan que, aunque sus límites sean imprecisos, sí existen criterios que, si bien no permiten llegar a una definición cerrada y completa de la literatura, nos acercan a una comprensión más clara de lo literario. Estos criterios, a los que cada escuela o tendencia concede diferente importancia, tienen que ver con lo que de característico presenta cada uno de los factores que intervienen en la comunicación literaria. Repasemos pues los elementos que intervienen en la comunicación literaria. 2.1 EL EMISOR LITERARIO. EL AUTOR El emisor de los textos literarios, ése que solemos denominar autor (o, más en concreto, según los géneros, poeta, novelista, dramaturgo..), tiene normalmente carácter individual. No quiere ello decir que toda obra literaria sea siempre individual. Suele serlo, pero lo cierto es que hay también textos literarios cuyo emisor necesariamente ha de ser considerado como colectivo: canciones populares, romances, cuentos tradicionales, etc., ese tipo especial de textos que suele denominarse FOLCLORE LITERARIO y ha utilizado para su difusión la transmisión. el escritor no crea su obra desde la nada, parte de su propia experiencia personal (o colectiva), de la observación de la realidad y de la literatura misma, esto es, de las obras precedentes y contemporáneas entre las que insertara la suya. Son éstos los factores de emisión (o condicionamientos del autor) más importantes. El autor literario está condicionado también por la realidad (el mundo en el que vive, la sociedad, su relación con los demás...), o, mejor, por la percepción y valoración que hace de todo cuanto lo rodea. Los textos literarios no hablan sólo de quien los ha escrito, reflejan también el mundo exterior. Ese reflejo es siempre subjetivo: esta filtrado por la visión del mundo del escritor, visión que depende tanto de su origen social, formación y evolución ideológica, como de sus experiencias personales. La misma idea de autor ha cambiado sustancialmente a lo largo del tiempo, junto con sus intereses y su relación con los destinatarios de sus textos. Un clérigo medieval (Berceo o el Arcipreste de Hita, por ejemplo) no busca ganar dinero; con sus libros sólo pretende enseñar divirtiendo y salvar almas (de paso también demostrar su maestría y conocimiento frente a los escritores laicos). Mientras que un juglar recita o escribe bien para un público popular, bien para los nobles; éstos lo hacen como ejercicio pues en las cortes el cultivo de la poesía formaba parte de la educación de los de su clase. Realmente hasta no hace mucho – hablamos del siglo XVIII y XIX – los artistas trabajaban por encargo para la Iglesia o para nobles o burgueses ricos (los mecenas), con lo cual debían adaptarse a sus gustos e intereses. El público es una realidad relativamente reciente, pero el artista es consciente de que es el que paga y de él depende. Hoy, de todos modos, sigue habiendo mecenas que sostienen a todo tipo de artistas, pero ahora son los bancos, la fundaciones, las grades empresas o el propio Estado. Al crear su obra, el autor esta condicionado también por la tradición literaria anterior, asume los moldes, temas o ideas que ésta le ofrece, aunque sea para rechazarlos y desviarse de ellos. Esto explica un concepto importante: la búsqueda de la ORIGINALIDAD -tanto en los contenidos como en las formas-, entendida como afirmación de la personalidad del autor y como medio de superación de temas y formas gastados por el uso. Sin embargo, este valor de la originalidad artística no debe considerarse como un rasgo universal de lo literario; al contrario, su aparición es bien reciente, pues en otras épocas lo que se consideraba como criterio fundamental de calidad literaria era la IMITACIÓN DE MODELOS CLÁSICOS. 2.2. EL RECEPTOR DEL TEXTO LITERARIO. LOS LECTORES El receptor de los mensajes literarios es siempre MÚLTIPLE e INDETERMINADO. Con su obra, el autor no se dirige a un destinatario concreto, sino a cualquier posible lector, actual o futuro. En este sentido, puede decirse también que el receptor es UNIVERSAL. El lector tiene una gran trascendencia en la comunicación literaria, por varias razones: el autor selecciona a su público en el propio acto de creación, y eso incluso en los casos, tan frecuentes, en los que asegura escribir para sí mismo. Todo autor, en su escritura, construye una imagen que podríamos llamar ideal del lector para quien escribe. elabora una imagen, más o menos compleja pensando en un lector que será capaz de comprenderla. Considerada de esta manera,
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toda comunicación literaria es siempre un diálogo que el emisor establece con un receptor ideal, imaginario. Es el lector implícito, concepto que la crítica literaria actual suele utilizar. la necesidad del autor de encontrar su destinatario (entendido ahora no como lector ideal, sino como grupo de lectores que conocen y leen a un autor), determinan la existencia de distintos TIPOS DE LITERATURA SEGÚN SU PÚBLICO: popular, culta, marginal, minoritaria, de masas... Aunque no tiene posibilidades de respuesta, sí que se le exige al lector, para que haya una auténtica comunicación, que realice una muy especial labor de descodificación del mensaje literario. No es ni mucho menos cierto que el lector sea un elemento pasivo; al contrario, la lectura es un acto participativo, crítico y creador. Debe comprobar la coherencia, la verosimilitud, hacer inferencias y presuposiciones, resolver ambigüedades, poner en juego todos los conocimientos y destrezas básicas. Además, al meterse en el mundo de ficción, al participar en él, no sólo observa sino que simula vivir esas experiencias que aparecen en el discurso y decide, opta entre las diferentes alternativas que le presenta la voz narradora o que viven los personajes; es decir, los lectores nos comportamos de modo parecido a lo que experimentamos en el mundo real, sólo que lo simulamos, pero utilizando también, como en nuestras experiencias cotidianas, el método del ensayo y del error. Desde esta perspectiva la lectura resulta una actividad fundamental para la madurez intelectual, el conocimiento personal y social, necesaria para contrastar y modificar nuestros prejuicios e ideas inmaduras o superficiales. Unida a nuestras experiencias, la lectura (pero sobre todo la de textos de ficción) se convierte en la otra gran vía de exploración del mundo. Vivir esta aventura a través de la ficción conlleva un riesgo porque supone que al mostrarnos otras normas, otros valores, otras soluciones, ponemos en duda, es suspenso nuestras propias convicciones, pero no caben posturas acomodaticias ni cobardes. Volveremos a abordar este asunto cuando hablemos de las finalidades de los textos literarios. Sin el lector no se podría producir ese PACTO DE LECTURA que tiene un carácter sociocultural por el que ambos, lector y autor, aceptan que en los textos literarios no se busca transmitir directamente una información del mundo real, sino crear otra realidad, por más que se parezca a ella. Es como un juego en el que aceptamos como real lo que leemos, es decir, no podemos considerar como verdadero o falso lo que está escrito porque suspendemos las condiciones de verdad que rigen en la vida cotidiana. Finalmente, el papel del lector es trascendental porque es ha de interpretar el texto más allá del significado que el propio autor quiso darle. Y de esta evidencia sí que podemos extraer algunas características específicas de la comunicación literaria. La primera sería la ausencia de un solo y único sentido común a los lectores; la segunda, el carácter abierto de la obra de ficción ya que cada lectura es una recreación diferente al de otro lector o a la del propio autor; finalmente, que la lectura enriquece el texto ya que su interpretación continuada en el tiempo acumula sentidos gracias a las aportaciones sucesivas (los textos que consideramos clásicos y que forman parte de nuestro campo de estudio serían el mejor ejemplo). 2.3. LOS CANALES COMUNICATIVOS La distancia espacial y temporal entre escritor y lector hace que hablemos de una comunicación diferida en dos momentos y lugares: escritura y lectura. El canal, normalmente la escritura, proporciona otro rasgo característico: LA PERDURABILIDAD o INALTERABILIDAD ya que la escritura fija el mensaje definitivamente conservándolo a través del tiempo. La literatura tradicional de transmisión oral no puede alcanzar, lógicamente, esa fijación, por tanto debe recurrir a fórmulas que faciliten su memorización: la rima, el ritmo los paralelismos sintácticos, las aliteraciones, las repeticiones léxicas... De todos modos hoy esa literatura tradicional está al borde de la extinción y existe poca consideración por ella a no ser que quede fijada en la escritura. 2.4. EL MENSAJE. NATURALEZA Y FINALIDAD DE LO LITERARIO Otro rasgo básico es que los mensajes literarios NO TIENEN UNA FINALIDAD PRACTICA INMEDIATA. Su naturaleza es ESTÉTICA, se destina a producir placer mental o espiritual (conviene, de todos modos resaltar que, aunque no tenga una finalidad práctica, no quiere decir que no pueda ser práctica). Definido desde su carácter artístico y su naturaleza inalterable, hay quienes entienden quela obra artística tiene una existencia propia, una autonomía que no necesita nada más que la lectura para ser interpretada. Pero conviene recordar que la escritura literaria ha servido y sirve para otras motivaciones (mover el ánimo del lector el determinado sentido, favorecer una determinad causa, promover un cambio en la sociedad, denunciar alguna situación o, simplemente, transmitir si visión del mundo y de las cosas), entre las cuales hay que incluir también, cómo no, la de ganarse la vida. Hoy, la influencia de los textos literarios sobre la sociedad es mínima, pero no siempre fue así. En el pasado encontramos obras y géneros que tuvieron tanta aceptación que llegaron a cambiar ideas y comportamientos. Citemos algunos ejemplos para corroborarlo. La muy leída en su tiempo, La cabaña del Tío Tom, novela de Beecher Stowe, hablaba de la situación de los negros y apoyaba la idea de la
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abolición de la esclavitud, idea que sirvió para impulsar actitudes que desembocaron en la Guerra de Secesión; Goethe, el gran escritor alemán, publicó una bovela de gran éxito, Los infortunios del joven Werther, en la que el protagonista se enamora de una mujer casada y ,al no ser correspondido, acaba suicidándose: su ejemplo desató una ola de suicidios y de amores torturados; Las novelas de caballerías eran tan leídas por los españoles del s. XVI que, además de ser perseguidas por la Iglesia por llenar de fantasías las cabezas de los creyentes, parece que influyó poderosamente en el ánimo de aquellos que iban a conquistar y colonizar el nuevo continente; La concepción del Amor Cortés inscrita en las diferentes composiciones poéticas, se convirtió en una moda y un modo de comportamiento en las cortes medievales que prescribía las relaciones entre damas y caballeros... Fenómenos editoriales recientes como el caso de Harry Potter, El Código da Vinci o La sombra del viento, nos recuerdan el impacto que aun puede llegar a tener la ficción escrita. De todos modos, a la Literatura no le ha quedado más remedio que admitir una reordenación que la sitúa dentro del panorama cultural por detrás del de los medios visuales (cine, televisión, dvd, internet...).1 2.5. EL CONTEXTO. REALIDAD Y FICCIÓN EN LA OBRA LITERARIA. LA MEDIACIÓN Hemos visto que tanto el escritor como el lector están condicionados por sus propias circunstancias históricas, sociales y culturales. El autor crea su obra dentro de una sociedad, una cultura y una tradición literaria que no puede dejar de tener en cuenta; el receptor realiza la interpretación del mensaje en unas circunstancias generalmente distintas sin que pueda aislarse de ellas. Por eso cuando se habla de la relación entre la obra literaria y lo real resulta muy difícil establecer límites. Desde una estética realista, la función del artista consiste en crear una ficción que reproduzca con más o menos fidelidad la realidad (la famosa función mimética de Platón). Sin embargo, desde el Romanticismo hasta las vanguardias se planteó la libertad artística como base para la creación de mundos más alejados e independientes (la función demiúrgica). Sin entrar ahora en este debate, debemos recordar que la propia obra construye su propio contexto comunicativo, es decir, la obra crea su propio mundo de ficción. En todo caso, no hay ficción que no sea en mayor o menor media un reflejo del mundo en el que surge. Cualquier obra es manifestación de la visión del mundo (real) de su autor, y da cuenta de las mentalidades, las creencias, la sensibilidad, las actitudes y comportamientos de una sociedad en un determinado momento de su historia. Por eso cuando conocemos el contexto histórico en que se produce una obra, su lectura es más provechosa y facilita su interpretación. Por esa razón, los textos literarios son también una fuente de primer orden para el estudio de una época histórica o de una sociedad. En el largo y a veces tortuoso camino que lleva a una novela, un libro de poemas o un ensayo desde las manos de su escritor hasta las del lector, las obras deben salvar obstáculos obstáculos y vicisitudes en una carrera en la que no todos compiten en las mismas condiciones. Se trata de un proceso, la mediación, que con el tiempo se hecho extremadamente complejo y que está mediatizando mucho la relación autor-lector. Comencemos recordando un hecho fundamental: tras la literatura hay una industria editorial que, dentro del sistema industrial y de consumo capitalista pretende, salvo excepciones, obtener beneficios con la venta de sus productos. Así las cosas, sólo las grandes editoriales, que en su mayoría pertenecen a potentes grupos o consorcios con muy distintos intereses industriales, ofrecen libros que tienen garantizada su difusión y un número de ventas, gracias, sobre todo a la inversión publicitaria. Es la publicidad, en efecto, un potente medio que condiciona, hoy por hoy, la comunicación literaria. La divulgación en los medios de determinadas obras, pero ,sobre todo, el eco y el poder de atracción de ciertos autores arrastra a muchos lectores a la adquisición de obras que, en muchas ocasiones, no responden a sus expectativas. Conviene no olvidar las figura del agente literario, mediador entre el escritor y la editorial, así como el consejero editorial que representa los intereses de la empresa editorial; ambos pueden influir en muchos sentidos sobre el texto final. 1
Sobre la utilidad de la Literatura en nuestra sociedad y en nuestra formación, conviene recordar algunas opiniones que tal vez hagan replantearnos la posible funcionalidad de los textos literarios. Gonzalo Navajas, tras reconocer el eclipse que ha sufrido en este mundo tecnificado y globalizado, piensa que la ficción literaria no atraviesa por un mal momento porque sus procedimientos retóricos se ajustan mejor a la aprehensión de una situación contradictoria, caótica como la nuestra. Hay un nuevo espacio para lo literario frente a los excesos palpables de la cultura de la imagen y el entretenimiento que se dirige a sujetos que aparcan su conciencia reflexiva. Ese es el vacío que llena la ficción que reivindica su capacidad asimilativa y crítica. En un libro de título tan sugerente como ¿Por qué es inútil la literatura?, sus autores, el novelista Antonio Muñoz Molina y el poeta Luis García Montero esgrimían sus razones para confiar en las posibilidades de su trabajo. Para el primero, la literatura es un camino necesario para el conocimiento propio y ajeno que puede hacernos más felices, estimular la imaginación, aportar sensaciones y experiencias nuevas. Esta idea la resume en una fórmula simple: la literatura es para nosotros una espejo y una ventana abierta al mundo. García Montero reivindica su necesidad para cambiar los valores, las ideas y los gustos dominantes impuestos desde el poder político y económico. Sería inútil si se alejase de los intereses de los lectores o si siguiera creando mitos inalcanzables, héroes que arrastran a la imitación en esta sociedad de consumo; por el contrario, es del todo necesaria di nos muestra la realidad, si la protagonizan personas normales y cotidianas. Para él la ficción ayuda a reconstruir nuestra experiencia para comprenderla mejor y hacerla expresable, para hacernos libres, capaces de crear nuestro propio mundo pues nuestra vida debe ser una creación propia producto de nuestra transformación, del mismo modo que la invención artística.
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La Administración también ejerce su función editorial en las distintas comunidades, diputaciones y ayuntamientos con criterios de publicación que a veces responden a sospechosos criterios ideológicos o reivindicativos de figuras no siempre destacables. Otras instituciones públicas y privadas tienen un papel destacado en todo este proceso, especialmente el sistema de enseñanza pues establece un canon de libros que los alumnos están obligados a leer, o bien, a través de los departamentos de lengua y literatura orientando las lecturas de sus estudiantes. Buena parte de los lectores son guiados por la crítica ejercida desde los medios de comunicación, especialmente la prensa (el espacio en los otros medios es prácticamente anecdótico, por no decir ridículo), crítica que, como en el resto de los ejemplos citados, no siempre responde a criterios objetivos. En este sentido quizá los premios literarios respondan mejor a la idea de que existe un estrecho filtro que condiciona la recepción del texto literario. La mayor parte de las ventas vienen respaldadas por la concesión de premios (Adonais, Nadal, Planeta, Lope de Vega, Calderón de la Barca...), galardones que no se libran de la sospecha o la denuncia de concederse por razones ajenas a las estrictamente literarias (por supuesto que hay premios cuyo prestigio queda a salvo – el Premio de la Crítica, el Cervantes y otros; también sería injusto no reconocer el lado más positivo de alguno de estos premios ya que son en muchos casos un magnífico trampolín que ha sacado del anonimato a magníficos escritores). Nos queda una referencia a la censura ideológica y religiosa (la censura económica ya ha sido comentada) como elemento distorsionador de la comunicación literaria. Desde el famoso Índice de libros prohibidos por la Inquisición hasta los oscuros años de la dictadura franquista (1938-1976), la mayor parte de nuestra historia ha vivido, lamentablemente, periodos donde ha prevalecido la falta de libertad y sus consecuencias: el exilio, el silencio, la mutilación de alguna parte del texto o la utilización de diferentes mecanismos (el simbolismo, la alegoría, la descontextualización, etc.,) que eludieran la mención directa de los temas. Completamos este capítulo con un comentario sobre un fenómeno relativamente reciente: la recreación. Llamamos recreación al la trasvase de los textos literarios, mayoritariamente narrativos, a otros lenguajes o medios: el cine, la televisión o el teatro. Una de las consecuencias más evidentes es que este proceso invierte el orden tradicional de recepción del texto pues en muchísimas ocasiones el público ve primero la adaptación cinematográfica o televisiva y más tarde lee la novela. La película o la serie se convierte en la mejor promoción del texto de modo que la obra vuelve a tener una segunda vida editorial. 2.6. ASPECTOS LINGÜÍSTICOS. LA LENGUA LITERARIA También se ha buscado esa esencia de lo literario de modo que lo peculiar y distintivo de los textos estaría en el código que el autor emplea, sin embargo, los estudiosos no han logrado ponerse de acuerdo en la definición de lo específico de este tipo de lenguaje. Las respuestas han sido muy diversas; a continuación repasaremos algunas de las teorías más conocidas. El concepto de más éxito entre los teóricos ha sido el ya conocido de FUNCIÓN POÉTICA, de Roman Jakobson. Se trata de la función que encontramos en textos o mensajes en los que la intención predominante es llamar la atención sobre el mensaje mismo. Lo peculiar de los textos literarios sería que, a través de distintos mecanismos (o recursos), el mensaje llama la atención sobre su propia forma, con lo que ésta se convierte en el factor predominante en él. El problema es que no es exclusivo de la literatura ya que aparece también en otros tipos de discurso, incluso en el uso común de la lengua (es especialmente importante, por ejemplo, en la publicidad). Lo característico de la lengua en los textos literarios no es esta función, sino que los elementos que la realizan se entiendan dentro de un marco literario, es decir, en un texto que autor y lector entienden convencionalmente como un texto concebido con INTENCIÓN ESTILÍSTICA. Un concepto muy similar es el que utiliza Fernando Lázaro Carreter, cuando habla de la VOLUNTAD DE FORMA del texto literario. Los términos y expresiones que selecciona el escritor en su discurso establecen entre sí una serie de relaciones (de semejanza, recurrencia, contraste, etc.) que implican un alto grado de elaboración y que, sobre todo, hacen que la atención del lector se detenga en la forma del texto, en el modo en que la lengua se utiliza. Lázaro utiliza un símil muy ilustrativo: mientras que en el texto científico, la lengua es "como un cristal transparente" que deja ver con claridad el objeto que miramos, el uso literario del lenguaje es "como una vidriera", que retiene la mirada de quien la admira. Hay otros conceptos que son bastante similares. Algunos teóricos hablan de DESAUTOMATIZACIÓN del lenguaje natural. El uso común y cotidiano de la lengua, a través del hábito, acaba desgastando las expresiones. El lenguaje se convierte de esta forma en un instrumento que utilizamos de manera automática y al que el receptor no presta atención. El lenguaje literario, en cambio, rechaza intencionadamente el hábito lingüístico y renueva el propio lenguaje buscando nuevas asociaciones, nuevas relaciones entre significante y significado. En el lenguaje coloquial hacemos referencia a alguien
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que no tiene recursos de muy diversas formas:”X está sin blanca”, “X está tieso” o “X no tiene un céntimo”; César Vallejo utiliza una fórmula inesperada para describirlo: “con su cigarrillo contratado y su dolor de bolsillo”. Otra idea cercana es la de EXTRAÑAMIENTO: para que el autor pueda llamar la atención del lector sobre el mensaje y la lengua empleada, es necesario que éste se sorprenda ante la forma del texto. El lenguaje literario tiene que chocar o causar extrañeza y los recursos literarios y figuras estilísticas se entienden como artificios extrañadores que tienen como función sorprender al lector y lograr de éste una más atenta descodificación del texto. La última propuesta es la DESVIACIÓN EXPRESIVA cuya hipótesis radica en que el texto literario se desvía consciente y deliberadamente de la norma, inventar una especie de código nuevo que el lector debe aprender. De las distintas teorías acerca del lenguaje literario podemos concluir que se trata de un uso que de modo consciente utiliza todos los instrumentos, toda la potencialidad que posee la lengua natural con un fin estético. Pero se trataría de un variante muy heterogénea que se recrea prácticamente con cada obra. El uso de la lengua con una finalidad estética está directamente ligado con el uso de las figuras estilísticas que desde la antigüedad son estudiadas con el fin de embellecer el discurso. las llamadas FIGURAS RETÓRICAS (o POÉTICAS, o también LITERARIAS) son mecanismos que desautomatizan el uso de la lengua, causan extrañeza en el lector y dan al texto de mayor riqueza de significados. Afectan a los distintos niveles de análisis de la lengua: hay recursos fónicos y morfosintácticos (que la retórica clásica consideraba figuras de dicción) y también recursos semánticos (que dividía entre figuras de pensamiento y tropos). Más bien, interesa destacar ahora que, en general, se basan en una serie de principios fácilmente comprensibles y que pueden ayudamos a entender su funcionamiento: recurrencia, contraste, elisión, intensificación y sustitución. RECURRENCIA. Consisten en la repetición, en posiciones distintas o equivalentes, de determinadas unidades lingüísticas: sonidos (como en la ALITERACION), palabras (como en la ANÁFORA), estructuras sintácticas (como en el PARALELISMO), significados (como en la CORRELACIÓN), etc. CONTRASTE. Se basa en establecer una relación entre dos o más unidades contrapuestas en el discurso, relación que se puede realizar en cualquiera de los distintos niveles de la lengua (fonético, morfológico, sintáctico o semántico). Pertenecen a este grupo figuras como el QUIASMO, la ANTÍTESIS, el OXIMORON o la PARADOJA. ELISIÓN. Supresión de un elemento lingüístico en un enunciado donde es esperable por el lector. En la elisión se basan, por ejemplo, recursos como la ELIPSIS, la RETICENCIA, la SUSPENSIÓN y el ASÍNDETON. INTENSIFICACIÓN. Amplificación expresiva de una idea que se quiere transmitir o de un elemento del texto. La finalidad es crear una sorpresa y resultar significativa para el lector. Son recursos de intensificación la HIPÉRBOLE, el PLEONASMO, la GRADACIÓN, la INTERROGACIÓN RETÓRICA, el EPIFONEMA, el HIPÉRBATON (que podemos considerar como una intensificación del orden libre de palabras), etc. SUSTITUCIÓN. Por último, estos recursos estilísticos basados en la sustitución del elemento esperable por otro distinto, el cual le resultará al lector, sorprendente, extraño, y, por tanto, significativo. Recursos muy importantes basados en la sustitución son los TROPOS, que pueden definirse como "desplazamientos de carácter semántico mediante los cuales se hace tomar a una palabra una significación que no es la propia". Sustituciones son la METÁFORA, la ALEGORÍA, la METONIMIA, la SINESTESIA y, ya fuera de los tropos, la IRONÍA. De todos modos, para realizar un comentario de un texto literario aceptable (en este nivel, claro), no es necesario conocer al detalle todos estos recursos literarios, sino que bastaría con ser capaz de analizar, comprender y explicar el uso de esos procedimientos generales (recurrencia, contraste, elisión y desplazamiento o sustitución) en el texto. se trata de dejar clara siguiente idea: EN TODO TEXTO LITERARIO LA FORMA DEL MENSAJE NO ES INDIFERENTE, SINO QUE TAMBIÉN SIGNIFICA E INDISOLUBLEMENTE LIGADA AL CONTENIDO. Para acabar (¡por fin!) hay que tener en cuenta, la función decisiva de otros conceptos que, siendo propios de la lengua común, tienen en la expresión literaria una presencia constante: LA CONNOTACIÓN. En los textos literarios, las palabras son seleccionadas por el autor, en muchas ocasiones, no tanto por su significado denotativo como por su capacidad de evocar en el receptor ideas y sugerencias asociadas a su significado propio. Las connotaciones, sean de origen subjetivo o cultural, enriquecen el texto con nuevos valores y sentidos. La palabra no pierde su valor, sino que adquiere una significación añadida de carácter emotivo y sugerente, lo que obliga al lector a plantearse una nueva y más profunda interpretación. La PLURISIGNIFICACIÓN. La posibilidad de expresar diversos significados no afecta sólo a las unidades léxicas. Es el propio texto el que puede ser polisémico y tener diversas interpretaciones
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y lecturas posibles. El uso especial que se hace de las connotaciones como el carácter plurisignificativo de los elementos lingüísticos permiten que los textos literarios alcancen un nivel de AMBIGUEDAD y de VARIEDAD de sentidos que los distingue claramente de otros tipos. 2.7. ASPECTOS ESTRUCTURALES. LOS GÉNEROS LITERARIOS 2.7.1. LA VOZ, LOS PERSONAJES, LA ACCIÓN, EL ESPACIO Y EL TIEMPO EN LA OBRA LITERARIA. De modo esquemático repasamos los elementos estructurales fundamentales de toda obra literaria. Este guión es, además, la columna vertebral del esquema que seguiremos a lo largo del curso para elaborar nuestros análisis o comentarios de texto. 1. El narrador y su punto de vista. Los factores de los que depende el punto de vista: La participación en la historia: narrador externo; interno (testigo, personaje secundario, protagonista). La perspectiva temporal: narración en presente (actual); en pasado (retrospectiva); en futuro (prospectiva). El dominio de la historia: narrador omnisciente; narrador identificado (perspectiva única y múltiple)¸ narrador objetivista. La intervención en el relato: narrador subjetivo y narrador objetivo. 2. El narratario o destinatario. ¿A quién se dirige el texto? 3. Los hechos, la acción. Historia o argumento/trama o discurso. Estructura interna (la estructura de la acción o de los hechos) / estructura externa (capítulos, apartados gráficamente delimitados, párrafos, etc.) Esquema clásico: planteamiento - nudo - desenlace / modificaciones: in media res; in extrema res; final abierto.... 4. Los personajes. Función: principales ( protagonistas, antagonistas, protagonismo colectivo) /secundarios / fugaces; reales / ficticios, héroes / antihéroes; personajes planos o tipos / redondos o individualizados; personajes típicos / atípicos... Caracterización: descripciones, juicios, datos, acciones diálogos, monólogos... 5. El espacio. Ambientes: urbano / rural o natural; realista / fantástico (reales o ficticios); popular / burgués / aristocrático; exótico, misterioso, terrorífico, mítico... 6. El tiempo Tiempo de la historia / tiempo del discurso. Narración o tiempo lineal y las técnicas que alteran el orden cronológico 2.7.2. LOS GÉNEROS LITERARIOS El concepto de Género resulta hoy bastante escurridizo. La Antigüedad clásica y lo convirtió en normas más o menos rigurosas que los autores acataban o rompían según las épocas. Este conflicto ha dado lugar a lo largo de la historia a dos actitudes que, concebidas en su grado extremo, podemos denominar clasicismo y romanticismo, ambas parten de la concepción de los géneros como normas preceptivas: unos para acatarlas y otros transgredirlas. Los géneros literarios no sólo tienen carácter convencional, sino que están sujetos a las transformaciones históricas: cada género nace en un determinado, evolucionan con las aportaciones de nuevos autores y se transforman o caen en desuso. Antes que nada podría sernos útil distinguir entre CATEGORÍAS GENÉRICAS, GÉNEROS LITERARIOS y GÉNEROS HISTÓRICOS. Las primeras (también llamadas géneros tradicionales) son formas generales o modelos básicos de estructuración consolidados en la tradición literaria occidental: lírica, épica y dramática. Los segundos, son realizaciones concretas de esas categorías en las que los elementos constitutivos adoptan una estructura particular (égloga, epopeya, novela, fábula, tragedia, etc.). Estos géneros literarios, siempre cambiantes, adoptan unos rasgos de contenido, estructurales y lingüísticos en ciertas obras que forman grupos definidos, en una determinada época: son los géneros históricos como, por ejemplo, la poesía cortesana, la lírica petrarquista, los cuentos fantásticos, la novela picaresca, la novela policíaca, etc. Hemos de recordar que existen variantes genéricas que individualizan la obra respecto de su modelo: puede oponerse radicalmente; aceptar las características
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formales pero oponerse a sus contendidos (el Buscón con respecto del Lazarillo); alimentarse de varios géneros a la vez (un ejemplo sería La verdad sobre el caso Savolta) o hacer parodia o burla (el Quijote). Deberíamos abordar el problema de la clasificación de los géneros populares que proceden de la tradición y se transmiten oralmente, pero el estar basados en la espontaneidad y la improvisación, sujetos a localismos y variantes, hace que generalmente se estudien en un sistema distinto al de la literatura escrita. Nuestra clasificación se basa en la que proponen García Berrio y Huerta Calvo 2, que mantienen la división tripartita tradicional, utilizando el término en plural porque se ajusta más a la enorme diversidad estructural, tomando los términos de uso más común, y añadiendo los géneros didáctico-ensayísticos que incluye la prosa no ficcional, aunque no tenga una evidente voluntad artística. Aquí incluiríamos desde el artículo periodístico hasta la crítica literaria. La distinción entre categorías genéricas se justifica por la actitud que el autor adopta ante el contenido que transmite, lo que condiciona la variedad de discurso que predomine en el texto. GÉNEROS POÉTICO LÍRICOS (la LÍRICA tradicional). El concepto lírica hoy está en desuso y adoptamos el más actual poético en el que se incluyen la expresión en verso y el poema narrativo de fondo lírico o el poema en prosa. Tradicionalmente implica una visión subjetiva de la materia tratada. Lo que aparece es la perspectiva íntima y personal de quien habla, la cual revela el sentimiento, el estado de ánimo y las vivencias. Domina en ella la función emotiva, la expresión del yo, incluso cuando aparentemente se está representando una realidad exterior, objetiva. En la lírica, la descripción de los elementos reales o la narración de hechos sirven siempre para evocar el estado emocional del poeta. Por eso puede relacionarse la lírica con la descripción: el propósito último de toda composición lírica es retratar esa realidad interior. Ello no implica, por supuesto, que todo texto lírico utilice la variedad de discurso descriptiva: la forma externa puede ser narrativa, dialogada, etc., pero aun así la finalidad esencial sigue siendo describir la intimidad del escritor. LOS GÉNEROS ÉPICO-NARRATIVOS (La ÉPICA tradicional). Ante la desaparición de la épica, el concepto se refuerza con el de narración porque el género básico del grupo es la novela. Tradicionalmente se relaciona con la perspectiva externa del autor ante la materia que trata. Ésta es ofrecida como un mundo ante el que el autor-narrador se sitúa como espectador: contempla sucesos exteriores a él, ubicados por lo general en el pasado, y los recrea verbalmente para el receptor. El lector, por tanto, percibe ese mundo de manera indirecta, a través de los ojos del narrador. La forma de discurso que le corresponde es la narración, de ahí que actualmente se prefiera la denominación de NARRATIVA. LOS GÉNEROS TEATRALES (La DRAMÁTICA). El concepto dramática es más restrictivo que el de teatral y parece dejar fuera aquella formas teatrales no traducidas a la escritura y que han estado marginadas (los juegos o momos medievales) y otras que han alcanzado una gran desarrollo desde el siglo XX (las modernas performances supone una perspectiva diferente. Desaparece por completo el yo del emisor (que ocupa el primer plano en la lírica y se traspone en la figura del narrador en la épica), con lo que se crea en el lector la ilusión de asistir a unos sucesos que, supuestamente, ocurren en su presencia, en el mismo momento de la lectura (o representación). Este hecho, que es con toda claridad una convención literaria que autor y receptor aceptan -como aceptan las convenciones implícitas en las otras categorías genéricas-, se percibe sin ninguna dificultad cuando la obra es representada en un escenario: los personajes sienten, actúan y hablan entre sí ante los ojos del receptor de la obra, espectador directo de los acontecimientos; pero sucede también así para el lector de la obra dramática escrita, pues asistimos a los diálogos de los personajes directamente, sin ninguna intermediación, como si se estuvieran produciendo ante nosotros. La forma de discurso que corresponde a la dramática es, por tanto, el diálogo. LOS GÉNEROS DIDÁCTICO-ENSAYÍSTICO. Este grupo está dedicado a los géneros de exposición de ideas (a pesar de no ser ficcionales), uniendo el concepto más tradicional de didáctica al más moderno de ensayo, a pesar de que no sean géneros de ficción. Junto a estas categorías fundamentales de géneros literarios, los tratados clásicos de retórica y poética señalan otras dos, cuyo carácter puramente literario está sujeto a discusión: la HISTORIA, concebida como la narración objetiva y el análisis de hechos reales (no ficticios), y la ORATORIA, definida por su carácter oral y por su finalidad persuasiva. Las tres utilizan como variedades de discurso fundamentales la exposición y la argumentación. Cada una de ellas engloba distintos géneros, pero sólo algunos de ellos pueden ser considerados como específicamente literarios. Se discute su carácter puramente literario por que falta en ellos el componente de ficcionalidad que, según hemos visto, es característico de la literatura. Sin embargo, el resto de los factores que definen lo literario sí pueden estar presentes. Ya los hemos definido como realizaciones concretas de las categorías genéricas en las que los elementos constitutivos adoptan una estructura particular definida de acuerdo con la intención del autor, su actitud ante la materia, sus necesidades comunicativas y por supuesto, la herencia de la tradición. 2
García Berrio, Antonio y Huerta Calvo, Javier: Los géneros literarios: sistema e historia. Madrid, Cátedra, 1992. Ellos, a su vez, lo toman de Hartmann y Guerard.
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Así, un género dramático como es la tragedia contiene todo; los elementos constitutivos de la dramática (personajes, acción definida como conflicto, diálogo, espacio y tiempo), pero organizados en relación con una figura principal (el héroe) que, en conflicto con un antagonista, se enfrenta consciente y libremente a un, fuerza superior a él, normalmente un destino ineludible (y también, en ocasiones, la sociedad, la tiranía, e tiempo y la muerte) que lo lleva de forma necesaria la catástrofe, a pesar de quedar engrandecido por 1i propia lucha y por la dignidad de su esfuerzo. Las categorías genéricas no puramente literarias también conocen géneros que en determinadas épocas y para ciertas obras se han considerado como literarios. Así, dentro de la Didáctica, tienen claramente este carácter la FÁBULA y la EPÍSTOLA, que, de hecho, antes hemos incluido por otras razones como géneros épico y lírico, respectivamente; los DIÁLOGOS medievales y del Renacimiento constituyen también un género literario, así como los COLOQUIOS y, en la actualidad, el ENSAYO. Dentro de la Historia, pueden tener carácter literario ciertas CRÓNICAS, las AUTOBIOGRAFÍAS y las MEMORIAS. En la Oratoria también se han leído como literatura ciertos SERMONES y DISCURSOS. Entre las convenciones estructurales de la literatura tiene una especial importancia la que afecta a la forma de expresión: el autor elige para su escrito, en función de sus necesidades expresivas y también, por supuesto, de las expectativas del destinatario, una de estas dos formas básicas: el verso o la prosa. En el VERSO, el discurso se sujeta a un ritmo determinado y para ello el autor acepta seguir unos esquemas, más o menos rígidos, regulados por pautas prefijadas de acentuación, de cómputo silábico o de similicadencia (rima). Ello le obliga a una mayor exigencia en la selección y disposición de los elementos lingüísticos y, por tanto, a una mayor tensión en la creación y la expresión misma; pero, en compensación, el discurso se llena de sugerencias inusitadas, se hace más intenso y expresivo y la dicción se depura aún más, al tener que prescindir de todo elemento innecesario,. Sin duda, en el verso bien construido y de calidad, la lengua poética alcanza sus más altas cotas de literariedad. De hecho, el uso del verso suele considerarse en nuestra tradición cultural como un signo claro del carácter literario de un texto. La PROSA implica, en principio, una mayor libertad para el creador, pues carece de esquemas rítmicos predeterminados. El discurso en prosa resulta así más natural, más cercano al uso común de la lengua. Sin embargo, ello sucede sólo en apariencia. Muchos escritores son capaces de crear una prosa con un ritmo interno -conseguido a base de reiteraciones, paralelismos sintácticos, eufonías, etc.- a menudo tan marcado como en el verso. Es la llamada prosa rítmica o prosa poética que encontramos, por ejemplo, en muchas páginas de Valle-Inclán. A continuación te proponemos una clasificación de los géneros fundamentales, según categorías: Épica. Aunque en su origen épica significaba `narración en general', en la actualidad solemos reservar el nombre de épica para poemas en verso que cantan las hazañas históricas o- legendarias de los héroes. Las obras en prosa solemos decir que constituyen la narrativa. La poesía épica se manifiesta en diversos subgéneros: epopeya, poema épico, cantar de gesta, romance... • La epopeya. Poema extenso de la Antigüedad que narra las hazañas de los héroes: la Ilíada y la Odisea, de Homero; la Eneida, de Virgilio; el Cantar de los Nibelungos... • El poema épico. Narra hechos heroicos y decisivos para un pueblo o civilización exaltando las hazañas de los héroes nacionales; por ejemplo, en Portugal, Os Lusiadas, de Luis de Camoens. • El cantar de gesta. Poema épico medieval que ensalza a un héroe; en castellano tenemos el Cantar de Mío Cid, en francés el Cantar de Roldán... • A partir del siglo xv aparecen en España los romances, poemas breves de gran pervivencia posterior y de tradición principalmente oral, que pueden ser tanto de carácter lírico como épico; hay numerosos ejemplos: Romance de Fonte Frida, Romance de doña Urraca, Romance del prisionero.. . Los géneros narrativos pasan a hacerse en prosa y empiezan a surgir otros nombres para los nuevos géneros narrativos. Entre ellos: novela, cuento, novela corta y leyenda. La novela es un relato extenso en prosa. Un ejemplo de principios del siglo XVII sería El Quijote. A partir del siglo XIX, la novela tiene un enorme desarrollo y cultivo. El cuento es un relato breve. Muchos de los grandes novelistas han sido también muy buenos escritores de cuentos. El cuento con intención didáctica o moralizadora se llama apólogo. Una famosa colección de apólogos sería la obra del siglo XIV El conde Lucanor, de Don Juan Manuel. Se habla de novela corta cuando el relato tiene una extensión que se puede considerar intermedia entre el cuento y la novela larga. En algunos momentos se ha usado el nombre de leyenda para relatos de carácter histórico o
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pseudohistórico, donde predomina el elemento maravilloso. El escritor romántico Bécquer es autor de varias leyendas. Los géneros poético-líricos sirven de cauce al autor para la expresión de sus sentimientos, de su subjetividad, de su yo íntimo y personal. Su medio fundamental de expresión es el verso, pero también puede aparecer en la prosa. Destacamos a continuación: la égloga, la elegía, el himno, la oda, la sátira, el epigrama y el madrigal. Égloga. Es la expresión de sentimientos amorosos puestos en boca de pastores, en medio de una naturaleza idealizada. Elegía. Sirve de cauce para el sentimiento dolorido producido por una muerte u otra desgracia. Himno. Incluye sentimientos colectivos, a menudo expresados en el canto coral y con un tono elevado. Oda. Expresa sentimientos sobre temas diversos en tono poético. Sátira. Se centra en censurar vicios o defectos de forma humorística. Epigrama. Poema breve escrito en tono agudo, ingenioso o satírico. Madrigal. Breve poema de tema amoroso. Los géneros teatrales o dramáticos se caracterizan porque los hechos se escenifican por medio del diálogo y actuaciones de los personajes. Los géneros dramáticos suelen dividirse en mayores y menores. Los géneros mayores son: la tragedia, la comedia y el drama. Tragedia. Desarrolla asuntos elevados y grandes conflictos y pasiones. Drama. Los conflictos y pasiones tienen menor fuerza. Puede incluir elementos cómicos; entonces se llama tragicomedia. Comedia. Considera asuntos más amables y festivos. Son géneros menores: el auto sacramental, el entremés y el sainete. Auto sacramental. De carácter religioso, suele ser una alegoría en torno a las verdades de la religión católica. Entremés. Obra breve, a menudo de carácter festivo, que se representaba en los entreactos de obras más largas. Sainete. Pieza corta, de carácter costumbrista y matices cómicos, con personajes populares. Géneros didácticos incluyen obras que buscan enseñar o adoctrinar. Entre ellas destacan: el ensayo, la fábula, la epístola y los diálogos. Ensayo. Obra literaria en prosa, donde el autor desarrolla un tema de modo subjetivo. Fábula. Narración en prosa o verso con intención moralizadora, cuyos personajes suelen ser animales. Epístola. Composición literaria en prosa o verso escrita en forma de carta. Diálogos. Obra literaria escrita en forma de diálogo entre dos o más personajes. Su desarrollo más importante tiene lugar en el siglo XVI.
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