Como ingleses 4

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12/08/2014. Martes Día otoñal, más que otoñal, casi invernal. A las 9:26 h. salimos para Oxford y

como pensamos tomarnos un desayuno inglés sólo llevamos dentro un café. Lo primero que hacemos al llegar es ir a la Biblioteca Bodleian a reservar las

entradas para la visita. En el viaje anterior nos quedamos con las ganas ya

que fuimos por la tarde y estaban agotadas. Elegimos una visita de media hora y nos la dan para las 16:30 h.

Y ya que pasamos al lado de la farola que dicen inspiró a C.S. Lewis su

célebre heptalogía “Las Crónicas de

Narnia”, aprovecho para hacerme una foto apoyado en ella.


Nos vamos a desayunar a la cafetería Golden Cross que está en un pequeño patio de Cornmarket Street, un edificio antiguo.


Y en una habitación del primer piso nos tomamos un contundente desayuno inglés:

huevos revueltos, bacón, salchichas, patatas, tomate y champiñones, con té, por supuesto.


Al salir, llueve y no refugiamos en el Covered Market. No podĂ­amos pasar sin admirar a las artistas de las tartas.

Menos mal que los chaparrones duran poco. Al aflojar nos vamos al Ashmolean Museum que tiene una buena colecciĂłn egipcia.




En la sala dedicada al arte anglosajón vemos la estrella del museo: “La joya del rey Alfred”


Reyes y Nieves quieren ir a Alice´s Shop, una tiendecita dedicada al personaje de Alicia en el País de las

Maravillas, de Lewis Carrol. Está ubicada en una casita situada en St. Aldates, casi enfrente del Christ Churck. Reyes se compra otro libro y más postales, y Nieves unos marcapáginas.


Como despuĂŠs se van de compras a los almacenes Primart, yo me voy al

Castillo de Oxford. AllĂ­ curioseo en la tienda y recorro los patios.


Subo a una colina que me parece artificial pues tiene forma de cono truncado. Cerca

de la cima veo una abertura que desciende por unos escalones hacia las entrañas de la colina. Al final hay una especie de

cámara con bóveda apuntada y lo que me

parece ser un pozo. Como las explicaciones están en inglés no me entero de nada, pero deduzco que aquí estaría emplazado el

primitivo castillo antes de ser construido el que hay a sus pies.


La subida merece la pena. Desde arriba se ofrecen extraordinarias vistas.

Cuando acaban las compras son las tres y como aún nos queda más de una hora para visitar la Bodleian, nos vamos hacia Broad

Street donde me compro dos camisetas de la Universidad. Después entramos en la

Blackwell´s, una enorme librería que tiene

hasta un café en el primer piso, pero en el que no podemos sentarnos porque está a rebosar.


La librería tiene multitud de habitaciones y a pesar de que hemos entrado cargados de bolsas de las

compras hechas y en muchas de esas estancias hemos estado práctica-

mente solos, nadie nos ha pedido que enseñemos las bolsas al salir.

Es digna de alabar la confianza que Todavía nos queda un buen rato para la visita y estamos agotados, así que

decidimos descansar en St. Mary the Virgin, la iglesia que hay junto a la Radclife Camera y a cuya torre

subimos en el anterior viaje a Oxford.

ponen en los visitantes.


A las 16:30 h. ya nos encontramos en el patio cuadrado de la Bodleian, tras la estatua de William Herbert. De ahí

nos pasan a una especie de recibidor y tras una puerta a la Divinity School. Una gran sala donde antes se examinaban los universitarios, cubierta por una

preciosa bóveda de abanico e iluminada por diez grandes ventanales góticos que nos producen la impresión de encontrarnos en la nave de una catedral.


Allí una guía nos da unos auriculares y comienza una

explicación en la que sólo acierto a entender, de vez en cuando, dos palabras: “Harry Potter”.

Mª Reyes me traduce y me entero de que en esta sala se rodaron las escenas de la enfermería del

colegio Hogwarts. La sala está dispuesta para quien quiera

usarla, tras pagar 400 libras la hora. Volvemos al recibidor y tenemos que dejar en unos arcones loas mochilas y bolsas que llevamos.


Por unas escaleras subimos al Arrs End, Una biblioteca del siglo XVII con un precioso artesonado decorado con escudos y repleto de viejas estanterías de madera llenas de libros. Por la traducción que me va haciendo Reyes me entero de cómo se ordenaban antes los libros y , cosa curiosa, para evitar extracciones estaban encadenados a las estanterías.


Aunque no pasamos, alcanzamos a ver la Duke Humfrey´s Library, una sala perpendicular a la anterior de artesonado parecido, con un gran ventanal en su extremo y que contiene estanterías perpendiculares a la pared, entre las ventanas laterales.

La visita me sabe a poco ya que ha sido una auténtica gozada, tanto

que en la tienda me compro un libro sobre la Bodleian, en inglés, pero

que contiene imágenes de la librería ya que sólo nos han dejado echar fotos en la Divinity School. También me compro unas postales y unos imanes.


Es la hora del té y decidimos tomarlo en un hotel que Sophie nos recomendó: “Old Parsonage”. Se encuentra algo retirado, en donde St. Giles se transforma en Banbury Road.


La caminata merece la pena, el hotel es un viejo edificio de 1660 y su interior es cálido y acogedor. Allí nos tomamos tres clases de tés acompañado por los tradicionales scones

con mantequilla y mermelada. Nos cuesta

cerca de 40 libras pero salimos satisfechos.



Ahora nos aguarda un largo recorrido hasta la estación de ferrocarril y

llegamos justo a tiempo para tomar el

tren de las 19:13 h. hasta Didcot, unos 20 minutos de viaje.

Al llegar y para tomar fuerzas ya que debemos limpiar la casa y hacer las maletas, decidimos tomarnos unas

pintas en el pub que hay frente a la estación, “The Prince of Wales”.


1308/2014. Miércoles Suena el despertador a las tres y tras asearnos y dejar unos regalos para la familia de Sophie, salimos hacia la estación arrastrando las maletas.

Tomamos el tren de las 4:10 h. hacia Londres-Paddington y nos bajamos en Reading. Allí esperamos el de las 5:25 h. para Gatway, uno de los aeropuertos de Londres. Llegamos con tiempo de sobra, el avión sale a las 10:15 h. y facturamos a las 8:15 h. El viaje transcurre sin incidentes en Air Europa.

En el aeropuerto Adolfo Suarez de Madrid-Barajas nos espera la furgoneta del aparcamiento. Nieves coge el coche de Reyes y salimos hacia nuestro

pueblo. Pasado Aranjuez nos detenemos a comer en un restaurante de carretera. Volvemos a los grandes, fríos, sucios y ruidosos salones comparados con las

pequeñas, acogedoras y silenciosas habitaciones de los pubs ingleses, pero estamos en nuestra tierra y disfrutamos de nuestra comida.



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