Comentarios urbanos no solicitados
AL OTRO LADO DEL RÍO…! FRANCISCO PARDO TÉLLEZ Puente férreo Girardot-Flandes 1926
Arquitecto 4x4
María Antonia es la ventera, mas linda que he conocido, tiene una tienda de besos al otro lado del río, (…) José A. Morales, Bambuco Esta quizás es una buena descripción de la zonificación urbana, de una época hace 100 años o más, donde los límites naturales quebradas y ríos definían unos usos y algunos conceptos de comportamiento que hoy se han perdido en la gran ciudad. “Al otro lado del río”, en muchos de nuestros pueblos y ciudades aún están “las tiendas de besos”, el Cementerio, el Hospital, la Plaza de Ferias, el Matadero, la Terminal de Transporte, etc. en general todos aquellos usos de alto impacto en la higiene que pareciera que el curso del agua como una cortina los aislara y facilitará así su desarrollo informal “al otro lado del río” y la coexistencia de estos usos con esas poblaciones, donde también existe el concepto moral de que lo que se haga o pase al “otro lado del río” no importa mientras no se sepa o no trascienda en la parte “bien” o sea en la parte formal urbana.
En Bogotá donde hoy son pocos los hilos de agua que aún permanecen a cielo abierto es muy difícil entender este ordenamiento natural con que se fue desarrollando la ciudad, creciendo de cauce en cauce al sur y al norte, y en la medida en que incorporaba los terrenos entre sus escorrentías las iba contaminando para luego ir entubando, ya que hoy son muy pocas las que alcanzan a llegar y continuar al occidente de la carrera 7a. En su primera etapa el río Vicachá o San Francisco y el Manzanares o San Agustín enmarcaron su desarrollo urbano durante más de 300 años; hace un siglo las aguas contaminadas por los molinos de la quebrada La Hortúa o San Juan protegían supuestamente a la ciudad de las enfermedades del Hospital de San Juan de Dios, etc.
Parque Lineal El Virrey, cauce Rionegro
Mapa de Santa de Bogotá (± 1810)
Con el desarrollo descontrolado de la ciudad hace rato que ya se llego a las orillas del río Bogotá y en este lado del río, muchas veces bajo su nivel y sin mayor protección que jarillones que sin mayor técnica levantaron los viejos hacendados sabaneros para secar meandros y habilitar tierras a la ganadería, se ha venido construyendo con la desidia administrativa una ciudad informal, precaria y vulnerable. Quizás por el jarillón o quizás por mucha prepotencia y poca preocupación no vemos o no queremos ver lo que está sucediendo “al otro lado del río” donde se ha venido construyendo rápidamente una extensa “ciudad dormitorio”, muchas veces informal y limitada por la calidad y capacidad de sus servicios públicos que debiera preocuparnos por qué es parte importante de un Área Metropolitana no declarada, que incide en muchas formas en nuestra calidad de vida.
Vista al occidente, primer plano Cll 80 Portal TransMilenio en construcción, cuenca Juan Amarillo y reservas Av. ALO, al fondo cerro Majuy y Cota
Esta visión negativa del río Bogotá como un límite natural y administrativo que además es y ha sido el colector de aguas negras de la ciudad y de los municipios que recorre tiene que cambiar. Debemos rescatar su historia y en especial sus mitos muiscas, da tristeza que hoy los niños desconocen a Bochica y su vara mágica con la que rompió la muralla pétrea y desaguo la Sabana creando el Salto de Tequendama para habilitar tierras de cultivo y enseñarles a cultivar maíz. La Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca CAR ha iniciado un ambicioso proyecto de recuperación ambiental y morfológica del río Bogotá en los 68 Kilómetros de su parte media tratando de consolidar la ronda técnica de 300 metros que está determinada por Ley, para ello pretende dragar para sacar sedimentos y residuos que se han venido acumulando, ahondar el cauce y crear zonas inundables con destino a parques y zonas de recuperación ambiental, para ello propuso la relocalización a uno u otro lado o en ambos costados del río de los jarillones para contener el agua de las crecientes.
Perfil Sabana de Bogotá
Este manejo del perfil con jarillones contribuirá a que persista la falta de visual del río y por ende su desconocimiento y olvido, creo que a los albores del siglo XXI existen recursos técnicos suficientes para poder tener un manejo y control del agua de un no tan caudalosos y rápido río Bogotá, e incorporar con su visión el uso y el disfrute del río y de su ronda, de sus meandros, de sus humedales, de sus parques y de sus bosques como el eje articulador de la Gran Bogotá.
Recientes inundaciones ocasionadas por crecidas del río se deben más a la desidia administrativa de su mantenimiento, a la falta de control de usos y de construcciones en su ronda, a la poca o nula actualización de las redes de acueducto y alcantarillado de la ciudad y las poblaciones cercanas, a las deficiencias y atrasos de la infraestructura de tratamiento de las aguas servidas, a la falta de prevención, a la incapacidad de reacción y en especial a la ausencia de visión amplia y conjunta de la región inmediata. Basta mirar el desarrollo urbano de Amsterdam (1275) y de varias ciudades europeas para entender que desde vieja data es posible convivir con el agua y hacer transformaciones al territorio para beneficio del hombre, Inundaciones Chía manteniendo además un equilibrio ambiental urbano y regional sostenible. Rescatar y resaltar la presencia de la ronda del río Bogotá es un desafío que debemos aceptar, además puede ser la excusa para rescatar, sacar a cielo abierto y mantener los hilos de agua de la ciudad, como parte de un proceso de Renovación Urbana y Ordenamiento de la ciudad y la región, que den una continuidad verde de espacio público entre los cerros orientales y el río Bogotá, para el disfrute de todos. Estos parques lineales de los afluentes y el del mismo río Bogotá tienen que ser más amplios, con construcciones en altura que ayuden a valorizar y desarrollar los sectores de sus rondas, vinculados con un sistema de Amsterdam transporte moderno que conecte la ciudad con la región y permita consolidar con estos municipios al “otro lado del río” la Gran Bogotá, con características propias que generen nodos de actividad múltiple y ayuden así a frenar la conurbanidad informal que los convirtió en “dormitorios”. Medellín, con un río más central dentro de la ciudad ya ha tomado consciencia de las oportunidades de su desarrollo integral, su proyecto del Parque lineal del río Medellín es un especial desafío que debiera invitarnos a soñar.. A rescatar el legado muisca que sepulto la urbe..! Medellín, proyecto Parque Río
FRANCISCO PARDO TÉLLEZ Arquitecto 4x4