El Éxodo y Alianza

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en la escuela de las

e s cr i t v ra s

ยกDEJA SALIR A MI PUEBLO! LA TRADICION DEL EXODO

En la escuela de las Escrituras

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SUMARIO

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Fuimos esclavos en Egipto

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Nos sacó YHWH de Egipto

Algunas informaciones históricas nos proporcionan el contexto en que se desarrollaron los acontecimientos relatados en la tradición del Exodo.

ORACION DE MOISÉS ANTES DE CRUZAR EL MAR ROJO. Obra de Ivan Kramskoi (1861).

En el Exodo Dios ha mostrado a Israel que es su pueblo elegido, y por eso seguirá mostrando su amor en todos los momentos a lo largo de la historia.

en la e s cuela de las

escritvras Autor y diseño: fray Domingo Cosenza OP Esta publicación electrónica ha sido realizada para ser compartida en las redes sociales. Por eso está totalmente permitida su reproducción total o parcial por cualquier medio. Está disponible para ser descargada en el sitio: www.scribd.com/domingocosenza 2

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Escucharemos y obedeceremos Los relatos bíblicos que preceden a la instalación de los hebreos en Canaán describen de modo arquetípico un modelo para las relaciones entre Dios y su pueblo.

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Cuarenta años por el desierto La promulgación de la Ley que agrupaba a las tribus hebreas entre sí sería, en lo sucesivo, también el comienzo de la Alianza entre Dios e Israel.


Columnas del Templo de Karnak, en la margen oriental del Nilo (Egipto).

«DE EGIPTO LLAMÉ A MI HIJO» (Oseas 11,1)

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a repetición de la frase «Nos sacó YHWH de Egipto» (Dt 26,8) celebra una acción en la que Israel es el beneficiario de la intervención divina: los antepasados de Israel quedaron a salvo cuando el ejército egipcio pereció desastrosamente. En esta salvación milagrosa los hebreos guiados por Moisés reconocieron la mano poderosa de su Dios, que se mostró más fuerte que los dioses de Egipto. No escaparon ellos de la esclavitud, sino que YHWH sacó a Israel de la casa de la esclavitud. Más tarde esta confesión de fe se convertirá en una narración. Los demás acontecimientos de la historia se van a agrupar en torno a este centro fundamental. Si Dios no hubiese intervenido hoy no habría pueblo. Por eso aquel fue el comienzo real de la historia de Israel y de su fe. Las tradiciones sobre los patriarcas y sobre la

creación apuntan como prólogo a este comienzo de la salvación. La promesa a Abraham es el enunciado de lo que Dios obraría con su pueblo. La tierra prometida a él y a su decendencia es la tierra en la que Israel encontró su libertad. Las siguientes páginas quieren proporcionar un material de estudio y reflexión en torno a estos temas. En ellas se conjugarán las perspectivas histórica y teológica, así como las diversas interpretaciones del Éxodo presentes en las tradiciones judía, cristiana e islámica. Que la riqueza espiritual contenida en esas tradiciones nos ayude a revivir la experiencia liberadora que ellas evocan y nos permitan renovar nuestra relación con el Dios que invita a los hombres a vivir en Alianza con Él. Fray Domingo Cosenza OP En la escuela de las Escrituras

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«Les impusieron capataces para aplastarlos bajo el peso de duros trabajos; y así edificaron para Faraón las ciudades de depósito: Pitom y Ramsés» (Ex 1,11).

ISRAEL EN EGIPTO. Edward Pointer (1836-1919).

FUIMOS ESCLAVOS EN EGIPTO (Deuteronomio 5,21)

En los siglos que preceden a la XIX dinastía faraónica (s. XIII aEC) numerosos grupos seminómadas semitas se instalan en el país de Canaán en busca de morada definitiva. También su presencia queda registrada en Egipto. Algunas informaciones históricas nos proporcionan el contexto en que se desarrollaron los acontecimientos relatados en la tradición del Exodo.

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a religión de Israel hace una referencia a los antepasados remotos del pueblo al proclamar su fe en el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob. Esta creencia es la que también Jesús compartió y en la cual se apoyó su predicación sobre el Reino de los Cielos (Mt 8,11) y su esperanza en la resurrección de los muertos (Mt 22,32). 4

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Pero, más allá de la vinculación a la persona de los patriarcas, el Dios de Israel llegó a ser reconocido por las sucesivas generaciones de creyentes en referencia a una acción que determinó la historia del pueblo: la liberación de la esclavitud en Egipto. En efecto, cuando un israelita ofrecía en las fiestas las primicias de los frutos de la tierra pronunciaba la siguiente profesión de fe:


«Mi padre era un arameo errante que bajó a Egipto y se refugió allí con unos pocos hombres, pero luego se convirtió en una nación grande, fuerte y numerosa. Los egipcios nos maltrataron, nos oprimieron y nos impusieron una dura servidumbre. Entonces pedimos auxilio a YHWH, el Dios de nuestros padres, y él escuchó nuestra voz. El vio nuestra miseria, nuestro cansancio y nuestra opresión, y nos hizo salir de Egipto con el poder de su mano y la fuerza de su brazo, en medio de un gran terror, de signos y prodigios. El nos trajo a este lugar y nos dio esta tierra que mana leche y miel. Por eso ofrezco ahora las primicias de los frutos del suelo que tú, YHWH, me diste» (Dt 26,5-10) En un acontecimiento del pasado los israelitas reconocieron la mano poderosa de su Dios,

que se mostró más fuerte que los dioses de Egipto. No había sido un logro de ellos salir con vida, ni habían escapado ellos de la esclavitud, sino que había sido YHWH quien los hizo salir de Egipto, de la Casa de la esclavitud (Ex 20,2). Esa intervención había hecho posible la supervivencia de un pueblo oprimido y, por tanto, en esta certeza se apoyaría en lo sucesivo la existencia de la nación y su propia identidad.

¿EXPULSIÓN O HUÍDA? Desde un punto de vista histórico podemos preguntarnos si disponemos de informaciones que nos permitan localizar estos hechos y ubicar en qué época sucedieron. Los textos bíblicos sobre la gesta del Éxodo ofrecen algunas referencias geográficas, pero no mencionan los nomEn la escuela de las Escrituras

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bres de los monarcas egipcios que permitirían conocer la fecha de los acontecimientos. Se habla de manera anónima sobre los distintos reyes que ejercieron la opresión sobre los hebreos: «Asumió el poder en Egipto un nuevo rey, que no había conocido a José» (Ex 1,8). «Pasó mucho tiempo y, mientras tanto, murió el rey de Egipto. Los israelitas, que gemían en la esclavitud, hicieron oír su clamor, y ese clamor llegó hasta Dios, desde el fondo de su esclavitud» (Ex 2,23). A uno de los faraones se le atribuye el comienzo de la esclavitud y a un sucesor la continuidad del mismo trato. Durante el reinado del segundo habría tenido lugar la experiencia de liberación. Pero esta referencia indeterminada no permite realizar por sí sola la fecha de los acontecimientos, porque la utilización de esclavos extranjeros ha tenido lugar durante la mayor parte de la historia en el mundo antiguo. Y la liberación masiva de los mismos no está documentada en textos del antiguo Egipto. Para un intento de datación disponemos únicamente de los testimonios bíblicos. Si bien 6

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éstos no aportan nombres de reyes, sí describen unas características del Éxodo que permitirían identificar las dinastías faraónicas bajo cuyo reinado se padeció la esclavitud relatada. Una lectura atenta de los textos lleva a advertir que la salida de Egipto es presentada a veces como una expulsión, mientras que otras veces es descrita como una huída: «Voy a enviar contra el Faraón y contra Egipto una sola calamidad más, y después él los dejará partir de aquí. Más aún, cuando los haga partir, los echará de aquí definitivamente […] Esa misma noche, el Faraón mandó llamar a Moisés y a Aarón, y les dijo: «Salgan inmediatamente de en medio de mi pueblo, ustedes y todos los israelitas, y vayan a dar culto a YHWH, como lo habían pedido»… Los egipcios, por su parte, urgían al pueblo para obligarlo a salir del país lo antes posible, porque decían: «De lo contrario, todos moriremos» (Ex 11,1; 12,31.33). «Cuando anunciaron al rey de Egipto que había huido el pueblo, se mudó el corazón de Faraón y de sus servidores respecto del pueblo, y dijeron: «¿Qué es lo que hemos hecho


José dijo a sus hermanos: «Cuando el Faraón los llame y les pregunte de qué se ocupan, ustedes responderán: «Tus servidores, desde su juventud hasta ahora, se han dedicado a cuidar el ganado, lo mismo que sus antepasados». Así ustedes podrán establecerse en la región de Gosen, porque los egipcios sienten abominación por todos los pastores» (Gn 46,33-34).

Página anterior: José administrador de Egipto. Obra de L. Alma Tadema. Izquierda: Pintura de la tumba de KHNEM-HOTEP, en Beni-Hasam. El nombre de Ibsha, el jefe del clan representado, recuerda al nombre semita del servidor del rey David, «Abisay, hijo de Seruyah» (1 Sa 26,6).

dejando que Israel salga de nuestro servicio?» (Ex 14,5). Esta diversidad de modos para referir la salida podría estar implicando también dos modos de permanencia en el territorio. En efecto, si los hebreos dejaron el país expulsados por los egipcios, debieron haber sido considerados moradores indeseables que era preferible mantener lo más lejos posible. Pero si lo hicieron huyendo, tuvieron que ser considerados como esclavos fugitivos que convenía recuperar. ¿Responde esta distinción de salidas simplemente a un cambio de opinión de los egipcios, como sugiere el texto bíblico? ¿O es posible que se trate de tradiciones correspondientes a situaciones distintas? Esta segunda alternativa podría justificarse a partir de las informaciones históricas disponibles.

LA INVASIÓN DE EGIPTO El ingreso de nómadas en Egipto aparece documentado en el relato del fugitivo Sinhué, compuesto a comienzos de la XII dinastía faraónica, tal vez de la época de Sesostris I (1962-1928 aEC). En dicho texto se menciona un dispositivo de defensa llamado los Muros del Príncipe.

Edificado por el Faraón Amenemhet I (19911962 aEC), tendría la finalidad de evitar invasiones al territorio egipcio, de un modo semejante a otras construcciones posteriores, como la Muralla China o el Muro de Adriano en Britania. La existencia de este Muro estaría manifestando que las incursiones de extranjeros no constituían fenómenos esporádicos. Pero el relato de Sinhué sugiere también que los extranjeros no siempre llegaron a ser una amenaza para los egipcios, ya que este miembro de la corte faraónica encontró hospitalidad entre unos habitantes del desierto que lo habían conocido en anteriores visitas al país del Nilo. A juzgar por su reacción amistosa, estos nómadas debieron haber sido acogidos también de una manera hospitalaria en Egipto. En el mismo sentido apunta la famosa escena pintada en la tumba de Khnem-Hotep, funcionario que también vivió como Sinhué durante la XII dinastía. En ella un grupo de 36 nómadas, compuesto de hombres, mujeres y niños, son representados ingresando pacíficamente en el país con sus animales y con obsequios para el príncipe. El líder del grupo lleva un nombre semita, Ibsha, y ostenta el título de hikau khasut (dominador de un país extranjero). En la escuela de las Escrituras

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LOS PASTORES SE ADUEÑAN DE EGIPTO Manetón de Sebennitos escribió una obra titulada Aegyptiaca, que no se ha conservado, pero que ha sido citada por Flavio Josefo en su Contra Apión I,14. Allí menciona la invasión de los hiksos. Izquierda: Sello utilizado por los funcionarios hiksos. Abajo: Hacha del faraón Ahmosis, que muestra al rey abatiendo a un hiso.

«Desde Oriente, un pueblo de raza desconocida tuvo la audacia de invadir nuestro país y, sin dificultades ni combates, se apoderó de él a la fuerza. Se apoderaron de los jefes, incendiaron salvajemente las ciudades, arrasaron los templos de los dioses y trataron a los indígenas con la mayor crueldad, degollando a unos, llevándose como esclavos a los niños y a las mujeres de los demás. Al final, llegaron a hacer rey a uno de los suyos llamado Salitis. Este príncipe se estableció en Menfis, imponiendo tributos al país y dejando una guarnición en las plazas más convenientes. Sobre todo fortificó las regiones del este, ya que preveía que los asirios, más poderosos algún día, atacarían el reino por allí. Como hubiera encontrado en el nomo Setroítes una ciudad de una posición muy favorable situada en el brazo Bubástico y llamada Avaris según una antigua tradición teológica, la reconstruyó y la fortificó con murallas sólidas... Al conjunto de esta nación lo llamaban hiksos, es decir reyes pastores». (Manetón de Sebennitos, Historia de Egipto).

Sin embargo, pocos siglos más tarde los llamados dominadores extranjeros se convertirán en objeto de pésimos recuerdos para la historia de Egipto. Manetón de Sebennitos, autor del siglo III aEC, se habría referido a ellos cuando dio globalmente el nombre de hiksos a los grupos invasores que sometieron el país a partir del siglo XVIII. La dominación de estos pastores del este se prolongó desde 1730 aEC, fecha que los situaría en la época de las migraciones que afectaron a todo el Oriente Medio. Un texto que narra el propósito de reconquista por parte del faraón Kamosis, replegado en el sur del país, utiliza el mismo vocabu8

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lario mediante el cual Sinhué designaba a los habitantes del territorio al que había huido, es decir, los Aamu sedentarios y los Setyu seminómadas, englobando a ambos bajo la denominación común de asiáticos. Es posible que entre el conjunto de estos pastores asiáticos se encontraran también algunos clanes antepasados de Israel. La historia de José, que narra su encumbramiento como visir del Faraón (Gn 41,40ss) encajaría bien en este contexto de dominio extranjero, en el que no resultaba extraño que un semita alcanzara un alto puesto en el gobierno de Egipto. Contamos con el ejemplo del tesorero


Lista de las ciudades conquistadas por TUTMOSIS III (Templo de Karnak). Cada ciudad es representada por el nombre escrito en jeroglífico en el cuerpo de los cautivos atados. Estos asiáticos capturados serían usados en trabajos forzados en Egipto. Entre ellos podrían estar incluidos muchos hebreos residentes en Canaán desde la época patriarcal.

mayor Hur, mencionado con frecuencia, cuyos sellos se ha encontrado también en Israel, y a los dignatarios de la corte de Amenofis IV durante el siglo XIV. Pero a pesar de sus deseos, Kamosis no consiguió echar a los hiksos de Egipto. Fue el Faraón Ahmosis quien se apoderó de Avaris, persiguió a los invasores hasta Asia y dio comienzo al Imperio Nuevo. Con la toma de Sharuen (hacia 1550 aEC) el dominio hikso en Egipto llegó a su fin. Cabe preguntarse si entre los asiáticos expulsados de Egipto durante la reconquista habría alguno de los clanes preisraelitas. El relato del Éxodo que narra una expul-

sión, sería, en este caso, el recuerdo lejano y reelaborado de tal acontecimiento. La reconquista derivó naturalmente en un brote de patriotismo, pero también de xenofobia, que desató la sed de venganza de los egipcios contra los invasores. A las expediciones punitivas en suelo asiático siguió, bajo Tutmosis III, la conquista sistemática de las plazas fuertes desde donde habían partido los hiksos. De este modo no sólo se concretó la formación de un imperio extendido en suelo asiático, sino también se abandonó el aislamiento que había caracterizado al estado faraónico desde su creación 1500 años atrás. En la escuela de las Escrituras

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Prisioneros asiáticos. Relieve del templo egipcio de Abu Simbel.

ASIÁTICOS ESCLAVOS EN EGIPTO Desaparecido el sentimiento de inseguridad como efecto del sometimiento de los antiguos invasores, los territorios asiáticos fueron considerados colonias y, como tales, también debieron ser protegidos. Algunos de los clanes nómadas de la región, empujados por el hambre o la falta de seguridad, emigrarían a las cercanías del Delta del Nilo y allí encontrarían el amparo del poder egipcio. Una carta de un oficial de fronteras hacia el 1200 aEC da cuenta a su superior de las órdenes recibidas respecto a las tribus Shosu, que recorrían el país en busca de agua y pastos para su ganado: «Otra satisfacción para mi señor: nosotros hemos terminado de hacer pasar a las tribus de los Shosu de Edom por la fortaleza de Merenptah-hotep-her-Maat, Vida, Salud, Fuerza, que está en Cheku, hasta los estanques de Pitom de Merenptah-hotep-her10 En la escuela de las Escrituras

Maat, que están en Cheku, con el fin de mantenerlos con vida y mantener vivos sus rebaños, según el placer del Faraón, Vida, Salud, Fuerza, el sol perfecto de todo el país, en el año 8» (Papiro Anastasi VI). Las tribus Shosu parecen tener como territorio habitual el país de Edom, al sur del país cananeo. Este contexto de acogida permitiría explicar también la situación descrita en la Biblia respecto a los hijos de Jacob: «Y dijeron a Faraón: «Hemos venido a residir en esta tierra, porque no hay pastos para los rebaños que tienen tus siervos, por ser grave el hambre en Canaán. Así pues, deja morar a tus siervos en el país de Goshen». Y dijo Faraón a José: «Que residan en el país de Goshen. Y si te consta que hay entre ellos gente capacitada, ponles por cuidadores de mis propios rebaños» (Gn 47,4-6). Pero, por otra parte, la mención en el papiro de la ciudad de Pitom (Nombre de un santuario


Ramsés II abate a dos enemigos, que piden clemencia. Relieve del templo de Abu Simbel.

de la ciudad de Cheku, en el Delta oriental, en la actual Tell el Maskhutah) permite establecer también una vinculación con la narración de la salida de Egipto, relatada como huída de la esclavitud. En efecto, Pitom es mencionada en el relato bíblico en relación a los trabajos forzados impuestos a los hebreos: «Les impusieron pues, capataces para aplastarlos bajo el peso de duros trabajos; y así edificaron para Faraón las ciudades de depósito: Pitom y Ramsés» (Ex 1,11). Sabemos que en los tiempos de Ramsés II (1290-1224 aEC) la mano de obra para las grandes construcciones la proporcionaban en gran medida los prisioneros de guerra y los esclavos. Es posible entonces que los habiru, mencionados en las cartas de El Amarna como ocupadores de las tierras cananeas, al ser hechos prisioneros por las tropas faraónicas, pasaran a ser en Egipto obreros al servicio del rey. Un texto nos ofrece un testimonio de las instrucciones recibidas por el encargado de una obra en aquel tiempo:

«Distribuye raciones a los hombres de la cuadrilla y a los habiru que transportan la piedra para el gran pilono de Ramsés MeriAmón» (papiro Leyde 348). Así se puede suponer que un grupo de semitas, que más tarde formaría parte de una confederación tribal hebrea, habría aprovechado alguna oportunidad para huir. Una fecha propicia puede haber sido el final del reinado de Ramsés II, cuando Egipto, ya obligado por un tratado de paz a reconocer la igualdad de fuerza del imperio hitita, comenzó a sentir también la presión de los libios y de otros agresores marítimos. Resumiendo: distintos clanes pudieron haber salido en oleadas sucesivas de Egipto en fechas muy diversas, ya sea expulsados o huyendo de la esclavitud. La coexistencia dentro del texto bíblico de un relato de expulsión y otro de huída sería el recuerdo de distintos éxodos, finalmente integrados una vez que los clanes transmisores de dichas tradiciones se unieron en el país de Canaán. En la escuela de las Escrituras

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EL TEMPLO DE AMÓN EN KARNAK se inició durante el reinado de Sesostris I y se terminó con Ramsés II. El edificio se levanta en un recinto que mide 140 m cuadrados aproximadamente. Su parte más sobresaliente es la sala hipóstila, cuyo tejado reposa sobre 122 columnas de más de 21 metros de altura, colocadas en nueve hileras. Página siguiente: ESCLAVOS fabricando ladrillos. Tumba de Rekhmire. 12 En la escuela de las Escrituras


«Les amargaron la vida con rudos trabajos de arcilla y ladrillos» (Ex 1,14).

NOS SACÓ YHWH DE EGIPTO (Deuteronomio 26,8)

En esta frase Israel celebra la acción divina que benefició a Israel con una salvación inesperada. En ese hecho Dios ha demostrado que es su pueblo elegido, y por eso seguirá mostrando su amor y su protección en todos los momentos de peligro a lo largo de la historia.

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a liberación de Egipto constituye para Israel la seguridad de la voluntad salvífica de Dios. Cuando la ruina era inminente, un cambio de situación hizo que los escapados quedaran a salvo y el ejército egipcio pereciera desastrosamente. En este hecho se reconoció la mano poderosa del Dios de Israel, que se mostró más fuerte que los dioses de Egipto. Más tarde, la agrupación de clanes a la que estos esclavos liberados se integraría meditará esta experiencia de salvación y la hará suya. La experiencia de salvación que los liberados compartieron con los otros clanes ya no sería, sin más, la obtención de una tierra y la seguridad de una descendencia. Sería la certeza de ser rescatados por su Dios de la esclavitud y de una muerte segura. A él habría que invocar con ocasión de cualquier peligro en el futuro:

«Él es mi salvación. Él mi Dios, yo le glorifico, el Dios de mi padre, a quien exalto. ¡Un guerrero YHWH, YHWH es su nombre!» (Ex 15,2-3). La epopeya de la liberación de Egipto no fue compuesta como obra literararia hasta varios siglos después de transcurridos las experiencias evocadas en la gesta. Alusiones al Éxodo y la travesía del desierto ya eran conocidas antes de ser pronunciados los oráculos de los profetas Amos y Oseas (s. VIII aEC). Ambos comparten el recuerdo de un gran acontecimiento histórico que ocurrió en un pasado distante: «Yo os hice subir a vosotros del país de Egipto y os llevé por el desierto cuarenta años, para que poseyeseis la tierra del amorreo» (Am 2,10; cf. 3,1; 9,7). En la escuela de las Escrituras

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EL NIÑO SALVADO DE LAS AGUAS Izquierda: Moisés rescatado de las aguas. Sinagoga de Doura Europos (Siria. s. III EC).

Abajo: Los narradores de la infancia de Moisés se inspiraron probablemente en la historia del nacimiento de Sargón de Akkad (imagen), que había vivido en Mesopotamia por el año 2300 aEC. Se trata del conocido tema del héroe salvado milagrosamente en previsión de una gran misión de parte de la divinidad.

«Cuando Israel era niño, yo le amé, y de Egipto llamé a mi hijo» (Os 11,1). «Yo soy YHWH, tu Dios, desde el país de Egipto. No conoces otro Dios fuera de mí, ni hay más salvador que yo» (Os 13,4). Más tarde esta acción salvadora se convertirá en una narración, donde se desarrollarán largos discursos y elementos prodigiosos.

EL LIBERTADOR

«Yo soy Sargón rey fuerte, rey de Akkad; mi madre era pobre, a mi padre no lo conocí... Ella me concibió; mi madre, la pobre, a escondidas me dio a luz, me puso en un cesto de mimbre, con betún me cerró la puerta. Ella me abandonó al río y éste no me sumergió. El río me llevó hasta llegar junto a Akki, el portador de agua. Akki me miró con benevolencia y me sacó del agua. Akki, como hijo suyo me adoptó y me educó. Akki me colocó para cuidar su jardín. Mientras era jardinero, la diosa Ishtar me amó. Durante 55 años ejercí la realeza». 14 En la escuela de las Escrituras

Moisés es el héroe hebreo que protagoniza los relatos sobre la salida de Egipto. El nombre Moshé es egipcio. Es un derivado del término msí (dar a luz), que aparece con cierta frecuencia en nombres compuestos, como Tut-mosis y Ra-msés. En estos casos se estaría indicando que estos Faraones obtuvieron su nacimiento de los dioses Tut y Ra. La noticia proporcionada por el texto bíblico acerca de su educación en la corte faraónica permitiría comprender por qué este niño nacido de padres hebreos llevaba un nombre egipcio. La tradición israelita narró la historia de Moisés según el conocido modelo de la preservación del héroe para una misión futura. La vida del niño abandonado en una cesta en el Nilo había sido salvada por Dios, protector del indefenso.


«Entonces Faraón dio a todo su pueblo esta orden: «Todo niño que nazca lo echaréis al Río; pero a las niñas las dejaréis con vida» (Ex 1,22).

El rio NILO (Egipto).

Es de gran importancia la narración de la vocación de Moisés. En ella se da a conocer también el nombre del Dios liberador. En el monte Sinaí se le presenta a Moisés como el Dios de los antepasados del pueblo esclavizado: «Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob» (Ex 3,6). Es el Dios de la Promesa, la cual se cumple con el rescate de la esclavitud. Moisés se puede presentar con seguridad frente a los hebreos porque lo envía el Dios que prometió la tierra. Y así la salida (Exodo) no es una aventura descabellada, sino una misión con respaldo divino. Junto con la identificación con el Dios de los clanes paternos se explica el Nombre Sagrado: «Yo soy el que soy». Y añadió: «Así dirás a los israelitas: Yo soy me ha enviado a ustedes (Ex 3,14). Con su Nombre YHWH expresa, ante todo, cómo se va a mostrar a Israel. El verbo ‘ehyeh puede entenderse no simplemente como ser, sino como estar presente. Así lo sugiere el contexto: «Yo estaré contigo» (Ex 3,12).

Se trata una existencia relacional y eficaz, que acompañará todas las contrariedades a lo largo de la historia. Si consideramos el relato bíblico como el resultado de una integración de tradiciones que distintos clanes conservaban respecto a su vida itinerante, no sería extraño que la persona de Moisés no estuviera presente desde el comienzo en cada uno de los episodios referidos en el libro del Exodo. Tal vez más tarde llegaría a ser el protagonista principal que permitió coordinar dentro de un único conjunto los relatos menores aportados por cada clan. Pues si no encontráramos a cada paso a este guía liberador, la trama narrativa de las tradiciones se desintegraría en una serie de episodios bastante incoherentes.

EL DIOS DE MOISÉS En el contexto de su estadía en Madián el relato bíblico sitúa la manifestación de Dios a Moisés. Los narradores israelitas explicaron el significado del Nombre divino YHWH (hwhy): «Así dirás a los israelitas: «Yo soy me ha enviado» (Ex 3,14). La mención de YHWH como el Dios de AbraEn la escuela de las Escrituras

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LA ZARZA ARDIENTE En el siglo I EC un judío residente en la capital de Egipto se dedica al estudio y el comentario de los escritos bíblicos, que ya hacía tiempo habían sido traducidos al griego. Influenciado por su formación platónica, hace una lectura alegórica de los mismos, deseoso de explicar al público helenístico la tradición religiosa de su pueblo. Ejemplo de este modo de lectura es la explicación del relato de la manifestación de Dios a Moisés (cf. Ex 3,1-22).

MOISES Y LA ZARZA ARDIENTE. Mosaico bizantino del Monasterio de Santa Catalina (Monte Sinaí).

YHWH, EL DIOS DE ISRAEL En los acontecimientos de la historia Israel pudo comprender cuáles eran los rasgos característicos de su Dios y lo que lo distinguía de las divinidades adoradas por otros pueblos.

No está vinculado al ciclo de la naturaleza: no muere ni resucita con ella en cada estación como le ocurre a Baal, Osiris y otros dioses. Es descrito con rasgos humanos, no con figura de astros, animales o plantas. Aunque tiene sentimientos como el hombre, carece de las debilidades y defectos de los dioses homéricos. Es un Dios ético, que exige confianza y obediencia, y no admite la opresión.

El Nombre divino YHWH (hwhy) grabado en la estela en la que el rey moabita Mesha relata su campaña contra los israelitas (cf. 2 Re 3,4-27). 16 En la escuela de las Escrituras

«La zarza que arde es símbolo de los que padecen injusticia; la llama de fuego, de los que la cometen. El hecho de no consumirse lo que ardía es símbolo de que los que padecen injusticia no serán destruidos por sus agresores, sino que para éstos el ataque quedará ineficaz e inútil y, para aquellos, la confabulación no tendrá consecuencias. En Ángel es símbolo de la providencia que Dios tiene, que en gran silencio alivia los grandes temores según las esperanzas de todos» (Filón, de Alejandría Vida de Moisés I,67).

ham, Isaac y Jacob podría hacer pensar en una divinidad semejante a la de los otros nómadas, que mantenía una vinculación personal con el antepasado del clan. Sin embargo uno de los textos más antiguos de la Biblia, el canto de Débora, nos describe con gran lujo poético el traslado del Dios de las tribus aliadas desde su lugar de residencia hasta el campo de batalla para enfrentar a los cananeos: «¡Escuchad, reyes! ¡Prestad oídos, príncipes! Yo a YHWH, yo voy a cantar. Tocaré el salterio para YHWH, Dios de Israel. Cuando saliste de Seír, YHWH, cuando avanzaste por los campos de Edom, tembló la tierra, gotearon los cielos, las nubes en agua se fundieron. Los montes se licuaron delante de YHWH, el del Sinaí, delante de YHWH, el Dios de Israel» (Jue 5,3-5). La vinculación de YHWH parece ser, pues, originalmente local, ya que no se ubica junto al grupo llamado Israel hasta el momento en que éste lo necesita en el combate. Pero habitualmente moraría en algún lugar de la península del Sinaí. Al pie del Jebel Serbal en el Sinaí, apare-


«Moisés era pastor del rebaño de Jetró su suegro, sacerdote de Madián. Una vez llevó las ovejas más allá del desierto; y llegó hasta Horeb, la montaña de Dios» (Ex 3,1).

MONTAÑAS DEL SINAI.

cen con frecuencia grafitis árabes nabateos de los siglos II y III EC con la leyenda SERVIDOR DE ‘HYW. El hecho podría estar mostrando que esta montaña era un lugar de peregrinación en la que se adoraba a una divinidad llamada ‘HYW. ¿Sería este culto árabe pre-islámico el sucesor de otro más antiguo celebrado en el mismo lugar? No hay que descartar la posibilidad de que algunas tribus proto-israelitas, instaladas transitoriamente en la península sinaítica, entraran en contacto con algún culto que ya antes se rendía a YHWH en esa Montaña Santa. De hecho, una tradición bíblica atribuye al hijo de Set el comienzo de este culto, reconociéndole así un origen pre-israelita: «Henós fue el primero en invocar el nombre de YHWH» (Gn 4,26). La localización de YHWH en el Sinaí está indicada principalmente por la tradición que sitúa su manifestación en ese lugar como «Yo soy el que soy»: «Así dirás a los israelitas: Yo soy me ha enviado a ustedes» (Ex 3,14). El que recibió esa revelación fue el yerno de «Jetró, sacerdote de Madián, una vez que llevó las ovejas más allá del desierto y llegó hasta Horeb, la montaña de Dios» (3,1). ¿El culto de que dios oficiaría Jetró? El relato del encuentro con su yerno en el Mon-

te de Dios no parece mostrar una conversión del sacerdote, sino más bien una confirmación de su propia fe: «Jetró se alegró de todo el bien que YHWH había hecho a Israel, librándolo de la mano de los egipcios» (18,9). ¿Sería YHWH el Dios servido por Jetró desde antes de que se revelara a su yerno?

LA SALIDA DE EGIPTO Y LA PASCUA Moisés recibe la misión divina de presentarse ante el Faraón para decirle: «Así dice Yahveh, el Dios de Israel: Deja salir a mi pueblo para que me celebre una fiesta en el desierto». [Pero] Respondió Faraón: «¿Quién es Yahveh para que yo escuche su voz y deje salir a Israel? No conozco a Yahveh y no dejaré salir a Israel» (Ex 5,1-2). Ante la negativa comienza un gran enfrentamiento, donde Egipto es castigado a causa de la dureza del Faraón con unas plagas enviadas por Dios. Moisés cuenta con la ayuda divina, pero el Faraón no se deja impresionar porque cuenta con magos, que también obran prodigios. El endurecimiento se hace cada vez más culpable en la medida en que los magos no pueden ya competir con Moisés, pues son superados en En la escuela de las Escrituras

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MUERTE DEL PRIMOGENITO. Obra de L. AlmaTadema (1872)

LA FIESTA DE LOS PASTORES

poder. Finalmente la obstinación del Faraón se ve quebrada por la décima plaga: «YHWH hirió en el país de Egipto a todos los primogénitos, desde el primogénito de Faraón, que se sienta sobre su trono, hasta el primogénito del preso en la cárcel, y a todo primer nacido del ganado» (Ex 12,29). Con este último acontecimiento se relacionarán dos instituciones religiosas: la fiesta de Pascua (PESAJ) y la consagración de los primogénitos de Israel:

«En Arabia central la víctima era inmolada ante una piedra levantada como símbolo de la presencia divina, y la sangre se vertía sobre la piedra o se esparcía en un hoyo cavado al pie de ésta. Estos sacrificios se ofrecían especialmente en las fiestas que los árabes nómadas celebraban en el primer mes de primavera para asegurar la fecundidad y prosperidad del rebaño. Es probable que los antepasados de Israel, pastores seminómadas, ya celebrasen una fiesta análoga» (R. de Vaux, Historia antigua de Israel I,Madrid, 1975, p.282). 18 En la escuela de las Escrituras

«Como Faraón se obstinó en no dejarnos salir, YHWH mató a todos los primogénitos en el país de Egipto, desde el primogénito del hombre hasta el primogénito del ganado. Por eso sacrifico a YHWH todo macho que abre el seno materno, y rescato todo primogénito de mis hijos» (Ex 13,15). A la muerte de los primogénitos de Egipto se vincularon los recuerdos sigue en la página 22


«Este será un día memorable para vosotros, y lo celebraréis como fiesta en honor de YHWH de generación en generación» (Ex 12,14)

HAGADA DE PESAJ (siglo XV)

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l orden ritual (SEDER) de la celebración de Pesaj está pautado por la lectura de la HAGADÁ. Ésta es un conjunto de relatos, bendiciones, oraciones y cánticos que se suceden al modo de guión narrativo, para que el oficiante guíe a todos los presentes en el recuerdo de la gesta del Exodo. El sentido de la narración está dado por la prescripción bíblica: «En aquel día narrarás a tu hijo: "Esto es con motivo de lo que hizo conmigo YHWH cuando salí de Egipto." Y esto te servirá como señal en tu mano, y como recordatorio ante tus ojos, para que la ley de YHWH esté en tu boca; porque con mano fuerte te sacó YHWH de Egipto» (Ex 13,8-9). El SEDER gira alrededor de la enseñanza a

través de la interrogación que el participante más joven hace al oficiante, de acuerdo al precepto: «Y cuando os pregunten vuestros hijos: "¿Qué significa para vosotros este rito?", responderéis: "Este es el sacrificio de la Pascua de YHWH, que pasó de largo por las casas de los israelitas en Egipto cuando hirió a los egipcios y salvó nuestras casas"» (Ex 12,26-27). «Si el Santo, Bendito sea, no hubiera hecho salir de Egipto a nuestros antepasados, todavía hoy nosotros, sus hijos, seríamos esclavos en Egipto. Por eso, aunque todos fuéramos sabios, todos inteligentes, todos ancianos, todos versados en la Torah, es un precepto hacer el relato de la salida de Egipto, y cuanto más se habla de ella, más méritos se tienen» (HAGADÁ). En la escuela de las Escrituras

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(1) EL SEDER de Pesaj comienza con la «santificación» (KADESH) del día, bendiciendo la primera de las cuatro copas que se beben durante la ceremonia (1): «Bendito eres Señor nuestro Dios, Rey del universo, que creaste el fruto de la vid, que consagras a Israel y a sus efemérides, que nos hiciste llegar a este momento».

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Luego se trae a la mesa un jarro con agua para que el guía del SEDER efectúe la ablución (URJATZ) sin moverse del lugar, tal cual lo hacían los reyes antiguamente. (2) El apio o perejil remojado en vinagre (KARPAS) es símbolo de la amargura padecida por los hebreos esclavizados en Egipto. YAJATZ: Se parte en dos el pan sin fermentar (MATZA [3]). El trozo más grande se reserva para el final.

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Después de recitar la Hagadá, se procede a otro lavado de manos (RAJTZÁ) y a la bendición e ingesta del pan (MOTZÍ MATZÁ): «Bendito eres Señor Dios nuestro, Rey del universo, que extraes pan de la tierra, que nos consagraste con tus preceptos y nos ordenaste comer 20 En la escuela de las Escrituras matzá».

(4) Se come una porción de lechuga (MAROR) untada con una pasta de color arcilla (JAROSHET) en recuerdo de la amargura por la fabricación de ladrillos (5). Seguidamente se toma la lechuga con la pasta, se la unta entre dos trozos de matzá y se pronuncia un texto en recuerdo del cordero (6) ofrecido en el Templo. Un


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huevo duro (BEITZÁ) simboliza la dureza del corazón del Faraón (7). Se procede entonces a la comida principal (SHULJÁN OREKH). Al concluir se toma el pan que fue reservado y se lo come antes de la acción de gracias por la cena. Luego se bebe la tercera copa de vino, y se pronuncian

las alabanzas por los prodigios que acompañaron la salida de Egipto (HALEL). Se procede a beber la cuarta y última copa de vino de la noche, recitándose inmediatamente la bendición final correspondiente. Se termina el SEDER con el saludo: «Leshaná habaá Enaño la escuela de las Escrituras 21 birushalaim» (El próximo en Jerusalén).


RAMSES II en su carro durante la batalla de Kadesh. Templo de ABU-SIMBEL.

ancestrales de la expulsión, ya que se relata que «los egipcios por su parte instaban al pueblo para acelerar su salida del país» (Ex 12,33).

EL CRUCE DEL MAR Los recuerdos de la huída aparecen más bien vinculados a la persecución del Faraón y el cruce milagroso del Mar. El relato, como se ha transmitido hasta hoy, presenta una tensión al narrar la separación del Mar por mediación de Moisés. Por un lado se describe una retirada del Mar, que cabe dentro de lo que puede darse de modo natural: «YHWH hizo soplar durante toda la noche un fuerte viento del Este que secó el mar»(Ex 14,21). Por otra parte se narra el mismo acontecimiento de un modo prodigioso: «Los israelitas entraron en medio del Mar a pie enjuto, mientras que las aguas formaban muralla a derecha e izquierda» (Ex 14,22). Ambas imágenes tan dispares (la de un mar 22 En la escuela de las Escrituras

retirado y la de una especie de un túnel en medio de las aguas) corresponderían a dos versiones contenidas en relatos de épocas diversas, integradas finalmente en una redacción definitiva. La comparación de las aguas con un dique vuelve a aparecer en relación con el paso del Jordán. En opinión de algunos biblistas, el relato del paso del Jordán pudo servir para complementar y engrandecer una versión anterior más sobria del relato del Mar. Se establecería así un paralelismo entre los acontecimientos de la salida de Egipto y de la entrada en Canaán. En la tradición poética, ambos acontecimientos se cantan como parte de una misma gesta o acción divina: «Él convirtió el Mar en tierra firme, el Río fue cruzado a pie» (Sal 66,6). «Tú hendiste el Mar con tu poder... tú abriste manantiales y torrentes, y secaste Ríos inagotables» (Sal 74,13.15). «Lo vio el Mar y huyó, retrocedió el Jordán» (Sal 114,3). Aunque se concede un protagonismo importante a Moisés, la actuación principal de la naviene de la página 18


EL CAMINO DE LA LIBERTAD La mención de Pitom en Ex 1,11 permite establecer alguna relación respecto a la estadía de los clanes hebreos en Egipto. En efecto es el nombre de un santuario de la ciudad de Cheku, en el Delta oriental, en la actual Tell el Maskhutah. Para la localización del «Mar de las Cañas» caben varias posibilidades, sin poder precisar con más exactitud. En el mapa simplemente se señalan con sus nombres. Lo mismo con la «Montaña de Dios», ya que todo el sur de la península del Sinaí es un macizo montañoso.

is on Qadesh b ir oS g La

Ramsés

Piton

MADIAN

Lagos Amargos El relato que narra la expulsión muestra que se habría tomado la ruta del norte, bajando luego hacia el oasis de Cadés. El que relata una huída sugiere el alejamiento de esa ruta peligrosa, y nos orienta hacia el Sinaí, donde ya no hay presencia militar egipcia.

rración la tiene, sin duda, YHWH. A él se debe la destrucción de los egipcios y la liberación de Israel: «YHWH peleará por vosotros», dijo Moisés a los israelitas temerosos (Ex14,14) [los egipcios gritaron]: «huyamos ante Israel, porque YHWH combate por él contra los egipcios» (Ex 14,25).

SINAI

Ma rR ojo

Esta acción convierte a YHWH en un guerrero y en un Rey soberano. Así lo canta Moisés: «YHWH es un guerrero... YHWH reina por siempre jamás» (Ex 15,3.17). En algunas relatos míticos, el Mar aparece como un monstruo difícil de vencer. El poema babilónico de la creación relata el triunfo del rey En la escuela de las Escrituras

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E

La Biblia de los iletrados «Lo que un libro proporciona al que lo

lee, eso es lo que una pintura ofrece a los analfabetos que la contemplan, pues en ella aun los ignorantes ven cómo tienen que comportarse, en ella leen los que no tienen letras» (Gregorio Magno, Carta a Sereno)

En la primera mitad del siglo III asistimos a la creación de una iconografía religiosa judía, cuyas primeras realizaciones se asemejarán, en cierto sentido, a las creaciones iniciales de los cristianos. Quienes contemplaban esas imágenes celebraban cómo Dios preservó a su pueblo de calamidades y lo bendijo desde el comienzo de los tiempos.

ntre las ruinas de la ciudad siria de Doura Europos se descubrió una sinagoga construida en torno al año 245 EC. La sala de oración mide 13 metros de ancho por 7 de largo. Sus muros están revestidos de frescos que reproducen escenas bíblicas. El panel dedicado al Exodo se encuentra en lo alto, a la derecha del nicho donde se guardaba la Torah. 1) Moisés aparece representado en un tamaño mayor que el de los demás personajes, para poner de relieve el papel protagónico que desempeña en esos acontecimientos. 2) La mano de Dios lo inspira y lo guía. 3) Los soldados armados representan a «todos los ejércitos de YHWH» (Ex 12,41). 4) Los doce hombres pintados en posición frontal, con estandartes, representan a «todos los ancianos de Israel» (Ex 12,21). 5) El mar seco deja al descubierto los peces. 6) Israel contempla «a los egipcios muertos a orillas del mar» y es testigo de «la mano fuerte que YHWH había desplegado contra los egipcios» (Ex 14,30-31).

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EL CRUCE DEL MAR. Sarcófago de San Trófimo (Catedral de San Trófimo de Arlés). Finales del siglo IV EC.

divino Marduk sobre Tiamat, la serpiente del mar, mediante el uso de su arma más potente, el viento poderoso (Enuma elish IV,42-48.49-100). En el relato bíblico de la Creación también aparece un caos acuoso primordial sobre el que planea el «viento/espíritu» de Dios. La creación de Dios es en buena medida una obra de sepa24 En la escuela de las Escrituras

ración y orden. En ella Dios separa unas aguas de otras, haciendo aparecer la tierra seca que posibilita la vida en ella. Dios contiene el mar dentro de unos límites. El diluvio aparece como un abrirse las compuertas del cielo y del abismo, un caos acuoso, una contra-creación. También en esta ocasión, Dios pone fin al desastre


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EL CRUCE DEL MAR. Sinagoga de Doura Europos (Siria). Siglo III EC.

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haciendo soplar el viento para que reaparezca la tierra (Gn 8,1-14). En la gesta del Exodo el viento que Dios hizo soplar sobre el mar, dejándolo seco y permitiendo el paso de los israelitas, evoca las obras de la creación (Gn 1) y de la nueva creación (Gn 8). El paso del mar es una «nueva creación», ya

a representación del Paso aparece muy poco en las paredes de las catacumbas, pero sí con frecuencia en los sarcófagos. En ellos se adopta una tipología en friso continuo, que supone un uso total del espacio disponible. Los sarcófagos cristianos encontrados, en los que se representa la escena, proceden en su mayoría de la Galia, y más concretamente de los talleres de Arlés. La que se despliega en el sarcófago de San Trófimo incluye: 1) la salida y persecución del ejército egipcio, 2) su hundimiento en las aguas, 3) la acción de gracias del pueblo hebreo. 4) Detrás de la hermana de Moisés aparece una columna [de fuego], que significa la presencia protectora y luminosa de Dios (Ex 14,24).

que significa el nacimiento de Israel como pueblo de Dios. De la servidumbre al Faraón, Israel pasó al servicio de YHWH. El cántico entonado después del cruce del Mar (Ex 15,1-21) representa el primer testimonio del servicio cultual que Israel presta a YHWH, su nuevo Rey soberano. En la escuela de las Escrituras

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«En todas las generaciones, cada hombre debe considerarse como sí él mismo hubiera salido de Egipto» (Mishná Pesajim 10,5)

Nacido de la meditación de los recuerdos del pasado, el relato bíblico del Exodo seguirá siendo objeto de reflexión a lo largo de los siglos a través de los comentarios de los sabios.

A

través de preguntas y respuestas hechas al texto bíblico los intérpretes amplían su significado, de modo que proporcione un sentido actual para el lector. Considerada como Palabra de Dios, cada versículo de las Escrituras puede explicarse de múltiples formas, descubriendo constantemente nuevos sentidos: «¿No es mi Palabra como fuego - oráculo de YHWH- como martillo que pulveriza la roca?» [Jer 23,29]: «De la misma manera que ese martillo pulveriza la roca en múltiples fragmentos, así toda Palabra que sale de la boca del Santo, Bendito sea, se expande en setenta sentidos» (Talmud Shabat 88b). En la noche de la liberación de Egipto el lector de cada generación puede descubrir un mensaje de esperanza para su propia vida. Porque esa noche estaba destinada desde la Creación y, a la vez, anuncia todas las siguientes liberaciones de la historia, hasta la definitiva: «Rabbí Josué dijo: Es en el mes de Nisán cuando nuestros antepasados fueron liberados, y es en Nisán cuando lo seremos nosotros, como está dicho: «Ésta era la noche guardada» [Ex 12,42], una noche reservada desde los seis días del comienzo, y es esta misma noche la que es guardada por el Eterno para todas las generaciones de israelitas, una noche que fue 26 En la escuela de las Escrituras

EL CRUCE DEL MAR. Biblia alemana. Siglo XV.

guardada para la liberación final» (Talmud de Babilonia, Rosh ha-Shanah 11b). La tradición saca del relato bíblico también enseñanzas sobre las actitudes que debe asumir el creyente ante las situaciones difíciles: «Contestó Moisés al pueblo: «No temáis; estad firmes, y veréis la salvación que YHWH os otorgará en este día, pues los egipcios que ahora veis, no los volveréis a ver nunca jamás» [Ex 14,13]. Al borde del mar Rojo, Israel se dividió en cuatro categorías; una dijo: ¡Arrojémonos al mar! La segunda dijo: ¡Volvamos a Egipto! La tercera propuso el combate; la cuarta se contentó con invocar el socorro divino. A la primera, Moisés le dijo: estad firmes, y veréis la salvación del Eterno. A la segunda, Moisés le dijo: pues los egipcios que ahora veis, no los volveréis a ver nunca jamás. A la tercera le dijo: Dios peleará por vosotros; finalmente, a la cuarta le dijo: vosotros no tendréis que preocuparos [Ex 14,14]» (Talmud de Jerusalén, Taanit 5). La actitud adecuada es la del espectador que, a la vez, se compromete: hace y deja hacer.


«Te he escogido para mí» (Corán 20,41)

Moisés es el profeta más mencionado en el Corán. Allí es presentado como el guía y jefe político del pueblo israelita, al que Dios entregó también un libro: la Torah.

E

l relieve excepcional que concede el Corán a la persona y la misión de Moisés queda manifiesto por las semejanzas entre la carrera de Moisés y la de Muhammad: «Hemos mandado un enviado como testigo contra vosotros [habitantes de la Meca], al igual como mandamos al Faraón un enviado» (Corán 73,15). La historia de Moisés sigue de cerca al relato bíblico, aunque con algunas variantes. No es la hija del Faraón quien lo encuentra en el Río, sino la esposa: «Inspiramos a la madre de Moisés: «¡Dale de mamar y, en caso de peligro, ponlo en el río! ¡No temas por él, no estés triste! Te lo devolveremos y haremos de él un enviado». Lo recogió la familia de Faraón, para terminar siendo para ellos enemigo y causa de tristeza. Faraón, Hamán y sus ejércitos eran pecadores. La mujer de Faraón dijo: «Mi alegría y la tuya. ¡No le mates! Quizá nos sea útil o le adoptemos como hijo». No presentían...» (Corán 28,7-9). Los episodios que se refieren a Moisés sirven en el Corán como ocasión, ante todo, para afirmar el monoteísmo. La misión liberadora no aparece en primer plano, como en el relato bíblico. En la zarza ardiendo en medio del desierto Dios le dice a Moisés: «Moisés, ¡yo soy tu Señor! Quítate las sandalias que estás en el valle sagrado de Tuwa. Te he escogido. Escucha lo que se te ha revelado. Yo soy tu Dios. ¡No hay divinidad fuera de mi! Por eso, adórame» (Corán 20,11-13). El Corán destaca la verdadera religiosidad, al relatar que los Magos que el Faraón opone a

MOISES BAJA DEL MONTE. Miniatura persa. Siglo XV.

Moisés terminan confesándose vencidos y reconociendo la verdad del Dios único: «Los magos cayeron prosternados. Dijeron: «¡Creemos en el Señor de Aarón y de Moisés!. [...] Creemos en nuestro Señor, para que nos perdone nuestros pecados y la magia a que nos has obligado. Dios es mejor y más duradero» (20,70-73). El Faraón, a quien había sido enviado Moisés, se negó a escucharle; por eso se vio ahogado en el mar Rojo con su ejército. Lo mismo perecerán todos los que se opongan a los profetas enviados por Dios: «Cuando Moisés les trajo Nuestros signos como pruebas claras, dijeron: «¡Esto no es sino magia inventada! No hemos oído que ocurriera tal cosa en tiempo de nuestros antepasados». Se condujeron, él y sus tropas, en el país altivamente sin razón. Creían que no iban a ser devueltos a Nosotros. Entonces, les sorprendimos, a él y a sus tropas, y les precipitamos en el mar. ¡Y mira cómo terminaron los impíos!» (28,36.39-40). En la escuela de las Escrituras

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LA ALIANZA ENTRE DIOS Y SU PUEBLO

CUMPLIREMOS TODAS LAS PALABRAS QUE HA DICHO YHWH (Deuteronomio 5,27)

Sólo es posible el inicio de una relación particular si se aceptan determinadas normas. De modo que, cuando YHWH declaró derechos soberanos sobre los hebreos rescatados y éstos aceptaron su voluntad, se realizó plenamente la adquisición de Israel como pueblo de Dios. Por eso las tradiciones de las tribus recordaron, además de la salida de Egipto, la promulgación de la Ley que los agrupaba entre sí. Este episodio sería en lo sucesivo el comienzo de la Alianza entre Dios e Israel.

Arriba: Puesta del sol sobre el Monte Sinaí. Página siguiente: Monasterio Sta. Catalina, al pie del «Jebel Musa» (Monte de Moisés). 28 En la escuela de las Escrituras


LIBERACIÓN Y ALIANZA El texto del libro del Éxodo describe un recorrido de los liberados de la esclavitud, desde el Mar de las Cañas hasta el interior de la península de Sinaí. Después de muchas dificultades llegaron hasta el Monte de Dios, donde permanecieron cierto tiempo. Ése será el escenario de la segunda parte del libro. Ya en el comienzo de la gesta liberadora Dios presentaba a Moisés una meta que debía alcanzar:

breos. El camino no será fácil, pero durante su recorrido Israel se conocerá a sí mismo y aprenderá a conocer a su Redentor. Después del prodigioso cruce del Mar y del Cántico de acción de alabanza a YHWH por la liberación obrada en favor de Israel, al tercer día de la travesía por el desierto, comienzan las dificultades:

«Yo estaré contigo y esta será para ti la señal de que yo te envío: Cuando hayas sacado al pueblo de Egipto darán culto a Dios en este Monte» (Ex 3,12).

«Moisés hizo partir a los israelitas del mar de Suf y se dirigieron hacia el desierto de Sur: caminaron tres días por el desierto sin encontrar agua. Luego llegaron a Mará, pero el agua era amarga. Por eso se llama aquel lugar Mará. El pueblo murmuró contra Moisés, diciendo: «¿Qué vamos a beber?» (Ex 15,22-24).

La salida de Egipto no concluye con la destrucción del ejército egipcio en el mar, sino que debe continuar con la marcha por el desierto hasta llegar al lugar donde se anunció a Moisés la misión de poner fin a la esclavitud de los he-

A través de una serie de relatos sobre las necesidades sufridas por el pueblo y el auxilio providente de YHWH, se va mostrando cómo Dios va confirmando con acciones salvíficas la elección que ha hecho de su pueblo: En la escuela de las Escrituras

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«Moisés hizo partir a los israelitas del mar de Suf y se dirigieron hacia el desierto de Sur: caminaron tres días por el desierto sin encontrar agua. La comunidad de los israelitas llegó al desierto de Sin, que está entre Elim y el Sinaí, el día quince del segundo mes después de su salida del país de Egipto» (Ex 15,22; 16,1).

B C

A

Les hizo cruzar el Mar (Ex 14,1-31) Hizo potable el agua amarga (Ex 15,22-27) Les dio de comer maná y codornices (Ex 16) Hizo brotar agua de una roca (Ex 17,1-7) Lez ayudó a vencer a los amalecitas (Ex 17,8-16) Estas narraciones van preparando al pueblo para que pueda comprender el significado básico de la Alianza que YHWH le va a proponer. El por qué la Ley será tan importante para Israel aparece expuesto magistralmente en un texto del libro del Deuteronomio: «Cuando el día de mañana te pregunte tu hijo: «¿Qué son estos estatutos, estos preceptos y estas normas que YHWH nuestro Dios os ha prescrito?», dirás a tu hijo: «Eramos esclavos de Faraón en Egipto, y YHWH nos sacó de Egipto con mano fuerte. YHWH realizó a nuestros propios ojos señales y prodigios grandes y terribles en Egipto, contra Faraón y toda su casa. Y a nosotros nos sacó de allí para conducirnos y entregarnos la tierra que había prometido bajo juramento a nuestros padres. Y YHWH nos mandó que pusiéramos en práctica todos estos preceptos, temiendo a YHWH nuestro Dios, para que fuéramos felices siempre y nos permitiera vivir como el día de hoy» (Dt 6,20-24). La respuesta que el padre da a su hijo 30 En la escuela de las Escrituras

Izquierda: Según una tradición del siglo IV EC, la montaña sagrada estaría ubicada al sur de la península del Sinaí [A], en un macizo que culmina en dos cimas: Jabal Musá y Jabal Katrina. Pero según otras tradiciones, la ubicación de la morada de YHWH, además del Sinaí, es la Montaña de Seír [B] (Dt 33,2; Jue 5,4) y de Parán [C] (Hab 3,3). Derecha: Vista panorámica del macizo del Sinaí. La altura más reconocida como lugar de la teofanía es el Monte de Moisés [1] (2244 m), seguido por el Monte Catalina [2] (2602 m). Es la zona donde el emperador Justiniano hizo construir el monasterio de Santa Catalina de Alejandría [3].

contiene la clave para comprender el sentido de los mandamientos de Dios. Fue el mismo YHWH quien sacó a Israel de Egipto y prescribió las leyes que debía observar. Las referencias a la acción de YHWH para liberar a Israel no sólo encabezan el Decálogo (Ex 20,2; Dt 5,6), sino que se emplean a menudo para motivar las demás leyes. La Ley recibida en el Sinaí es, por eso, algo más que una doctrina moral o religiosa. Es todo un evento que no puede disociarse de los demás acontecimientos históricos. Esa será la razón de que se designe como Torah (hebr.: instrucción, Ley) no sólo los conjuntos de preceptos, sino también toda la trama narrativa que va manifestando la historia de la elección de Israel, desde la creación del mundo hasta la llegada a las puertas de la Tierra prometida. Así como intervención de Dios en la historia tiene carácter salvífico, también sus leyes tienen el mismo valor. Tanto la liberación de la esclavitud como en la entrega de la Ley persigue una finalidad: que el pueblo viva dignamente y en libertad, para que no vuelva a caer en la esclavitud. En consecuencia, la Ley, además de ser don de Dios, es una tarea para el pueblo. Es liberadora, a la par que comprometedora. El cumplimiento de la Ley salvaguarda la vida libre en la tierra prometida. La trasgresión de la Ley compromete no sólo el estado de bienestar y la libertad, sino también la misma posesión de la tierra:


«Al tercer mes después de la salida de Egipto, ese mismo día, llegaron los hijos de Israel al desierto de Sinaí. Partieron de Refidim, y al llegar al desierto de Sinaí acamparon en el desierto. Allí acampó Israel frente al Monte» (Ex 19,1-2). EGIPTO Mar Rojo

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«Hoy pongo delante de ti la vida y la felicidad, la muerte y la desdicha.Si escuchas los mandamientos de YHWH, tu Dios, que hoy te prescribo, si amas a YHWH, tu Dios, y cumples sus mandamientos, sus leyes y sus preceptos, entonces vivirás, te multiplicarás, y YHWH, tu Dios, te bendecirá en la tierra donde ahora vas a entrar para tomar posesión de ella. Pero si tu corazón se desvía y no escuchas, si te dejas arrastrar y vas a postrarte ante otros dioses para servirlos, yo les anuncio hoy que ustedes se perderán irremediablemente, y no vivirán mucho tiempo en la tierra que vas a poseer después de cruzar el Jordán» (Dt 30,15-18). Se establece así una tensión, al mismo tiempo que un equilibrio, entre el don y la obligación. A la acción de YHWH que salva, debe corresponder la acción del hombre que observa los preceptos de la Alianza. Por consiguiente, Israel tiene que cumplir la ley no tanto para salvarse, cuanto porque ha sido salvado. La obediencia a los mandamientos constituye la respuesta adecuada del hombre liberado.

LEYES DEL ANTIGUO ORIENTE Puesto que el modo de vida característico de la cultura oriental antigua fue el basado en los clanes, y éstos fueron creciendo a lo largo del tiempo hasta constituir ciudades-estado,

se hizo necesario hallar alguna manera de regular las relaciones entre las personas, a fin de resolver los problemas que pudieran surgir. En principio se establecieron una serie de normas que derivaban de las costumbres y que quedarían plasmadas en fórmulas breves. Estas formulas dieron lugar a unos textos de reformas y más tarde a unas provisiones de rectitud, que son el fundamento de los Códigos legislativos. Las colecciones legislativas del antiguo Medio Oriente comparten con la leyes bíblicas la misma finalidad reguladora de la vida social. Sin embargo, puestos en boca de Dios en el marco de una teofanía, los Diez Mandamientos adquieren el rango de Ley revelada. Esta concepción constituye un hecho excepcional respecto de las otras culturas y religiones del entorno de Israel. En las leyes del antiguo Oriente, los dioses nunca aparecen como autores del derecho, sino tan sólo como garantes. YHWH, en cambio, es presentado como quien escribió en dos tablas de piedra las Diez Palabras y se las entregó a Moisés (Dt 5,22). Se han conservado de la antigua Babilonia varias colecciones legislativas ligadas a la actividad e iniciativa de algunos reyes, o puestas bajo su patrocinio. Se trata de series de sentencias emitidas por la autoridad real, que tiene potestad judicial. Por voluntad del rey quedaron fijadas como ley universal más allá de las situaciones concretas que las habían originado. En la escuela de las Escrituras

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«Todo el monte Sinaí humeaba, porque YHWH había descendido sobre él en el fuego. Subía el humo como de un horno, y todo el monte retemblaba con violencia» (Ex 19,18).

MEDIANOCHE en el SINAÍ, visto desde la cumbre del Jebel Musa (Monte de Moisés).

De manera especial la presentación y el estilo del código más antiguo que se conoce, el de UrNammu, se convertirán en canónicos para los siguientes, con su estructuración tripartita compuesta de Prólogo, Artículos y Epílogo. En estas colecciones legislativas se encuentra el mismo estilo casuístico que en las leyes bíblicas. Al igual que el Decálogo han sido grabadas en estelas de piedra o tablillas de barro. También comienzan con algún tipo de prólogo histórico sobre el rey que mandó recopilarlas, del mismo modo que las leyes de la Biblia presentan los hechos salvíficos que protagonizó Israel antes de la promulgación de la Alianza. Y como las leyes del Deuteronomio, también los tratados orientales concluyen con fórmulas de bendición o maldición para aquellos que cumplan o desobedezcan el pacto concertado. La más célebre colección legislativa del antiguo Oriente es el Código de Hammurabi, rey de Babilonia en el siglo XVIII aEC. Presenta sus leyes como sentencias de un rey juez formuladas a partir de casos concretos. Pero por deseo del rey, la sentencia tiene que superar en adelante el caso concreto que la ha hecho nacer. El Decálogo bíblico guarda ciertas semejanzas con las leyes de Hammurabi, como se puede 32 En la escuela de las Escrituras

ver en el cuadro comparativo de la página 35. El precepto de honrar a los padres (Ex 20,12) fue considerado tan importante que será implementado mediante una grave amenaza. El paralelo babilónico, aunque no tan radical, es de todos modos severo. El legislador babilónico, que no desea tomar partido entre dos adversarios, sólo impone el pago de los gastos de atención de las heridas resultantes de una pelea. Una disposición semejante conserva la legislación bíblica. La famosa ley del talión de la Biblia fue anticipada varios siglos antes por Hammurabi: Sólo en el caso de homicidio voluntario se paga con la vida: «Si la esposa de alguien ha hecho matar a su marido por causa de otro hombre, se empalará a esa mujer» (Ham 153). Estas leyes tenían como fin disuadir a la víctima de tomarse una revancha desproporcionada, aplicando un sistema de venganza equitativa, del mismo modo que en Ex 21,23-24. La principal diferencia que existe entre las leyes orientales y las que se consignan en la Biblia es que los dioses son inspiradores de los reyes legisladores. En cambio YHWH aparece como el autor mismo de la Torah. La proximidad con otras legislaciones anti-


«Moisés subió con Aarón, Nadab y Abihú y setenta de los ancianos de Israel, y vieron al Dios de Israel. Bajo sus pies había como un pavimento de zafiro tan puro como el mismo cielo. No extendió él su mano contra los notables de Israel, que vieron a Dios, comieron y bebieron» (Ex 24,9-11).

Viajeros en la cumbre del Jebel Musa.

guas conocidas permitiría considerar al Decálogo bíblico como la expresión de una conciencia moral que se extiende más allá del Israel, y que se ha ido explicitando progresivamente en unas proposiciones fijas, cuya observancia haría posible la relación pacífica entre los hombres. En estas leyes se advierte una estructura simple, consistente en una serie de fórmulas breves, rítmicas y fáciles de retener en la memoria. La forma de estos preceptos corresponden a dos clases de leyes: CASUÍSTICAS. Atañen a casos particulares. APODÍCTICAS. Van más allá de los casos y se convierten en principios generales y absolutos. Su formulación es imperativa, como ocurre en el Decálogo. Si el imperativo es negativo se lo considera una «PROHIBICIÓN». Si es afirmativo se lo considera un «MANDAMIENTO». Las series más primitivas de prohibiciones serían cortas y usarían habitualmente la segunda persona del singular, como por ejemplo: «No matarás. No cometerás adulterio. No robarás» (Ex 20,13-15).

Posteriormente se les habría añadido agunas exhortaciones que estimularían su cumplimiento: «No oprimirás ni vejarás al emigrante, porque emigrantes fueron ustedes en Egipto» (Ex 22,20). O se recurriría para eso mismo a una amenaza: «No explotarás a viudas ni a huérfanos, porque si los explotas y ellos gritan a mí, yo los escucharé. Se encenderá mi ira y a ustedes los haré morir a espada; sus mujeres quedarán viudas y vsus hijos huérfanos» (Ex 22,21-23). Las leyes imperativas, usarían también la segunda persona del singular: «Acuérdate del día sábado para santificarlo. Honra a tu padre y a tu madre» (Ex 20,8.12). Su brevedad inicial dejaría paso más tarde a ampliaciones, tales como explicaciones o motivos: «Seis años sembrarás tu tierra y recogerás su producto; al séptimo la dejarás descansar y en barbecho, para que coman los pobres de tu pueblo, y lo que quede lo comerán los animaEn la escuela de las Escrituras

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Las Leyes de Ur-Nammu Son las leyes más antiguas conocidas. El prólogo las atribuye al fundador de la III dinastía de la ciudad de Ur. Describen la práctica jurídica de su reinado en una serie de treinta artículos bastante mal conservados, sobre la familia y las costumbres, las ofensas físicas y morales, así como la vida agrícola.

«En ese tiempo yo, Ur-Nammu, guerrero poderoso, rey de Ur, rey de Sumer y Akkad, con la fuerza de dios Nanna, mi señor, por medio de la orden justa del dios Utu, establecí la justicia en el país: El huérfano no se lo entregué al rico; la viuda no se la entregué al poderoso; el hombre que sólo posee un siclo (=8.3 gr.) de plata no se lo entregué al hombre que posee una mina (=500 gr.); el hombre que sólo posee una oveja no se lo entregué al hombre que posee un buey... Si un hombre cometía un homicidio, a ese hombre se le daba muerte. Si un hombre cometía un atraco, se le daba muerte. Si un hombre privaba a otro hombre de libertad sin que hubiese razón para ello, ese hombre era hecho prisionero y pagaba 15 siclos de plata. Si un hombre hacía uso de la fuerza y violaba a la mujer de un joven que aún no había sido desflorada, a ese hombre se le daba muerte. Si un hombre seguía a la esposa de un joven por iniciativa de ella y yacía en su regazo, a esa mujer se le daba muerte y al hombre se le ponía en libertad. Si un hombre a otro hombre le cortaba su pie, pagaba 10 siclos de plata. Si un hombre a otro hombre con una maza un hueso le destrozaba, pagaba una mina de plata...» Tablilla con las Leyes de Ur-Nammu (2095-2047 aEC).

Las leyes de Eshnunna A diferencia del ejemplo anterior, redactado en sumerio, las leyes de esta ciudad se hallan compiladas en más de cincuenta artículos redactados en lengua acadia. Comienzan con una lista de precios de productos como la cebada, el aceite, la madera, la sal, o el cobre, seguida de disposiciones relativas a los alquileres, salarios, préstamos, a los esclavos, la familia, la propiedad y las ofensas físicas.

«El que haya sido sorprendido en el domicilio de un hombre de pueblo, en su casa, en pleno día, pagará 10 siclos de plata; el que haya sido sorprendido de noche en la casa, tendrá que morir; no deberá vivir [cf. Ex 22,1-3]. Si alguien toma la hija de otro sin pedírsela a su padre y a su madre y no hace recibo ni contrato, aunque habite con ella en su casa un año entero, no es su esposa. Si uno muerde la nariz de algún otro y se la corta, pagará una mina de plata. Por un ojo, pagará una mina; por un diente, media mina; por una oreja, media mina; por un bofetón, 10 siclos de plata. Si uno corta el dedo de algún otro, pagará 2/3 de mina de plata. Si uno derriba a algún otro en la calle y le rompe una mano, pagará media mina de plata. Si le rompe un pie, pagará media mina de plata. Si un buey acornea a otro buey y lo hace morir, los dos propietarios de los bueyes compartirán el precio del buey vivo y la carne del buey muerto» [cf. Ex 21,35]. Tablilla con las Leyes de Eshnunna (c. 1790 aEC). 34 En la escuela de las Escrituras


Codigo de Hammurabi

Ley Mosaica

«los juicios de justicia que Hammurabi, rey competente, ha establecido y ha hecho adoptar en el país como camino recto y buen comportamiento... Para que el fuerte no oprima al débil, para hacer justicia al huérfano y a la viuda, en Babilonia, la ciudad cuya cima han elevado Anu y Enlil, en el Esagil, el templo cuyos fundamentos son tan estables como los cielos y la tierra, para pronunciar los juicios relativos al país, para tomar las decisiones relativas al país, para hacer justicia al oprimido, he escrito mis palabras preciosas en mi estela y la he levantado ante mi estatua de rey de justicia»

«Mira, como YHWH mi Dios me ha mandado, yo os enseño preceptos y normas para que los pongan en práctica en la tierra en la que van a entrar para tomarla en posesión. Guárdenlos y practíquenlos, porque ellos son su sabiduría y su inteligencia a los ojos de los pueblos que, cuando tengan noticia de todos estos preceptos, dirán: «Cierto que esta gran nación es un pueblo sabio e inteligente» (Dt 4,5-6).

«Yo soy Hammurabi, rey de justicia, a quien Shamash ha otorgado la verdad. Mis palabras son escogidas, mis obras son sin igual; no son vacías más que para el necio; para el sabio no merecen más que alabanzas». «Si un hijo golpea a su padre, se le cortará la mano» (Ham 195)

«El que golpee a su padre o a su madre morirá» (Ex 21,15).

«Si uno golpea a otro en una riña y le causa una herida, ese hombre jurará: no lo golpeé expresamente, y le pagará al médico» (Ham 206).

«Si dos hombres riñen y uno hiere a otro con una piedra o con el puño, pero no muere, sino que, después de guardar cama, puede levantarse y andar por la calle, apoyado en su bastón, el que le hirió quedará exculpado, pero pagará el tiempo perdido y los gastos de curación completa» (Ex 21,18-19).

«Si uno le saca el ojo a un notable, se le sacará el ojo. Si se le rompe un hueso a un notable, se le romperá un hueso. Si se le hace caer un diente a un hombre de su rango, se le hará caer un diente» (Ham 196.197.200).

«si resultare daño, darás vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie» (Ex 21,23-24). En la escuela de las Escrituras

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«Moisés subió hacia Dios. YHWH lo llamó desde el monte, y le dijo: «Así dirás a la casa de Jacob y esto anunciarás a los hijos de Israel: "Ya han visto lo que he hecho con los egipcios, y cómo a ustedes los he llevado sobre alas de águila y los he traído a mí. Ahora, si de veras escuchan mi voz y guardan mi Alianza, ustedes serán mi propiedad personal entre todos los pueblos, porque mía es toda la tierra; serán para mí un reino de sacerdotes y una nación santa." Estas son las palabras que has de decir a los hijos de Israel» (Ex 19,3-6). «¿Por qué el Decálogo no fue promulgado al comienzo de la Torah? Los sabios narraron una parábola: ¿Con qué puede compararse eso? Con alguien que fue a una ciudad. Les dijo a los habitantes: «Quiero ser vuestro rey». Ellos le dijeron: «¿Has hecho algo por nosotros para que quieras ser nuestro rey?» ¿Qué hizo él? Les construyó las murallas, les llevó el canal de agua, guerreó por ellos. Después les dijo: «Quiero ser vuestro rey». Entonces le dijeron: «¡Sí, sí!». De ese modo condujo Dios a los israelitas desde Egipto, les dividió el mar, les regaló el maná del cielo, hizo brotar fuentes y llegar las codornices, los guió en la guerra con Amalec. Después les dijo: «Quiero ser vuestro rey». Entonces le dijeron: «¡Sí, sí!». (Midrash Mekilta sobre Ex 20,2). EL MILAGRO DEL MANÁ. Obra de Tintoretto.

les del campo. Harás lo mismo con tu viña y tu olivar. Seis días harás tus trabajos, y el séptimo descansarás, para que reposen tu buey y tu asno, y tengan un respiro el hijo de tu sierva y el forastero» (Ex 23,10-12). Los imperativos podían igualmente formularse mediante un participio (todo aquel que...) y, eventualmente, podían recurrir también a la amenaza de muerte: «Aquel que hiere de muerte a un hombre, es reo de muerte» (Ex 21,12). «El que pegue a su padre o a su madre morirá. Quien rapte a una persona - la haya vendido o esté todavía en su poder - morirá. Quien maldiga a su padre o a su madre morirá» (Ex 21,15-17). Las leyes casuísticas podían aparecer sin matices. Planteaban el caso y emitían sentencia: «Cuando se declare un incendio y se propague por los zarzales y devore las mieses, las 36 En la escuela de las Escrituras

gavillas o el campo, el causante de incendio pagará los daños» (Ex 22,5). Más frecuentes eran las leyes que presentaban los casos con diversos matices, expresados en la forma: «cuando... si... si... si... entonces». Por ejemplo: «Cuando te compres un esclavo hebreo, te servirá seis años y el séptimo marchará libre, sin pagar nada. Si vino solo, marchará solo. Si trajo mujer, marchará la mujer con él. Si fue su dueño quien le dio la mujer... entonces la mujer y los hijos pertenecen al dueño...» (cf. Ex 21,2-6.7-11).

DESARROLLO DE LAS LEYES El conjunto de los preceptos que leemos en la Biblia se ha formado a lo largo de los siglos. En el sustrato más primitivo se encontraría aquella ética compartida con otros pueblos antiguos, conocida a través de sus respectivos códigos. Pero la vida cotidiana en los clanes fue exigiendo, cons-


«Estas son las palabras que YHWH les dirigió en la montaña, cuando todos ustedes estaban reunidos. El les habló con voz potente, desde el fuego, la nube y una densa oscuridad. No añadió nada más, sino que escribió esas palabras en las dos tablas de piedra que me entregó» (Dt 5,22).

Una tradición refiere que las palabras pronunciadas por Dios fueron grabadas por Moisés en las Tablas (Ex 34,28). Sin embargo otro texto afirma que Dios mismo las escribió (Dt 5,22). La traducción aramea (Targum) de Ex 20,1 recrea muy vivamente la escena.

«El primer mandamiento, cuando salía de la boca del Santo -¡Bendito sea su Nombre!-, era como destellos, relámpagos y lámparas de fuego, una lámpara de fuego a su derecha y una lámpara de fuego a su izquierda. Él volaba y discurría en el aire de los cielos. Todo Israel lo veía y tenía miedo por su causa. Luego volvía y se grababa en las dos tablas de la Alianza. Gritaba entonces y decía a los hijos de Israel: «Pueblo mío, hijos de Israel, yo soy YHWH vuestro Dios que os ha liberado y os ha hecho salir, libres, del país de Egipto, de la casa de servidumbre de los esclavos». MOISÉS RECIBIENDO LAS TABLAS DE LA LEY. Tintoretto.

tantemente, tomar decisiones ante situaciones muy puntuales. Una ley tan genérica como «no matarás» (Ex 20,13) exige, en la práctica, muchas matizaciones. ¿Qué ocurre con el que mata sin intención?

clavo o a su esclava, de tal manera que estos mueren en sus mismas manos, deberán ser vengados. Pero si sobreviven un día o dos, no serán vengados, porque lo había comprado con dinero» (Ex 21,20-21).

«El que hiera mortalmente a otro, morirá; pero si no estaba al acecho, sino que Dios se lo puso al alcance de la mano, yo te señalaré un lugar donde éste pueda refugiarse. Pero al que se atreva a matar a su prójimo con alevosía, hasta de mi altar lo arrancarás para matarlo» (Ex 21,12-14).

También puede ocurrir que no se mate a nadie, pero se le cause graves lesiones físicas (cf. Ex 21,18-19.22-27). Así, la norma aplicada por vez primera en una aldea o tribu podía crear jurisprudencia para otros lugares. Cuando se comparan las leyes bíblicas con otras del antiguo Oriente se llega a la conclusión de que su formulación tendría su origen en la ética común de los clanes orientales. Lo que intentarían esas leyes es salvaguardar la comunidad enumerando aquellos crímenes que eran tan graves que podían poner en peligro la existencia misma del clan. Pero, a pesar de fundarse en ese antiguo fondo común de legislación, el derecho israelita tendrá su formulación particular, dependiente su propia identidad religiosa. Puesta en relación con la gesta del Éxodo será la expresión de la voluntad de Dios para su pueblo.

¿Y si se mata a un ladrón cuando está robando? ¿Es lo mismo matarlo de noche que de día? «Si el ladrón, sorprendido en el momento de forzar una casa, es herido de muerte, no hay delito de homicidio. Pero si ya había salido el sol, entonces hay delito de homicidio» (Ex 22,1-2). ¿Y si le pega a su esclavo una paliza que lo mata? «Si un hombre golpea con un bastón a su es-

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«YHWH tu Dios te ha bendecido en todas tu obras: ha protegido tu marcha por este gran desierto, y hace ya cuarenta años que YHWH tu Dios está contigo sin que te haya faltado nada» (Dt 2,7).

DESIERTO DEL SINAI.

YO LOS HICE CAMINAR POR EL DESIERTO DURANTE CUARENTA AÑOS (Deuteronimio 29,4)

Los relatos bíblicos que preceden a la instalación de los hebreos en Canaán describen de un modo arquetípico la historia del Israel sedentario durante el periodo monárquico. La vuelta al desierto será el modelo que propondrán los profetas cada vez que se busque renovar las relaciones entre Dios y su pueblo según el ideal primitivo.

E

ntre la acción liberadora de la esclavitud y la acción de la entrega de la Tierra pro metida, la narración bíblica describe otra acción salvadora de YHWH a lo largo de un extenso relato: la guía a través del desierto. En la tierra no sembrada Israel estaba confiado a las manos de YHWH. La historia del maná refleja esa seguridad: «He oído las murmuraciones de los israelitas. Diles: Al atardecer comeréis carne y por la mañana os hartaréis de pan; y así sabréis que yo soy YHWH, vuestro Dios» (Ex 16,12). Todos recogen el maná, pero al anochecer, comprueban que cada uno ha juntado lo justamente necesario para sí y para su familia; no había de sobra, pero tampoco faltaba (Ex 16,16-27). El 38 En la escuela de las Escrituras

acontecimiento relatado pasa a tener valor de signo: Dios da a cada uno lo necesario. Se puede confiar que con Dios alcanza para vivir al día. En esta época fundacional de la historia de Israel el pecado capital consistió en haber tentado a Dios. A este respecto es muy ilustrativo el relato de la protesta contra Moisés a causa de la falta de agua. El cuestionamiento siempre gira en torno a la asistencia de Dios: «Respondió YHWH a Moisés: «Pasa delante del pueblo, llevando contigo algunos de los ancianos de Israel; lleva también en tu mano el cayado con que golpeaste el Río y vete, que allí estaré yo ante ti, sobre la peña, en Horeb; golpearás la peña, y saldrá de ella agua para que beba el pueblo». Moisés lo hizo así a la vista de los ancianos de Israel.


MOISES GOLPEANDO LA ROCA EN EL DESIERTO. Catacumba de San Calixto (Roma).

Aquel lugar se llamó Massá y Meribá, a causa de la querella de los israelitas, y por haber tentado a YHWH, diciendo: «¿Está YHWH entre nosotros o no?» (Ex 17,5-7). La falta de memoria con respecto al auxilio de Dios es la raíz de la desconfianza y de la rebeldía. Por eso se expresa en forma de precepto el recuerdo que debe mantener el pueblo: «Cuida de no olvidarte de YHWH que te sacó del país de Egipto, de la casa de servidumbre. A YHWH tu Dios temerás, a él le servirás, por su nombre jurarás. No vayáis en pos de otros dioses, de los dioses de los pueblos que os rodean, porque un Dios celoso es YHWH tu Dios que está en medio de ti. La ira de YHWH tu Dios se encendería contra ti y te haría desaparecer de la faz de la tierra. No tentarán a YHWH su Dios, como lo han tentado en Massá» (Dt 6,12-16). En este mismo contexto aparece otro episodio importante en la marcha por el desierto. Fue nuevamente la duda lo que llevó a fabricar el becerro de oro: «Cuando el pueblo vio que Moisés tardaba en bajar del monte, se reunió el pueblo en torno a Aarón y le dijeron: «Anda, haznos un dios que vaya delante de nosotros, ya que no sabe-

mos qué ha sido de Moisés, el hombre que nos sacó de la tierra de Egipto» (Ex 32,1). La desconfianza del pueblo cambia profundamente las relaciones establecidas con Dios recientemente en el Sinaí. YHWH no quiere abandonar su plan de salvación, pero el contraste entre la santidad y fidelidad de Dios y el pecado del pueblo es tan notorio, que resulta imposible seguir manteniendo un contacto inmediato: «Dijo entonces YHWH a Moisés: «Di a los israelitas: Vosotros sois un pueblo de dura cerviz. Si yo saliera contigo, aunque fuera un solo momento, te destruiría» (Ex 33,5). La santidad de YHWH destruiría a Israel, como la luz destruye y hace desaparecer la oscuridad. A partir de entonces Dios se relaciona con su pueblo a través de mediaciones. Éstas separan y unen a la vez. Dios hace presente su compañía a través del Ángel de YHWH, y de la Tienda del encuentro. Él mismo protege a su pueblo contra este contacto aniquilador y toma precauciones para conducir a feliz término su plan, como le asegurá a Moisés, que ha intercedido por su pueblo: «Yo mismo iré contigo y te daré descanso» (Ex 33,14). En la escuela de las Escrituras

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