Ezequias y Josias

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en la escuela de las

e s cr i t v ra s

DE SION SALDRÁ LA LEY, DE JERUSALÉN LA PALABRA DE YHWH AUGE Y DECADENCIA DE JUDÁ En la escuela de las Escrituras

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SUMARIO

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La fidelidad de YHWH sobre Sión Ezequías lanzó una reforma religiosa para lograr la unificación de todo Israel bajo un rey que gobernara desde Jerusalén. Era el requisito para iniciar una revuelta contra Asiria que, finalmente acabaría en un desastre.

EL PROFETA ISAÍAS. Obra de Miguel Ángel.

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El extravío de Israel Manasés restableció el pluralismo religioso de las zonas rurales de Judá, dando un retroceso hacia los días de Ajaz, optando por una actitud pragmática y sincretista.

en la e s cuela de las

escritvras Redacción y diseño: fray Domingo Cosenza OP Esta publicación electrónica ha sido realizada para ser compartida en las redes sociales. Por eso está totalmente permitida su reproducción total o parcial por cualquier medio. Está disponible para ser descargada en el sitio: www.scribd.com/domingocosenza 2

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Recordando una edad de Oro. Con Josías habría accedido al trono un nuevo David que podría restablecer la gloria pasada. La redacción de una epopeya nacional quiso mostrar que había un modo de revivir los tiempos de los ilustres antepasados.


Escribas de la corte. Relieve egipcio. Este tipo de funcionarios contribuyeron a la redacción de la historia bíblica.

EL BIEN O EL MAL A LOS OJOS DE YHWH El ejemplo de la disolución moral y religiosa que había experimentado Samaría antes de su caída era un serio llamado de atención para los habitantes de Jerusalén, que parecían estar siguiendo sus pasos. Judá se había salvado por la astucia de un rey oportunista como Ajaz, que apeló al poderoso imperio asirio. Pero se hacía urgente una cambio profundo y de largo alcance. Por entonces llegaron a Jerusalén muchos refugiados del Norte, que trasladaron a Judá las tradiciones de sus tribus, de sus santuarios y de sus profetas. La influencia social y teológica que ejercerán en el resto del pueblo de Israel será grande y determinante al momento de consolidar en el pueblo una clara identidad nacional y religiosa. El espíritu infundido por profetas como Elías, Amós y Oseas, cuyas palabras los refugiados del norte también salvaron del olvido, contribuyó a hacer una revisión de la historia para investigar las causas de la destrucción del reino de Israel. La misma mirada crítica de las actitudes de los reyes, que había hecho hablar a los profetas, ha-

cía ahora leer los hechos de la historia reciente, de modo que algunos escribas comenzarían a narrar la crónica de la monarquía israelita de un modo muy distinto del que lo habían hecho hasta el momento los redactores de las cortes de Samaría y de Jerusalén: un punto de vista diferente a la historia oficial escrita en el «libro de los Anales de los reyes de Israel» (1 Re 22,39). Esta revisión seleccionaría algunos pocos hechos, pero determinantes, para emitir un juicio sobre el comportamiento moral y religioso de cada rey: «hizo el mal a los ojos de YHWH más que todos los que fueron antes que él» (1 Re 16,30); o «hizo lo recto a los ojos de YHWH como David su padre» (2 Re 18,3). Mientras los «Anales» de la historia oficial no sobrevivieron y son desconocidos por nosotros, las versiones revisionistas del Libro de los Reyes perduraron, y permitieron consolidar la experiencia fundamental de Israel como pueblo elegido que selló una Alianza con YHWH. Fray Domingo Cosenza OP En la escuela de las Escrituras

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SI HACE MAL, LO CASTIGARÉ CON VARA DE HOMBRES Y CON GOLPES DE HOMBRES, PERO NO APARTARÉ DE ÉL MI AMOR (2 Sam 7,14-15) El hundimiento del reino el Norte suscitó en Jerusalén sueños de unificación de toda la población israelita bajo una capital, un Templo y una dinastía. Pero, frente a los poderosos asirios, sólo había dos opciones: olvidar el sueño y cooperar con ellos o insistir en una política nacionalista y esperar el momento adecuado para arrojar el yugo de Asiria. Las grandes apuestas exigen medidas extremas; el siglo de Asiria fue testigo de cambios dramáticos entre esas dos opciones. Ajaz fue un rey cauto y pragmático que salvó a Judá del terrible destino de Israel y lo condujo a la prosperidad. Entendió que el único modo 4

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de sobrevivir era aliarse con Asiria, y como vasallo leal obtuvo concesiones económicas de sus señores e incorporó el reino de Judá a la econo-


Las tropas de Tiglatpileser III sitian una ciudad. Relieve asirio.

mía regional Asiria. Ajaz reinó durante un periodo de prosperidad sin precedentes en Judá, cuando el país alcanzó por primera vez la condición de Estado plenamente desarrollada. Tras las campañas de Asiría en el Norte, Judá experimentó un súbito crecimiento demográfico. A partir del siglo VIII aparecen indicios arqueológicos de un notable desarrollo del Estado: inscripciones monumentales, sellos y registros de la administración real, utilización de pie-

dras sillares y capiteles de piedra en la construcción, producción masiva de recipientes de alfarería y otros objetos artesanales. Igualmente importante fue la aparición de ciudades de tamaño medio que funcionaron como capitales regionales, además de la construcción de prensas de aceite y bodegas de gran tamaño. Éstos son indicios de que se abrieron para el país mercados nuevos que estimularon un incremento de la producción de aceite y vino. En consecuenEn la escuela de las Escrituras

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Así dice el Señor YHWH Sebaot: Preséntate al mayordomo, a Sebná, encargado del palacio, el que labra en alto su tumba, el que se talla en la peña una morada: «¿Qué es tuyo aquí y a quién tienes aquí, que te has labrado aquí una tumba?» (Is 22,15-16).

«Esta es la tumba de [Shebna]yahu, encargado de la Casa. No hay aquí ni plata ni oro, sino los huesos de su esposa con él. Maldito sea el hombre que abra esto»

Inscripción sobre una tumba al este de Jerusalén, dedicada posiblemente al mayordomo real a quien condena Isaías por la arrogancia demostrada al labrarse una tumba en la roca.

cia, Judá experimentó una revolución económica y pasó de un sistema tradicional basado en la aldea y el clan a otro de cultivos comerciales e industrialización bajo una centralización estatal. La riqueza comenzó a acumularse en Judá, y especialmente en Jerusalén, donde se decidían las medidas diplomáticas y económicas del reino y donde se controlaban las instituciones de la nación. Nuevas costumbres de sepultura dan a entender que en ese momento se formó una élite. Se comenzaron a tallar tumbas muy trabajadas en la roca de los promontorios que rodeaban Jerusalén. Muchas poseen complejos elementos arquitectónicos, como cornisas y remates piramidales, hábilmente tallados en la roca. Esas tumbas serían sepultura para la nobleza y los altos funcionarios.

Con nosotros está Dios A pesar de este progreso político y económico la narración bíblica enjuicia el reinado de

736 AJAZ sucede a su padre Jotam en el trono de Judá.

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Ajaz con dureza por haber superado en su apostasía lo conocido hasta entonces: «Imitó a los reyes de Israel. Incluso sacrificó a su hijo en la hoguera, según las costumbres aborrecibles de las naciones que YHWH había expulsado ante los israelitas. Sacrificaba y quemaba incienso en los altozanos, en las colinas y bajo los árboles frondosos» (2 Reyes 16,24). Se advierte en la narración la impronta de las denuncias proféticas que ya antes habían juzgado a los reyes de Samaría, desde Elías y Eliseo hasta Amós y Oseas, reprochando el abandono de la Alianza con YHWH. Una manifestación más de este abandono fue el pedido de protección que Ajaz había solicitado al rey de Asiria cuando israelitas y arameos habían sitiado Jerusalén para deponerlo. Ajaz había tomado los tesoros que había en la Casa de YHWH y en su propio palacio y lo había enviado al rey de Asiria como presente (2 Re 16,7-8). Después

732 DAMASCO es conquistada por Tiglatpileser, que también deporta a la población de Galilea

OSEAS sucede a Pecaj en el trono de Israel por imposición de Asiria.


«Ay de los que añaden casas a casas y juntan campos con campos, hasta no dejar sitio y ser vosotros los únicos ciudadanos del país. Lo ha jurado el Señor de los ejércitos: Las muchas casas serán arrasadas, sus magníficos palacios quedarán deshabitados. Diez yugadas de viñas darán sólo un tonel, una carga de simiente dará una canasta» (Is 5,8-10). El profeta denuncia la acumulación de propiedades en pocas manos, que concede a una pequeña elite la capacidad de decidir en cuestiones políticas, sociales y económicas. Foto: La casa de Ahiel (así llamada por la inscripción encontrada en la misma), muy cercana del palacio real, pudo pertenecer a un noble o de alguien del personal de la corte.

de la intervención de Tiglatpileser III el territorio de Israel pasó a ser una provincia asiria y Ajaz, convertido en vasallo suyo, le fue fiel hasta su muerte. Esta falta de confianza de Ajaz en el Dios de la Alianza y la expectativa puesta en el auxilio que podía ofrecer el rey de Asiria, suscitó la intervención de un profeta allegado a la corte, llamado Isaías: «¡Alerta, pero ten calma! No temas, ni desmaye tu corazón por ese para de cabos de tizones humeantes, ya que Aram, Efraím y el hijo de Remalías han maquinado tu ruina diciendo: «Subamos contra Judá y desmembrémoslo, abramos brecha en él y pongamos allí por rey al hijo de Tabel». Así ha dicho el Señor YHWH: no se mantendrá ni será así; porque la capital de Aram es Damasco, y el cabeza de Damasco, Razín; Pues bien: dentro

726 - 722 SALMANASAR V ocupa el trono de Asiria. Lo sucede SARGÓN II.

de sesenta y cinco años Efraím dejará de ser pueblo. La capital de Efraím es Samaría, y el cabeza de Samaría, el hijo de Remalías. Si no os afirmáis en mí no seréis firmes» (Is 7,4-9). El profeta reprochó duramente la actitud del rey que no había pedido auxilio a YHWH. Si Ajaz se negaba a pedir una «señal de YHWH», no era porque no quería «tentar a YHWH» (cf. Is 7,12), sino porque ya había recurrido deseperadamente a los medios más extremos. Había ofrecido en sacrificio a su heredero (2 Re 16,3), como acostumbraban algunos reyes extranjeros en caso de grave peligro, cuando su ciudad era sitiada (cf. 2 Re 3,27). Y, por otro lado, había buscado su apoyo en el poder militar extranjero (cf. 2 Re 16,7-8). Ante ese desconocimiento deliberado del auxilio de YHWH, Isaías proclamó con vehemencia delante del monarca:

721 Sargón CONQUISTA SAMARÍA y deporta a su población.

716 EZEQUÍAS sucede a su padre Ajaz en el trono de Judá.

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«Vi al Señor sentado en un trono excelso, y sus haldas llenaban el templo. Unos serafines se mantenían erguidos por encima de él. Cada uno tenía seis alasY se gritaban el uno al otro: «Santo, Santo, Santo, YHWh Sebaot: llena está toda la tierra de su gloria». Se conmovieron los quicios y los dinteles a la voz de los que clamaban, y la Casa se llenó de humo. Y dije: «¡Ay de mí, que estoy perdido, pues soy un hombre de labios impuros, y entre un pueblo de labios impuros habito: que al rey YHWH Sebaot han visto mis ojos!» Entonces voló hacia mí uno de los serafines con una brasa en la mano, que con las tenazas había tomado de sobre el altar, y tocó mi boca y dijo: «He aquí que esto ha tocado tus labios: se ha retirado tu culpa, tu pecado está expiado» (Is 6,1-6).

Isaias

habría recibido la visión que lo constituyó como profeta de YHWH en torno al año 740 en «el año de la muerte del rey Ozías» (Is 6,1). El relato de la vocación muestra en cierto modo el contenido de su mensaje: él, un hombre de labios impuros fue enviado a un pueblo de labios impuros. Pero purificado por Dios y apoyado en El descubrió que el gran pecado era el orgullo y que la salvación sólo podía consistir en la entrega confiada a Dios. Isaías transmitiría, entonces, su experiencia al pueblo mostrando a YHWH como la Roca que servía o bien de apoyo, o bien para estrellarse y morir: «Será un santuario y piedra de tropiezo y peña de escándalo para ambas Casas de Israel; lazo y trampa para los moradores de Jerusalén. Allí caerán muchos, caerán, se estrellarán y serán atrapados y presos» (8,14-15). Sin embargo, el profeta era plenamente consciente que su predicación produciría el endurecimiento de

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los corazones, pero también la formación de un pequeño resto fiel: «Cuando se vacíen las ciudades y queden sin habitantes, las casas sin hombres, la campiña desolada, y haya alejado YHWH a las gentes, y cunda el abandono dentro del país, aún el décimo que quede de él volverá a ser devastado como la encina o el roble, en cuya tala queda un tocón: semilla santa será ese tocón» (6,11-13). Tal vez poco después de su vocación habría que ubicar su matrimonio con una mujer desconocida para nosotros, ya que simplemente se la llama «la profetisa». De esta unión nacieron al menos dos hijos, que recibieron los nombres simbólicos de Sear Yasub: «Un resto volverá» (7,3) y Maher Salal Has Baz: «Pronto al saqueo, rápido al botín» (8,3). En esto siguió el comportamiento de Oseas, que puso a sus hijos nombres alusivos a su mensaje, demostrando que toda la existencia del profeta está al servicio de la Palabra que Dios le encomienda.


«Antes que sepa el niño rehusar lo malo y elegir lo bueno, será abandonado el territorio cuyos dos reyes te dan miedo» (Isaías 7,16).

El hijo que le nació a Ajaz era aún niño cuando la desgracia anunciada por Isaías cayó sobre Aram e Israel. Imagen: Habitantes de Astarot (cf. Jos 13,31), marchan al destierro después que Tigatpileser III conquistó su ciudad. Relieve asirio.

«Oíd pues, casa de David: ¿Os parece poco cansar a los hombres que cansáis también a mi Dios? Pues bien, el Señor mismo va a daros una señal: He aquí que una joven está encinta y va a dar a luz a un hijo, y le pondrá por nombre Immanuel. Cuajada y miel comerá hasta que sepa rehusar lo malo y elegir lo bueno. Porque antes de que sepa el niño rehusar lo malo y elegir lo bueno, será abandonado el territorio cuyos dos reyes te dan miedo» (Is 7,13-16). Un heredero de Ajaz, que debía nacer en reemplazo de su hijo sacrificado, era el signo de la supervivencia de la dinastía davídica más allá de esa angustiante crisis y, por lo tanto, de la protección de YHWH sobre Judá. En ese sentido, el niño llegaría a ser el signo visible de la presencia de Dios en medio de su pueblo (´IM MANU ´EL = con nosotros Dios). Era un anuncio de esperanza, de una época de paz que se aproximaba con el nuevo rey. El hijo que le nació a Ajaz no debía tener más de tres o cuatro años cuando la desgracia anunciada por Isaías cayó sobre Aram e Israel.

Un giro en la historia religiosa Durante sus primeros años en el poder, Ezequías no tuvo más opción que seguir los pasos de su padre. Pero, al morir el gran Sargón en el campo de batalla y acceder Senaquerib al trono, Asiria se enfrentó a sublevaciones en diversas parte del imperio, y la fachada en otros tiempos invencible de Asiria pareció amenazar rui-

na. Esas circunstancias hacían parecer realista, con la esperada ayuda de Egipto, la posibilidad de restauración de un Estado unificado, como en los recordados tiempos de David. Pero eso no se podía conseguir simplemente con la recuperación de territorios, sino, ante todo, con la unificación del pueblo con un mismo ideal. David lo había conseguido no sólo a través de la victoria militar, sino congregando a todo Israel en Jerusalén mediante el traslado del Arca de la Alianza. Hasta el momento los cabezas de los clanes de las zonas de la periferia aplicaban sus propios sistemas de economía, política y relaciones sociales, al margen de la administración y el control de la corte de Jerusalén. Y una de las manifestaciones más vigorosas del culto practicado en las zonas rurales de Judá era la popularidad de los «altos» (altares al aire libre en ciertas elevaciones). Se trataba de una práctica tradicional, en la que habían participado personas como Samuel: «El vidente [Saúl] acaba de llegar ahora a la ciudad, porque hay hoy un sacrificio por el pueblo en el alto. Lo encontraréis antes de que suba al alto para la comida. El pueblo no comerá antes que él llegue, porque es él quien ha de bendecir el sacrificio; y a continuación comerán los invitados. Subid ahora y al momento le encontraréis» (1 Sam 9,12-13). Estas prácticas de culto tribal raramente fue perturbada, ni siquiera por los reyes más virEn la escuela de las Escrituras

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Son muy sugerentes las inscripciones halladas en el yacimiento de Kuntillet Ajrud, en el Sinaí nororiental, un lugar que muestra lazos culturales con el reino del Norte. Las inscripciones, fechadas a comienzos del siglo VIII aluden a la condición matrimonial de YHWH. Dibujos muy simples trazados con tinta sobre ánforas (como el reproducido en la ilustración) representan a dos figuras acompañadas por una mujer sentada que toca la lira. La fórmula de bendición que acompaña al dibujo incluye la combinación

«YHWH de Samaría y su Asherá» Este culto, muy enraizado, no se limitaba a las comarcas rurales. Florecerá más tarde en Jerusalén durante el reinado del hijo de Ezequías: «Manasés colocó el ídolo de Asherá, que había fabricado, en la Casa de YHWH» (2 Re 21,7). Allí habrá «casas para los consagrados a la prostitución» (23,7).

tuosos. Ezequías fue el primero en eliminarlos junto con otros objetos de culto: «Ezequías hizo lo recto a los ojos de YHWH enteramente como David su padre. El fue quien quitó los altos, derribó las estelas, cortó los cipos y rompió la serpiente de bronce que había hecho Moisés, porque los israelitas le habían quemado incienso hasta aquellos días; se la llamaba Nejustán» (2 Re 18,3-4). El reinado de Ezequías por eso es presentado por la Biblia como un momento de restauración del reino, que había sido santo en otros tiempos. Ezequías habría conseguido restablecer la pureza y fidelidad a YHWH que habían faltado desde los días del rey David. Sin embargo, la Edad de Oro de la fidelidad a YHWH fue un ideal religioso más bien tardío y no una restauración. Había costado siglos desarrollar una monarquía centralizada y una religión nacional centrada en Jerusalén. Y ambas constituían una novedad en los días de Ezequías. En efecto, las tradiciones bíblicas recuerdan las formas de culto observadas por los patriar-

715 El etíope PIANKHY conquista el norte de Egipto e inicia la dinastía XXV.

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cas en determinados lugares sagrados. El Dios de los padres era honrado a través de piedras sagradas levantadas en su honor, como en el caso de la estela erigida por el clan de Jacob en Betel consagrada a EL-Betel (Gn 35,7.14); o reuniéndose en torno a altares levantados bajo las encinas, como hace el clan de Abraham en Moré (12,8) y en Hebrón (13,18) en nombre de ELShadday; o plantando árboles, como el tamarisco de Abraham en Beersheba en honor de ELOlam (21,33). Todas esas prácticas aún persistían cuando comenzaron a ser condenadas por los profetas y cuando Ezequías trató de consolidar el yahwismo. Porque constituían actos de culto muy arraigados entre la población, que recordaba que sus antepasados nómadas los habían celebrado. No es de extrañar, por tanto, que durante los reinados precedentes «los altozanos no fueron suprimidos» (cf. 2 Re 15,3-4). La decisión del rey Ezequías de declararse independiente del brutal soberano imperial de la región—que hacía sólo dos décadas había desmantelado violentamente el reino de Israel— requería el poder político y la organización es-

711 SARGÓN II conquista la ciudad de filistea de Asdod, rebelada por instigación de Egipto.


«A los Tamudi, los Ibadidi, los Marsimani, los Hayapa, árabes lejanos, habitantes del desierto, que no reconocían ni superior ni gobernador, y que no pagaban su tributo a rey alguno, los derroté en la confianza de Assur, mi señor; deporté a los restantes de ellos y los asenté en la ciudad de Samaría» (Anales de Sargón). CAUTIVOS DE LOS ASIRIOS. Desde el punto de vista religioso, la deportación de los israelitas y la llegada de pueblos muy distintos a Samaría trajo un sincretismo que fue juzgado con mucha severidad en Judá: «Reverenciaban a YHWH y servían a sus dioses según el rito de las naciones de donde habían sido deportados. Hasta el día de hoy siguen sus antiguos ritos» (2 Re 17,29. 32-34). Ése sería el comienzo del rechazo hacia los «samaritanos», que crecería con los siglos.

tatal necesarios para llevar a cabo preparativos de largo alcance. También requería una clara garantía religiosa de que, a pesar del formidable poderío del imperio asirio, YHWH acabaría otorgando a Judá el éxito militar. Esa es la convicción que transmite el historiador posterior:

Advertencias del profeta

«Confió en YHWH, Dios de Israel. Después de él no le ha habido semejante entre todos los reyes de Judá, ni tampoco antes. Se apegó a YHWH y no se apartó de él; guardó los mandamientos que YHWH había mandado a Moisés. YHWH estuvo con él y tuvo éxito en todas sus empresas; se rebeló contra el rey de Asiria y no le sirvió» (2 Re 18,5-7). Según el mensaje de los profetas que habían predicado en el Norte, todas las terribles calamidades del reino de Israel se debían al comportamiento idólatra de sus habitantes. Ahora, la única manera de asegurar la victoria de Judá y salvar a su pueblo del destino de destrucción y exilio que había tocado en suerte a las gentes del norte pecador era una depuración del culto a YHWH.

710 SHABAKÁ ocupa el trono de Egipto.

Así pues, cuando la capacidad del imperio para controlar sus territorios distantes parecía ser dudosa, Judá se incorporó a una coalición antiasiria sustentada por Egipto (2 Reyes 18,21; 19,9) y alzó el estandarte de la rebelión.

Aunque muchos en Jerusalén se ilusionaban creyendo que YHWH había preparado a Judá para cumplir en ese momento su destino histórico, y se centraban sólo en el poder salvador de Dios en Jerusalén, un yahwista muy convencido como Isaías advertía sobre las destructivas consecuencias de una incursión de Senaquerib. A través de un signo el profeta anticipó al rey el fracaso de la coalición antiasiria alentada por Egipto. Isaías anduvo desnudo y descalzo. Dijo YHWH: «Así como ha andado mi siervo Isaías desnudo y descalzo tres años como señal y presagio respecto a Egipto y Kush (Etiopía), así conducirá el rey de Asiria a los cautivos de Egipto y a los deportados de Kush, jóvenes y viejos, desnudos, descalzos y nalgas

704 SENAQUERIB sucede a su padre Sargón en el trono de Asiria

EZEQUÍAS se rebela y se niega a pagar tributo a Asiria.

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«¡Ay de los hijos rebeldes - oráculo de YHWH- para ejecutar planes, que no son míos, y para hacer libaciones de alianza, más no a mi aire, amontonando pecado sobre pecado! Los que bajan a Egipto sin consultar a mi boca, para buscar apoyo en la fuerza de Faraón y ampararse a la sombra de Egipto. La fuerza del Faraón se os convertirá en vergüenza, y el amparo de la sombra de Egipto, en confusión» (Isaías 30,1-3). Egipto fue regida durante ese tiempo por los faraones negros de la dinastía XXV, de origen Kusita (Etíope). Confiaban en que su ubicación geográfica y la rebelión de otros reinos mantendrían lejano el poder asirio. Finalmente su territorio sería conquistado por el rey asirio Asarhadón. Abajo, derecha: relieve asirio que ilustra la captura de prisioneros kusitas. Izquierda: funcionario y soldado judaíta confiados en la protección egipcia.

al aire - desnudez de Egipto. Se quedarán asustados y confusos por Kush, su esperanza, y por Egipto, su prez. Y dirán los habitantes de esta costa aquel día: «Ahí tenéis en qué ha parado la esperanza nuestra, adonde acudíamos en busca de auxilio para librarnos del rey de Asiria. Pues ¿cómo nos escaparemos nosotros?» (Is 20,2-6). El caminar desnudos y encadenados hacia el lugar de la deportación era el modo habitual de conducir a los desterrados. Así, la desnudez de Isaías llegó a ser una predicación viviente en la que exhortaba al rey a poner la confianza en YHWH, Señor de la historia, y no en las alianzas políticas con los países vecinos. Sólo en YHWH encontraría la firmeza que buscaba inútilmente en los reinos poderosos que terminaban en la ruina. Porque, a pesar de la confianza en Dios declarada en el entorno de la corte, Ezequías seguía confiando en los poderes humanos, ya sea 12 En la escuela de las Escrituras

la ayuda de Egipto o sus propios preparativos militares. El profeta seguirá insistiendo ante Ezequías en el mismo mensaje que había proclamado ante el rey anterior: «Por la conversión y la calma seréis liberados, en el sociego y seguridad estará vuestra fuerza» (Is 30, 15).

Preparados para la tempestad Los libros de los Reyes exponen el trasfondo mínimo de la sublevación de Ezequías e informan que «se rebeló contra el rey de Asiria y no le rindió vasallaje» (2 Reyes 18,7). Los libros de las Crónicas, escritos varios siglos después, ofrecen una información más detallada sobre los preparativos ordenados por Ezequías durante los meses y las semanas anteriores al ataque asirio. La arqueología indica que las Crónicas pudieron haber conservado una información histórica fiable no incluida en los libros de los Re-


«Sus saetas son agudas y todos sus arcos están tensos. Los cascos de sus caballos semejan pedernal y sus ruedas, torbellino» (Isaías 5,28).

yes. En primer lugar, hizo acopio de víveres: «Tuvo también almacenes para las rentas de trigo, de mosto y de aceite; pesebres para toda clase de ganado y apriscos para los rebaños. Se hizo con asnos y poseía ganado menor y mayor en abundancia, pues Dios le había dado muchísima hacienda» (2 Cro 32,28-29). Los hallazgos arqueológicos dan a entender que se trataba de la primera vez en que la organización de suministros en Judá estaba centralizada. La prueba más clara son las grandes tinajas de almacenamiento halladas por todo el territorio del reino de Ezequías, producidas en masa y con forma y tamaño similares. Su característica más importante y singular son el sello estampadas en el barro antes de la cocción. Las improntas muestran un emblema en forma de disco solar alado, considerada una enseña real judaíta, y una breve inscripción en hebreo que dice Imlk («perteneciente al rey»).

También se esforzó por garantizar suministro de agua a Jerusalén durante el inminente asedio: «Cuando vio Ezequías que Senaquerib venía con intención de atacar a Jerusalén, tomó consejo con sus jefes y sus valientes en orden a cegar las fuentes de agua que había fuera de la ciudad; y ellos le apoyaron. Juntóse mucha gente, y cegaron todas las fuentes y el arroyo que corría por medio de la región, diciendo: «Cuando vengan los reyes de Asiria, ¿por qué han de hallar tanta agua?» Ezequías cegó la salida superior de las aguas del Guijón y las condujo, bajo tierra, a la parte occidental de la Ciudad de David (2 Cro 32,2-4.30). Especial cuidado se puso en reforzar las defensas de Jerusalén, que había aumentado de una manera enorme su superficie a causa del crecimiento de la población: En la escuela de las Escrituras

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La Jerusalén de Ezequías Los miles de refugiados que habían huido al sur desde el reino conquistado de Israel hicieron que la ciudadela real de Jerusalén, en una sola generación, se transformara de sede de una dinastía local bastante insignificante en centro neurálgico político y religioso de una potencia regional. Nueva muralla

La arqueología ayuda a trazar la escala de la súbita expansión de la ciudad. A finales del siglo VIII Jerusalén experimentó una explosión demográfica sin precedentes y sus zonas residenciales se expandieron desde el estrecho promontorio inicial de la Ciudad de David hasta cubrir toda la colina occidental. Se construyó una formidable muralla defensiva para incluir los nuevos suburbios y, en unas pocas décadas Jerusalén pasó a ocupar una superficie doce veces mayor, en casas apretujadas, talleres y edificios públicos. Desde el punto de vista demográfico, la población de la ciudad pudo haberse multiplicado por quince, pasando de unos mil a unos quince mil habitantes. Los preparativos para hacer frente a un inminente ataque asirio se ven con claridad en las excavaciones en el actual Barrio Judío de Jerusalén, donde se construyó un muro de fortificación de más de seis metros de espesor (abajo) para proteger los nuevos barrios de la colina oeste.

Jardines reales

Represa: contenía las aguas que drenaban por el Valle que atravesaba la ciudad y servía de muralla defensiva

Este muro defensivo se levantó, al parecer, en un momento de emergencia nacional. La colina oeste estaba ya muy poblada y las casas particulares que se encontraban a lo largo del trazado previsto de las fortificaciones de la ciudad fueron demolidas. Isaías reprocha al rey que demolía sin compasión las «casas para reforzar la muralla» (Isaías 22,10).

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Templo Torre de los Cien Torre de Hananel Sector del muro descubierto en el actual Barrio Judío (foto).

Atrio Torre del Ángulo

Nuevo muro

La fuente de Guijón se hallaba fuera de la línea de la muralla de la ciudad (1). Se intentó solucionar el problema fortificando el manantial y abriendo un túnel para acceder a él desde el interior de la ciudad (2). Ezequías tuvo una idea nueva: en vez del túnel para bajar hasta el agua, un túnel para llevar el agua dentro de la ciudad (3). El túnel serpenteaba varios metros por debajo de las calles de la ciudad. Se abrió con tanta precisión que la diferencia de nivel entre la fuente y el estanque es de sólo treinta centímetros.

Estanque de Siloéh. Recogía el agua del torrente Guijón a través del túnel excavado bajo la ciudad.

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El túnel desde Gijón hasta Siloé «Reunisteis las aguas de la alberca inferior. Las casas de Jerusalén contasteis, y demolisteis casas para fortificar la muralla. Un estanque hicisteis entre ambos muros para las aguas de la alberca vieja» (Isaías 22,9-11). «Para más datos sobre Ezequías y sus victorias y las obras que hizo: la alberca y el canal para la traída de aguas a la ciudad, véanse los Anales del Reino de Judá» (2 Reyes 20,20). El pasadizo, de aproximadamente un kilómetro de longitud, era lo bastante alto como para permitir a una persona caminar por él (arriba).

«Reparó toda la muralla que estaba derribada, alzando torres sobre la misma, levantó otro muralla exterior, fortificó el Milló en la Ciudad de David, y fabricó una gran cantidad de armas arrojadizas y escudos» (2 Cro 32,5). Hasta entonces, ningún rey judaíta había dedicado tanta energía y tantos conocimientos y un número tan grande de recursos en realizar preparativos bélicos. Fuera de Jerusalén, la ciudad de Laquish, en la llanura costera, fue circundada por un formidable sistema de fortificaciones consistente en un revestimiento de piedra en un plano inclinado a mitad de altura de la ladera del montículo, en cuya cresta se construyó un sólido muro de ladrillo. Un bastión enorme protegía la puerta de seis cámaras que daba acceso a la ciudad, y una larga platafor-

701 SENAQUERIB conquista 46 ciudades a Ezequías y le impone tributo

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ma, dentro de las murallas, servía probablemente de soporte a un palacio o una residencia para el comandante real de la ciudad. Además, al lado del palacio se levantó un conjunto de edificaciones similar a las caballerizas de Megiddo para que sirvieran de establos o almacenes. Un amplio pozo tallado en la roca debió de haber formado parte de la estructura superior de un sistema de suministro de agua. Aunque algunos de estos elementos pudieron haber sido construidos antes de Ezequías, todos estaban disponibles y fueron reforzados en aquel momento, listos para hacer frente al ejército de Senaquerib.

La represalia de Asiria La rebelión de Ezequías contra Asiria resultó finalmente ser una decisión desastrosa. Las


«Cuando se perforó el túnel, los canteros tallaron la roca trabajando al encuentro unos de otros, piqueta contra piqueta; y el agua fluyó de la fuente hacia el estanque a lo largo de 1.200 codos, y la altura de la roca sobre las cabezas de los canteros era de 100 codos».

El texto de la inscripción de Siloé (imagen), capta el momento en que el proyecto se acercaba a su remate al describir cómo dos cuadrillas abrieron el túnel excavando una en dirección de la otra desde los dos extremos.

ciudades de Judá debieron soportar los terribles golpes de Senaquerib. A pesar del tono triunfalista con el que se quería elogiar a Ezequías, diciendo que «YHWH estuvo con él y tuvo éxito en todas sus empresas» (2 Re 18,7), el narrador bíblico no pudo dejar de mencionar la derrota que sufrió el rey de Judá bajo el poder asirio: «En el año catorce del rey Ezequías subió Senaquerib, rey de Asiria, contra todas las ciudades fortificadas de Judá y se apoderó de ellas. Ezequías, rey de Judá, envió a decir a Senaquerib a Lakís: «He pecado; deja de atacarme, y haré cuanto me digas». El rey de Asiria impuso a Ezequías, rey de Judá, trescientos talentos de plata y treinta talentos de oro. Ezequías entregó todo el dinero que se encontró en la Casa de YHWH y en los tesoros de la

SENAQUERIB toma la ciudad de Lakish

casa del rey. En aquella ocasión Ezequías quitó las puertas del santuario de Yahveh y los batientes que..., rey de Judá, había revestido de oro, y lo entregó al rey de Asiria» (2 Re 18,13-16). La descripción asiria de cómo Senaquerib devastó las zonas rurales se expone con concisión y frialdad en sus Anales, grabados en un prisma de piedra (cf. pág. 19). Se habla allí de 46 ciudades tomadas. La devastación se puede observar en casi todos los tells excavados en el interior de Judá. No se trataba de una violencia al azar, pensada sólo para aterrorizar al país y obligarlo a someterse. Era una campaña sistemática de asedio y pillaje que comenzóen las zonas agrícolamente ricas de la llanura costera y, luego, subió

SENAQUERIB retorna a Asiria sin tomar Jerusalén.

En la escuela de las Escrituras

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Palacio

Almacenes Casas

Puerta interior

Muro exterior Muro interior Plano de la ciudad de Lakish, la principal conquista de Senaquerib.

hacia la capital por las tierras altas. Estaba calculada para destruir económicamente al reino rebelde, quitándole sus fuentes de riqueza. La ciudad de Laquish, situada en la zona agraria más fértil de Judá, era el centro regional de mayor importancia sometido al gobierno real judaíta y la segunda ciudad principal del reino después de Jerusalén. Un gran relieve mural de unos veinte metros de largo y casi tres de alto, que está expuesto actualmente en el Museo Británico, decoraba en otros tiempos el palacio de Senaquerib de Nínive. En él se ha conservado una vivida representación del asedio asirio a esta ciudad (pág. 20-21). El propósito del ataque Senaquerib fue destruirla por completo. Los hallazgos arqueológicos del interior de la ciudad ofrecen pruebas de las acciones desesperadas de los defensores. Al pie de la muralla de la ciudad se encontraron cientos de puntas de flechas. Y junto al punto donde se produjo el asalto a las defensas se descubrieron grandes piedras perforadas, algunas con restos de cuerdas quemadas en los orificios. Al parecer, habían sido arrojadas desde las fortificaciones por los defensores en un intento de destruir las má18 En la escuela de las Escrituras

quinas de asedio. En las cuevas de las laderas occidentales del montículo se sacó a la luz un enterramiento masivo de unas mil quinientas personas (hombres, mujeres y niños) mezcladas con cerámica de finales del siglo VIII. El rey asirio no quiso (o no logró) tomar la capital del reino de Ezequias. Tal vez pudo haber preferido no arruinar totalmente el país para asegurarse así el tributo anual, conformándose sólo con eliminar sus defensas; o se retiró tal vez como consecuencia de una epidemia que diezmó su ejército. En este sentido la partida de los asirios, tal como está relatada en 2 Re 19,20-36 (y en Is 3637) pudo haber conservado el recuerdo, deliberadamente silenciado por los Anales asirios, de un fracaso importante en la campaña del vencedor. Jerusalén se habría salvado de la destrucción gracias a la intervención del Ángel de YHWH, que castigaba la soberbia del rey asirio: «Así dice YHWH al rey de Asiria: No entrará en esta ciudad. No lanzará flechas en ella. No le opondrá escudo, ni alzará en contra de ella empalizada. Volverá por la ruta que ha traído. No entrará en esta ciudad. Palabra de


«A Ezequías de Judá, que no se había sometido a mi yugo, asedié y conquisté 46 de sus ciudades fuertes amuralladas e innumerables ciudades pequeñas de sus alrededores, por medio de apisonamiento de terraplenes y acercamiento de máquinas de asedio, ataques de infantería, minas, brechas, escalas de asedio. Hice salir de su interior y conté como botín 200.150 personas pequeñas y mayores, hombres y mujeres, caballos, mulos, asnos, camellos, bueyes y ovejas sin número. A Ezequías lo hice prisionero en Jerusalén, su residencia real, como pájaro en jaula. Lo rodeé con terraplenes para importunar a quienes salían por la puerta de su ciudad. Saqué de su país las poblaciones saqueadas por mí y se las entregué a Mitinti, rey de Asdod, a Padi, rey de Ecrón, y a Sillibel, rey de Gaza. Así reduje su país; pero aún aumenté su tributo. Al citado Ezequías le derribó el terrible resplandor de mi soberanía. Hizo llevar tras de mí al interior de Nínive, mi ciudad real, a los Urbi y a sus soldados elegidos que había introducido para la defensa de Jerusalén, su ciudad real, pero que habían rehusado el servicio, con 30 talentos de oro, 800 talentos de plata, selección de antimonio, grandes bloques de cornalina, lechos de marfil, sillones de marfil, piel de elefante, marfil, ébano, boj, toda clase de cosas, un gran tesoro y a sus hijas, sus mujeres de palacio, cantores, cantoras. Envió su mensajero para pagar tributo y prestar vasallaje».

Anales de Senaquerib YHWH. Protegeré a esta ciudad para salvarla, por quien soy y por mi siervo David». Aquella misma noche salió el Angel de YHWH e hirió en el campamento asirio a 185.000 hombres; a la hora de despertarse, por la mañana, no había más que cadáveres» (2 Re 19,32-35).

Seguir esperando a otro David Ezequías había heredado un Estado próspero y Senaquerib lo destruyó. Extensas zonas de Judá fueron devastadas, y los triunfantes asirios entregaron a las ciudades filisteas de Asdod, Ecrón y Gaza tierras valiosas de la llanura costera. El reino de Ezequías tuvo que seguir sujeto al vasallaje del que había querido librarse y un importante número de judaítas fue deportado a Asiria. Sólo se libraron Jerusalén y las colinas de Judá situadas inmediatamente al sur de la capital. Ezequías no había satisfecho en su reinado las esperanzas despertadas por el profeta Isaías con ocasión de su nacimiento. Habría que esperar a otro restaurador del legado de David. A diferencia de Isaías, que era un allegado

a la corte de Jerusalén, el profeta Miqueas, como campesino de las tierras devastadas, dirigió su mirada hacia otra dirección para esperar al futuro restaurador de la edad dorada de David. Hacia la cuna del fundador del reino, y no hacia la ciudad que conquistó: «Tú, Betlehem Efratá, aunque eres la menor entre las familias de Judá, de ti ha de salir aquel que ha de dominar en Israel, y cuyos orígenes son de antigüedad, desde los días de antaño. Por eso Él los abandonará hasta el tiempo en que dé a luz la que ha de dar a luz. Entonces el resto de sus hermanos volverá a los hijos de Israel. Él se alzará y pastoreará con el poder de YHWH, con la majestad del nombre de YHWH su Dios. Se asentarán bien, porque entonces se hará él grande hasta los confines de la tierra. Él será la Paz. Si Asiria invade nuestra tierra, y huella nuestro suelo, suscitaremos contra ella siete pastores y ocho príncipes de hombres. Ellos pastorearán el país de Asur con espada, y el país de Nemrod con acero. Él nos librará de Asiria, si invade nuestra tierra, y huella nuestra frontera» (Miq 5,1-5). En la escuela de las Escrituras

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TOMA DE LAKISH (Palacio de NĂ­nive). El relieve, conservado actualmente en el Museo BritĂĄnico, representa el asedio de la ciudad por las tropas de Senaquerib de Asiria. Los asirios han construido una rampa por la que empujan sus arietes acorazados. Los defensores arrojan antorchas para incendiarlos, mientras los asirios vierten agua para impedirlo. Pero la heroica defensa es vana. Se sacan cautivos por la puerta de Laquis, y algunos de sus cuerpos son alzados en lanzas. 20 En la escuela de las Escrituras


«Ezequías, rey de Judá, envió a decir a Senaquerib a Lakís: «He pecado; deja de atacarme, y haré cuanto me digas». El rey de Asiria impuso a Ezequías, rey de Judá, trescientos talentos de plata y treinta talentos de oro» (2 Re 18,14). Una breve inscripción (abajo) describe el tema de todo el relieve: «Senaquerib, rey universal, rey de Asiria, sentado en su trono mientras pasaba ante él el botín de guerra de la ciudad de Laquis».

En la escuela de las Escrituras

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La presencia de soldados judaítas (derecha) dentro del ejército asirio es una de las muestras de sumisión después de la conquista de Senaquerib. Relieve del palacio de Nínive.

MANASÉS LOS EXTRAVIÓ PARA QUE OBREN EL MAL MÁS QUE LAS NACIONES QUE HABÍA ANIQUILADO YHWH DELANTE DE LOS ISRAELITAS (2 Re 21,9) 22 En la escuela de las Escrituras


Sello sobre vasija de barro con la inscripción LMLK («[Perteneciente] al rey»). Símbolo de la soberanía perdida de Ezequías.

E

n el periodo posterior a la sublevación fracasada contra Asiria, la política de purificación religiosa y enfrentamiento con los asirios practicada por Ezequías debió de haber parecido a muchos un error terrible y temerario. Tal vez por eso tres años después de la invasión de Senaquerib, subir al trono su hijo Manasés se restableció el pluralismo religioso de las zonas rurales de Judá. La política dio un retroceso hacia los días de Ajaz, demostrando su largo reinado, al parecer, un triunfo completo de la actitud pragmática y sincretista. El rey optó por cooperar con Asiria y reincorporó a Judá a la economía regional asiria. Surgiendo de sus cenizas, Judá comenzó a recuperarse del trauma de la campaña de Senaquerib.

Después de la campaña de Senaquerib, algunas de las principales localidades rurales devastadas fueron reconstruidas, pero muchos pueblos pequeños, aldeas y granjas quedaron en ruinas. La supervivencia del reino se hallaba en manos de Manasés y sus consejeros más allegados, resueltos a dar de nuevo vida a Judá. Aquello requería devolver cierto grado de autonomía económica al campo, que seguía siendo la principal fuente potencial de riqueza para el reino. La revitalización rural no se podía lograr sin la cooperación de las redes de ancianos y clanes de los pueblos, y ello significaba permitir la reanudación del culto en altozanos locales venerados desde tiempo atrás. En efecto, algunos de los sacerdotes rurales pudieron alegar que lo que había provocado semejante calamidad en el país había sido, en rea-

698 MANASÉS sucede a su padre Ezequías en el trono de Judá

lidad, la destrucción blasfema de los venerados altozanos llevada a cabo por Ezequías. Tal vez por eso tal vez volvieron los cultos de Baal, Asera y las huestes del cielo. El libro de los Reyes lo refiere con gran indignación. Para el narrador bíblico Manasés fue el monarca más pecador que hubiera visto nunca el reino de Judá: «Volvió a edificar los altos que había destruido su padre Ezequías, alzó altares a Baal e hizo un cipo como lo había hecho Ajab, rey de Israel; se postró ante todo el ejército de los cielos y les sirvió. Construyó altares en la Casa de la que YHWH había dicho: «En Jerusalén pondré mi Nombre». Edificó altares a todo el ejército de los cielos en los dos patios de la Casa de YHWH. Hizo pasar a su hijo por el

696 SHABATOKU es faraón en Egipto.

690 TIRHAQA, corregente de Egipto, se moviliza contra Senaquerib.

En la escuela de las Escrituras

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«Manasés colocó el ídolo de Aserá, que había fabricado, en la Casa de la que dijo YHWH a David y Salomón su hijo: «En esta Casa y en Jerusalén, que he elegido de entre todas las tribus de Israel, pondré mi Nombre para siempre» (2 Re 21,7).

Imágenes de Asherah (s. VII aEC). La cantidad de imágenes encontradas en Jerusalén mustra la popularidad y arraigo de este culto entre la población de Judá frente a los intentos de reforma religiosa.

fuego; practicó los presagios y los augurios, hizo traer los adivinos y nigromantes, haciendo mucho mal a los ojos de YHWH y provocando su cólera. Colocó el ídolo de Aserá, que había fabricado, en la Casa de la que dijo YHWH a David y Salomón su hijo: «En esta Casa y en Jerusalén, que he elegido de entre todas las tribus de Israel, pondré mi Nombre para siempre» (2 Re 21,3-7). El libro de los Reyes le llega a atribuir, incluso, la responsabilidad de la futura destrucción de Jerusalén (2 Reyes 21,11-15). ¿Habría sido tan siniestro su reinado? Es posible que los partidarios del movimiento Yahwista se hayan sentido terriblemente frustrados con aquel giro de los acontecimientos. Todos los logros anteriores de su héroe Ezequías al destruir el pecado de idolatría y desafiar al imperio extranjero fueron barridos, primero por los brutales ejércitos de Senaquerib y, luego, por el propio hijo de Ezequías. Si Ezequías podía ha-

berse considerado el salvador potencial de Israel, su hijo Manasés era para ellos la imagen misma de la perdición. Tal vez los adversarios del rey pudieron haber intentado recuperar el poder, ya que la información de que Manasés «derramó ríos de sangre inocente hasta inundar Jerusalén de punta a punta» (2 Res 21,16) puede estar indicando la represión de ocasionales revueltas en Judá. No es extraño entonces que, después de la muerte de Manasés, los yahwistas que escribieron la historia del reino retrataron a Manasés como el rey más malvado y el padre de todos los apóstatas.

El retorno de la calma Pero desde el punto de vista de los documentos asirios y de la arqueología del país, su largo reinado de cincuenta y cinco años fue un tiempo de paz para Judá. Aunque se viera obligado a ser un vasallo obediente, Manasés habría calculado que la recuperación económica

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TIRHAQA es faraón en Egipto.

SENAQUERIB es asesinado por dos de sus hijos. Otro de ellos, ASARHADÓN, lo sucede en el trono de Asiria.

24 En la escuela de las Escrituras


«En el día 20 mes de tebet a Senaquerib lo mató su hijo en una revuelta. Senaquerib ejerció la realeza de Asiria durante 24 años. La revuelta fue permanente desde el día 20 del mes de tebet hasta el día 2 del mes de adar. El día 18 del mes de adar subió al trono de Asiria Asarhadón» Crónica Babilónica

Estela de ASARHADON. Un príncipe kushita postrado y atado yace a sus pies. Si bien el nuevo emperador sometió a vasallaje a los reyes del oeste del Eufrates después de aplastar una rebelión del rey de Sidón, no lograría el control de la región mientras el faraón Tirhaqa continuara sublevando a los vasallos de Asiria. Por eso finalmente emprendió una campaña contra Egipto, al que conquistó hasta la ciudad de Menfis. En la escuela de las Escrituras

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«Los mercaderes de Sabá, de Asur y de Kilmad traficaban contigo. Traían a tu mercado vestidos de lujo, mantos de púrpura y brocado, tapices multicolores y maromas trenzadas» (Ez 27,23-24).

Relieve de PERSÉPOLIS (Irán), representando a un camello de las caravnas que recorrían las rutas comerciales del Medio Oriente. El profeta Ezequiel, en su crítica al rey de Tiro, evoca la red mercantil establecida en la región.

de Judá podía ser para Asiria un objetivo de interés. Un reino de Judá próspero sería leal al imperio y serviría como zona de amortiguación frente a Egipto, el archienemigo de Asiria en el Sur. Y es posible que los asirios otorgaran, incluso, a un Judá arrepentido la condición de Estado vasallo especialmente favorecido. Manasés parece haber justificado la confianza depositada en él por sus señores asirios. Un documento del tiempo del nuevo rey asirio, Asarhadón, menciona a Manasés entre un grupo de veintidós reyes a quienes se ordenó enviar materiales de construcción para un proyecto real que se iba a llevar a cabo en Nínive. El siguiente rey asirio, Asurbanipal, citaba a Manasés en la lista de reyes que le entregaron regalos y le ayudaron a conquistar Egipto. Con la devastación de Senaquerib (y la anexión de grandes franjas de su territorio por las ciudades filisteas), había crecido la población de las tierras altas de Judá debido a la llegada de los refugiados de las regiones desoladas. La producción agraria se intensificó entonces en

torno a la capital. En el siglo VII se construyó un denso sistema de granjas alrededor de Jerusalén y al sur de ella, cerca de Belén. Su finalidad era, probablemente, producir alimentos para la creciente población de la metrópoli. Durante ese tiempo también hubo una expansión de los asentamientos hacia el interior de las zonas áridas del este y el sur, en cada rincón ligeramente apto para el cultivo, posiblemente para compensar la pérdida de las ricas tierras de cultivo en la invasión asiria. El programa de Manasés iba más allá de la subsistencia. Estaba dirigido a integrar Judá en la economía internacional Asiria. Las dos principales actividades económicas de Asiria en la región eran el comercio con artículos de lujo exóticos e incienso de Arabia y la producción y distribución masiva de aceite de oliva. El comercio árabe constituía uno de los principales intereses económicos de Asiria y, desde finales del siglo VIII, venía proporcionando al imperio ingresos importantes. Asiria estaba, en consecuencia, fuertemente interesada en la se-

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ASARHADÓN aplasta la rebelión del rey de Sidón e impone tributo a Manasés y otos reyes de la región.

ASARHADÓN conquista el Delta del Nilo y la ciudad de Menfis.

ASURBANIPAL sucede a su padre Asarhadón en el trono de Asiria.

26 En la escuela de las Escrituras


Nínive ASIRIA Mar Mediterráneo

Sidón

Susa

Tiro Babilonia

ELAM

Jerusalén Menfis ARABIA

ASURBANIPAL llevó al imperio asirio a su máxima extensión al conquistar Egipto hasta la ciudad de Tebas.

EGIPTO

A la espera de la justicia El éxito de Manasés en transformar la desolación dejada por Senaquerib en un Estado bien desarrollado dentro del imperio asirio supuso

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Pé rs ico

Tebas

guridad de las rutas del desierto que se dirigían hacia el Norte, desde la península arábiga hasta sus terminales, en la costa mediterránea. Judá habría tenido también una participación destacada en dicho comercio durante el reinado de Manasés. La oleada de asentamientos del valle de Beersheba también puede entenderse en ese contexto. Judá se habría expandido más al sur siguiendo las rutas comerciales. Ejemplo de esto es el fuerte de Kadesh Barnea, en el borde occidental de las tierras altas del Neguev. El emplazamiento domina el mayor oasis de la importante ruta comercial que iba del Sur del país hasta el golfo de Aqaba y, de allí, a Arabia. Por otro lado fueron encontradas inscripciones sudarábigas en varios yacimientos de Judá y en la Ciudad de David.

ASURBANIPAL conquista Egipto hasta la ciudad de Tebas.

Go lfo

grandes riquezas para algunos y trastornos sociales e incertidumbre para muchos. La influencia de los refugiados del Norte tras la caída de Samaría, la reorganización del campo bajo Ezequías y el segundo aluvión de refugiados a causa de la invasión de Senaquerib hicieron que la lealtad tradicional de muchos de los clanes a unos territorios particulares quedaron destruidas para siempre. La producción a gran escala de alimentos para satisfacer los requerimientos de la economía local e internacional beneficiaron a quienes fueron capaces de organizar la maquinaria del comercio y la industria agraria, y no a quienes trabajaban en el campo. Los efectos de tantos cambios pudieron haber animado a muchos a soñar con la antigua época en que sus antepasados estaban asentados con seguridad en territorios bien definidos y gozaban de una promesa divina de paz y prosperidad, «cada uno bajo su parra y bajo su higuera» (1 Re 5,5), en la medida en que los clanes podían reivindicar la herencia de sus campos. ¿Podrían volver los tiempos de los jueces y de David?

663 PSAMÉTICO I funda la XXVI dinastía faraónica en ciudad de Sais.

En la escuela de las Escrituras

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«NI ANTES NI DESPUÉS HUBO UN REY COMO JOSÍAS» (2 Re 23,25) El reinado de Josías de Judá constituye el punto culminante de la historia monárquica de Israel. Reinará en Jerusalén durante treinta y un años y sería elogiado como el rey más virtuoso de la historia de Judá, rivalizando en fama con el propio David. Sus convicciones religiosas y su visión del poder de YHWH para proteger a la dinastía davídica contra todos sus adversarios naufragarán, de nuevo como en tiempos de Ezequías, ante la dura realidad de la historia. Pero esta vez dejarían un esplendoroso testamento que mantendría vivas sus ideas. Este gran legado será una colección de textos que expresan una visión de la historia y esperanzas para el futuro. Se trata de una epopeya nacional que sería el cimiento de la Biblia tal como hoy la conocemos.

ASURBANIPAL ofreciendo libaciones. Además de caudillo militar, Asurbanipal fue un erudito. Afirmaba en sus inscripciones haber aprendido el arte de los escribas y ser capaz de entender textos anteriores al Diluvio. Durante su reinado compiló una biblioteca de textos cuneiformes a partir de copias de los originales guardados en los templos de Mesopotamia. Textos como la epopeya de Gilgamesh y el relato de la Creación pueden ser estudiados hoy gracias a las versiones conservadas en su biblioteca real.

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A

l morir Manasés lo sucedió su hijo AMON. Según el libro de los Reyes:

«Caminó enteramente por el camino que siguió su padre, sirvió a los ídolos a los que sirvió su padre y se postró ante ellos. Abandonó a YHWH, Dios de sus padres, y no anduvo por el camino de YHWH» (2 Re 21,21-22). Finalmente fue asesinado. Este hecho puede estar en relación con la situación política internacional. Los conspiradores de Jerusalén pudieron ser partidarios de volver a la política antiasiria que había tenido Ezequías. En este contexto se explicaría igualmente la elección de Josías como sucesor de Amón (2 Re 21,2426). Se trataba de un niño de sólo ocho años, cuyo poder quedaba en manos de los que lo habían coronado, y que podían garantizar a los asirios la continuidad de su sumisión.

Los renacimientos nacionales Asurbanipal había llevado al imperio asirio a su máxima extensión. Intentó durante su reinado vincular ese momento de esplendor con un pasado glorioso que anticipaba los éxitos del presente. Por eso había fundado una gran biblioteca de antigüedades y volvía a escribir en la vieja lengua sumeria. Pero las luchas internas en su imperio y los ataques del exterior serán la causa de unaa rápida decadencia de su poder. A partir de 639 desaparecen las grandes inscripciones de Asurbanipal, que deja el poder y el título de rey de Asiría a su hijo Asuretililani en 630, mientras que conserva para sí el poder en Babilonia. Egipto se benefició inmediatamente de la debilidad asiria. Psamético I, se desembarazó de la soberanía imperial asiria y, a continuación, extendió su gobierno en gran parte de la zona de territorio que Ramsés II dominara en el siglo XIII.

«De los 59 años que reinó Psamético en Egipto tuvo bloqueada por espacio de 29 a Asdod, gran ciudad de Siria, que al fin se rindió» (Herodoto, Historia II,157) Entonces el sueño de Egipto de restablecer su imperio cananeo, suspendido durante cinco siglos, se hizo realidad. Y así, los egipcios recuperaron el dominio sobre la riqueza agraria y las rutas internacionales de comercio de las ricas tierras bajas. Para apoyar este gran renacimiento político se utilizaron imágenes de su remoto pasado y de los grandes conquistadores que lo fundaron a modo de símbolos poderosos destinados a realzar la fuerza y el prestigio del país en toda la región.

PSAMÉTICO I. Expulsó, a los asirios de Egiptó y extendió, como los faraones Tutmosis III y Ramsés II, su dominio sobre los territorios del antiguo Canaán. El fundador de la XXVI Dinastía podía, entonces, evocar el retorno de los gloriosos días del Imperio Nuevo, comenzado también después de la expulsión de los asiáticos de Egipto.

650 PSAMÉTICO I expulsa de Egipto a los invasores asirios.

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AMÓN sucede a su padre Manasés en el trono de Judá.

Amón es aseinado. El pueblo proclama a su hijo Josías como rey de Judá

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«YHWH extenderá su mano contra el norte, destruirá a Asur, y dejará a Nínive en desolación, árida como el desierto. Tal será la ciudad alegre que reposaba en seguridad, la que decía en su corazón: «¡Yo, y nadie más!» ¡Cómo ha quedado en desolación, en guarida de animales! Todo el que pasa junto a ella silba y menea su mano» (Sof 2,13-15)

Murallas de Nínive, la capital real de Asiria.

Tras la muerte de Asurbanipal, el último gran rey el gobierno asirio se vio sometido a nuevos desafíos por una sublevación en Babilonia, en 626, y por el estallido de una guerra civil en la propia Asiria tres años después, en 623. Esta situación, a los ojos de los judaítas, debió de haber parecido un milagro largo tiempo esperado. Surgieron entonces grandes esperanzas, alentadas por algunos profetas. Uno de ellos es Nahúm: «¡He aquí por los montes los pies del mensajero de buenas nuevas, el que anuncia la paz! Celebra tus fiestas, Judá, cumple tus votos, porque no volverá a pasar por ti Belial: ha sido extirpado totalmente. YHWH restablece la viña de Jacob, como la viña de Israel. Devastadores la habían devastado, habían

630 ASURETILILANI es rey de Asiria tras la renuncia de su padre Asurbanipal.

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destruido sus sarmientos. Nínive es como una alberca cuyas aguas se van. «¡Deteneos, deteneos!» Pero nadie se vuelve. «Saquead la plata, saquead el oro» (Nah 2,1-10). El otro profeta es Sofonías. Su libro refleja la situación religiosa y política de la primera parte del reinado de Josías, cuando los cultos e incluso la moda extranjera han invadido el país, principalmente las clases dirigentes: «Extenderé mi mano contra Judá, y contra todos los habitantes de Jerusalén, y extirparé de este lugar lo que queda de Baal, el nombre de los ministros con los sacerdotes, los que se postran en los terrados ante el ejército del cielo, los que se postran ante YHWH y juran por

627 SINSHARISHKUN lucha contra su hermano Asuretililani y se apropia del trono de Asiria.


«No con nuestros padres concluyó YHWH esta alianza, sino con nosotros, con nosotros que estamos hoy aquí, todos vivos. «No habrá para ti otros dioses delante de mi. Porque yo, YHWH tu Dios, soy un Dios celoso, que castigo la iniquidad de los padres en los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me odian, y tengo misericordia por mil generaciones con los que me aman y guardan mis mandamientos» (Deuteronomio 5,3-10).

Tratado de vasallaje entre Asarhadón y los jefes medos. El rey hace jurar fidelidad al trono los jefes medos: «No alzaréis disputa contra el sello de Assur, rey de los dioses (...), que está ante vosotros y al que serviréis como a vuestro propio dios (...) [El heredero] Será vuestro rey y vuestro señor. Puede abatir al poderoso y enaltecer al débil, matar a quien lo merece y perdonar a quien sea oportuno. Atenderéis a cuanto diga y haréis cuanto mande. Y no acudiréis en contra suya a ningún otro rey ni señor» En el Deuteronomio, lo mismo que en algunos códigos y tratados de vasallaje del Medio Oriente antiguo se encuentran series de bendiciones (Dt 28,1-14) y maldiciones (Dt 27,15-26; 28,15-68), que pretenden reafirmar la observancia de la Ley teniendo en cuenta las consecuencias positivas o negativas de su mayor o menor cumplimiento.

Milkom, los que se apartan del seguimiento de YHWH, los que no buscan a YHWH ni le consultan. Yo visitaré a los príncipes, a los hijos del rey, y a todos los que visten vestido extranjero» (Sof 1,4-8).

La reforma de Josías

El ministerio de ambos profetas alentarán al joven rey a emprender, en cuanto alcance la mayoría de edad, la reconstitución de la monarquía unificada, Con el fin de la dominación asiria por fin parecía posible que Judá pudiera expandirse hacia el Norte, centralizar el culto israelita y crear un gran Estado de todo Israel. Para eso era necesario fortalecer las instituciones reales, rehacer las fuerzas militares y, sobre todo, fomentar una devoción inquebrantable hacia Jerusalén.

Para lograr estos objetivos Josías inició una reforma política y religiosa. El libro de los Reyes narra que, a raíz de unas obras de restauración, se encontró en el Templo de Jerusalén el «libro de la Ley» (2 R 22,3-10). Habría sido este hallazgo, después de las correspondientes consultas a la profetisa Huldá, el hecho que habría motivado la reforma, como respuesta a las amenazas contenidas en el libro: «Así habla YHWH: Voy a traer el mal sobre este lugar y sobre sus habitantes, según todas las palabras del libro que ha leído el rey de Judá, porque ellos me han abandonado y han quemado incienso a otros dioses irritándome

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NABOPOLASAR inicia la dinastía Neobabilónica.

JOSÍAS inicia en Jerusalén su reforma política y religiosa, apoyado en un Código Legal y una Narración épica.

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«Josías hizo venir a todos los sacerdotes de las ciudades de Judá y profanó los altos donde quemaban incienso, desde Gueba hasta Beersheba. Derribó los altos de las puertas que estaban a la entrada de la puerta de Josué, gobernador de la ciudad, a la izquierda según se pasa la puerta de la ciudad» (2 Re 23,8). Altar derribado junto a la puerta de Dan. El letrero señala a los visitantes la cita de 2 Re 23,8.

con todas las obras de sus manos. Mi cólera se ha encendido contra este lugar y no se apagará» (2 Re 22,16-17). Los contenidos de esta reforma coincidirán en muchos aspectos con lo legislado en Dt 1225. Por tanto el «libro de la Ley» descubierto sería el Deuteronomio o, al menos, una versión

primitiva del mismo. Tal vez fue compuesto en los de tiempos de Ezequías, quien también inició reformas del culto y se reveló igualmente contra el vasallaje asirio (2 Re 18,5-8). Cabe la pregunta si este libro estaba desde tiempo atrás en el templo, o fue escrito expresamente en ese momento para fundamentar la reforma iniciada por Josías. Lo claro es que las secciones del Deuteronomio sobre la Alianza (Dt 5 y 9-10), tienen una estructura afín a los tratados de vasallaje asirios

El Libro de la Ley ¿de Moisés? Si las palabras del libro leído ante Josías hubiesen sido pronunciadas por Moisés, como expresa el comienzo del Deuteronomio, se hace difícil comprender la razón del disgusto de Samuel ante el pedido del pueblo de tener un rey «como todas las naciones» (1 Sam 8,5). Porque eso estaría en desacuerdo con lo ya previsto por el mismo Libro de la Ley: «Si cuando llegues a la tierra que YHWH tu Dios te da, la tomes en posesión y habites en ella, dices: «Querría poner un rey sobre mí como todas las naciones de alrededor», deberás poner sobre ti un rey elegido por YHWH, y a uno de entre tus hermanos pondrás sobre ti como rey; no podrás darte por rey a un extranjero que no sea hermano tuyo» (Dt 17,14-15). Esta situación y otras referencias a la vida agraria y urbana reflejan las circunstancias sociales de la época monárquica y la centralidad de Jerusalén y de la dinastía davídica. Los discursos de Moisés en el Deuteronomio no serían anticipaciones de tales circunstancias, sino más bien la proyección de las mismas hacia los orígenes mosaicos.

32 En la escuela de las Escrituras


La reforma de Josias Destrucción por el fuego de ídolos, lugares altos y altares

2 Re 23,4.6-15

«Suprimiréis todos los lugares donde los pueblos que vais a desalojar han dado culto a sus dioses, en lo alto de los montes, en las colinas, y bajo todo árbol frondoso; demoleréis su altares, romperéis sus estelas, quemaréis sus cipos, derribaréis las esculturas de sus dioses y suprimiréis su nombre de este lugar» (Dt 12,23; cf. 7,5.25). «El becerro que os habíais hecho, lo tomé y lo quemé; lo hice pedazos, lo pasé a la muela hasta que quedó reducido a polvo» (Dt 9,21).

Trituración y reducción al polvo de ídolos

Ejecución de sacerdotes paganos y falsos profetas

2 Re 23,5.20

«Le apedrearás hasta que muera, porque trató de apartarte de YHWH tu Dios, el que te sacó del país de Egipto, de la casa de servidumbre» (cf. Dt 13,1-11).

Centralización del culto

cf. 2 Re 23,27

«Sólo vendréis a buscarle al lugar elegido por YHWH vuestro Dios, de entre todas las tribus, para poner en él la morada de su nombre. Allí llevaréis vuestros holocaustos y vuestros sacrificios» (Dt 12,4-8.17-19).

Celebración de la Pascua en el lugar elegido

2 Re 23,21-23

«No podrás sacrificar la Pascua en ninguna de las ciudades que YHWH tu Dios te da, sino que sólo en el lugar elegido por YHWH tu Dios para morada de su nombre» (Dt 16,1-2.5-6).

Deber del rey de escribir, leer y cumplir la Ley

2 Re 23,2

«Cuando suba al trono real, deberá escribir esta Ley para su uso, copiándola del libro de los sacerdotes levitas. La llevará consigo; la leerá todos los días de su vida para aprender a temer a YHWH su Dios, guardando todas las palabras de esta Ley y estos preceptos, para ponerlos en práctica» (Dt 17,18-20).

Maldiciones para quien no cumpla la Ley

2 Re 22,16-17

«si desoyes la voz de Yahveh tu Dios, y no cuidas de practicar todos sus mandamientos y sus preceptos, que yo te prescribo hoy, te sobrevendrán y te alcanzarán todas las maldiciones siguientes» (Dt 28,15ss).

de la época. De modo que el «libro de la Ley» tiene cierto carácter de «contra-alianza» en relación a la dominación asiria. El único tratado válido para Judá (o del Israel reunificado anhelado por Josías) sólo puede serlo con YHWH, no con Asiria o cualquier otra potencia extranjera. A pesar del entusiasmo centralizador vivido en Jerusalén, los reformadores no olvidaron que las iniciativas del rey Ezequías experimentaron muy pronto un retroceso en el reinado de su hijo Manasés, probablemente a causa de la oposición de las zonas rurales. Éstas habían sido las más afectadas por el terrible resultado de la política antiasiria. Por eso la reforma debió prestar una atención muy especial a los problemas sociales de ese sector, centralizando, además del culto, la administración de la justicia, mediante la creación de un tribunal superior en Jerusalén:

«Si tienes que juzgar un caso demasiado difícil para ti, una causa de sangre, de colisión de derechos, o de lesiones, un litigio cualquiera en tus ciudades, te levantarás, subirás al lugar elegido por YHWH tu Dios, y acudirás a los sacerdotes levitas y al juez que entonces esté en funciones. Ellos harán una investigación y te indicarán el fallo de la causa» (Dt 17,8-9). En este sentido es importante destacar cómo el libro del Deuteronomio busca proteger al individuo y defender la dignidad humana. Sus leyes muestran una preocupación sin precedentes por los débiles y los desvalidos de la sociedad: «Si hay junto a ti algún pobre de entre tus hermanos, en alguna de las ciudades de tu tierra que YHWH tu Dios te da, no endurecerás tu En la escuela de las Escrituras

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ESCRIBAS REALES (relieve asirio del siglo VII). El descubrimiento de numerosas inscripciones en hebreo procedentes del siglo VII atestigua la extensión del uso de la escritura en el reino de Judá durante el reinado de Josías. La aparición de un código legal y su lectura pública por parte del rey (cf. 2 Re 23,1-2) concuerda con estos testimonios arqueológicos. Aunque el profeta Oseas y el rey Ezequías estuvieron vinculados a ideas similares a las contenidas en el Deuteronomio, antes de ese momento la corte de Judá no habría alcanzado una organización plenamente desarrollada que tuviera la capacidad para producir textos bíblicos extensos. Además, se ha señalado que la forma literaria de la Alianza entre YHWH e Israel en el Deuteronomio es llamativamente similar a la de los tratados asirios de vasallaje del siglo VII, que hacen hincapié en los derechos y obligaciones de un pueblo súbdito para con su soberano. Por eso es muy posible que el Deuteronomio (gr.: «la Segunda Ley») fuera escrito en el siglo VII, inmediatamente antes del reinado de Josías o en el curso del mismo.

34 En la escuela de las Escrituras


«Si haces algún préstamo a tu prójimo, no entrarás en su casa para tomar la prenda, sea cual fuere. Te quedarás fuera, y el hombre a quien has hecho el préstamo te sacará la prendra afuera. Y si es un hombre de condición humilde, no te acostarás guardando su prenda; se la devolverás a la puesta del sol, para que pueda acostarse en su manto. Así te bendecirá y habrás hecho una buena acción a los ojos de YHWH tu Dios» (Dt 24,10-13).

«Que el oficial, mi señor, tenga a bien escuchar la queja de tu servidor. Tu servidor está trabajando en la recolección. Tu servidor estuvo en Hasarasam. Tu servidor cosechó, acabó el trabajo y almacenó [el grano] hace unos pocos días, antes de dejar el trabajo. Cuando tu servidor hubo concluido la cosecha y la hubo almacenado hace unos días, Hoshayahu, hijo de Shabay, vino y se llevó la ropa de tu siervo.Cuando había acabado la cosecha, en ese momento, hace unos días, se llevó la ropa de tu siervo. Todos mis compañeros testificarán a mi favor, todos los que se hallaban cosechando conmigo al calor del sol, ellos testificarán a mi favor que es verdad. No soy culpable de falta alguna. (Por tanto), por favor, devuélveme mi ropa. Si el oficial no considera una obligación devolver la ropa de tu servidor, ten entonces piedad de él y devuélvele la ropa de tu siervo. No debes permanecer callado cuando tu siervo está sin ropa». Óstracon de finales del siglo VII descubierto en la fortaleza de Mesad Hashavyahu, al sur de la Tel Aviv. En él se encuentra escrito el requerimiento de un trabajador indignado al comandante de la guarnición para que se observe la Ley a pesar de la diferencia de rango social. Es tal vez, la prueba arqueológica más antigua, de los derechos que brindaba la nueva Ley surgida en ese tiempo, y que conocemos como Deuteronomio.

corazón ni cerrarás tu mano a tu hermano pobre, sino que le abrirás tu mano y le prestarás lo que necesite para remediar su indigencia» (Dt 15,7-8). «No torcerás el derecho del forastero ni del huérfano, ni tomarás en prenda el vestido de la viuda. Recuerda que fuiste esclavo en el país de Egipto y que YHWH tu Dios te rescató de allí. Por eso te mando hacer esto» (Dt 24,17-18). Los derechos de la tierra familiar debían protegerse mediante determinadas prohibiciones: «No desplazarás los mojones de tu prójimo, puestos por los antepasados, en la heredad recibida en la tierra que YHWH tu Dios te da en posesión» (Dt 19,14).

Se garantizaba también el derecho hereditario de los hijos de las esposas repudiadas: «Si un hombre tiene dos mujeres a una de las cuales ama y a la otra no, y tanto la mujer amada como la otra le dan hijos, si resulta que el primogénito es de la mujer a quien no ama, el día que reparta la herencia entre sus hijos no podrá dar el derecho de primogenitura al hijo de la mujer que ama, en perjuicio del hijo de la mujer que no ama, que es el primogénito. Sino que reconocerá como primogénito al hijo de ésta, dándole una parte doble de todo lo que posee: porque este hijo, primicias de su vigor, tiene derecho de primogenitura» (Dt 21,15-17). A los agricultores se les ordena destinar parte de su producción a los que carecían de tierra: En la escuela de las Escrituras

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«Voy a anunciar el decreto de YHWH: El me ha dicho: «Tú eres mi hijo; yo te he engendrado hoy. Pídeme, y te daré en herencia las naciones, en propiedad los confines de la tierra. Con cetro de hierro, los quebrantarás, los quebrarás como vaso de alfarero» (Sal 2,7-9). La elección divina del rey era una idea común a todo el Oriente antiguo. En la subida al trono de los faraones esta predilección era expresada a través de un documento escrito por la divinidad en persona, como consta en el obelisco de la reina Hatschepsut en Karnak (foto), a quien Amón-Ra dirige estas palabras: «Mi hija querida... yo soy tu padre amado. Yo establezco tu dignidad como señor de ambos países. Yo te escribo tu PROTOCOLO». Este ceremonial pudo inspirar el posterior ritual de entronizacón de los reyes de Judá, como se describe en el caso de Joás, a quien el sacerdote Yehoyadá unge, después de colocarle la diadema y el «Testimonio» (2 Re 11,12). Tal vez este testimonio sea el equivalente al Protocolo egipcio, y su contenido fuese el decreto cantado en el Salmo 2,7-8 durante la coronación de los reyes de Judá. Tales palabras son una muestra de los anhelos de retornar a los añorados tiempos davídicos.

«Cada tres años apartarás todos los diezmos de tus cosechas de ese año y los depositarás a tus puertas. Vendrán así el levita -ya que él no tiene parte ni heredad contigo- el forastero, el huérfano y la viuda que viven en tus ciudades, y comerán hasta hartarse. Y YHWH tu Dios te bendecirá en todas las obras que emprendas» (Dt 14,28-29). Se contemplaron los derechos laborales también de los forasteros: «No explotarás al jornalero humilde y pobre, ya sea uno de tus hermanos o un forastero que resida en tus ciudades. Le darás cada día su salario, sin dejar que el sol se ponga sobre esta deuda; porque es pobre, y para vivir necesita de su salario. Así no apelará por ello a YHWH contra ti, y no cargarás con un pecado» (Dt 24,14-15). Las leyes del Deuteronomio aparecen como un nuevo código de derechos y obligaciones individuales para el pueblo de Israel. Con el tiempo se transformarían en el fundamento de un sistema de valores que perdura hasta hoy. 36 En la escuela de las Escrituras

Redacción de la historia nacional El sueño del renacimiento nacional, fundamentado en esta profunda reforma social, requeriría una propaganda vigorosa para su implementación. En la época del reinado de Josías el pueblo de Judá podía confiar que había accedido al trono un nuevo David, dedicado a restablecer la gloria de los distantes antepasados. Para eso se escribió por vez primera la epopeya nacional. Y se fue desplegando la historia hacia el pasado, partiendo del presente, hasta el primer intento de monarquía unificada. Josías estaba dispuesto a recuperar las tierras del reino del Norte, que se había separado a causa de los pecados de Salomón (cf. 1 Re 12,4). Y las palabras según las cuales «Judá e Israel vivieron tranquilos desde Dan hasta Berseba» (1 Reyes 5,5), resumen esas esperanzas de expansión territorial y búsqueda de una época pacífica y próspera, similar al añorado pasado en que un rey gobernaba desde Jerusalén sobre el conjunto de los territorios de Judá e Israel. Al limpiar Judá de la abominación de la idolatría, el devoto rey pudo invalidar las transgre-


«¿Por qué se agitan las naciones, y los pueblos mascullan planes vanos?

ASURBANIPAL de Asiria acaba de vencer a su vasallo rebelde, Teumman de Elam. Los nobles elamitas se disponen a rendir homenaje al Gran Rey ante un emisario suyo. Del mismo modo los «reyes de la tierra» ante el rey de Judá en Jerusalén deben rendir su homenaje a YHWH, el Rey de toda la tierra.

Se yerguen los reyes de la tierra, los caudillos conspiran aliados contra YHWH y contra su Ungido: «¡Rompamos sus coyundas, sacudámonos su yugo!» El que se sienta en los cielos se sonríe, YHWH se burla de ellos. Luego en su cólera les habla, en su furor los aterra: «Ya tengo yo consagrado a mi rey en Sión mi monte santo». Y ahora, reyes, comprended, corregíos, jueces de la tierra. Servid a YHWH con temor, con temblor besad sus pies; no se irrite y perezcáis en el camino, pues su cólera se inflama de repente. ¡Venturosos los que a él se acogen!» (Sal 2,1-12).

siones que condujeron a la descomposición del reino davídico. La historia escrita en tiempos de Josías fue estructurada de acuerdo al pensamiento deuteronomista, que intentaba transmitir un mensaje simple: todavía había un modo de recuperar la gloria del pasado. Por eso todos los elementos constitutivos de la reforma de Josías ocuparían un lugar tan central en la narración bíblica del rey David. Como monarca sentado en el trono de David en Jerusalén, Josías aperecía como el único heredero legítimo del antiguo reino. Esa imagen es la que pasará a la posteridad, de modo que varios siglos más tarde aún se repetirá la misma idea: «Fuera de David, Ezequías y Josías, todos abundaron en sus culpas. Porque abandonaron la Ley del Altísimo, los reyes de Judá fueron abandonados» (Eclesiástico 49,4). Era imprescindible que toda la población del país tomara conciencia de su identidad nacional. Hasta entonces cada individuo sentía clara pertenencia a alguna asociación local, como el clan y la tribus. En ellas toda la vida se hallaba

al amparo de ritos y disposiciones sagradas; toda la existencia era santificada y sostenida por fiestas y costumbres de una validez inamovible. Las tradiciones sobre las manifestaciones de YHWH a los antepasados o «padres», conservadas por las tribus en torno a cada santuario, tenían la finalidad de garantizar la santidad de ese lugar y la legitimidad de los ritos practicados en él. Pertenecientes a ese sitio, era impensable hasta entonces que esos relatos se transmitieran a las generaciones siguientes en un lugar distinto del santuario. Pero, para lograr que se trascendiera esa pertenencia localista, los escribas de la corte de Jerusalén reunieron y reelaboraron las tradiciones más preciadas del pueblo de Israel, y las fueron integrando en un conjunto narrativo amplio. Así se fue componiendo una narración ordenada del designio de Dios, manifestado en tres temas claves que serán continuados en la reflexión de las generaciones posteriores:

la Tierra, la Alianza, el Reino davídico. En la escuela de las Escrituras

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«Juró YHWH a David, una verdad que no retractará: «El fruto de tu seno asentaré en tu trono. Si tus hijos guardan mi alianza, el dictamen que yo les enseño, también sus hijos para siempre se sentarán sobre tu trono» Porque YHWH ha escogido a Sión, la ha querido como sede para sí: «Aquí está mi reposo para siempre, en él me sentaré, pues lo ha querido... Allí suscitaré a David un fuerte vástago, aprestaré una lámpara a mi Mesías; de vergüenza cubriré a mis enemigos, y sobre él brillará su diadema» (Sal 132,11-18). El trono de David recibió su legitimación sagrada a través de la evocación de una profecía de Natán, que había intervenido activamente en la sucesión en favor de Salomón (1 Re 1,11-39). En virtud de esa promesa (2 Sa 7,12-16), cada rey de la dinastía de David sería considerado legítimamente el Ungido (Mesías) por el cual Dios cumpliría los designios relativos a su pueblo. El salmo canta la elección divina de Jerusalén, pero también confirma la alianza de YHWH con David. El Dios que había elegido a Israel como pueblo suyo y lo había acompañado en su caminar hasta la tierra prometida a los padres, ahora se detenía y elegía un Lugar para habitar en medio de este pueblo y un hijo que lo representara. El trono de YHWH y el de David ya no podían separarse.

David y Salomón. Fresco de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina.

Abraham, Moisés y David dejaban de ser entonces personajes que vivieron su existencia desconectados entre sí. Abraham llegó a ser el depositario de la promesa de YHWH; Moisés fue inmortalizado como el profeta mediador de la Alianza entre YHWH e Israel; David se convirtió en el Ungido (Mesías) de YHWH, el rey de Israel. Sus vidas quedaron unidas en la memoria del pueblo por la fe en YHWH que sacó a Israel de Egipto. Porque todos los episodios de esta historia, por más importantes que fueran, nunca llegaron a eclipsar el contenido esencial de esa fe que desde antiguo los miembros de la federación tribal profesaron: YHWH liberó a Israel de Egipto. Hasta las tradiciones compuestas por los escribas reales para justificar la sucesión davídica tuvieron que ser referidas a ese núcleo fundamental de la fe. Sólo así la estabilidad que YHWH prometía al trono de David llegaría a ser un motivo de esperanza para el futuro. Y

616 NABOPOLASAR se alía con el rey medo CIAXARES y avanza contra Asiria.

38 En la escuela de las Escrituras

desde esa perspectiva tenía especial significación que la conmemoración de la Liberación, siendo originalmente un rito familiar, se convirtiera en una ocasión de peregrinación y celebración nacional en Jerusalén: «El rey dio esta orden a todo el pueblo: «Celebrad la Pascua en honor de YHWH, vuestro Dios, según está escrito en este libro de la alianza». No se había celebrado una Pascua como está desde los días de los Jueces que habían juzgado a Israel, ni en los días de los reyes de Israel y de los reyes de Judá. Tan sólo en el año dieciocho del rey Josías se celebró una Pascua así en honor de YHWH en Jerusalén» (2 Re 23,21-23). Los redactores de la corte fueron agrupando todos los acontecimientos de la historia en torno a este centro fundamental, especialmente en un

612 NÍNIVE, la capital de Asiria, es destruida por una coalición de medos y babilonios.


En la redacción de la historia nacional se llevó a cabo una auténtica labor de composición, engarzando coherentemente diversos materiales previos y dando al conjunto una impronta «deuteronomista». En ella contrastan dos temas: Jeroboán llevó a Israel a la idolatría y a la destrucción, como habían avisado los profetas. En Josías, que puso fin al santuario fundado por Jeroboán, debían cumplirse las promesas hechas a David.

Materiales para componer una gran Epopeya

gran parte del Deuteronomio (12 - 26) relatos sobre Josué (Jos 2-11) el Libro de los libertadores (Jue 3-4 y 6-9) historia de Samuel y origen de la monarquía (1 Sam 1 - 15) historia del arca (1 Sam 4 - 7) historia de la subida de David al trono (1 Sam 16 - 2 Sam 7) historia de la sucesión de David (2 Sam 9 - 20; 1 Re 1-2) historia de Salomón (1 Re 3 - 10) historias de Elías, Eliseo y otros profetas (cf. 1 Re 17 - 2 Re 13) la revolución de Jehú (2 Re 9-10) la intervención de Isaías durante el asedio de Jerusalén por Senaquerib (2 Re 18,17 - 20,19) los Anales de los reyes de Israel y de Judá (citados con frecuencia)

momento histórico en que Egipto, con sus aspiraciones imperiales, se interponía en el camino del cumplimiento de los sueños de Josías. Imágenes y recuerdos del pasado harían oír sus ecos en la conciencia de los lectores del siglo VII, recordándoles sus propias dificultades y dándoles esperanza para el futuro. El enfrentamiento entre Moisés y el Faraón reflejaba la transcendental contienda entre Josías y Nekó II, recién coronado en Egipto. La Pascua volvía a significar una experiencia de resistencia nacional contra los poderes de cada momento. Mientras, muchos podían estar convencidos de que tal vez Josías fuese el nuevo David anunciado por algún profeta reciente. La retirada de Asiria permitía pensar que se podría cumplir muy pronto la promesa hecha por Miqueas: «El nos librará de Asur, si invade nuestra tierra, y huella nuestro término» (Miq 5,5).

612 ASURUBALIT traslada la corte asiria a Jarán, y resiste al avance babilonio.

Pero, aunque el entusiasmo hacía confiar en una nueva victoria de YHWH sobre el Faraón y se vigilaba la amenaza que podría venir desde el Sur, un joven sacerdote rural, «a quien fue dirigida la palabra de YHWH en el año trece del reinado de Josías» (Jer 1,2), advirtió que el verdadero peligro venía de otra dirección: «Avisad en Judá y que se oiga en Jerusalén. Tañed el cuerno por el país, pregonad a voz en grito: ¡Juntaos, vamos a las plazas fuertes! ¡Izad bandera hacia Sión! ¡Escapad, no os paréis! Porque yo traigo una calamidad del Norte y un quebranto grande. Se ha levantado el león de su cubil, y el devorador de naciones se ha puesto en marcha» (Jer 4,5-7). No alcanzaba con la reforma institucional de Josías. La Ley de YHWH debía escribirse en los corazones (Jeremías 31,33).

609 NEKÓ II sucede a su padre Psamético en el trono de Egipto y marcha en auxilio de Asiria.

En la escuela de las Escrituras

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