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El Museo Weilbauer expone una colección arqueológica donada a la Pontificia Universidad Católica del Ecuador por los esposos Hilde y Eugen Weilbauer. Conforman también este Museo, piezas arqueológicas fruto de las investigaciones del Padre Pedro Porras, sacerdote Josefino, que fueron auspiciadas por la PUCE, así como también, una colección donada por la familia de la investigadora Costanza di Capua. El Museo posee una biblioteca impresa y digital con libros especializados, una reserva arqueológica, una colección de fragmentos cerámicos precolombinos y un fondo fotográfico.
Hilde y Eugen Weilbauer
Migrantes alemanes exiliados, Hilde y Eugen Weilbauer llegaron a Ecuador en 1939. Radicados en Quito, adquirieron una propiedad en Archidona -la hacienda Chaupi Shungo- donde vivieron parte de su vida. Su creciente amor por el país adoptivo les llevó a involucrarse en la acción social que culminó con la construcción de un asilo de ancianos y un hospital en Archidona (prov. del Napo). Fue en esta región amazónica donde nació su interés por el pasado precolombino del país, impulsado sobre todo por la formación artística de Hilde. Pronto esta afición se plasmó en una colección arqueológica con objetos de diferentes regiones del país, la misma que a su muerte fue donada a la Pontificia Universidad Católica del Ecuador bajo la gestión del Padre Pedro Porras G. En su memoria, la Universidad estableció el presente Museo para fines educativos y turísticos.
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Padre Pedro Porras Garcés
El Museo Weilbauer fue inaugurado en 1988 con diseño y montaje del Padre Pedro Porras G. y los colaboradores de su Centro de Investigaciones Arqueológicas. Además de su trabajo como biólogo, su labor misionera y su poco conocida producción literaria (poética y teatral), Porras pasó largos años dedicado a la exploración e investigación arqueológica, particularmente en la región amazónica. Fue catedrático de Arqueología de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, donde formó a las primeras promociones de arqueólogos ecuatorianos. Fruto de sus investigaciones auspiciadas por la PUCE, son las publicaciones sobre la arqueología de la isla Puná y otros sitios costeros, la de Cotocollao en Quito, las del alto Upano y el valle de Quijos, en la Amazonía.
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Ubicación de sitios arqueológicos
Ecuador Ecuador se encuentra en la costa pacífica del Noroeste de Sudamérica. Pese a su reducida extensión (283.560 km2) posee gran diversidad ecológica y biótica, lo que ha permitido el asentamiento de numerosos pueblos que han legado al país un rico acervo cultural y social, matizado por la naturaleza de sus principales ecosistemas: Costa, Sierra, Amazonía y Archipiélago de Galápagos. Desde hace 10.000 años los grupos humanos se desarrollaron en diferentes entornos, adquiriendo distintos niveles de organización social y política. Hacia 1470 d.C., sus territorios fueron invadidos y parcialmente absorbidos por el imperio inca. Poco tiempo después se produjo la conquista y colonización española, cuya larga ocupación marcó el período colonial. Desde la Independencia de España (inicios del siglo XIX) hasta hoy, Ecuador es república independiente.
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Ecosistemas del Ecuador
La Costa La Costa es una franja de 100-200 km. de ancho que va desde el mar hasta las estribaciones de la cordillera Occidental. Se encuentra por debajo de 1300 m.s.n.m. formando una llanura semitropical de terreno ondulado atravesada por pequeñas y bajas cadenas montañosas, cuyas cimas fueron ocupadas a veces por centros ceremoniales y otras veces por la élite precolombina. Ubicada entre la selva del Chocó y la desértica costa peruana, la Costa del Ecuador posee alto rendimiento agrícola y abundantes recursos marinos. Los numerosos microambientes del interior (pantanos, manglares, ríos y bosques) y la riqueza litoral favorecieron un exuberante desarrollo cultural. La distribución horizontal de los recursos determinó a menudo que los asentamientos humanos se ubiquen en posición equidistante de los microambientes, o que comunidades afines se aseguren de la circulación de bienes entre el mar y el interior.
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La Sierra
La Amazonía
Las dos cordilleras andinas corren paralelas, formando un corredor interior atravesado por cadenas transversales (“nudos”) que dan lugar a depresiones cerradas u hoyas, generalmente con su propio sistema hidrográfico. La naturaleza de la montaña andina ha determinado una distribución vertical de los recursos a lo largo de pisos ecológicos del gradiente andino: bosque subtropical (hasta 1500 m.s.n.m.), bosque montano (1500 - 3500 m.), páramo (3500 - 4500 m.) y piso nival (4500 m. hacia arriba) que pueden ser recorridos en un solo día. Esta microverticalidad ha sido vital para el desarrollo de las comunidades serranas: los aldeanos, sin cambiar su domicilio permanente, podían cultivar parcelas en los pisos inferiores y acceder al páramo para el cuidado de animales. Esta autosuficiencia local era generalmente acrecentada con el intercambio de recursos exóticos provenientes de otros ecosistemas.
Al este de la cordillera Oriental se avista la selva tropical con un “peldaño” en el descenso. A 1500 m. de altura se observan, de norte a sur, varios valles alargados, limitados al este por sierras discontinuas que conforman la llamada Tercera cordillera. Es la selva alta de nuestra Amazonía, tras de la cual el terreno desciende rápido a la selva baja (600 m. y menos) que da comienzo a la gran llanura amazónica. Tierra exuberante de bosques inmensos y grandes ríos, la región amazónica adolece de suelos pobres para la agricultura. Una parcela es productiva por dos o tres años, y luego hay que hacer otro claro de selva para otra parcela, lo que genera cambio de residencia. Es la llamada “agricultura itinerante” que implica la distribución dispersa de los asentamientos humanos tradicionales. Estos grupos complementan su economía con la caza, la pesca y pequeños intercambios de productos.
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Período Paleoindio o Precerámico (8000 a.C. - 3500 a.C.)
Es el período inicial de nuestra historia, con la presencia de bandas de cazadores recolectores en los
chozas precarias y su equipo tecnológico era generalmente de piedra: obsidiana, basalto o pedernal.
tres ecosistemas del país. Se trata de grupos pequeños que vivían en campamentos fijos o temporales, de acuerdo con la disponibilidad estacional de recursos en los microambientes de su territorio. No tenían jefes, pero algún individuo podría serlo momentáneamente mientras duraba una emergencia o una partida de caza. Vivían en abrigos bajo la roca o en
La evidencia arqueológica indica que los paleoindios no cazaron especies de megafauna, casi extinta para la época, sino animales de fauna reciente, particularmente venados. La recolección incluía frutas, hortalizas y tubérculos silvestres, algunos de los cuales acabarían siendo domesticados para la producción agrícola. 9
El sitio de El Inga Al este de Quito se han encontrado varios sitios tempranos en las faldas del cerro Ilaló. El más conocido es El Inga, donde se rescató una abundante industria de obsidiana y basalto, que contenía raederas, raspadores, buriles, utensilios multifuncionales, cuchillos y puntas de proyectil. La variedad de artefactos sugiere que el sitio fue un campamento de cazadores recolectores que explotaban el bosque montano y el páramo para su sustento. No se hallaron restos de flora ni fauna. Otro sitio del mismo período, como la cueva de Chobshi (provincia del Azuay), evidencia que cazaban venados, osos de anteojos, aves, conejos y hasta dantas del otro lado de la cordillera.
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Período Formativo (3500 a.C. - 500 a.C.)
Marca el inicio de la vida agrícola. La agroecología es un microambiente creado en la chacra, en la que crecen las plantas cultivadas bajo amenazas diversas como malezas, plagas, depredadores, lluvia, frío, calor, sequía, que demandan una vida sedentaria de constante cuidado de parcelas. Se afianza la ocupación de la tierra y se crean espíritus protectores con sus respectivos intermediarios. Los pueblos formativos del Ecuador vivían en aldeas controladas por
shamanes que velaban por los huertos y la incipiente vida social nucleada, matizada con diversos rituales. La evidencia arqueológica muestra que los agricultores aparecieron primero en la Costa y luego en la Sierra. Es probable que los pueblos amazónicos comenzaran tempranamente su agricultura, pero los cultivos tropicales dejan pocas evidencias en el suelo. En el formativo ecuatoriano, la agricultura surgió junto con la cerámica. 11
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Cultura Valdivia
Cultura Machalilla
Se desarrolló entre 3500 y 1500-1800 a.C., en la región de Santa Elena, expandiéndose luego a las provincias de El Oro y Manabí. Apareció repentinamente, lo que ha generado un agudo debate sobre su origen y la naturaleza de su subsistencia. Se arguyó al comienzo que los valdivianos eran pescadores y recolectores de mariscos; pero ahora se sabe que tenían agricultura de vega de río, que se afianzó después con el uso de camellones. Cultivaban maíz, la habichuela Cannavalia, el algodón, la achira, la vilca y acaso la coca, el mate y la yuca; añadían a su dieta recursos marinos (pescados y conchas) y caza del interior (venado, sajino, aves y reptiles). Su cerámica resultó muy antigua, de tecnología demasiado elaborada para constituir un complejo de reciente invención. Tenían aldeas -como la de Real Alto- de chozas elípticas, donde enterraban a los muertos, y un centro ritual de tolas pequeñas con plaza.
Ocupó la misma región de la cultura Valdivia, pero duró sólo 400-500 años. Además se conoce muy poco de ella: no hay información sobre las viviendas ni sobre la naturaleza de sus aldeas, que parecen haber sido pequeñas. Sin embargo el hallazgo de maíz quemado, ciertas características de su cerámica y el patrón de enterramiento en casa sugieren un desarrollo, más bien modesto, a partir del modelo valdiviano. La cerámica no es muy variada, pero recoge formas valdivianas y formas nuevas, como compoteras de pedestal alto y botellas simples y de asa de estribo. Además, en cocción controlada, los artesanos produjeron ollas de color negro ahumado y de color claro. Es notorio el uso de pintura roja en bandas y de líneas grabadas. Las figurinas son pulidas y pintadas con bandas rojas y sin pulimento ni alisado alguno.
Cultura Chorrera
Petroglifos
Duró unos 800 años en las actuales provincias de Manabí, Santa Elena, Guayas y Los Ríos, pero su organización social e infraestructura son tan desconocidas como en Machalilla. Sin embargo su cerámica da interesantes indicios sobre la vida cotidiana. Las vasijas impecablemente pulidas, de color negro ahumado, de color crema con grabados en zonas, pintura negativa y pintura iridiscente. Con una amplia variedad de formas (botellas silbatos, simples y dobles, tazones de pedestal, descansa-nucas, vasijas globulares, figurinas antropomorfas y zoomorfas). Hay representaciones de sapos, monos, guacamayos, armadillos, perros, murciélagos, conchas, personas masticando coca, todo lo cual muestra la estrecha relación de los chorreranos con su entorno. El diseño cho-
Se llaman así a las rocas que tienen algún diseño grabado (generalmente humanos, animales, plantas y motivos geométricos). Se encuentran en todas las regiones del país, especialmente en las provincias de El Oro, Carchi, Azuay, Loja, y la Amazonía. Hay problemas en su estudio tanto por su naturaleza y su cronología, como por su asociación con restos culturales, además del problema de que en una misma roca pueden haber petroglifos de épocas diferentes. Es indudable que los petroglifos desempeñaban funciones rituales, pero también de demarcadores espaciales de entidades políticas. Uno de los pioneros de esta investigación fue el P. Pedro Porras, quien registró petroglifos en las zonas de Quijos, del río Napo y su afluente el Misagualli (selva amazóni-
rrera se ve luego expandido por toda la Costa y parte de la Sierra, lo cual sugiere una interacción regional.
ca). Sin embargo sus interpretaciones deben ser consideradas como provisionales. 13
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Período de Desarrollo Regional (500 a.C. - 500 d.C.)
El éxito de la vida agrícola generó la expansión regional de los agricultores con nuevas aldeas que, poco a poco, adquirieron personalidad propia. Los estilos cerámicos se diversificaron en formas y en decoraciones, dejando entrever un modo de vida más complejo. De hecho, la cerámica ha dado información sobre los productos que consumían los aldeanos, el ves14
tido, la estratificación social y los rituales. Además, se nota la presencia de artesanos para dedicarse a la manufactura de artefactos cotidianos. La entidad política estaba constituida por un grupo de aldeas que servían a un señor o curaca, cuyo poder controlaba la producción, su redistribución y su intercambio fuera de los confines del señorío.
Cultura Bahía
Cultura Jama Coaque
El valle de Chirije en la provincia de Manabí es el sitio arqueológico más representativo de la Cultura Bahía. Hay evidencia de plataformas rectangulares, signo de elaborada organización social y prácticas rituales. Los modelos cerámicos de casas muestran cumbrera deprimida en el centro con los extremos alzados, paredes verticales pintadas con varios colores y una o dos entradas. Los restos materiales incluyen cuentas de concha, pendientes, anzuelos, leznas y algunos objetos de metal; también objetos de piedra esculpida y amuletos con rasgos antropomorfos. En cerámica hay sellos, silbatos, placas perforadas, orejeras y apoya nucas. Las figurinas son muy adornadas, lo que sugiere una amplia gama de ocupaciones y una diferenciación social compleja, en la que predominan los personajes rituales.
Se desarrolló entre Cabo San Francisco y Bahía de Caráquez, donde se han hallado sitios que contienen abundantes fragmentos cerámicos de vasijas, figurinas y otros objetos, así como gran cantidad de conchas, que sugieren que los productos marinos constituían el suplemento del consumo de plantas cultivadas. No se conoce la estructura de las aldeas, pero una vasija en forma de casa muestra un techo a dos aguas, ligeramente cóncavas. Las vasijas incluyen formas esféricas y cilíndricas, a veces con un pico corto, otras con bases planas y cuencos con paredes verticales. Las figurinas eran hechas en molde para facilitar la producción masiva. Llevan vestidos ceremoniales y una gran variedad de adornos corporales, incluyendo a veces alas y combinaciones de características humanas y animales. Entre otros artefactos cerámicos hay fusaiolas, apoya-nucas, sellos y silbatos.
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Cultura La Tolita
Cultura Guangala
Ocupó el norte de la provincia de Esmeraldas, y se extendió hasta Colombia donde lleva el nombre de Tumaco. Se caracteriza por la presencia de montículos y la gran abundancia de fragmentos de vasijas y figurinas alrededor de las tolas y en los terrenos lavados por los esteros. Se han hallado muchísimos fragmentos de objetos metálicos (anillos, narigueras, agujas, cascabeles, cuentas y anzuelos), así como máscaras completas de oro y hachas de cobre. No conocían la plata, pero usaban con frecuencia el platino. Los artefactos de cerámica son similares a los de otras culturas costeras, entre los que se destacan los instrumentos musicales: silbatos antropomorfos y zoomorfos, además de flautas y rondadores. Las figurinas son abundantes y variadas con naturalismo anatómico poco visto en otras culturas. El sitio epónimo de La Tolita ha sido considerado como un centro ceremonial de carácter regional.
Los sitios de esta cultura están ubicados principalmente en la costas de Manabí, Guayas y Santa Elena con asentamiento disperso en casas de bahareque, y de cultura material relativamente escasa. Las manos y metates muestran la importancia de la agricultura del maíz; los anzuelos y ganchos de estólica en cambio, la explotación complementaria de recursos marinos y del bosque interior. Cinceles, lascas de obsidiana, martillos y otros objetos de piedra fueron usados para trabajar la madera. Hay también pequeños artefactos de concha y agujas de cobre. En cerámica se ven figurinas estilizadas y realistas, sellos y fusaiolas con diseños geométricos. Hay vasos globulares, cuencos, compoteras y algunas botellas -redondas o con ligera carenación- con variedad de pinturas: blanco sobre rojo, rojo sobre ante, pintura negativa, policromías de rojo anaranjado y negro, bandas y líneas.
Cultura Chilibulo-Chillogallo
Cultura Upano
Los sitios Chilibulo-Chillogallo se ubican en el Sureste de Quito, en las estribaciones del Pichincha. Su cultura material, obtenida en tumbas de pozo, es similar y comprende vasos trípodes, compoteras, vasos cilíndricos, cántaros, platos (“pucos”), vasijas de cuerpo alargado y asimétricas (zapatiformes), vasos globulares y de dos o tres cuerpos superpuestos; figurinas antropomorfas, silbatos y torteros. En cuanto a objetos líticos hay morteros, discos, hachas y lascas de obsidiana. Además, flautas de hueso y objetos de metal obtenidos probablemente por intercambio. En general se nota, primero, la sobriedad característica de la alfarería serrana y, luego, algunas afinidades con materiales similares de la Sierra Norte. Chilibulo y Chillogallo parecen ser dos componentes de un pequeño señorío serrano, con relaciones, probablemente comerciales con otros del norte del país como el señorío de Cayambe.
Se caracteriza por la construcción de montículos rectangulares de tierra (plataformas) agrupados en complejos habitacionales y rituales bien planificados, que conforman una serie de aldeas precolombinas con plaza central, ubicadas en Morona Santiago, a lo largo del curso superior del río Upano y otros ríos adyacentes. Un sistema de caminos y “calles” une los complejos dándoles un aire de desarrollo semiurbano, no conocido en la alta Amazonía. Su tamaño variable sugiere una jerarquía de aldeas en las que descuellan los sitios Huapula y Carmen como aldeas rituales o de alto poder político de este señorío selvático. El estilo cerámico consta de variadas formas: platos, cuencos, cazuelas, fuentes, compoteras de vistosos colores blanco, negro y rojo -solos o en combinaciones- y también con decoración incisa. En lítica se han hallado hachas, lascas, martillos, manos y metates.
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Cultura Cosanga Ocupó la región de los ríos Quijos y Cosanga (provincia de Napo), donde hay varios sitios -poco investigados- que muestran casas y caminos de piedra, y una serie de elementos líticos como estatuas y estelas, que se usaban para delimitar territorio o marcar la existencia de tumbas. Su cerámica fue hecha con desgrasante de mica, abundante en la región. Hay principalmente compoteras, vasijas globulares y cántaros de cuello corto, rematados a veces con cabezas antropomorfas, con decoración de bandas negras, rojas o blancas, o solamente con ribetes punteados. Sobresale la presencia de embudos antropomorfos y zoomorfos para la ceremonia de la madre tierra. Entre los artefactos líticos figuran hachas, manos, metates, martillos, piedras de honda y lascas de obsidiana, y un sinnúmero de otros en rocas metamórficas. Los cosangas se dedicaron al intercambio con la Sierra y la selva baja.
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Período de Integración (500 d.C. - 1533 d.C.)
Marca la formación de grandes entidades políticas, con estructura social similar a la del período anterior, pero en ámbitos de mayor envergadura. Su avanzada tecnología agrícola (terrazas, camellones, acueductos) generó expansión demográfica que culminó en la formación de centros casi urbanos con
metalurgia y la industria textil cobraron impulso para la producción de objetos de prestigio y expresiones de rango y de riqueza. Los ritos de la muerte se volvieron más complejos con el uso de urnas funerarias, tumbas de pozo con cámara y cementerios. El grado de integración política no se refleja muy bien
montículos artificiales. La alfarería perdió calidad artística pero se difundió masivamente, mientras la
en el registro arqueológico ni en los múltiples grupos étnicos que mencionan los españoles a su llegada. 19
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Cultura Milagro Quevedo
Cultura Manteña
Ocupó la cuenca del río Guayas, entre las colinas costeras y los contrafuertes andinos. Llamada también cultura manteña del sur o huancavilca, por ser bastante afín a la manteña clásica -aunque sin trabajo de la piedra-. Su alta densidad demográfica es evidente en los numerosos sitios y montículos (ceremoniales, habitacionales y funerarios) que cubren su amplio territorio. Destacan los montículos de enterramiento para uno o varios cuerpos, sea en el suelo mismo o en urnas, a veces colocadas una sobre otra en forma de chimenea, con ofrendas de variada cantidad y calidad, especialmente objetos de metal (ornamentos y hachas monedas), vasijas y otros objetos de cerámica. La alfarería comprende vasos y vasijas -a menudo trípodes- compoteras y cuencos, algunos cubiertos profusamente con representaciones
Se estableció en la costa sur de Manabí, Guayas y Santa Elena, incluyendo algunos cerros del interior (Bravo, Hojas y Jaboncillo), donde instaló sus principales poblados. Otra ocupación se detectó en el valle de Buenavista, al sur de esta zona. El paisaje arqueológico está cubierto de derrubios donde afloran montículos artificiales, estelas, estatuas, sillas y cimientos de piedra. Sólo la ciudad de Jocay (actualmente Manta) tenía cientos de casas y montículos en varios kilómetros cuadrados de superficie. La cerámica es negra pulida, con motivos variados, las figurinas hechas en molde y con poco adorno corporal, replican a menudo la estatuaria de piedra. Los manteños se dedicaban a la pesca, la agricultura y el tejido, pero sobre todo al intercambio local e interregional, ya que eran diestros navegantes. El cronista
antropomorfas y zoomorfas (”cocinas de brujo”) y figurinas en actitud hierática.
Cieza de León señala además que practicaban sacrificios y ritos religiosos.
Culturas Capulí, Piartal y Tuza
Cultura Puruhá
En la provincia de Carchi se han detectado los estilos cerámicos de las culturas nombradas, cuya secuencia y cronología han sido objeto de debate. En todo caso, Piartal y Tuza serían del período de Integración y Capulí, de una época indeterminada aparentemente muy anterior a Integración. Las evidencias más notables son los “bohíos” visibles en los cimientos de estructuras redondas y los cementerios con tumbas de pozo y cámara. Hay también montículos y petroglifos no necesariamente asociados con estas culturas. La cerámica comprende compoteras, cuencos, vasijas globulares y lenticulares -a veces trípodesbotijuelas y cántaros de boca ancha con asas, silbatos y figurinas de coqueros, con hermosa decoración de pintura negativa combinada con engobe rojo, en profusión de diseños geométri-
Se asentó en la provincia de Chimborazo, donde se han hallado varios cementerios y el sitio emblemático de San Sebastián que produjo una larga secuencia cultural. La “ciudad” de San Sebastián, destruida por una erupción volcánica, comprendía un laberinto de cuartos construidos de tapial y separados por tabiques en el interior. La alfarería puruhá comprende vasijas globulares, -a veces trípodes- platos hemisféricos con o sin asas, compoteras, botellas antropomorfas o zoomorfas, vasos con decoración antropomorfa en el cuello. Se usaba también la decoración incisa con motivos geométricos y el enlucido en rojo en ciertas áreas de la vasija. Trabajaban el cobre y el oro. En Alacao se encontró un cementerio de élite con personajes cubiertos de joyas de oro. La cultura material evidenció influencias de las
cos antropomorfos y zoomorfos. Las culturas de Carchi tenían estrechas relaciones sociales con los pueblos adyacentes de la selva alta.
culturas Milagro Quevedo y Cosanga. 21
Cultura Napo Se extendió por el curso superior de los ríos Aguarico y Napo, en cuyas orillas hay un apreciable número de sitios arqueológicos, a veces parcialmente destruidos por la erosión fluvial. Algunos, por su tamaño, parecen haber sido aldeas con casas en hileras a lo largo de la ribera. Aparte de las hachas de piedra, de tipo serrano, la cultura material comprende conjuntos cerámicos de vasijas, algunas figurinas y fusaiolas, y sobre todo los sellos con diseños formados por excisiones. La alfarería incluye vasijas de tamaño variado con perfil generalmente cuadrado, algunas de las cuales eran usadas como urnas funerarias. La decoración es incisa o excisa con pintura negra, blanca o roja, aislada o en combinación, conformando el estilo polícromo característico de la cerámica del río Amazonas. La serpiente anaconda es el motivo principal de las decoraciones.
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Sala táctil La sala táctil brinda un recorrido multisensorial y hace énfasis en el sentido de los objetos recreados de las culturas precolombinas del país.
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Dr. Fernando Ponce León S.J. Pontificia Universidad Católica del Ecuador Rector Dr. Fernando Barredo Heinert S.J. Vicerrector Dr. Manuel Corrales Pascual S.J. Ex Rector de la PUCE Lcdo. José Nevado de la Torre S.J. Director del Centro Cultural Lcda. Gaby Costa Ullauri Coordinadora del Centro Cultural Coordinadora de la Museografía del Museo Weilbauer Lcda. Guadalupe Cruz D´Howitt Coordinadora del Museo Weilbauer Coordinadora de la Museología del Museo Weilbauer Mst. Alexia Ibarra Dávila Asistente de la Coordinación del Museo Weilbauer Dr. Ernesto Salazar Guión Museológico Freddy Coello Espín Museografía Christoph Hirtz Freddy Coello Jorge A. Castillo-Castro Fotografía
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Quito · Ecuador Abril, 2016
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