• Dirección General Susana Nicolalde
• Coordinadora de Comunicación Paula Gordón
• Asistente de Comunicación Manaí Velasco Nicolalde
• Coordinadora de Conversatorio Daysi Sánchez
• Coordinador Logístico y Técnico Alejandro Carvajal
• Diseño gráfico y montaje de la Exposición Transitando Huellas Freddy Coello
• Escritura de Semblanzas Mujeres Transitando Huellas 2022 Lola García
• Corrección de estilo Paulina Rodríguez
• Productor audiovisual David Navarro
• Dirección de Museos. CCE Karen Solorzano
2022 Despiertas
Cómo
recoger huellas que la historia oficial se ha empeñado en borrar? ¿Cómo dar otro sentido al hecho contado por una mirada descarnada? ¿Cómo establecer la importancia de una lucha que se fundió con los grandes objetivos de los pueblos? Hoy, 2022, recuperamos a seis guerreras: Manuela Espejo, Rosa Zárate, Lorenza Abimañay, Manuela León, Dolores Cacuango y Manuela Sáenz, en la mirada de Nela Martínez.
Hace poco escuché a una prestigiosa profesional decir: “¡No quiero saber nada del feminismo!” Su gesto corroboraba sus palabras con fastidio.
¿Podemos hablar de estas guerreras que convocamos hoy sin nombrar al feminismo? ¿Por qué esconder sus íntimas reivindicaciones —que deben haberlas tenido— bajo el manto de la lucha popular? ¿O pensamos que la violencia de género es de ahora, del siglo XXI? ¿La sociedad quiteña quería leer a Manuela Espejo? ¿No se violaba a las mujeres indias en 1803? ¿No fue invisibilizada Manuela León en el levantamiento de Cacha en 1871? ¿No se decía que las mujeres valientes tenían características viriles? ¿No secuestra ron al hijo de Dolores Cacuango para castigarla? Ayer y hoy la socie dad nos llama a cumplir el ancestral rol que nos dio el patriarcado: la casa y la familia, la sumisión y la obediencia, la reproducción de la especie y del sistema.
TRANSITANDO HUELLAS
¿
No podemos preguntarle a la historia: ¿qué hubiera sido si no…?
Lo pasado ya fue, no se puede borrar, pero el arte y la imaginación pueden poner a estas seis guerreras en las calles del siglo XXI. ¿En qué luchas estarían? ¿En la lucha por un territorio íntimo, su cuerpo, y la posibilidad de decidir sobre él? ¿Defendiendo la conservación de los páramos, de los bosques, de los ríos? ¿Alzando la voz por las desaparecidas? ¿Gritando “¡Ni una más!”? ¿Exigiendo la equidad, no la igualdad numérica? ¿Mostrando la exclusión y la discriminación a la que son sometidas?
Ustedes pueden contestar estas preguntas en la intimidad. El teatro, la poesía, el cine, la escritura, la pintura y la escultura, la fotografía, las contestan en público, las muestran, las proclaman. Y si a todas las preguntas ha dicho que sí, usted y el arte son feministas.
Lola García
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Dolores Cacuango
Cuando hablaba lo iluminaba todo, su voz era como una tormenta
Dicen que cuando hablaba lo iluminaba todo. Que su voz era como una tormenta. Que, para hablar de las mujeres y los hombres, hablaba de la montaña, del sol, del páramo. Que no tenía miedo. Que cuando todos cayeron, ella se levantó. Que cuando todos se quedaron sin voz, ella habló.
Dolores Cacuango nació el 26 de octubre de 1881 en Cayambe, en Pesillo. Creció en el campo. Tenía 18 años cuando los indios de la hacienda vecina se levantaron y quizá ese recuerdo la haya inspi rado en silencio. Dolores observaba, con indignación, una realidad injusta que hasta ese momento nadie se había atrevido a cuestionar.
Apenas cumplió 14 años, Dolores abandonó sus tierras. Se fue de viaje, en busca de algo mejor. Pero la capital no la recibió con abrigo; el único trabajo que encontró en la ciudad fue el de empleada doméstica. Aunque en Quito aprendió a hablar castellano, también se dio cuenta de la diferencia de clases y la injusticia con los indígenas. Quizá haya sido ahí cuando tuvo la certeza de que tenía que hacer algo.
A finales de la década de los XX, con la influencia de la revolución rusa, militantes marxistas se infiltraron en las haciendas de Cayambe para formar políticas entre los y las indígenas. Los indíge nas empezaron a unirse; poco a poco se daban cuenta de que no esta ban solos. Dolores se reunía en secreto con sus compañeros, habló de los derechos de los indios, decidió que nunca más serían oprimidos.
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DOLORES CACUANGO
Fuente: El País. https://elpais.com/sociedad/2020-10-26/dolorescacuango-la-rebelde-lider-indigena-ecuatoriana-que-lucho-por-laeducacion-y-la-tierra.html
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El 26 de julio de 1930 Dolores fundó, junto a Nela Martínez, la Federación Ecuatoriana de Indios y fue elegida presidenta.
En 1930 Dolores comandó una revuelta en la que los indígenas pidieron remuneraciones, mejores tratos por parte de los terratenientes, salarios justos, pero como no hubo respuesta, organizaron una gran marcha de dos días a Quito.
Los descalzos pies de Dolores caminaron hasta llegar a la ciudad; caminaron decididos, no pararon. Y a esos pies se unieron otros, hasta que fueron hordas. Por 85 veces, Dolores se desplazó a pie hasta Quito, para exigir los derechos de los indios. Los pies de Dolores también llegaron a la Costa. No se conformó con reivindicar los de rechos de los indígenas, ayudó a organizar también a los montuvios.
Decían que la llamaron Dolores la revoltosa, Dolores la loca, Dolores la Hereje, Dolores la Comunista, Dolores, la mujer perseguida. Irónicamente fue ella quien, a través de su lucha, hizo que la realidad de las indígenas sea menos dolorosa.
Luchó para sacar del anonimato a todas las minorías, ya que ella misma, era parte de todas: indígena, mujer, pobre y analfabeta. De ella, dice la historiadora Raquel Rodas Morales que, cuando hablaba, “su voz era como una vibración del cosmos. Nadie podría dejarla de escuchar”. Dolores Cacuango murió el 23 de abril de 1971, con 91 años.
Ana Cristina Franco, 2020
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Lorenza Abimañay
Era1803, diez mil indios se levantaron en Guamote contra las autoridades españolas. Lorenza Abimañay fue una de sus dirigentes. ¿Cuándo nació? ¿Cuántos años tenía? Nadie lo sabe, las autoridades coloniales no registraban el nacimiento de los indios. Solo los veían crecer para, cuando estuviesen con suficiente fuerza, llevarlos a sus mitas, a sus obrajes, a sus batanes, a sus casas de hacienda. La Iglesia los bautizaba y empezaba a hacer cuenta de los diezmos que deberían pagar, los ya angelitos, cuando fuesen grandes.
¿Cuántos años debe tener una mujer para ser reconocida como dirigente? ¿Cuántos años debe ver morir a sus hijos por hambre? ¿Cuántos años debe tener para ver partir a su marido a las minas? Podemos soltar números: veinte, treinta, cuarenta… Podrían ser menos. Vivir la exclusión, la discriminación, la violencia sexual, era lo común para las mujeres indias. No importaba su edad.
Imagino a una Lorenza grande, con una fuerza crecida a golpes. Con una voz profunda nacida en sus más recónditos recuerdos, en las entrañas de la tierra usurpada a sus ancestros. No aguantaba más su pueblo, no aguantaba más su cuerpo. Salió a luchar, con un palo en la mano tal vez o con un hacha. Ese día cercano al carnaval de 1803 cuando llegaron a decirles que les iban a cobrar más diezmos sobre sus animales, sobre sus chacras, sobre sus aves, sobre la leche y el queso, sobre el maíz, sobre la cebada, Lorenza salió para decir: “¡Ya no más!” Ya no creía en las leyes, no creía en las autoridades.
No aguantaba más su pueblo, no aguantaba más su cuerpo
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LORENZA AVENANAY de la serie Mujeres Libertarias
Autor: Enriquestuardo Técnica: Acrílico y óleo sobre tela texturizada Medida: 85 cm x 130 cm
Año: 2010
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Chunka waranka indios, achka ashtawan, de Alausí, Tiksan, Guamote, Columbe, de todas las haciendas levantamos, de todas las comunidades. A autoridades agarramos, ahí matamos.
Tal vez tenía la convicción que de nada serviría expulsar a las autoridades; iban a regresar porque lo que querían era la tierra y el trabajo de los indios. ¿Quién va a trabajar las tierras? ¿Quién va a servir en sus casas? ¿Quién va a dar de mamar a sus wawas? Nada iba a cambiar. ¿Iban a devolverles sus tierras? ¿Iban a dejar que usaran libremente el agua? ¿Iban a dejar que practicaran libremente sus creencias? ¿Iban a dejar que tuvieran sus propias leyes?
Blancos matando indios, cabeza cortaban y en palos ponían. Descuartizaban para poner pedazos a la entrada de pueblos. Igualito que ellos hacían hicimos nosotros. Yo, ca, les saqué los ojos y me comí. Para que no nos espíen más. Para que no vean lo poco que nos queda y quieran llevar. Para que no busquen más.
Lorenza, arrastrada por un burro, fue llevada a la plaza de Riobamba para ser ejecutada. Sabía que la ahorcarían, que le cortarían la cabeza, las piernas y los brazos. No tenía miedo, tal vez pen saba: ellos me van a matar, pero ellos son pocos, los indios somos muchos. Hemos de poder vencerles un día.
1803, 1903, 2000, 2022. Un día será.
Octubre 2022
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Manuela Espejo
Apasionada en sus luchas y en el amor
Espejo nació en Quito el 20 de diciembre de 1753. Periodista, enfermera, feminista y revolucionaria, Manuela sobresalió en una sociedad patriarcal y discriminadora. Estudió junto a sus hermanos, Eugenio y Juan, el pensa miento ilustrado, y junto a ellos proclamó los ideales independentis tas. Estaba hecha para argumentar, oponerse, opinar, luchar, pero le tocó vivir un momento histórico en el que solo las voces masculinas eran escuchadas.
Manuela
Escribió en el periódico Primicias de la Cultura de Quito con el seudónimo de Erophilia, desde donde abogaba por un trato igua litario a las mujeres y exigía mayor participación de la mujer en la educación universitaria, en las manifestaciones culturales y políticas. Una de sus principales preocupaciones fue la cultura. Valoraba a los artesanos, escritores y artistas. Generosa y solidaria, acompañó a su hermano Eugenio en el combate a la fiebre amarilla que asoló Quito en 1785.
Participó activamente en las reuniones que Eugenio promo vía para lograr la Independencia de la Real Audiencia de Quito. Manuela, por su condición de mujer en una sociedad que la había invisibilizado, fue mensajera, activista, conspiradora, y fue la defensora de sus hermanos cuando ellos fueron perseguidos por sus ideas.
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MANUELA SANTA CRUZ Y ESPEJO de la serie Mujeres Libertarias
Autor: Enriquestuardo
Técnica: Acrílico y óleo sobre tela texturizada Medida: 85 cm x 130 cm.
Año: 2010
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Apasionada en sus luchas y en el amor, Manuela Espejo se casó con José Mejía Lequerica. Ella tenía cuarenta y cuatro años, él veintiuno. ¿Qué los unió? El amor, la pasión y la Independencia. A ninguno de los dos les importó la maledicencia de la sociedad que acusaba a Manuela de vieja pervertida. Una sociedad donde la inteligencia y el placer eran pecados mortales que no se perdonaban en las mujeres, pero eran virtudes en los hombres.
Manuela Espejo logró ver el sueño de la Independencia convertido en realidad, antes de su muerte en Quito, en 1829, a los 76 años. Es considerada una de las pensadoras más importantes del continente americano y pionera del feminismo.
Octubre 2022
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Manuela León
En la crónica de su muerte figura como ‘Manuel’ León
ManuelaLeón nació en 1844 en la comunidad de San Francisco de Macshi. Desde su nacimiento hasta el día de su muerte en 1872, el Ecuador tuvo más de doce presidentes. Manuela no sabía de esos presidentes. Ninguno de ellos ha bía visitado las comunidades indias de la Sierra Central, excepto para recorrer sus haciendas y contar los indios que en ellas trabajaban. Solo sabía de García Moreno, el presidente empeñado en conectar con carreteras y puentes al Ecuador con el trabajo obligatorio, forzado y gratuito de los miles de hombres, mujeres, jóvenes y hasta niños de las comunidades indias de la provincia de Chimborazo. Todos ellos rompían las montañas del páramo de Urbina, empedraban los caminos; día tras día, sin descanso. Conectar Quito con Guayaquil era el sueño de García Moreno y la pesadilla de los indios.
Contra García Moreno se levantaron los indios de Chimborazo. ¡Jatarichic! Fue la voz que recorrió los páramos ululando junto al viento, golpeando con ecos las montañas. Campanas, bocinas y churos llamaban a levantarse en contra de un gobierno que no los reconocía como ciudadanos, que les exigía hasta la última gota de vida a cambio de nada. Cacha se cubrió de ponchos, miles y miles de indios respondieron al llamado de Fernando Daquilema y lo proclama ron rey para recuperar sus tierras, sus leyes, sus tradiciones. Junto a Fernando estaba Manuela León. Era su capitana, sus dos manos, sus ojos, su conciencia.
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MANUELA LEÓN
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Fuente: Archivo Leibniz-Institut für Länderkunde. Leipzig, Alemania y fotografiapatrimonial.gob.ec
Los sublevados se enfrentaban al ejército con piedras, palos, hondas, garrochas. Desde arriba, desde los páramos, no permitían su paso. Yaruquíes, Licto, Cicalpa, Junín, se rindieron ante la fuerza del ejército de Daquilema y Manuela. La toma de Junín fue liderada por Manuela. La memoria de su pueblo la recuerda invencible y feroz en las batallas.
Después llegaron soldados desde Quito y Ambato. La persecu ción fue atroz. El presidente García Moreno no podía permitir que esos indios “ignorantes” pusieran en riesgo su mandato y su sueño. Cientos de soldados con fusiles y cañones llegaron a la provincia de Chimborazo. Manuela fue detenida primero. Sin juicio y sin defensores, la condenaron a morir fusilada en la plaza pública de Jatun Cachaloma. Era el 8 de enero de 1872, tenía veintiocho años. Antes de su ejecución le cortaron el pelo para que aprendiera que la guerra era cosa de hombres.
En la crónica de su muerte figura como ‘Manuel’ León. No iban a aceptar que una mujer india y joven pasara a la historia por haber desafiado el poder del presidente García Moreno.
Octubre 2022
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Manuela Sáenz
Mujer despierta por todas las dormidas
Aquíestamos, buscándote, esperándote, a ti, la insepulta, la discriminada, la apasionada. Tu regreso ha tardado tanto, lo hemos hecho juntas, tú y nosotras, en el camino que tú amaneciste. Desterrada, expulsada, maltratada, no te dejaron des cansar en tu Quito bienamada, no dejaron que reencontraras a tus amigos, no permitieron que respiraras el aire de la Patria, ni que enterraras a tu hermano más querido. El nuevo poder constituido no permitió que te quedaras, eras peligrosa por inteligente, por autónoma. Perseguida por Rocafuerte y Santander, expatriada, prisionera, huérfana del amor de Bolívar, viuda del héroe y una época, por mucho tiempo calumniada y vilipendiada, pobre y en soledad. Pero no te rendiste entonces como no te rendiste nunca en la guerra, te erguiste siempre como una rama florecida.
Ahora vuelves, convertida en tierra, regresas para quedarte y vivir eternamente, para seguir insistiendo en nuestros errores igual que tú entendiste los errores de la Independencia inconclusa y volviste tu corazón hacia el indio y hacia el negro, aún esclavos y preguntarte por qué no concluyó la gesta libertaria. El pueblo, los pueblos, serán los héroes de los nuevos tiempos. Tú lo viste, por eso en combate a muerte contra la injusticia colonial ibas por los Andes del indio, su bías a las cumbres heladas, bajabas a la manigua, entrabas a las ciudades envuelta en tu propia y natural potestad. Porque se es así. Porque así eras. Sin otra causa que te moviera que el continente en rebeldía.
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MANUELA SÁENZ
Autor: Pedro Durante - Lima (Perú)
Año: 1825
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Guerrillera cuando no guerrera, mujer despierta por todas las dormidas, por todas desafiante y orgullosa de tu sexo, en trance de volcán sacudidor de la geología histórica. Ahora la historia, paridora eterna, te devuelve más pura y cierta, con tu auténtica hermosura, tu grandeza moral, tu fuerza intelectual y tu invencible voluntad de revolucionaria. Capaz de comprender el espíritu del tiempo y trazar la ruta de tu propia estrella. Manuela viva regresas, tu fuego de amor te completa, te integra inmortal a los elementos de la tierra y a la humana, creadora existencia, sin límites.
Llegas, bienvenida tú, juntada a la tierra que moraste. Nunca más desterrada de la historia, entras en tu América mágica, espacio del Inti Raymi, de los arcoíris míticos y fecundos, de los valles y las montañas, de las mujeres que tejiendo sus vidas nunca te han olvidado. Estas ligaduras de amor ajustadas a las texturas de la his toria ya quedan para siempre. Son leyenda, son luna. Son Manuela. Manuela, la insepulta de Paita, regresas.
Discurso de Nela Martínez en el Primer Encuentro con la Historia: Manuela Sáenz. Paita, 24 de septiembre de 1989.
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Rosa de la Independencia
Arrullada con palabras de libertad y rebeldía
Generosos
paisanos, honrados vecinos, nuestros dulces y amados hermanos: ¿Hasta cuándo mantenemos vejados y humillados la argolla de la ciega servidumbre en nuestros cuellos? ¿Hasta cuándo sufrimos la vara de hierro sobre nuestras es paldas? ¿Hasta cuándo arrastramos las cadenas de la hostilidad, opre sión y dominación extranjera de nuestro propio suelo?
Así comenzaba una hoja volante repartida en el barrio de San Roque, donde vivía y trabajaba la abuela de Rosa Zárate. Podríamos decir, entonces, que Rosa, nacida en 1763, fue arrullada con palabras de libertad y rebeldía. Obligada a casarse, a los quince años, con un hombre violento, mucho mayor que ella, sintió que la casa del marido en Riobamba era una prisión y huyó de ella. Enfrentó dos juicios, llevados por la Iglesia, por abandono de hogar. El marido ganó los dos juicios, pero no pudo quebrar la voluntad de Rosa, quien persistió en su libertad junto a su abuela y a las mujeres de San Roque, y junto al hombre que amaba, Nicolás Peña.
Las postrimerías del siglo XVIII estuvieron llenas de conspira ciones independentistas. Rosa participó en ellas junto a Manuela Espejo, Manuela Cañizares, María Larraín, María Ontaneda y otras patriotas de las que no nos habla nuestra “historia patria”. Para 1809 Rosa, Nicolás y su hijo Francisco Antonio participaron activamente en la fallida Independencia del 10 de agosto. Su hijo fue tomado prisionero y encerrado en el Cuartel Real de Lima. Durante un año el ejército realista ocupó la ciudad de Quito, y durante un año Rosa y otras mujeres conspiraron para sacar a los patriotas de la cárcel.
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ROSA ZÁRATE
Fuente: Gaceta La ilustración ecuatoriana N°11
Año: 1909
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El 2 de agosto de 1810, el día previsto para la toma del cuartel, avisado de lo que iba a suceder, el ejército realista asesinó a los patriotas y desató una represión brutal que fue respondida con enfrentamientos en los barrios en una verdadera guerra: la guerra de Quito. En los anales históricos no consta la participación de las mujeres en esta guerra, la participación de Rosa Zárate como mayor conspiradora. Miles de quiteños salieron en un éxodo hacia Ibarra al cono cer que Toribio Montes, a quien llamaban el Pacificador, llegaría a Quito. Rosa y Nicolás también salieron. La historia cuenta sobre el afán de Montes por apresar a esa mujer que se había atrevido a pensar en la Independencia y a enfrentar a un ejército por sus ideales. Pedía a gritos su cabeza para colgarla en la plaza mayor, para escarnio de los quiteños rebeldes y de las mujeres insumisas.
El 17 de julio de 1813 en Tumaco, Rosa fue fusilada junto a Nicolás. Sus victimarios no quisieron ver sus rostros, los pusieron de espaldas para descargar sus balas. Las cabezas cercenadas fueron enviadas a Quito para satisfacer el deseo del presidente Toribio Montes. La cabeza de Rosa, con los ojos abiertos, debe haber sido su pesadilla hasta en el cielo, donde tenía comprado un lugar con indulgencias.
Octubre 2022
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Hemos alcanzado 19 años transitando un camino adoquinado, con alegrías y tristezas, con sonrisas y emociones, nuevos rostros, nuevos afectos y siempre con la pisada firme.
En este caminar contamos con el abrazo fraterno de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, Institución que nos ha brindado su apoyo permanente y a quién agradecemos por estar presente en nuestra resistencia.
Agradecemos a todas las artistas y hermanas de camino que se sumaron con su pensamiento, trabajo artístico y voluntad para intentar Mirar hacia adentro y contar nuevas historias.
Agradecimiento especial a todas las organizaciones y colectivos artísticos y activistas por su alianza fraterna para construir un nuevo tiempo y festejar los 19 años del Encuentro de Mujeres en Escena.
Mi infinita gratitud y mi abrazo profundo a todas las compañeras y compañeros del equipo de trabajo, hermanos de esta familia llamada Mujeres en Escena, que sigue creciendo, a pesar de todo y que seguirá resistiendo con la firme convicción de que estaremos preparadas para la batalla, ahora y siempre.
Susana Nicolalde
AGRADECIMIENTOS
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