02
¡Nuevas funciones! Muy importante: a la función del Programa 2 de la Competencia Internacional de Cortometrajes de las 18:30 en el Ambassador 2 se suma Amor autoadhesivo, de Pablo Barbieri y Leticia Christoph. A las 13:00, en el Ambassador 4, se proyectará el Programa 4 de la Competencia Internacional de Cortometrajes, compuesto por Silvester Home Run (Sebastián Bienier), Un vals a mil tiempos (Agustina Figueras), Jardim invisível (Roberto Bellini), Saltos (Gregorio Graziosi), Seeking You (Jean-Julien Pous), The Tell-Tale Heart (Robert Eggers), Hot Dog (Bill Plympton), Friend’s Place, Enemy’s Place (Elham Hossein Zadeh) y Suzuki (Christoph Wermke).
Hoy, cortos de la ENERC Por segunda y última vez, hoy a las 18:00 en el Espacio INCAA se proyectarán los cortos producidos, realizados y premiados recientemente dentro de la Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica (ENERC). Los cortos son: Trillizas Propaganda, de Fernando Salem; Los visitantes, de Lautaro Brunatti; Agua negra, de Hernán Silvosa; Corte final, de Susana Leunda; El secreto de la sangre, de María Victoria Andino; Las piedras no flotan, de Fabián Cristóbal; La vanidad de las luciérnagas y Un santo para Telmo, ambos de Gabriel Stagnaro. Abierta en 1965 como Centro de Experimentación y Realización Cinematográfica (CERC), la ENERC es la única escuela cinematográfica dependiente del INCAA, además de ser completamente gratuita. La Presidenta del INCAA, Liliana Mazure, entre otras autoridades relacionadas al cine argentino, estará presente en la proyección.
La asamblea
Gallero
Al frente como loco
El romance del Mario y la Julia
A pesar de lo que el espectador desprevenido pueda pensar antes de ver el primer largometraje de Galel Maidana, La asamblea no es un documental sobre el hospital neuropsiquiátrico José T. Borda (conocido simplemente como “el Borda”), sino sobre su Frente de Artistas, que hace 25 años le brinda a los internos un espacio para la recreación y, aún más importante, para el intercambio de ideas. En la editorial de una de las publicaciones del Frente, se lee: “Los manicomios son ciudades levantadas a base de hipocresía y represión; intentan ocultar lo que ellas mismas producen, el malestar, la euforia, la desesperación. El lugar elegido es un hospital de encierro, y el tratamiento consiste en algunas charlas y miles de pastillas; contra ese dispositivo nos levantamos...” Evidentemente, la intención va más allá de un mero taller para mantener entretenidos a los pacientes. Contrario a lo que suele suceder en los documentales que se desarrollan en centros de salud y asistencia social en general y en el Borda en particular, La asamblea no se interesa por las instalaciones del hospital. Prácticamente no hay planos abiertos. En el marco de un documental cuyos protagonistas son los internos y sus ideas, tiene sentido. La cámara los sigue tan de cerca que da la sensación de que quiere meterse adentro de sus cabezas. Y en cierto sentido lo hace. La imagen que se revela de los integrantes del Frente de Artistas está lejos del estereotipo de paciente del Borda. Más allá de su participación en talleres de actuación, escritura o música, lo que sorprende es la capacidad adquirida para reflexionar con lucidez sobre temas como la desmanicomialización. Los integrantes del grupo cantan, bailan, escriben, pintan o actúan, pero además se involucran enérgicamente en la discusión y el debate, cuestionando el orden de las cosas y buscando transformar el contexto en el que viven. Acaso ésa sea la mejor definición de un artista.
En 1966, Leonardo Favio realizó un film que contaba el vínculo amoroso entre un gallero y una joven mujer, el modo en que “quedó trunco, comenzó la tristeza y unas pocas cosas más…”. Una de sus características más destacadas es la presencia de grandes elipsis temporales: el relato se construye a partir de los hechos más significativos de la historia, dejando al espectador el trabajo de rellenar las espaciosas lagunas omitidas. El segundo largometraje de Sergio Mazza, aunque con claras diferencias, bien podría venir a ocupar uno de esos intersticios; más precisamente, el primero: el que cuenta el comienzo del romance entre los protagonistas. Mario es un gallero que, para subsistir, realiza trabajos ocasionales en el interior de la provincia de Catamarca. Ocasionalmente, conoce a una mujer mayor, Julia, quien, al igual que él, pasa sus días en la más completa soledad. Gallero narra, con el ritmo lento y pausado que rige la vida de los personajes, cómo estas dos vidas comienzan a entrelazarse. También, y siempre a tono con ellos, lo hace de una manera simple y afectuosa, pero, al mismo tiempo, cautelosa y distante. Los diálogos son pocos, pero alcanzan para comunicar lo necesario. Las escasas apariciones de música en la banda sonora son tan significativas como los prolongados silencios que puntúan el film. La fotografía de Mauricio Riccio y la dirección de arte de Celina Galera representan un mundo muy simple y pobre, pero lleno de una particular belleza. Uno podría sentirse tentado de catalogar al film como naturalista, pero la irrupción de imágenes a las que cuesta calificar de oníricas, simbólicas o metafóricas dificulta su inclusión en esta tendencia. Cuesta, además, anclar esas mismas imágenes en algún personaje: ¿Son de Mario, de Julia o pertenecen al narrador? Con un estilo propio bien definido, Sergio Mazza continúa la senda abierta hace cuarenta años por uno de los mejores cineastas argentinos.
Lucas Garófalo
A las 11:00 y a las 19:00, en el Paseo 4.
Luis Ormaechea
A las 14:00 y a las 19:00, en el Paseo 4.
Alicia en el país
Salgo a caminar Alicia Esquivel es una nena boliviana de 13 años que vive en Soniquera, un pueblito del sur del país, y emprende un camino de 180 km a pie para llegar a San Pedro de Atacama, la meca chilena de los bolivianos que buscan trabajo para sostener a sus familias y una ciudad de enorme afluencia turística. Pero esto lo sabremos después. Porque Alicia en el país es una película sobre el tránsito, sobre cada uno de los pasos de Alicia por los distintos paisajes del altiplano, pasando por el Salar de Uyuni, las lagunas colorada y verde, el Desierto de Atacama. La cámara se mueve desde lo panorámico hasta el primer plano de Alicia, que por momentos debe soportar los avatares del frío, hacer un fuego o esconderse de la lluvia, y registra su expresión esperanzada y a la vez temerosa y también la inmensidad de un paisaje desolado que le pertenece. Alicia en el país habla (casi sin palabras) tanto de la realidad socioeconómica de dos países como de los orígenes de una división geopolítica que, justo en el caso de esa frontera, ha sido siempre problemática, y cuyo origen poblacional tiene una raíz común, dividida por unas cuantas arbitrariedades y diferencias. De una forma similar a la que sucede en la película de la Competencia Latinoamericana El camino, de Ishtar Yasin, una clase de un maestro puesta en contexto (en este caso, una escuela rural en las alturas andinas) arroja sutiles líneas de historia precolombina, como si este marco fuera necesario para empezar a buscar explicación frente a situaciones presentes. De hecho, esta peregrinación algo oscura de los chicos que emigran de manera ilegal tiene un paralelo posible en las caminatas que hacían en épocas del Imperio Inca como un paso litúrgico hacia la adultez. Pero también sucede que Alicia está en una edad en la que un viaje podría ser no sólo la consecuencia de una necesidad, sino también el origen de una búsqueda, y ése es un ímpetu que la película no olvida. Si “el viaje por Latinoamérica” es un tópico varias veces explotado en el cine, así como el ritual de iniciación de los jóvenes conscientes de clase media, aquí la elección es otra: mostrar América Latina de la mano de una chica quechua que con poncho, botella de agua y un gorro visera que dice “Bolívar” está emprendiendo una campaña diferente que va virando hacia lo épico, en la que el paisaje es su mundo conocido más que un objeto de contemplación y fascinación, y en la que los objetivos reales, acaso más inciertos, son un patrimonio que le pertenece sólo a ella. Natalí Schejtman
A las 9:00 y a las 19:00, en el Auditorium.
Pa-ra-da
Solo contra todos Pa-ra-da está basada en la historia real de Miloud Oukili, un payaso franco-argelino que en 1992 (es decir, unos años después de la caída del régimen de Ceausescu) viajó a Rumania con la intención de trabajar en hospitales y orfanatos por un par de meses. Sin embargo, al llegar a Bucarest se encontró con una realidad tan dura (niños en la calle, prostitución infantil, abusos, drogas, etc.) que decidió cambiar sus planes y dedicarse a ayudar a los niños callejeros. Finalmente, terminó quedándose por años. La película, dirigida por Marco Pontecorvo (el hijo de Gillo Pontecorvo, director de La batalla de Argelia), aborda este Los puntajes de los espectadores a las películas mundo trágico y la posibilidad de transformarlo. En una de la Competencia Internacional son: entrevista, Marco Pontecorvo declaró: “El consejo que me Alicia en el país dio mi padre mientras rodaba la película fue que tuviera Back Soon . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .8,26 Alicia en el.país cuidado porque lo que estaba haciendo era difícil. Le Desierto adentro .7,42 Back Soon . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .4,36 gustaba, pero le parecía extremadamente difícil”. Lo difícil, El artistaadentro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .8,98 Desierto se intuye, es lidiar con un tema así sin caer en golpes bajos El artista cant dels . . . ocells . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4,36 8,98 o en un exceso de sentimentalismo o miserabilismo. Una de Fear Medels Notocells . . . . . .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .7,95 El cant 8,26 las estrategias que adopta el director para evitar estos peligrosos “ismos” es narrar la historia desde el punto de vista HomeMe . . .Not . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .8,24 Fear 7,95 exclusivo de Miloud Oukili, desde su llegada a Rumania hasta que entra en confianza con los chicos y los convence Involuntary . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6.25 Home para que participen en un espectáculo circense (llamado, justamente, Parada). Nos vamos introduciendo en el mundo Medicine for 7,25 Involuntary . . Melancholy . . . . . . . . . . . . .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. 6.25 Pa-ra-da for Melancholy . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7,25 de las peores miserias humanas a través de los ojos de Oukili. De este modo, las imágenes más terribles y violentas no Medicine Still Walking . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8,19 Pa-ra-da responden a la necesidad del director de señalar con el dedo todo lo que está mal, sino de respetar el punto de vista del The Stranger Still Walking in . . .Me . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8,19 personaje, que obviamente se sorprende con lo que ve a su alrededor y no puede dejar de hacerlo. Tokyo Sonatain Me The Stranger La película sigue el recorrido de Miloud Oukili, que se ve obligado a pelear en dos frentes para lograr su cometido: Un coeur simple Tokyo Sonata contra la violencia y la corrupción de policías y funcionarios rumanos y contra la burocracia, el derrotismo y el cinismo Vil coeur romance Un simple de algunos miembros de ONGs. Con una energía y una obstinación dignas del Robin Williams de La sociedad de los Ziftromance . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8,30 Vil poetas muertos o Patch Adams, el personaje lucha hasta las últimas consecuencias, contra viento y marea, por mejorar Zift . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8,30 Por un desliz involuntario, en la edición de ayer aparecieron las condiciones de vida del grupo de niños.
Voto del público
Ezequiel Schmoller
A las 12:00 y a las 22:00, en el Auditorium.
invertidos los puntajes parciales de Back Soon y El cant dels ocells.
Entrevista
El ecléctico Sr. Clay
Las tres películas del británico Thomas Clay parecen filmadas por personas diferentes. Mientras otros directores parecen apurados por encontrar “su” estilo, Clay simplemente explora reposadamente las diferentes posibilidades visuales y sonoras del cine. De lo sobrenatural al realismo. Del color al blanco y negro. De Inglaterra a Tailandia. De historias que involucran a toda una ciudad a historias íntimas. De narraciones frenéticas, casi histéricas, a narraciones reposadas. De la violencia física a la económica. De Trainspotting y La naranja mecánica a la Nouvelle Vague. En el Festival podrán verse las tres películas del ecléctico Sr. Clay: el mediometraje Motion y los largos The Great Ecstasy of Robert Carmichael y Soi Cowboy. Empezaste a hacer cine a una edad muy temprana… Sí. Tuve la suerte de empezar muy joven, en el Children’s Film Unit. Estuve en ese programa, que era algo así como una escuela de cine de fin de semana, para chicos de entre 10 y 18 años. Hacíamos películas en 16 mm, aprendíamos lo básico. Nada demasiado teórico, más bien el aspecto práctico del cine. Asistí durante 3 ó 4 años. Así que desde muy chico me fui familiarizando con los principios mecánicos y técnicos de la cámara, lo cual después me facilitó mucho las cosas. A Motion la empecé a rodar a los 19, junto a Joseph Lang, el productor de mis tres películas. Fuimos a la escuela juntos y decidimos hacer la película con un ánimo muy experimental, sin saber bien en qué iba a resultar. Tardamos mucho en hacerla, porque mientras tanto estudiábamos, de modo que sólo podíamos rodar los fines de semana. ¿Cómo se te ocurrió hacer una película tan violenta como The Great Ecstasy of Robert Carmichael? Hay una historia que fue de alguna manera el punto de partida de la película. A un futbolista muy famoso se le rompió el auto en New Haven, que queda en una zona muy pobre y muy violenta de Inglaterra, que es donde finalmente rodamos la película. Entonces vinieron unos chicos a ayudarlo. Cuando se dieron cuenta de quién era, lo atacaron con bates de baseball. Así nomás. A mucha gente le genera antipatía toparse con gente que tiene más que ellos. Muchas veces, encontrarse con alguien más rico o más famoso puede desencadenar actos de tremenda violencia. Creo que hay algo de eso en The Great Ecstasy of Robert Carmichael. En el caso de Robert también hay algo sexual. En la película vemos que no puede relacionarse con las mujeres… y casi con nadie. No tiene amigos. Y eso en la última escena explota. ¿Qué reacciones generó esa última escena? La gente reacciona muy mal… peor de lo que me hubiera imaginado. En Cannes y en otros lados, muchos se
fueron del cine. Es raro, porque es sólo una película. Obviamente no hicimos de verdad lo que se ve en la pantalla. Suele compararse la película, especialmente esa escena, con La naranja mecánica. Sí, me lo dicen mucho. En realidad me inspiré, a nivel estructural, en Al azar Baltasar, de Robert Bresson. Quise crear un mosaico de escenas, dejando mucha información afuera, y que a partir de los pedazos sueltos el espectador se viera obligado a reconstruir lo que
estaba pasando. También tomé mucho de Playtime, de Tati, principalmente la forma de encuadrar. Tati nunca le dice al espectador lo que tiene que mirar o pensar. Nunca se remarca mucho nada. Hay muchas cosas que pasan a la misma vez y no se le impone nada al espectador. Quise usar el mismo procedimiento. Hay un recorrido muy claro que desemboca en esa escena final. El personaje ve actos de violencia en la televisión y no se inmuta; más adelante, ve actos de violencia frente a sus propias narices y no se inmuta. Finalmente, pasa a la acción… Sí, a lo largo de ese recorrido vemos que se va haciendo cada vez más insensible. La violencia a su alrededor empieza a parecerle algo normal. Al final, no hay nada que contenga su oscuridad y violencia interiores. Cuando todos alrededor suyo se comportan de forma violenta e inmoral, empieza a hacer lo mismo. El tema de la violencia no aparece sólo en The Great Ecstasy of Robert Carmichael. En Motion unos chicos le dan una golpiza a un vagabundo y la relación que retratás en Soi Cowboy tiene algo violento, en el sentido de que está fuertemente signada por el dinero.
¿Estás de acuerdo? Bueno, la violencia está siempre presente en nuestra vida. Desde que nacemos. De hecho, el mismo acto de nacer es violento. Los peligros, los cambios para el bebé, el dolor de la madre. La violencia es algo central en la vida. Pero también lo es el afecto. Y, sin embargo, en tus películas aparece más la violencia. Bueno, en Motion y The Great Ecstasy of Robert Carmichael eso es cierto. Pero en Soi Cowboy aparece algo de afecto. La relación que retrato en la película entre el inglés obeso y la chica tailandesa… ahí hay algo de afecto. Sabía que el espectador se acercaría a esa relación con una serie de prejuicios muy grandes; que iba a estar esperando una relación basada en el dinero. Y eso se da. El público ve a los personajes e inmediatamente piensa que ella está con él por el dinero y él con ella por su belleza. Y algo de eso hay. Pero a medida que avanza la película vemos que también hay ternura en la pareja. Quería mostrar los dos aspectos de la relación. De todas formas, algunas escenas de Soi Cowboy son sutilmente muy violentas. Como cuando ella está agachada limpiando el piso y él está trabajando con su computadora. Sí, pero las costumbres en Tailandia son muy diferentes a las europeas. Allá el rol de la mujer es ése. Y el personaje lo acepta pasivamente, sin cuestionárselo. No lucha contra eso. Son aspectos con los que quizás en su propia cultura se sentiría incómodo, pero en Tailandia se siente diferente; acepta la desigualdad en la vida en pareja. Pero además la pareja casi no tiene contacto físico. Eso también es un poco chocante… Nuevamente, eso tiene que ver con cuestiones culturares. Ella viene del este de Tailandia, es una campesina, y sus valores son muy tradicionales. En Tailandia prácticamente ninguna pareja camina por la calle agarrada de la mano. Algunas de clase media sí, y en Bangkok un poco también, pero no es la norma. El contacto físico no es la norma.
¿Cómo llegaste a la historia de Soi Cowboy? Tengo un amigo que es mitad inglés y mitad tailandés. Vivía en Londres, y un día decidió volver a Tailandia para hacer películas. Un día me llamó y me invitó a Tailandia, a conocer el país y a trabajar. Entonces fui y estuve viviendo allí seis meses, trabajando con él en una serie de proyectos. Durante ese tiempo, gracias a lo que veía, experimentaba y sentía en el país, empecé a pensar en una historia que transcurría allí. En Soi Cowboy, al igual que en tus otras películas, es difícil identificarse con los personajes… Puede ser, aunque el personaje masculino de Soi Cowboy tiene algo querible. Es un poco repugnante, pero uno no puede evitar quererlo un poco. Y con la chica tailandesa también; aunque sus motivos para hacer lo que hace sean cuestionables y uno pueda tener ciertos reparos, me parece que es querible. Pero puede ser que no sea fácil sentirse identificados con ellos. Es muy llamativo el viraje al final de Soi Cowboy. Del retrato íntimo de la relación entre el inglés y la tailandesa pasás a mostrar cómo se vive en las zonas rurales de Tailandia. Para mi la película está, básicamente, en la primera parte. La segunda es simplemente un apéndice que me permitió mostrar cosas que no podía mostrar en la otra. La primera parte es muy contenida, está muy centrada en una relación, y no podía salir de eso, no iba a funcionar. La segunda parte sirve para contextualizar y clarificar algunas cosas; de alguna manera, gracias a la segunda parte, se entiende la primera. Por lo menos las motivaciones de la chica tailandesa para hacer lo que hace. Y también las cosas que atentan contra esa relación. The Great Ecstasy of Robert Carmichael y Soi Cowboy son dos películas muy diferentes. La primera narra el recorrido de un personaje. La segunda es una película más “de climas”. Con cada film intento hacer algo diferente. No creo mucho en eso del “estilo del director”. Me gusta variar. En cada película busco el estilo y la aproximación justas para la historia que quiero filmar. Trato de hacer siempre cosas distintas. A pesar de las diferencias de estilo, tus películas comparten algo: en las tres se impone cierta distancia sobre los hechos narrados. Es cierto. En The Great Ecstasy of Robert Carmichael hay algunos momentos en los que mi posición moral y mis sentimientos aparecen de forma evidente. Y me parece que justamente en esos momentos falla la película. No me gusta forzar la mirada. Como lo que te decía de Tati: él nunca le dice al público lo que tiene que mirar ni pensar. En mis películas intento hacer lo mismo. Ezequiel Schmoller
Tres preguntas a Yu Lik-wai Esta tarde el Hotel Provincial será sede del encuentro con Yu Lik-wai, uno de los miembros del jurado de la Competencia Internacional. En esta breve entrevista habla sobre el Festival, adelanta los temas de su charla y comenta acerca de sus planes futuros. ¿Se están cumpliendo las expectativas que tenía con respecto al Festival? Sí, yo me esperaba un festival muy internacional, y en ese sentido las expectativas se cumplieron. La selección de este año cubre prácticamente todos los continentes. Sin embargo, me gustaría ver más participación de películas latinoaméricas. Yo sé que quizá debería buscarlas en las otras competencias, pero de todos modos me hubiera gustado ver más de dos películas argentinas en la Internacional. ¿Sobre qué tratará su charla de esta tarde? Bueno, junto con Jorge Luis García tenemos muchas cosas sobre las que hablar, porque él también es fotógrafo y director. Pero lo que quiero es poder concentrarme en la tecnología digital, principalmente en la postproducción en HD, y en cómo la era digital va influyendo en nuestro estilo y nos va haciendo cambiar la forma de trabajar. ¿Cuáles son sus planes inmediatos? Actualmente no estoy trabajando en ningún proyecto personal porque recién terminé mi película, Plastic City, que se vio en Venecia, y la estoy re-editando un poco. Pero quizá en enero vuelva a trabajar como director de fotografía, que es algo que realmente me gusta mucho hacer. Lucas Garófalo
Soi Cowboy Hoy a las 16:30, en el Cinema 2 Motion Hoy a las 19:30, en el Santa Fe Viernes 14 a las 17:30, en el Santa Fe The Great Ectasy of Robert Carmichael Viernes 14 a las 19:15, en el Cinema 2 Sábado 15 a las 14:15, en el Cinema 2
Encuentro con Yu Lik-Wai Hoy a las 18:00 en el Hotel Provincial Modera: Jorge Luis García
El mañana es digital Mañana viernes a las 11:00, en la sala 4 del Ambassador, se llevará a cabo la conferencia taller “Cómo hacer cine 3D estereoscópico”, a cargo de Sergio Neuspiller, presidente y director creativo de Full Dimensional. Desde la introducción del cine digital en América Latina, la empresa produce contenido digital 3D a nivel regional, con equipos y tecnología aplicada de desarrollo local. Su presencia en el Festival busca informar a directores y productores de la existencia en Argentina de tecnología para grabar, animar, postproducir y proyectar en ese formato. En la conferencia taller, que será apoyada por proyecciones y demostraciones, se explicarán los principios de funcionamiento del 3D estereoscópico, se hablará de su historia, sus posibilidades y sus desafíos, y se analizarán en detalle cuestiones referidas a la grabación, proyección y masterización. También se tocará el tema de las salas de cine digital, un fenómeno en expansión que llegó en agosto a nuestro país. Como complemento del seminario taller, en el hall Astor Piazzolla del Auditorium hay una videoinstalación permanente en la que Full Dimensional exhibe y organiza demostraciones del sistema de cámaras 3D. Para mayor información, también se puede visitar la página web de la empresa: www. fulldimensional.com.ar.
María Kodama María Kodama está en el Festival acompañando la revisión Alrededor de Borges. Quiso escribir para Bitácora acerca del film Encounter, de Said Ebrahimi Far, que integra la selección curada por Edgardo Cozarinsky, y por supuesto que accedimos con gusto.
Gracias a Encounter se produce mi descubrimiento del cine iraní. Cómo expresar en palabras lo que experimenté viendo este magnífico film. No diré asombro, ya que desde mi niñez supe que el arte de tejer historias comenzó en Oriente, conocimiento que se cimentó en mi adolescencia cuando comencé a estudiar con Borges y él me mostraba con maravillado orgullo las distintas ediciones de Las mil y una noches, de Genji monogatari y de otros cuentos orientales. En esta adaptación del cuento de Borges se transmite la sutileza del guionista y del director a la vez que el amplio conocimiento de la obra de Borges al tratar temas fundamentales de sus narraciones y poemas que va hilvanando como delicados brillantes en un collar. Creo que el cuento es un pretexto para repasar esos temas. Lo que subyace en la narración es quizá ese tiempo paralelo en el que uno puede amar a otro y odiarlo, puede ser enemigo de otro y lo inverso; uno puede ser víctima o victimario como Borges describe en El jardín de los senderos que se bifurcan. También la alusión a los objetos que nos sobrevivirán, tema de Borges en el poema Las cosas, o la presencia de la esfera de cristal con la que la novia abandonada juega y en la que parece leer lo que sucederá, en la que está el universo como en El aleph. Figuras hieráticas su padre y ella, observadas, desde un retrato, por Borges; es ella sin embargo la que escribe con veladas palabras lo que sucederá, ella la que despide para siempre al que fue su novio y al que matará el criado cuyo padre fue atropellado y abandonado por Rani, catorce años antes. Encounter es el encuentro no sólo de los cuchillos que esperaron un siglo para cumplir su destino de sangre y muerte, sino también el de hombres que deben ajustar las cuentas pendientes de sus padres o vengar la muerte del que fue atropellado y abandonado por Rani, quien acatará su destino cuando lo enfrente.
Lenta y mesurada la acción, corresponde al tiempo de las tragedias en las que las pasiones humanas, como el magma, estallan y corren en violencia y sangre. Visualmente maravillosa con los reflejos del agua que especularmente muestran invertido lo que sucede cerrando casi un espejismo y la luna mudo testigo del
los personajes del film. Cuando el avión queda vacío, la azafata recoge una piedra negra, quizá la misma que tuvieron en sus manos Rani y la muchacha y que ambos dejaron caer en el lugar donde estaban las tierras que heredaron. Cuando la azafata sonríe y sale ella también del avión, quizá para recomenzar la historia, quizá para darnos como respuesta al poema de Borges El ajedrez, donde se pregunta qué Dios detrás de Dios las piezas mueve, esa inquietante y terrible respuesta sería esa piedra símbolo del Ker, el dado, el azar… María Kodama
Los horarios de las funciones de las demás películas incluidas en la Revisión Alrededor de Borges Cantando dietro i paraventi Quimera Hoy a las 13:15, en el Paseo 3 amor y de la sangre derramada por los celos… y la repetición palabra por palabra, gesto por gesto, esta vez por dos mujeres, una de las cuales, al igual que Rani, llega a Irán después de muchos años, exactamente catorce, y es la que siente que ha soñado todo lo que está sucediéndole y que desesperada, porque no quiere morir, provocará el choque que la conducirá a otra dimensión… ¿de sueño?... ¿de realidad? ¿Quién sabe la verdad, quién posee esa realidad? La muchacha que está fuera de la razón, la que vive aterrorizada, la que está internada, la única que está en el sueño y en la realidad. Al final la azafata, vestida toda de negro, que es la misma en los vuelos de los dos protagonistas sucesivos en la historia, encarna el destino, el Ker para los griegos, el Mektub para el mundo musulmán, ese destino que conduce en un mismo vuelo como pasajeros a todos
The Writing of the God The Guest Hoy a las 20:15, en el Paseo 3 Viernes 14 a las 15:15, en el Paseo 3 Sábado 15 a las 20:15, en el Paseo 3 El tres de copas Hoy a las 15:00, en el Paseo 2 Estrategia de la araña Viernes 14 a las 17:15, en el Paseo 2
Jean-Pierre Melville, de AA.VV.
Morir filmando Hoy a las 16:00, en el Hotel Provincial, se presentará el libro Jean-Pierre Melville, que acompaña la Revisión dedicada a uno de los cineastas más influyentes y singulares de la historia. El libro es una reedición de la revista española Nosferatu (nº 13, octubre de 1993), editada por el Patronato Municipal de Cultura, San Sebastián. A modo de anticipo, algunos fragmentos de declaraciones del propio Melville compiladas en el libro.
Melville por Melville Me han definido como “el más americano de los realizadores franceses y el más francés de los realizadores americanos”. Es una bonita frase para leer en una crítica, pero no me parece exacto. Hay gente que es tan americana como yo, incluso en Francia, por su forma de hacer películas, y también hay realizadores americanos que son más franceses que yo en sus realizaciones. No se puede establecer nacionalidad a partir de la forma de realizar las películas. No quiero ser paradójico y decir que no me siento impresionado por el arte cinematográfico americano, eso sería erróneo. Es cierto que mis primeras lecciones las he aprendido de sesenta y tres grandes realizadores americanos que, en mi opinión, me han enseñado la profesión. No veo muy bien la diferencia entre el cine italiano, japonés, inglés, francés, cuando está bien hecho, y el americano. Se puede hacer la diferencia de cines según las películas estén bien o mal hechas. Y podemos considerar que los sesenta y tres cineastas importantes de Hollywood, en los años ‘30 y ‘40, eran gente que conocía extraordinariamente bien su profesión, y que hacían un cine clásico pero en absoluto académico. Este cine lo he aprendido al igual que todos los cineastas de mi generación. Ya sean italianos, ingleses o japoneses. Nos hemos encontrado frente a una gramática y una sintaxis tan bien elaboradas que no se podían inventar otras. A pesar de ello, todas las tentativas, todas las experiencias, son deseables. Es divertido ver a la gente queriendo hacer un cine nuevo, queriendo revolucionar un tipo de narración que ha resistido a todo. La única cosa verdadera, importante, es que el cine vence a todo esto y siempre vuelve a sus formas clásicas. El silencio del mar impresionó mucho a cierto número de jóvenes, lo suficiente para que, más adelante, les sugiriera la idea de hacer sus propias películas. Es decir que, como no tenían demasiado dinero, se dijeron que podían proceder “como Melville”. Se inspiraron en mi modo de rodaje “económico”, pero es el único punto en común que hemos tenido. Además, cuando lograron rodar su segunda o tercera película, ya se empaparon de intelectualismo, algo que desprecio profundamente. Pero como tenían que decir que procedían de alguna parte, decidieron decir que yo era su padre espiritual, que yo era el padre de la Nouvelle Vague. Enseguida me encontré encabezando una enorme familia... de hijos ilegítimos, que no he querido reconocer. El western es el cine, es la forma más perfecta de espectáculo cinematográfico. Un buen western, en color y en scope, es algo extraordinario, pese a aquella monstruosidad titulada Johnny Guitar. Los guiones de todas mis películas policíacas son westerns trastocados de ambiente. Es difícil hacer algo que no se parezca a un western. Hasta cumplir los treinta años, el hombre está convencido de tener siempre veinte años. Luego, un día, se mira en un espejo y advierte que los años han pasado... Tomar conciencia de envejecer es trágico. Equivale a comprender súbitamente que se está solo. La vejez es la coronación de la soledad. Odio totalmente el mundo presente. Soy un hombre de esta época porque me sirvo de la técnica de esta época para trabajar, pero no me gusta esta época, no me gusta nada de lo que pertenece a esta época. Soy un solitario que vive con su esposa y sus tres gatos, y cuya regla básica consiste en no frecuentar la compañía de sus contemporáneos. Tengo un amigo, Jan de Hertog, al que considero como un hermano pero al que no veo nunca: él vive en Florida, y yo en Tilly. No tengo nada que ver con los personajes de mis películas: nadie quiere matarme y yo no quiero matar a nadie. En la vida, lo único que quiero es que me dejen en paz. En el cine, lo único que quiero es contar historias que me interesen. Pero nunca son historias personales. ¡Nunca, nunca, nunca! Me divierte decir que soy un hombre de derechas, porque todo el mundo dice ser de izquierdas, y eso me exaspera. Detesto seguir a la mayoría. Además, no hay nada tan ridículo como declararse completamente de derechas o completamente de izquierdas, porque ambas cosas son imposibles. Filosóficamente hablando, mi posición en la vida es terriblemente anarquista. Soy extremadamente individualista. Podría decir que soy un anarquista de derechas, si no fuera porque una persona así no puede existir. Aunque la verdad es que no tengo ningún credo político ni religioso. Para mí, sólo cuenta la moral y la conciencia, y el primer y único artículo de mi código personal es muy simple: “No hacer nada que pueda molestar al prójimo”. Por otra parte, creo que si yo fuera profundamente derechista, no podría hacer las películas que hago.
El somni
Un momento de verdad El cine nació documental. Y si en Francia recogía la salida de los obreros de una fábrica o la llegada del tren a la marsellesa estación de La Ciotat, vía hermanos Lumière, en España se filmaba la salida de las misas; sea la de Jimeno Correas o la de Fructuós de Gelabert. Fue Flaherty en Moana quien describió una Arcadia primordial en la que el hombre se comportaba con delicada ternura hacia su entorno. El nivel de agresión que infligimos ahora a nuestro entorno –y a nosotros mismos– es gigantesco. Así asistimos amnésicos a la desaparición de personas, oficios, paisajes, bosques, especies e idiomas, en aras de un “progreso” que no es más que progresión geométrica de la destrucción. ¿Nos damos cuenta de tamaña responsabilidad? El Pipa –nuestro pastor en la película El somni– es pues una pieza de arqueología viviente que protesta por aquello que está mal desde su sabiduría ancestral. Y en lugar de ser visto como una voz de alerta que apela a nuestra conciencia, corre el riesgo de ser asimilado como un ejemplo de antropología más. Mal vamos. Mal vamos si la verdad la diseñamos como hecho curioso, como fenómeno de estudio… Christophe Farnarier agarró su mini-DV, la integró como un cordero más del tropel y viajó dos veranos con el Pipa. El resultado es conmovedor, y, por la parte que me toca, lo agradezco. Christophe es marsellés; quizás de La Ciotat. Y está enamorado de la Cataluña rural en la que vive: El Pla de l´Estany. Y se nota. Se nota porque en su película ha huido de mixtificaciones. Su héroe es así: directo, conciso, machista, amistoso, curioso y tierno. Pone nombre a unas ovejas que le entristece tener que sacrificar. Pero protesta por los bulldozers, por el cambio climático y aquellos que lo fomentan. Nos avisa. Ya en 1919, Dziga Vertov renegó del teatro filmado o “cine-drama” y reivindicó la idea del valor del cine como microscopio del tiempo. Christophe observa una figura de nuestro belén, de nuestro subconsciente colectivo: el pastor. Y es en su deambular que revela a quienes lo niegan y destruyen: la MAT (la línea de Muy Alta Tensión que va desde Francia hacia el sur de España), el AVE (el tren bala español), los gestores, los inversores y los políticos. Después de ver El somni sólo quedan dos caminos: reaccionar o entonar el Virolai, la antigua canción dedicada a la Virgen de Montserrat. Apresúrense a verla antes que otros, que deciden por nosotros, digan que no es “comercial.” Luis Miñarro Productor Hoy a las 21:30, en el Paseo 4.