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La extratemprana bajo riesgo extremo
Aunque las variedades de hueso tempranas y extratempranas llevan asociadas unas buenas oportunidades de negocio, los perjuicios por el posible riesgo de heladas “deberían hacer pensar al agricultor si su producción, con el cambio climático ya en casa, puede estar al límite”, apostillan diversos investigadores del CEBAS- CSIC.
Y en este sentido, “la importancia de la información se convierte en vital y esencial. Puede ser un auténtico drama plantar variedades que, por desconocimiento, podrían florecer en enero y tener heladas un año sí y otro también”.
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Objetivo: nuevas variedades
El incremento de las temperaturas y los inviernos más cortos obligan a una apuesta todavía no resuelta, aunque sí en camino, hacia variedades de frutales de hueso que se adapten a una nueva realidad climática.
La subida de temperaturas a consecuencia del cambio climático proyecta un futuro incierto para la fruta de hueso. La menor cantidad de horas de frío, necesarias para lograr un correcto desarrollo vegetativo de la planta y una buena cosecha, plantea un nuevo panorama de adaptación a diferentes variedades de frutales, mejor adaptadas al nuevo escenario que se avecina, en el que se producen temperaturas anormalmente elevadas en época invernal o heladas inesperadas cuando no debían producirse.
Desde el CEBAS-CSIC, aseguraron a Fruit Today magazine que “ya se empieza a evidenciar una cierta renovación o cambio hacia variedades que se adaptan mejor a la falta de frío. Sin embargo, hay muchos municipios de la Vega Media y Alta, así como en la costa, en los que se han cultivado una tipología de frutales que tienen altas necesidades de frío. La consecuencia más inmediata y directa de este panorama, en el que se espera un aumento de la temperatura media de entre 3 y 4 grados, se traduce en retrasos o adelantos en la etapa de floración, caídas de las yemas, desigualdad en las etapas de crecimiento de la planta, follaje escaso o trastornos fisiológicos.
La fuerte exposición a estos descalabros meteorológicos causa grandes pérdidas económicas a los operadores y por ende a la Región de Murcia.
El CEBAS trata de identificar las áreas geográficas idóneas para el cultivo de las diversas variedades ya que existen en tres zonas diferenciadas: cálidas, medias o frías. Y en este sentido, se trabaja para conseguir un catálogo de cultivos que sobrelleven mejor la falta de frío.
La mejora genética es la clave para solucionar, en parte, este descalabro que hace la madre naturaleza. Tras años de investigación, el organismo científico ya cuenta con melocotones y nectarinas con bajas necesidades de frío.
Se debe, no obstante, tener en cuenta que las plantaciones se realizan con horizontes temporales de 15 a 25 años, que es cuando se produce la rentabilidad económica de la inversión.
Aumentos de los costes
La temporada actual, además de marcada por el fuerte incremento de los costes de producción y de las consecuencias de la sequía sobre los árboles, está también teñida por una importante subida de los seguros agrarios, que aumentan su prima por los vaivenes climáticos.
Para muchos productores la situación se está complicando de forma muy acusada y algunos se plantean la posibilidad de no continuar con las explotaciones, aseguraron fuentes de FECOAM (Federación de Cooperativas Agrarias de Murcia) a esta publicación.
Junto a todos estos problemas, la situación de la sequía en los campos también hace mella en los agricultores que tienen que regar con un metro cúbico de agua más caro y una normativa muy restrictiva en cuanto a productos fitosanitarios y fertilizantes, a lo que se debe sumar un aumento del salario mínimo.