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“Cada día hay que dar mayor servicio”

la sandía procedente de Senegal y Brasil, la firma ha logrado extender el calendario de esta fruta durante los diez meses del año.

La lechuga iceberg es el otro pilar comercial de la empresa. “Hemos tenido una campaña de vaivenes, que han ido de la abundancia a principio de campaña, a la escasez por el frío con la consiguiente falta de producto en algunos mercados de exportación,” destaca el ejecutivo.

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Hace tres años que Frutas Candil apostó por iniciarse en la producción de brócoli, y cada temporada los volúmenes, aunque no son comparables al resto de productos propios, siguen creciendo.

Además de vender fruta, una compañía que se precie debe ofrecer un buen servicio y éste incluye variedad, continuidad, buen trato al cliente, frescura y constancia. Quién así se expresa es Vicente Candil, directivo de Frutas Candil.

La firma posee una dilatada experiencia en el negocio de la fruta y ya es la segunda generación de una familia cuya dedicación originaria nació en una frutería del barrio de Vallecas. “Creo que nuestros orígenes nos dan una visión de la empresa singular, porque conocemos el punto de vista del comprador minorista ya que nosotros también lo fuimos en su día.”

Tras la tienda de Vallecas, Frutas Candil arrancó su andadura en el mayorismo en el antiguo mercado de Legazpi hasta pasar a la actual ubicación de Mercamadrid. Hoy regenta seis paradas en el pabellón C, dos almacenes con cámaras de frío en el J2, así como unas oficinas en la zona comercial de los bancos y también en el J2.

La compañía cuenta con una amplia gama de productos tanto en la gama de hortalizas como en frutas, pero su alta especialización se concentra en la producción propia de sandías y lechugas iceberg, y en menor medida brócoli, cultivos que proceden de su SAT Agro Almanzora. En el microclima de este valle almeriense se producen unas 16.000 toneladas de sandía, que comprenden toda la gama existente, desde la rayada, a la sandía con pepita, sin pepita, mini y Fashion, así como miles de unidades de iceberg.

Con la incorporación de las diversas zonas productoras de la península y con

Vicente Candil, asegura que en el mercado sería deseable un cambio de rumbo en muchos aspectos, entre ellos el horario, que sigue siendo nocturno y no permite el relevo generacional. “Creo además que Mercamadrid como institución no apoya lo que debiera a los mayoristas. Tenemos muchos aspectos que mejorar, pero no existe unión entre nosotros; de hecho, hay dos asociaciones de mayoristas”.

La desunión para afrontar las vicisitudes de manera conjunta provoca que el mercado esté perdiendo atractivo y como consecuencia pierda valor comercial. “Es la pescadilla que se muerde la cola, los puestos pierden valor porque al no haber unión y fuerza para solucionar los problemas internos, todo se deteriora y cada día hay zonas del mercado que tienen menos clientes de paso”, concluye el directivo.

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