Poemas ilustrados
Siempre que haya un hueco en tu vida, llénalo de amor.
Autor del Poema: Amado Nervo
Adolescente, joven, viejos: Siempre que haya un hueco en
Autor del Grabado: Francisco
tu-vida, llénalo de amor. En cuanto sepas que tienes delante de ti un tiempo baldío, ve a buscar amor. No pienses: “Sufriré”. No pienses: “Me
engañarán”. No pienses: “Dudaré”. Ve, simplemente, diáfanamente, regocijadamente, en busca del amor. ¿Qué índole de amor? No importa. Todo amor está lleno de excelencia y de nobleza. Ama como puedas, ama a quien puedas, ama todo lo que puedas… Pero ama siempre. No te preocupes de la finalidad del amor. El lleva en sí mismo su finalidad. No te juzgue incompleto porque no responden a tus ternuras; el amor lleva en sí su propia plenitud. Siempre que haya un hueco en tu vida, llénalo de amor.
Roberto Zúñiga
La energía y el trabajo obstinado, superan y vencen los mayores obstáculos. Casi no hay cosa alguna imposible para quien sabe trabajar y esperar. Los que se duermen suponiendo que las cosas son imposibles, merecen todo el mal que les sobrevenga. La
impaciencia que parece energía y vigor del espíritu, no es más que una debilidad y un afán de sufrir. La impaciencia, hace perder las más importantes ocasiones, produce malas inclinaciones y aversiones que perjudican los más grandes intereses, hace decidir los negocios más importantes por las más insignificantes razones, obscurece el talento, rebaja el valor, y hace al hombre desigual, débil e insoportable. Los hombres de carácter, son infinitamente más raros que los de talento. El talento puede no ser más que un don de la naturaleza. El carácter, es el resultado de mil victorias logradas por el hombre sobre sí mismo. El talento es una cualidad, el carácter una virtud.
Autor del Poema: Fenelón Autor del Grabado: Francisco Roberto Zúñiga
Autor del Poema: José Martí Autor del Grabado: Francisco Roberto Zúñiga Serás dichoso, porque para serlo es necesario solamente, en medio de las más recias tormentas de la fortuna, sentirse
amado,
entusiasmado,
acompañado,
bien
cuidado por alguien. Pero esto no se tiene, si no se ofrece un bien semejante. Nadie se dará jamás
sino a quién se dé a él; e
irresistiblemente, cuando una criatura se siente con la dulce dueñez de otra, se vuelve a ella, como un cordero a su madre cuando llueve o nieva y se refugia en ella.