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PORTADA EL MUNDO A PUNTO.
Arquitectura y PUNTO. Año 2. Número 24. México. Enero - Febrero 2014. Director. Editora.
24 bitácora de viaje
Gonzalo Mendoza Morfín Karen Arzate Quintanilla
Comité.
Pablo Goldin Marcovich Diego Hernández Dorantes Mauricio Morfín Quintanar
Asistencia.
Rodrigo Mazari Armida Paloma Sánchez Meneses
Pedro Carrasco Zanini Sánchez M.O.R. Sebastián Castillo Hernández
Comunicación. Diseño/Imagen. Digital.
EDITORIAL
FUGA Arquitectura. RED INTERNACIONAL DE ESTUDIANTES. DIRECTOR.
Gonzalo Mendoza Morfín
Karen Arzate Quintanilla Rodrigo Mazari Armida ASISTENCIA EN CONTENIDOS. Paloma Sánchez Meneses CONTENIDOS DIGITALES. Sebastián Castillo Hernández
CASA CALDER
JEFA DE CONTENIDOS.
COORDINACIÓN DE CONTENIDOS.
JEFE CREATIVO.
Mauricio Morfín Quintanar
Juan Carlos Calanchini González Cos COORDINACIÓN DE PROYECTOS. Federico de Antuñano Ruiz ASISTENCIA EN PROYECTOS. Fernando Rodríguez Manjarrez
CASA BURTON HERENCIAS
JEFE DE PROYECTOS.
Harry Skipsey Artigas Pedro Carrasco Zanini Sánchez ASISTENCIA EN COMUNICACIÓN. María Fernanda González Farías JEFE DE COMUNICACIÓN.
COORDINACIÓN DE COMUNICACIÓN.
MIRADA LEJANA EL VERDADERO VIAJE TRANSLOCACIÓN
F U G . A
Arquitectura y PUNTO. FUGA Arquitectura. Facultad de Arquitectura UNAM. Circuito Escolar s/n CU Coyoacán DF México 04510 contacto@fugarquitectura.com
Arquitectura y PUNTO es una revista de publicación bimestral, tiene como sede la Ciudad de México; es independiente ante cualquier institución, su objetivo es generar un espacio abierto para los estudiantes y la difusión de lo multidisciplinario que abarca la arquitectura, el diseño industrial, el urbanismo y la arquitectura de paisaje, por medio de aportaciones voluntarias en el ámbito crítico, teórico, histórico y práctico. Editor responsable: Gonzalo Mendoza Morfín Reserva de derechos al uso exclusivo - En trámite ISSN - En trámite Este número se terminó en Enero 2014. VERSIÓN DIGITAL Se autoriza la reproducción del contenido (a excepción de las imágenes) condicionando se cite la fuente y se respeten los derechos del autor. Las opiniones aquí publicadas son exclusivas del autor y no representan necesariamente aquellas de Arquitectura y PUNTO, su Comité Editorial o FUGA Arquitectura. Más información sobre esta publicación editorial@fugarquitectura.com
PA´QUE TE CULTIVES
FOTO Cortesía © Jorge Sánchez
EDITORIAL
“Una libreta como esta ... posible bitácora? arcón? baúl? caja de sorpresas? archivo de recuerdos? ...” Tal cual lo escribió Georgina Quintanilla al inicio de una pequeña libreta vertical, con candado complicado de abrir y que, parece, será el mejor medio de comunicación entre dos personas que estarán distantes por un largo rato. Estamos acostumbrados a registrar todo aquello que vemos, que observamos, que recorremos y reconocemos; en una libreta, una cámara o en la simple memoria, cada uno de nosotros le damos un toque muy particular, a eso que se convierte, pues, en algo muy personal y que muchas veces no habla directamente, sino que nos habla entre líneas. En este PUNTO. 24 donde comenzamos una nueva etapa, con una imagen y formato renovados, hablaremos de viajes, aquellos lapsos de tiempo que pasamos fuera de nuestro espacio, donde llegamos como extraños y salimos como conocidos, sabedores de todo lo relacionado a ese lugar. El acto de viajar para un arquitecto, dicen, es sustancial, pues de esa forma aprenderá a ver lo que no es de él. Los proyectos de esta edición, reflejan esa experiencia de viajar para conocer, y a partir de eso generar una propuesta en un lugar donde estamos poco habituados. Imágenes de Jorge Sánchez y Gustavo Iturbe e Ilustraciones de Uriel Valdés acompañan los textos de Rafael Milla, Karen Arzate, Diego Dorantes y Diego Albarrán, quienes hablan sobre ese acto de viajar, el cual no es siempre el mismo para todos. Sean unas horas, días o quizá hasta meses, todos llevamos con nosotros ese algo que espera a ser llenado de memorias y recuerdos; El PUNTO de este mes es conocer nuestra propia Bitácora de Viaje.
Entre líneas Gonzalo Mendoza Morfín
FOTO Cortesía © Pablo Goldin
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Casa Calder JUAN CARLOS CALANCHINI GONZÁLEZ COS FACULTAD DE ARQUITECTURA, UNAM. MÉXICO.
| 2013 texto e imágenes cortesía del autor. ©2013
El desarrollo de cualquier proyecto es un viaje a la imaginación, en donde el límite nos lo impone la realidad. En el Taller de Proyectos siempre encontramos variedad, y en este caso, se trató de una un tanto lejana de la realidad. El objetivo parecía simple y un cuanto divertido: plantear una casa de retiro para el escultor Alexander Calder, en un terreno con acceso al lago, en Valle de Bravo.
El viaje a Valle de Bravo, para realizar el levantamiento del terreno, me reveló muchos aspectos sobre la naturaleza del lugar, que le aportaron grandes atributos al proyecto. La topografía y el descenso natural al lago eran las características principales, y fue sobre eso como comenzó el desarrollo de la propuesta.
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Esquemas de aproximaci贸n
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Maqueta Volumétrica
Las formas irregulares planteadas, derivan de las esculturas móviles del escultor, y fueron presentadas en el proyecto como un sistema de terrazas, que al mismo tiempo definen las veredas que guían a la zona exterior y al lago. Al final, los volúmenes de la casa logran camuflajearse entre las terrazas, y la nueva
topografía permite generar la privacidad necesaria a todos los espacios interiores y exteriores de la casa. El objetivo final fue la conservación del contexto en colaboración con el dinamismo de las formas empleadas.
Maqueta VolumĂŠtrica
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Casa Burton JOSÉ ARTURO GARDUÑO REYES FACULTAD DE ARQUITECTURA, UNAM. MÉXICO.
| 2013 texto e imágenes cortesía del autor. ©2013
Siempre pensé que el poco contacto con el mundo iba a limitar mi creatividad e imaginación; que el estar siempre viendo las mismas imágenes, escuchar los mismos sonidos, observar las mismas formas del cotidiano día a día, regirían mi manera de ver. Sentirse influido por el lenguaje que otorga cada sitio, es sólo un paso más en la visualización de un nuevo proyecto. No es mentira que la cualidad más fuerte de cada sitio influye en la manera de pensar y observar; sus características culturales, sociales y políticas son elementos que se deben relacionar al momento de visitar un nuevo lugar, convirtiendo al arquitecto en quizá, una especie de etnógrafo.
Al final, viajar ayuda a la creatividad, estar en contacto con nuevas formas y pensamientos permite generar criterios y retos, a observar situaciones distintas, y a considerar y obtener diferentes soluciones. Creo que como arquitectos el hecho de poder generar esta sensibilidad por los espacios se otorga a través de la práctica, en donde la observación y análisis son los principales elementos, el hecho de que nuestra enseñanza dentro de esta carrera proponga diferentes situaciones, ayudan a desarrollarnos, no sólo como vendedores de ideas, sino, como seres humanos, consientes y sensibles.
La idea de proyectar una Casa para Tim Burton, permitió jugar con la plástica y divertirme con un concepto lleno espacios y formas extravagantes, el volumen responde a las ideas abstractas del director, buscando un juego entre su lenguaje y un enfoque más real.
La casa respeta las formas deconstructivistas, los espacios alterados y anormales, que Burton aplica en sus obras, para de esa forma tener un contacto directo con su ideología.
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Tim Burton se basa en la abstracción de las formas ordinarias, por lo cual esta casa busca lo mismo, alterando el esquema formal de una casa genérica u ordinaria.
Cortesía © Uriel Valdés
FOTO Cortesía © Gustavo Iturbe
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Herencias RAFAEL MILLA ACOSTA
FACULTAD DE ARQUITECTURA, UNAM. MÉXICO.
texto cortesía del autor. ©2014
No hagan lo que yo hice, vean lo que yo vi. Luis Barragán
Luis Barragán realizó dos viajes a Europa, siendo uno de ellos determinante en su carrera profesional. Fue durante el primer viaje que se impresionó por la belleza de los jardines de las ciudades que visitó, lo cual influyó enormemente en su interés por la arquitectura de paisaje. Afortunado es aquél que viaja: volar para conocer diversos lugares alrededor del mundo, diferentes costumbres y tradiciones, personas, platillos y arquitecturas. Los destinos por conocer son muchos, la lista es casi interminable. La experiencia de viajar ya de por sí es enriquecedora, sea cual sea el motivo del viaje. Sin embargo, la experiencia de viajar con un sueño en mente, lo es aún más. Viajar como estudiante de arquitectura ha sido similar, es como si el viaje fuese mejor aprovechado, como si tuviese un sentido ó una razón de ser; un viaje mucho más fructífero. He tenido la oportunidad de viajar antes de haber
comenzado la carrera de arquitectura y puedo afirmar que ninguno de esos viajes es comparable con los de estudiante. Esto quizá por el deseo, por el gran anhelo de conocer sitios y arquitecturas de ídolos, de grandes arquitectos que estudiamos en los salones de clase, héroes que sólo conocemos a través de libros. A diferencia de un viaje de placer, el turista aspirante a arquitecto fija sus objetivos con determinación, y difícilmente se puede perdonar el hecho de no haber visitado alguno de ellos. El viaje del arquitecto es uno alimentado por un apetito voraz por conocer. Semanas antes de emprender el viaje se realizan lecturas apresuradas, itinerarios que pintan ser perfectos, listas inmensas con recuadros a forma de 'check-lists' para palomear uno por uno conforme hayan sido las visitas. El viajero arquitecto sabe de antemano lo que está por conocer, se prepara con días sino es
Paulo Mendes da Rocha
que meses de antelación y, en la mayoría de los casos, conoce todos los detalles y datos acerca del lugar que piensa visitar, pues los ha estudiado ya en los libros. A diferencia de un turista “convencional” que opta por pagar los bien conocidos tours, el estudiante viajero prefiere aventurarse por la ciudad, deslizarse en metro o transitar a bordo del transporte público del lugar. De esta manera el viajante logra adentrarse un poco en la vida del lugareño, empapándose del ritmo del lugar a nivel de calle, sintiendo el pulso de sus habitantes; de igual forma el explorador puede saborear el encanto o desencanto del espacio. Lo que hace de viajar una experiencia enriquecedora es sin duda el aprendizaje obtenido, y éste normalmente viene acompañado durante y después de un viaje. Sin embargo, es un aprendizaje mesurable, y no todos los viajeros lo reciben de igual forma o medida. El aprendizaje que recibe un viajante que no previene su odisea, y que únicamente “conoce por conocer”, es un aprendizaje
¿Qué se busca con el viaje? Como experiencia propia, e imagino que así lo es para todos los estudiantes de arquitectura y arquitectos viajeros, mi plan de viaje se basa, en su mayoría, en conocer obras de arquitectos que admiro, así como lugares de gran valor histórico para la humanidad. Lugares que no basta con visitarlos por medio de fotos, sino que es necesario vivirlos y recorrerlos, perderse entre sus muros y patios. Todo ello con la fe puesta en que después de haberlos visitado mi perspectiva se amplíe, que mis imágenes interiores así como recuerdos arquitectónicos se extiendan y que dichas experiencias enriquezcan mi herencia. Cuando se viaja se buscan imágenes que puedan crear referencias, que engendradas en nuestra mente son capaces de crear. Y así después, al momento de leer, componer y proyectar, poder recurrir a esta memoria, a estos recuerdos de arquitectura. Una vez en casa el reto comienza, el aprendizaje se pone a prueba, creamos. Comparamos todo lo que podemos, añoramos y valoramos. Nuestra mentalidad ha cambiado ahora, nuestras referencias son otras. En silencio aguardamos el próximo viaje. página 17
… la arquitectura es una forma singular de conocimiento, algo complejo de definir; se recurre a la historia, a la ternura, a la memoria, a la realización y se decide: ¡ahora voy a hacerlo
azaroso, fortuito. Es evidente que aprende, existe aprendizaje por el simple hecho de haber estado allí, en ese asombroso lugar; seguramente lo recordará, lo guardará en algún lugar de su memoria y después de un tiempo indefinido saldrá a la luz, en alguna conversación o charla quizá. En cambio, el aprendizaje de un viajero que comprende hacia dónde se dirige, que entiende a dónde va y en verdad lo desea, es uno aventajado, anticipado y precoz. Este viajero lleva ya con él un equipaje lleno de sabiduría, y lo que es mejor aún es que regresa con más maletas, su equipaje es tan vasto que tiene que pagar por sobrepeso.
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Mirada Ajena DIEGO H. DORANTES
FACULTAD DE ARQUITECTURA, UNAM. MÉXICO.
Recuerdos de distintos lugares han quedado grabados en mi memoria. Pienso en el olor del azahar de la primavera de Sevilla, ciudad en la que viví un año, o las empinadas calles empedradas con figuras de Lisboa, la cual visité más de una vez. También vienen a mi mente el olor a sal del mar, la sensación de humedad en la piel, y el color inigualable turquesa del Caribe mexicano o el olor a trucha cuando íbamos a Malinalco. Cada uno de estos viajes han dejado experiencias que han quedado impregnadas dentro de mí, son vivencias de las que me he apropiado y forman parte de mí universo, pero ¿Por qué me he quedado con estas cualidades de aquellos lugares que conocí? ¿Por qué son éstas las impresiones que me llevo y no otras? Cada viaje es un aprendizaje y cada ciudad es vista de distinta forma de acuerdo a las circunstancias que uno atraviesa dentro de ella, cuando se conoce un nuevo entorno ajeno al propio éste se vislumbra a través de una mirada ajena. Cuando salimos de aquel lugar que nos es familiar y traspasamos los límites de nuestro espacio para adentrarnos a lo desconocido miramos a través de nuestro mundo, de lo que conocemos, y de lo que nos es habitual. Así, al aventurarse en parajes extraños, notamos aquello que nos es inusual y aquello que compartimos. En esta comparación encontramos también aquello que nos es afín y con lo que nos identificamos aunque pueda no ser parte de nuestra cotidianeidad, una especie de anhelo que vemos presente en otras geografías. Las ciudades nos seducen con sus cualidades dejándonos impresiones que compondrán el imaginario que hacemos de las mismas.
Sin embargo también existen impresiones negativas, aquello que rechazamos y no compartimos, aquello que no queremos ver presente en nuestro propio entorno, una especie de advertencia sobre algo que queremos evitar. Componemos así un imaginario de distintas geografías, entre anhelos y advertencias, entre lo que compartimos y lo que no conocíamos, experiencias significativas que cobran sentido al recordar ciudades en las que alguna vez estuvimos. Este imaginario construido extiende los límites de nuestro universo porque nos permite ver otras formas de vida, otras posibilidades de nuestro propio espacio. Vemos lo que es y no es nuestra propia ciudad, pero también lo que pudiera llegar a ser y lo que no queremos que sea. Al viajar nos conocemos a nosotros mismos, pues no sólo vemos las posibilidades de nuestro espacio, sino también las nuestras. Al cruzar los bordes de lo que nos es familiar encontramos nuestra propia alteridad, es decir, al observar situaciones antes desconocidas vemos lo que somos y lo que podemos ser, lo que compartimos y lo que rechazamos; es a través de este proceso que completamos nuestra propia identidad, nutrida a través de conocer a lo distinto. Cuando somos extranjeros vemos que nuestra realidad no es la única, que existen alternativas. En cada viaje, fuera de nuestras fronteras, somos vistos y vemos a través de una mirada ajena que nos permite construir nuestra propia identidad, nuestros sueños y nuestros temores.
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FOTO Cortesía © Jorge Sánchez
punto 24 . enero febrero 2014
FOTO Cortesía © Jorge Sánchez
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Verdadero Viaje KAREN ARZATE QUINTANILLA FACULTAD DE ARQUITECTURA, UNAM. MÉXICO.
texto cortesía del autor. ©2014
¿Qué hace a un viaje algo tan especial?
Para mi abuelo que no viajó al cielo, sino a París, nos vemos pronto. M.A.A.R
La idea de estar solos en lo desconocido, de buscar, de encontrar y encontrarse … No se trata únicamente de subirse al tren y atreverse. El viaje, pretende una búsqueda, ya sea de descanso, de trabajo, de conocimiento o incluso de desprendimiento. Es preciso recordar un viaje por el país, aquellas playas del pacífico, los viejos 16 años, esas personas que ahora no son más que desconocidos. No olvido el olor a sal, las ganas de hacer tanto y las malas intenciones de no hacer nada, no me olvido de haberme bajado de ese camión, con la verdad a medias y una libertad entera. Debo decir que fue la peor semana de mi vida, traía conmigo tres mil pesos para una semana y sólo duraron tres días, llevaba siete amigos y regresé con cero. No me metí al mar más que unas pocas horas, y después de una larga travesía, sobre la cual no entraré en detalles, subí al camión, sin ipod, sin dinero, y quizá lo peor, sin amigos.
Llegué a la central después de catorce horas de viaje y me encontré con mis papás; nunca antes los había visto así; con tantas ganas de plantarles un abrazo gigante. Tiempo después entiendo la vida diferente, porque creo que cada día es un viaje, uno regresa a casa siendo otro, un tanto más maduro, un tanto más amable. Ahora, con más experiencia, me encuentro bajo distintas perspectivas, me pierdo en los miedos y en las inseguridades. De pronto no hay mejor consuelo que cerrar los ojos a la imaginación, y así recorrer el mundo de muchos pero en especial el mío. Creo que lo importante de ese viaje no fue emprenderlo, más bien, aprender que viajar no se hace con cualquier persona, viajar se vuelve algo íntimo e inolvidable, no importa que tan lejos vayas. VIAJAR, simplemente es reconocerse donde nadie más lo hará.
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FOTO Cortesía © Gustavo Iturbe
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TRANSLOCACIÓN DIEGO G. ALBARRÁN
FACULTAD DE ARQUITECTURA, UNAM. MÉXICO.
texto cortesía del autor. ©2014
Veo el reloj que se encuentra frente a mí, una atmósfera nocturna y silenciosa nos rodea, son las 3 de la madrugada, y la siguiente película ya ha comenzado a transmitirse en el televisor. Sobre la cama, inmóvil, silencioso y atento, me encuentro. La película tiene un gran inicio, un tanto incierto y un tanto misterioso, pero conforme pasa el tiempo comprendo que me falta algo, me hace falta un escape. Salgo, mi casa se encuentra vacía, por lo que no hay necesidad de avisar a nadie, tomo un taxi en la esquina y la experiencia ha comenzado, la neblina de la madrugada hace que todo parezca diferente, las luces de los automóviles se esconden tras ella, haciendo distante cualquier contacto visual con otro ser humano excepto por el conductor, me siento solo. Al fin, llego a la estación de camiones, está casi vacía, sólo hay algunas personas, que a juzgar por su apariencia, pareciera que durmieron allí; me miran extrañados. Me acerco a la primer caja y pregunto por el siguiente camión que se dirija al lugar que sea; en realidad no me importaba, lo que buscaba era perderme, y en cierto modo, encontrarme. Después de un largo camino he llegado a un destino distinto, a un lugar incierto en donde una atmósfera de descubrimiento cubre los
objetos, recorro el espacio, observo y poco a poco comienzo a empapar mi mente de ideas, sonidos, olores, colores y costumbres. Este lugar es un nuevo lienzo que está a punto de ser marcado por nuevas experiencias, el cielo es claro e ilumina cada elemento con una alegría particular, la gente transita a mi alrededor generando un movimiento fugaz que me incita a caminar, a recorrer nuevos caminos, a buscar. Cae la tarde, y con ella, me dirijo hacia un gran mercado desde el cual emergen armoniosas sinfonías, una dinámica envuelve a cada uno de los puestos ahí ubicados, la gente sonríe y me saluda al pasar, saben que soy un viajero, pero me hacen sentir como si conociera este lugar desde hace largo tiempo. Camino por un pasillo que culmina en una gran plaza, que a su vez, comunica al resto de los corredores del mercado, al llegar a ella, la música típica del sitio comienza a ser interpretada por tres músicos que vestían ropa colorida y cubrían sus cabezas con grandes sombreros, para protegerse del fuerte y caluroso sol; niños enmascarados comienzan a bailar alrededor de ellos, y al finalizar el acto los aplausos estallan en conjunto con las risas de los espectadores, es en este instante cuando comprendo que este sitio se convertirá en mi hogar por el resto del verano.
Es así como comprendo que un viaje no solo es trasladarse de una latitud a otra, viajar es una constante búsqueda, es soñar despiertos, es un impulso que nos invita a descubrir, a conocer, a entender un espacio, generar en nosotros una nueva mirada de las cosas que nos rodean. Es un punto de encuentro, entre el observador y el elemento que percibe los cuales generan una mezcla de características que se desenvuelven y dan origen a una vivencia, porque al final, no es a donde vayas, sino la forma en que te hace sentir ese instante de tu vida.
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Cada día tengo la oportunidad de conocer gente nueva, experiencias diferentes, mi entorno ha cambiado, y con él, he cambiado yo. Es un espacio nuevo, en donde el tiempo parece pasar lentamente, las edificaciones invitan a descubrirlas, las calles seducen a recorrerlas, la tarde se hace eterna y las conversaciones interminables. Nuevas amistades, nuevas comidas, distinta música, pero sobre todo, una diferente forma de entender un lugar. He llegado a un espacio placentero, en donde el tiempo me ha permitido detener mi vida por un instante. Paré la monotonía que regía cada día de mi vida, cambié la rapidez en cómo pasaban las horas, los días y las semanas en una de las urbes que jamás descansa.
Libro.
Thomas Heatherwick: Making DE. THOMAS HEATHERWICK THE MONACELLI PRESS, 2012
Tendrá unos cuantos días que recibiera una caja, al interior había unos 4 libros. Uno en específico era el que más esperaba, 600 páginas, cubiertas rígidas y unos 3.0kg de peso. Publicado a mitad de 2012 por The Monacelli Press, MAKING refleja el trabajo por dos décadas de Thomas Heatherwick y su estudio. Este pesado libro permite a quien lo lee empaparse y sobre todo entender la obra completa que el británico ha realizado en la experimentación del diseño en general, pues deja claro que le gusta ver el diseño en conjunto, como algo tridimensional. Descendiente de padre músico y madre pintora, estudia 7 años en Manchester Polytechnic y The Royal College of Arts de Londres; y aunque funda Heatherwick Studio en 1994, es claro que alcanza los reflectores en 2007 al ganar el concurso para diseñar el pabellón del Reino Unido de la Expo Shanghái 2010, siendo esta su obra más reconocida en el ámbito internacional, y que engalana la portada de MAKING. El libro con ese peculiar olor a nuevo nos va guiando cronológicamente a través de distintos trabajos, comenzando cada uno de ellos con una pregunta, seguida de un texto escrito en primera persona - por el propio Thomas - y con un lenguaje familiar, lo cual hace su lectura más amena. Así, pasamos entre mobiliario, bolsas, accesorios, elementos urbanos, edificios y
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PA´QUE TE CULTIVES
autobuses - como el nuevo Double Decker londinense que viera con la ruta 11 en febrero pasado - con propuestas conceptuales y proyectos realizados, expresados con impresionantes renders, sencillos croquis, caseros fotomontajes, o invaluables fotografías. Lo anterior hace de MAKING, más allá de un libro monográfico, un libro que nos platica diversas historias, con las cuales Thomas Heatherwick nos deja conocer el proceso y todo aquello que se ve al interior de su oficina, y el por qué en 2012 sorprendiera al mundo con peculiar diseño del Pebetero de los Juegos Olímpicos de Londres, siendo comparado por el diario británico The Guardian como 'El nuevo Da Vinci del diseño'. Es difícil encontrar un libro como MAKING, en donde se mezclen los trabajos de un estudio sin importar el rubro ó el género; más aún, es complicado encontrar un personaje como Thomas Heatherwick, con esa filosofía de trabajo, de diseño. Actualmente aunque muchos starchitects - dígase Zaha Hadid o Norman Foster - se alejan de la arquitectura para experimentar en otros ámbitos, no son tan claros como el londinense; es más, tan lejana se ve su filosofía, que en el ámbito educativo, o estudias arquitectura o diseño industrial, o comunicación visual o escultura, lo cual sin duda segrega, divide el medio, produciendo así un distanciamiento entre las disciplinas.
A través del tiempo podríamos encontrar ejemplos de arquitectos que diseñan objetos, vienen a mi cabeza Ludwig Mies van der Rohe, Eero Saarinen, Eileen Gray o el propio Luis Barragán ¿Sería a caso, hoy, necesario tomar de ejemplo esta filosofía? o sólo mirarlo, verlo lejano y parafraseando a un amigo que vuelve en días próximos decirle: Thomas estás precioso.
TEXTO E IMÁGENES: ALEJANDRO MOVELLÁN
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arquitectura.dise単o.ciudad . #24 enero-febrero 2014