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Editorial Educación
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Incertidumbre Los de Arriba Objeto en cuestión
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Pa´Que Te Cultives
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Arquitectura y PUNTO. Año 3. Número 23. México. Noviembre-Diciembre 2013. Editor en Jefe. Gonzalo Mendoza Consejo. Karen Arzate; Rodrigo Mazari; Mauricio Morfín Asistencia. Juan Carlos Calanchini; Paloma Sánchez FUGA Arquitectura
Pablo Goldin; Diego Rodríguez; Andrés Salinas // Pedro Carrasco-Zanini; Valente Delgado; Fernanda González; Harry Skipsey. Diego Escamilla; Juan Luis Rivera; Andrés Soliz // Alberto Bravo; Luis Campos; Andrés Michel; Bruno Rodríguez. Claudia Cortés; Tomás González; Jorge Goyzueta;. F U G . A
Arquitectura y PUNTO. FUGA Arquitectura. Facultad de Arquitectura UNAM. Circuito Escolar s/n CU Coyoacán DF México 04510 contacto@fugarquitectura.com
PUNTO es una publicación con sede en la Ciudad Universitaria de México DF. Independiente a cualquier institución. Es editada por estudiantes de la Facultad de Arquitectura UNAM, México. Las opiniones aquí publicadas son exclusivas del autor y no representa necesariamente aquella de Arquitectura y PUNTO, su Consejo Editorial o FUGA Arquitectura. Este número se terminó en Octubre de 2013. VERSIÓN DIGITAL. © FUGA Arquitectura - Derechos Reservados. Prohibida la reproducción del material aquí publicado sin previa autorización del Consejo Editorial. Hemos tratado de contactar a los autores y/o responsables de los derechos de autor de las imágenes publicadas en este número, sin embargo no ha sido posible con todos. Invitamos a dichas personas a escribir a la redacción de este medio para cualquier aclaración.
Gracias por el apoyo para la publicación de este ejemplar:
Escuela de Artes. Oaxaca, MX. Foto. © Andrés Michel
Editorial Gonzalo Mendoza
Aprender
Hablar de educación, es quizá hablar de nosotros, de un sistema con tres lados, los cuales deberían trabajar en paralelo para ocasionar un resultado positivo. Sin embargo entender la educación no es fácil, pues en ella influyen aspectos, los cuales determinan su función, y a la vez guían su desarrollo. Cuando hablamos de educación en la arquitectura el reto es doble, pues surge una pregunta básica: ¿Realmente la arquitectura se enseña? Este número - ya - 23 de Arquitectura y PUNTO., busca producir en los lectores - alumnos cuestionamientos sobre el modelo de ´enseñanza´que las escuelas de arquitectura aplican actualmente; busca convertirse en escaparate de diversas opiniones que analizan o critican aquello que nos obligan a ver al interior de un salón, pero al mismo tiempo ser conscientes del sistema mediático, de estereotipos y aspiraciones, al cual, podría asegurar, está sujeto el esquema educativo de la arquitectura. El PUNTO. es, pues, lograr un debate, entre todos los actores, una manifestación de ideas, un espacio de protesta y un lugar de propuesta, en donde seamos nosotros, los estudiantes, quienes más nos involucremos, pues al final somos los más afectados, con decisiones arbitrarias, tomadas por aquellos que se creen dueños del proceso de enseñar, un proceso que más bien, debería ser de aprender.
La entrada. Facultad de Arquitectura, UNAM, MX. Foto. Š Gonzalo Mendoza
KAREN ARZATE
EDUCACIÓN FACULTAD DE ARQUITECTURA, UNAM. MX
A lo largo de estos cinco semestres mi perspectiva se ha ido moldeando a través de líneas, de puntos, de palabras que construyen no sólo un lenguaje sino un sueño, una idea intangible que sólo en la imaginación es posible tocar. Dicha idea ha sido manipulada (en el mejor sentido de la palabra) por entes externos a mí que a lo largo de mis estudios han ido sembrando un cierto criterio y una serie de aprendizajes tanto de arquitectura como de vida. Esos personajes, que menciono, tan importantes para mí, son mis maestros. No sé qué ha influido más en mí, pero los arquitectos que me han enseñado a lo largo de la carrera han dejado pensamientos e ideas de lo que representa estudiar arquitectura, de lo que significa ser arquitecto y sobre todo de la clase de ser humano en el que quiero o no convertirme en un futuro. Éste artículo es para aquellos profesores que tanto admiré y que aún mantengo en un lugar muy especial, pero también, es para aquellos que me hicieron esperar con ansias su clase y que ahora han ido perdiendo valor y credibilidad.
Debo admitir que realmente sólo puedo contar con una mano a los maestros que les tengo un afecto especial, recuerdo cada una de sus clases, las tareas y los trabajos; y con cada uno de ellos encuentro una relación sumamente importante; generaban en mí un pánico impresionante, que al mismo tiempo se combinaba con admiración y un toque de curiosidad. Fueron esos maestros los que sembraron en mí las ganas de convertirme algún día en docente, en ser esa persona que inspira a estudiar arquitectura desde otra perspectiva. Sin embargo cuando el tiempo corre, y vaya que corre demasiado rápido, me di cuenta de la cantidad de arquitectos que deberían comprender que el dar clases no es para todos. Estoy convencida de que una persona que quiere dar clases, o pretende tener un puesto en la Universidad debe tener el mínimo interés en los alumnos, y desgraciadamente me doy cuenta de que la mayoría sólo atienden a sus clases por un salario, o sea, que en sus alumnos no ven oportunidades de cambio y de aprendizaje, sino que nos ven como un requisito para tener/obtener algo a cambio.
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Facultad de Arquitectura. Universidade de Porto. Álvaro Siza Viera. Foto. Cortesía ©Ilse Cárdenas 2012
Bajo dicha reflexión me surgen distintas preguntas: ¿Cómo es que una escuela debería contratar a sus maestros?, ¿Son reales las evaluaciones que se les aplican por periodo? Como alumna puedo decir que las evaluaciones para maestros que nosotros realizamos son bastante subjetivas y se atienen a las conveniencias propias de cada uno de nosotros. Me parece que se debería llevar a cabo un análisis mucho más profundo sobre cada uno de los maestros, comprendo que es un proceso tardado, sin embargo todos deberíamos buscar el avance de la institución en la que nos encontramos. Es difícil crear una retroalimentación sana cuando ninguna de las partes pretende cooperar, considerando que ni alumnos ni maestros
estamos decididos a generar un verdadero cambio, ¿Cómo podemos lograr que las personas que participan en la Universidad se apasionen nuevamente por lo que hacen?, ¿Cómo captar el interés de las alumnos y maestros de nuevo? Yo, creo que lo más importante es regresar a la esencia tanto de la arquitectura como de la enseñanza y el aprendizaje. Es el ser humano el que necesita mirar atrás y comprender que tal vez lo mínimo era lo suficiente para poder lograr lo excepcional.
DIEGO DORANTES
LA ENSEÑANZA EN TIEMPOS DE INCERTIDUMBRE FACULTAD DE ARQUITECTURA, UNAM. MX
Hace unos años, mientras estaba en Sevilla, escuché de uno de mis maestros: “En tiempos donde parece que estudiar no sirve de nada, lo mejor que puede hacer uno es estudiar”1. Lo anterior lo mencionó dentro de un contexto de dificultades laborales y académicas que, a la fecha parecen continuar, la universidad se iba a un “paro” de actividades debido a los excesivos aumentos en las colegiaturas, y el país mostraba un panorama desolador de desempleo. El hecho de insistir en la educación a pesar de que ésta no proveyera una fuente económica, parecía esconder en la frase otra cualidad inherente en el proceso de aprendizaje. En México las cosas no son muy diferentes –o podría decirse, incluso que en ciertos aspectos estamos peor–, el difícil acceso a la educación deja fuera a un gran número de aspirantes a la misma y las fuentes de empleos dignos escasean. No sólo la educación se ha vuelto una cuestión de élite, sino que aunado a ello las exigencias académicas dentro del mercado laboral son cada vez mayores. ¿De qué sirve estudiar entonces, si esto no garantiza una estabilidad económica? y más aún ¿Qué se debe enseñar cuando no hay un camino trazado, cuándo hay muchas incertidumbres? Muchas veces estas preguntas
pasan inadvertidas en una inercia que sigue empujando sin que haya grandes cambios, los estudiantes siguen aprendiendo lo mismo y los maestros siguen enseñando sin alteraciones, hasta que son alcanzados por las diferentes crisis. La falta de reflexión nos ha llevado, en muchas ocasiones a un callejón de difícil salida –ojalá aún la tenga–, y es quizás aquí donde el aprendizaje cobra tanta importancia. El cambio de valores de las sociedades contemporáneas, o de una buena parte de ellas –no sería justo generalizar por completo–, ha inclinado la balanza en función del aspecto monetario; el dinero se ha convertido en uno de los ejes más importantes que determinan el modo en que vivimos, pero si la educación se limita a ser únicamente una aspiración económica pueden perderse parte de su riqueza y su importancia e incluso puede volverse innecesaria en este cometido. De esta forma vemos como sobresalientes empresarios, funcionarios públicos y mafiosos comparten un 1. Dicho maestro es Antonio Sáseta Velázquez un arquitecto con una reconocida trayectoria académica que además diferentes obras construidas se ha involucrado en el arte y los espacios escénicos.
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Foto. Cortesía ©Jorge Sánchez 2013
gran poder económico y político pero no necesariamente –y más bien casi nunca–, tienen un alto nivel educativo, lo cual lógicamente supone un alto riesgo. Esta situación pone en crisis a la educación y a los valores que ésta transmite. En una era de la inmediatez muchas de las condiciones que vivimos parecen tocar hielo fino2, al ver sólo lo inmediato o lo evidente se dejan de lado repercusiones importantes y la educación puede ser una ventana o una puerta para entender la complejidad y las implicaciones de los procesos actuales y así poder proponer mejores alternativas con verdaderos beneficios. La arquitectura tiene grandes repercusiones en la configuración del espacio en el que nos desenvolvemos, su educación es fundamental si queremos vivir en mejores entornos, sin embargo inmersa dentro de los ejes del valor mercantil global su enseñanza se sumerge en las mismas
condiciones de fragilidad y banalidad de la competencia financiera. En tiempos de una vorágine de construcciones instantáneas, tiene sentido hacer una reflexión crítica antes de trazar la primera línea. La educación puede construir caminos alternos a aquellos que nos llevan al precipicio, pero en tiempos de incertidumbre es necesario decir las preguntas adecuadas antes de dar respuestas que no dan margen a la duda. Hoy en día la vocación de los maestros debe fomentar la reflexión crítica en lugar de un discurso cerrado. Los alumnos deben buscar en un terreno difuso sin muchas sendas claras y sin encasillarse en viejos paradigmas o caminos simplistas. El cuestionamiento se vuelve imprescindible en tiempos de incertidumbre. 2. Parafraseando a Steven Hall al referirse a las vulnerabilidades de las sociedades contemporáneas en una metáfora que relaciona los lagos congelados de Helsinki y el cruce arriesgado que algunos hacen en donde en cualquier momento el hielo puede fracturarse. Ver en el prólogo de Juhani Pallasmaa, Los ojos de la piel, Editorial Gustavo Gili, Barcelona, 2006, pp. 7-8.
ARMANDO QUEVEDO
LOS DE ARRIBA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE BAJA CALIFORNIA. MX
Han sido ya muchos los artículos con los que me he encontrado últimamente donde profesionales comentan y hacen crítica acerca del estado actual de las escuelas de arquitectura alrededor del globo; se denuncian las faltas y los errores, los desaciertos y decisiones que mantienen el nivel académico muy por debajo de sus expectativas. Hay también quienes en sus comentarios profundizan más y hablan del nivel precario y de las preocupantes actitudes de los estudiantes. Esto último (la actitud del estudiante en el aula) es para muchos el tema más alarmante y de mayor importancia; pues es, a fin de cuentas, el estudiante y nadie más, quien en escuela de alto o bajo nivel, direccionará la manera y desempeño con el que se desarrollará después de egresado, influyendo de forma directa en el futuro de la profesión, sociedad y ciudad. Dentro del aula (dicen los críticos) hay una constante lucha de egos, una actitud de soberbia de genio incomprendido, una proyección a futuro del estudiante como creador solitario y hacedor de todo lo bello que se habita y se contempla, poca intención de colaboración y falta de un genuino y certero interés por ejercer de manera ética y responsable. Tratando de encontrar una solución, me vi en la necesidad de comprender primero: la causa. Esta búsqueda me llevó a revisitar la mayoría de los nombres de las mismas personas que atacan, sin ofrecer propuesta, la condición de las escuelas y los estudiantes. La cuestión es, la decisión que nos llevó a tomar la arquitectura como carrera a seguir y nos mantiene firmes a lo largo de esta, es la mayoría de las veces
influida por personajes (y sus trabajos, a veces) emergentes de la profesión que conocimos en portadas de revistas, en páginas web llenas de imágenes y vacías de letras y fotos de arquitecto (cual rockstar) cruzado de brazos frente a una de sus obras más célebres. En su momento, tal vez todos entramos a la carrera con la meta de ser un Calatrava, un Gerhy o una Hadid. Todo el mundo quiere ganar el Pritzker y ver su cara de loco intelectual en alguna revista de arquitectura (o de chismes) sin importar la calidad social, sino formal de la obra, construída en los cimientos del ego; pero esto es, porque esa es la imagen que emanan y difunden “Los de arriba”. Si Los de arriba buscan cambiar las universidades, y más, la actitud de los estudiantes, se debe entender que ellos también son una parte importante del problema y de la manera en que se mediatiza al arquitecto; recordemos el comercial de Michel Rojkind para una marca de whisky o el post reciente en la página de Facebook de Taller Veinticuatro cuando llegaron a cierto número de seguidores: "Porque más que FANS son amigos". Con esto, no digo que no haya cosas por cambiar en las escuelas y en nosotros los estudiantes. Hay todo por cambiar y todo por re-crear. Pero, para que los de abajo cambien, se necesita también el cambio de los de arriba. Tal vez sea hora de que el Pritzker empiece a premiar a un equipo y no sólo a un "genio creador", o que Zaha Hadid deje de aparecer en fotos de estudio en revistas de moda y se de a la tarea de hacer una arquitectura más social, y menos alejada de los reflectores. Queda todo por hacer, y todo, es parte de todo.
AHORA.
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ANDREA GRIBORIO
OBJETO EN CUESTIÓN DIRECTORA EDITORIAL EN ARQUINE
La Escuela de Arquitectura de Talca es quizás el más elocuente de los silencios del valle maulino. Frente al reto de educar, indagar y explorar en la disciplina de la construcción del espacio, Talca se encuentra con la materia y el territorio; en su afán por dialogar con éstos, observa y ocupa, reflexiona y refiere, construye objetos que irrumpen el mutismo y lo cargan de significados tácitos y explícitos. Talca surge aislada y taciturna para destacar con brillante estruendo y, así, hacer honor al origen mapudungún de la palabra, donde Talca significa trueno. Talca son procesos que parecen transgredir los límites entre el proyecto, el taller, la obra construida y la pieza de arte. Constituye en escenario de gestación, constituido
por una serie de personajes y azares del destino, los mismos que fueron modelando desde el objeto que hoy reúne el trabajo genuino de muchos más que arquitectos, de jóvenes comprometidos con el oficio elegido a partir de la comprensión del territorio que ocupan y de la materia que este contiene. A través de significados, se decanta el proyecto que forma parte de la escuela - algunos vigentes, otros ya borrados del paisaje por causas naturales y algunos más efímeros desde su concepción - en sí mismo se constituye como un proyecto que, sin pretenderlo, logra volcar las miradas globales a Talca desde lo local, esa región pensada entre la vertical de la cordillera andina y la horizontal
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infinita del Océano Pacífico, donde hablar de espacio es alterar las proporciones y condiciones convencionales y la geografía se hace presente. Evadirla, ocuparla o sujetarla es el mayor de lo retos. Una escuela, un escenario que ha logrado, en su saber y poder hacer, entender el tono poético de su paisaje para alcanzarlo de manera natural. Los significados contenidos trascienden las obras en sí mismas para develar las diferentes aristas de este paradigma educativo. El relato descriptivo de cada proyecto es un acercamiento a la experiencia que le dio forma, a cada acción capaz de promover la comunidad donde se inserta y fortalecer su reconocimiento como objetos en armonía con un territorio.
El objeto que transmite la esencia genuina de los acontecimientos de un territorio, del material que los constituye; una pieza abierta e inacabada que demuestra las capacidades adquiridas y desarrolladas por un alumno en particular y una enseñanza intelectual y sentiva. Un objeto que analiza y cuestiona Talca. Una manera de educar y generar aportes significativos mediante la reflexión, la proyectación y la construcción, desde la interpretación y manipulación de imagen, materia y paisaje, para reconstruir la narrativa propia de un territorio cargado de poesía. Extracto del prólogo escrito por la autora, en el libro TALCA: Cuestión de Educación. Editado y publicado en México por Arquine, 2013.
PA´QUE TE CULTIVES
Libro.
TALCA: Cuestión de Educación Editores: José Luis Uribe & Andrea Griborio Arquine 2013
A lo largo de una serie de capítulos, perfectamente establecidos, el libro hace conocer al lector el modelo educativo que ha sido construido por la Escuela de Arquitectura de Talca, el cual ha logrado convertirse en referente de la enseñanza de la arquitectura en todo el territorio de América Latina. En todas sus páginas podemos ver el proceso que dicha escuela sigue en el desarrollo de los proyectos académicos, los cuales, caracterizados por la localización de la Escuela, permiten un acercamiento mucho más estrecho con el sitio, generandose a partir de un entendimiento total y un diálogo permanente con el paisaje y el contexto social inmediato. Alejándose de los reflectores de los arquitectos estrella, TALCA propone un medio de proyección más amable con
la gente, una solución realmente certera, y sobre todo un resultado que permite la regeneración de un o varios ámbitos del orden social. Al ser una escuela de campo, en condiciones rurales, los alumnos son distintos, personas que perciben y entienden el espacio y la materia de manera diferente, si lo comparamos con una escuela de ciudad; los estudiantes perciben, naturalmente, la relación de los objetos con el territorio, permitiendo que desde su ingreso, el desenvolvimiento es amplio. La misión de la escuela de TALCA es la construcción de una academia que logre inculcar en sus asistentes, un modelo arquitectónico que brinde a la comunidad soluciones necesarias, a través de elementos que son considerados como verdadera arquitectura.
Exposición.
Barragán + Neri&Hu MUSEO DE ARTE MODERNO. CIUDAD DE MÉXICO.
Curadores: Miguel Ángel Rosas + Marco Coello Hasta Febrero 2014
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PORTADA Cortesía ©Jorge Sánchez 2013 Diseño Editorial: © FUGA Arquitectura 2013, México.