Tupi or not tupi

Page 1

Tupí or not tupí Por Sonia Fernández Pan

Hay un pacto tácito entre la inteligencia y la maldad que la ficción ha sabido explorar con insistencia. Tanto es así que frecuentemente nos acordamos más de los villanos que de los héroes.Y no solamente por lo malvados que puedan llegar a ser, sino por la enorme dosis de inteligencia que acompaña sus acciones contra el mundo. De todos los personajes que forman parte del universo de X-Men hay uno que destaca considerablemente por encima de los demás: Mystique. Como mutante, no posee poderes vinculados a ninguna fuerza sobrenatural o sobrecogedora. Su poder es, precisamente, la mutación. La capacidad de ser potencialmente cualquier otro en cualquier momento y en cualquier lugar. A diferencia de los demás mutantes, no vive en un estado de dualidad permanente entre dos maneras de ser preestablecidas sino en un estado de tránsito permanente a través de la carne. Esto provoca en ella una crisis continua. Al poder –y tener que- ser siempre otro, no sabe quién es ella misma. Dentro del arquetipo literario, Mystique es un cambiante, un ser que puede modificar su forma y que lo hace adoptando la forma de otro ser humano. Existen muchos otros mimetistas en la ficción.Y no siempre se conforman con la metamorfosis humana. T-1000, el prototipo creado por Skynet en Terminator, puede convertirse además en objeto. Sin embargo, más allá de toda esta euforia mutante que se centra en la superficie de los seres y las cosas (si bien Paul Valèry afirmaba que no hay nada más profundo que la epidermis), el poder de la mutación es el poder -también el peligrode la alteridad. No se trata tanto de parecer otro, como de llegar a serlo. Al menos, de intentarlo.Y es aquí donde la inteligencia juega un rol fundamental porque no basta con apropiarse del recipiente. Hay que saber utilizarlo. Como dice Female Shapeshifter, un personaje de Star Trek, “convertirse en una cosa es conocer esa cosa. Asumir su forma es comenzar a entender su existencia”. Ser otro es un acto caníbal, uno en el que quien devora puede terminar siendo devorado por el otro. O por la contingencia del tránsito, como le sucede a Mystique. Más allá de la ciencia-ficción y sus ejemplos de mutación literal, también de canibalismo (el zombie aparece aquí como el antropófago más radical, aquel que elimina el contenido del recipiente para transformarlo en un cadáver en vida), podríamos pensar en la misma cultura como un acto de canibalismo colectivo en el que todo puede ser devorado, masticado y asimilado. En la búsqueda de lo propio se combina siempre la incorporación de lo ajeno, haciendo de esta diferenciación entre lo propio y lo ajeno una entelequia operativa para el pensamiento pero no tanto para la vida. Es más, ¿qué hay de propio en lo que consideramos como tal? ¿Qué hay de uno mismo en lo que uno es? Ya lo decía Rimbaud: “Je est un autre”. La identidad es un proceso esquizofrénico en el que, quizás, la mayor alucinación es pensar que podemos existir sin contaminarnos o sin contagiarnos de otros. El poder de la introyección y la introyección al poder. Tupí or not tupí: that is the question. Con esta afirmación el poeta brasileño Oswald de Andrade masticaba las palabras de Hamlet para afirmar que la única ley del mundo que nos une es la antropofagia. Ley que promulga una máxima, la del ser humano


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.