EL ESPECTADOR
EL ESPECTADOR / DOMINGO 7 DE ENERO 2018 / 27 ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
ElPentagrama N° 3
Tiene 73 años y dice que no le gusta escuchar sus discos
Nelson Freire no sabe qué es la disciplina El pianista brasileño, reconocido por sus interpretaciones de Chopin y Debussy, fue un niño prodigio: a los cinco años tocó sus primeras piezas y a los quince estudió en Viena. Siempre ha declarado que en su naturaleza prima la intuición.
Para ser un pianista que comenzó su carrera a los cinco años, Nelson Freire ha sorteado con gracia la frecuente tentación de creer que lo ha conquistado todo. “Trabajar, para mí, es dejar las puertas abiertas: las puertas de la imaginación, de la intuición, de la inspiración”, dijo en una entrevista con Le Temps. A sus 73 años, el consenso general le ha atribuido cierta madurez artística inusual, evidente en sus interpretaciones de piezas de Chopin, Debussy, Schumann y Brahms, mientras él está convencido de que, desde su infancia remota en Boa Esperança (Minas Gerais, Brasil), donde nació y vivió sus primeros años, su signo ineludible es el salvajismo del principiante. “La música era mi pasión, adoraba improvisar, adoraba las partituras”, dijo en una entrevista con Le Mag du Piano.“No sabía escribir música, de modo que les pedía a mis padres que me compraran partituras vacías cuyos pentagramas yo cubría de notas. Esta libertad me transportó a otro mundo, pero no me facilitó el contacto con un profesor ‘normal’”. La necedad de su infancia, sin embargo, le
reportó un talento singular: a los cinco años tocaba de oído las canciones populares que su hermana mayor interpretaba al piano, y sus padres, testigos del prodigio, lo encargaron a un profesor que vivía a cuatro horas del pueblo. Doce clases después, el profesor contactó a los padres y les confesó que ya no tenía más por enseñarle, y puesto que no había a la vista otro docente más talentoso que aquel en toda la región circundante, los padres tomaron la decisión de trasladarse a Río de Janeiro. El padre, que era boticario, hubo de tomar un trabajo en un banco. Nelson Freire reconocería muchos años después que su voluntad de trasladar a la familia entera por la pasión del hijo menor había sido valerosa y que los días de su infancia en Río de Janeiro, donde aún vive, determinaron la naturaleza de su interpretación. “Tuve que recomenzar —contó—. No desde cero: ¡desde más abajo! Yo era muy instintivo. Tuve que hacer un salto tremendo para disciplinarme”. Como solía doblar los dedos de manera exagerada durante los recitales, su maestra, Nise Obino, lo forzó a usar vendajes para estirarlos, para que se desplegaran sin temor, y el método tuvo tal efecto que, en los ensayos previos a sus conciertos, esté donde esté, Nelson Freire conserva el hábito de re-
correr el piano entero utilizando todos los dedos, de las graves a las agudas y de vuelta a las graves, deslizándolos con la ligereza de un pez en el agua. En su juventud, su talento extraordinario supuso la soledad: tras ganar un concurso de piano a los doce años —tocando el quinto concierto para piano de Beethoven, El Emperador— y una beca de estudios que lo llevaría adonde él quisiera, Nelson Freire viajó a Viena en sus tiernos 15 años, sin el conocimiento de que los siguientes dos los viviría en completo aislamiento. Llegó unos días antes de su cumpleaños, y para celebrarlo, como no le habían girado todavía el dinero de la beca, fue a una pastelería, pidió la torta más barata y la comió mientras lloraba. Estaba solo y no habría de comunicarse con su familia, según contó después, durante toda su estancia en Viena. Cuando llegó el dinero de la beca, estuvo claro que la disciplina inculcada en Río de Janeiro, si bien había tenido un impacto en sus modos, había resultado débil: disipó sus dineros en noches de bohemia, en los mejores restaurantes, en los cafés atestados. “Fue una vida de depresión, de bohemia, pero de tristeza”, dijo. Su retorno a Brasil fue desastroso. “En plena crisis de adolescente —le contó al Mozarteum Brasileiro—, desajustado y
desestimulado, vi cómo todas las puertas se cerraron. Nadie quería saber de mí. Ningún concierto, ni siquiera gratuito. El consenso general es que era un talento perdido. Me inscribí en varios concursos, pero a última hora desistía. Había perdido mi autoestima y la confianza en mí”. Un viejo amigo lo recomendó poco después para una serie de conciertos en São Paulo; él asistió con el temor íntimo de que podría resultar un fracaso. Tocó el tercer concierto para piano de Prokofiev: fue un éxito. El mismo azar salvaje que había atravesado toda su educación le había permitido, tal vez sin que él lo advirtiera, revivir como pianista. “Todavía tengo mucho por conquistar”, dijo en una entrevista con O Globo. “Progresar. Si un artista piensa que ya lo conquistó todo, se acabó”. Nelson Freire, pese a la ligereza de su disciplina y a la costumbre de sucumbir a la intuición, podría afirmar que sus conquistas no han sido menores: discos dedicados a los Nocturnos de Chopin, los Preludios de Debussy y piezas de Rachmaninoff y Schubert, además de una grabación, en 2014, de la pieza que definió su maestría en la infancia: El Emperador. Por mandato propio, Nelson Freire nunca sabrá cómo sonaron esas conquistas: nunca escucha sus discos porque teme que sólo encontrará defectos.
/ Cortesía
JUAN DAVID TORRES DUARTE
EL ESPECTADOR / DOMINGO 7 DE ENERO 2018 ElPentagrama 28 / ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
/ Ilustración: William Botía Suárez
/ 29 ElPentagrama ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ EL ESPECTADOR / DOMINGO 7 DE ENERO 2018
Mozart, Maestro del estilo clásico
el único
Si algo tiene la personalidad de Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791) que se pueda considerar un cambio radical en la historia de la música, es que fue el primer gran creador musical que alcanzó la independencia. Esta es parte de la historia de no sólo un niño prodigio, sino un niño prodigioso. POR MANUEL DREZNER
Muchas veces se ha citado la anécdota de cuando le preguntaron al gran director del siglo XIX sobre cuál era en su opinión el más grande músico de todos. Sin vacilar, Richter dijo: “Beethoven sin duda alguna”. El que preguntaba, asombrado ante una respuesta tan rotunda, le dijo: “¿Sin duda alguna? ¿Y entonces dónde queda Mozart?”. Richter continuó: “Pero Ud. no me dijo que a Mozart debía incluirlo en la lista, creía que hablaba de todos los demás…”. Esta es una muestra de cómo Mozart es compositor único entre los compositores, un caso solitario que nunca se repitió ni hubo antes en la historia de la música. Eso no es menospreciar a Bach, o a Beethoven o a tantos otros genios sino dejar constancia de que las creaciones de Mozart ocupan lugar sin paralelo en las de artes. No fue innovador y lo que compuso dentro del estilo clásico de su época seguía exactamente las mismas reglas que aplicaban todos los demás, pero agregando un toque de genio que hace de su obra una cima de la música, como lo es el Everest entre las montañas, parafraseando a Bernard Shaw. El primer gran músico independiente Si algo tiene la personalidad de Mozart que se pueda considerar un cambio radical en la historia de la música, es que fue el primer gran creador musical que alcanzó la independencia. En esa época un músico era considerado un sirviente (“por encima de los lacayos, pero por debajo de los cocineros en categoría”) y Mozart, acostumbrado a visitar las cortes europeas y las casas de la nobleza en su etapa infantil, no pudo aguantar las exigencias del arzobispo Colloredo, de Salzburgo, en cuya corte estuvo poco tiempo. La leyenda de que su padre lo explotaba con las giras que hizo cuando Wolfgang no sólo era niño prodigio sino también niño prodigioso,
no es exacta. Leopoldo Mozart buscó en sus giras no únicamente el beneficio económico, sino también estudiar la posibilidad de que Mozart quedara al servicio de alguna de las grandes cortes europeas. De hecho, las ganancias monetarias de las giras fueron mínimas, ya que aunque los Mozart se llenaron de anillos, de estuches de oro, de regalos que aparentaban mucho, de nada les servían para hacer fortuna. Mozart se fue a Viena, el gran centro musical de ese entonces, y comenzó a componer para ganarse la vida y seguir viviendo en la forma espléndida a la que estaba acostumbrado. No hay que olvidar que en esa época, en que no existían los derechos de autor, los músicos creaban sus obras por encargo, y lo que les pagaban por ellas era todo lo que recibían. Esto los obligaba a seguir componiendo nuevas obras en forma continua y por eso los músicos siempre vivían alcanzados. Mozart compuso en prácticamente todos los géneros musicales y en todos hay ejemplos para destacar. Sus sinfonías, sus conciertos, su música religiosa, sus grandes óperas, su música de cámara e incluso sus obras menores demuestran lo único de ese genio que ha sido uno de los grandes regalos artísticos que ha tenido la humanidad. Las leyendas alrededor de Mozart Son muchas las leyendas sin base que se han tejido alrededor de Mozart. Una culpa, en parte, se debe a la película y obra de teatro Amadeus, donde muestran a un niño mal educado, falto de maneras y hasta poco inteligente, es decir, todo lo contrario de lo que fue el músico. Un biógrafo romántico se inventó que cuando murió Mozart, cayó una gran tormenta y por eso su cadáver se había perdido, y eso fue repetido por mucho, hasta que a alguien se le ocurrió lo obvio: pedir información a la oficina meteorológica de Viena, que informó que en esos días a duras penas había caído una leve llovizna. (Vale la pena decir que cuando murió Beethoven sí cayó una tormenta pavorosa). Hablan de los vicios de Mozart y la verdad es
que aparte de su afición a los juegos de azar, en los que no consta que hubiera perdido fortunas, ni tomaba ni era goloso. Tampoco hubo nada de misterio en el encargo de su Réquiem final, que en realidad fue comisionado por un noble que gustaba comprar obras a compositores ilustres y después las hacía pasar por suyas. Mozart era muy respetado Otra de las leyendas creadas alrededor de Mozart es que en sus tiempos no era considerado artista importante. Por el contrario, era admirado universalmente y sus obras eran buscadas por los aficionados. Haydn, al conocerlo, dijo a su padre que un genio como él no volvería a aparecer en varios siglos. El mismo Salieri, a quien se le atribuyó la absurda leyenda de que había envenenado a Mozart por envidia, lo admiraba e incluso muchas veces lo ayudó. Claro que había algunas voces que disentían. Por ejemplo, la emperatriz, que no debía saber mucho de música, declaró que una de las óperas de Mozart no era sino “una porquería tedesca”, lo cual demuestra que las emperatrices son pésimas críticas musicales. Pero Mozart gastaba más de lo que ganaba, ya que por ejemplo, nunca se privó de criados para él y su esposa. Dicen que tenía el vicio del juego, pero el que fuera tahúr tampoco está demostrado. Uno no puede adivinar al oír la serenidad de las obras de Mozart las angustias por las que debía estar pasando y que le obligaban a pedir préstamos a sus amigos y a los miembros de la logia masónica a la que pertenecía. Su muerte lo encontró componiendo su gran Réquiem y su viuda tuvo que pedir a un discípulo que lo terminara para poder cobrar el encargo. Tuvo que contratar un entierro de tercera y por no tener dinero para adquirir una tumba individual, Mozart tuvo que ser enterrado en una compartida y su cuerpo se perdió para siempre. Quedó detrás de él como monumento incomparable ese conjunto de música que escribió, de las más impresionantes creaciones que haya logrado músico alguno.
Giovanni Bietti explica el estilo clásico
Si no conoce mucho acerca de la música clásica, tendrá la oportunidad de aprender de ello en el marco del Cartagena XII Festival Internacional de Música. De manera sencilla y clara, Giovanni Bietti; musicólogo, compositor y pianista, explicará cómo se desarrolla y de qué se trata el estilo clásico, tema en que se basa esta edición del evento. Bietti ofrecerá una serie de conferencias-conciertos directamente en el piano, instrumento en el que especificará las cualidades de los tres grandes representantes del denominado período clásico: Beethoven, Mozart y Haydn, quienes marcaron el rumbo del arte sonoro a partir de sus incursiones en las partituras. El ciclo de conversaciones musicales a cargo de Bietti se realizará el domingo 7 de enero a las 9:40 a.m., ESCUCHANDO A BEETHOVEN; lunes 8 de enero a las 9:40 a.m., Escuchando a Mozart, y martes 9 a las 9:40 a.m., Escuchando a Haydn. Giovanni Bietti colabora externamente con la Accademia Nazionale di Santa Cecilia de Roma y fue docente de composición en el Conservatorio V. Bellini de Catania y de Etnomusicología en la Universidad Carlo Bo de Urbino. Este reconocido compositor es el coordinador de las Lezioni di musica (Clases de música), que se transmiten a través de la cadena radial Rai-Radiotre, como también del homónimo ciclo en vivo que llama a personas amantes de la música al Auditorium-Parco della Musica de Roma. Es importante resaltar que en 2012 se publicó su libro Ascoltare la musica classica: la Sinfonía di Haydn, Mozart, Beethoven (Escuchando música clásica: la Sinfonía de Haydn, Mozart, Beethoven) por la editorial Edizioni Estemporanee de Roma. Las tres conversaciones musicales con Giovanni Bietti tendrán entrada libre.
Giovanni Bietti. / Cortesía
EL ESPECTADOR / DOMINGO 7 DE ENERO 2018 30 / ElPentagrama ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
Para seguir el Festival por radio y televisión Siga el concierto del domingo 7 de enero: “Beethoven: las sonatas para piano”, en diferido por: NTN24 el 10 de enero a las 12:00 p.m., RCN Nuestra Tele Señal Internacional el 10 de enero a las 10:30 p.m., y en
TDT RCN HD2 el 10 de enero a las 10:00 p.m. Escuche este concierto en vivo por Radio RCN Clásica. Disfrute del concierto del domingo 7 de enero: “Beethoven: los cuartetos de cuerda”, en diferido
por: NTN24 el 11 de enero a las 12:00 p.m., RCN Nuestra Tele Señal Internacional el 11 de enero a las 10:30 p.m., y en TDT RCN HD2 el 11 de enero a las 10:00 p.m. Escuche este concierto en vivo por Radio
RCN Clásica. Vea las transmisiones de la programación del domingo 7 de enero de 2018 vía Facebook Live en: @CanalRCNNuestraTeleOficial @NoticiasRCN
@Senalcolombiapaginaoficial. Siga el especial de streaming de este concierto en: http://www.senalcolombia.tv/señal-en-vivo, http://www.canalrcn.com, http://noticiasrcn.com/
Grabará un álbum con composiciones propias
El pianista que se enamoró de Bach
/ Cortesía
El alemán Martin Stadfeld toca el piano desde los seis años y a los nueve dio su primer concierto. Ha sido galardonado como uno de los mejores intérpretes de Bach y tiene dos premios Echo en su atelier. JULIANA GIL
julianagil95@gmail.com @Juliigil
Martin Stadfeld, de 37 años, vive en el oeste de Alemania. Acostumbra vestir colores oscuros para sus conciertos, que acentúan su tez casi blanca. Alto y delgado, su espalda es erguida como un árbol y sólo la arquea mientras toca. Sigue el ritmo de las notas con el cuello y los hombros, moviéndolos de un lado a otro y encogiéndolos en los momentos de sus piezas que transmiten ansiedad, suspenso y tensión. Sus manos saltan entre las teclas. Ágilmente alcanzan notas lejanas que se hacen más fuertes cuando presiona los peEL PENTAGRAMA Periódico oficial del Cartagena Festival Internacional de Música
dales con sus pies. Lleva 31 años tocando, 27 de ellos dando conciertos, experiencia que lo llevó a ser el primer alemán en ganar la Competencia Internacional Johann Sebastian Bach y a tener dos premios Echo a la Música Clásica, en 2004 y 2005, en las categorías de artista joven del año y grabación solista del año. Stadfeld llegó al piano a los seis años. En Alemania, sus padres, aunque no eran músicos, lo invitaron a tocar un instrumento y él eligió el teclado. No había un piano en su casa, por lo que tuvo que sacarles el mayor provecho a sus primeras clases para practicar. Sus manos eran cada vez más ágiles. Un do, un re, tocaba toda la escala pasando por un imponente fa sostenido hasta llegar al si. Una y otra vez, hasta que ya sus dedos identificaban todas las notas del piano. “Me enamoré de una pieza y sentí el deseo de compartirla. Dar amor e inspira-
ción a través de mi música es lo que me invita a seguir adelante”. Ofreció su primer concierto a los nueve a años y a los 14 entró a la Universidad de Música y Artes de Fráncfort. Johann Sebastian Bach (1685-1750) fue el autor de una de las primeras piezas que tocó. Desde pequeño, uno de sus profesores le inculcó el gusto por este músico alemán del siglo XVIII. “Ha sido el compositor más importante para mí, tiene música muy humana”. Está claro. Stadfeld ha grabado nueve trabajamos musicales dedicados a Bach, unos cuantos a Mozart y otros a un registro variado de compositores clásicos, como Franz Schubert (1797-1828) y Robert Schumann (1810-1856). Así como comenzó en la música desde niño, espera que otros jóvenes alemanes se aproximen, no sólo a ésta sino a otras artes. Uno de sus pasatiempos, y quizá parte de su compromiso con la música, es visitar las escuelas para tocar piezas de Bach a los estudiantes, contarles sobre la vida de este compositor y acercarlos a la música clásica que, para su pesar, ya no hace
PRESIDENTA: Julia Salvi DIRECTOR GENERAL: Antonio Miscenà SOCIOS PRINCIPALES: Postobón, RCN Radio, RCN Televisión SOCIOS: Cine Colombia, El Espectador FUNDADORA DE EL PENTAGRAMA: Paula Ojeda Palacio DIRECTORA DE EL PENTAGRAMA: María Camila Castellanos
parte del repertorio que ellos tienen más a la mano. En el teatro de un colegio o un salón de clase toca a Bach en el órgano que le pongan. Sus manos han conquistado instrumentos en Francia, Estados Unidos, Japón y otros escenarios más durante sus conciertos. Entonces, tocar frente a un pequeño y joven público se convierte en todo un reto que decide asumir de la manera más contundente. Wolfgang Amadeus Mozart (17561791) es el segundo compositor de su inspiración. Grabó su interpretación de la fantasía de Mozart, su manera de mostrar las influencias que el austríaco tuvo de Bach en lo que él llama “una pieza personal e introvertida”. Hace parte de Sony Classical y, aunque durante su carrera ha sido reconocido por las interpretaciones de Bach y Mozart, pronto grabará un disco con sus propias creaciones. Llegará la primavera en su país y él, el alemán que se enamoró de las piezas de Bach a los seis años, se sumará a la lista de compositores con los que espera seguir acercando la música clásica a la gente.
EDITOR GENERAL: Juan Carlos Piedrahíta B. COLABORADORES EL PENTAGRAMA: Juan David Torres, Manuel Drezner, Juliana Gil, David Luciano Buelvas, María Cecilia Rodríguez, Julián Mora Peña
DISEÑO: William Botia Suárez
http://www.cartagenamusicfestival.com