El Pentagrama

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EL PENTAGRAMA PARA LEER EL FESTIVAL

El Pentagrama es el periódico oficial del Cartagena Festival Internacional de Música, creado en alianza con El Espectador, para conocer sobre las novedades, los músicos, los conciertos y las actividades que se programarán durante los nueve días del evento. Adquiéralo del 8 al 16 de enero de 2016 en los puntos de información del Festival o con El Espectador a nivel nacional. En enero se cumplirán diez años de este encuentro artístico y educativo, y nos complace, en esta nueva edición de El Pentagrama, contar la historia de lo que será Hacia tierra firme. Transmitiremos nueve conciertos en diferido por NTN24 y Nuestra Tele Señal Internacional.

Conozca nuestra programación en: www.cartagenamusicfestival.com. Síganos en nuestras redes sociales, Facebook, Twitter e Instagram. #HaciaTierraFirme #10AñosdeFestival

ElPe n t a g ra m a ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ CON UNA DÉCADA DE HISTORIA, el Cartagena Festival Internacional de Música bucea “Hacia tierra firme” para celebrar el encuentro sonoro entre Europa y América. Por DIEGO FISCHERMAN * Foto: FUNDACIÓN SALVI

Dos voces, una travesía En la novela Concierto barroco Alejo Carpentier describe un encuentro musical en la Venecia de mediados del siglo XVIII. Se trata de un encuentro imaginado, desde ya. Pero hasta cierto punto verosímil: Vivaldi, Händel, Scarlatti y un indiano, servidor de un señor colonial que ha viajado a disfrutar del carnaval y que, como el ángel de la Catedral de Santiago de La Habana, toca las maracas. El Gloria de Vivaldi y la Misa de Domenico Zipoli –el compositor toscano que llegó a América del Sur junto a los jesuitas y compuso lo más importante de su obra en la actual provincia de Córdoba (Argentina)– inaugurarán la décima edición del Cartagena Festival Internacional de Música, con la dirección de Rinaldo Alessandrini. Una parte del viaje, que comenzó hace un poco más de cuatro siglos y que, como tantos otros viajes, ya había comenzado mucho antes. Tal vez, en las primeras canciones que alguien escuchó de otros y transformó a su manera, sin siquiera saberlo, y cantó a su vez, para que otros escucharan y cantaran y fueran también escuchados, en océanos y puertos y ciudades; en bailes y

en iglesias, en cortes imperiales y en fiestas populares. De aquel concierto ficcional, en un carnaval veneciano del barroco, a éste, tan real, en que esa estética se encarnará frente al Caribe, en las lejanas tierras de aquel indiano, media una distancia hecha de encuentros y confluencias. De conciertos, en el sentido más estricto de la palabra. Y, sobre todo, una profunda voluntad de ponerla en escena; de convertir en objeto de la mirada –y de la escucha– esos sortilegios que resultan de poner a Vivaldi junto a Zipoli –y el Caribe como fondo, un dato nada menor– o, tal como el violagambista y director Jordi Savall ha convertido casi en su marca de fábrica, en la metáfora del Mediterráneo –y luego del cruce del Atlántico y los contactos entre Europa y América– como territorio de la multiculturalidad. Y es que la cultura se parece mucho más a los líquidos que a los sólidos. Allí donde hay grietas, pequeños declives o el más mínimo espacio, habrá algo que lo ocupe. Y, de una manera un poco mágica –aunque realista–, será la cultura la que muchas

veces acabe diciendo la verdad y transgrediendo incluso los designios del poder. El cristianismo nacido en las colonias de Judea o las lenguas de los bárbaros transformando para siempre al latín, esos ejemplos de cómo el conquistador fue conquistado por sus conquistas, no resulta tan diferente de las maracas indianas. O de los acentos y polirritmias de la chacona, esa danza nacida aparentemente en las Indias Occidentales y con una posterior prosapia europea que llegaría desde Monteverdi, Händel y Johann Sebastian Bach hasta el contemporáneo György Ligeti. Con una década de historia en su haber, el Festival buceó en esos espacios en que la coincidencia de dos voces produce una tercera distinta, absolutamente nueva y reveladora. Y en esta edición celebratoria, como si se tratara de una muñeca rusa –esas que encierran en su interior a una igual que a su vez contiene a otra donde una más pequeña es a su vez contenida– la mirada sobre el propio recorrido multiplica los significados. Esta vez el título invocador es Hacia tierra firme. Allí están contenidas, a la vez, la idea de la travesía –mucho más que un mero tránsito; una categoría en sí misma– y la de la llegada. La del sueño y la de la consumación. Ese mapa cuyos contornos se dibujan en la aventura musical de Savall –la Andalucía árabe, judía y cristiana; las rutas sonoras desde los palacios de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón a las tierras firmes de una América nueva– o en programas

como el del Cuarteto Alexis Cárdenas, donde Manuel Ponce o Hermeto Pascoal conviven con Chucho Valdés y Egberto Gismonti. El bandoneonista argentino Rodolfo Mederos, exintegrante de una de las orquestas canónicas del tango, la de Osvaldo Pugliese, parte de los aires modernistas que atravesaron al género a comienzos de la década de 1970 y faro de la restauración de las viejas raíces de la gran orquesta típica en los últimos años, presentará en el Festival un programa cuyos bordes –de una manera casi autobiográfica– se tocarán con la tradición más indiscutible –el clásico Nostalgias, de Juan Carlos Cobián– y aquella vanguardia incipiente, corporizada en quien fue uno de sus máximos impulsores, Astor Piazzolla. Junto a él, a Rinaldo Alessandrini, a Jordi Savall y al grupo Tembembe Ensamble Continuo, que compartirá con el músico catalán ese juego de poner una junto a la otra las tradiciones europeas (influenciadas por las americanas) y las americanas (influenciadas por las europeas), estará en este décimo aniversario uno de los grupos que brilló en ediciones anteriores, la orquesta de cámara Orpheus. También allí se corporizará el contrapunto: Bach y a su lado las Bachianas Brasileiras, compuestas por el brasileño Heitor Villa-Lobos. La tierra firme, en todo caso, no sólo como certeza sino también como un mundo de preguntas y posibilidades nuevas. * Crítico musical argentino.


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Clásicos en tierra firme

De ida y vuelta

LA RELACIÓN MUSICAL entre América y Europa será abordada por el Festival desde tres aspectos fundamentales.

LA PERSONALIDAD DE LA música americana pudo haber ignorado el arte europeo... pero no lo hizo. La historia es como se escucha.

Por CAROLINA CONTI * Foto: FUNDACIÓN SALVI / SHUTTERSTOCK

Por JAIME ANDRÉS MONSALVE B. *

El día que un joven compositor argentino llamado Astor Piazzolla estrenaba Durante nueve años el Festival se ha consolidado como un diálogo de disu Sinfonía Buenos Aires, pieza que le determinó ser becado para perfeccioferentes culturas a través del lenguaje universal por excelencia que conarse en París con la legendaria pedagoga Nadia Boulanger, pareció que el necta a los seres humanos en su parte más esencial, trascendiendo cosmundo se le venía encima. Una horda de detractores del nuevo lenguaje que tumbres e idiomas, geografías y tiempos. En enero el evento cumplirá involucraba ribetes de tango dentro de un formato tradicional de cámara se diez años y será el momento para reafirmar los vínculos que América y había ido lanza en ristre contra los fanáticos del autor, de apenas 34 años. Europa han tenido gracias al arte del sonido. Alguna crónica habló de puños, sillas y sombrillas volando de lado a lado en Antonio Miscená ha diseñado la décima edición a partir de tres aspecel auditorio de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Buenos Aires tos. Por un lado el repertorio europeo, con toda su riqueza estética e hisesa noche de 1955. Lo que Piazzolla atestiguaba demudado, fue visto con tórica que con el correr de los años ha ido llegando a todo el mundo y se ha buenos ojos por el creador de la mencionada beca, Fabien Sevitsky. “Don’t convertido en un patrimonio universal. Por otro lado, las obras creadas a worry! That’s publicity!”, atinó a decirle en medio de la asonada al becario, lo largo de los siglos en América, ya fuera por compositores europeos que mientras le recordaba que algo igual había sucedido en 1913, en el estreno de fueron permeados por los paisajes sonoros del nuevo mundo (Zipoli, CeLa consagración de la primavera de Stravinsky, a la postre parteaguas absolurutti) o por compositores americanos formados en la tradición europea to de la música académica, entre los lenguajes de antaño y los de hoy. pero con un lenguaje personal nutrido por lo local (Copland, Villa-LoQuizás en el esfuerzo hoy archipopular de Piazzolla (artista cuyo repertobos). La tercera matriz tiene que ver con la influencia inevitable de Amério ha sido recurrente en el Festival) pueda uno encontrar una semilla caracrica en los compositores europeos (Dvorak). terística del diálogo sonoro entre Europa y América. No la primera, sí la más La primera de estas matrices se centrará entonces en algunas de las rotunda y perdurable: la de la apropiación de las lecciones de los compositoobras maestras del repertorio clásico, que se refiere aquí a obras musicares nacionalistas de finales de siglo XIX en el Viejo Continente como un les que por su belleza y trascendencia se han convertido en modelos, y no ejemplo de cómo abordar un ideario musical académico americano. solamente a aquellas concebidas durante el período comprendido entre Aunque si habláramos de diálogo en sentido estricto, estaríamos refiriénlos años 1750 y 1820. Son obras que han demostrado su universalidad, gradonos a los nacionalistas de Rusia, Checoslovaquia y España como primeros cias a lo cual han pasado triunfantes la prueba del tiempo y son hoy, sin interlocutores. La música del Barroco europeo pisó suelo americano no preduda, puntos de referencia en la historia de la humanidad. Entre las obras cisamente en aras de la conversación, sino como un elemento impositivo más que se podrán escuchar están Las cuatro estaciones, los cuatro conciertos de la Conquista. Aun así es imposible hacer una revisión de esos encuentros para violín y orquesta compuestos por Antonio Vivaldi hacia 1723 que han tempranos sin mencionar nombres como los del español José Marín (1618sido considerados como pioneros de la música programática. Del compo1699), el mexicano Sebastián Durón (1660-1716) o nuestro primer composisitor italiano se incluye también uno de sus conciertos para violonchelo y tor barroco local, el aparentemente bogotano José Cascante (1646-1702). algunas obras para solistas, coro y orquesta como el Gloriao elMagníficat, Así que volvamos al diálogo, factor mucho más notable unos 200 años desrepresentativas de su música sacra. Este repertorio estará ilustrado tampués, para recordar cómo la personalísima obra del brasileño Heitor Villabién por obras de Giovanni Battista Pergolesi. Siguiendo en el barroco, ya Lobos (1887-1959), cuya música priorizaba por igual a Bach y al Amazonas, no italiano sino alemán, se podrán escuchar la Suite orquestal No. 3 en Re llegó a ser la primera referencia que se tuvo en Europa de unos sonidos acamayor BWV 1068 y dos de los famosos Conciertos de Brandenburgo de Jodémicos atravesados por las influencias locales y unas raíces folclóricas eshann Sebastian Bach, el No. 2 BWV 1047 y el No. 3 BWV 1048, obras funpecíficas. Ese mismo origen se constata en los damentales del repertorio orquestal. Del peacercamientos al danzón cubano y al son jaroríodo clásico se ha escogido el Concierto para cho del mexicano Manuel María Ponce (1882violín y orquesta en Re mayor op. 61de Ludwig 1948), en la mirada indigenista azteca de la obra van Beethoven, el único concierto para el insintegral de su compatriota Silvestre Revueltas trumento que escribiera el compositor ale(1899-1940), en la revisión del malambo y de la mán, pero que es uno de los preferidos del influencia de la música pampeana del argentipúblico. Nuevamente el violín se hará preno Alberto Ginastera (1916-1983) y en la aprosente en un estilo diferente y posterior en el piación armónica y delicada de la tradición tiempo con la rapsodia Tzigane del francés danzable cubana en la pianística de Ignacio Maurice Ravel, que evoca el universo sonoro Cervantes (1847-1905) y Ernesto Lecuona de la cultura gitana. (1895-1963). Pero como la experiencia musical no existe La tradición académica nacionalista sigue sin el intérprete (ni el público, claro), hay que teniendo una relevancia capital en los repertotener en cuenta que para esta celebración se rios de orquestas de todo tipo, tanto de aquí coha invitado a algunos de los solistas y conjunmo de allá. Sin embargo, pasado tanto tiempo y tos que han pasado por el Festival y han dejade una manera casi paralela (por no decir desdo su huella, y se han enriquecido también marcada), la evolución misma de las músicas con las luces y el calor de Cartagena. Entre populares y folclóricas ha visto el nacimiento ellos la Orquesta de Cámara Orpheus, la orde vertientes pasadas por el filtro de la vanquesta sin director que participó en la octava guardia. Música tradicional evolucionada, que edición del Festival, la violinista Anne Akiko no por eso deja de ser ni lo uno ni lo otro. Como Meyers, el italiano Rinaldo Alessandrini, esla del Nuevo Tango, aquella que el propio Piaztudioso, clavecinista, director y fundador del zolla asumió como propia a partir de 1956, una Concerto Italiano, quien trabajará con los jótarde parisina en que Nadia Boulanger lo tomó venes del Coro Filarmónico Juvenil de Bogode las manos después de escucharlo tocar en tá y con la Orquesta Filarmónica Juvenil de 2x4 para decirle: “Ese es el verdadero PiazzoCámara de Bogotá. El violinista Maxim Venlla. No lo abandone nunca”. gerov será el solista en el Concierto para vioEs que si uno se lo piensa bien, de todas malín de Beethoven junto a la Orquesta Sinfónineras, es tan rotundo el choque de las ramas de ca Juvenil de la Red de Escuelas de Música de los árboles en las selvas centroamericanas, tan Medellín dirigidos por Juan Pablo Noreña y ensordecedor el caudal del río Amazonas, tan en el mismo concierto Vengerov actuará coarmónico el ulular del viento en la Pampa ausmo director en la hermosísima Sinfonía No. 9 tral… Tanta personalidad desmesurada hay en en Mi mayor op. 95 del Nuevo Mundo de AntoAmérica, que su música pudo no haber mirado nin Dvorak. Un cierre de lujo que dejará en el a Europa y ser igual de inquietante y exclusiva. ambiente lo mejor de los dos mundos y la exCatedral barroca como símbolo de la línea de música sacra, europea Pero esa sería ya otra historia. pectativa para el siguiente año. * Periodista musical.

y sudamericana, que encabezará Rinaldo Alessandrini en el Festival.

* Jefe musical de Radio Nacional de Colombia.


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CONVERSACIONES EN LA MÚSICA Y LA CULTURA

Regresan los espacios de diálogo al Festival. En esta ocasión, las conversaciones abarcarán reflexiones sobre la música, la experiencia de diez años de trabajo por la cultura, y el rol de las artes en la integración social. Lunes 11 de enero, 2016, 10:00 a.m. Los diez años del Festival. Conversación entre Julia Salvi, presidenta de la Fundación Salvi, y Fidel Cano, director

El Espectador. Lunes 11 de enero, 2016, 11:00 a.m. Entre lo sacro y lo profano. Conversación entre Jordi Savall (director y violagambista), Rinaldo Alessandrini (director) y Pablo Montoya (escritor). Miércoles 13 de enero, 2016, 11:00 a.m. Integración social a través de las artes. Conversación entre Steven Seidel (Harvard, Estados Unidos), James Honan

(Harvard, Estados Unidos), Paula Marcela Moreno (exministra de Cultura, Colombia), y Bruce Mac Master (presidente de la Andi, Colombia). Viernes 15 de enero, 2016, 11:00 a.m. Entre el Viejo y el Nuevo Mundo. Maxim Vengerov (violinista y director) y Rodolfo Mederos (bandoneonista) en conversación con Iván Benavides (músico, productor y compositor).

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Fascinación por las Américas EL ENCUENTRO MUSICAL entre el Viejo Continente y el Nuevo Mundo es mucho más que una combinación explosiva. Aquí algunos ejemplos de ese diálogo vital. Por JUAN CARLOS GARAY * Foto: ARCHIVO

En 1725 el rey de Francia, Luis XV, recibió en su palacio la visita de seis jefes indígenas provenientes de Norteamérica. Era un encuentro de homólogos, pero separados por un océano y una brecha cultural enorme. No se sabe muy bien cómo se entendieron a la hora de la conversación, pero en cambio quedó registrado el momento en que los indios le mostraron al monarca tres de sus danzas tradicionales. En la velada se encontraba el compositor Jean Philippe Rameau, quien se inspiró en aquella escena para crear la partitura de ballet conocida como Los salvajes. Ocho años más tarde, en Italia, Antonio Vivaldi estrenaba su ópera Montezuma, basada en la vida del emperador azteca (aunque sin intención de rigor histórico). La partitura anduvo perdida hasta el año 2002, cuando fue redescubierta y se hicieron varias puestas en escena. Fue una oportunidad reciente de entender la fascinación europea por aquel nuevo continente y las historias que se desprendieron del proceso de conquista. Una primera aproximación a estas obras evidencia el estereotipo del europeo como civilizado y el americano como bárbaro. Pero en el fondo hay más EL PENTAGRAMA

complejidad: la música de Vivaldi para las escenas de Montezuma sugiere también una energía inusitada y desbordante. Es como si la existencia del otro hubiera llegado a sacudirlos. La historia oficial nos habla de conquistadores que llegaron a imponer su poder y su doctrina, su espada y su cruz, pero pocas veces se detiene a observar la influencia en el otro sentido. En su libro El pensamiento indígena en Europa, la investigadora María Eugenia Corvalán llega a sugerir que las ideas que alimentaron la Revolución Francesa de 1789 están inspiradas directamente en el orden político de los pueblos nativos de América. Es una teoría atrayente por más que no pueda ser comprobada. Tal vez en la música es más fácil encontrar esa influencia. El ejemplo más antiguo es el de la chacona, una danza de carácter alegre y sensual que se puso de moda a comienzos del siglo XVII. El crítico musical Alex Ross la describe como una música “con un acento que favorece un balanceo de las caderas”. Por ese carácter libidinoso, nadie quiso asignarse la autoría; de modo que se terminó sugiriendo que la chacona había surgido “en algún lugar de las

Periódico oficial del Cartagena Festival Internacional de Música

colonias españolas en el Nuevo Mundo”. Pero lo cierto es que se componía en el Viejo Continente. Siglos después, ese mismo espíritu trepidante se puede encontrar en una obra emblemática de la relación entre ambos continentes: la Sinfonía del Nuevo Mundo, del compositor checo Antonin Dvorak. “Nunca hubiera escrito esta obra si no hubiese visto a América”, escribía Dvorak en 1893. Aquella sinfonía grandilocuente, así como la obra que le siguió (el llamado “Cuarteto Americano”), fueron el resultado de una estadía de tres años en los Estados Unidos, donde el compositor fue nombrado director del Conservatorio Nacional de Música. Dvorak se internó fascinado en las calles de Nueva York, pero también en áreas más naturales: una villa bañada por un río en Iowa, por ejemplo. Y en ese proceso fue descubriendo la música de los nativos norteamericanos, que empezó a permear su proceso de composición. “No es que haya usado melodías nativas”, explicaba Dvorak en una entrevista al periódico New York Herald. “Escribí temas originales que encarnaban las peculiaridades de la música indígena, y las desarrollé con el recurso de ritmos modernos, contrapunto y color orquestal”. Por un lado, era la declaración de una riqueza sonora que habita en nuestro continente, descubierta con asombro por un artista de la Europa Central. Por otro lado, la reivindicación de la fuerza creativa de nuestros indígenas, esos que Rameau había bautizado como Los salvajes. La Sinfonía del Nuevo Mundo será la obra que cierre el Cartagena Festival Internacional de Música, interpretada por la Orquesta Sinfónica Juvenil de la Red de Escuelas de Música de Medellín y dirigida por Maxim Vengerov. Por su espíritu, y por la historia que hay detrás, es la composición idónea para cerrar un

PRESIDENTA: Julia Salvi. DIRECTOR GENERAL: Antonio Miscenà. SOCIOS PRINCIPALES: RCN Radio, Postobón, RCN Televisión, Ennovva. SOCIOS: Cine Colombia, El Espectador y Profesionales de Bolsa.

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Antonin Dvorak (1841 - 1904).

evento que estará dedicado a ese fenómeno explosivo: al diálogo entre culturas, al asombro que surge cuando se encuentran dos continentes. *Periodista musical y escritor.

DIRECTORA DE El PENTAGRAMA: María Camila Castellanos. EDITOR GENERAL: Juan Carlos Piedrahita. COLABORADORES EL PENTAGRAMA: Diego Fischerman, Carolina Conti, Jaime Monsalve y Juan Carlos Garay. DISEÑO Y DIAGRAMACIÓN: Julio César Carrero Ladino - El Espectador.


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LA IMAGEN DEL FESTIVAL

Con la combinación de fibras, la pintura y los metales, Olga de Amaral realizó una pieza plena en simbolismos: Décimo. Con el brillo del oro la artista creó la imagen de la décima edición del Cartagena Festival Internacional de Música, una obra que destaca elementos del encuentro entre el Viejo y el Nuevo Mundo. Olga de Amaral sobresale como una figura importante en el desarrollo del arte abstracto latinoamericano y como pionera en el uso de la fibra y el textil como medio artístico. Su obra se encuentra en colecciones permanentes de museos en Estados Unidos, Japón, Francia y Colombia.

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LAS BOLETAS PARA EL CARTAGENA 10 FESTIVAL INTERNACIONAL DE MÚSICA SE ADQUIEREN EN TODAS LAS TAQUILLAS DE PRIMERA FILA EN LAS SALAS DE CINE COLOMBIA A NIVEL NACIONAL O A TRAVÉS DEL PORTAL DE PRIMERA FILA: WWW.PRIMERAFILA.COM.

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ Jordi Savall (viola da gamba) Tiene en su registro más de cien álbumes pero nunca ha pisado un estudio de grabación. Cada disco suyo exige una acústica especial que no se logra con el empleo de consolas modernas ni con la implementación de efectos de audio. Lo que él requiere es una conexión directa con el pasado y por eso las iglesias son los lugares favoritos para perpetuar su oficio.

Alexis Cárdenas (violín)

En su figura se ponen cita las obras más complejas de los compositores clásicos universales y las manifestaciones sonoras tradicionales de su natal Venezuela. Ambos escenarios los maneja con responsabilidad, elegancia, disciplina y el riesgo suficiente para apropiarse de las partituras que reposan en su atril.

Maxim Vengerov (violín)

Su habilidad en el instrumento le sirvió para asumir una posición definida como director en frente de algunas de las orquestas más prestigiosas del planeta. Debutó en el espectro sonoro cuando tenía cinco años y desde entonces no ha parado de moverse en beneficio de la cultura. Es docente consagrado y dicen quienes lo han visto en el ejercicio que dicta cátedra a buen ritmo.

Las joyas más brillantes MAXIM VENGEROV (RUSIA), Jordi Savall (España), Rodolfo Mederos (Argentina), Alexis Cárdenas (Venezuela) y Anne Akiko Meyers (Estados Unidos) hacen parte de la nómina con la que el Festival celebra su primera década. Por JUAN CARLOS PIEDRAHITA B. Fotos: FUNDACIÓN SALVI

Rodolfo Mederos (bandoneón)

Las voces de sus amigos y los ladridos de sus perros son los sonidos que más le gusta escuchar. Es músico, siempre lo ha sido, pero es capaz de identificar que las prioridades de la vida no necesariamente son rítmicas. El tango, en su más pura expresión, lo sedujo desde pequeño y por eso al abordar con él el género porteño y su instrumento por excelencia, responde que es como preguntarle a un pez por el agua.

Anne Akiko Meyers (violín) Muchos críticos consideran que esta artista no toca el instrumento sino que se pasea por sus cuerdas. Lo hace con la maestría de un experto en el oficio pero con la vitalidad de sus años de juventud. Su violín es el “Ex-Vieuxtemps” Guarneri del Gesu, construido en 1741, uno de los más famosos en su rango.


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