En Paralelo

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2 El beneficiario de la licencia tiene el derecho de copiar, distribuir, exhibir la obra, esta debe ser atribuida a los autores y participantes del proyecto. PUEDE SER MODIFICADA. SE RECOMIENDA LA REPRODUCCIÓN O TRANSMISIÓN TOTAL o parcial de la presente obra bajo cualquiera forma, electrónica o mecánica. Comité Editorial: Luis González, Felipe Rodríguez y Santiago Rodríguez


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EN PARALELO (EP) es una plataforma de experimentación y resistencia, que funda residencias itinerantes de gestión colaborativa de la comida y la habitación, donde el dinero no es el principal intermediario.

Participantes de diferentes horizontes crean un que-hacer a partir de la disposición de su tiempo libre y los resultados dependen de la relación de los residentes entre sí, con la comunidad, y el

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espacio en el que se encuentran.


EN PARALELO (EP) is a platform for experimentation and resistance, leading itinerant residences of collaborative management of the food and housing, where the money is not the prime intermediary.

Participants from different backgrounds create tasks based on the disposal of their free time and the results rest upon the relationship between the residents, the community, and the space in which they are held. 5


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En 2013, En Paralelo se estableció en Plazarte, en el barrio Prado Centro como punto de encuentro de la comunidad local y 22 residentes, entre ellos artistas, politólogos, cineastas, antropólogos, historiadores, arquitectos, economistas, diseñadores y cocineros. Durante 21 días los residentes, junto a parte de la comunidad local, dispusieron colaborativamente su conocimiento y capacidad de trabajo para experimentar y solucionar sus problemas

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de alimentación, habitación, y uso del tiempo libre. Se estableció como resistencia, una economía experimental paralela a las condiciones materiales hegemónicas de nuestros días, para vivir de los excedentes de la sobreproducción generalizada. Respecto a la sobreproducción de alimentos EP, basado en la metodología de las Disco Soupes, diseñó un plan de recolección en la Plaza de mercado Minorista, reconociendo en ella focos importantes de despilfarro de alimentos consumibles, que, por aspectos cosméticos

de que fueran desperdiciados. En total se recolectó aproximadamente una tonelada de comida que no solo abasteció la residencia, sino que también se preparó colectivamente en el espacio público a través de sesiones de cocina en diferentes lugares de la ciudad como la Plaza Botero o el mismo Barrio Prado, donde personas que circulaban por estos lugares podían participar en la preparación de la comida y disfrutarla de manera gratuita. La idea fue realizar eventos festivos, convivales y colaborativos para visibilizar, concientizar e incidir sobre el problema del despilfarro, no solo entregando comida, sino integrando a las personas en su preparación y contándoles cómo ésta llegó hasta sus manos.

o porque no iban a ser vendidos a tiempo, iban a terminar en la basura. De esta manera, gran parte* de la subsistencia alimentaria de la residencia recayó en negociar, preparar y consumir estos alimentos antes

Ahora, con respecto a la sobreproducción de los bienes inmobiliarios, entendida como el desuso, el abandono y subutilización de espacios habitacionales,


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EP, tuvo en cuenta acciones Okupas e iniciativas como Couchsurfing, para buscar un lugar dónde residir gratuitamente y poder establecer una relación de apoyo basada en la intención común de resistir a los procesos de urbanización que privilegian la explotación y especulación financiera del suelo urbano sobre el buen habitar comunitario y los bienes patrimoniales. Plazarte, que fue el lugar propicio, es una casa ocupada

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con una programación cultural (cine, recitales de poesía, exposiciones de arte, fiestas, conciertos, espacio

y a formas de trabajo alternativo que produjeron un espacio especial de pensamiento. La constante reflexión sobre la práctica se tradujo en un espacio de encuentro donde no se oponía el tiempo libre al trabajo. Ese espacio fue entonces la base para crear estrategias de formación más efectivas con la comunidad que nos rodeaba.

de residencia y talleres de arte, etc.) para reactivar el valor patrimonial** de Prado Centro, uno de los primeros y más prestigiosos barrios de Medellín, que, desde la segunda mitad del siglo XX, sufrió un proceso creciente de abandono, y poco a poco fue dando a lugar a problemas de inseguridad, mendicidad y prostitución, que terminaron por devaluar su valor económico y desintegrar su tejido social.

Esta formación no fue unidireccional. A partir de lo aprendido creamos espacios que fueron aprehendidos. Los recorridos realizados para reconocer el barrio***, nos permitieron dialogar con los habitantes en sus casas, llevándonos a plantear actividades que impactaron su cotidianidad. La mesa cívica de Prado fue reactivada

El aprovechamiento de las condiciones de sobreproducción generalizadas nos permitió acceder a alimentos y vivienda sin la intermediación del dinero,

a través de los espacios de encuentro comunitario creados por los residentes de EP. El Cinema a la Brasa**** a través de debates en torno a las películas


proyectadas generó discusiones sobre la situación del barrio y la necesaria cohesión social. Las Soparrandas integraron a las personas en el espacio público a través de eventos festivos, convivales y colaborativos en torno a la recolección, buena preparación y disfrute de los

fue el momento de reaccionar frente a concepciones establecidas sobre el espacio público y las relaciones unidireccionales entre participante y espectador.

alimentos a punto de ser desperdiciados. Experimentamos con una puesta en escena Realizamos dos Soparrandas. La primera en la Plaza Botero donde participaron los residentes de EP, los

elementos que iban a componer la comida como comunidad fueran deliberados.

de Artistas. La segunda, en el barrio Prado, donde participaron los residentes de EP y los habitantes del barrio.

Primero se decidió la hora del evento: 7pm. Se hizo en la noche con la intención de resistir la degradación nocturna del barrio

Fue la segunda Soparranda, el ensayo que recogió las discusiones críticas (aciertos y fracasos) y los experimentos que tuvieron lugar a lo largo del laboratorio en torno al carácter de los espacios de encuentro que propusimos. La estrategia fue darle forma a un evento mayor donde se diversificaron los significados alrededor de la comida como materia, para darle paso a una concepción de la comida como comunidad. La comida

(a partir de esa hora y hasta la madrugada , Prado Centro se caracteriza por la presencia de prostitución, mendicidad, delincuencia, y drogadicción). Reactivamos la comunidad, incidiendo en su percepción de inseguridad del barrio en la noche, replanteando las dinámicas que se daban en estos horarios.

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transeúntes y personas vinculadas al Salón Nacional

más consciente donde cada uno de los


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Segundo, la comida se pensó como estrategia para hacerla colectivamente, tomar conciencia sobre el despilfarro de alimentos, al igual que sobre el proceso de recuperación y buena preparación de los mismos. Con esto, incentivamos diálogos en torno a la comida, induciendo un acercamiento entre los habitantes

esos centros, y acercándolos a la comunidad como parte integrante de la misma y al Centro Cultural Plazarte (esto también era extensivo a los demás participantes de la comunidad en el evento).

del barrio, y creando redes de afinidad. También nos apropiamos del espacio: cerramos la calle y la decoramos con banderines, velas y flores, creando una

disposición de nosotros en el espacio para evitar jerarquías y promover relaciones horizontales que potenciaran el diálogo,

Tercero, socializamos la producción audiovisual que contenía todas las actividades desarrolladas a lo largo del laboratorio, proyectándola en las calles del barrio. En estas reproducciones callejeras reflexionamos junto a la comunidad en torno a todo el proceso del laboratorio creativo.

cuestionándonos sobre lo que había ocurrido en los anteriores eventos y rompiendo la relación participanteespectador. También buscamos que estos cuestionamientos fueran visibles en la forma como nos distribuimos el espacio y las labores. Dimos prioridad a

Cuarto, planeamos y jugamos un partido de fútbol barrial, que se constituyó como un momento de integración de los niños de centros de acogida y rehabilitación social ubicados en Prado Centro, alejándolos del encierro que significaban

formas circulares sobre formas lineales, incentivamos mucho más la participación activa en la preparación de la comida de parte de los residentes y la comunidad, entre otras estrategias formales.

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atmósfera más acogedora.

Quinto, pensamos detalladamente la


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Sexto, reactivamos la mesa cívica de Prado Centro, generando confianza en el proceso de consolidación del barrio como patrimonio, y de un pensamiento en común. Planteamos un punto de encuentro como potencia para llevar a cabo en comunidad las ideas con las que se identificaban todos.

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Finalmente, el evento desembocó en una gran fiesta, que se pensó simplemente como un espacio de ocio total y esparcimiento para todos. Los resultados de este experimento no fueron más que preguntas acerca del proceso desarrollado. Este resultado-pregunta fue objeto de crítica a través de lugares constituidos en el medio del arte como el Salón Nacional de Artistas, SNACK, Campos de Gutiérrez, Lo doy porque quiero, Por estos días, Casa Tres Patios, y el mismo Plazarte. En cada uno de estos espacios, se presentó la idea general del proyecto, las producciones audiovisuales creadas, sometiendo el laboratorio a una sanción crítica, pero también generando redes de intercambio entre integrantes de EP y el circuito artístico de Medellín.


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*Teniendo en cuenta que los alimentos

**Además, Prado es el único barrio de la

recuperados eran perecederos, la dieta de los

ciudad declarado como Zona Patrimonial en

residentes se complementó con donaciones

la ciudad de Medellín.

particulares y de supermercados (Éxito y

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Supermercado del Centro).


****Consistió en un ciclo de cine

arquitecta y habitante del barrio Gilda Wolf,

latinoamericano, relacionado con los

quien nos contó un poco de la historia, la

problemas del barrio y la redistribución de

forma del barrio, y su transformación socio-

alimentos. La proyección se hizo al aire libre

espacial . La intención fue, en el sentido

en las calles de Prado, y se acompañaba de

Situacionista, trazar un mapa mental a escala

comida recuperada cocinada a la brasa.

1:1 de Prado Centro basado en nuestra experiencia y su contraste con la historia.

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***Hicimos recorridos guiados por la


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Se suponía que debía escribir sobre unas charlas con unos artistas muy importantes, bueno, importantes en su circulito, esa esfera minoritariamente inmensa a la cual pertenecen, en Nueva York. Sin embargo, hablar sobre esos personajes, me generó una pereza desde el comienzo que se ha vuelto en un malestar permanente, sensación que se acumula cada vez que me toca pensar en que tengo que escribir de eso.

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Pues quizás lo haga, si, pero no ahora, como digo ya tengo pereza, y eso nadie me lo quita, ¿al menos es mi derecho tener pereza, no? Me acuerdo que el otro día leí un libro que me pareció muy interesante porque trataba de este tema, aunque no lo leí realmente, pues solo vi su portada y la parte de atrás del libro -ahora mismo no recuerdo como se llama esa parte, pero debe ser algo parecido a contraportada-. No obstante, lo que me llamó la atención en un principio no fue esa parte del libro precisamente, sino el título: “The right to be lazy”, que en español se traduce como el derecho a ser perezoso. Me encantó la idea, entonces me puse a leer la contraportada que no es la contraportada, aunque solo eso, nunca se me pasó por la cabeza leerlo todo, normalmente nunca me leo un libro

completo, me da pereza. Pero cuando algo me parece cautivador hago el esfuerzo y leo esa parte trasera, a ver si logro imaginarme el libro entero, y compenso mi desidia por la lectura con un incipiente conocimiento sobre un libro, pero suficiente como para charlar con alguien sobre él durante un rato, al menos así logro salvarme de la ignorancia absoluta, y quedo bien parado con los demás, normalmente funciona. Pero volviendo con la parte de atrás del libro del que hablaba, recuerdo que se resaltaban dos cosas. Primero, que el autor era el yerno de Marx, eso inmediatamente me colmó de curiosidad, pues claro ¿a quien no?, ¡es un gancho perfecto! Pensar en el tipo que se culeaba a la hija de Marx ya es suficientemente atractivo como para que uno se interese en un libro, es como cuando a uno le dicen que tal futbolista, jóven promesa que apenas esta dando sus pinitos en este deporte, es hijo de tal otro futbolista, figura


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contrastada del balompié, pues a uno ahí mismo le dan ganas de verlo jugando para comprobar si es tan bueno como el papá, o si los genes le salieron atrofiados y más bien le va tocar dedicarse a otra cosa; al menos a mi me pasa...es que cada vez que a mi me hablan de Marx me imagino una foto en la que sale él, viejo, medio de perfil, con su barba gris y blanca, como el humo de una chimenea, frondosa y despelucada; con una mirada penetrante y meditabunda, como si lo estuviera analizando a uno para

imagen es frígida, parece un busto, como cualquier otro monumento de plaza, y eso ya me lo hace imaginar como alguien que nunca pudo vivir, que solo pudo ser estatua y no persona. Por eso, cuando me enteré accidentalmente -esto lo digo porque una mirada perdida dio con ese libro en una estantería de una calle sucia del centro de Bogotá- que Paul Lafargue era el esposo de la hija de Marx, no solamente me imaginé la escena de este hombre metido en la casa de Karl, aprovechándose de las interminables jornadas de lectura y escritura de este reconocido pensador encerrado en su estudio, para cortejar a su hija mientras Marx estaba ocupado, sino que también caí en la cuenta de que, por

distinto a la estatua que siempre tuve en mi cabeza. Y no solo eso, a ese tipo, que parece tan sabio y peligroso para los poderosos, un imberbe franco-cubano le robó el corazón y algo más de Laura, su hija, delante -o detrásde su propia naríz. Esa situación imaginada en un abrir y cerrar de ojos, mientras flotaba en el tumulto de gente que iba y venía por la acera como una marea despiadada, me dejó bastante inquieto, porque el libro que legitima la pereza, que me dio pereza leer completo, así como me dio pereza escribir sobre los artistas de Nueva York, me indujo una satisfacción de sentir la pereza como algo productivo, como un oficio (medio) creativo, provocado por el exiguo ejercicio de lectura de un título y de una contraportada que no es la contraportada, me hizo conocer más a Marx que si hubiera leído El Capital. Me sentí haciéndole una visita en su propia casa, sin que se diera cuenta, así como

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regañarlo y mandarle hacer algo. Sin embargo, esa misma

primera vez, pensaba en Marx de esta forma,


cuando Paul le metía la mano a Laura y tampoco se daba cuenta. Esa posibilidad de ver a Marx como la persona y no la estatua, me dejó con ganas de seguir haciendo el ejercicio perezoso de ver las partes traseras de los libros, siempre cuando el título sea intrigante o provocador, para imaginar y no para leer, para incentivar la pereza, a quedarse parada en medio de una calle imaginándose historias desconocidas de personajes conocidos, y aunque

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ficticias, efectivas para aplazar la desazón de escribir sobre algo que no quiero, como de los artistas de Nueva York.


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