Cerro del Encinar - Benjamin Palencia

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Cerro del Encinar BenjamĂ­n Palencia

la rural cultura


L

as colecciones de carácter privado como lo es esta de la Fundación de la Caja Rural de Jaén vienen a completar a las públicas, así como la actividad cultural de una ciudad o una provincia, como es en este caso la de Jaén. Ha querido la casualidad que esta segunda obra pertenezca a Benjamín Palencia compañero en la llamada Escuela de París que encabezó Picasso, autor de nuestra Águila blanca, la primera obra de la colección presentada en este Espacio la Rural.

Benjamín PALENCIA (Barrax, Albacete,1894-Madrid 1980) Cerro del Encinar. Óleo sobre lienzo, 56 x 47 cm. Firmado y realizado en los primeros años 40. Esta interesante pieza se puede considerar como una de las más representativas del autor, en una época en la que su estilo alcanza un carácter personal tras su asimilación del surrealismo y de la modernidad europea que él conocería en el París de los años veinte. Representa el cerro del Encinar desde la habitación del pintor, quien fuera fundador de la Escuela de Vallecas junto al escultor Alberto Sánchez, y presenta un tratamiento en el que se combina cierta abstracción con una representación aparentemente realista de la escena. Aunque se trata de un realismo complejo que no impide una apreciación que va más allá de la simple percepción superficial para adentrarse en una percepción más sensorial, de forma parecida a la que en fechas cercanas a este cuadro llevaron a cabo artistas que también habían bebido de la fuente del surrealismo, como Francis Picabia o el propio Magritte. La pieza tiene una cuidada elaboración técnica, con superficies muy empastadas para crear formas indefinidas, casi abstractas, que sugieren muy acertadamente ciertas texturas -como las de la pared alrededor de la ventana- así como con un tratamiento cuidado, casi ostentosamente refinado, utilizado para representar elementos como la copa de cristal con flores o los objetos de la mesa. Junto a estos elementos el paisaje que se aprecia a través de la ventana se ha tratado con colores puros y pinceladas empastadas y rotundas, con lo que toma un papel relevante. La interesante composición, que tiene antecedentes claros en la pintura del romanticismo, sirve para transmitir una pintura que se podría clasificar de poética, con una idea que a Palencia le interesaba: la relación entre el mundo interior –su habitación, su mesa, su ventana- y el exterior que viene a enriquecer el mundo personal e íntimo, captando del entorno -la naturaleza y los objetos- los valores que pueden enriquecer las sensaciones más íntimas y profundas del ser humano. El propio Palencia decía de su obra en 1932 en el libro Nuevos Artistas Españoles “A toda persona que llegue a mi obra, quiero que se le despierten y trabajen sus sentidos; que vivan en ella las sensaciones de los tactos infinitos de las cosas, que están recogidas por mis manos, que sienten la necesidad de tocarlo todo, para recoger su vida íntima, y llevarla al cuadro, al dibujo...” F.C. Fundación Caja Rural. C/ Madrid, 26 – 23200, La Carolina. Tlf. 953 66 01 86 www.fundacioncrj.es • info@fundacioncrj.es


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