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TESTIMONIO

Nunca había tenido un novio antes de él, así que todo lo que hacíamos era nuevo para mí.

Pero pronto me di cuenta de que su forma de tocarme y besarme no era íntima ni naturalmente cariñosa.

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Era muy posesivo, agresivo y exigente.

Había muchas veces que le pedía que dejara de hacer lo que estaba haciendo, pero me ignoraba. A veces me inmovilizaba los brazos, me tiraba del pelo, me agarraba el cuerpo con demasiada fuerza, y como resultado tenía moratones en toda la espalda de ser empujada constantemente contra la pared.

Al principio, le seguí la corriente, pero pronto me di cuenta de que me sentía realmente incómoda con todo lo que hacíamos.

En nuestra relación, al principio él me besaba en la frente y me abría la puerta para dejarme pasar, y después llegó a literalmente arrinconarme contra la pared para besarme a la fuerza.

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