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Las contradicciones de la ley

más juegos violentos y a aprender conducta agresiva al llegar a la adultez. Esta afirmación parte del estudio de niños expuestos a elevados niveles hormonales en el útero por inyecciones o píldoras durante el embarazo. Estos niños desarrollan el síndrome androgenital, que induce a las glándulas adrenales a producir mucho más andrógeno. No obstante, la experiencia ha demostrado que quienes padecen este síndrome desarrollan su identidad según el sexo en el que se eduquen.

5. Hormonas y crimen

Ahora bien, no sólo se ha intentada explicar hormonalmente la mayor delicitividad masculina. Las explicaciones biológicas, como señala Fausto-Sterling, han invadido los tribunales criminales. Así pues, los hombres delinquen por la testosterona, las mujeres por el Síndrome premenstrual. Esta idea es vieja pero debemos su reactualización a la doctora Catherine Dalton, quien afirma que bajo la influencia de la tensión hormonal, las mujeres les pegan a sus hijos y a sus esposos, dejan el trabajo, cometen crímenes e intentas de suicidio, sufren algún grado de incapacidad mental y física, insania temporal y ciento cincuenta síntomas diferentes. Aun en un Tratado de ginecología de l970, del español Santiago Dexeus, se afirma, sin suministrar datos estadísticos que avalen sus palabras, que bajo la tensión premenstrual, en las mujeres jóvenes existe una mayor predisposición a la delincuencia y alteraciones de la conducta. En las casadas se altera la paz familiar y aparecen trastornos en el área sexual y a veces una tendencia impulsiva a la violencia y al crimen".14 Como señala Fausto-Sterling, la falsedad de un argumento no lo hace menos peligroso. El Síndrome premenstrual (sufrido supuestamente por un porcentaje que oscila entre un setenta y un noventa por ciento de las mujeres), se ha usado en los Tribunales de Justicia con éxito, ha permitido, por ejemplo, la libertad condicional de una homicida, de la cual se alegó que no era legalmente responsable de sus actos. Y es más, ha tenido el poder de influir en las leyes. Hoy mismo, en el Código Penal de Honduras, una de las circunstancias atenuantes de responsabilidad legal, establecida en el Artículo 26, inciso 11, es la de haber actuado la mujer bajo la influencia de trastornos fisiológicos propios de su sexo". Como señala Legarde, la existencia del delito no remite a las normas morales, éticas y jurídicas que lo definen y sancionan, sino al conjunto de relaciones y reglas de poder en la sociedad. El delito es un asunto política. Así, las normas jurídicas que lo sancionan se aplican en situaciones de inferioridad social, de vulnerabilidad de los individuas y de los grupos sociales delincuentes.15 Esto puede explicar por qué hay delitos cometidos con mayor frecuencia por las mujeres, por qué a delitos iguales en hombres y mujeres se ofrecen explicaciones diferentes que atribuyen alguna superioridad a los hombres y alguna inferioridad en las mujeres; y por qué las particularidades del delito femenino se hacen ver como inferioridad de sus ejecutoras. Así por ejemplo, ante la observación de que en los asesinatos las mujeres rechazan los actos violentos y traumáticos, por lo cual prefieren el veneno a las armas, el Médico Legal boliviano Rolando Costa Ruiz, explica este hecho señalando que la mujer tiene una estructura psíquica más delicada. De esta forma, el juego de las dobles interpretaciones se mantiene para continuar proyectando en grande la imagen masculina que se quiere perpetuar. Antes fue el cerebro más pesado, o los huesos más grandes o la virtud más egregia. Ahora es el estrellato de las hormonas. Y ahí seguirá, mientras el patriarcado se mantenga, inventando excelencias que le conserven al varón los privilegios del poder.

6. EJ adulterio, delito contra la propiedad

Donde con más evidencia se nota el aserto de Legarde sobre la construcción política del delito, es en el campo de la libre determinación de su cuerpo y su sexualidad por parte de la mujer, lo que ha llevado a configurar dos figuras penales históricamente femeninas: el adulterio y el aborto. Comenzaremos por el primero porque tiene más antiguas credenciales. La sociedad patriarcal sobrevaloró la maternidad como institución y penalizó por lo tanto, en general para todos pero muy 12

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