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De Pura Cepa: Bicentenario de la In dependencia de Costa Rica
200 años de construir una identidad y una memoria como nación El 15 de setiembre y la historia de Costa Rica
*María de los Ángeles Acuña León
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El 15 de setiembre de este año 2021 se cumplen 200 años de la independencia de Centroamérica, el llamado bicentenario. Es este el momento propicio para revisar la importancia de conocer nuestra historia para celebrar apropiadamente esta fiesta regional. la puerta de sus dominios a la diosa libertad” (tomado del Repositorio Ciicla).


Nuestra historia nos señala que la independencia llegó a la provincia de Costa Rica repentinamente, fue anunciada en el acta de Guatemala y ratificada en el acta del 29 de octubre, que en su artículo 1° dice: “Que se publique, proclame y jure solemnemente el jueves 1° de noviembre la independencia absoluta del gobierno español” (tomado del Repositorio Ciicla, Efemérides del Bicentenario de la Independencia de Costa Rica ).
El 15 de setiembre de 1821 se ha mantenido como la fecha que divide la historia de nues-
tra Centroamérica, la separación entre la época colonial, identificada como el pasado de subordinación, de pobreza, de abandono bajo la corona española y la fase independiente que permitió a las provincias del otrora Reino de Guatemala construir nuevas formas de gobierno y las leyes fundamentales. Se valoraron las opciones de la anexión al Imperio de Iturbide en México, la unión con Colombia, el establecimiento de una república federal o erigirse como estados independientes. Por tales razones, la fecha del 15 de setiembre, tradicionalmente es celebrada en Centroamérica como el día de su independencia. Hacemos eco de las frases de Ramón Zelaya, quien en 1917 escribió: “Un día estos pueblos vieron llegar a sus lares y tocar a
El 12 de noviembre de 1821 se estableció un gobierno interino, el 1° de diciembre se firmó
el Pacto de Concordia (primera Constitución de Costa Rica) y se estableció como la fecha designada oficialmente para la conmemoración de la emancipación política de Costa Rica. Sin embargo, nunca llegó a festejarse en ese día, pues la República Federal (1824-1839) adoptó el 15 de setiembre para solemnizar la independencia. Costa Rica inició, como provincia, la estructuración del Estado, que conduciría a la declaración

de la República en 1848 y a la ratificación de su soberanía en la guerra contra los filibusteros de 1856-1857. Con estos hitos históricos se institucionalizó la celebración del 15 de setiembre (tomado del guión de la exposición Blanco, azul y rojo, 1821-2021).
En la segunda mitad del siglo XIX fue claro para los gobernantes de aquella época la necesidad de crear una identidad nacional, por tanto, había que reconocer y rescatar en las páginas de su historia, no solo el discurso y los hechos históricos, sino también a los héroes de la nación. Los grandes ausentes en esta historia fueron las poblaciones mayoritarias y sus culturas populares, la participación de estas poblaciones en los procesos políticos fue negada: mujeres, mestizos y africanos fueron olvidados y el pasado indígena se dejó a otros estudiosos. La interpretación del pasado colonial sobre las poblaciones indígenas, africanas y mestizas desvincula la historia de dichos grupos sociales de la historia del costarricense real.
Es bajo esta perspectiva que el Estado inició el proceso de construcción de lo nacional, sin olvidar: “el glorioso 15 de setiembre de 1821, en que se verificó nuestra emancipación política” (tomado del Repositorio Ciicla).
Las primeras décadas del siglo XX muestran a una Costa Rica decaída por la difícil
situación que prevalecía en el mundo: una crisis económica internacional causada por la Primera Guerra Mundial (1914-1918) y una crisis sanitaria mundial por la pandemia de influenza (gripe española-1918). A lo interno se sumaba la violencia vivida durante la dictadura de los Tinoco y la pérdida de territorio en la Guerra de Coto con Panamá (1921). Después de este período, el gobierno de Julio Acosta (1920-1924) tuvo la tarea de restablecer la economía ante una alta inflación. En su administración se llevaron a cabo las celebraciones del Centenario con un sentido de rescate de la tradición nacional.
Después de la Segunda Guerra Mundial se muestra una economía mundial en recuperación y la aparición de un nuevo orden de las naciones, en el caso de Costa Rica a este contexto se sumó la Guerra Civil de 1948 y la fundación de la Segunda República, transformando el agro y la industria, el campo y la ciudad, la ampliación de la educación secundaria y el desarrollo de la educación superior de la mano de las universidades públicas. En el marco del Estado benefactor (1948-1978) se celebraron los 150 años de la independencia (sesquicentenario), para ello se constituyó una comisión que, con una perspectiva regional, festejó el saber y la cultura centroamericanos. La celebración se enmarcó en la discusión y debate sobre el significado de la independencia en un contexto de subordinación económica y Guerra Fría.

La segunda mitad del siglo XX enmarca la historia reciente, la globalización, el calentamiento global, con grandes cambios en las políticas económicas, sociales, culturales y ambientales. Las primeras décadas del siglo XXI, escenario de nuestra contemporaneidad, un mundo conectado y en cuarentena. Este año de 2021, el momento oportuno para reflexionar cómo durante doscientos años han sido mu-
chas las frases, que utilizadas por hombres y mujeres costarricenses, han demostrado el significado del concepto de independencia.

A lo largo del siglo XIX se le considero portadora del gobierno propio, una palabra sacramental, el día más grande en las tradiciones centroamericanas, un día sagrado, de orgullo de ventura, el gran día de la patria, una fecha hermosa, gloriosa, célebre, el himno de la libertad, pues celebra el natalicio de esa libertad, la proclamación de la autonomía, una solemnidad histórica, una fiesta patriótica, un acontecimiento para la república democrática.
Para el siglo XX se le identifica como el día para entregarnos a la alegría y al regocijo, motivo para hacer labor de cultura, ocasión para muchas enseñanzas y repasos de historia y geografía, el día para hacer el inventario de nuestra vida pasada, el medio para hacerse dueño del propio destino, el recordatorio de que la nación se hace constantemente con los actos de todos, el momento de defender los valores y la herencia civilista del país, la fecha para afirmar los principios de nuestra democracia representativa, gloria y orgullo del hemisferio occidental (tomado del Repositorio Ciicla, Efemérides del Bicentenario de la Independencia de Costa Rica).
Pero, también debemos de tener muy presente que desde 1821 se ha construido una memo-
ria por medio de monumentos, estatuas y bustos, inauguración de edificios, bibliotecas, museos, estreno de himnos nacionales y patrióticos, de eventos oficiales, como una exposición nacional, festivales de arte y música, la creación de fechas conmemorativas, donde el protagonista ha sido la fecha del 15 de setiembre, que ha estado presente en el ideario del costarricense y ha ido de la mano con el desarrollo de nuestra historia patria. *Directora del Centro de Investigación en Identidad y Cultura Latinoamericanas y curadora de la exposición maria.acuna@ucr.ac.cr
FUENTE: https://www.ucr.ac.cr/ noticias/2021/07/01/voz-experta-200-anos-deconstruir-una-identidad-y-una-memoria-comonacion.html
¿Qué podemos esperar de la celebración del Bicentenario de la Independencia? *Vladimir de la Cruz
Dentro de ocho días estaremos celebrando, lo que tradicionalmente se ha festejado como el Día de la Independencia, el 15 de setiembre de 1821, cuando Guatemala declaró su Independencia absoluta de España.

Lamentablemente no se celebrará oficialmente ese día porque, por razones comerciales, su celebración nacional, con día feriado incluido, se ha pasado para el lunes 13 de setiembre, forma burda y chabacana como se han venido debilitando las fechas reales de celebración, evidenciando sobre el contenido de la celebración el interés comercial que se trata de exaltar de las fechas patrias. Además, vaciándolas de contenido en todo su sentido. Basta ver algunos anuncios comerciales de empresas, supermercados, almacenes, anunciando su mercadería con ese motivo patrio. Aquí quedan mal los dueños de esas empresas, más si son nacionales. Si son extranjeros puede ser explicable pero igualmente despreciable porque perversamente ayudan a debilitar los contenidos de estas fechas.
Las empresas que son contratadas para esta comercialización de la fecha de Independencia evidencian lo espernibles e ignorantes que evidencian ser frente a los elementos de la Historia Patria, que merecen otro trato. Aún nos queda, en el calendario, que no podrá evitarse, la fecha de Independencia de Costa Rica cuando el 29 de octubre de 1821, en Cartago, se tomó la decisión de declarar la Independencia absoluta de España.

Esta Independencia absoluta de España es lo que se celebra. Esta es la esencia de la celebración. Esta es la manifestación que en las Actas de Independencia de Guatemala y de Cartago lo que se decide en su primer Artículo. La Declaratoria de Independencia absoluta de España, por sí, como acto primero declarado en las Actas, nos colocaba ipso facto, a partir de ese momento, en capacidad de tomar decisiones propias. Los principales gobernantes y líderes políticos del siglo XIX y del siglo XX actuaron con visión de futuro.
Al enfrentar la celebración del Bicentenario ¿qué tenemos a la vista? Prácticamente nada. No hay mensajes, discursos sobre la Costa Rica que sigue. La celebración del Bicentenario se ha concentrado en celebrar el 15 de setiembre o el 29 de octubre por sí. Allí terminará toda la celebración. Al día siguiente de estas fechas la vida seguirá igual, solo que agitada por la campaña electoral. El Gobierno de Carlos Alvarado Quesada quizá no tenga ya nada que ofrecer, está de salida, a pocas semanas de dejar la Casa Presidencial, de manera que cualquier cosa que ofrezca carecerá de todo contenido y eficacia, y solo serán palabras al viento o cantos a la Luna. No ha dicho nada significativo en la celebración de estas fechas en los años anteriores.
Nos quedan los partidos políticos y sus candidatos, sean candidatos a la presidencia, a la presidencia y a la vez a diputados, los que van con dobles candidaturas y los candidatos a diputados. Hasta hoy no han dicho nada relacionado con estas fechas y estas celebraciones. Son ellos, como partidos y como candidatos los que nos podrían señalar cual es la Costa Rica que están visualizando, con perspectiva de varios lustros. La celebración de la Independencia, desde este punto de vista, debiera plantearse como Programas de Gobierno, de luchas y de movilización ciudadana alrededor de Proyectos de Ley y Decretos que el próximo gobernante puede impulsar, desde el mismo ocho mayo, desde que sume Gobierno, convocando a una unidad política real para construir la Costa Rica de los próximos por lo menos 30 años. ¿Cómo ven la Costa Rica próxima, la que sigue a estas fechas patrias? Esa es la Costa Rica del Bicentenario, a la que se ha llegado, la que tenemos como la Costa Rica actual. La Costa Rica que termina con las celebraciones es la que nos dice las luces y las sombras que hoy tenemos, es la Costa Rica que necesitamos superar, la que necesitamos reconstruir en todos sus ámbitos.

¿Estaremos en capacidad de ver la luz que pueda superar las sombras que arrastramos, que pesan como fardos en nuestro desarrollo democrático, o como cadenas sobre la Independencia, la pobreza extrema, la pobreza, la exclusión social, la marginación social, la falta de vivienda, los tugurios crecientes, el desempleo, el subempleo, el trabajo informal, que permita una mejor distribución de la riqueza social, que nos permita recuperar los jóvenes que han desertado del proceso educativo, que permita recuperar los trabajos y los salarios de quienes han salido afectados por la pandemia, que se recuperen los trabajos de las mujeres cabezas de familia expulsadas del proceso productivo…?
Esperemos que las luces del 15 de setiembre y del 29 de octubre no se apaguen al día siguiente. Que la campaña electoral sirva para iluminar el camino de la Costa Rica de los próximos 30 años es lo que deseo en esos días de fervor patrio. *vladimirdelacruz@hotmail.com | Miércoles
08 septiembre, 2021
FUENTE: https://www.larepublica.net/noticia/ que-podemos-esperar-de-la-celebracion-delbicentenario-de-la-independencia
La independencia de Costa Rica: parte de un proceso histórico y regional José Aurelio Sandí Morales (*)
La independencia de Costa Rica fue un proce-
so histórico con influencias desde fuera y
dentro de sus fronteras. En el proceso participaron las restantes provincias del antiguo Reino de Guatemala: Chiapas, Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua. La independencia no se fraguó en 1821 sino que comenzó desde antes y las características y actores que participaron en el proceso independentista en cada una de las provincias contaron con sus propias particularidades. Hacia finales del siglo XVIII e inicios del XIX
Occidente atravesó por grandes transforma-
ciones. El auge del sistema capitalista, la Ilustración, las reformas borbónicas y la revolución francesa fueron eventos que marcaron el devenir histórico en el continente americano. Sirvieron de acervo ideológico para el desarrollo del pensamiento independentista tras tres centurias de dominación.
A estos eventos externos se sumaron las propias transformaciones del desarrollo interno del continente americano: la independencia de los Estados Unidos y de Haití, las luchas antifiscales en el territorio de la Capitanía General de Guatemala entre finales del siglo XVIII e inicios del XIX, las luchas de los Insurgentes en el Virreinato de Nueva España, las revueltas en Nueva Granada, la llegada de la casa monárquica de los Braganza a Brasil, la marcha del ejército Trigarante y las decisiones de independizarse de España por parte de los cabildos chiapanecos de Comitán, Ciudad Real y Tuxcla. Todo lo anterior se enmarca en ese contexto que permeó a las autoridades regionales entorno a la idea de libertad.

La independencia de Costa Rica no fue tan simple como se ha enseñado tradicionalmente, sino que fue parte de un proceso multifactorial y regional. Desde al menos 1750 las autoridades provinciales de Costa Rica vivían en medio de un ambiente de autogobierno que se
deseaba en relación con las autoridades de Guatemala, pero principalmente con las autoridades de León (Nicaragua). Si bien, dicho sentimiento no debe ser confundido para el periodo 1750-1820 como un deseo inmensurable de independencia, sí significó un anhelo por “salirse” de la esfera de control de las autoridades regionales. Este deseo de autogobernarse lo explica al menos tres hechos relevantes (sin que esto niegue u oculte la existencia de otros). Por un lado, la aspiración de autogobierno político. Por otro, el anhelo de poder comercializar con Panamá, más que con Nicaragua y demás unidades políticas hacia el norte, en búsqueda de una relación económica más favorable. Finalmente, el afán por tener su diócesis propia.
Los tres elementos anteriores exigen ser comprendidos bajo una lógica grupal y regional. En 1820 parte de un sector del grupo de poder en Cartago elevó a las autoridades de las Cortes de Madrid una petición en la que solicitaban la creación de una diócesis en la provincia. La misma vinculó lo económico con lo religioso, pues según ellos: “el único modo de hacer florecer en esta provincia, el comercio, la industria y demás adelantamientos de que ha carecido hasta ahora, y carecerá siempre que esté sujeta a la arbitrariedad de León, quien abiertamente es opuesto a la separación de Obispado y cuando sea más útil y favorable.” (citado por Elizabeth Fonseca). evidencia cómo detrás de una petición “religiosa” se estampó una aspiración política: el deseo de autogobierno, al solicitarse en 1820, a solo meses del tan “simbólico” 1821, la creación de un obispado. Esto es una ambigüedad, ya que deja claro que solo a meses del periodo de septiembre-octubre del 1821, este grupo de poder aún veían a la corona española como la institución que les debía, de una u otra manera, “solucionar” sus problemas. Por ende, la monarquía no era el principal problema del grupo de poder en Costa Rica.
Segundo, muestra la intención de los solicitantes de separarse de las autoridades de León. El argumento se sustenta en una disputa de poderes con el fin de conseguir autonomía de las autoridades leonesas. Por ende, el afán era estar libre del control de este grupo que tenía dentro de sus atribuciones gobernar en lo político, lo económico y lo religioso en Costa Rica. Tercero, exige una segregación eclesiástica de León para que Costa Rica creciera en lo económico. ¿Por qué indican esto?, ¿qué tiene que ver la creación de una diócesis con el crecimiento económico e industrial de la provincia? La respuesta no se encuentra en los favores celestiales que podían llegar con la creación de un obispado, sino en evitar el envío de diezmos a Nicaragua, lo cual permitiría mayor flujo de capital a lo interno, y también lograr la anhelada separación de las autoridades residentes en León.
Todo lo indicado anteriormente debe ser comprendido en el marco de las propuestas de los “costarricas” para que se creara una autoridad política separada a la de Nicaragua, como fue la de la diputación provincial que se solicitó desde


1812 y se repitió en diciembre de 1821, ante la posibilidad de unión al Imperio mexicano. Esto con el firme propósito de autogobernarse, consolidar el comercio con otras partes del mundo y romper cualquier atadura con León, aún en el tema eclesial.

Lo anterior es reflejo de un deseo de autogobierno y debe ser comprendido como parte de un proceso histórico, ya que ninguno de los
elementos explicados previamente surgió en los días anteriores o posteriores al 15 de
setiembre de 1821. Sus raíces se remontan hacia la segunda mitad del siglo XVIII. Ahora bien, manifestaciones como estas no solo se dieron en Costa Rica, también se repitieron en Chiapas, El Salvador, Honduras y hasta en la misma Nicaragua. Lo que corrobora la tesis de que la independencia debe ser comprendida como un proceso histórico y regional. La independencia de Costa Rica solo se puede comprender abordando múltiples factores y desde una perspectiva de larga duración. La firma del documento solo materializó un deseo que se venía forjando y trabajando con anterioridad a 1821 o a 1823, fechas en que la historiografía costarricense ubica la emancipación con el reino de España. Lo cual, como se vio, no fue simple ni lineal.


(*) Escuela de Historia-UNA
FUENTE: https://www.unacomunica.una.ac.cr/ index.php/setiembre-2021/3629-laindependencia-de-costa-rica-parte-de-unproceso-historico-y-regional

