Trauma y ruptura (Heridas a la espera de un cuerpo)
Daniel Ripesi
Voy a leer un brevísimo pero contundente poema de Salvatore Quasimodo Dice así: Cada uno está solo sobre el corazón de la tierra traspasado por un rayo de sol, y de pronto… anochece.
vidas como una noche súbita e inesperada o si nos sumergimos y vivimos en su negrura casi sin darnos cuenta. Para intentar orientarme en esta vacilación voy a partir de una idea planteada por Freud en “Más allá del principio del placer”. En ese texto eventuales heridas o marcas que pueda dejar un hecho violento atenúan decididamente su efecto traumático, lo que a su vez puede pensarse en su formulación inversa, es decir: si un hecho violento no deja marcas visibles en el cuerpo se torna para un sujeto muchísimo más devastador. Se entiende: sin herida o desgarro nada estrecha el sufrimiento a una cierta medida, y sin cicatriz se pierde el soporte material para la elaboración de un relato. De modo que el acontecimiento traumático carecería entonces de escenario preciso y de historia que narrar.