-ILA NATURALEZA: UNA NUEVA PERSONA JURIDICA PARA EL DERECHO A manera de presentación Esta tesis nació hace doce años, al calor de un vino –de esos que hacen florecer las ideas que atesora el alma- y de una larga disquisición –con Eloy- respecto de los derechos ecológicos, cuya indemnización –en aquel entonces- extra patria, reclamaban los indígenas del Oriente ecuatoriano a la Texaco Company. Cuando Eloy me comentaba que no reclamaban nada para sí, sino para la ultrajada Naturaleza, yo que me encontraba a la caza de alguna idea trascendente para mi tesis doctoral puesto que ya había declinado en dos intentos: “el matrimonio de hecho” y “la causa en la letra de cambio”- la atrapé heliogábalamente, respondiente al instante: pero previamente se debe reconocer a la Naturaleza el estatuto de persona jurídica. ¡Eureka!, desde ese instante no cesé en el ensayo. Nunca demandamos la condición de pioneros; sin embargo, desde el instante en que, profundamente convencidos de la racionalidad de la empresa que estábamos emprendiendo; esto es, proclamar el reconocimiento del estatus de persona para la Naturaleza, supusimos que, la propuesta encendería profundos y enconados debates. No faltó el criterio de renombrados jurisconsultos que respondían ante la temática: ¡eso es una verdadera estupidez! Otros titulados de filósofos refutaban esgrimiendo: El derecho es una creación de hombres, para los hombres. La Naturaleza no necesita derechos ni defensores: ella se defiende sola. Luego me pidieron histriónicamente una copia de la tesis para ratificarse en su antaño afirmación. Cuasi concluida la obra envié a varias instituciones, entre ellas a la Casa de la Cultura, con la finalidad de que financiaran su publicación, mas nunca recibí en repuesta ni siquiera un desaire. Hoy, cuando la Asamblea Constituyente –por otros medios e impulsos- intenta conferir el estatuto de persona jurídica a la Naturaleza, devuelvo a la luz aquellas ideas cautivas en “La Naturaleza, una nueva persona jurídica”. Enriquecer la discusión, generar polémica y contradicciones sería motivo de sobra para sentirnos satisfechos; pero la tarea no concluye allí, hay que cimentar sólidamente su filosofía, a fin de que perdure y se propague en el tiempo. Fuerzas detractoras vendrán, y con tan solo derogar un artículo, reformarlo o suprimir una palabra de la letra de la Ley, echarían por tierra, convencerían a la multitud, al igual que convencieron al Quijote que los “gigantes que él atacaba eran solo molinos de viento”. INTRODUCCIÓN En la taciturna escala cósmica, un minúsculo cuerpo, la madre Tierra o nave espacial, en el advenimiento del tercer milenio viaja sin bitácora alguna, con más náufragos que navegantes, herida en un costado, hacia el ineluctable sino trágico de reconocerse tronchada,