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Carta de Ricardo Anaya Cortés
Una historia de generosidad: carta de Ricardo Anaya Cortés
Contar la historia de Acción Juvenil es contar una historia de generosidad, valentía y esperanza; una historia de jóvenes comprometidos con su país; una historia de muchachos y muchachas que soñaron con una patria tan grande y firme como sus ideales. ‘Soy hecho en Acción Juvenil’, decimos orgullosamente los jóvenes que ingresamos a las filas de esta organización, que ha cumplido ya 30 años de dar a México esperanza presente. Pasar por las filas de Acción Juvenil, formarse en sus principios y valores, soñar juntos con la dignidad de la persona, la solidaridad, la subsidiariedad y el bien común, deja en la vida una huella indeleble. Nunca como en la juventud se siente ese osado impulso de hacer, esa ilusión viva de crear. “La juventud es apta, como ninguna otra edad, para el comprometimiento total, para la entrega sin cálculo, la responsabilidad sin reservas y la definición categórica”, decía don Efraín González Luna en un discurso reproducido en este libro, que recoge, por primera vez, la historia de Acción Juvenil, trazando una línea firme de continuidad desde sus orígenes, que se remontan al nacimiento mismo del Partido, hasta sus disyuntivas actuales. Como cada historia individual o colectiva, la de Acción Juvenil tiene luces y sombras, momentos de dicha y de angustia, de confianza y frustración. Hubo incluso momentos de declive, en que estuvo a punto de desaparecer. Pero siempre surgió un puñado de valientes, un líder visionario o las voces potentes de militantes convencidos que supieron rescatar la esencia de Acción Juvenil. Jóvenes universitarios rodeaban a Gómez Morin en la Asamblea Constituyente del PAN en 1939, jóvenes entusiastas han acompañado en mítines y giras a nuestros candidatos presidenciales, desde don Efraín González Luna en 1952
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hasta nuestra primera candidata, Josefina Vázquez Mota en 2012. Hoy, en 2018, están ya en pie de lucha para transformar a México. Los jóvenes han sido mente y corazón, brazo y mano amiga de nuestra vida partidista. Su voz se ha escuchado potente y combativa en todos los rincones, para defender nuestros principios y valores. De las filas de Acción Juvenil han emanado sólidos liderazgos de Acción Nacional. Luis H. Álvarez les dio, hace 30 años, la cohesión estructural que de facto habían logrado a lo largo de varias décadas. La generosidad de don Luis fructificó en la generosidad de los jóvenes, que se unieron entonces bajo un nombre, Acción Juvenil, y un lema: dar a la Patria esperanza presente. En esa hora difícil para México, en vísperas de la elección de 1988, los jóvenes supieron encauzar su energía hacia la renovación del ideal democrático y humanista de Acción Nacional. Hoy los necesitamos como nunca. Nos encontramos en el umbral de una nueva etapa de la historia nacional. La Patria que soñamos ordenada y generosa, se debate entre la inercia de la corrupción, el peligro de la regresión y la tenaz esperanza de un cambio de régimen que le devuelva la vitalidad perdida. Los jóvenes tienen la palabra. En ellos recaerá el peso de la decisión y de ellos será el mérito de llevar al país por rumbos nuevos y mejores. Hagamos realidad las palabras de don Efraín: “Que la generación que llega ahora al meridiano espléndido de su juventud, asuma el honor de reconstruir la Patria en que vivirán y morirán sus hijos”. Felicidades a quienes han contribuido a que este libro vea la luz y nos cuente esta bella historia, dirigida no solo a los panistas, sino a todos los jóvenes de corazón que sueñan y trabajan por un México mejor. ¡Que viva por siempre Acción Juvenil!
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